🐺ସ

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El viento golpeó sin clemencia alguna las copas rojas de los árboles, haciéndolos menearse violentamente. Cientos de hojas carmesí cayeron como si de una nevada se tratase.

-¡Espera!- exclamó agitado.

El joven albino emprendió la carrera, apartando con las manos todas aquellas hojas que parecían intentar obstruirle la vista. No serían suficiente para distraerlo de su objetivo.

-¡Por favor, espera!- gritó otra vez, para su mala suerte el vendaval tan fuerte que flagelaba a los árboles tapaba su voz como un manto muy grueso.

La silueta de aquella mujer se perdió entre unos árboles a la derecha, obligándolo a abrir su zancada para alcanzarla. Se agarró de la corteza de uno de los gruesos troncos para frenarse y dar medio giro en dirección a donde vio irse a la mujer.

Entonces, tras un par de trotes más la divisó de pie junto a uno de los árboles. Ella se encontraba de espaldas, acariciando la corteza del fuerte árbol cuyas ramas seguían meciéndose salvajemente, desprendiendo más y más hojas a su paso.

Fue disminuyendo su andar, pasando de un trote a una caminata hasta que llegó a donde ella. Solo ahí se dio cuenta del sobre esfuerzo que había hecho, de cómo su pecho subía y bajaba agitado mientras el corazón bombeaba rápido, los músculos de las piernas le ardían.

Dio un par de pasos cautelosos hacia la mujer, quedando a menos de medio metro de ella. Pasó saliva humectando su seca garganta y procedió a hablar con suavidad.

-Madre Tierra... ¿Eres tú?- sus voz salió entrecortada debido a la agitación causada por correr.

La postura de la mujer no cambió, y nada salió de sus labios.

-Por favor- tomó una rápida bocanada de aire -Por favor, dime ¿Quién eres?-

De nuevo, no obtuvo una respuesta.

El albino entrelazó sus manos frente a él dando dos pasos pequeños más hacia ella.

-¿Por qué apareces en mis sueño? ¿Por qué siempre en este lugar? ¿Qué es lo que necesitas de mí?- era consiente que su tono de voz sonaba demasiado agobiado, pero era justo como se sentía.

Dejó escapar su anterior inhalación de manera pausada mientras inclinaba hacia abajo el rostro, afligido.

-Por favor... Ayúdame a entender-

Cerró durante unos segundos los ojos, pensando en que otro método podría utilizar para hacer que ella le hablara ¿Qué palabras debía utilizar? Absorto en sus pensamientos no fue capaz de darse cuenta de que algo en su entorno cambió hasta que un inquietante pitido resonando en el interior de su oído lo alertó. Abrió los ojos al mismo tiempo que alzaba el rostro solo para toparse con la fisionomía de la mujer a escasos treinta centímetros de la suya.

Sus ojos fijos en él. Sus ojos, que cada que los veía le seguían proyectando lo mismo, una infinita serenidad.

Ella movió su brazo alargando la mano hasta tocarle la mejilla con sus finos dedos, él casi se recargó hacia el tacto, de no ser porque la vio entreabrir sus labios.

-Nyytza Gelky. No te desvíes de tu camino- expresó ella. Pese a que su voz era amable y melosa, la sensación de regaño usurpó el cuerpo del pecoso.

-Mi... Camino- musitó sumamente bajito.

-No pierdas tu misión-

Y todo se oscureció ante sus ojos como si una ligera capa de oscuridad fuese colocada a manera de lentillas sobre estos.

Jimin abrió los ojos reincorporándose en la cama. Su movimiento fue tan frenético que Snive, quien yacía enroscado como un gatito al final del colchón se despertó en alerta.

Observó su alrededor. La única ventana cubierta por madera impedía la entrada de la luz natural causando que las paredes de piedra se mirasen todavía más oscuras de lo que ya eran. La escases de muebles y objetos de decoración saltó a sus ojos recordándole que este no era su templo sino la habitación de una casa ajena que se había convertido en un refugio temporal.

Suspiró exhausto, liberando la tensión de sus hombros, su esternón se hundió acompañándole.

Un sonido bestialmente agudo fue emitido por el grifo, quien planeaba agitando sus hermosas alas café miel, dando pequeños saltitos sobre sus cuatro patas lobunas para impulsarse, se desplazó sobre la manta de la cama hasta llegar al él, más específicamente a su regazó

La criatura intentó acomodarse entre sus piernas enroscándose, su tamaño actual ya no se lo permitió. Aun así, él volvió a esforzase por al menos conseguir que la mitad de su cuerpo cupiera. Eso provocó ternura en el corazón del omega. Hace unos meses Snive podría fácilmente caber en su regazo, ahí acostumbra a tenerlo cuando la ocasión lo permitía. Ahora ya no era posible.

-Ya no cabes ahí- posó su mano sobre la cabeza emplumada del grifo repartiéndole unas cuantas caricias.

Snive detuvo su movimiento levantado la cabeza para mirarlo con aquellos circulares ojos dorados. Trinó agudo entreabriendo su pico.

-Así es, ya no cabes- la criatura emitió otro sonido -Porque has crecido mucho durante estos meses-

Pasó su mano por el costado derecho del rostro de la criatura, podía sentir su suave plumaje contra su tacto. Había crecido tanto. Casi abarcaba la mitad de la cama en la que dormían y según lo que Jihoon le explicó en alguna ocasión no estaba ni a la mitad de su crecimiento.

Un fuerte trino del animal clamando atención hizo eco en las paredes del lugar. Bajó el rostro, un par de mechones de su largo cabello se dejaron venir, volvió a encontrar los luminosos ojos que le hacían compañía.

-Sabes que no hay nada que yo pueda hacer. Tú vas a seguir creciendo sin importar que- paseó sus dedos por el pico, no era para nada suave como las plumas, pero si estaba lizo y un poco húmedo -De todos modos así seguiré queriéndote-

Eso pareció alegrar al grifo, quien restregó el costado de su cabecita contra su vientre y estómago. Jimin le regaló una sonrisa ante eso, y recordó.

-Nyytza Gelky- repitió enfatizando cada silaba, intentando recordar la correcta pronunciación con que la mujer lo había dicho -Ella volvió a llamarme así- le dijo al ave.

Snive rotó su cuello haciendo que su cabeza quedara al horizontal de su cuerpo. Eso resultaría doloroso de hacer para un humano.

-La mujer de mis sueños- aclaró -¿Qué significará?- preguntó para sí mismo en voz alta.

Siete meses han trascurrido desde que dejó su hogar en Daegu para venir al otro lado del mar en busca de su alfa.

Tal y como lo acordó, después de una o dos semanas encontró un lugar abandonado en Austria, un país pegado a Alemania que no estaba inmiscuido de ninguna manera en la guerra que se efectuaba entre el segundo país y Polonia. De hecho, la guerra finalmente culminó hace unos meses atrás, aun así Yoongi le insistió en que por el bien de las gemelas y el suyo no se quedase en el país. Jimin decidió respetar esa petición.

Su hogar temporal era una pequeña casa de piedra ubicada en un pueblito entre las montañas. Cuando la descubrió el lugar literalmente se caía a pedazos, varias de las paredes exteriores exhibían cuarteaduras considerablemente grandes, el techo no existía y por dentro, todo estaba deslavado y corroído, a causa del clima y los años.

Le tomó los primero dos meses restaurarla y hacer que lo más básico en ella fuese funcional. Y otros dos más para que el lugar estuviera reparado.

No significó un problema realmente para él, Jihoon Hyung no bromeó cuando le dijo que se encargaría de enseñarle todo a su alcancé para que pudiese cuidarse. El padre de Yoongi era exorbitantemente fascinante, lleno de tanto conocimiento y experiencias que solamente alguien que realmente ha vivido la vida y no solo ha vivido por vivir tendría.

El omega conocía todo acerca de curar y tratar a personas y animales enfermos, incluso a humanos. Conocía las leyendas y mitos detrás de cada tipo de shifters, desde que estos comenzaron a agruparse en tribus hasta que se consolidaron como grandes sociedades, por consecuente conocía sobre sus costumbres y tradiciones.

Su conocimiento sobre el tema no se limitaba a Asia, sino que abarcaba a Oceanía, inclusive conocía sobre las culturas de los continentes humanos.

El país al que vas a ir se llama Alemania, se encuentra en el contiene europeo. En el mundo de los humanos, es un país considerado potencia mundial debido a que posee un fuerte poder económico y militar, lo cual le hace capaz de influir en las decisiones de otros países.

Llevan en guerra con Polonia un par de meses debido a desacuerdos políticos, tienes que ser muy precavido estando allá. Los humanos no sabrán que eres un shifter, su olfato no está diseñado para detectar feromonas ni aromas, pero cerca de Yoongi sí que habrá otros shifters que lo harán. Debes cuidarte de la milicia alemana y de cualquier shifter que detectes.

Jihoon le enseñó a como ocultarse, a disfrazar su aroma, pues el primer año -al menos- es común que las feromonas maternas se liberen por si solas como un mecanismo de protección hacia los cachorros. Le dio instrucciones de cómo atender a las pequeñas, a darle todas las atenciones necesarias que un recién nacido requiere. A su vez le enseñó a no volverlas caprichosas ni testarudas.

Son tus hijas, y por supuesto que los primeros meses van a requerir de muchos cuidados por parte tuya. Eso no significa que tendrás que estar todos los días a todas horas sobre ellas. Vas a ser tu solo, Yoongi no podrá estar contigo porque hay gente vigilándolo, así que las tienes que ir desapegando de ti de poco en poco, hasta que ellas sean capaces de sentirte cerca y no llorar por tu atención.

Jimin llegó a Alemania tres semanas antes de encontrarse con Yoongi, e inmediatamente hizo lo que Jihoon le instruyó. Encontrar un buen lugar para ocultarse, proveer a sus cachorras, creando un ambiente cálido y agradable que las hiciera sentir cómodas cuando él no estuviese cerca.

El conocimiento de Jihoon no solo abarcó hasta ahí. El omega de hebras cafés le dio parámetros de como restaurar lugares o construir refugios, después de todo, el propio omega fue quien construyó la casa a la que Yoongi lo llevó cuando lo presentó ante él. Le enseñó como conseguir alimento, le dio consejos de cómo cuidar al grifo, así como le obsequió un par de cosas que trajo consigo.

Por otro lado, los libros pertenecientes a los abuelos de Jihoon que se relacionaban con el manejo de los elementos le permitieron abrirse camino a terreno nuevo. La tierra, el agua, el viento y el aire, todos poseían memoria y vida. Las emociones de los dragones de escamas negras y blancas influían naturalmente en el actuar de estos porque se decía que algo en su sangre llamaba a los elementos. Influir en ellos emocionalmente era asombroso, pero manipularlos era otra cosa.

En sus meses previos al nacimiento de Miyeon y Soyeon, Jimin aprendió a sincronizar su escencia con los elementos. A percibir la distinta forma en que cada uno vibraba, las diferencias al moverse. Asimiló la propia naturaleza de cada uno de ellos, el motivo que los hacia ser lo que son, logrando conectar y así sentir la energía de cada uno fluyendo a través de su cuerpo. Entonces comenzó a controlarlos. Pudo romper el viento, guiar el fuego, caminar en el agua y remover la tierra.

No es que pudiese generar a alguno de ellos de la nada, no funcionaba así, simplemente, si mezclaba su energía con la de alguno, era capaz de hacerlos funcionar a su favor.

Así fue como llegó a Austria sin necesidad de usar sus alas, solo moviéndose a través de los caminos de la tierra como ya antes lo había hecho con los del agua.

El día en que se encontró con Yoongi fue gracias a los túneles subterráneos que lo llevaron al pueblo. Llevaba varios días rastreando su paradero con la ayuda de su parte omega. En cuando puso un pie en el pueblo no fue difícil capturar su aroma, el mayor no tenía que esconderse de nadie, así que se desplazaba despreocupado con su aroma libre, como si estuviera en Daegu, situación que él no compartía.

No podía acercarse, más aún, cuando percibió otro aroma desconocido cerca. Así que lo mejor que se le ocurrió fue liberar un par de feromonas con la esperanza de que el olfato del alfa las captara. Cosa que afortunadamente sucedió.

El rencuentro con Yoongi fue algo que no planeó que sucediera así. Fue ver la silueta del alfa y simplemente se abalanzó sobre él, desde ahí lo único que recuerda es a su omega subiendo a la superficie y minutos después ya tenía los perfectos ojos verdosos del hombre que poseía la otra parte de su alma apreciándolo. No supo si fue por todos los meses distanciados, o si las hormonas que lo mantenían tan emocional actuaron en su contra, pero solo tuvo que oírlo decir "Te extrañé, cariño" y se derritió a su toque. Sin importar que tan resiliente fue todos estos meses, le fue imposible no llorar mientras el mayor le hablaba.

Toda la carga emocional que traía, la angustia por no obtener noticias del mayor, el cuidado constante sobre sí mismo para darles el mejor desarrollo a sus pequeñas, todos los cambios hormonales y físicos que atravesó. Sí, fue valiente como muchos de sus conocidos se lo dijeron, pero a fin de cuentas aún era un joven cachorro.

Cuanto había extrañado el calor corporal de su alfa, el aroma tan penetrante e imponente que desprendía y el cariño con el que lo tocaba, como si fuese una pequeña flor que debía ser tratada con delicadeza. Jimin había dejado esa etapa de sentirse débil, insuficiente e inútil mucho atrás. Aun así, si Yoongi quería tratarlo con suavidad él jamás iba a negarse.

Un chillido agudo proveniente del cunero de madera a su lado se hizo presente. Su primogénita estaba despierta y clamaba su atención.

Snive elevó su cabeza de su pierna, donde la tenía reposando, buscando ver a la pequeña. Cuando un par de manitas sobresalieron del cunero la criatura se quitó de su regazo permitiéndole moverse.

-Gracias- susurró -Al parecer tus hermanas ya han despertado-

Bañó el huevo con su fuego durante siete noches como el Gran Sabio se lo indicó y de ahí pasó un tiempo hasta que el cascaron decidió romperse, dos semanas antes de que sus gemelas nacieran. El grifo lo reconoció como su "padre" así como también percibió a las criaturas que se removían en su vientre listas para nacer. Entonces cuando estas dejaron su primer hogar para venir al mundo fue fácil para la criatura alada adoptarlas como sus hermanas tal y como lo hizo con él.

-Hola cariño- levantó a Miyeon sacándola del cunero para, pegarla contra su cuerpo rozando su nariz con la de la infanta.

Miyeon balbuceó contenta, meneando las manitas y entrecerrando sus preciosos ojitos verdosos.

-¿Dormiste bien?-

Otro balbuceo lo hizo elevar el rostro, encontrándose a la gemela menor de rodillas en el cunero, viendo hacia él.

-Ahí está mi otra cachorra-

Alargó la mano hacia ella tocándole su cabecita. Muchas hebras rubias habían salido en estos meses cubriendo gran parte de su cráneo.

Miyeon y Soyeon cumplieron el año de nacidas meses atrás. Amabas eran unas bebés sanas y regordetas. Cada una con un distinto color de cabello que se lograba apreciar mejor ahora, con sus pares de ojos de una gama de verdes, cortesía de Yoongi y su abuela.

Miyeon era muy tranquila, dormía mucho y su llanto se hacía presente durante las mañanas cuando despertaba. Durante el día, si no estaba durmiendo se removía en el cunero o gateaba por el suelo. Soyeon en cambio era más activa. La pequeña rubia dormía poco, no era escandalosa o gritona, sin embargo, se mantenía en movimiento constantemente. Gateaba por todos lados, ya un par de veces le atrapó intentado ponerse en pie. El hecho de que solo pudiese gatear no era impedimento para que ella se desplazara de la habitación a los pasillos. De las dos era en quien más debía poner cuidado.

-Tú también has despertado cielo- depositó a Miyeon al centro de la cama y rápidamente se levantó para tomar a Soyeon.

Regresó a la cama colocando a la otra niña junto a su hermana, para después acostarse sobre su costado derecho. Recargó el codo sobre la almohada y luego su mejilla sobre la palma de la mano, mirándolas. Snive le rodeó llegando al espacio vació del otro lado de la gemela, dónde se hizo un ovillón.

Las miró mover sus manitas hacia arriba, sonriendo y abriendo sus boquitas, sin realmente emitir algún sonido. Soyeon rozó sus dedillos con los de la mano contaría de su hermana, quien le respondió el gesto. Los ojos de ambas destellaron. Poseían un vínculo especial del que ya era conocedor, conforme ellas crecieran más íntimo se volvería.

Estiró la mano tocando la frente de la mayor, separó sus labios procediendo a cantar.

Sil'moshye serbi'tyediniye, Moya Miyon

(Poderoso latido, mi Miyeon)

U yah mest'nya tibel, iz goyba ni rayre

(Te he traído, del cielo y el mar)

La de hebras oscuras le miró con sus preciosos ojos lima, siguiendo su voz.

Moy mazhit, tye upiyush ebylo

(Mi vientre, tu refugio fue)

Tesey okyva sko lazia, oky'tsya ik mnene

(Ahora abre los ojos, abre los a mi)

Ik yalvo tyo nyynoy hizhni, ik yalto tyo donum

(A esta tu nueva vida, a este tu hogar)

Paró de acariciar su cabello para enseguida pasar a su rostro, donde con ayuda de su dorso paseó las caricias contra la tersa piel de su hija, ella entrecerró los ojos.

Rad'blastvo zhubya, ni naust'iva yalto miruya

(La dicha de sostenerte, y enseñarte este mundo)

Obyvaty moy sereste

(Abarca mi corazón)

Rad'blastvo zhubya, ni kapozvat yalto miruya

(La dicha de sostenerte, y mostrarte este mundo)

Polnit moy dusma, Oy Mad'-Zemlya

(Llena mi alma, Oh Madre Tierra)

Bospia

(Gracias...)

Miyeon dejó de mover sus manitas dejándolas descansar a los costados de su cuerpo. Eso y sus ojos cerrados fueron la clara señal de que el sueño cubría su ser.

En cambio, Soyeon se mantenía despierta y atenta a sus acciones. Jimin le sonrió y concentró su atención ahora en ella.

Sil'niyyoe khanydi, Moya Soyon

(Fuerte respiración, mi Soyeon)

Ra'komush i'rad, ra moli'voat vkh mey

(Las raíces de la vida, las puedo sentir en mi)

A ella inició por a acaríciale su barriguita en movimientos circulares, lo cual ocasionó que un gesto de complacencia se formarse en sus pequeñas e infantiles facciones.

Iz Solniste ni Lolnny, tyo dushu yao mest'riel

(Del Sol y la Luna, tu alma me fue traída)

Moli'voatbya, moli'ditebya

(Puedo sentirte, puedo verte)

Pasya' ilk hizhni, pasya' ik yalto miruya

(Despierta a la vida, despierta a este mundo)

Subió sus caricias ahora sobando su plexo solar, donde presionó insistente. Era desde ahí, de donde el calor de los dragones nacía, hasta finalmente llegar al estómago.

Rad'blastvo zhubya, ni naust'iva yalto miruya

(La dicha de sostenerte, y enseñarte este mundo)

Obyvaty moy dusma

(Abarca mi alma)

Rad'blastvo zhubya, ni kapozvat yalto miruya

(La dicha de sostenerte, y mostrarte este mundo)

Polnit moy sereste, Oy Mad'-Zemlya

(Llena mi corazón, Oh Madre Tierra)

Bospia

(Gracias...)

-Bospia, Madre Tierra- volvió a repetir tras terminar el canto.

Cuando les dio sus respectivos nombres quiso honrarlas con algo que fuera único y especial.

Eran sus primeras hijas, un regalo de la Madre Tierra, quien le obsequió y encargó dos preciadas vidas que él estaba dispuesto a cuidar y guiar de la mejor manera. Por eso creó la nana, para celebrar la dicha de traerlas a este mundo y a su vez, el agradecerle a la Gran Madre por hermosa bendición.

Durante los primeros seis meses les cantaba todas las noches, mientras los arropaba. Los tres, Miyeon, Soyeon y Snive ya asociaban el canto con el sueño. Solo bastaba con ver como su primogénita y el grifo mantenían los ojos cerrados sumergidos en el sueño.

Jimin inclinó la cabeza con una mueca en los labios, ellos dos cayeron al sueño, Soyeon en cambio continuaba con los ojos abiertos. Era una luchadora sin duda alguna, ya antes había logrado dormirla, pero entre más crecía más astuta se volvía. Resultaba muy difícil de persuadir ahora.

-Supongo que tú vas a ser la que salga a descubrir el mundo primero de entre las dos ¿No?-

Soyeon conectó sus miradas,  identificando a la perfección su voz, y estiró los bracitos hacia él haciendo unos movimientos circulares con su boca, como si quiera succionar algo. El albino lo comprendió.

-¿Tienes hambre, cariño?- los ojos oliva de la cachorra se apretaron al igual que su boquita, cómo si intentase responderle que sí.

Jimin la volvió a tomar en brazos acomodándose mejor al recargar su espalda en el cabecero de la cama. Desabrochó los primeros botones de su camisa liberando uno de sus pechos, acercándolo a su hija. La pequeña pareció percibir el penetrante olor a leche que desprendía de esa zona pues acercó su rostro abriendo más su boquita, lista para chupar.

Jimin la dejó beber mientras observaba a Miyeon y Snive dormir.

Nyytza Gelky, la voz de aquella mujer de sus sueños pareció susurrar a su oído.

Sus sueños se han vuelto un caos últimamente. Aun sueña con aquel encapuchado y con el nido de fuego, a veces los sueña juntos, en otras ocasiones solo a uno. Más imágenes se han sumado, algunas tan irreales que Jimin presiente son solo inventos de su imaginación. Otras más lo hacen sentir como si el sueño fuese verídico. Su mente es como un laberinto al que le siguen saliendo más pasillos y pasillos, no concibe aclarar sus ideas lo cual le preocupa, pues si antes creía ver un sendero del futuro ahora todo se volvía incierto para él.

Sin embargo, en medio de aquellos sueños y premoniciones entremezcladas, el de aquella mujer vestida de blanco aparecía con mucha frecuencia. Siempre en ese bosque de árboles rojos, y siempre era lo mismo. Él corriendo detrás de ella hasta lograr alcanzarla, ella le diría algo, tan solo un par de monosílabos y entonces la vida lo traería al día.

Esa mujer, cuyo origen e identidad aun le resultaba un completo misterio le decía diferentes cosas en sus sueños, pero algo que siempre se repetía en ellos era eso Nyytza Gelky. Jimin no estaba seguro del significado, aunque presentía que debía ser algo importante.

Ahogó un pequeño gemido lastimero cuando Soyeon mordió con fuerza su aureola.

-Tranquila cariño- susurró pegándola más a su cuerpo.

El tamaño de sus pechos se ha reducido las ultimas semana, ahora son más pequeños. Jihoon le comentó que no pasarían más de dos años antes de que recuperaran el tamaño normal. Los bebés dragón no requieren de tomar leche materna por tanto tiempo, ya que por lo usual los nutrientes más importantes los obtienen los primeros seis meses tras su nacimiento.

Jimin lo ha comprobado, desde hace cinco meses, sus cachorras ya no le pedían pecho con la frecuencia que lo hacían al inicio. Solo en ciertas ocasiones, y esta era una de esas. Eso estaba bien para él, en especial porque hace unos días decidió que ya era justo empezar a destetarlas, por el bienestar de ellas... Y el suyo.

Amaba a sus pequeñas, pero ambas realmente estaban tomando todo de él. siempre dejaban sus pechos adoloridos tras beber de ellos. Además, era incómodo que cualquier tipo de tela que estuviese sobre le provocara comezón e irritación. Jimin esperaba esperanzado que tras destetar a las cachorras su cuerpo actuara a su favor regresando el tamaño de sus pechos -específicamente- al normal.

Suspiró.

Iba a extrañarlo un poco. En una de las pocas visitas que Yoongi pudo hacerle notó su incomodidad al momento de moverse después de alimentar a las gemelas. El alfa hizo algo con su boca y sus manos que le reemplazó esa exhaustiva molestia por un placentero alivio. Ahora que ellas volvieran a su tamaño eso se iría por igual. Al menos hasta que volviese a tener otro cachorro... Cosa que no estaba próxima a suceder.

Soyeon finalmente separó su boca empujándose con su manita.

-Veo que ya acabaste-

Ella se quedó pegada a su pecho atrapando su aroma. Jimin aprovechó la quietud de la rubia para abrochar de nuevo su camisa.

-Ba ba ba ba-

-¿Ba? ¿Appa?-

-Bababa-

Sus hijas amaron el aroma de Yoongi desde la primera vez cuando las envolvió en una camisa de este. Posiblemente les generaba ese sentido de protección y seguridad que las feromonas de alfa poseen. Y cuando ellas pudieron no solo sentir el aroma sino la presencia del mayor pareció ser suficiente para encantarlas.

-Bababa-

-No creo que él pueda venir hoy cielo- como si ella verdaderamente pudiese comprender sus palabras, un puchero de desacuerdo se formó en sus labios -Pronto cariño... Pronto-

-Joven-

Dejó de mirar a su hija para levantar el mentón y encontrarse con el cálido rostro de una mujer.

Clarissa, aquella mujer humana que de alguna manera se había vuelto amiga de Yoongi. Despertó tres días después de aquel terrible día en el que la vida casi escapa de su cuerpo, y le pidió quedarse a su lado como una gratitud por salvarla.

Jimin intentó persuadirla de que eso no era necesario, pero aquella mujer era determinada y no consiguió convencerla, fue así como terminó viviendo junto con sus gemelas, Snive y él.

-Clarissa Noona- le mujer sonrió ante eso ultimo.

-Clarissa, joven. Solo Clarissa-

-Cierto, disculpe- comentó apenado. Recordando que en Alemania no utilizaban esos pronombres, por lo tanto, para ella resultaba complemente ajeno ese término.

-Venía a comentarte que el desayuno ya está listo- ella se adentró en la habitación, cubriendo el espacio del marco donde en lugar de una puerta colgaba una cortina tejida en tonos violetas.

-No tenía que molestarse, ya iba a levantarme a hacerlo yo-

-Ninguna molestia. Ya que el joven Min y usted no me permiten hacer mucho es lo menos que puedo aportar- inclinó su mirada café hacia la cama -Además, ellas deben estar tomando mucha energía de ti. A esa edad siempre es cuando más nos necesitan-

Jimin sonrió mirando de su hija mayor a la otra. Era momento de levantarse, así que se puso en pie con Soyeon en brazos.

-Lo creo-

Caminó hacia el pequeño ropero -uno de los pocos muebles en la habitación- donde había un par de prendas que eran suyas, y otras que fue adquiriendo.

-¿Gustas que la sostenga mientras te cambias?- consultó Clarissa.

Jimin asintió unos segundos después, extendiendo sus brazos para entregarle a Soyeon. Clarissa ya antes había cargado a las gemelas, estas no parecían molestas con su presencia, posiblemente porque la ausencia de feromonas en ella la hacían ver como alguien que no perturbaba su entorno. Igualmente, el omega percibía una especie de calidez y confort rodeándola que causaba seguridad a sus hijas cuando estaban con ella.

-Gracias-

Ella solo asintió dando media vuelta para darle privacidad, dedicándose a hacerle cariños a la criatura de sus brazos.

-Sus ojos... Aunque no son del mismo tono que el joven Min, me recuerdan mucho a él- confesó.

Jimin afirmó con la cabeza sabiendo que ella no iba a verlo, tomando una camisa verde militar.

-Ella y Miyeon tomaron mucho de él, incluso ciertas facciones de sus rostros son muy parecidas a las de Hyung-

Hubo un silencio en el cual Jimin aprovechó para colocarse la camisa y jalar un pantalón.

-Ellas son tuyas. Nacieron de ti ¿No?- la cautela utilizada hizo pensar a Jimin que Clarissa meditó muy bien si debía hacer el comentario.

Él no se sintió ofendido o algo pareció. Clarissa jamás cuestionó nada acerca de ellos, aun cuando era obvio que no eran simples seres humanos. Era normal que en algún punto de todos estos meses ella finalmente se animara a preguntar.

-Lo son-

-Son preciosas- halagó.

Jimin terminó de abrochar el pantalón y rodeó por la derecha a la mujer para quedar de frente.

-Gracias-

-¿Fue difícil?-

-Un poco. Estaba asustado al inicio, pero obtuve ayuda de mucha gente cercana a mí, entonces pude sobre llevarlo todo-

-Eso es bueno, es un proceso que requiere de compañía... Sobre todo cuando se es primerizo-

El albino remojó su labio inferior.

-Usted ¿Tiene hijos?-

-Tuve una- Clarissa hizo una expresión nostálgica -Mi pequeña Otila. Una enfermedad me la arrebató cuando ella apenas tenía siete... Poseía una sonrisa que brillaba como el sol mismo- agregó con los labios temblando ligeramente.

Jimin colocó una de sus manos sobre el hombro.

-Nosotros tenemos la creencia de que cada alma que parte se reencuentra con nuestra Madre Tierra, compartiendo todas su vivencias y lista para volver a nacer. Otila esta con ella, y desde ahí le cuida-

-Suena reconfortante. Gracias joven-

Clarissa lo miró. Jimin conocía esa mirada, ya se la había visto en varias ocasiones. Esa mirada repleta de dudas y preguntas, de curiosidad que alberga un ser que esta ante algo que le es totalmente desconocido.

-¿Por qué no me pregunta?- alentó.

-¿Qué cosa?-

-Sé que tiene dudas, yo también las tendría. Puede preguntarme, no me molestare si lo hace-

-No quiero incomodar-

-No será así, créame. Estaré más tranquilo si usted lo esta, y eso solo va a suceder si resuelve sus dudas-

Ella pareció meditarlo un momento, antes de asentir con lentitud.

-Está bien-

-Adelante-

-Tú me curaste. No sé exactamente cómo, pero lo agradeceré por el resto de mi vida. Sé que no son humanos-

-¿Qué crees que somos?-

-Shifters sin duda alguna-

-Y...

-¿Qué clase de shifters son?-

-Dragones- los preciosos ojos miel de la mujer se entreabrieron tanto que por un momento parecieron ser circulares. Ella apretó a Soyeon contra su pecho.

-Dragones, has dicho dragones- Jimin asintió -Por Odin- exclamó sorprendida -Jamás creí que Midgard albergara tan colosales criaturas-

-¿Midgard?-

-Es el nombre que utilizamos en nuestra cultura para nombrar a la Tierra-

-Comprendo- eso sonaba interesante.

-Entonces el joven Yoongi también es un dragón-

-Lo es-

-Y estas niñas- su rostro se inclinó, para ver a Soyeon -Esta pequeña criatura...

-También es un dragón- interrumpió.

-Pero es tan chiquita... Y luce frágil-

-Ella, al igual que Miyeon aun no pueden volverse dragones, pero en un par de años, cuando sus cuerpos sean más grandes podrán- explicó.

-Entiendo... ¿De qué continente provienen?-

-Asia-

-¿Asia? ¿Qué hacen tan lejos?-

-Alf-Yoongi está cumpliendo umh...

-Ibas a decir Alfa ¿No? Esta bien, conozco un poco acerca de eso, le llaman sub casta si no me equivoco ¿Qué está cumpliendo el joven Min?-

-Un castigo-

-¿Un castigo?-

-Él no hizo nada malo- apresuró a aclarar -Unas criaturas intentaron hacerme algo, él solo me rescató. Nosotros también tenemos reglas y hubo una que Hyung no acató, por eso está cumpliendo con este castigo-

Ella percibió en el tono de voz del menor y en la forma en que sus ojos grises se desviaban que no era un tema del que le gustase hablar, así que decidió desviar la conversación -¿Irás a verlo hoy?-

Jimin asintió entusiasmado. Yoongi no podía venir a Austria con tanta continuidad, de hecho, posiblemente solo iban unas tres o cuatro veces las que ha podido hacerlo.

Una vez a la semana él lograba persuadir al hombre al que llamaba "General" para dejarlo salir por su cuenta. No estaba seguro de lo que el mayor le decía para convencerlo, lo que fuera lo agradecida eternamente. Gracias a eso, lograba verse con el ojiverde en el pueblo donde se encontraron por primera vez. No pasaban más de dos horas juntos, pues la ausencia por periodos largos de Yoongi levantaría sospechas.

A Jimin le gustaban los días en que podían verse. La simple presencia del alfa le generaba un sentido de conformidad y protección, cuando su calor corporal chocaba contra el suyo, Jimin sentía que su piel hormigueaba gustosa, cuando lo rodeaba con ambos brazos, resguardándolo contra su pecho, era el justo momento en el que Jimin podía deshacerse cual gelatina. Era su alfa, su compañero, el hombre que lo salvó de una vida que lo estaba consumiendo, él amaba estar a su lado y sentirse como el cachorro que era cuando lo arropó aquella noche en el bosque.

Por supuesto que no olvidaba la situación en la que se encontraban, Yoongi estaba cumpliendo un castigo y él tenía a dos pequeñas que proteger, además de todo el caos que era su cabeza con respecto a lo que el destino le mostraba en sus sueños. No todo eran mimos y palabras dulces acompañadas de gestos gentiles, Yoongi era consciente de la situación y se comprometido en ayudarlo.

Y es que el alfa finalmente accedió a terminar de entrenarlo. El primer mes tras su encuentro se la pasó insistiendo, hasta que un buen día el mayor le pidió que le mostrara todo lo que había aprendido en estos meses. No fue hasta después de casi una hora en la que Jimin hizo uso de sus conocimientos adquiridos sobre defensa y pelea que el mayor asintió apenas perceptible, aprobando entrenarlo.

Entonces Jimin confirmó dos cosas: Que Yoongi siempre jugó con él cuando entrenaban ellos dos... Y que el alfa no había matado a Buraksan y Yudal cuando los tuvo enfrente en aquella reunión porque no tuvo ganas.

Chaerin y Yubin eran fuertes, los golpes del comandante siempre fueron agiles y muy precisos cuando iban dirigidos hacia él en el entrenamiento, dignos de alguien que era la cabecilla de una legión de guerreros. La alfa en cambio, golpeaba sin pensarlo y sin aminorar su fuerza, no hacia distinción alguna porque el fuese omega o más pequeño en tamaño, lo atacaba como a un igual. Y vaya si no que se llevó sus buenos golpes con ellos dos. No habría creído que pudiese haber golpe más doloroso que el de Chaerin hasta que Yoongi lo golpeó por primera vez.

Fue en su costado derecho, justo donde terminaba su última costilla. Yoongi atacaba y él debía defenderse, lamentablemente descuido su flanco y el mayor aprovechó ese pequeño segundo para acertarle un golpe. El golpe más doloroso que ha experimentado en su vida. No tenía una forma de describir la fuerza de Yoongi, solo que era un tanto -muy- desorbitante. En otra ocasión, el golpe dio contra su estómago, y fue la primera ocasión que Jimin creyó que iba a perder el conocimiento durante un entrenamiento.

Eso no era todo, Yoongi no solo era fuerte, poseía un control impresionante sobre cada parte de su cuerpo, como si cada músculo en él supiera a donde moverse o como colocarse. Alguna vez en medio de un descanso Chaerin le comentó que había entrenado al mayor para ser un guerrero, y en estos meses Jimin pudo comprobar esas palabras.

Yoongi era un guerreo hasta la medula.

Agradecía cada noche mientras admiraba las estrellas después de hacer que sus pequeñas durmieran por haber conocido esta faceta del mayor. Porque si él estaba tomándose enserio el entrenarlo eso significaba que lo veía competente.

Jamás podría estar a la par con Yoongi, sus naturalezas no lo harían posible y Jimin tampoco pretendía entrar en un molde que era consciente no fue hecho para él. Aún así, la simple idea de poder ponerse junto al mayor y no escondido detrás de él, el hecho de hacerle ver que él también podía protegerlo hinchaba su pecho.

Porque eso era lo que más ansiaba, ese era el propósito de su persistente insistencia, volar junto al mayor y hacerlo sentir seguro como lo hacía sentir a él.

-Entonces deberías darte prisa en desayunar ¿No?-

Ella tenía razón, aunque se Desplazaba por los túneles de la tierra, el recorrido de donde estaban hasta el pueblo Alemán era extenso.

-Puedo tratar de dormirla de nuevo- se refirió a Soyeon, cuyo rostro no parecía estar de acuerdo con esas palabras.

-No. Esta pequeña y yo vamos a recoger un par de flores del jardín- acomodó a la nena cargándola con un solo brazo -Si Miyeon despierta, Snive me avisará. No te preocupes por ellos, yo los cuidaré-

Jimin besó la frente de la mujer, antes de medio abrazarla.

-Enserio Noo- Clarissa. No sé cómo agradecer tanta disposición de parte suya-

-Tú salvaste mi vida jamás me va a alcanzar el tiempo para agradecerte ese gesto-

Ella le acarició con dulzura la mejilla con su mano libre.

-Además, este posiblemente va a ser uno de mis últimos ratos con ellas-

-Usted...

-Creo que ya estoy lista para ir a Suiza con mi amiga-

-¿Lo dice en serio?- sus ojos brillaron.

-Sí-

Jimin le tomó por los hombros.

-Duele mi corazón por su partida, aunque sé que es lo mejor para usted- admitió. Se encariñó muy rápido de ella. No se parecía en nada a su madre, y aun así la sentía como una figura materna -Su amiga, me ha contado de ella. Se alegrará al verle y saber que esta bien-

-Eso espero-

-¿Cuándo ha de partir?-

-Aun no sé el día exacto. Quiero esperar a que el joven Min venga para despedirme correctamente de él-

-Entonces le diré a Hyung, para que venga lo más pronto posible-

-Gracias- la gratitud resonó en su palabra -Tranquilo. Nadie además de mi sabrá sobre ustedes... Tienes mi palabra-

****

Yoongi observa a los generales salir de la cabaña con sus respectivos tenientes. Cuando hay reunión o juntas importantes se efectúan en el campo donde él esta asignado, y siempre en la cabaña personal del general.

La reunión de esta vez fue corta, casi tres horas sentado junto a otros shifters alfas y betas en una mesa rectangular, escuchándolos demasiado y hablando muy poco. No hubo un tema principal en todo lo que se comentó, pues la junta no fue planeada con anticipación como sucedía con las anteriores. Uno de los generales envió la solicitud para reunirse dos noches atrás y los otros generales aceptaron. Tal vez lo más destacable fue escuchar que tras cinco meses desde que Polonia aceptó la paz, Berlín, la capital de Alemania al fin se estaba reponiendo.

Y es que "milagrosamente" la guerra había terminado.

Una semana después del ataque -que casi cobra la vida de Clarissa- efectuado en el pueblo, Buraksan y Yudal arribaron a Alemania. Sus portes tan rectos y sus rostros tan rígidos le hicieron saber que ya estaban fastidiados de que las cosas no se solucionaran, lo cual posiblemente significaba que sus verdaderos planes comenzaban a verse afectados. No iban a permitir que las cosas siguieran por ese rumbo. Si algo colocó a ese hombre y a esa mujer como cabecillas de Corea fue la manera de guíar a las personas. Los dos eran ambiciosos, conocían perfectamente que hilos jalar así como cuales no.

Tras su arribo ambos alfas se reunieron con los gobernantes de Alemania. Según palabras de GongYoon, pasaban día y noche en esas juntas.

Hasta que finalmente le llegó un informe al general que solo él -por ser teniente- tuvo derecho leer. En el informe se descubrió que alguien en el gobierno alemán enviaba información al otro bando. Desde coordenadas, órdenes, planes y demás. Por eso la milicia alemana, a pesar de ser una de las más fuertes no lograba imponerse ante el otro país. Lo descubrieron ya que a la par del ataque en el pueblo, se realizaron otros más en distintas partes de Alemania donde todavía la guerra no llegaba. Entre la redada atraparon a varios de los soldados, que resultaron ser polacos portando uniformes y equipamiento alemán.

No conoce los detalles, solo que dos semanas después de ese informe dieron con la persona que estaba infiltrando la información y en otras dos más, Polonia avisaba a los países restantes que iba a aceptar un acuerdo de paz con Alemania.

¿Qué sucedió? ¿Qué hubo detrás de ese acuerdo? ¿Qué hicieron Buraksan y Yudal?

Eran preguntas de las que nunca obtendría respuesta. Lo que si sabía era que después de eso, la milicia polaca se retiró del territorio alemán y viceversa. Los países alrededor comenzaron a enviar apoyo en diferentes recursos para los sobrevivientes de la guerra.

Poner en función a Berlín era importante, era el primer paso para levantar las otras grandes ciudades como Munich, Hamburgo o Colonia y así restaurar a Alemania. El general que fue asignado al distrito Mitte, que se ubica en la capital, y quien solicitó la junta, hizo hincapié en que ahora que las cosas se acomodaban a favor era una oportunidad para que se reagruparan.

Varios de los generales aprobaron la idea, cada batallón estuvo entrenando por su cuenta, así que lo veían como un método de fusionar el trabajo de todos. Un par de generales no compartieron el mismo ideal, entre ellos GongYoo. Quien argumentó que todos los soldados bajo sus cargos eran totalmente competentes para trabajar con cualquiera que se les pusiera a su lado, fuesen del mismo campo o no. El alfa de ojos blancos no profundizó tanto en el tema y en su lugar enfatizó que ahora que la vida social alemana parecía retomar su sendero de nuevo era mejor salir a estudiar a los humanos, pues cuando les tocase a ellos pelear su proceder debía ser el de un humano totalmente.

En mitad de la junta, Yudal hizo acto de presencia, y por los rostros sorprendidos que apreció fue evidente que ella no informó que lo estaría.

Aun así la junta se mantuvo igual después de que ella apareciera, los generales le expresaron su pensar sobre lo de reunir a los batallones, ella solo respondió que sería un punto a tratar con Buraksan. Comentaron acerca de los avances, y varios generales junto a sus tenientes le reconocieron su labor con respeto al entrenamiento de los soldados. Yoongi solo asintió con la cabeza en ese momento, aceptando el alago, pero no dejando de pensar sobre ello.

Era cierto que de esos críos que antes se quejaban de todo ya solo quedaba el recuerdo. Iba más de medio año desde que decidieron darle la seriedad que requería el entrenamiento cambiando radicalmente la imagen que le dieron de ellos al principio. Esos jóvenes ya eran soldados dispuestos a aplastar los cráneos de cualquier enemigo que se les cruzara sin requerir de la liberación de sus partes animales. Para Yoongi se volvieron bestias de guerra... Corrección, él los convirtió en eso. Y no le enorgullecía en lo absoluto.

-¿Vas a ir a "patrullar" hoy?-

Desvió su mirada hallando a su lado a GongYoo, solo estaban ellos dos en la cabaña.

-Deberías esperar unos minutos- le vio sacar una cajetilla de cigarros de su bolsillo del pantalón.

Lo decía por Yudal. Esa mujer todavía andaba por el campo.

-¿Ella va a quedarse?-

Debía saberlo. De ser así debía avisarle a Jimin que no podrían verse.

-No. Tiene deberes que resolver-

Asintió aliviado.

-Ve con Hanbin. Si no quieres que te siga, distráelo... Dale órdenes- condujo un cigarro a su boca, sacó el encendedor de su otro bolsillo.

El porqué GongYoo continuaba ayudándolo seguía siendo un misterio. El alfa evidentemente no era conocedor de que se veía con Jimin ni de que esté se hallaba cerca, él personalmente se encargaba de retirar el aroma que pudiese quedar impregnado en su piel y ropa. Tampoco comprendía como fácilmente accedió a dejarlo patrullar por las tardes una vez a la semana. Cielos, el hombre mayor debía intuir que algo sucedía, y aún así no decía nada.

-Ve de una vez- el fuego escapó del encendedor, quemando la punta del cigarro.

-Sí, general-

Le hizo una reverencia sabiendo que esta no podría ser vista por el mayor, era una simple costumbre hacerla.

En cuando abandonó la cabaña, miró a todos lados buscando la silueta del tan energético cabo. En las reuniones solo los generales y tenientes podían estar presentes, cuando estas se efectuaban era común que Hanbin se mantuviera fuera de la cabaña alejando a cualquier soldado metiche, que quisiera escuchar. No era el caso ahora. Podía ver a un par del soldados a su cargo cerca del campo, otros se ubicaban a las afueras de sus cabañas matando el tiempo con algún juego, y hasta el fondo yacía un grupillo afilando sus cuchillos. Hanbin no estaba, al menos no es su campo de visión.

-Teniente- ahogó un gruñido de fastidio ante aquella voz. La conocía a la perfección.

Dio medio giro sobre su propio eje encarando a la joven que le llamaba, descubrieron que no venía sola.

-¿Qué sucede? Soldados Jaehae y Jeonmyeol-

-¿Ha resultado favorable esta reunión?- Yoongi casi frunce el ceño.

-No puedo dar respuesta a eso- y ellos lo sabían, por eso resultaba extraño que preguntaran.

La fémina asintió con la cabeza.

-¿Habrá entrenamiento hoy?-

-Lo habrá. Estoy buscando al cabo ¿Saben donde se encuentra?-

Los gemelos se dieron una mirada entre si.

-Lo vimos hace un rato-

-¿En donde?-

-Podemos llevarle con él...

-Pero debes escucharnos antes-

Yoongi resopló por la nariz reteniendo las ganas de virar los ojos, ya veía por donde iba esto.

-Iré a buscarlo por mi cuenta-

Hizo el ademán de caminar más los gemelos se movieron interponiéndose en su camino.

-General Min, escúchenos-

-No tengo nada que escuchar que no hayan dicho ya- declaró seco.

Intentó moverse, ellos de nuevo se interpusieron.

-Teniente...

-Teniente Min- secundó el varón.

-Apártense-

-Acepta ser nuestro compañero- pidió el joven lo suficientemente alto como para que se notase la diferencia entre su tono normal, pero no para que los demás lo escucharan.

Yoongi sacó todo el aire de sus pulmones, notando lo tenso e irritado que le ponía este tema.

-Tu eres nuestro compañero-

-Están equivocados-

-Teniente, por favor-

-Basta. Si no van a indicarme hacia donde se fue el cabo apártense y déjenme buscarlo-

-Pero...

-No estoy dispuesto a seguir escuchando más disparates-

-No son disparates- defendió la mujer.

-Lo son-

-Que no lo son. El destino hizo que lo encontrarámos, teniente-

No, el destino hizo que me alejara de mi compañero y terminara aquí en un puesto que no me pertenece, haciendo algo para lo que no estoy capacitado.

-Ustedes dos- dijo en tono más firme -Vuel...

-Tem' yarost'-

Lo que hacia falta.

Desvió su atención de los gemelos encontrándose con la silueta de la última persona que deseaba toparse de frente hoy, Yudal. La pelirroja caminaba hacia él con la superioridad y firmeza que un líder que esta ante ojos de todos poseía.

Siempre con esa especie de mueca irónica pintada en sus labios que da esa sensación de que todo está bajo su control, acompañada de aquel escote que deja en evidencia su larga cicatriz que contrasta con su tono de piel natural.

Ella acostumbraba portar ese tipo de blusas, como un recordatorio de que aunque ahora era una diplomática en su momento fue una de las mujeres más feroces de su provincia. El hecho de que ahora se mantuviera en reuniones y pactado acuerdos no significaba que su salvajismo se hubiera esfumado.

Yoongi siempre ha creído que aun con todo y que Buraksan es muy imponente en su forma humana, así como su mirada doblega a los demás, es Yudal de quien verdaderamente no debe despegar la mirada. Esa mujer es como una mantis, dispuesta a comerse hasta su misma especie con tal de obtener lo que quiere, o esa sensación le generaba.

-Líder Yudal- saludó cortés, con una reverencia al tenerla cerca.

Ella replicó la reverencia.

-¿Interrumpo algo?-

-No. Los soldados ya partían a hacer sus deberes- miró con dureza a ambos jóvenes, quienes tras unos segundos de lucha interna afirmaron con la cabeza. Una pequeña inclinación de cabeza y se alejaron.

-¿Ocupa algo?-

-No, simplemente venía a felicitarlo, de hecho, debo doblemente hacerlo. Antes de mi inesperada aparición en la reunión de hoy, me llegó un reporte del general Gong que mencionaba que la preparación de los soldados era exitosa. Lo que pude escuchar allá dentro no es más que evidencia de ello-

-Gracias- fue su única contestación, recordó lo que mencionó -¿Doble felicitación?-

-Me enteré que fue padre hace ya un año ¿No?-

Sus uñas picaron dentro de sus cutículas y su garganta bramó adolorida al reprimir un gruñido.

-¿No estaba enterado?- la falsa sorpresa en el tono de voz de la mujer lo sacó de quicio -Creí que usted mantenía comunicación con Daegu-

Hipócrita, como si ella no supiera.

-Estoy enterado- fingir no iba a funcionar. Ella conocía esa información -Gracias-

-Por desgracia no conozco el sexo o nombre de su pequeño, aun así, envió mucha salud- barrió su largo y rojizo cabello para atrás -Buraksan le envía sus felicitaciones por igual, lamentando no estar en persona para hacerlo-

Afirmó con la cabeza.

Yudal dio un paso hacia él. Era alta, como la genética de un alfa solía ser, no tanto como él, pero esas botas negras con plataforma la ayudaban lo suficiente acercándola a su altura.

-Ya que esta en contacto con Daegu ¿Sería descortés pedirle persuadir a su madre a que acepte una reunión con nosotros?-

-¿Una reunión?-

-Sí, Buraksan y yo tenemos una propuesta interesante. Sin embargo ella se ha negado a una reunión y aunque estoy al tanto que ustedes actúan como clanes independientes, sé que si su madre acepta los demás líderes lo harán... La respetan mucho, por lo que sé-

-Temo no poderle ayudar. Las decisiones que tome la alfa no me conciernen-

-¿Enserio? Creí que por ser su último hijo y único sucesor tendría cierto voto y palabra- estaba jugando con su paciencia, no cabía duda.

-No es así-

Yudal suspiró con una fingida expresión de decepción.

-Que desafortunado. Habrá que seguir insistiendo tal y como se ha hecho-

Esa sonrisa sínica apareció de nueva cuenta.

-Ha sido un placer verle Tem' yarost', esta haciendo una labor, formidable-

No existía nada de formidable en entrenar jóvenes para la guerra.

-Buraksan no se equivoco cuando dijo que eras perfecto para este puesto-

Colocó una mano sobre su hombro apretándolo "amistosamente" y se acercó a su oído para susurrarle.

-Escuché que su dragón es muy susceptible a la ira... Conserve esa ira Tem' yarost', porque la va a necesitar-

La pelirroja se separó, realizó una reverencia antes de alejarse.

******

Jimin se apresuró a salir del limite del bosque no sin antes agradecer a la tierra por ayudarlo a llegar a Alemania.

Su lazo volvió a fortalecerse en este tiempo, y mientras viajaba por los tunes algo llegó a través de él, demasiado sutil y muy fácil de ignorar si no fuera porque Jimin siempre trataba de enfocar toda la atención posible en el. Pudo sentir pequeñas motitas de lo que parecía ser irritación proviniendo de Yoongi.

En lo que llevaba aquí, notó que el alfa era muy sensible a la irritación y la molestia, algo o alguien en el entorno en el que estaba provocaba que diariamente esas sensaciones fueran protagonistas del lazo, hoy fue diferente. Había una distancia lo suficientemente lejana cuando recibió esas señales, el mayor realmente debía estar molesto si logró transmitirle esas emociones a tal distancia.

Las primeras casas aparecieron en su campo de visión. Ya estaba en las fronteras del pueblo.

El lugar técnicamente estaba abandonado. Desde que se anunció la paz entre los países, la ayuda no se hizo esperar. Rescatistas tras rescatistas fueron llegando al país. En dos meses llegaron hasta el pueblo y en menos de dos semanas este ya se encontraba vacío de vida.

Había dos o tres personas que decidieron quedarse, Jimin debes en cuando las topaba, eran todas mujeres adultas. Intentó acercarse alguna vez, todas rehuían de él o lo miraban confundidas, probablemente por su condición de albino. No insistió más, amaba la vida, pero tampoco podía obligar a alguien a vivir si la persona ya no lo deseaba.

Se metió entre una de las calles alternas a la gran calle donde antes estaba el mercado. Aunque el lugar estuviera casi abandonado, a veces pasaban patrullas o personas vigilando la zona, debía ser precavido.

Caminó un poco más hasta llegar a una casa en específico, se detuvo frente a esta e hizo un pequeño sonido colocando su lengua entre los dientes y dejando escapar aire, mientras sacaba algo de su bolsillo derecho.

Un mimoso maullido se oyó en respuesta y de una de las ventanas rotas de la construcción salió un pequeño gatito. Era en su totalidad blanco, teniendo un par de manchas oscuras y otras anaranjadas en el lomo, la parte trasera de las patitas al igual que la punta de su cola terminaba en negro, una de sus orejas era anaranjada. Era una cría.

Lo encontró hace tres semanas mientras esperaba a Yoongi, el pobre felino se había atorado el cuello en un anillo de plástico de los que se utilizaban para empaquetar bebidas. El anillo se estaba incrustando en la carne creando una laceración rosácea que si no era atendida se empezaría a pudrir, los añillos restantes le entorpecían el movimiento al enredarse con sus patitas y hacerlo caer. Lo sabía porque cuando lo vio por primera vez la criatura intentaba desesperadamente tomar un hueso que se encontraba en el suelo, cuando se le acercó y el felino lo notó intentó huir, los anillos lo hicieron caer varias veces.

Jimin obtuvo dos rasguños ese día, uno cuando trató de sostener a la criatura entre sus manos, el otro cuando tontamente jaló el anillo de plástico lastimando a animalito. Valió la pena, pues consiguió retirarle el objeto del cuello y limpiar un poco la herida con un pañuelo que llevaba consigo. Fue lo único que pudo hacer por esa ocasión.

Los siguientes días, a pesar de que no iba a verse con Yoongi regresó, con la esperanza de que la criatura estuviera todavía cerca, su sorpresa fue grata al encontrárselo. Pudo terminar de curarlo con las hierbas que llevaba y le dio de comer. Aquella vez la criatura en agradecimiento se restregó contra sus piernas hasta el cansancio mientras le ronroneaba.

Jimin no podía sentirse más contento y dichoso. Los gatos, al igual que los perros, no eran animales comunes en Corea. En Asia de hecho, él solo los conocía a través de películas y cuentos que Yoongi le proporcionó. Haber conocido a uno, sobre ello, haberle salvado solo hinchaba su pecho en felicidad.

Pronto Jimin se encontró visitando a la criatura con más frecuencia, trayendo alimento y jugando un rato con la bola de pelos. En algún punto creyó que el felino simplemente se iría, pero no, seguía ahí, esperándolo sin falta... Como si lo hubiese elegido.

-¿Te has portado bien, pequeño?-

El felino emitió un maullido seguido de un ronroneo restregándose contra su pierna derecha.

-Vamos a darte de comer-

En breve se sentó en las escaleras de entrada de la casa, de la pequeña bolsa que llevaba extrajo un pedazo de pescado que cocinó en compañía de Clarissa ayer y se lo extendió al felino, quien sin titubear procedió a comer.

Observó esa pequeña boquita abrirse mostrando aquellos afilados colmillos que mordían la carne, los bigotes finos se meneaban de arriba abajo y las orejitas puntiagudas se agitaban contentas. Eso envío calor a su pecho.

Quería llevárselo, pero antes debía consultarlo con Yoongi. No figuraba en sus planes tenerle unos meses y más adelante abandonarle cuando tuvieran que volver a Corea. Si tomaba a la criatura consigo era definitivo.

Además, tenía que hallar la forma de que Snive también se adaptara a la presencia del animalito y viceversa.

-Si todo sale bien hoy tal vez pueda llevarte conmigo mañana-

El felino lo miró con esos redondos ojos ámbar verdoso, eran hermosos, como ver miel derretida sobre una piedra de esmeralda.

Transcurrieron varios minutos en esa posición. Yoongi ya estaba en movimiento, Jimin aun lo percibía lejos, así que se tomó su tiempo para darle trozo por trozo al gato y acariciarlo en las orejas cada que terminaba de comer.

-Ese fue el último-

El gatito pasó su lengua por sus bigotes limpiando todo rastro de comida que pudiese haber quedado adherida ahí.

-Eres precioso-

Hubo un maullido en respuesta, la criatura se paseó por sus piernas y Jimin lo aprovechó, tomándolo con cuidado para colocarlo en su regazo. No tenía mucha practica en como cargar gatos, por lo cual lo acunó contra su cuerpo como si fuese un bebé, cosa que no pareció disgustar al felino.

-Te prometo que te daré un nombre... Uno igual de bonito que tu-

Paseó la yema del dedo sobre la nariz sintiéndola húmeda, el gatito automáticamente le tomó entre sus dos patitas y procedió a lamerle el dedo con esa áspera lengua. Estuvo tomando los pedazos de pescado con esa mano, así que el olor debió quedar impregnando en la piel.

Cerró sus ojos por un momento. Permitiéndose despejar la mente y liberar sus tensiones.

Enserio deseaba creer que fue lo correcto dejar la seguridad de Daegu para venir hasta acá.

Otra vez dudando, la suave voz de su omega se hizo presente.

¿Y si hice mal? ¿Qué tal si esto solo fue un capricho mío por volver a ver a Hyung? Y ahora estoy poniendo en peligro la integridad de nuestras hijas

No debías permanecer en Daegu, teníamos que venir

¿Cómo puedes afirmar eso?

Solo lo sé, tú también lo sabes. El gran sabio nos los dijo

No, el dijo que mi travesía y la de Hyung no eran la misma. Que en algún punto íbamos a encontrarnos ¿Qué tal si eso no es ahora y yo lo apresuré?

Él también dijo que tu travesía aun no iniciaba, tal vez estamos aquí por eso

Puede ser. Los sueños que he tenido últimamente son tan borrosos y confusos, lo único certero es lo que soñaba antes. Jimin frunció los parpados, ¿Tienes idea de lo que Nyytza Gelky significa?

No, he estado acompañándote en tus sueños, en ese en especial. No logró identificar quien es la mujer y mucho menos lo que significa cuando te llama así

¿Crees que sea la Madre Tierra?

No estoy seguro, pero me intriga, porque está presionando mucho para que la escuchemos. Creo de hecho, que el que tengamos sueños frecuentes con ella es la posible razón de que no tengamos vistazos hacia el futuro

Espera ¿Crees que ella esta...

Su conversación interna fue interrumpida por un fuerte gruñido. Jimin abrió los ojos encontrándose con que el gato estaba sobre sus cuatro patas aun en su regazo. La cola estaba parada y encrespada, sus orejas echadas hacia atrás y sonoros bramidos salían desde su estómago hasta su boca.

Cuando Jimin quiso pasar una mano sobre la cabeza de la criatura para calmarlo fue que se dio cuenta del fétido aroma que le rodeaba. Un olor como el de las flores muertas que son dejadas en agua durante mucho tiempo invadió a su nariz.

Su atención paso del gato en sus piernas a expandirse un poco más topándose con un par de zapatos. No tuvo ni un segundo más que pensar antes de elevar el rostro encontrándose al dueño, mismo del que provenía ese olor. Sus ojos grises parecieron estallar en sorpresa.

Esa capa medieval, reconocería esa capa a kilómetros de distancia, porque hasta en sus sueños le atormentaba.

Pasó saliva lentamente, el contrario estaba inmóvil colocado hacia su dirección. No era un humano, pero Jimin no podía reconocer lo que era. Su aroma era de algo muerto ¿Era ese su aroma? porque simplemente no lograba ubicar a que tipo de shifter o criatura pertenecía.

El gato volvió a bramar molesto, saltando de sus piernas, colocándose entre el hombre y él. Un maullido estridente, de advertencia se le escapó mientras avanzaba.

El hombre de complexión larguirucha movió el rostro revelando que la capucha además de ocultar sus ojos cubría al menos la mitad inferior de su rostro. Siguió los movimientos del felino, e inclinó parte del torso hacia enfrente. Hubo agitación bajo las mangas de la capa, eso despertó por completo las alertas del pecoso.

-Espera- se puso en pie acercándose al gato -No vayas a hacerle nada-

El encapuchado ladeó el rostro.

-No pretendo hacerle nada- su voz. Era rasposa y ronca, se escuchaba un poco enferma -Debo hablar contigo-

Jimin frunció el ceño en desconfianza.

-De acuerdo. Solo déjame ponerlo en un lugar seguro-

Se agachó sin descuidar la mirada del hombre, tanteó hasta tomar al gato. Este gruño en sus brazos, Jimin estaba seguro de que en cualquier momento rasguñaría para soltarse y atacar.

Jimin, escuchó la voz de Yoongi.

Se enderezó, retrocediendo de espaldas.

Jimin ¿Estás bien?

Hay alguien conmigo... Creo que es un shifter

Hubo un pequeño silencio.

Las escaleras que llevaban a la casa aparecieron en su campo de visión.

Voy en camino

Resonó en su cabeza, mientras daba media vuelta para colocar al felino en el borde de la ventana. Su cola aún seguía esponjada, sus preciosos ojos afilados no paraban de mirarle.

-Esta bien, voy a estar bien-

Le acarició entre las orejas tratando de tranquilizar al pequeño.

Cuando se giró el hombre ya estaba a medio metro de él, lo cual le hizo brincar en su lugar. Ni siquiera lo escuchó cuando se movió, ni un solo ruido.

-¿Qué haces aquí?-

El rostro del albino fue de total confusión.

¿Cómo dijo?

-¿Qué estás haciendo aquí? Te he preguntado-

-No comprendo-

-Es una pregunta sencilla, solo respóndela-

El encapuchado se acercó, Jimin retrocedido escuchado el maullido poco amigable del gato a sus espaldas.

-No quiero lastimarte, solo responde mi pregunta

-¿Por qué tendría que responder?-

-Porque...

El hombre se interrumpió, elevó el rostro dejándole ver a detalle el pasamontañas que cubría su rostro, era tejido, lucía desgastado. Meneó el rostro hacia varios lados hasta que un soplido frustrado salió de su garganta. El fuerte aroma de Yoongi se hizo presente.

-Debemos huir-

-¿Qué?-

Jimin

-Vamos-

Jimin

-Yo no...

Jimin

-¡Jimin!-

¡¿Qué?!

-Te conoz....

El encapuchado no le permitió terminar la frase cuando atrapó su muñeca tirando de ella para correr hacia el lado contrario de dónde provenía el aroma de Yoongi.

Volteó hacia atrás viendo al felino saltar de la ventana, maulló desesperado corriendo tras él. Regresó su mirada, el encapuzado se entremetía en los callejones de las casas, llevándolos en un especie de zic zac. Su mano enrollada en su muñeca ejercía demasiada presión sobre la piel.

En un soplo ya estaban alejados del centro del pueblo. Juntó las cejas.

No. Esto no iba a pasar.

-Detente- gritó en medio de la persecución.

Él hombre lo ignoró.

-Te he dicho que te detengas-

-Si lo hago él nos alcanzará-

-Lo hará de todos modos- lo dicho pareció romper el ritmo con el encapuchado corría -Detente antes de que sea tarde-

Cielos. Yoongi estaba demasiado cerca, podía sentirlo, y el simple hecho de que no utilizase su conexión para hablar con él le afirmaba lo enfocado que estaba alcanzarlos.

-Si llegamos al río podremos perderlo-

-Detente ya-

Jimin detuvo su andar anclando los pies en el suelo. Eso frenó al contrario.

- Pero ¡¿Qué haces?!- se volvió hacia su persona, elevando la voz.

-Te pedí que te detuvieras-

-No puedo, no podemos. Nos va a alcanzar, va a cazarnos- el hombre le jaló para obligarle a correr, Jimin tensó sus músculos -Basta de esto- regañó.

-No voy a moverme, suéltame- tiró de su brazo, la atadura sobre su muñeca era fuerte. Iba a dejar marca.

-¡Solo te estas lastimando!-

-Entonces suéltame- pidió aún tranquilo.

-Que no, debemos irnos-

-No te conozco ¿Cómo es que sabes mi nombre?-

-No es el...

Un gruñido erizó los poros de su piel, y los del más alto. Ladeó el rostro buscando al poseedor de tal sonido. Yoongi estaba de pie al lateral de ellos con las manos hechas puños y elevado en toda su altura. Jimin cruzó miradas, apreciado los orbes rojos y reptilianos.

Está enfadado, pensó para si mismo.

-¡Mierda!- exclamó bajito el encapuchado.

No le dio oportunidad de reaccionar, el hombre lo empujó por el pecho haciéndolo caer del espaldas sobre el suelo. Jimin cerró los ojos por el impacto y cuando volvió a abrirlos quedó anonadado.

El encapuchado estaba de espaldas hacia él, enfrentado a Yoongi. Su postura estaba un poco encorvada, y sus músculos tensos. Ese aroma a marchito se intensificó, la adrenalina de tener un potencial peligro al frente era lo que lo causaba. Hubo una inhaló tan fuerte que fue capaz de percibirla desde su posición en el suelo. Las manos del hombre se movieron dentro de su capucha presurosas hasta que obtuvieron lo que buscaba sacándolo en un movimiento ágil y limpio.

El albino se movió para ver lo que había sacado el hombre de entre sus ropajes y sus pupilas temblaron al toparse con la fina daga entre sus manos.

Cielos, cielos, cielos. Su vista pareció volverse panorámica mostrándole por completo que esta no era otra más que la escena de sus sueños.

El encapuchado con la daga frente a Yoongi, dispuesto a herirle con ella. Su pecho se contrajo pesado y doloroso. Porque comprendió en menos de un segundo que en esa visión, el hombre atacaba al alfa por defenderlo a él.

El encapuchado dio un pasó al frente, y Yoongi respondió igual con los ojos inyectados en sangre. 

Entonces descubrió que ya no temía por el bienestar de Yoongi cómo lo estuvo haciendo cada que veía esa escena en sus sueños. Ahora temía por el desconocido.

Yoongi va a matarlo.

-Alfa, alfa- buscó su atención -Espera- levantó los brazos -No vayas a...

Ahí se dio cuenta del terrible error que cometió. Al elevar los brazos le mostró al mayor sus muñecas, en especial la que fue tomada con anterioridad por el desconocido, misma que debido a su tono de tez se mostraba rojiza y morada. Los ojos rojos de Yoongi se contrajeron coléricos, un gruñido escapó de su boca.

-Al...

El encapuchado corrió hacia Yoongi empuñando el cuchillo, listo para rebanar a su objetivo. Jimin bajó los brazos para apoyarse y ponerse de pie con una desesperación que se hundía en su cuerpo. Levantó el rostro al mismo tiempo que el sonido de algo metálico cayendo hacía eco en el lugar.

Tan solo fueron suficientes un par de segundos para que Yoongi despojara del arma al hombre y lo sostuviera por el cuello, elevándolo unos centímetros del suelo. Lo estaba asfixiando, y por la forma en que el cuerpo más chico se sacudía era seguro que lo iba a llevar a la muerte.

Jimin prácticamente pegó brincos hasta el mayor.

-Alfa, Alfa, Yoongi- trató de jalar su brazo, no estaba funcionando.

El encapuchado emitió jadeos y quejidos por la asfixia, debajo de esa capucha su boca debía estar haciendo muecas poco agradables.

-Alfa-

Los ojos de Yoongi estaban clavados en el hombre que se retorcía bajo su mano, la cuál apretaba más el cuello.

-Alfa...

Él no parecía escucharlo.

La desesperación lo invadió.

Un impulso pasó como una corriente eléctrica por su cabeza, que lo llevó a tomar los costados del rostro del alfa entre sus manos. En un instante lo giró obligando a que esos ojos carmesí lo mirasen.

Ninnevy!-

La runa en la nuca del alfa brilló al igual que la suya, y entonces fue como si el tiempo, el espacio, como si todo se hubiera congelado.

La desesperación que albergaba su pecho se esfumó, dando paso a una ensordecedora y abominable ira. Su cuerpo se paralizó, cada parte de este: sus huesos, sus órganos, su sangre, su piel, todo aquello que lo construía como ser vivo se vio cubierto por una densa cólera.

Su corazón se contrajo pesadamente, al darse cuenta de lo ciego y perdido que estaba.

La despiadada ira lo arrastró a la oscuridad para mostrarse y atormentarlo. Cientos de bestias y monstruos cubiertos de bruma negra lo atravesaron por diferentes direcciones con crudeza. Destrozando con sus garras todo a su paso, encajando los dientes donde hubiera espacio, bebiendo de él hasta el fondo, infectadole con su bilis, rabia y locura.

Esta ira se reveló ante él. Era como si el infierno y el veneno se hubieran fusionado en uno solo, para luego forzarse a caber en él, habitándolo. Todo su ser ardía y al mismo tiempo sufría.

El desquició lo azotó llevándolo casi a la inconsciencia. Fue como si su cabeza punzara por un dolor que ha cargado toda su vida, a la par que su mente se sacudía perturbada, mientras capa tras capa de brutalidad roía su racionalidad.

Sintió su alma ser corrompida por todas partes con crueldad. Se sentía fatal, torturado. Era todo tan sofocante que deseó con desespero gritar por auxilió.

De pronto le atacó una sensación de que iba a vomitar sus viceras mezcladas con escamas. Su propio cuerpo se sacudió rechazando tal cosa y entonces lo arrastró al presente otra vez.

Jimin abrió los ojos viendo todo rojo. Se aterró tanto que tuvo que volver a cerrarlos emitiendo un jadeo agonizante. Su anatomía no dejaba de temblar, estaba ardiendo en fiebre más no sudaba, el fuego lacerante se extendía desde su estómago a todas partes, quemando su interior. A sus pulmones les costaba expandirse.

Su instinto de supervivencia le gritó que debía abrir los ojos o iba a colapsar ahí mismo.

Tomando valor, Jimin forzó a sus párpados a abrirse de nuevo, el rojo volvió a recibirlo. Buscó a Yoongi, quien tenía un rostro lleno de estupor y confusión que jamás le había visto hacer.

Respira Jimin respira, se repitió así mismo.

Repitió las palabras una y otra vez en su cabeza, con la esperanza de que eso alejara el dolor. No sucedió, pero las pulsaciones de su corazón fueron disminuyendo así como la pesadez. Su cuerpo todavía temblaba y ardía desde dentro. La gama de tonos rojos comenzó a desaparecer, abriéndose a todo el abanico de colores.

Pudo ver con detalle a Yoongi, y estuvo seguro de que el mismo gesto que este hacía con su rostro fue el que él ponía ahora.

Yoongi tenía el cabello blanco. no solo el cabello; cejas, pestañas, por igual. Era albino. Cientos de pecas se esparcían por sus pómulos, mejillas y nariz. Sus ojos, Jimin gimió aturdido al ver su común gris con oliva proyectado en los ojos del mayor.

Inclinó la mirada hacia si mismo no pudiendo verse con claridad, más cuando su cabeza se ladeó mechones de su media coleta desordenada cayeron junto a su mejilla... Eran negros.

¿Qué era esto?

Buscó con prisa la mirada del mayor hallándola sobre si.

-Ni Ninnevy- susurró bajo, su garganta ardía. Los ojos grises chispearon por un segundo en violeta, su violeta -¿Yoongi? ¿Estas arriba?-

-... Eso creo- vio al mayor pasar saliva -¿Qué te sucedió?-

-¿A mi? Tú estas albino como yo-

-¿Qué?- exclamó abriendo la mano que sostenía el cuello del encapuchado, este cayó de golpe al suelo -¿Cómo que albino?- analizó sus manos notando que efectivamente su tono de piel era casi blanco -Carajo ¿Qué es esto?-

-No sé, yo...- sus piernas flaquearon haciéndole perder el equilibrio. El mayor se apresuró a atraparlo impidiendo que tocara el suelo.

-¿Qué te sucede?-

-No lo sé... ¿Por qué me miras así?-

-Tienes los ojos verdes y el cabello oscuro... Es como ver una versión tuya con mis características-

Jimin sonrió en medio del dolor que sentía.

-Pienso lo mismo-

Un sonido los interrumpió. El encapuchado se encontraba sobre el suelo, con ambas manos cubriendo su boca en un inútil intento por parar su tos. El cuerpo se agitaba bajo la tela verdosa, su rostro estaba libre de ropaje.

El omega miró a su compañero notando como las hebras albinas en el cabello del mayor se iban tiñendo de negro otra vez. Sus pestañas y cejas se tornaron oscuras, las pecas desaparecían. Todo lo albino se iba.

Su pecho se hinchó aliviado, los pulmones se abrieron. La ira abandonaba su propio cuerpo poco a poco llevándose consigo los síntomas físicos malos. La calma volvió a invadirlo sanando los fragmentos sangrantes de su alma. Volvía a su escencia. Presintió que su cabello al igual que sus ojos comenzaban a recuperar su naturaleza. 

-Hyung-

-Él te lastimó-

-Esta confundido... Tanto como yo-

Yoongi volteó a verlo con esos ojos verdes que le pertenecían, y frunció el ceño no comprendiendo sus palabras.

-Él, apareció en una de mis visiones-

Si esperar respuesta ambos se pusieron en pie. Jimin se acercó al encapuchado, aún con las piernas débiles, con Yoongi casi pisándole los talones.

-Oye- el contrario elevó un poco el rostro, olfateó al alfa cerca y se apresuró a buscar su daga -Calma, calma-

La capucha se movió de lado a lado.

-Te-Cof-dije-Cof- una fuerte calada de aire -Que corri-Cof-eramos- Cof cof- el cuerpo del hombre se encogió hundido en una repentina tos que asaltaba su cuerpo -Cofcofcof Va a matarnos-

-Él no lo hará ¿Necesitas tomar agua?-

El hombre negó, poniéndose sobre sus rodillas.

-Estoy bien- logró decir antes de volver a toser.

-Mientes-

Jimin quiso acercarse, pero Yoongi le tomó por el codo haciendo que lo mirase.

No te dejes engañar

Él esta mal, yo lo sé

Regresó su atención al frente, el encapuchado ya estaba de pie, con el rostro bajo.

-Déjame ver tu rostro-

Negó.

-¿Quién eres?-

Nuevamente no obtuvo respuesta.

-¿Cómo sabes mi nombre?-

-Sabe tu nombre- interrumpió su compañero.

-Sí, lo mencionó hace ratos-

El encapuchado tosió fuerte y escupió sangre al suelo, limpiando su garganta.

-¿Por qué estás con esa bestia negra?-

Yoongi se hizo a un lado caminando hacia el encapuchado, Jimin se apresuró a penas lo notó.

-¡No! Hyung. No vayas a lastimarlo-

-No pensaba hacerlo- Yoongi extendió el brazo apresando la muñeca ajena, sin aplicar fuerza la empujó hacia abajo viendo el cuerpo flaquear -Esta demasiado débil... No lo noté antes- susurró lo último lo suficientemente alto para ser escuchado por los otros dos.

El alfa intentó tomar la parte trasera de la capucha, pero el portador detecto el movimiento tomando débilmente su brazo.

-Muestra tu rostro-

-No tengo porque hacerlo... Menos ante un maldito Hersnyyz'tvo-

-Hersnyyz'tvo- deletreó.

-¿Qué significa eso?- preguntó el omega.

En lugar de responder, Yoongi presionó su mano contra la muñeca derecha del encapuchado haciéndolo gritar hasta que la rompió, el brazo cayó inerte a su costado cosa que el mayor aprovecho para retirar la capucha, mostrando finalmente a quien se escondía de bajo.

Jimin sintió que por tercera, cuarta o quien sabe que numeró de ocasión en lo que iba del día su pecho se exaltaba.

-Hersnyyz'tvo, es un antiguo sobre nombre que los clanes a veces usaban para nómbranos. Era insultante por su significado. Bestia negra-

El omega pasó saliva al ver el rostro pálido del joven. La tez clara, casi blanca y los labios partidos, morados. Este ladeaba el rostro tratando se ocultarse de su mirada.

-¿Quién eres?-

-Él te ha hecho una pregunta- dijo Yoongi. El ahora desenmascarado le gruñó, rasguñando la piel interior de su brazo.

-Por favor...

Él al fin lo observó. Ojos grises, ojos opacos.

-Respóndele- exigió Yoongi apretando su otra muñeca.

El recién descubierto joven gruñón adolorido, antes de mirar al omega con una expresión que no supo comprender.

-Soy tu hermano-

Los ojos verdosos del alfa se abrieron soltando la muñeca, buscando apresuradamente la mirada de su pareja. Jimin sintió que un costal de hielo se venía sobre su espalda.

-Mi... Hermano- tragó saliva sintiendo la garganta seca -Tú...

Pero el joven yacía inconsciente en el suelo.

*******



🍑¡Bienvenid@s a este nuevo año Peonias!🍑

Iba a actualizar el sábado, pero mi lap murió y bueno, editar en el celular es más complicado de lo que pensé.

En fin, aquí está el primer capítulo del año.

Espero haya sido de tu agrado.

Aclarar que el término "El camino del agua" utilizado en el cap anterior no estaba relacionado con Avatar, fue una simple coincidencia.

Eso sí, la nana hecha para las gemelas esa si está inspirada en el Songcord que Neytiri compuso para Neteyam y Kiri.
Ya pasó un mes, pero bueno. Gente, si fueron a ver la película, belleza visual sin duda alguna.

Sí, Jimin y Yoongi intercambiaron la calma por la ira. Jimin activó una nueva función de las runas.

Otila es un nombre alemán femenino cuyo significado es "próspera en la batalla".

Al fin hay nueva portada :)

Espero regresar con Alma de Dragón para mediados de febrero o finales.

🌸Capítulo dedicado a: LilyCastiel9, AkiraSuzuki6, Mikadzuki3 y _Lxstgirl

Peonias bonitas, les comento que "Caderas Estrechas" está volviendo a la plataforma.

Al parecer alguien aún se acordaba de ella y el lunes me encontré con el tablón lleno de mensajes comentando que esperaban por leerla.

Fue una de mis primeras historias por allá del 2018, y yo creía que no había sido buena, pero los mensajes en el tablón y los que han estado dejado en la historia me han hecho ver qué no estaba en lo correcto.

Te invito a leerla. Es también un Yoonmin, omegaverse. Las historia es mucho más lijera que Alma de Dragón. La escritura es más sencilla dado que era de mis primeros intentos de escritura. Y he de admitir que contiene muchos errores ortográficos :/
Aún así, creo no estaría mal le dieras una oportunidad.

PD: Mi compañera de edición en la galería.

PD 1: Ya estoy trabajando en el cap de SWLS que espero yo, ahora sí llegué en estos días.

PD 2: Lamento errores de ortografía.

🐉Te agradezco la paciencia al esperar por esta historia🐉

🐺Muchas gracias por tu tiempo y el espacio.🐺

Un fuerte abrazo virtual y muchos besos.

Cuida de ti.

Nos leemos pronto.

🐺Nastia🐺
Ene-25-2023

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