Único Capítulo

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Diseñado por: caracola218 muchas gracias 😊💜

Premio🔥✨


El sonido que causaba sus zapatos cada que tocaba el suelo retumbaba en la fría calle, el viento soplaba con fuerza mientras la tormenta se hacía cada vez más fuerte, era de noche y casi todos los humanos se encontraban durmiendo, mientras que afuera yacía una guerra infinita entre el bien y el mal. Jin corría con fuerza tratando de ganar tiempo, sus demás compañeros ya iban en camino, pero debido a la tormenta, su velocidad en el vuelo se entorpecía.

Al final, Jin quedó atrapado en una calle sin salida, donde un muro gigante lo dividía entre él y una calle demasiado transcurrida para ser casi las tres de la mañana, pues por ese lugar, pasaban los camiones más pesados, transportando diferentes cosas a diferentes lugares, por suerte, el muro no cubría del todo el techo y con un poco de esfuerzo, sus alas podrían sacarlo de allí, pero antes de poder hacerlo, ya se encontraba rodeado por sus adversarios.

-¿A dónde crees que vas Jin? -dijo uno de los peones-. La fiesta a penas va a empezar.

-¿Te crees muy rudo solo porque estás con tus amigos? -preguntó Jin, sonando más como una afirmación-. Te reto a un duelo, solo tú y yo.

-No me interesan tus duelos Jin, mi único objetivo es acabar contigo, así mi jefe Namjoon me recompensará. -dijo cruzando sus brazos con superioridad.

-Dejame decirte algo Yoongi. No te la dejaré tan fácil. -susurró para luego abrir sus grandes alas y volar por encima del muro.

Jin empezó a volar lo más lejos que pudo, pero Yoongi disparó su arco golpeando una de sus flechas en el ala derecha de Jin, derribandolo de inmediato. Jin cayó en plena autopista, donde fue atropellado por una camión que iba justo en su dirección. Yoongi se alejó de allí junto con sus compañeros, creyendo que al fin habían podido acabar con el guerrero más fuerte.

Jin abrió sus ojos por última vez observando a la gente que ya se había acumulado a su lado, a lo lejos podía escuchar la sirena de una ambulancia junto con las palabras de perdón del conductor, un anciano demasiado viejo para estar conduciendo, junto a su esposa que parecía ser de su misma edad. Jin fue cerrando sus ojos poco a poco, dejando de sentir el dolor de sus alas, pues estas habían desaparecido hace algún rato, lo cual agradecía enormemente, pues no sabría qué pasaría si los humanos se dieran cuenta que cuando ellos duermen, los ángeles y demonios se enfrentan en una guerra mortal.


Jin abrió los ojos lentamente observando con cautela su alrededor, no sabía dónde se encontraba, ni recordaba lo que había sucedido, en realidad, no recordaba nada. Su mente se encontraba en blanco, por más que intentara recordar su nombre o de dónde venía, simplemente no lo lograba y solo conseguía obtener un gran dolor de cabeza seguido de recuerdos al azar que no llegaban a nada congruente.

Al lado de su cama habían dos ancianos, sus rostros reflejaban culpa y preocupación. Jin seguía sin entender lo que estaba sucediendo, así que solo se limitó a mirar a aquellas personas tratando de averiguar lo que había sucedido, por suerte, los ancianos parecían entender lo que estaba sucediendo, así que llamaron al doctor que había atendido a Jin y éste rápidamente llegó con su libreta y algunas preguntas para entender lo que estaba pasando por la mente de Jin.

-¿Dónde estoy? -preguntó Jin mirando al doctor confundido.

-Tuviste un accidente, fuiste atropellado por un camino de carga, es un milagro que estés vivo, además no comprendemos por qué tu cuerpo no sufrió ningún daño. -respondió el doctor mirando su libreta con el ceño levemente fruncido.

-No recuerdo nada, solo tengo pensamientos vagos sin sentido alguno. -susurró sosteniendo su cabeza con frustración.

-Perdiste la memoria. Creemos que tu nombre es Jin, era el nombre marcado en tu ropa. -informó el anciano con voz baja y débil.

-¿Y quiénes son ustedes? -preguntó nuevamente observando con curiosidad a los dos ancianos.

-Nosotros somos los causantes de tu accidente -susurró la anciano con sus ojos húmedos-, te suplicamos que no nos metas a la cárcel, ya estamos viejos y vivimos de nuestro trabajo, estamos ahorrando para pasar nuestros últimos días en una casita propia cerca del mar, te pido que te apiades de nosotros, prometemos cuidar de ti hasta que recuperes la memoria.

-Realmente no recuerdo nada, no puedo culpar a alguien si no recuerdo lo que hizo. -comentó Jin sintiendo lástima por los ancianos.

Después de un tiempo, Jin fue dado de alta de aquel frío y aburrido hospital, donde constantemente entra gente en muy mal estado, aferrándose a la vida con su último esfuerzo. Los ancianos se habían hecho cargo de Jin como lo habían prometido, ese sería el trato para que Jin no los mandara a la cárcel, siendo condenados a pasar sus últimos días en una fría prisión.

El tiempo fue pasando y Jin poco a poco se fue acostumbrado a vivir con aquellos ancianos, pues se habían convertido en su única familia y en sus únicos conocidos. A menudo Jin les ayudaba en el trabajo a los ancianos, pues estos cada día se ponían más viejos y el trabajo se les dificultaba, Jin sentía lástima por ellos, pues se habían comportado como unos padres para él desde el primer día que había tocado su humilde casa.

-Jin, hijo, queremos hablar contigo. -dijo la anciana mirando fijamente a Jin mientras se sentaba en el viejo sofá.

-¿Sucede algo? -preguntó Jin con preocupación. Siguiendo las acciones de la anciana.

-Ya estamos muy viejos y no nos queda mucho tiempo de vida, así que queremos darte esto. -anunció el anciano entregándole sus ahorros de toda la vida.

-No puedo recibir esto -musitó Jin-. Esto era para su casa.

-Queremos que lo utilices para entrar a la universidad, eres muy inteligente y mereces un gran futuro. -sonrió la anciana mirando a Jin con ojos húmedos por las lágrimas- desde que llegaste hiciste de nuestra vida mejor, ahora no moriremos solos, llegaste como un ángel guardián.

-Los ángeles no existen abuela, pero por ti, seré uno.

-¡Son unos imbéciles! -exclamó golpeando la mesa frente a él.

-Lo sentimos jefe -susurró Yoongi arrodillado frente a Namjoon-. Creíamos que moriría después de lo que vimos.

-Idiotas, un simple golpe de un camión no es suficiente para matar a un ángel. -informó Namjoon enojado - ¿Acaso lo han olvidado? Un ser supremo solo lo puede matar uno igual.

-De verdad lo sentimos, prometo ir yo mismo a buscarlo, ésta vez lo mataré. -dijo Yoongi emocionado.

Namjoon miró fijamente a Yoongi mientras hablaba de como mataría a Jin, el ángel que durante tanto tiempo había buscado, pero que por desgracia, nunca había podido eliminar, pues Jin era el ángel guerrero más poderoso de todos, culpable de todos los intentos fallidos de los demonios por conquistar al mundo. Yoongi seguía hablando sin darse cuenta lo hartado que tenía a Namjoon, pues él se había dado cuenta que Yoongi no era el indicado para acabar con el poderoso Ángel.

Namjoon se levantó de su asiento y voló unos centímetros hasta llegar a Yoongi, él cual fue golpeado inmediatamente por el jefe. Yoongi miró desconcertado a Namjoon mientras tocaba la parte golpeada, seguía sin entender la razón por la que Namjoon seguía tan enojado, pues él se había ofrecido a acabar con Jin de inmediato.

-Idiota. -susurró Namjoon entre los dientes- ¿Acaso crees que podrás eliminar a Jin con esos planes tan simples? El supremo ángel no es cualquier guerrero.

-P-pero jefe yo...

-¡Cállate! Lo haré yo mismo. -anunció Namjoon- yo mismo acabaré con Jin.

Dicho esto, Namjoon voló fuera de su oscuro reino, para luego llegar al mundo mortal, donde las personas llevaban su vida normal y monótona, sin darse cuenta de la presencia de aquel ser oscuro que los miraba con desprecio, pues Namjoon sentía que los humanos eran unos imbéciles que no merecían la vida que llevaban, era por esa razón que él quería adueñarse de aquel lugar, pero que no había podido lograr debido a Jin.

Namjoon empezó a caminar después de haber ocultado sus alas, cola y cuernos, así podría andar ante los humanos sin llamar la atención. Así transcurrieron algunas horas, hasta que Namjoon cayó en cuenta de algo muy importante, él nunca se había enfrentado personalmente con Jin y era por esa razón que nunca había visto su rostro. Los soldados afirmaban que era un ser hermoso de tes blanca, el cual era poseedor de las alas más blancas del paraíso, su cabeza estaba adornada por una grande y dorada aureola, también tenía ojos azules y cabello rubio. Después de recordar todo, Namjoon corrió hasta un hombre con aquella descripción física y lo lanzó al suelo dispuesto a golpearlo.

-¡¿Qué demonios te pasa?! ¿Estas loco? -gritó el hombre quitando el agarre de Namjoon.

-¿Eres Jin? -preguntó Namjoon.

-¡No! No conozco a ningún Jin.

Después de aquel accidente, el hombre se fue enojado y maldiciendo a Namjoon por lo bajo. Namjoon siguió haciendo lo mismo a todo aquel que poseía las características de Jin, pero para su desgracia, ninguno de ellos era la persona que estaba buscando, así que decidió acceder a los archivos que se encontraban en lo más oscuro de su reino, aquellos a los cuales no tenía permitido tocar, pero Namjoon estaba dispuesto a todo con tal de localizar a Jin y destruirlo.

Namjoon voló nuevamente a su castillo y sigilosamente se adentro a la habitación que contenía los archivos de los angeles; allí se encontraban archivos en carpetas que contenían la información de los angeles, pero lo más importante, cada carpeta tenía un chip para sentir la presencia de dicho ángel, así que Namjoon buscó el de Jin y tomó el chip, el cual con una máquina especial, aplicó detrás de su cuello quedando dentro de su cuerpo, inmediatamente sintió la presencia de Jin en la tierra.

-Te encontré. -murmuró con una sonrisa diabólica en su rostro.


El lugar se encontraba completamente lleno de personas, pero para Namjoon eso no era un problema, pues gracias al chip que se encontraba detrás de su cuello, podía sentir la presencia de Jin aunque hubieran miles de personas en el mismo lugar. Namjoon empezó a caminar dentro del edificio en busca del Ángel supremo, el lugar era bastante grande y las personas de allí solían vestir completamente igual, lo que para Namjoon fue normal, pues creía que era algo que los humanos hacían siempre, pero sus pensamientos se dañaron cuando uno de los guardias le prohibió el acceso a la parte del edificio al que se dirigían todos.

-Sus documentos de estudio, por favor. -pidió el guardia extendiendo su mano frente a él.

-¿Documentos de estudio? -preguntó Namjoon sin entender a lo que se refería.

-Esta universidad es privado, si no es estudiante, no lo puedo dejar pasar. -informó tapándole el pasó a Namjoon.

Namjoon miró fijamente al guardia para que lo dejara pasar, pero éste sencillamente no se inmutó ante la mirada penetrante de Namjoon. Después de unos segundos así, Namjoon dio media vuelta y salió de allí, luego se escondió en un callejón a unas cuantas cuadras de la universidad, donde cambio su vestuario por el uniforme y creo unos papeles falsos que lo hacían parte del lugar. Nuevamente volvió al edificio y mostró los documentos de estudio, el guardia un poco dudoso lo tomó en sus manos, pero al no ver nada extraño lo dejó pasar.

Namjoon empezó a caminar rápidamente guiado por la señal del chip, debido al inconveniente, aquel Ángel se había alejado un poco de su ubicación, así que debía ser rápido o si no lo perdería. Luego de unos minutos, Namjoon llegó a lo que parecía un campo de fútbol Americano y sin darse cuenta, pasó por medio del campo, donde rápidamente fue atacado por el balón justo detrás de su cabeza. Aquel peli negro debido a su cuerpo fuerte, no sintió aquel golpe y tampoco se dio cuenta que aquel balonazo había dañado su chip, haciéndolo incapaz de sentir la presencia del Ángel.

-¿Qué ocurrió? -se pregunto así mismo después de haber perdido la presencia de su enemigo.

-¡Eres un imbécil! -gritó uno de los jugadores- ¿Cómo te atreves a pasarte por el campo en pleno juego?

-Oye ¿Acaso estás sordo? Te están hablando. -dijo otro de los jugadores para luego empujarlo.

-No te atreves a tocarme. -susurró para luego empujarlo con su mano haciendo que fácilmente cayera al suelo- solo estorban.

Namjoon empezó a caminar lejos del campo, haciendo caso omiso a las miradas presionadas de los jugadores, pues la fuerza que tenía era mucho más superior a ellos, incluso cuando todos entrenaban fuertemente a diario para ser los más fuertes y ganar la competencia. Namjoon siguió con su búsqueda incluso sin ayuda del chip, caminaba por todas partes hasta que al cruzar en una vuelta, chocó con un chico de cabello rubio, ojos azules y piel blanca, él parecía un verdadero ángel físicamente, pero Namjoon lo descartó inmediatamente al ver lo facial que había caído al suelo con su choque, pues según él, un Ángel cómo el supremo, no se caería ni aunque mil demonios lo atacaran.

-Lo lamento, iba un poco distraído -murmuró el chico levantando sus libros-, me llamo Jin ¿Y tú? -preguntó extendiendo su mano para tomar la de él.

-¿Jin? -preguntó con su ceño fruncido.

-Sí ¿Y tú? -preguntó nuevamente empezó a sentir su mano cansada.

-Namjoon. -respondió tomando la mano de Jin.

Jin sonrió y siguió nuevamente con su camino, pues ese era su primer día de clases y si no se daba prisa llegaría tarde, mientras tanto, Namjoon seguía inmóvil en su lugar mirando la mano con la que había saludado al chico, realmente era una gran coincidencia que tuviera el mismo nombre de la persona que estaba buscando y su físico también era igual, pero nuevamente se negó a creerlo, pues Jin no tenía la fuerza ni el cuerpo fuerte de un Ángel, además ¿Qué haría un Ángel supremo siendo un estudiante más? Sencillamente ese Jin, no era su Jin.

Jin pudo llegar a tiempo a su clase, debido a que la profesora s había atrasado un poco en el tránsito. Sus compañeros no dudaron en guardar silencio y mirar fijamente al nuevo estudiante, pues no se podía negar lo hermoso que era y esa personalidad noble y sencilla lo hacía aún más irresistible. Uno de sus compañeros no tardó mucho en acercarse a él y hablarle un poco, lo había cautivado desde el primer instante y quería conocerlo muy afondo.

Después de unos cuantos minutos, al fin la profesora había llegado para dictar un poco de matemáticas avanzado, lo cual había sorprendido inmediatamente a Jin, pues él no recordaba nada de esas cosas, en realidad, no recordaba absolutamente nada, solo a sus abuelos que realmente no lo eran, pero que lo habían creado durante un tiempo como si lo fueran y Jin les había cogido mucho cariño.

-Bien chicos ¿Quién desea pasar a realizar la operación? -preguntó la profesora animada mientras los demás se miraban con temor-. Vamos chicos ¿Acaso tienen miedo?

-Que tontería. -susurró un chico al final del salón, el cual quedó expuesto ante la mirada de todos.

-¿Disculpa? -murmuró la profesora impresionada por la actitud del estudiante- ¿Cuál es tu nombre?

-Namjoon. -dijo sin emoción alguna.

La profesora inmediatamente miró la lista de sus estudiantes, pero por más que buscó, sencillamente no encontró el nombre de aquel chico, lo cual era realmente extraño, pues a aquel lugar, solo podían entrar los estudiantes que tuvieran el permiso de admisión, así que solo pensó que era un estudiante nuevo y lo dejo pasar. Los demás chicos quedaron impresionados, pues nunca un estudiante se había comportado así ante un profesor, además, no sabían cómo había llegado a ese lugar, pues nunca lo vieron entrar.

-Muy bien Namjoon, si te parece una tontería, te invito a resolver el problema. -dijo la profesora con una sonrisa fingida mientras mostraba el marcador en su mano.

-Con gusto. -susurró para luego levantarse, tomar el marcador y empezar a realizar la operación.

Todos quedaron estupefactos ante lo que había hecho Namjoon, pues había resuelto la operación correctamente y con una de las fórmulas más difíciles para encontrar la solución, la profesora sencillamente no podía creer lo que veía, pues estaba segura que ninguno de sus alumnos podría responder aquel problema, así que decidió poner uno incluso más difícil, pero aún así, Namjoon lo solucionó sin ningún problema.

Las horas siguieron pasando y al final, el gran genio se había convertido en el chico más hablado de toda la universidad, pues aparte de ser inteligente, guapo y fuerte, tenía aquel toque misterioso que lo hacía incluso más impresionante que un Dios. Las clases antes del receso habían terminado, así que todos los estudiantes debían abandonar las aulas hasta el final del receso, Namjoon fue el primero en salir al toque de la campana, pues debía seguir buscando a su enemigo, pero todos sus planes se dañaron ante la insistencia hartante de uno de sus compañeros.

-¡Ya te dije que no! -gritó nuevamente mientras miraba fijamente a Jin.

-Por favor, eres demasiado bueno en matemáticas, necesito tu ayuda. -suplicó Jin una vez más.

-No tengo tiempo ni interés en ayudarte Jin. -respondió Namjoon acelerando tu paso.

-¡Haré lo que me pidas! -exclamó Jin haciendo que Namjoon se detuviera y empezara a caminar hacia donde estaba él.

-¿Lo qué te pida? -preguntó Namjoon mirándolo de arriba a abajo.

-S-sí. -titubeó Jin ante la mirada penetrante de Namjoon.

-No me hagas reír, no tienes lo que yo necesito. -susurró en su oído para luego irse.

-Te apuesto que tengo mucho más de lo que necesitas.

Namjoon frenó en seco analizando las palabras de Jin, al parecer no era un tonto como él lo creía, ese chico tenía agallas cuando se trataba de algo que él quería, pero realmente no le podía ofrecer lo que él necesitaba, incluso si pudiera acostarse con él, no cumpliría con sus expectativas, así que decidió hacerle una pregunta absurda, pues al ser un simple mortal, lo creería loco y se iría.

-¿Crees en los Ángeles? -preguntó Namjoon.

-¿Qué? -murmuró Jin sin entender la pregunta.

-Estoy buscando a un Ángel, el supremo para ser más exactos y eso es lo único que me interesa. -explicó Namjoon dando media vuelta- como te dije, no me puedes ayudar.

-Si te ayudo a encontrar a ese supuesto Ángel ¿Me ayudarás? -cuestionó Jin dejando sorprendido a Namjoon.

-¿Es enserio? -preguntó Namjoon.

-¿Acaso tengo cara de mentiroso? -cuestionó Jin.

-Perfecto, es un trato y tal vez me puedas ayudar con otros problemas. -dijo con una sonrisa lujuriosa.


Después de aquel suceso, Jin empezó a frecuentar a Namjoon para que le ayudara con sus problemas de matemáticas, ya que sencillamente se le hacía una materia demasiado difícil, pero para Namjoon, era pan comido, pues los Ángeles y Demonios debían aprender muy bien todo lo que tuviera que ver con números, así sería más sencillo para todos, aprender a calcular los golpes y ataques en las batallas, lastimosamente Jin había perdido la memoria y no recordaba sus dones en los números, pues él era el principal planeador de las batallas.

Ambos chicos se habían vuelto muy cercanos, ya que la mayoría de días solo eran ellos dos solos en una pequeña casa que había arrendado Namjoon para su estancia en la tierra. Namjoon seguía sin entender la sensación que le causaba aquel chico, pues realmente nunca la había sentido y a pesar de todo, le gustaba. Jin era un chico muy alegre y divertido, lo cual hacia sentir cómodo a Namjoon, así que cada día esperaba con ansias el volver a verlo a solas, con la intención de que algún día harían algo más que solo estudiar.

Un día, después de clases, Jin se dirigía hacia la casa de Namjoon para una más de sus lesiones, pero en su camino se le atravesó aquel chico que había quedado cautivado con él desde el principio, desde el inicio empezó a interrogarlo; para donde iba, con quién iría y que haría, Jin respondió sin dudar todas las preguntas, pues no había nada misterioso en ello, solo creía que quería formar una conversación amistosa y nada más.

-¿Te puedo preguntar una cosa más? -murmuró lo suficiente alto para que Jin escuchara.

-Sí. -respondió Jin con una cálida sonrisa.

-Tengo un problema en mi casa y necesito la ayuda de alguien ¿Podrías ayudarme? Te prometo que no tardaremos mucho. -musitó juntando sus manos como si le estuviera suplicando- luego podrás ir a tus clases con Namjoon.

Jin lo dudo por un momento, pero al final accedió y cambia su rumbo hacia la casa de aquel chico, pues él se había portado muy bien con él y le parecía muy mal tratar de evadir un favor de alguien que lo había ayudado varias veces. La casa era un poco pequeña, incluso más que la de Namjoon, la decoración era anticuada y se notaba que alguien no había hecho aseo durante un largo tiempo, pues la casa estaba un poco empolvada, el suelo había perdido su color real y los muebles estaban sucios y con pequeñas manchas de comida.

-Me disculpo por el desorden, la universidad y el trabajo consume la mayor parte de mi tiempo. -aclaró el chico rascando su nuca con algo de pena.

-N-no te preocupes. -dijo Jin apenado por pensar mal de él.

-En mi habitación está el problema, puedes subir mientras preparo algo de tomar. -informó mientras se dirigía a la cocina.

Jin subió las escaleras hasta la habitación de aquel chico, el lugar estaba limpio, lo cual le pareció extraño, pues el reto de la casa estaba muy mal, pero decidió pensar que el tiempo del chico solo le alcanzaba para mantener su habitación en orden. Después de unos minutos, el chico subió con dos vasos de agua, Jin tomó el de él y rápidamente lo bebió, luego preguntó de que se trataba el problema, pero el chico se quedó en silencio para luego subirse encima de él tirándolo a la cama.

-¡¿Q-que estás haciendo?! -exclamó asustado por lo que había hecho el chico.

-¿Sabes? Desde el primer día que te vi, me dejaste cautivado y sólo pensaba en el día en el que serías mío. -confesó para luego empezar a mover su cuerpo encima del miembro de Jin.

-¡Estás loco! -gritó Jin arrojando al chico al suelo para luego tratar de irse, pero en ese momento todo le dio vueltas y su vista se puso borrosa- ¿Qué me hiciste?

-Te di a beber algo que te obligará a hacer todo lo que yo quiera.

Jin rápidamente cayó al suelo, incapaz de manejar su propio cuerpo, solo sentía un calor insoportable que se apoderaba de él. Sus manos y piernas sencillamente no seguían sus órdenes, solo podía sentir y ver, su boca era incapaz de articular alguna palabra, lo que lo hacía completamente vulnerable ante la presencia de aquel chico. Después de unos segundos el cuerpo de Jin fue cargado y arrojado a la cama sin ninguna piedad, Jin solo podía observar cómo aquel chico empezaba a quitar su ropa dejando a la vista su pene erecto, deseoso por estar dentro de él, Jin no pudo desistir llorar, trató de articular alguna palabra, pero sus labios se movían sin dejar salir ningún sonido.

-Tranquilo -susurró-. Te prometo que lo vas a disfrutar tanto como yo.

El chico empezó a quitar la ropa de Jin desesperadamente, incluso llegó a rasgar algunas de sus prendas, luego comenzó a besar cada parte de su cuerpo desnudo mientras escuchaba suaves suplicas de Jin para que no le hiciera eso y su llanto imparable. El chico tomó el cuerpo de Jin y le dio media vuelta, luego tomó una almohada y la metió debajo del cuerpo de Jin, haciendo que sus glúteos se alzarán ante él.

El chico había prometido no lastimar a Jin, pero sencillamente ya no aguantaba sus ganas, así que de una sola embestida, introdujo su miembro en la entrada estrecha de Jin, este gimió de placer, mientras Jin cerraba sus ojos con fuerza aguantando el dolor que éste le estaba proporcionando. El chico empezó a moverse con brusquedad haciendo que el cuerpo de Jin y la cama se balanceararan hacia adelante, el sonido provocado por el movimiento excitaban más al chico, hasta el punto de perder el control y empezar a moverse desesperadamente, incluso empezó a nalguear con fuerza los glúteos de Jin.

Jin solo podía llorar mientras sentía como aquel chico entraba y salía de él velozmente, incluso creí que la cama no iba a aguantar con sus movimientos. Después de un largo rato así, Jin empezó a perder el conocimiento hasta el punto de quedarse dormido y ya no sentir nada más.

El frío viento hizo que Jin sintiera un escalofrío en su cuerpo desnudo, poco a poco empezó a recobrar el conocimiento incapaz de recordar con exactitud lo que había pasado, solo recordaba pocas escenas donde aquel chico lo había lastimado e inmediatamente empezó a llorar nuevamente. Su cuerpo exhausto dolía con fuerza, sus piernas temblaban al tratar de levantarse, habían pequeñas manchas de semen en su ropa y su inocencia estaba destruida ¿Cómo alguien había sido capaz de hacerle eso? Nunca había lastimado a alguien, ni siquiera con sus palabras y lo único que había conseguido era dolor, que injustos eran los Ángeles con él, si es que realmente existía.

Jin empezó a caminar lentamente hacia su casa, aguantando el dolor que sentía en su entrada, ya era de noche y no había nadie en las calles, estaba lloviendo y lo único que alumbraba su camino, eran los innumerables relámpagos que caían en el cielo. Sus lágrimas poco a poco se fueron camuflado con la lluvia y sentía que algo dentro de él había cambiado por completo, no pudo evitar caer al suelo arrodillado mientras miraba al cielo con enojo.

-¿Por qué dejaron que mi hicieran esto? ¡¿Por qué?! -gritó mientras golpeaba al suelo-. Se suponía que los Ángeles están para cuidarnos ¡Pero dejaron que me humillaran! ¡Son unos malditos!

Jin se levantó y empezó a correr hacia su casa mientras gritaba de dolor, entró a la casa ignorando las miradas preocupadas de sus abuelos y se encerró en su habitación, entró al baño, abrió la llave y comenzó a llorar nuevamente, mientras el agua tibia llegaba a cada parte de su cuerpo. Una vez que se calmó un poco, salió de la ducha y se dispuso a botar su ropa, pero antes, leyó una pequeña nota que había pegada en la camisa.

"Si dices algo, tus abuelos sufrirán las consecuencias. Si fuera tú, olvidaría lo que ocurrió"

Jin arrugó el papel entre sus manos sin expresión alguna, lo botó en el cesto de basura junto con su ropa y se acostó en la cama conciliando el sueño de inmediato. Al otro día, salió de su casa sin dejar que sus abuelos lo vieran, se dirigió hacia la universidad donde Namjoon lo estaba esperando en la entrada, pero Jin pasó de largo sin ni siquiera notarlo.

-Me quedé esperándote ayer. -dijo Namjoon empezando a caminar detrás de él.

-Ya no necesitaré de tu ayuda, gracias. -anunció sin emoción en su voz.

-¿Qué? -preguntó Namjoon sin creer lo que escuchaba, además, sentía una leve presión en su pecho de decepción-, pero fuiste el que más insistió.

-Y ahora quiero que te alejes de mí. -susurró caminando lejos de Namjoon.

Namjoon quedó sorprendido por las palabras de Jin, pues ese no era el chico alegre del que empezaba a enamorarse, ahora su mirada estaba vacía y sus sentimientos parecieran que se habían ido. Namjoon dejó de pensar en eso y decidió seguir con su búsqueda, después de todo, a él no debería de importarle lo que le pase a un humano, pero por más que se repetía lo mismo, muy en el fondo, se sentía angustiado por el cambio de Jin.

Los días seguían pasando con normalidad o al menos eso era lo que parecía, pues en el corazón de Namjoon y Jin, estaban pasando cosas que poco a poco les destruía el alma. Ambos chicos no se habían vuelto a ver, incluso en la universidad cada uno pasaba sin notar al otro, concentrados en sus propios asuntos, envueltos en su propia burbuja de decepción y dolor. Después de unos días, la profesora había decidido realizar un examen para observar la mejoría de sus estudiantes en la materia de matemáticas, lo que hizo que el cuerpo de Jin se estremeciera, pues lo poco que había aprendido con Namjoon, no era suficiente para ganar aquel examen.

-Puedo ayudarte. -propuso Namjoon acercandose a su asiento.

-No necesito tu ayuda Namjoon, gracias. -dijo Jin por lo bajo para luego tomar sus cosas e irse.

Namjoon suspiro por lo bajo y siguió con su camino, preguntándose la razón por la que Jin había cambiado tanto ¿Acaso le había pasado algo? Debía averiguarlo a como diera lugar, pero cuando estaba decidido a ir a la casa de Jin a preguntar, sus soldados se hicieron presentes para llevárselo nuevamente a su territorio, pues Namjoon estaba rompiendo una de las leyes que habían puestos los Ángeles.

Los demonios tenían prohibido permanecer más de un día en la tierra, pues se consideraban demasiado malvados como para permanecer cerca de los humanos, ya que probablemente harían algo malo y podrían hasta incluso revelar su existencia. Namjoon estaba cerca de completar un mes en la tierra, lo que se consideraba algo abominable y debía tener castigo.

-Jefe, debe volver con nosotros -dijo Yoongi-. Si no lo lo hace, los Ángeles lo castigarán.

-Los Ángeles no pueden tomar decisiones sin la presencia del supremo Ángel. -aseguró Namjoon- además, no pienso irme sin encontrar a Jin.

-Pero señor... -susurró otro guardia.

-¿No me escucharon? No pienso irme, ¡Ahora largo! -gritó Namjoon.

Los guardias no tuvieron de otra más que irse y volver a su mundo, dejando a Namjoon con sus decisiones. Namjoon en sus adentros, sabía que él castigo que le esperaba no era bueno, pero debía encontrar a Jin y acabar con él, así sería la única manera de poder adueñarse de la tierra, un mundo con demasiados defectos y que claramente necesitaba un arreglo.



Los días seguían pasando y el examen cada vez se acercaba más. Namjoon se dirigía al salón de clases con algunos libros para Jin, ya que estaba seguro que le ayudarían, eran libros muy avanzados, los cuales provenían del mundo de los Ángeles y los Demonios, mientras caminaba por el largo pasillo, Namjoon escuchó unas voces debajo de las escaleras del segundo piso, rápidamente se acercó y vio a Jin junto con aquel chico que siempre estaba molestándolo, quería acercarse, pero primero necesitaba ver un poco y escuchar de lo que estaban hablando.

-Necesito nuevamente de tu ayuda. -dijo el chico mientras ponía a Jin contra la pared, haciendo que le fuera imposible huir- mi habitación nuevamente tiene problemas y tú eres el único que la puede arreglar.

-No quiero ir. -susurró Jin mirando fijamente el suelo.

-No te estoy preguntando, irás ésta tarde a mi casa y si no vas, tus abuelos sufrirán las consecuencias. -amenazó acercándose a los labios de Jin, pero antes de que pudiera tocarlos, Namjoon se interpuso.

-Lamento interrumpir su charla, pero Jin ya había quedado de ir a mi casa para estudiar. -informó Namjoon tomando a Jin de la muñeca.

-No te metas en mis asuntos. -dijo el chico tratando de golpear a Namjoon, pero este tomó su mano apretándola fuertemente- pero qué demonios.

Namjoon arrastró a Jin con él, dejando al chico desconcertado por su fuerza. Jin rápidamente trato de irse, pero Namjoon se lo impidió, diciéndole que debía ir a su casa y que no aceptaría un "no" como respuesta, Jin suspiró y acepto, después de todo, realmente debía pasar aquel examen y nadie mejor que Namjoon para ayudarle con aquel problema.

La tarde llegó rápidamente, Jin ya se encontraba junto a Namjoon estudiando, pero por más que Namjoon explicaba los temas, Jin parecia estar en otro mundo, un mundo que lo hacía triste y miserable. Namjoon sugirió descansar un poco, bajó a la cocina por algo de tomar y cuando volvió vio a Jin recostado sobre la cama con sus ojos cerrados, aquella escena le parecía hermosa, pues los rasgos de Jin eran casi perfectos; su cabello rubio casi dorado, se encontraba un poco despeinado, sus ojos azules se encontraban cerrados con fuerza como si estuviera recordando algo malo, sus labios gruesos y carnosos estaban semi abiertos, haciendo que Namjoon quisiera besarlos.

Namjoon se acercó sigilosamente hacia Jin, dejando un casto beso en sus labios, haciendo que éste reaccionara de inmediato, Jin abrió sus ojos y trato de levantarse, pero el cuerpo de Namjoon era demasiado fuerte y pesado.

-Tranquilo Jin, no te haré daño. -susurró Namjoon mirándolo cálidamente.

Nuevamente se acercó a los labios de Jin para besarlos, al principio el rubio no quiso ceder, pues tenía miedo a que llegara a lastimarlo como ya lo habían hecho, pero los labios de Namjoon eran cálidos y suaves, otorgándole paz y calma, así que al final decidió olvidar por un momento lo que habia pasado y disfrutar de la sensación que el peli negro le estaba ofreciendo.

Después de unos minutos, Namjoon se acomodó entre las piernas de Jin, intensificando el beso aún más, haciendo que su miembro empezara a doler, deseoso por estar dentro de Jin. Namjoon empezó a besarlo con más rapidez y fuerza, haciendo que Jin gimiera de dolor cada que mordía sus labios, haciendo que Namjoon se excitara más.

-Quiero que seas mío. -murmuró Namjoon cerca del oído de Jin.

Namjoon tomó a Jin por su cadera y lo puso contra la pared, sosteniéndolo con su cuerpo, haciendo fricción entre sus entre piernas, logrando que Jin jadera cada que sus miembros se tocaban. Namjoon siguió así por un rato, para después empezara a besar el cuello de Jin mientras quitaba su camisa, pero las lágrimas húmedas de Jin tocaron su hombro desnudo, alarmandolo de inmediato.

-Jin... -susurró Namjoon bajándolo al suelo- ¿Qué te ocurre?

-Q-quiero irme. -murmuró entre lágrimas con sus ojos cerrados.

Namjoon lo miró por un momento mientras ponía nuevamente su camisa, sus labios estaban hinchados al igual que los de Jin, su miembro pedía a gritos poseerlo y su deseo por el rubio estaba a flote, pero las lágrimas de Jin solo significaban que algo muy malo le había pasado. Namjoon rápidamente lo tomó de los hombros golpeándolo contra la pared, haciendo que Jin empezara a llorar más.

-¡¿Qué te hicieron Jin?! ¡Dime! -gritó Namjoon mirándolo fijamente.

-Dejame ir, por favor. -suplicó Jin con sus ojos cerrados.

-¡No! -exclamó Namjoon-. El sexo es símbolo de deseo y placer, algo que te hace sentir bien, te hace sentir querido y te hace sentir cosas inimaginables, dime quién te hizo tanto daño, como para creer que hacer el amor te causa dolor y sufrimiento.

Namjoon soltó a Jin de su agarre, tratando de comprender lo que estaba pasando, pero Jin solo salió corriendo dejando a Namjoon con sus dudas. Mientras Jin corría, sus lágrimas caían por sus mejillas, nublando su vista, haciendo que tropezara de vez en cuanto, pero eso no le impedía seguir corriendo, hasta el punto de quedarse sin aliento.

Jin miró a su alrededor y se dió cuenta que había entrado a un callejón vacío y solitario, donde sólo habían botes de basura y parecía ser un callejón sin salida, Jin suspiró para darse la vuelta y huir de ahí, pero al hacerlo, se encontró con aquel chico que lo había lastimado y lastimosamente no estaba solo.

-Vaya, vaya, miren no más lo que tenemos aquí. -dijo el chico con una sonrisa siniestra- íbamos para tu casa, pero nos ahórrate tiempo.

-No me hagan daño por favor. -suplicó Jin sintiendo un escalofrío recorrer tu cuerpo.

-Tranquilo Jin, nada malo te va a pasar, solo tendrás que complacerme a mí y a mis dos amigos. -anunció el chico quitando su cinturón.

-La vamos a pasar muy bien contigo. -dijo uno de los amigos del chico.

Jin rápidamente trato de salir corriendo, pero fue golpeado en el rostro con el cinturón de aquel chico, sus labios empezaron a sangrar y su nariz estaba rota, el golpe había sido muy fuerte y muy preciso. Jin rápidamente cayó al suelo tratado de detener la sangre que caía de su nariz, los tres chicos empezaron a golpearlo y patearlo, mientras sonreían satisfechos por lo que iba a pasar después, pero una voz tras ellos hizo que todos sus pensamientos se fueran al carajo.


-Se han metido con la persona equivocada. -dijo Namjoon apretando sus puños.

-¿Quién te crees para meterte en los asuntos ajenos? -preguntó el chico tomando con fuerza el cinturón.

El chico empezó a caminar hacia Namjoon con la intención de golpearlo con su cinturón, pero cuando trato de hacerlo, el chico se dio cuenta que el rostro de Namjoon no había sufrido ningún daño. Este rápidamente se asustó y trato de salir corriendo, pero Namjoon voló hasta donde había corrido el chico dejándolo aún más confundido. Namjoon sacó sus alas haciendo que su cola y sus cuernos se hicieran presentes, incluso sus hermosos ojos negros, ahora eran de color rojo intenso.

-¿Qué le hiciste a Jin? -preguntó Namjoon- ¡Responde!

-¿Quién demonios eres? -cuestionó el chico tratando de no enloquecer.

Namjoon tomó el rostro de aquel chico y lo miró fijamente, allí pudo ver todo lo que le había hecho a Jin, desde la vez que fueron a su casa y por esa razón no llegó a la clase de matemáticas con él, hasta cuándo drogó a Jin para luego violarlo. Namjoon sintió su sangre arder de inmediato, luego lo soltó y lo miró.

-El demonio de tus pesadillas. -respondió Namjoon con una sonrisa diabólica.

Namjoon empezó a golpear al chico haciendo que de su boca y nariz empezará a caer gotas de sangre, sus ojos estaban morados e hinchados, en un segundo, Namjoon había golpeado fuertemente al chico, haciendo que su rostro fuera irreconocible. Los demás chicos trataron de ayudarlo, pero las alas de Namjoon impidieron que estos llegaran al lugar y solo terminaron golpeados contra la pared haciendo que perdieran el conocimiento.

Después de haber acabado con los tres chicos, Namjoon se acercó a Jin el cual estaba inconsciente por los golpes, el peli negro agradeció por ello, pues así, Jin no sabría su identidad y podría seguir siendo un secreto. Namjoon voló por los cielos con Jin en sus brazos, rápidamente lo llevó a su casa de alquiler donde empezó a curarlo, debido al dolor de las curaciones, Jin se despertó de golpe completamente alterado.

-¡¿Dónde estoy?! -exclamó Jin mientras sus manos temblaban, pues creía que aquel chico lo había vuelto a llevar a su casa.

-Tranquilo Jin, solo estoy curando tus heridas. -informó Namjoon colocando el algodón en la rodilla de Jin.

-¡Ay! Eso duele. -susurró Jin sintiéndose más tranquilo- ¿Qué sucedió?

-Unos chicos te golpearon, -comentó Namjoon- por suerte, yo estaba caminando por ahí.

-Te lo agradezco. -suspiró para luego continuar- me disculpo por la manera en la que te trate.

-No te preocupes, entiendo por lo que tuviste que pasar. -dijo Namjoon con su voz casi inaudible.

Namjoon siguió curando las heridas de Jin, poco a poco éste empezó a sentirse mejor, pues le gustaba estar cerca de Namjoon, era un chico muy amable y aunque al principio no se conocieron de la mejor manera, ahora se daba cuenta de lo que realmente era Namjoon por dentro y eso le gustaba bastante. Sin darse cuenta, Jin empezó a mirarlo con ojos curiosos y soñadores, admirando la belleza de Namjoon mientras lo cuidaba, este rápidamente se dio cuenta y subió la mirada, encontrándose con la de Jin, quién no parpadeaba ni un segundo.

-¿Por qué me estás mirando así? -preguntó Namjoon con sus mejillas sonrojadas.

-Eres muy lindo. -susurró Jin acariciando el rostro de Namjoon.

En ese momento el corazón de Namjoon empezó a acelerarse, su mirada bajó por el rostro de Jin hasta concentrarse en sus labios, los cuales estaban húmedos y carnosos. Namjoon no lo pensó dos veces y se acercó al rostro de Jin para empezar a besarlo con rapidez, Jin le correspondió de inmediato y se dejó llevar por las caricias de Namjoon que le otorgaban paz y tranquilidad. Sus labios unidos parecían que hubiesen sido creados para estar el uno con el otro, pues encajan a la perfección y se sentían a gusto con cada toque.

Jin se acomodó en la cama mientras Namjoon besaba su cuello y hacia movimientos con su cadera haciendo que sus miembros se tocaran, Jin se aferró a la espalda de Namjoon mientras jadeaba cada que sus cuerpos se sentían de cerca. El rubio empezó a quitar la camisa de Namjoon con rapidez, pero este tomó sus manos haciendo que parara.

-¿Qué ocurre? -preguntó Jin en un susurro.

-No quiero lastimarte. -confesó Namjoon mirándolo fijamente.

-No lo harás Nam, estoy listo para entregarme a ti. -confesó Jin con una sonrisa cálida.

Namjoon sonrió y empezó a besarlo nuevamente mientras quitaba su ropa con desesperación, sus respiraciones empezaban a acelerarse mientras se imaginaban lo que estaba apunto de pasar. Una vez que estuvieron desnudos, Namjoon se acomodó entre las piernas de Jin y poco a poco fue introducido su pene en su interior, Jin cerraba sus ojos con fuerza soportando el dolor que sentía, pero una vez que estuvo adentro, el dolor empezó a convertirse en placer.

Namjoon empezó a moverse lentamente tratando de que la entrada de Jin se acomodara a su miembro, una vez que lo hizo, el peli negro empezó a moverse con rapidez haciendo que el cuerpo de Jin fuera balanceado de arriba abajo. Sus cuerpos chocando causaban un sonido grotesco acompañado con los gemidos de ambos, los cuales estaban envueltos en su propio placer.

-Eres hermoso Jin -susurró Namjoon en el oído de Jin-. Me encantas, quiero escucharte gemir mi nombre.

-¡Ah! Namjoon, sigue así. -gimió Jin dejándose llevar por el placer.

Namjoon siguió moviéndose incluso más rápido, deleitándose del cuerpo de Jin, el cual lo volvía loco y le otorgaba el placer que el tanto amaba. Después de unos minutos así, Namjoon se sentó en la cama recostando su espalda en el espaldar de la cama, Jin se sentó encima de él introduciendo nuevamente el miembro de Namjoon en su interior.

Jin empezó a moverse de arriba a abajo mientras era guiado por las manos de Namjoon, las cuales estaban aferradas a su cintura. Jin gemía cada que sentía el miembro de Namjoon escarbar más en su interior, mientras que Namjoon sentía que su cuerpo iba a explotar de placer con cada movimiento del rubio.

-E-es mi turno. -susurró Namjoon con su voz entre cortada.

Namjoon puso una mano en la cama con la cual tomaría el impulso para penetrar a Jin, el cual sostenía con su manos libre para que no se moviera ni se quitara. Namjoon empezó a moverse rápidamente haciendo que Jin sintiera que en cualquier momento iba a explotar, cerraba sus ojos con fuerza haciendo que algunas lágrimas se hicieran presentes. Jin se aferraba a la espalda de Namjoon mientras algunos sollozos salían de su boca.

-Nam... Namjoon, e-espera. -gimió Jin- ¡Ah! ¡Ah, Namjoon! No aguanto más.

Namjoon soltó el cuerpo de Jin haciendo que éste rebotara cada que lo embestía, con su mano libre empezó a masturbarlo con rapidez enloqueciendo a Jin de inmediato. Los gemidos y sollozos de Jin se hicieron uno solo, su entrada empezó a contraerse dándole entender a Namjoon que estaba a punto de venirse, el rubio se sostuvo de las rodillas de Namjoon dejando a la vista su miembro, el cual empezó a expulsar el líquido blanquecino que logró llegar hasta el rostro de Namjoon.

-Eres delicioso Jin, pero esto aún no ha terminado.

Los ojos adormilados de Jin empezaron a abrirse lentamente, la luz que empezaba a entrar por la ventana, hacia que estos ardiera un poco obligándolo a levantarse. Sus pies cansados lo mantenían de pie con dificultad, haciéndolo recordar la noche anterior, inmediatamente una sonrisa tierna apreció en el rostro Jin, pues a la final, Namjoon tenía razón "El sexo es placer y amor, no dolor y sufrimiento" Jin siguió caminando hacia el baño, donde se encontró a Namjoon mirándose fijamente en el espejo, sus ojos estaban observando algo en su cuello y según su expresión, era algo que lo tenía sorprendido.

-¿Ocurre algo? -preguntó Jin preocupado.

-No es nada, solo un pequeño raspón en mi cuello. -respondió Namjoon sin darle mucha importancia.

-Tal vez fui yo. -susurró algo apenado.

-No te preocupes. -sonrió- no es nada grave.

Namjoon pasó por un lado de Jin sin saludarlo, haciendo que Jin se preocupara un poco, pues después de lo que había pasado anoche, Jin creyó que su despertar al lado de Namjoon sería diferente, además, no sabía la razón por la que Namjoon se había puesto así por un simple razón. Lo que Jin no sabía en ese momento, era que el cuerpo de los Demonios era más fuerte que el de los Ángeles, por lo tanto, un simple humano no podría tocarlos fácilmente y mucho menos herirlos, a diferencia de los Ángeles, a los que un humano podría llegar a herirlos gravemente, más no matarlos.

Namjoon siguió con su expresión seria y fría hacia Jin, quién no entendía la razón por la que éste se había puesto de esta manera. Después de unas horas, Jin salió de la casa de Namjoon un poco triste después de lo sucedido, pero Jin no sabía que lo esperaba algo peor. Al llegar a su casa, observó algunas patrullas de policía, bomberos y la ambulancia afuera de su casa, la cual estaba en llamas, tratando de ser apagada por los bomberos.

-¡¿Qué está pasando?! -gritó Jin tratando de entrar, pero fue detenido por un policía.

-Lo siento joven, pero no puede entrar, la casa se está cayendo a pedazos. -informó el policía sosteniendo el cuerpo de Jin- ¡Es peligroso!

Jin hizo caso omiso a las palabras del policía y en un descuido de él, Jin entró rápidamente a la casa, la cual estaba ardiendo en llamas, el humo se había apoderado de casi todo el oxígeno del lugar, por lo que era difícil ver y respirar, pero aún así, Jin empezó a buscar a sus abuelos por toda la casa, llamando sus nombres y corriendo de un lado a otro.

Después de lo que parecieron siglos, Jin al fin había encontrado a sus abuelos, los cuales estaban tirados en el suelo cerca del sofá, donde al parecer, habían estado viendo alguna serie romántica o eso era lo que Jin había supuesto, pues cerca de ellos, había una carátula de película, con el nombre "Juntos hasta la muerte." Jin rápidamente se propuso a sacar a sus abuelos de la casa, pero cuando estaba cerca de la puerta, un pedazo de suelo del segundo piso, empezó a caer sobre ellos, Jin rápidamente se aferró a sus abuelos y cerró los ojos esperando lo peor, pero al ver que no ocurrió nada, rápidamente los abrió, encontrándose con aquellos ojos negros que tanto amaba.

-¿Estás bien? -preguntó Namjoon mientras acariciaba el rostro de Jin.

-¿Qué hiciste? -preguntó Jin sorprendido, pues al lado de ellos, estaba el pedazo de suelo.

-¡Eh! Es la adrenalina. -dijo vacilante- ¡No hay tiempo para explicar! Debemos irnos.

Namjoon cargo a los abuelo de Jin en sus hombros y rápidamente salieron de la casa. Los paramédicos estaban listos para recibirlos a todos, pero lastimosamente, los ancianos ya estaban muy graves, habían estado mucho tiempo respirando humo, hasta el punto de casi morir asfixiados, además, su edad avanzada había dificultado mucho las cosas, por lo tanto, no los quedaba mucho tiempo de vida.

-¡No! -gritó Jin después de las palabras de los paramédicos-. No puede ser verdad, ellos no.

-Jin... -llamó Namjoon- es mejor que te despidas de ellos.

Los abuelos de Jin se encontraban en camillas con sus respectivas máscaras de oxígeno, sus ojos estaban semi abiertos y las palabras no salían de sus bocas, pero el poco tiempo que les quedaba, querían estar junto a Jin. Jin se acercó a ellos y los miró fijamente, sus lágrimas no tardaron en salir al verlos indefensos, cogidos de la mano esperando a su final.

-No llores hijo, tienes que seguir adelante y vivir por los tres. -susurró la anciana sosteniendo la mano de Jin- siempre fuiste y seras nuestra mayor felicidad, eres el hijo que siempre quisimos tener, estamos muy orgullosos de ti Jin, te amamos mucho.

-No abuela, por favor, no me dejen. -Sollozó Jin.

-Te amamos Jin, siempre serás nuestro hijo, cuídate mucho y sé feliz. -dijo el anciano mientras sus ojos se cerraban lentamente.

-Jin, eres un hermoso Ángel, nuestro Ángel. -comentó la anciana para al igual que su esposo, cerrar los ojos y dejar de respirar.

-¡Nooo! ¡Por favor no! -gritó Jin moviendo los cuerpos de sus abuelo- ¡Papas! No.

-Jin, tienes que ser fuerte. -murmuró Namjoon.

-¡No!

Jin salió corriendo de la escena, ignorando los llamados de Namjoon, quién corría tras de él con temor de que hiciera algo, pero en un instante, Jin se perdió de la vista de Namjoon. Jin seguía corriendo, con su vista nublada por las lágrimas, sus mejillas húmedas sentían el frío de la tarde y sin darse cuenta, tropezó con algo cayendo al suelo de inmediato, rápidamente se arrodilló y empezó a golpear el suelo con sus manos, haciendo que sus nudillos sangraran por el impacto.

Jin gritaba con fuerza, tratando de entender todo lo que le estaba pasando, tratando de recordar la vida que tenía antes del accidente, pero era imposible, su cerebro no reaccionaba a sus peticiones. Después de un rato, Jin decidió volver a su casa, pero unos pasos tras de él interrumpieron sus pensamientos.

-¡Vaya, vaya! Parece que la vida está siendo muy buena conmigo. -exclamó una voz detrás de él.

-Otra vez no. -susurró Jin dando media vuelta.

-¿Te gustó tu regalo? -preguntó el chico con una sonrisa.

-¿De qué hablas? -cuestionó Jin sin entender nada.

-Te dije que si no hacías lo que yo quisiera, tus abuelos pagarían las consecuencias. -recordó el chico sonriendo aún más.

-¡¿Qué demonios hiciste?! -gritó Jin entendiendo todo de inmediato.

El chico le contó cómo poco a poco se había ganado la confianza de los ancianos, llegando hasta el punto de ver una película juntos, sin llegar a pensar que en un descuido, él había empezado el fuego, logrando así llamar la atención de Jin. Jin escuchaba en silencio todas las adversidades que había hecho aquel chico, sintiendo como su sangre hervía con cada palabra. Sin pensarlo dos veces, Jin se arrojó hacia el chico para empezar a golpearlo, pero él era más fuerte que Jin e inmediatamente lo detuvo, haciendo que éste cayera al suelo golpeándose fuertemente.

En un instante, Jin se volvió a levantar como si no hubiera pasado nada, ignorando la risa burlona de aquel chico, quién seguía diciéndole todo lo que había hecho y todo lo que le iba a hacer. El chico se acercó lentamente a Jin y tomó su hombro para voltearlo y verlo fijamente, al hacerlo le sonrió por tercera vez y le dio algunos golpecitos suaves en el rostro.

-Espero que ahora, sí te portes bien. -dijo el chico animado.

-Disfrutas haciéndole daño a inocente ¿No es así? -habló Jin sin expresión alguna.

-Ese no es tu problema -articuló-. Tu problema es complacerme.

-Fíjate que no tengo ganas de hacerlo. -mencionó de la nada dejando sorprendido a aquel chico.

El chico rápidamente se alejó de él y sin pensarlo, golpeó a Jin en el rostro logrando que su mano doliera, pero para su sorpresa, el rostro de Jin no sufrió ningún daño e incluso, su rostro expresaba decepción y burla al mismo tiempo. La mirada de Jin había cambiado, sus ojos alegres y tímidos, ahora eran inexpresivos y fríos, causando escalofríos en cualquiera que los mirara, incluso su peculiar color azul, ahora era más intenso y oscuro.

El chico trato nuevamente de golpearlo, pero Jin esquivaba todos sus ataques sin el más mínimo esfuerzo. Jin se alejó un poco del chico y le sonrió falsamente, para luego abrir sus alas haciendo que su areola apareciera en su coronilla, luego sacó su espada y rápidamente acabo con el chico, desaparecido su cuerpo, convirtiéndolo en polvo, después volvió a la normalidad, dándose cuenta que aquel golpe había sido tan fuerte, que había logrado recuperar la memoria.

-¡Jin! -gritó Namjoon-. Al fin te encuentro.

-Tú... -susurró Jin entrecerrando sus ojos.

-Estaba muy preocupado por ti, creí que podrías hacer algo después de lo ocurrido. -expresó Namjoon mirándolo con preocupación- perdóname por como reaccioné en la mañana, debía de haber sido un amanecer perfecto y lo arruiné, perdón.

Jin seguía mirándolo sin expresión aparente, pero por dentro, estaba gritando por todo lo que había pasado debido a su falta de memoria. Los Ángeles tenían la capacidad de suprimir sus emociones, incluso se podría decir que nos los sentían tan fácilmente, pero Jin, al haber pasado tanto tiempo como un humano, sus sentimientos se habían desarrollado un poco más, pero aún así, eran muy pocos.

-¿Estás bien? -preguntó Namjoon frunciendo su ceño.

-Te pido que te alejes de mí. -suspiró- me estás estresando.

-¿Qué demonios?

Después de eso, Jin se alejó rápidamente, Namjoon trato de alcanzarlo, pero el rubio había desaparecido como por arte de magia. Namjoon trato de llamarlo, pero era en vano, sin embargo, Jin se encontraba en el techo de una de las casas observando los movimientos de Namjoon.

-Pobre tonto, aun te falta mucho para ser un verdadero demonio. -dijo Jin tocando su mentón- fuiste un idiota al querer enamorarte de un Ángel, está claro que entre nosotros nada va a pasar, está rotundamente prohibido. Es una lastima.

Jin volvió rápidamente a su reino, donde el caos estaba a punto de acabar con todo, pues los Ángeles no podían hacer nada sin el permiso del supremo y Jin había estado fuera durante al menos seis meses. Cuando Jin entró al reino, inmediatamente los Ángeles empezaron a rodearlo, arrodillándose frente a él dándole la bienvenida, el rubio no mostró emoción alguna, pues aún tenía sus sentimientos desordenados y su cabeza estaba hecha un desastre, pues si alguno de los Ángeles se llegaba a dar cuenta de lo que pasó con el demonio Namjoon, sería despojado de su poder y su reino le daría la espalda.

-¡Jin! -gritó uno de los guardias sacando a Jin de sus pensamientos.

-¡Jimin! -exclamó Jin-. Veo que no has cambiado en nada.

-El tiempo no corre para mí. -bromeó con una sonrisa- ¿Dónde has estado? Todos estábamos muy preocupados por ti.

-Solo estaba haciendo un experimento en la tierra. -mintió sonriendo forzadamente.

-No eres el único. -comentó otro de los guardias- el demonio supremo también estaba en la tierra, merece un castigo por romper las reglas.

-Tienes razón Tae. -suspiró Jin- quiero que me lo traigan.

Los Ángeles asintieron y empezaron a volar hacia la tierra, donde Namjoon aún se encontraba buscando a su amado Jin por todas partes, sin saber que éste había recuperado la memoria y ahora iba tras su cabeza. Los Ángeles encontraron a Namjoon y lo obligaron a ir al reino de ellos, al principio se negó a hacerlo, pero no le quedó de otra más que aceptar, pues él más que nadie sabía que había rompido las reglas y debía enfrentar el castigo.

Namjoon voló junto a los Ángeles, al llegar al reino, Jin ya los estaba esperando, pero éste tenía su casco de batalla puesto que le impedía ser reconocido, además distorsionaba su voz, para que así nadie supiera que realmente era él. Namjoon se paró frente a él, sin ni siquiera sospechar que la persona que el tanto amaba, estaba ahí. Jin lo observó por un rato, trató de suprimir aquellos sentimientos extraños que lo hacía tan débil, que lo hacían querer correr a sus brazos y decirle cuánto lo quería.

-Dilo de una vez. -exigió- ¿Cuál será mi castigo?

-Tu castigo será... -susurró Jin tratando de pensar con claridad- tu castigo será, no volver a la tierra. Irás directamente a tu reino, donde tú y tus amigos se preparan para la guerra.

-¿Eso es todo? -preguntó Namjoon incrédulo.

-Sí. -respondió seriamente.

-Perfecto, entonces, que empiece la guerra.

Los días siguieron pasando cada vez más rápido; Namjoon nunca volvió a encontrar a Jin, ni siquiera en el entierro de los ancianos él apareció, la universidad ya no tenía sentido para Namjoon, el supremo Ángel había aparecido y Jin ya no estaba, así que ya no tenía razón para volver a la tierra. Los sentimientos de Namjoon cada vez se volvían más lejanos, el amor que alguna vez sintió, se estaba convirtiendo en tristeza y decepción. Los sentimientos de Jin aún estaban intactos, queriendo dejarlo todo y correr hacia Namjoon, pero a pesar de eso, solo los ignoraba y seguía con su vida.

Los días se convirtieron en semanas y solo faltaba un día para que la guerra entre los Ángeles y demonios empezara, sin embargo, Jin había estado experimentado cambios en su cuerpo, acompañados de síntomas no deseables para el rubio; Cada que Jin iba a comer, las náuseas se hacían presentes, se cansaba más rápido y la mayoría del tiempo permanecía mareado, el rubio no sabía la razón por la que estaba así, pero no tenía tiempo para eso, pues la guerra estaba a punto de empezar.

-Señor. -llamó Jimin.

-Pasa Jimin. -dijo Jin- ¿Qué ocurre?

-Estuve averiguando sus síntomas y en la tierra me dieron esto. -informó sacando una pequeña caja- dicen que es una prueba de embarazo.

-¡¿DE QUE DEMONIOS HABLAS?! -gritó Jin-. Los Angeles son personas buenas a las que se les otorgó el don de ser llamados "Ángeles." Nosotros no nos procreamos de esta manera.

-Los Ángeles supremos pueden quedar embarazados. -informó nuevamente Jimin.

Jin no tuvo más remedio que acceder a realizarse la prueba y para su desgracia, la prueba había dado positiva, el rubio estaba embarazado y lo peor de todo, lo estaba de un demonio. Aquella noche, Jin no había podido conciliar el sueño, si el reino se enteraba, iba a ser la mayor desgracia de todas, pero sencillamente, Jin no podía deshacerse de su hijo, era suyo y de nadie mas.

El día más inesperado había llegado, ambos bandos ahora se encontraban uno al frente del otro. Las armaduras de los demonios eran negras y rojas, con cascos fuertes les permitía dejar libres sus cuernos, sus colas daban fuertes latigazos contra el suelo, mientras que sus alas negras daban oscuridad al cielo azul. La armadura de los Ángeles eran completamente blancas, sus areolas coronaban sus cabezas, las cuales estaban selladas con cascos dorados y sus alas daban luz por todas partes.

-Que gane el mejor. -dijo Namjoon, pero Jin solo asintió.

La batalla había empezado, los Ángeles peleaban con sus espaldas filosas que al mínimo toque podía herir gravemente, los Demonios peleaban con sus tridentes, lo cuáles soltaban un veneno tóxico capaz de enloquecer a cualquiera. Namjoon y Jin también empezaron su guerra, el uno atacaba al otro, tratando de esquivar sus mortales armas, Jin hirió a Namjoon a un lado de su costilla, causándole un dolor indescriptible, pero aún así, siguió atacando a Jin, el cual fue alcanzado por el veneno del tridente más poderoso, haciéndolo recordar cuando fue violado en la tierra.

Sus abuelos también vinieron a su mente, enloqueciendo su parte consiente, logrando que Jin se quedara inmóvil por un momento. Namjoon aprovechó esto y rápidamente decidió atacarlo, pero se llevó una gran sorpresa cuando Jin ágilmente esquivó su ataque.

-Muy bien jugado Namjoon, pero eso no es suficiente para acabar conmigo. -dijo Jin- siento que no estás peleando enserio.

-¡¿De qué hablas?! -gritó Namjoon golpeando a Jin en su rostro.

-¿Acaso el chico que conociste en la tierra es más importante que esta pelea? -preguntó Jin mientras limpiaba la sangre de su boca- ¡No seas tonto!

Jin rápidamente golpeó a Namjoon en la cabeza, haciéndolo caer al suelo de rodillas, inmediatamente la sangre en su rostro se hizo presente. Namjoon soltó su arma, los demás soldados no tuvieron de otra más que hacer lo mismo, habían aceptado la derrota de una manera tonta, pues Namjoon había confirmado lo que el Ángel supremo había dicho, su amor por Jin era más importante que aquella pelea, ya ni siquiera le interesaba conquistar la tierra, pues había conocido una felicidad más grande que el poder.

Los soldados de Jin rápidamente celebraron y se acercaron a él para observar como eliminaba al Demonio, pero Jin no se movía de su lugar, solo observaba a Namjoon con mucha curiosidad, como si detrás de aquel casco, hubiera un rostro triste por lo que iba a pasar. Los Angeles empezaron a animar a Jin para que lo matara, así que al rubio tomó su espada y la alzó en el aire, para luego arrojarla lejos de allí, los Ángeles y Demonios se quedaron sorprendidos por el acto del supremo.

-¡¿Qué demonios haces?! Eres un imbécil. -exclamó Namjoon sintiéndose ofendido- ¿Acaso crees que no merezco morir de esta manera? Era tu oportunidad de gobernar los dos lados.

-Lo lamento -susurró Jin-, pero no puedo matar al papá de mi hijo.

Namjoon se quedó en silencio, observando al Ángel como si estuviera loco, pero luego comprendió todo, pues Jin se había quitado el casco dejando ver su rostro, dejándole ver a Namjoon qué él era la persona que él tanto amaba. Namjoon no podía creer lo que veía y sin importar nada, se acercó a Jin dándole un fuerte abrazo, los Ángeles y Demonios rápidamente empezaron a amenazarlos con sus espaldas y tridentes, pero sencillamente a ellos eso no les importaba.

-¡Eres una dezonra para todos nosotros! -gritó Taehyung-. No mereces ser un Ángel, te dejaste embarazar por un maldito Demonio.

-¡Merecen morir! -exclamó Yoongi.

Jin se arrodilló en el suelo, cerro sus ojos y sostuvo fuertemente su vientre esperando lo peor, esperando ser atacado por los Ángeles y Demonios, pero el jadeo de dolor de Namjoon lo hizo salir de su burbuja, pues Namjoon se había quedado de pie protegiéndolo a él y a su bebé, logrando ser apuñalado por las dos armas mortales de los dos lados.

-¡Namjoon! -gritó Jin asustado.

-No me importa morir, pero no tocaran a mi familia.

De pronto, una luz brillante invadió el cuerpo de Namjoon, haciendo que todos apartaran la vista de él. Después de unos minutos, el brillo desapareció y lo que vieron a continuación, dejó perplejo a los Ángeles y Demonios. Namjoon ahora tenía su ropa blanca, su areola roja sostenía sus cuernos, su cola era de color dorado, uno de sus ojos era negro y el otro era de color azul y su tridente se había convertido en una espada con los dos poderes, el filo de la espalda de los Ángeles y el veneno del tridente de los Demonios.

Los Demonios y Ángeles empezaron a arrodillarse y a inclinarse frente a él, pues un nuevo rey había surgido, gracias a la valentía que Namjoon había demostrado, pues había defendido a un Ángel dejando atrás su orgullo de Demonio y había preferido dar su vida, a cambio de la de Jin.

-Ahora los Ángeles y Demonios vivirán por igual. -anunció Namjoon, luego se giró y tomó a Jin en sus brazos- y yo me quedaré contigo con una condición.

-¿Cual? -preguntó Jin.

-Que estaremos juntos para siempre. -dijo Namjoon.

-Para siempre no. -suspiró Jin- estaremos juntos por toda la eternidad. Tú, yo y nuestro bebé.

-Te amo Jin.

-Te amo Namjoon.

FIN.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro