⛓️Chapter thirty five!

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Jimin estaba visitando los almacenes de armas en compañía de Jackson.

Ellos habían tenido una conversación importante la noche anterior, donde decidieron hacer un conteo general de las armas existentes en el clan, con el propósito de abastecer los ejércitos formados y los que estaban por formarse.

—Di órdenes precisas a mis generales —informó el beta, concentrado en Jimin—. El clan de las montañas va abastecer de armas de largo alcance para que la seguridad de las fronteras se multiplique.

—También di órdenes —habló Jimin—. Esta mañana se enviaron cinco mil monedas de oro a tus terrenos, y en tres días recibirán una cifra mayor —siguió—. Con el oro podrán crear más armas y capacitar los ejércitos.

Ambos mantuvieron la conversación donde intercambiaron algunas ideas para el bienestar de sus terrenos. Caminaban al lado del otro, con la mirada firme y las espaldas erguidas, ganándose miradas asombradas de todos los que les saludaban con reverencias respetuosas.

La marca que Jackson llevaba impresa en el cuello llenó de emoción y tranquilidad a las personas que hasta el momento tuvieron la oportunidad de verla. La mayoría de los miembros del clan temían que su próximo líder mantuviera el nulo interés de tomar en serio su matrimonio, es por ello que les tranquilizaba saber que no había sido el caso.

Con ese paso insignificante, Jimin se había ganado un poquito más de respeto y voluntad de la población, asegurando una toma del poder sólida y sin alegatos.

Para ese momento la noticia también estaría dando vueltas entre el consejo, cerrándoles las bocas a los muchos que dudaron de la capacidad del sucesor, quien consiguió contraer matrimonio con un beta respetable, de honor, muy poderoso, logrando emparejarse con él y llevarse muy bien.

—¿En qué maldad estás pensando? —curioseó Jackson con una sonrisa ladina.

—Los miembros del consejo ya deben estar enterados de la marca —murmuró el omega—. La mayoría de esos viejos no me querían en el poder, así que me encantaría saber lo que piensan ahora.

—En todos los consejos hay bufones que se creen máximas autoridades —dijo el mayor, mientras continuaban caminando—. No te preocupes por eso.

Llegaron hasta el almacén principal donde fueron recibidos por Hyuna, la omega era la encargada de la distribución y clasificación de las armas para el primer ejército liderado por el comandante Kim SeokJin.

También habían muchos alfas que trabajaban bajo las órdenes de la omega. Todos ellos con collares y cadenas, sin camisa y solamente usando pantalones negros, logrando con ello que el sucesor recordara el momento en que conoció a Yoongi.

Jimin lo recordó, a su mente llegaron los recuerdos del alfa dentro de la jaula, cada vez que caía de rodillas, todas las miradas, las pocas sonrisas tímidas, los tiernos sonrojos, incluso recordó la confesión que el mayor le hizo y como le decía que jamás iba a abandonarlo, que prefería morir primero.

Sonrió con amargura, al mismo tiempo que miraba como todos los alfas presentes caían de rodillas para rendirle respeto.

Y fue en ese momento, que algo cambió dentro de sus pensamientos, pues Jimin no encontraba otra explicación para lo que dijo:

—¡Levántense todos! —exclamó, siendo obedecido casi al instante—. No van a arrodillarse ante nadie, nunca más —habló con rudeza, sorprendiendo a todos—. Toda esa fuerza bruta y la furia que sienten no será sometida —miró a cada uno de ellos, logrando detectar emoción en sus ojos—. Yo, Park Jimin me convertiré en su líder para que sean algo más provechoso que sucios esclavos.

—¡Sí mi líder! —exclamaron todos ellos al mismo tiempo.

Jimin se aproximó hasta Hyuna, notando también la sonrisa orgullosa que su esposo le dedicaba. Se concentró en ella, ya que las mismas palabras que dijo le dieron una idea que pensaba seguir alimentando para descubrir hasta donde podía llegar.

—Envíame los perfiles de todos estos alfas a mi oficina —ordenó—. Quítales las cadenas también.

—Como ordene, mi señor —aceptó la omega, para luego hacer una reverencia.

El sucesor se retiró del lugar en compañía de su esposo. Ambos caminaron en silencio por el lugar, hasta que llegó un momento en el cual Jackson no pudo continuar en silencio.

—Lo que acabas de hacer es riesgoso para tu toma de poder —comentó.

—Si voy a liderar, lo haré bajo mis propias reglas —sentenció Jimin—. No me acobardaré ante nadie, Jackson.

—Estoy contigo, me encanta lo que acabas de hacer ahí dentro —admitió orgulloso—. La lealtad de un alfa es para siempre, Jimin, y tú acabas de ganarte la voluntad de ese grupo que no dudarán en seguirte con los cambios que quizá planees hacer.

El omega lo miró, fue entonces que ambos compartieron una sonrisa cómplice que les daba a entender que tenían los mismos intereses y forma de liderar.

—Apenas estoy iniciando —reveló el omega—. Vendrán cosas mejores, eso te lo aseguro por la memoria de mi madre.

Jackson lo creyó, porque para él fue sencillo conocer el carácter de líder que el omega tenía y eso hizo que lo admirara todavía más.

Jungkook miraba su entorno con mucha desconfianza.

Estaba acompañando a su dueño (el alfa no se acostumbraba a reconocerlo como tal) en un campo de entrenamiento calificado por el líder actual de la manada. Según lo poco que sabía, Taehyung comenzaría un entrenamiento militar para tomar el mando absoluto de los ejércitos.

—¿Por qué me trajiste aquí? —preguntó al omega, mientras se contenía de no gruñirle a todos los que le miraban.

—Porque quise —respondió el peliazul—. No pienso mantenerte lejos, necesito vigilarte.

—¿Qué?, ¿por qué? —preguntó al instante, con el ceño fruncido.

—Eres un peligro, lobito —canturreó el omega—. No tomaré riesgos contigo.

—No me llames así, ya soy un lobo fuerte.

—Como digas —bufó el mayor, rodando los ojos en el proceso.

En realidad, a Taehyung tampoco le había hecho gracia la idea de mantenerse al lado del alfa durante todas las horas del día. Fue una orden directa de su padre, y sea como sea, el omega estaba determinado a cumplirla. Además, hace poco tiempo descubrió que ya se había acostumbrado a los berrinches y mal humor de su querido juguete.

Claro que, siempre existían momentos en los que ansiaba tanto matarlo, pero Taehyung sabía controlar sus impulsos y le resultaba entretenido ver cuando el lobito rebasaba toda la paciencia con la que contaba, que, a decir verdad, no era mucha.

El campo de entrenamiento estaba lleno de capitanes, y entre todos ellos resaltaba la figura autoritaria de Kim SeokJin, quien estaba ocupado dando órdenes y distribuyendo los escuadrones.

Taehyung se irguió derecho cuando estuvo bajo las miradas de todos ellos. Hizo un saludo militar de forma perfecta, y luego se presentó con voz alta y fuerte.

—¡Soldado Kim Taehyung, listo para obedecer órdenes!

—Descanse soldado —concedió SeokJin, concentrado en la presencia de su hijo.

Jungkook tenía los ojos bien abiertos, al mismo tiempo que su mente trabajaba a toda velocidad para comprender lo que estaba sucediendo. Sabía que los omegas tenían una disciplina militar que resultaba ser admirable, pero jamás tuvo la oportunidad de presenciarlo con sus propios ojos, así que, para él estaba resultando interesante la experiencia.

—Espérame allá —indicó Taehyung, apuntando un lugar bastante alejado del movimiento—. Quédate quieto o voy a amarrarte.

—Como mande mi dueño —gruñó Jungkook, lanzándole una mirada envenenada y recibiendo ojitos coquetos como respuesta.

El omega soltó una risa baja, mientras que el alfa se resignaba a obedecer. Jungkook se alejó lo suficiente del lugar, encontró un espacio cómodo y ahí se sentó para curiosear lo que sucedía a su alrededor.

Su concentración se fijó inmediatamente en Taehyung. El alfa tragó en seco cuando miró como el omega de cabellos azules se quitaba la camisa, revelando una piel morena inmaculada que fue capaz de atraparlo.

El omega era precioso a sus ojos, y quizás era eso lo que más le jodía, el simple hecho de no poder negarlo.

Tenía unos ojos miel que le daban una mirada dulce e incluso inocente, pero cuando esa miel se fundía con el calor, esa mirada cambiaba por completo hasta convertirse en un arma sensual que lo capturaba sin previo aviso.

Y Jungkook prefería no indagar en las muchas cualidades que con el tiempo fue descubriendo, debido a que no deseaba ponerse en evidencia, ni mostrar debilidades.

—Era el amante del prometido de su mejor amigo. —la voz que habló era una que el alfa conocía bastante bien, y es por ello que decidió ignorarlo.

Yugyeom soltó un bufido cargado de gracia al encontrarse completamente ignorado; aún así, no le tomó importancia y terminó sentándose al lado del alfa menor.

—Lamento mucho que hayas tenido que caer en las manos del menor de los Kim —murmuró, cada palabra cargada de veneno—. Es la propia vergüenza de toda su familia.

—¿Hablas por experiencia? —cuestionó Jungkook sin mirarlo—. Recuerdo perfectamente la vergüenza que le causabas a tus padres.

—Probablemente, una razón más para que confíes en mis palabras —sugirió Yugyeom, detallando al otro alfa lo más que podía—. ¿Recuerdas nuestros momentos juntos?

—Recuerdo... —pausó un momento, y finalmente lo miró a los ojos—. Acabo de recordar la noche que te encontré con otro, y ese recuerdo me impulsa a odiarte más.

—No puedes odiarme, Kookie —aseguró presumido—. Eso lo sé.

—Lo mejor será que no te confíes —dijo, y su voz se llenó de un tono peligroso que el mayor no pudo ignorar.

—Tomaré en cuenta tus palabras, seguramente a tu padre le encantará saber que su hijo ha comenzado a sacar las garras.

—Para eso me enviaron aquí —le recordó—. Por cierto, ¿qué haces en este lugar?

Yugyeom apuntó discretamente hacia la carpa donde se encontraba el líder en compañía del comandante Kim. Ambos omegas concentrados en el entrenamiento de Taehyung.

—Acompaño a mi dueño —contestó—. Imagino que tú haces lo mismo.

—Escucharte hablar de ese modo me provoca náuseas.

—Tiene sus ventajas —se encogió de hombros—. Los juguetes del líder son los más importantes del clan.

—El sucesor es el más importante del clan —corrigió Jungkook, amando ver como el rostro contrario se descomponía en disgusto.

Yugyeom supo que la pequeña charla tenía que llegar a su final. Habían muchos vigías a su alrededor, y si permanecía al lado de otro alfa comenzarían a sospechar.

—Te veré pronto, Jungkook —dijo, mientras se ponía de pie—. Oh, había olvidado decirte que tu padre envía saludos.

El menor de ambos se tensó por completo, esas palabras le dieron a entender que Yugyeom se había reunido con su padre, y si era de ese modo, Kaisa ya debía estar enterado de Yoongi.

Maldición. Necesitaba ser más rápido que ellos y encontrar a su tío, pero para serlo era necesario hablar y Jungkook todavía no confiaba en las personas que lo rodeaban. Fácilmente podían matarlo, o su padre lo haría si se enteraba que había soltado la lengua.

Se encontraba acorralado, y aún así, no pensaba detenerse.

NamJoon estaba ocupándose del papeleo del salón rojo cuando SeokJin ingresó a su oficina.

—Tenías razón —admitió el omega, apoyando ambas manos en la madera del escritorio—. Yugyeom es un infiltrado.

—¿Cómo lo confirmaron? —preguntó el moreno, con su nariz cosquilleando por los aromas que podía sentir debido a tanta cercanía.

—YoonWoo lo llevó al campamento tres a propósito, y mi hijo hizo lo mismo con su juguete —explicó—. Yugyeom no tardó en acercarse al otro alfa y su comportamiento en general cambió drásticamente durante ese momento.

—Yugyeom es uno de los infiltrados más poderosos que tiene Kaisa —advirtió NamJoon—. Lleva muchos años aquí, conoce el movimiento de la manada y sus leyes, así que eso lo vuelve mucho más peligroso.

SeokJin sonrió con arrogancia, y ese simple gesto fue capaz de doblegar la voluntad en el alfa que, tuvo que hacer mucho esfuerzo para no dejarse caer de rodillas ante la majestuosidad que el omega demostraba de forma natural.

—Nadie en esta manada está listo para la forma de liderar que tendrá Jimin —aseguró SeokJin—. Y esa es el arma oculta que los va a destruir.

NamJoon no tardó en darle la razón. El sucesor estaba tomándose en serio el mando de la manada, con nuevos proyectos que fueron aceptados por el consejo y una nueva formación en los ejércitos que vigilaban las fronteras.

—Kaisa no conoce a Jimin, simplemente ha escuchado de él —dijo el alfa—. Es una ventaja porque lo subestima bastante.

—Es aquí donde empieza tu tarea —informó el comandante Kim—. Háblale a Jimin de Kaisa y hazlo bien. Tú lo conoces y sabes la forma ideal para que el próximo líder lo ponga en su lista de enemigos a destruir.

—Jimin es demasiado listo, no tardará en descubrirlo —aseguró—. Sobre todo si continúa trabajando en los casos de los omegas asesinados y el virus.

—El sucesor es el omega más temperamental que he conocido —reconoció SeokJin—. Es una ventaja porque tiene la sangre fría y no se deja dominar por nadie, ni por su propio padre —dijo sonriente—. Incluso ha tenido la osadía de rebelarse contra el consejo mismo.

—Lo que trata de decir es que, ¿Jimin es el único capaz de enfrentarse a la furia de Kaisa? —cuestionó NamJoon.

El omega crispó los labios antes de responder:

—Lo que trato de decir es que Jimin es el único capaz de destruirlo —aseveró—. Y tiene una razón de peso para hacerlo con sus propias manos.

—¿Cuál es la razón de la que habla?

Hubo un momento de silencio, y luego una confesión que dio un giro inesperado en toda la información en la que NamJoon estaba trabajando.

—Kaisa mató a la madre de Jimin, y lo hubiera matado a él de no ser por mí —reveló—. Es una verdad que permaneció oculta por todos estos años, creíamos que estaba muerto, pero con todo lo que está sucediendo llegó el momento que el sucesor enfrente ese pasado y le haga frente.

Fue en ese momento exacto, que NamJoon comprendió las palabras del omega. Él sabía muy bien todo el sufrimiento que Jimin cargaba consigo, todo el dolor y el odio que lo consumía por dentro desde que su madre murió.

Así que, cuando el sucesor se enterara que el culpable seguía vivo y que además era el mismo que les estaba dando problemas a la manada, amenazando constantemente y asesinando entre las sombras, no existiría lugar existente en la tierra para que Kaisa se ocultara de la furia del omega.

Min Yoongi y Park Jimin seguían un mismo objetivo, ambos poderosos y letales a su manera, tanto que NamJoon no pudo evitar el emocionarse con el simple hecho de imaginárselos luchando hombro a hombro en la guerra que se avecinaba.

La verdadera guerra por el poder, donde se definiría el destino de todas las manadas y los clanes rebeldes.









































¡Se viene la guerra! ¡Rápido, elijan un bando!

Aquí rezando para que el capítulo les haya gustado. 🙏

Infinitas gracias por leer.

¡Hasta el próximo capítulo!

⛓️Yoon~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro