⛓️Chapter eighteen!

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Horas antes de la audiencia: tres de la madrugada.

Hoseok estaba molesto y estresado. Se iban a cumplir tres días desde que tenía al juguete de su prometido en cautiverio, y no había logrado avanzar gran cosa en su investigación.

Sin embargo, no estaba en sus planes rendirse.

Existía algo en ese alfa que no le gustaba. Él estuvo presente cuando lo capturaron, él fue testigo directo de la violencia animal que ejercía al momento de atacar, pero ahora todo lo que podía escuchar era la sumisión y obediencia que demostraba con Jimin, haciéndole dudar de sus mismas sospechas y provocando que sintiera más rabia al no poder comprender lo que sucedía a su alrededor.

Como segundo al mando era su deber cuidar por el bienestar de la manada. Hoseok se había comprometido a limpiar todas las impurezas que mancharan el dominio de la familia Park, y si para ello necesitaba ser odiado por el heredero, era un precio que estaba dispuesto a pagar.

Soltó un suspiro cansado para luego ingresar al salón de estudios donde estaban sus cómplices y el alfa que yacía despierto y encadenado.

De inmediato los ojos feroces se percataron de su presencia. Hoseok se detuvo frente a la jaula que contenía al alfa, dibujando una sonrisa ladina al verlo completamente herido.

Debía admitir que no soportó la tentación de torturarlo. Cada vez que el alfa se negaba a cooperar, el látigo de cuchillas del beta hacía su trabajo, hundiéndose en la piel blanca hasta que toda la espalda de Yoongi quedó bañada en sangre con la carne expuesta.

—¿Tenemos algo? —preguntó en voz alta.

—Los estudios fueron negativos —respondió una mujer, provocando una mueca confusa en el beta.

—¿Estás completamente segura?

—Sí, este alfa no es portador del virus como sospechabas.

—Bien, saca unas cuantas muestras de sangre para guardarlas —ordenó—. Por el momento no es importante, pero no sabemos en un futuro, y no debemos confiarnos.

—Jung —llamó la mujer—. Este alfa es el esclavo de tu prometido y ya lo has tenido demasiado tiempo en cautiverio —le recordó con la voz tensa—; sin mencionar que te atreviste a torturarlo.

—En un futuro, Jimin me lo agradecerá —dijo convencido, para nuevamente concentrarse en el alfa que no le apartaba los ojos de encima.

Hoseok admitía que era un alfa fuerte. Todos esos días los soportó sin comer ni beber, además que no colapsó en ningún momento, pese a estar herido, y demostró mucha terquedad al negarse a responder cada una de las preguntas que el beta le hizo.

—Mírame bien, bestia —demandó, colocándose frente a la jaula.

Yoongi oscureció la mirada, con todo el cuerpo tenso debido a la presencia de ese hombre que no le agradaba en lo absoluto. Es más, el lobo en su interior se encontraba furioso al no poder salir para destrozarlo como tanto quería.

—Es lo que hago —respondió, su voz escuchándose baja y hasta amenazante—. Te estoy mirando.

—Sabes quien soy —afirmó el beta—. ¿Conmigo vas a fingir también?

El alfa arrugó las cejas y ladeó la cabeza, el ardor en su espalda no le permitía concentrarse en las acusaciones que recibía, ni en nada más. Estaba cansado, deshidratado y hambriento, él ya no quería estar en ese lugar, simplemente ansiaba regresar al lado de su dueño.

—Eres el prometido de mi amo —dijo, su voz baja, mientras apretaba con fuerza los barrotes de la jaula.

—No quiero escuchar lo que todo el mundo sabe —habló Hoseok—. Lo que me interesa es saber los motivos que tienes para permanecer en este lugar.

—¡Ustedes me cazaron! —gritó enfurecido.

—Sigues evadiendo, y eso no es muy bueno para mejorar tu situación.

—¿Dónde está mi amo? Sólo hablaré con él.

—¿Desde cuando hablas tan bien? —inquirió Hoseok, mientras se acariciaba el mentón en gesto pensativo.

—Nam enseña —respondió gruñendo.

—¿Y siempre eres así de insolente?

—No me agradas —aseguró el alfa, mostrándole los colmillos en amenaza.

Yoongi soltó un sonido cargado de dolor cuando las cadenas que le sujetaban tensaron su cuerpo hasta inmovilizarlo. Sintió terror en el momento que miró a la misma mujer de los últimos días; ella le había sacado mucha sangre, y el alfa no sabía la razón, sintiéndose molesto consigo mismo al no poder evitarlo.

—Tranquilo, dos muestras más y listo —dijo ella, pero el alfa no estaba dispuesto a tranquilizarse.

Gruñó y se removió a como pudo, poco le importó que las cadenas aumentaran la gravedad de sus heridas, no estaba dispuesto a permitir que le sacaran más sangre, al menos debía luchar para no dejarles la tarea sencilla.

Gritó cuando el látigo de las cuchillas impactó en su pecho, el filo penetró en la piel creando más heridas. A los pocos segundos la sangre salió por montón, logrando marearlo y que la temperatura de su cuerpo aumentara.

Desconocía el número de heridas que tenía, pero parecían ser las suficientes como para que el dolor comenzara a doblegarlo.

Comenzaba a sentir los ojos pesados, las extremidades le dolían y la cabeza le daba vueltas. En medio de esa tortura sintió el pinchazo en su brazo izquierdo que le dio a entender que nuevamente perdió, ellos habían logrado obtener más muestras de su sangre.

Fue entonces que Yoongi se rindió, tras días enteros luchando.

Cayó en la oscuridad tranquilizadora; sin embargo, antes de hacerlo sus oídos pudieron captar bien el sonido estridente de armas siendo usadas, y poco tiempo después gritos aterrados que le dieron una conclusión que sí pudo acelerarle el corazón.

Su amo había llegado.

Encontrar a su juguete fue en demasía fácil.

Jimin todavía no terminaba de entender las decisiones erróneas de su prometido. Si quería joderlo debió planear mejor, saber ejecutar, y no simplemente dejarse llevar para demostrar un poderío que estaba a punto de perder.

Bastó que hiciera dos llamadas para que un grupo completo de hombres acudieran al rescate, también solicitó la presencia de NamJoon, pues era crucial contar con varios testigos para lo que tenía planeado.

—¿Vas a matarlo? —preguntó Nam, mirando como el sucesor cargaba su arma.

—Mataré su orgullo, eso será peor para él y muy satisfactorio para mí —dijo el omega.

—Jimin, se supone que iban a casarse pronto, recuerda que debes tener pareja para asumir el mando de la manada —le recordó el beta—. Planea bien tus estrategias, no te dejes llevar por las emociones.

—Sé lo que hago.

—¿Estás seguro? —inquirió el moreno.

—No me cuestiones más —riñó el omega, lanzándole una mirada envenenada.

Minutos más tarde, uno de los betas bajo el mando de Jimin se acercó para dar el primer informe:

—Hemos tomado la parte norte de la propiedad, estamos a la espera de sus órdenes.

—¿Localizaron a mi juguete? —preguntó Jimin, mientras se ajustaba un par de guantes.

—Sí, el alfa se encuentra en el salón que está contiguo a la biblioteca Jung.

El omega sonrió ladino, sabía perfectamente dónde encontrar a su alfita.

—Tomen la propiedad —ordenó.

—¿Qué hacemos con el personal de seguridad? —preguntó el hombre.

—Mátenlos a todos, excepto a mi querido prometido, a ese lo quiero vivo.

La orden dada por Jimin fue cumplida sin objeciones. Todos los hombres bajo el mando del omega ingresaron a la mansión Jung, disparando sin dudar para abrir camino a su líder.

El pelinegro caminó en compañía de NamJoon, ambos iban armados, mas en ningún momento tuvieron la necesidad de disparar, ya que los subordinados de Park cumplieron al pie de la letra al eliminar toda señal de vida en la mansión.

Las puertas dobles que dividían a Jimin de su objetivo fueron tumbadas con la ayuda de explosivos. El sonido estridente provocó que la pared cayera en escombros, junto a una capa de polvo que anunció la llegada del heredero del clan.

El omega ingresó, siendo respaldado por todos los hombres armados que le seguían.

Los ojos oscuros de Jimin buscaron la presencia de Hoseok y no tardó en encontrarlo, el beta estaba siendo sostenido por dos subordinados que estaban a la espera de indicaciones.

—Llévenlo a las mazmorras —ordenó el omega, siendo obedecido de inmediato.

—¡¿Qué se supone que estás haciendo, Jimin?! —preguntó Hoseok en medio de gritos histéricos.

El omega lo ignoró olímpicamente, y lo hizo porque sus ojos por fin encontraron al alfa, provocando que la ira controlada sufriera un cambio brusco cuando lo miró desmayado dentro de una jaula, lleno de heridas y convulsionando.

—Maldita sea —gruñó por lo bajo, y no tardó en correr hacia la jaula.

Descargó todas las balas que llevaba su arma en la entrada de la jaula, hasta que el metal quedó destruido y le cedió el paso. Jimin ingresó con la respiración errática, notando como sus manos temblaban levemente en el instante que pensaba tocar al alfa.

—¡NamJoon! —gritó, al mismo tiempo que abría y cerraba sus manos para mantener intacto el frágil hilo de su control.

Lo habían lastimado, lastimaron a su pequeño alfa, y Jimin no estaba dispuesto a permitir que el causante tuviera una vida tranquila.

El rubio rápidamente acudió al llamado, revisó de forma superficial el estado del alfa y no le gustó lo que descubrió.

—Está muy mal, Jimin —informó con preocupación.

—¡Eso ya lo sé, carajo! —explotó—. Necesito moverlo de aquí y llevarlo a la mansión.

—No, mejor a un hospital —recomendó el beta.

—Ni lo pienses —negó el omega—. No sé que le hicieron aquí, no pienso exhibirlo frente a médicos en los que no confío —siguió diciendo y NamJoon tuvo que darle la razón—. Lo llevaremos a mi mansión, ahí tendrá todo lo que necesite.

—Se hará como tú digas —accedió NamJoon, para luego llamar a más personas para que le ayudasen a mover al alfa.

Jimin se mantuvo en silencio, observando cómo las personas a su alrededor se movían con agilidad para llevarse al alfa. Miró el reloj en su muñeca, descubriendo que faltaban un par de horas para que los primeros miembros del consejo despertaran.

Tenía mucho trabajo y poco tiempo.

—Revisen todo este lugar, quiero documentos, las grabaciones de las cámaras, y el material que encuentren que pueda demostrar lo que ocurrió aquí.

Los hombres obedecieron la orden del omega, mientras tanto, Jimin se encargó de tomar los tubos de ensayo que contenían la sangre que suponía pertenecía al alfa.

Los guardó con cuidado en el bolsillo derecho de su abrigo, al mismo tiempo que sus ojos volvían a notar la presencia de Kim NamJoon.

—Yoongi está siendo trasladado a la mansión, ya me comuniqué con un equipo de médicos de confianza para que preparen todo —informó al omega.

—Necesito que estés a cargo —pidió Jimin.

NamJoon asintió, apoyaría al heredero en todo lo que pudiera, pues sabía que en ese momento la mente de Jimin funcionaba alrededor de un sólo objetivo.

Pulverizar a Jung Hoseok.



























Holaaaaaaa 👀👀

Como algunos sabrán (y otros no) hace unos días abrí votaciones para decidir qué historias finalizar, y pues Alpha's owner resultó ser la ganadora. 🎉

Así que, habrá actualizaciones diarias de esta historia (excepto los domingos) y no se detendrá hasta que logre finalizarla.

Siento que el capítulo está un poco flojo, pero en mi defensa tenía muchooo tiempo que no trabajaba en este libro, y me está costando un poquito adaptarme, más aún si tenemos en cuenta que últimamente he estado escribiendo romance, y pues aquí las cosas son muy diferentes. 🫠

También quiero dar un dato muy importante, y es que en este libro la edad de los personajes es exclusiva de su lobo. ¿Qué quiero decir? Que los años que ellos dicen son los que llevan desde que se presentan, ya que es ese momento donde su lobo nace, y esto ocurre a los cinco años.

Así que, ellos tienen cinco años más que la edad que se ha mostrado en el libro, por ejemplo:

Jungkook tiene 19 años, así que en realidad son 24 años, debido a que no cuentan los 5 años que vivieron sin la presencia de su lobo. ¿Se entiende? 👀

Y así pasa con los demás, aquí les dejo los datos:

NamJoon: 23 años= 28 años.
Hoseok: 23 años= 28 años.
SeokJin: 37 años= 42 años.
Taehyung: 19 años= 24 años.
Jimin: 20 años= 25 años.
Yoongi: 24 años= 29 años.

Y así sucesivamente, simplemente se suman 5 años más a la edad que se muestre en el libro.

Pensé que ya había explicado este dato, pero cuando releí me di cuenta que no 🤡

Y eso es todo jeje espero que les haya gustado el capítulo.

Infinitas gracias por la paciencia, volví para quedarme. ❤️

⛓️Yoon~

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