06. I promise

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Dara

━━━━━━✧✞✧━━━━━━

━━━━━━✧✞✧━━━━━━

Con honestidad, nunca me imaginé a mi misma ignorando situaciones hasta el punto de no hablar con alguien. 

Ese alguien es Damon. 

El cual me descubrió en un momento de exaltación inconsciente de rareza, es decir... Yo. Una bolsa de sangre, bueno, bastantes en realidad y una no explicación ya que hui de allí tan rápido como pude.

Mis ojos todavía siguen clavados en la ventana viendo el rayo de luz que golpea en mi cama, justo a unos centímetros de mi mano.

No me siento bien pero tampoco mal. Solo estoy incomoda.

Los recuerdos. Mejor dicho, el recuerdo de haber sentido la sangre en mi boca, me hizo sentir asqueada en cuanto llegué a casa. 

Las lagrimas habían abarcado mi rostro, pero solo salieron en silencio. 

No soy de dejar que las personas me vean llorar. Tampoco es como que me gustara eso. 

Recuerdo haber visto a Jeremy dormir y yo tomé eso como una oportunidad como para ir al baño, y tratar de limpiar... eso de mi boca. 

Mis manos habían pasado con brutalidad por toda mi cara, casi dejándola roja, con el gusto de recordatorio en mi mente.

Me había sostenido del lavabo y me había mirado con incertidumbre, odio y hastío en mi persona. Y de no haber sido por Jenna, —quien necesitaba hacer sus necesidades—, no sé que me habría pasado. 

Mi respiración era irregular y fuerte.

Recuerdo haberle dicho que estaba haciendo del segundo y ella con una queja de por medio se fue, dejándome camino para ir a mi habitación y sacarme toda la ropa e ir a acostarme a dormir. 

¿A quien le miento? No dormí nada, no pegué el ojo, más que para mirar la pared oscura durante horas. Y terminar como lo estoy ahora; Sentada en la cama con las mantas alrededor de mi cuerpo y mi mano sosteniendo todo este.

El silencio en mi habitación era reconfortante y atosigante al mismo tiempo. 

Aunque gracias a que la puerta es abierta me hace volver en mi. 

Volver a ser yo. 

Volver a ser Dara Gilbert.

Suspiro con rapidez antes de enderezarme y cambiar mi cara a una más amigable.

La figura de la tía Jenna aparece y sus ojos recorren mi habitación hasta encontrarme, y sonreír.

—¿Hace cuanto no limpias aquí?—La mueca de disgusto de su rostro me hace sonreír levemente.

—Sin mentir, hace dos semanas.—Le respondo sin saber que mi voz saldría ronca. Su ceño se frunce y yo carraspeo.—Recién me despierto.—Trato de dar una excusa, poco convincente para ella.

La mayor de las dos me mira por unos segundos, analizándome.

—Dara, sabes que puedes decirme que sucede, ¿cierto?—Sus pies se acercan con cautela a mi, y mis manos se aferran con fuerza al edredón que me cubre.

—Claro que si, Jenna.—Aseguro. Hay una verdad y una mentira de por medio.—Eres una de las pocas personas que confiaría con mi vida, y eso también lo sabes.

Veo como quiere sonreír pero algo la limita a no hacerlo.

De repente unas risillas se oyen al otro lado de la habitación, específicamente en la de Elena. 

El ceño de nosotras, se frunce.

—¿Qué Elena y Stefan no estaban peleados?—Me pregunta y y asiento lentamente.

—Supongo que todo es producto del amor...—Murmuro.

Jenna sacude su cabeza.—No importa, ¿te llevo yo o...?

Vuelvo a asentir. 

El silencio nos invade, y la castaño claro repasa la habitación otra vez.

Esto ya me está incomodando un poco.

—Eso es... ¿Sangre?—Indaga viendo una de mis camisetas. 

Yo miro y noto que es la camiseta de ayer. 

Un escalofrío me pasa por mi cuerpo.

—¿Enserio, tía? ¿Sangre?—No sé de donde saco las fuerzas para poder actuar tan bien. Debería ser actriz.—Es pintura. Estuve haciendo un proyecto... Que dejé en la escuela. Y que presentaré la semana que viene. 

Ella asiente y se voltea a verme.

—Bien, te espero abajo, entonces.—Ella se da la vuelta pero se gira de nuevo para verme.—Oye, ¿Segura que estás bien? 

—Claro que sí, Jenna.—Mis ojos se enfocan en los de ella tratando de darle calidad a mi respuesta.—Estoy bien. Lo prometo.

Su cabeza se mueve con lentitud de arriba a abajo, vuelve a repetir su acción anterior sin terminar de aceptar mis palabras.

Yo me quedo aquí, viéndola salir.

Uno, eso fue raro.

Dos, ¿por qué mierda sigue estando la maldita camiseta en esta habitación?

Y tres, creo que la cagué.

━━━━━━✧✞✧━━━━━━

Mis gafas de sol son bajadas y observo a las personas cargando cajas, para ayudar con la preparación del baile de las mascaras de los Lockwood.

—Jenna, Dara, gracias por venir a ayudar con los voluntarios.—La suave voz de la madre de Tyler me hace volver a la realidad.

—Claro, es buena causa. Además, siempre me ha encantado la mascarada de su familia.

La mujer de ojos claros sonríe con nostalgia.

—Igual a Richard.—Pronuncia con algo de añoranza.—Era su fiesta favorita del año.—Su vista se posa en algo atrás nuestro, o en alguien mejor dicho.—¡Muchachos, mucho cuidado con eso del siglo 19!—Les dice a su hijo y a Matt.—Disculpen.

Y con eso se retira a regañar a los dos chicos.

Jenna mira al frente y sonríe.

Stefan se encuentra allí, tomando una silla.

—Stefan. Hola.—Jenna le dice cuando se acerca.

—Hola.—Responde él con extrañeza.

—Voy a cocinar hoy. Alaric estará. ¿Quieres venir?

El castaño de ojos verdosos la mira con dubitación.

—Es que Elena y yo estamos tomando una- una pausa.—Dice.

—¿Enserio?—Cuestiona la Sommers.

—Si.

—No me sonó así en la mañana.—Revela el hecho que los oyó.

Las cejas del Salvatore menor se elevan y su rostro se muestra totalmente sorprendido.

—Duermo ligero.—Suelta.—Escucha, no oí nada.—Jenna lo mira y se gira para pasar a mi lado, no sin antes hacer un gesto de diversión.

Yo rió y veo a Stefan con el ceño fruncido.

—Paredes finas. Ruidos claros.—Digo en voz alta sabiendo que él escucha. 

Y eso lo puedo confirman cuando asiente.

—¿Necesitas ayuda?—Le pregunto empezando a moverme con dirección suya.

Stefan mira la silla que tiene  entre sus brazos y luego a la mesa antes de volver a enfocarse en mi.

—Si, si, por favor.—Me pide y yo asiento.—Ten.

Me da una caja con varias flores, —falsas para que no se marchiten y suelten hedor—, y algunos decorativos para esta.

El Salvatore empieza a caminar hacia afuera y yo lo sigo.

Las personas que ayudan pasan a nuestro lado y alguno que otro, nos saluda con asentimientos o sonrisas.

Una vez llegamos al jardín, ambos nos acercamos a la zona de las mesas para dejar las cosas.

Una vez Stefan y yo dejaos todos, yo me doy la vuelta y mi vista choca con la persona a la cual no tengo ganas ni de respirar el mismo aire.

Mason Lockwood me ve y luego a Stefan, para no levantar sospechas, él sigue caminando con los ojos un poco abiertos y una expresión de perturbación e incertidumbre.

¿Qué pasó, Lobito?  ¿Asustado?

Giro mi cabeza, y puedo notar a Stefan levantar las cejas y sonreírle. También vio las expresiones del Lockwood mayor.

—Hola, Stefan... Dara.—Su voz tiene un ligero tono de nerviosismo lo que me hace sonreír con soberbia.

Mi cabeza se baja y se sube, en un asentimiento mientras muevo unas piezas de la caseta en la que Stefan y yo vimos.

—Mason.—Saluda el vampiro de mi lado.

—No creí verlos aquí.—Dice con doble sentido con sus brazos puestos en jarra.—O en ningún lugar.

—En el infierno tal vez nos hubiéramos encontrado.—Hablo aceptando el vaso que el mayor de los tres no da, o sea, Stefan.

—Si, bueno, tuvimos un accidente. Pero estamos bien, ahora.—Trata de corregir mis anteriores palabras con más sutileza, ya que algunas personas se acercaron al área en donde estamos.

Mason ve que esas personas se van, y camina hacia nosotros cambiando su rostro a uno serio.

—¿Qué le hicieron a la sheriff?—Pregunta.

—Ella está bien...

—Desde ahora tendrás tu que hacer, tu trabajo sucio.—Corto a Stefan y hablo con resentimiento.

No perdono con facilidad. Y menos si fueron parte de mi casi asesinato.

—No hay problema.—Suelta y sonríe con falsedad antes de darse la vuelta e irse, aunque Bonnie aparece y lo choca por error.

—Lo siento.—Susurra la morena con la mirada perdida.

El Salvatore y yo compartimos miradas antes de acercarnos a ella.

—¿Qué pasa, Bonnie?

—¿Estás bien?—Cuestiona Stefan.

La chica nos mira.

—Al tocarlo noté algo feo.—Sus palabras logran hacerme fruncir mis cejas.

—¿Visiones? ¿Visiones de bruja?—Indago, ella asiente.

—Vi a Elena dándole un beso...

Si pudiera decir que mi ceño está mucho más fruncido de lo normal, lo diría, pero no puedo, porque ya es así.

—No,  Bonnie. Elena no besaría a...—Antes de que Stefan pudiera completar su oración, algo parece conectar en su cabeza.—No viste a Elena, esa era Katherine.

—Espera, espera, espera. ¿Mason y Katherine están juntos?  O sea ¿Juntos juntos? ¿O solo para una noche y nada más?

—Parecían estar muy... ¿Acaramelados?—Bonnie niega.—Pero ella antes de eso, le decía que no se metiera con... contigo.

—¿Como?—Pregunto sin entender.

Katherine decía; "Con Dara, no. Ella es mía"

—¿Por qué me mencionaría a mi? Y más diciendo que soy suya.—Hablo.

Ambos me miran sin saber que responder. 

━━━━━━✧✞✧━━━━━━

El mensaje de Caroline diciéndome que compartió más de dos palabras con su madre, me hizo sonreír.

Un gemido de dolor llega a mis oídos y mi paso se apresura.

Oigo unas voces y me escondo detrás de un auto.

—¿Podrías mover tu camión? Me estorba.—Mason. Esa es su voz.

—Si, lo siento.—Responde el hombre del vehículo.

Mi visión se enfoca en como Bonnie trata de acomodar una mesa dentro de otro camión, y eso me hace moverme y tratar de acercarme.

—Oye, ¿Quién te dejó haciendo eso sola?—Pregunta él a la bruja.

Mi rostro hace una pequeña mueca. 

Hubiera sonreído por haber corrido hacia la chica y ayudarla sin dudar. Pero el recuerdo de él dejando que me casi mataran me hace recapacitar.

—Los hombres se fueron. Creo que había partido de fútbol, o algo así. Yo no sé de eso.

—Haber. Déjame ayudarte.—El lobo ríe un poco, tomando la mesa y empezando a acomodarla dentro.

Bonnie se separa de él, y lo mira fijamente causando algo que provoca que este se sostenga la cabeza con dolor y termine de rodillas.

El Salvatore "rebelde" aparece en la escena y lo golpea con su rodilla, desmayándolo.

Damon abre la puerta de su camioneta y la Bennett no tarda en subirse. 

Stefan ayuda a cargar a Mason en la parte de la cajuela, y lo sueltan.

Que delicados. 

Me acerco un poco a ellos y los miro.

—Sabía que tenías algo que ver con esto.—Manifiesto dirigiéndome a Damon.

—Si, bueno, no lo dejaría libre sabiendo lo peligroso que podría ser.—Dice, y yo no sé que hacer. ¿Me voy o...?

—¿Te quedarás ahí parada o te nos unes a la diversión?—Damon me habla, mientras su mano sostiene la puerta abierta.

Yo lo miro y empiezo a caminar.

Obviamente quiero saber que le harán.

Subo al vehículo y Damon cierra la puerta detrás mío, para luego subir al lado del conductor, y empezar su viaje hacia la casa Salvatore.

—Oye, Bonnie, ¿Qué fue eso que le hiciste?—Indago ya viendo el camino cercano al hogar de los vampiros.

—Un Aneurisma.—Revela.—Sus venas revientan, pero se curan enseguida, así que lo hago una y otra vez.—Dice con simplicidad.

—Y funciona con cualquier sobrenatural.—Agrega Damon. Yo asiento viendo como la velocidad va descendiendo ya que estamos cerca.

━━━━━━✧✞✧━━━━━━

Damon carga a Mason hasta la silla que esta frente a la chimenea.

—Aquí está tu bolsa.—Dice Bonnie, casi cayendo por lo pesada que se encuentra.

Antes de que pase eso, mi mano la toma, y la cargo en mi hombro.

La chica suspira de alivio.

—Gracias.—Agradece. 

—Toda tuya, anciano.—Le digo dejándola con fuerza a su lado.

Damon me mira mal, y toma una manta blanca.

—Ven, ayúdame con esto.—Le habla a Bonnie. Ella vuelve a suspirar.

—¿Por qué hacemos esto?—Cuestiona.

—Porque no quiero manchar la alfombra.—Le responde con humor.

—Sabía que responderías algo así.—La bruja adolescente dice.

—Me sigues juzgando.—Dice con un poco de aversión, Damon.

Mis brazos se entrecruzan viéndolos.

Bonnie exhala con irritación.

—Va a despertar pronto.—Declara colocándose justo delante de Mason.

 Damon murmura un ajá, y se acerca a la bolsa.

Una vez que la abre mis ojos a igual que los suyos se abre de la sorpresa.

—Wow, está acostumbrado a que lo aten.—Bromea y yo aguanto la pequeña sonrisa que quería salir de mis labios.

Bonnie se gira a verlo con mala cara antes de darse la vuelta y centrar su atención en la mente del tío de Tyler.

—¿Qué haces?—Damon se acerca a cuerpo de Mason con unas cadenas y empieza a atarlo.

—Trato de ayudarte. Estás buscando La piedra de Luna.—Le recuerda lo que hacían.

—Ah, si, gracias.—Dice él.—Averigua si se la dio a Katherine. Averigua donde está. Y averigua que piensa hacer cuando la tenga.

La morena apoya sus manos en la cabeza del hombre lobo. Y parece rebuscar en la mente algo de información.

—Es un pequeño y oscuro lugar. Hay agua.

—¿Una cañería?—Damon sugiere.

—No, como un pozo.—Su ceño se frunce.—No puede ser, sí, es un pozo.

—¿Por qué estaría en un pozo?—Cuestiona Damon en voz alta.

—Ya te dije, Damon. Solo veo y ya.—Contesta.

Mason agarra con sus pocas fuerzas el brazo de la chica, y yo sin dudarlo me muevo hasta llegar a ella, y sacarla de ese espacio.

¿Cómo carajos llegué tan rápido hacia casi la otra punta de la habitación con Bonnie en mis brazos?

Damon me mira con incertidumbre. Y Bonnie está lo demasiado asustada para pensar en algo.

—Adiós. Eso fue todo.—Dice y empieza a caminar.

—Oye, jueza. Gracias.—El Salvatore presente la mira, antes de girarse hacia mi.

—No sé que carajos pasó.—Expreso perpleja.

—Eres algo. Eso pasa.—Proclama mirándome con intensidad.

—¿Qué soy? Esa es mi estúpida pregunta.

—¿Alguien te ha...?

—No. Nadie me ha asesinado. No hay muchos chupasangre que conozca, ¿sabes?—Uso el sarcasmo.

—¿Tienes hambre en este momento?

—Pues me comí unas papas fritas de camino así que...

—Ja, ja, ja. Ya sabes a lo que me refiero. Tómatelo enserio.—Habla.

—¿Tú? ¿Damon Salvatore pidiéndome que me tome algo enserio? ¿Es broma?—Le digo y veo su rostro seguir serio. Suspiro y cierro los ojos tratando de recordar.—Caroline.

—¿Caroline te mató?

—No, pero me mordió.—Le digo y ambos recordamos eso.

—No se puede a través de una sola mordida.—Decreta.

—Entonces no sé que soy.—Remarco mi situación actual.

El quejido de Mason logra que nuestra charla se termine.

—Esto no se termina acá.—Deja en claro y suspiro con hastió.

¿No puede dejar el tema?

—A ver, despierta lobito.—Le dice Damon antes de golpearlo en la cara con su puño.

El hombre vuelve a quejarse, solo que esta vez, si abre sus ojos.

—Darita, te recomendaría que te vayas, esto se está por poner... Intenso.—Habla Damon, y mi ceja se eleva cuando lo veo prender la chimenea y tomar un atizador.

—No. Y sabes que no me iré.—Aseguro con firmeza.

Una parte de mi quiere venganza, de la buena. De esa que luego de un tiempo, tu parte racional se arrepiente con fervor, pero en el momento sientes esa electricidad de satisfacción.

Damon se gira a verme con fijeza.

Supongo que piensa que no soy este tipo de chica, o algo así.

—Me quedo.—Vuelvo a decir.

Él asiente, y se dobla de rodillas para esperar a que caliente el objeto.

Mason me mira y yo le sonrío con falsedad antes de mostrarle mi dedo medio.

—Púdrete.—Vocalizo en silencio.

El licántropo, con desesperación, empieza a moverse.

El  Salvatore no desaprovecha eso para soltar uno de sus comentarios.

—Que rabioso.

El Lockwood se remueve y por error empuja hacia atrás la silla, logrando que se cayera.

Damon se acerca con el atizador al rojo fuego, y lo mira desde arriba.

—¡¿QUÉ?!—Grita Mason, y Damon sin responderle, hunde la barra caliente en el pecho de él.

Este no tarda en empezar a gritar del dolor.

—Si te duele, eso es bueno.—Damon vocifera.—Temía que fueras una bestia que no supiera de dolor.—Damon se agacha y ve la herida del lobo.

Yo me acerco uno pasos y logro ver como en cuestión de segundos empieza a curarse.

—Que horror. Tendré que seguir aplicando más dolor.—Al decir eso se gira y vuelve a poner el atizador en el fuego.—Entonces, ¿Katherine? ¿Cómo la conoces? ¿Qué está buscando?

Creo que mi expresión de "¿Es enserio?" se nota a kilómetros de distancia. 

¿Esto que está haciendo tiene doble cara? ¿Para sacar información y por despecho?

—Tenemos todo el día...—Él se acerca y vuelve a clavarle la bara en su pecho.

Mis ojos ruedan y tomo asiento en la primera escalerilla de la sala.

—¿Dónde se conocieron? ¿Te sedujo? ¿Fingió amarte?—Vuelve a preguntar Damon luego de no recibir respuesta.—Eres sobrenatural, no te hipnotizó. Seguro usó sus otros encantos. Lo hace así siempre.

Unos pasos detrás mío me hacen girarme.

—¿Jeremy?—Pregunto con incredulidad.

—¿Dara?

—No te dije que te fueras.—Damon expone y yo me giro a ver al castaño.

—¿Eres parte de esto?

—¿Tú eres parte de esto?—Devuelve la pregunta.

Ambos nos miramos con fijeza y sin más remedio asiento. ¿Por qué reprocharle algo que yo hago?

—Encontré algo en la caja de Alaric.

—Bien.—Dice el ojiazul acercándose a él.—¿Qué es?

Yo me quedo en mi lugar mirando a Mason.

Su apariencia es diferente, casi lastimosa. Su camisa lleva varios agujeros de las veces que Damon clavó el atizador. Sus ojos se encuentran llorosos y su expresión es dolorosa. Su respiración es exhausta, casi cansina como si se quisiera rendir, pero algo dentro de él no lo dejara.

—Busqué con mi teléfono. Es una planta; Aconitum variegatum. Crece en las áreas boscosas del hemisferio norte. Y se le conoce como acónito, cohete azul y... Matalobos.—Explica Jer.

—¿Qué más investigaste?—Indaga el Salvatore, observando la planta, son como lavandas, pero un poco más largas y hasta podría decirle, espeluznante. Sus hojas son particulares, abiertas, y dobladas, al igual que su color violáceo, y al medio mantiene una colorimetría amarilla y blanca.

—Pues todos dicen algo diferente. Algunos dicen que causa licantropía, pero no aparece. Otros que protege a la gente y otros dicen que es... Toxica.

—Pues a mi me parece que es la ultima.—Opino en voz alta, aun con la mirada en el tío de Tyler.

—Pongámoslo a prueba.—El vampiro, se acerca al lobo con la planta en la mano.—¿Qué hace Katherine en Mystic Falls?—Al ver que no responde, Damon roza el ramillete de esta y el lobo empieza a quejarse.

—Se los dije.—Murmuro viendo la escena que arma Damon solo para conseguir información.

—¿Por qué está aquí?

—Está conmigo. ¿Tú qué? ¿Estás celoso?

Una risa baja sale de mi parte.

Por supuesto que lo está. Y herido, también.

—¡Soy un maleducado! Yo creo que, no te he ofrecido nada de cenar.—Y con solo decir eso, el matalobos que tiene en su mano, es estrellado dentro de la boca de Mason.

El hombre no para de quejarse, y cuando por fin puede respirar empieza a vomitar parte del tan llamado acónito.

Mi cara se gira con asco, y mis ojos se dirigen hacia Jeremy, quien tiene una expresión en su rostro de pena y lamento.

—¿Para qué quieres la piedra?—Vuelve a preguntar Damon.

—Idiota.—Susurra el castaño de ojos claros.

—Respuesta equivocada.—Murmuro oyendo la imitación del sonido incorrecto que emite el vampiro.

Él se acerca a Mason.

—Si te fuera a decir algo, ya lo habría hecho.—Jeremy interrumpe y mi vista se fija en él.

—Jeremy.—Lo llamo, pero sus ojos siguen puestos en Damon.

—Ahora en los ojos.—Dice el Salvatore sin importarle lo dicho por el Gilbert.

—El pozo.—Confiesa el Lockwood.—Ahí está.

—Ya sé donde está. Quiero sabes que hace, y por qué.—Habla el mayor en años.

—Era para Katherine.

—¿Por qué?

—Quiere levantar la maldición.—Le responde al vampiro.

—¿La de la luna?—La pregunta sale de mis labios sin siquiera poderla prever. Mason asiente con dolor.—¿Por qué un vampiro ayudaría a un licántropo a convertirse cuando lo deseara? 

—Para que ya no me convirtiera.—Habla.

—¿Por qué?—Vuelve a preguntar Damon.

—Porque me ama.

Al oír esa revelación, mis cejas se alzan y la comisura de mi labio se estira con sarcasmo y un poco de tristeza. 

Damon ríe.

Oh ouh. Está en problemas.

—Ya entiendo. Eres estúpido.—Declara.—Ella no te ama. Está usándote, imbécil.

—Ya no hablaré.—Dice Mason con duda en su interior.

—Exacto.—Las palabras de Damon son soltadas con un tono que hasta me dio escalofríos de lo ásperas que sonaron.—Vete a pasear, Jeremy.—Le ordena dándole el acónito sin verlo.

—No. Me quedo.—Dice Jer.

—No. Tú te vas.

—Me quedo, Damon.—Le repite.

—Ayuda a Tyler.—Suplica Mason viéndolo.—Que no le pase lo mismo.

—Damon...

Mi mano se eleva, cayendo en el pecho del azabache que estaba a punto de accionar en contra de Jeremy frente a mi.

Sus cejas se elevan a penas notable. 

¿Cómo fue posible de que lo vea ir hacia Jeremy cuando él usa su super velocidad?

—Déjame a mi.—Le respondo y hago que en mis ojos se denote la dureza. 

No quiero que vuelva a atacar al menor.

Damon clava su vista en mi antes de asentir y dejar que saque mi mano de su pecho.

Me giro y veo a Jeremy quieto, sin saber que hacer.

Suspiro y me acerco al menor.

—Vamos.

—Pero-

—Que te vas.—Repito con fuerza, empezando a caminar hacia la entrada.

—Dara.—Me llama y no me giro a verlo, ya que eso nos haría parar de caminar y lo menos que quiero hacer es eso.—Dara.

—Vete. Iré luego, ¿bien?—Le hablo.—Ve con Tyler. Disfruta. Sé un adolecérsete y juega a algo, no lo sé, pero vete. No quiero que te metas en esto...

—Demasiado tarde.—Dice parándose a mi lado, observando como tomo el picaporte de la puerta y la abro para dejarlo salir.

—Ya lo sé. Y eso es suficiente para tener una razón por la cual echarte.—Le digo empujándolo un poco.—Ve a casa, y dúchate, que hueles mal.—Bromeo sacándole un sonrisa.

—¿Te veo en casa?

—Nos vemos en casa, bobo.—Le aseguro desordenando su cabello.

Él se da la vuelta y se va. 

Mis pasos vuelven a hacerse presentes cuando cierro la puerta y llego a la sala.

La mano de Damon con el corazón de Mason chorreante de sangre, provoca algo en mi que me hace sentir mi sangre helarse y mi cuerpo congelarse en el lugar.

No sé que es. Tampoco entiendo. Pero hay un dolor... Un dolor en mi pecho que me oprime el aire, y por una razón, mi corazón se altera. Como si estuviera enojada. O eufórica.

—¿Me ayudas o qué?—Habla Damon con frialdad, arrojando el corazón como si de una manta se tratara.

Eso provoca que algo en mi se active, y camine hacia él con la velocidad que hace unas horas usé.

Mis brazos se enredan en el cuello del azabache y lo aprieto con fuerza.

—Dara, ¿qué carajos haces?—Pregunta con dificultad por la presión que ejerzo.

—Lo mataste.—Suelto.

—Si. El quería que lo hiciera, y yo cumplí su deseo.

—¡Lo mataste!

¿Por qué mierda estoy así? ¿Por qué no puedo reaccionar? ¿Por qué solo lo estoy tratando de estrangular? Y aun más importante...

—¿Por qué no me devuelves el golpe?—Digo con fuerza, viendo como sus quejas aumentan pero no hace nada.

No hay respuesta de su parte, solo la mirada intensa que él usualmente da.

—¡QUE LUCHES, CARAJO!—Grito con fuerza y siento un pequeño dolor en mi rostro.

Los ojos sorpresivos de Damon me reciben.

Lo miro y por error veo el reflejo mío en uno de los vidrios de un cuadro. 

Un jadeo sale de mi, y libero a Damon con terror.

Mis ojos son negros y eyectados de sangre alrededor, mis venas de debajo de mis parpados están remarcadas y hay unos colmillos largos y afilados. 

—¿Qué mierda?—Suelto alejándome de ese reflejo.

—La teng-

Mi cuerpo se gura con brusquedad y veo a Stefan verme con sorpresa e incertidumbre, también lo estoy. 

No entiendo que me pasa.

Mi respiración se hace rápida, y quiero gritar por ayuda. Quiero decirles que estoy asustada. Que no se que me pasa y me está volviendo loca.

Pero al contrario de todo lo que quiero hacer, solo repito lo mismo que antes: Huir.

Salgo de la casa con velocidad.

━━━━━━✧✞✧━━━━━━

Oír la música al máximo con audífonos, es como estar en otra dimensión. 

Es poder disociarte y tener una excusa por eso.

Dejar de ver al mundo por como es y crear el propio.

Así es como me siento.

Mi tranquilidad no es mucha pero tampoco estoy como hace rato.

¿Mi mente sigue sobrepensando? Sí, si lo sigue haciendo. Pero escuchar Pink Floyd la relaja un poco.

Hey you, don't tell me there's no hope at all.—Canto en voz baja, mirando por la ventana de mi habitación.—Together we stand...

Dos toques fuertes en la puerta me hacen levantar la vista. 

Allí la tía Jenna, yace con una sonrisa tranquila en su rostro.

Me saco un audífono y le presiono a la tecla del volumen para bajarlo.

—¿Sí?—Pregunto, viendo como la mujer se queda en el umbral con la misma sonrisa.

—¿Me prometes algo?—Me pregunta y mi ceño se frunce.

—Claro que sí, Tía Jenna. ¿Qué sucede?—Cuestiono poniendo más atención a sus palabras.

Su rostro deja de tener una sonrisa y pasa a ser una seriedad total.

—Todo lo que hago tiene una razón. No me juzgues... ¿Okey?—Su tono de voz me hace preocuparme. 

No es el propio de ella. No es el pintoresco con tinte sarcástico y carismático, no. Este es...

—Monótono.—Susurro viendo como ella se va.

Me levanto con rapidez, dejando todo.

Bajo las escaleras y me acerco a la cocina donde Alaric y Elena me miran.

—¿Todo bien?—Me pregunta Alaric, y yo miro a Jenna hablar por telefono.

—Sí, sí.—Respondo.—¿Con quien habla?

—No lo sé.—Responde.

—¿Tú? ¿Todo bien?—Devuelvo la pregunta mirándolo.

El Saltzman asiente.—Sí, todo bien.

Elena se gira a verme.

—¿Todo salió bien allá?

Asiento con incomodidad.

—¿Y contigo? ¿Salió bien?—Alaric cuestiona a Elena.

—Algunos contratiempos.—Le responde en clave.—Pero todo bien.

Está charla es sin duda incomoda... y rara.

—Elena, es para ti.—Jenna le tiende el teléfono a la morena de mi lado.

Alaric me mira y yo a él. Ambos con el ceño fruncido antes de volver a fijar al atención en Elena.

—¿Hola?—Elena eleva la mirada con pasmo.—¿Katherine?

Mi boca se abre ligeramente de la sorpresa.

Alaric decide terminar de poner la mesa, y ve a Elena darse la vuelta.

—...Cuando le sugerí que el mundo sería un mejor lugar sin ella...—Logro escuchar un poco las palabras de Katherine.

Me giro y veo a Jenna apuntándose con un cuchillo.

—¡Jenna, no!—Grita Elena antes de que la mayor se clavara el objeto en su estomago.

Los tres salimos disparados hacia donde la mujer cae.

—Calma, tía, calma. Estarás bien.—Le susurro poniendo su cabeza en mi regazo.

━━━━━━✧✞✧━━━━━━



Nota corta; Lamento la demora. estoy en un momento de bloqueo masivo que todavía trato de solucionar de todas las maneras posibles.

Les ama, Luuu.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro