Capítulo 3

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¡Holiwis! Sí, sé que dije que la actualización era los martes, pero, ¿a quién le molesta que el capítulo llegue antes? Se me presentaron unos problemas personales que tengo que resolver mañana y no podría publicar, así que pasé a dejarles el capítulo hoy. Mejor temprano que tarde, jeje.

¡Es hora de ver en que terminó la confesión de Jimin a Jungkook sobre su homosexualidad!

Jungkook no pudo ocultar su perplejidad al escuchar las palabras de Jimin. No sabía qué hacer; para él, la orientación sexual del mayor nunca había sido un secreto, siempre le pareció que le coqueteaba abiertamente. Pensó incluso burlarse un poco de él por ser tan despistado. La sinceridad mezclada con nervios que se apreciaba en su expresión, ameritaba una respuesta seria. Tal vez era momento de seguir adelante si poner trabas.

—Entonces..., eso significa que puedo intentar conquistarte, ¿verdad? —cuestionó, colocando el último plato limpio en la meseta.

—¡¿Ehhhhh?! —Todavía sin procesar lo que escuchó, Jimin no tuvo que liberar su exclamación—. Espera, creo que me he perdido de algo.

—No te has perdido de nada. Ya me había dado cuenta o, al menos, lo sospechaba. Crees que podría venir como si nada y preguntarte: ¿eres gay? —Suspiró—. Creo que he sido afortunado en que me lo dijeras.

—Significa que... ¿yo te... gusto? —Comenzó a sonrojarse.

—¿Tú que crees? —Acortó la distancia entre ellos.

Con una mano lo sostuvo por la cintura para atraerlo y con la otra tomó una de sus mejillas, besándolo con ternura.

Jimin, ante la placentera sensación del tacto, respondió al beso, sosteniendo los cabellos de Jungkook. La pasión los envolvió y comenzaron a tocarse con deseo. Sin dejar de besarse, llegaron a la mesa del comedor. El mayor se sentó sobre ella y enredó las piernas en la cintura de su pareja, al mismo tiempo que comenzaba a deslizarle sus manos por debajo de la ropa. El fuego y la excitación se apoderaban cada vez más de ambos. El menor se disponía a bajar una de sus manos a la entrepierna de del castaño, cuando un grupo de voces, tanto la suya propia como otras de su pasado, se agolparon en su mente: "Al menos tú sálvate, Jungkook". "¿Por qué todos los que me importan se alejan de mí?". "No te preocupes, yo me quedaré a tu lado y te protegeré". "¿Por qué tiene que ser así?". "Si al final acabaré quedándome solo, lo mejor es no acercarme a nadie".

Por acto reflejo, se separó de Jimin, quien lo miraba sonrojado y lleno de deseo. Tenía que disimular, no podía permitir que los traumas de su pasado hicieran que todo se acabara antes de comenzar; lo mejor era detenerse por ahora.

Inmediatamente se recompuso, lo besó en la frente y le dijo:

—Tal vez sea injusto para nuestros cuerpos que me detenga ahora, pero... tenemos todo el tiempo del mundo para nosotros, no hay por qué apresurarnos. Quiero que esto sea especial.

Jimin se sintió algo incómodo con esas palabras, como si no fuese toda la verdad la que estuviese escuchando. Su conciencia quería comprender las intenciones del otro, mas su cuerpo ardía y su miembro comenzaba a palpitar debajo de su ropa. Ciertamente, era injusto.

—Tienes razón, paso a paso. —Fue lo único que le dijo, lo besó y se bajó de la mesa para dirigirse a la escalera.

—¿A dónde vas? —preguntó Jungkook, algo desconcertado.

—Pues al baño, a deshacerme de tu "injusticia" —contestó señalando su parte baja.

El azabache hizo una señal de disculpa y se fue a sentar al sofá a esperarlo, él también se sentía algo excitado ya. No dudaba de lo que sentía, ni tampoco de la química que había entre ambos; pero tenía miedo, miedo de que se volviera demasiado especial rápidamente y luego se alejara de él. Hasta ahora nunca se había enamorado, las relaciones eran un obstáculo que solo servía para sacar a la luz sus debilidades. Con Jimin no le sucedía eso, era todo lo contrario, pero no era como si pudiera deshacerse de sus fantasmas de la noche a la mañana..., al menos, no aún. Tenía fe en que sería solo cuestión de tiempo, nunca había sentido tantas ganas de entregar su alma a alguien más como ahora.

Habían pasado tres meses desde la confesión de esa noche, Jimin sentía que era capaz de tocar el cielo con las manos. El rotundo éxito de la nueva técnica quirúrgica implementada, en la que se desempeñaba como cirujano principal, había traído gran reconocimiento al hospital; sentía como si el pináculo de su carrera estuviera llegando, a la vez que materializaba uno de sus mayores sueños. Sin embargo, existía otro motivo que le causaba tanta o más felicidad: su relación con Jungkook iba a pedir de boca. Se sentía como si fueran una pareja de recién casados.

Habían conseguido compenetrarse de maravilla. Al principio, era algo difícil comprender a su pareja, mas había logrado aprender a interpretarlo. Jungkook no era alguien que mostrara sus emociones, o que las expresara con palabras, pero Jimin estaba convencido de que era amado por él, las acciones de este lo delataban, sus besos siempre estaban cargados de ternura y pasión. No obstante, algo le preocupaba: luego de ese día, no habían llegado más lejos, si bien le había dicho que quería llevar las cosas con calma, ya habían pasado tres meses, ¿por qué no lo había tocado? ¿Es que acaso no lo deseaba?

Esa no era la única problemática que lo asolaba. Jungkook desaparecía por varios días cada cierto tiempo. No solía pedirle explicaciones, se imaginaba que era por trabajo, pero los detalles de ese trabajo seguían siendo un secreto para él. No era la gran cosa, empero, le causaba cierta incertidumbre y desasosiego.

Una tarde en la que sus pensamientos estaban haciéndose un lío nuevamente, recibió una llamada.

—¿Jungkookie, eres tú? —Fue lo primero que dijo al contestar, tras ver el nombre en la pantalla.

Jungkook nunca tuvo un trato cariñoso con otros chicos, esa clase de apodos melosos no eran lo suyo. Pero, Jimin no era cualquiera; merecía todo. Por él se sentía capaz de superar la timidez y comenzar a mostrar un lado romántico que, quizás, estuvo guardado en su interior esperando por alguien a quien mostrárselo, alguien que valiera la pena. No le cabían dudas de que Park Jimin era ese alguien. Luego de un corto silencio, su voz se escuchó al otro lado de la línea:

Hola, Jiminie, ¿me extrañaste?

El mayor se sorprendió, era la primera vez que le llamaban de esa manera y no pos su nombre a secas. Quería responder que sí; que lo había extrañado más de lo que podía ser capaz de imaginarse, pero otras fueron las palabras que pronunció:

¡Idiota! ¿Sabes cuán preocupado estaba? ¿Dónde has estado? ¿Por qué no me has llamado?... —Planeaba seguir con el bombardeo de preguntas, pero algo en su pecho se movió. La nostalgia lo derrotó—... Claro que te extrañé, tonto.

Así está mejor, eso era lo que quería escuchar.

Y qué hay de ti.

¿Eh?

Que si me extrañaste.

No preguntes lo que ya sabes.

Ahí estaba de nuevo, evadiendo respuestas, ¿era tan difícil decir al menos eso? Su voz se entristeció un poco:

Es que... a veces quisiera escucharlo de ti, es todo. —Jungkook sintió como su corazón se oprimió por un instante. Jimin notó que el ambiente había cambiado, así que trató de transformar su pedido en una broma—. Jajaja, lo siento, es que si no me dices algo dulce de vez en cuando, podría pensar que me estás engañando con algún secretario o algo así.

Esas palabras calaron profundo en Jungkook. Quizá ahora no lo había dicho en serio, pero su comportamiento podría provocar que, en un futuro, esos juegos se convirtieran en inseguridades.

Suavizó su expresión y su voz, contestando luego de un silencioso suspiro:

Eso sería imposible... Si mi corazón lo dejé contigo, no podría tener a alguien más en él.

Los latidos del joven médico se aceleraron. Era de las pocas demostraciones de sinceridad que su novio le había hecho con palabras, y vaya que habían funcionado, estaba totalmente sonrojado y con la boca abierta, eso lo había tomado por sorpresa.

¿Jimin?

¡Sí! —contestó tenso—. Ehhh... Ahhh... Si es así, no hay problema —prosiguió nervioso—. Más te vale llegar temprano y prepararme algo delicioso si quieres que te perdone por estar fuera sin llamarme tantos días.

Como ordene, su majestad —dijo con tono burlón.

Nos vemos más tarde.

Sí, nos vemos.

Jimin estaba emocionado, no podía borrar su sonrisa, rogaba porque el tiempo volara para poder regresar cuanto antes y volver a verlo; a abrazarlo; a experimentar esa cercanía tan adictiva y placentera. Lo extrañaba, era una realidad innegable.

La noche fue tan divertida como la primera, cada segundo juntos era preciado, tal vez extrañarse les hacía bien; los besos de Jungkook eran cada vez más apasionados. Sin embargo, tal y como las veces anteriores, no fue más allá. Se quedaron abrazados en silencio en el sofá, hasta que el mayor inició plática, quería quitarse el sabor amargo dejado por el desenlace de siempre.

—¿Estás ocupado mañana?

—No realmente, por qué lo preguntas.

—Mañana será el último día que se estará proyectando en el cine una de mis películas favoritas, hace mucho que no la veo... Me preguntaba si querías ir conmigo.

Jungkook había regresado cansado, su último trabajo había sido complicado, ni siquiera con la ayuda de los conocimientos informáticos de Taehyung pudo infiltrarse confiado como siempre, por lo que habían sido muchas las peleas...; pero el tiempo que podía pasar con Jimin debía aprovecharlo.

—Claro, por qué no.

—¿En serio? —Sus ojos brillaron.

—Por supuesto que es en serio. Pero, si te gusta tanto, ¿por qué esperar hasta el último día? Pudo habérsete presentado un imprevisto.

—Tenía la esperanza de que regresaras... Quería verla contigo. —La sonrisa avergonzada del mayor derribó cada una de las defensas de JK.

—Y, ¿de qué película se trata? —Desvió su mirada y rascó su nuca. Estaba nervioso y algo sonrojado.

—The strange world of Jack.

—¿En serio? ¡También es de mis películas favoritas!

—¡¿Qué?! —El brillo en la mirada de Jimin se multiplicó al escuchar esto.

Esa declaración fue el punto de partida para un buen tiempo de conversación sobre la película, en la que intercambiaron opiniones, sonrisas, recuerdos divertidos y sus diversos puntos de vista respecto a la trama y los personajes. El descubrimiento de ese aspecto en común fue motivo de felicidad para ambos, en especial para Jimin, que consideraba un tesoro cada acercamiento a ese misterioso y reservado hombre.

—Nos vamos a las 8:30. No te quedes dormido. —Fue lo último que le dijo antes de regresar a su casa una vez concluida su charla.

Cada vez tenía más ganas de quedarse a dormir con él, pero no quería parecer prepotente. Al parecer, Jungkook tenía su propio ritmo de hacer las cosas, o eso quería creer.

Eran las 10:00am y las manos de ambos estaban entrelazadas mientras observaban la película. La cabeza de Jimin descansaba en el hombro de Jungkook, quien depositaba pequeños besos en los cabellos de su pareja de vez en cuando. Tal vez fuera un filme que hubiesen visto más de una vez en distintas etapas de sus vidas; pero no cabía duda que esa se convertiría en la ocasión más especial de todas, pues cada pequeño contacto fue exquisito y la manera en que sus reacciones se compenetraron en las diversas escenas fue diferente a las anteriores.

Al salir, vieron a lo lejos un pequeño niño discutiendo con su madre. Jimin no pudo evitar ver como Jungkook detuvo su paso y se quedó observando desde la distancia.

—¡Siempre haces lo mismo, me prometes algo y no lo cumples, por tu culpa no pudimos ver la película! —gritaba el pequeño enojado y con sus ojos llenos de lágrimas.

—Lo lamento, Tannie, me atrasé un poco en el trabajo, no va a volver a suceder —decía la mujer acercándose a abrazarlo, pero el niño la rechazaba.

—¡No te creo! ¡Tu trabajo es más importante que yo! ¡Te odio, te odio! —le gritó y salió a correr desenfrenado.

Luego de algunos metros, chocó con Jungkook, que estaba en su camino, quien lo sostuvo del brazo y se agachó hasta su altura.

—No deberías hablarle así a tu madre, ella te quiere mucho —habló calmado.

—¡Usted no sabe nada, señor, suélteme!

—Tal vez tengas razón, pero... por qué no volteas un momento. —Cuando el pequeño miró, su madre se acercaba con ojos llorosos—. ¿En serio crees que alguien que no te quiere podría mirarte así? —El niño bajó la cabeza—. Hoy llegó tarde, pero hizo lo que pudo y vino a acompañarte... Además, seguro que más de una vez te ha complacido en lo que quieres, te ha arropado cuando has tenido frío, se ha desvelado cuidándote cuando has estado enfermo, o, simplemente, ha estado ahí para abrazarte cuando te sientes solo. —Con cada palabra, la voz de Jungkook se hacía más triste y nostálgica—. Nunca debes decir a tu madre que la odias, comprende que ella es quien te trajo a este mundo y que quizá no esté a tu lado por siempre... —Su voz tembló—. Pero, ella daría incluso su vida por ti.

El tono de voz desolado y lleno de sufrimiento de ese hombre había hecho que el chico sintiera cierta culpa por lo que acababa de hacer, comenzando a llorar, esta vez más fuerte, pero claramente por tristeza y no por enojo.

El mayor secó sus lágrimas y le preguntó:

—¿Estarías dispuesto a perdonarla por cometer un pequeño error?

El pequeño asintió, regresando a los brazos de su progenitora, quien hizo una seña de agradecimiento a Jeon para luego despedirse.

Durante el camino de regreso, Jimin no mencionó nada sobre lo ocurrido. Las palabras de Jungkook habían albergado una gran tristeza, no sabía si era un tema que pudiera tocar como si nada. No esperó esa reacción, más que nada, era como si estuviera recordando su propio pasado. Pensándolo más detenidamente, nunca lo había escuchado hablar de su familia. Sin embargo, tenía la impresión de que no debía preguntar ahora, el sufrimiento reflejado en la expresión de su novio era evidente.

Al llegar a casa, no pudo soportarlo más, no quería que lo que recordaran de su salida juntos luego de algún tiempo, fuera la sensación de soledad que estaba experimentando. Sin saber que más hacer, se acercó a él, le tomó las mejillas y, mirándolo a los ojos, le dio un beso y lo abrazó.

—No te preocupes, Jungkookie, ya no estarás solo... Yo seré tu familia a partir de ahora. —No sabía qué pudo haberle sucedido al azabache para que su expresión de tristeza fuese tal; mas, por algún motivo, sentía que esas eran las palabras correctas para decirle en ese momento.

Jungkook sintió un nudo en su garganta y su corazón; abrió los ojos sorprendido, esas palabras solo significaban una cosa: que su rostro mostraba todo, que no era necesario que le dijera para saber lo que estaba sintiendo. La calidez de ese abrazo transmitía un confortable sentimiento. Hasta ahora no lo había tocado, tenía miedo de volver a experimentar la soledad o la sensación de pérdida, pero, al mismo tiempo, pensaba que no merecía una persona tan maravillosa. ¿Acaso tenía derecho a lastimarlo y alejarlo solo por su cobardía?

Sin pensarlo dos veces, tomó sus labios con una delicadeza que lentamente se fue transformando en pasión, conservando el ligero temor de que esas palabras y memorias regresaran a su cabeza de nuevo. Palabras llegaron, pero esta vez fue un recuerdo distinto el que afluyó: "La verdadera fortaleza no está en la soledad, sino en poder proteger lo que realmente es importante. Vuélvete fuerte para que seas capaz de hacerlo".

Sus ojos se cristalizaron momentáneamente. ¿Por qué lo había olvidado? Por qué, si esa había sido la primera enseñanza que su padre le había legado muchos años atrás.

Dejó de besarlo por un instante. Jimin se tensó, pensó que sucedería lo de siempre, pero su sorpresa fue grande al ver que le sonrió para besarlo nuevamente, sostenerlo entre sus brazos y llevarlo a la habitación sin dejar sus labios un solo instante. Definitivamente, había llegado el momento que tanto estuvo esperando.

Las pequeñas piezas sobre el pasado de JK siguen apareciendo poco a poco, ¿qué será lo que oculta? En otras noticias, la semana que viene habrá algo de lemonada, jiji.

Chao chan 😘

Hasta el próximo martes.

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