x.- I don't trust him

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O1O

▬▬▬▬ ༘◜➷。 | capítulo diez... ⚡️🔥
❪ no confío en él ❫





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     EN EL SEGUNDO EN QUE LES FUE PERMITIDO ADENTRARSE AL HOGAR DE LOS DEVOE, Adds comenzó a recorrer absolutamente todo con su mirada, buscando rastro de algo que estuviera fuera de lo común.

   Con recelo tomó asiento en uno de los sofás con Barry a su lado, mientras que Joe se limitó a tomar asiento en otro de los restantes el cual era individual.

   La mujer que se había presentado como Marlize tuvo la cortesía de ofrecerles algo de beber. Por supuesto que Barry y Joe aceptaron, eran demasiado amables como para negarse a ello, al contrario de Adds quien respondió con un rotundo no.

—Espero que no esté demasiado dulce —comentó la mujer con una sonrisa, haciéndole entrega a Barry y Joe de dos vasos con limonada.

   Adds observó a su prometido con cuidado, casi esperando a tener que reaccionar de alguna manera si aquello estaba contaminado. Se estaba volviendo un poco paranoica.

—Sabe increíble —admitió Barry tras dar el primer sorbo.

—Increíble como mí esposa —comentó DeVoe, posando una de sus manos en la espalda de ella—. De algún modo siempre tiene tiempo para cuidarme y mantener la casa inmaculada. Y sus macarrones con queso son inigualables —aseguró.

   Marlize rió, a simple vista parecía encantada con el halago de su esposo.

—A veces creo que soy el hombre más afortunado del mundo.

Al escuchar aquellas palabras, Barry no pudo evitar pensar en que tal vez, aquel hombre se sentía de la misma forma en que él se sentía con Adds a su lado.

—Caballeros, Señorita ¿En qué puedo ayudarlos?

—El nombre DeVoe surgió en una de nuestras investigaciones —explicó Barry—. Queríamos hacerle algunas preguntas si es posible.

—¿Por que él? DeVoe es un nombre común —interrumpió Marlize.

Adds entornó su mirada hacia ella, y sonrió levemente.

—Creo que ya le había explicado que se trata de un procedimiento, Señora. Estamos haciendo nuestro trabajo, así que con su permiso, estamos dirigiéndonos a su esposo —sonrió amablemente.

Su gesto flaqueó al sentir un leve codazo de parte de Barry. Al dirigir su mirada a él, pudo ver como el velocista le indicaba que guardara silencio.

—Creo que hay al menos unas 1100 personas con ese apellido solo en Central City —aportó DeVoe.

—Lo identificamos por ese nombre en relación a cuatro casos criminales —informó Joe.

—¿Así que piensan que mi esposo es testigo de esos delitos? —cuestionó Marlize ofendida.

—Sin ofender, Señora, pero Central City ya no es lo que solía ser. Los crimínales pueden encontrarse en cualquier persona, y creo que tenemos el derecho de la duda —se limitó a decir Adds.

Su mirada parecía bastante tranquila, cuando en realidad estaba dividida entre lo analítico y lo desafiante. No perdería ni un segundo de escanear cada movimiento corporal de aquellas personas.

—Lo que mí compañera quiere decir es que queremos descartarlo como sospechoso —corrigió Barry.

—Sí, eso. Lamento si me expresé erróneamente —Adds sonrió nuevamente.

—No hablará en serio —Marlize sonrió con molestia.

Esta mujer se merece un Óscar... pensó Adds.

—Está bien, Marlize —le tranquilizó Clifford DeVoe—. Prosigan.

Joe y Barry intercambiaron una mirada. Lo cierto era que Barry tampoco confiaba del todo en lo que estaba presenciando. Tal vez se trataba de que Adds le había contagiado su sentido de desconfianza, o realmente había algo extraño en aquella pareja frente ellos.

—Profesor, ¿Qué lo trajo a Central City? —cuestionó Joe tomando una libreta y su lápiz.

—Crecí en Sudáfrica —comentó—. Después de estudiar Historia y Econometría en Johannsenburgo, comencé a dar clases en Oxford. Ahí fue donde la conocí —sonrió a su esposa.

—Él me deslumbró al instante —asintió Marlize—. Desde entonces estamos juntos.

Ambos rieron bobamente y Adds hizo su mayor esfuerzo por no poner una mueca de desagrado.

—La universidad de Central City me hizo una oferta para que dejara Oxford. Y eso fue hace cuatro años.

—Vaya... de Oxford a Central City es un gran cambio, ¿No cree Señor DeVoe? —cuestionó Adds, apoyando sus codos sobre sus rodillas.

—Por favor, llámeme Clifford.

—Señor DeVoe está bien —sonrió Adds—. Se trata de ética y profesionalismo.

Sus miradas permanecieron conectadas unos segundos, y por más que quisiera, Adds no lograba ver nada más allá, solo amabilidad y eso la hacía molestar aún más.

Sabía que se trataba de una fachada, solo le faltaban las pruebas. Pruebas que no querían ser expuestas a su favor —como siempre—.

—Una pregunta, profesor —la voz de Joe hizo que apartara la mirada—. ¿Conoce a Ramsey Deacon?

Joe les entregó una fotografía, la cual el matrimonio se detuvo a observar por unos segundos.

—No, ¿Debería?

—¿Qué hay de Becky Sharpe? —cuestionó Barry, entregando una foto más.

—No me temo que no —volvió a negar.

—¿Ralph Dibny? —inquirió nuevamente Barry.

DeVoe se limitó a negar, una vez más.

—¿Qué hay de Mina Chayton? —cuestionó esta vez Adds.

Ella había investigado el historial de Mina, sabía que había trabajado durante un tiempo considerable en la universidad de Central City, por lo que si DeVoe mentía al respecto lo sabría.

—Mina Chayton, sí. Ese nombre me suena.

Adds alzó una ceja.

—¿No es la nativa norteamericana que se fue de repente? —cuestionó Marlize observando la fotografía.

DeVoe hizo un extraño ruido, indicando que estaba intentando recordar.

—Ya sabes, la antropóloga —agregó Marlize.

—Sí, ya la recuerdo —dijo observando la fotografía una vez más—. Me dió mucha lastima que se fuera.

—Ustedes eran colegas... ¿Mencionó algo de su trabajo? —cuestionó Joe.

Tanto Barry como Adds se mantenían en la misma posición, observando expectantes en espera de respuestas y más información. Concordaban. No confiaban en ellos.

—No, pero Mina era una mujer muy enérgica —hizo énfasis—. Las personas como nosotros, que vemos la educación como vocación somos así.

Marlize y DeVoe rieron.

Barry desvió su mirada a una de las paredes, notando una pintura. Adds no tardó en seguirle.

—Esa pintura... —comentó interrumpiendo—. Es hermosa —agregó con interés.

—Los samurais eran enemigos formidables —murmuró DeVoe—. Eran enemigos imparables contra sus oponentes. No les gustaría enfrentarse a uno —aseguró.

—Hay una leyenda... —habló Marlize tomando la palabra antes de que alguno pudiera decir algo—. Se cuenta que en la Asia Oriental, entre las montañas y templos del Tíbet habitan grupos de personas —la mirada de la mujer se paseó por todos—, una especie de Liga, en dónde a los miembros se les enseñan técnicas de los antiguos Samurais —finalmente su mirada se detuvo en Adds.

—He escuchado de ella —admitió Adds—. Parece de película, pero creo que podría ser cierto —sonrió con mirada desafiante.

Barry y Joe a su lado se tensaron. Aquello no podía ser una simple coincidencia... ¿O sí?

—¿Pasó tiempo en Japón? —cuestionó Joe, intentando evitar la mención anterior.

   Clifford Devoe desvió su mirada de la joven rubia, centrándose en el detective a un lado de ella.

—Me especialicé en el medioevo feudal de Japón —comentó.

—Entonces debe hablar el idioma —dió por hecho Barry, tratando de evitar que su tono de voz sonara prepotente.

Sí, pero solo en círculos académicos —DeVoe respondió en el idioma.

   Barry y Joe alzaron sus cejas. Claramente no habían entendido palabra alguna de lo dicho por el hombre, al contrario de Adds.

Tiene una muy buena pronunciación —se limitó a halagar.

—Vaya, usted también tiene una muy buena pronunciación. Debo admitir que estoy sorprendido.

   Adds entrelazó sus manos, dejándolas reposar sobre sus rodillas.

—Soy una caja de sorpresas —murmuró irónica.

   El ambiente se notaba demasiado tenso.

—Mí esposo también habla italiano, francés, mandarín, entre otros idiomas.

—Vaya, es un amplío currículum —asintió Adds—. Eso debe de abrirle muchas puertas, ¿No?

—No en realidad. Pero amo enseñar porque me da la oportunidad de ampliar perspectivas —explicó.

—Hacer el mundo mejor ¿No? —cuestionó alzando una ceja.

—Sí, pero no se trata de solo inspirar a la gente a mejorar. También hay que cambiar la forma en que piensan —hizo énfasis.

   Aquello dejó pensando más profundamente a la rubia, quién se mostró atenta a cada palabra dicha por el hombre. Estaba seguro de que había un doble sentido en aquellas palabras, solo debía encontrarlo.

—Clifford es muy apasionado, pero necesita descansar —interrumpió Marlize—. ¿Podemos ayudarlos en algo más? —cuestionó con amabilidad.

   Adds y Barry guardaron silencio escrutando lo que más podían el comportamiento del matrimonio frente a ellos.

—No, gracias —respondió Joe—. Nos contactaremos si tenemos más preguntas.

   El detective se puso de pie, y por seguido lo hicieron ambos meta-humanos, aunque aquello sucedió tras el llamado demandante de Joe.

   Lado a lado caminaron hasta la salida, siguiendo a Joe, sumidos en sus pensamientos intentando sacar una conclusión, cuando la voz de DeVoe les detuvo.

—Por cierto, felicidades por el compromiso, Señor Allen y Señorita Singh —felicitó el hombre, con una sonrisa.

   Adds frunció su ceño, mientras que Barry intentando aparentar normalidad, agradeció con una sonrisa y un asentimiento bastante tenso.

   En ningún momento habían comentado que se encontraban comprometidos, ni mucho menos habían actuado cercanamente, ya que en todo momento se limitaron a la ética y profesionalismo. Eso tampoco parecía ser una casualidad.

   La puerta se cerró tras su salida. Comenzaron a caminar, pero Adds se quedó parada en el porche. Con su mirada observó minuciosamente cada centímetro de aquella entrada, intentando buscar algo, lo más mínimo fuera de lo común, pero todo parecía tan... ordinario. Demasiado ordinario y común para ser real.

—Vamos —llamó Barry, tomando de su mano para tirar de ella fuera del lugar.

—Es demasiado común, demasiadas coincidencias para ser real —murmuró en voz baja—. No confío en él Barry, mucho menos en ella.

—Somos dos —determinó él dando un vistazo a la casa tras ellos.



ϟ



DE VUELTA EN LOS LABORATORIOS TODOS SE ENCONTRABAN RODEANDO UNO DE LOS MONITORES, en donde se podía ver el perfil en relación a Clifford Devoe.

—No lo sé, chicos —murmuró Joe—. Un tímido profesor universitario al que le gustan los macarrones con queso no me parece una mente criminal.

Adds bufó, y se apresuró a tomar la palabra.

—¿Sabes qué, Joe? Estás muy estresado con esto del bebé, así que digamos que tu juicio está nublado y tu opinión no cuenta... gracias —le sonrió de forma encantadora.

Joe frunció su ceño, mientras el resto observaba expectante. Barry cubría su boca intentando esconder la sonrisa divertida que escapaba de sus labios. Sin embargo, Joe terminó por darse cuenta de todas formas por lo que el velocista aclaró su garganta tosiendo.

—Bueno, no sería la primera vez que alguien que parece amable termina siendo el villano —señaló el forense con obviedad.

Adds no tardó en secundar a ello.

—Además, Adds no confía en él, eso significa algo —agregó.

—Adds no confía en nadie —evidenció de forma absurda Cisco.

—Eso no es... bueno es cierto —la rubia admitió con pesadez—. Pero siempre termino teniendo razón al desconfiar de alguien. Wells... Zolomon... Savitar... Niara...

—No desconfiaste de Amelia —comentó Ethan recordándole aquel amargo momento.

La rubia se tensó y frunció su ceño.

—Es diferente, la chica inhibió mi sentido mejorado de desconfianza —recordó—. No cuenta.

—Chicos, realmente hay algo raro con este tipo —determinó Barry, llamando a centrarse en lo importante—. Le gustan los Samurais.

—¿A quién no? —cuestionó con obviedad Cisco—. ¿No viste Zatoichi, the blond swordsman? —inquirió a la par de Harry.

Ambos se observaron por un segundo.

—La mejor colección —aseguró.

—Una gran caja —agregó Harry.

Barry y Adds intercambiaron una mirada frustrada.

—¿Por qué simplemente no pueden creer en lo que decimos? Claro, es un hombre inválido y súper ordinario, ¿Quién desconfiaría de los macarrones de su esposa y de su gusto por los samurais? —ironizó—. Solo dos héroes traumados que por poco se han enfrentado hasta el estúpido diablo lo hacen.

—Calma chica —tranquilizó Cisco, haciendo una seña con su mano.

—Chicos, Marlize su esposa, mencionó algo sobre la Liga, eso ya no es una coincidencia —determinó la rubia.

Todos guardaron silencio intercambiando miradas. Aquello lograba hacer las cosas un poco diferente. Solo un poco.

—¿Qué fue lo que dijo? —cuestionó Ethan, cruzado de brazos.

—Habló sobre una antigua leyenda en donde en la Asia Oriental entre montañas y templos habita una especie de Liga que inculca técnicas de batalla de antiguos Samurais —remarcó.

—Bueno tú encontraste a la Liga investigando —evidenció Cisco.

—Es diferente... digo ¿Por qué razón mencionaría algo así? No iba al caso, a menos que supiera quien soy, como me formé y todo mí pasado —señaló—. No sería la primera vez que un villano nos investiga a fondo y sabe nuestras vidas completas, chicos.

—Además nos felicitó por nuestro compromiso, y en ningún momento mencionamos algo relacionado a ello —comentó Barry.

—Ustedes son como uña y mugre, o un perro y las garrapatas —señaló Cisco—. Si cada que se ven comparten babas...

—En primer lugar —interrumpió Adds alzando uno de sus dedos—, esa comparación es horrible. Segundo lugar, somos cariñosos, si tú no tienes a tu novia que te de amor o te quite las ganas no descargues tu frustración con nosotros —Cisco blanqueó su mirada—. Tercero, en ningún momento nos mostramos cercanos, ni siquiera un roce de manos.

   Esta vez parecieron un poco más convencidos, sin embargo, Adds aún tenía la idea de que les estaban tomando por locos.

—Busquen todo lo que puedan sobre DeVoe —sentenció Barry.

—Bien.

   Todos comenzaron a salir de la habitación, excepto por Ethan, quién se quedó dispuesto a eliminar sus dudas junto a la pareja.

—Por favor dime que nos crees —pidió Adds.

   Ethan rascó su mejilla levemente mientras se acercaba a ellos.

—El nombre DeVoe se ha mantenido en mi mente desde que Savitar lo mencionó. Si lo hizo a de haber sido por algo, chicos —determinó Ethan—. Sin embargo siento que están poniendo mucho empeño en que este tipo sea el DeVoe que buscamos cuando tenemos a 1121 candidatos más disponibles.

   Adds y Barry intercambiaron una mirada.

—Cuando lo sabes lo sabes, Ethan —señaló Barry.

—¿Acabas de usar mis palabras en mí contra? —inquirió el rubio.

—Fue lo más sabio que has dicho en tu vida, así que... —se encogió de hombros.

   Ethan blanqueó su mirada.

—Saben que confío en ustedes, pero creo que esto es algo que debo presenciar por mí mismo y sacar mis conclusiones —determinó.

—Cuando quieras ve a probar ese supuesto increíble plato de macarrones con queso que prepara Marlize —bromeó Adds.



ϟ



   ADDS GOLPEÓ SU PIE CON IMPOTENCIA EN EL SUELO DEL ASCENSOR, el cual parecía subir más lento de lo normal.

   Estaba molesta. Estaba muy molesta. Pero no sabía a quien iba dirigido su enojo.

   Barry ya tenía una queja por parte de los DeVoe, acusando una clase de supuesto acoso luego de que el velocista volviera a visitar a DeVoe en una de sus clases en la universidad de Central City, y ahora resultaba que Marlize DeVoe había impuesto una nueva queja porque al tarado de su prometido se le ocurrió la grandiosa idea de irrumpir en la casa de los sospechosos la noche anterior.

   Adds realmente no confiaba en ellos, al igual que sabía su esposo no lo hacía, pero nunca creyó que llegaría a tal límite y más aún sin comentarle al respecto.

   Cuando las puertas del ascensor se abrieron se apresuró a salir caminando rápidamente hasta la oficina de su padre, de dónde ya podía escuchar provenir el falso llanto de Marlize.

   Dando dos leves toques, sin esperar respuesta alguna se adentró. Inmediatamente recibió una mirada de reproche de parte de su padre, la cual decidió ignorar olímpicamente al centrar su mirada en la pelinegra.

—Somos buenas personas —aseguró Marlize sorbiendo su nariz.

   Adds quiso soltar una risa irónica pero decidió retenerla, y se plantó a un lado de su prometido con firmeza.

—No merecemos esto.

—Ya no quiero que se preocupe —intentó tranquilizar David—. El Señor Allen terminará con esto de inmediato —aseguró.

—La Señorita Singh también a estado involucrada en esto —agregó Marlize—. Ella nos visitó a nuestra casa y...

   Barry frunció su ceño con molestia. Adds no tenía absolutamente nada que ver con eso —bueno, tal vez un poco—, pero aún así la mujer había dicho aquello. Eso le daba más razones para desconfiar de ella.

—¿Perdón? —cuestionó Adds con incrédula molestia.

—Ambos dejaran esto atrás, se lo aseguro —repitió David.

   Singh estaba molesto. Demasiado molesto. Sin embargo tenía el presentimiento de que tras todo había una explicación. Él conocía a su hija, y conocía a Barry.

   Ante las palabras del capitán del departamento de policía, la mujer asintió, fingiendo mayor tranquilidad. Se hizo a un lado y comenzó a caminar hasta la salida, en dónde a un lado se encontraban Barry y Adds.

   En el momento en que la rubia vió como Marlize comenzaba a alzar su mano, por acto de reflejo la atrapó de la muñeca cuando la mujer intentó golpear a Barry.

—No se atreva a ponerle un dedo encima a mí prometido —masculló, presionando levemente su agarre.

   Marlize sacudió su brazo intentando liberarse del agarre que la menor mantenía en ella, pero parecía imposible.

—Adds... —advirtió su padre.

—Una cachetada no sería nada a comparación de lo que su prometido hizo —declaró la mujer con falsos ojos aguados.

—Uno no hace algo porque el otro lo hace, Señora —determinó Adds.

   Hasta aquel momento Adds aún no se dignaba a soltar el antebrazo de Marlize, pero en el momento en que Barry la tomó por la cintura, lo hizo.

—Aléjense de nosotros —declaró en un débil susurro para luego marcharse.

   Cuando la puerta del despacho fue cerrada, un silencio sepulcral se expandió por unos segundos.

—Te dije que te alejaras de esas personas, Barry —recordó David—. Y tú Adds...

—Ella no tiene nada que ver —se adelantó a declarar Barry, con su ceño fruncido en molestia—. Lo que dijo respecto a Adds siendo parte de esto es una mentira.

—Honestamente en estos momentos no sé si creerles.

—Capitán, debe escucharme...

—No. Ambos se tomaran...

—Alto —le cortó Adds molesta.

—¿Disculpa?

—Soy tú hija, Barry es tú yerno. Nos conoces de toda la vida y aún así planeas creerle a una mujer de la que no habías escuchado en tu vida y te niegas a dejarnos hablar —remarcó molesta la rubia.

—¿Qué quieres que haga si me trae estas pruebas? —señaló tendiéndole las fotos.

   En aquellas imágenes se podía ver perfectamente a Barry irrumpiendo en la casa de los DeVoe tal cual ladrón.

—Que luego de todo este espectáculo te tomes la molestia de escucharnos.

   David suspiró y se dió la vuelta observando por la ventana que tenía su despacho. Claro que conocía a Adds y Barry. A una la había criado toda su vida, y el otro, era técnicamente su hijo.

—Hablen —ordenó.

   Adds y Barry intercambiaron una mirada.

   Lo cierto era que Adds estaba cansada de mentirle constantemente a su padre, pero sabía que aún no era el momento de decirle la verdad, no cuando la situación estaba muy lejos de enfriarse.

—Bien... —asintió—. Barry ya te lo dijo, es un caso...

—Eso no me sirve, no es suficiente.

—Sabes que conocemos a Flash y a Torch Girl...

—Pueden ser héroes pero siguen trabajando fuera de la ley —se dió vuelta dándole frente a Adds y Barry.

—Lo sabemos... ¿Pero a cuántos crimínales han detenido? —cuestionó ella—. Han ayudado en asuntos del CCPD incontables veces, sobre todo Flash. Y lo sabes. Nunca antes te quejaste al respecto.

   David guardó silencio. Era cierto.

—¿De qué se trata? —cuestionó.

—No podemos decírselo.

—Entonces no puedo ayudarlos chicos.

—Papá...

—Dos semanas.

—¿Qué? —inquirieron a la par.

—Ambos se van a tomar dos semanas —determinó.

—¿Nos está suspendiendo? —cuestionó Barry incrédulo.

—Tómenlo como un descanso —señaló—. Se casarán en una semana, y con todo esto ya debería haberlos arrestado —hizo saber—. Tómense dos semanas y piensen correctamente en lo que hacen. Ya no son dos adolescentes, tienen una hija, piensen en ella.

   Adds bufó exasperada. Estaba aún más molesta. Pero no por su situación, sí no por la de Barry. Era tan injusto. Sabía que tal vez su prometido se estaba propasando o tal vez obsesionando un poco con el asunto, pero lo comprendía. Estaba molesta porque ahora su trabajo fuera de lo que era ser Flash se estaba viendo afectado. Barry amaba ser forense y ahora todo se estaba yendo a la borda, gracias a los DeVoe.

—No es justo —murmuró.

—Tampoco lo es para esa pobre mujer.

   Adds rió irónicamente.

   Pobre mujer... la pobre mujer era la cabeza de ejecución de todos los planes de DeVoe, pero claro que la fachada de mojigata le calzaba como anillo al dedo.



ϟ



   BARRY SE ENCONTRABA OBSERVANDO AL EXTERIOR SIENDO SEPARADO DEL AIRE FRESCO por los grandes ventanales del apartamento.

   Aún estaba procesando todo lo ocurrido. Simplemente no podía creerlo por completo.

   Había vuelto de la speed force, creía que todo iría bien. Había vuelto siendo más rápido, estaba a nada de casarse con la mujer que amaba, con el amor de su vida. Estaban por adoptar legalmente a Adara como su hija, y parecía que todo se estaba yendo poco a poco por la borda.

   Era consciente de que estaba comenzando a cruzar los límites, pero ya estaba cansado de que todos los villanos fueran por delante de él. No quería llegar a aquel punto en que comenzaban a amenazar a su familia. No otra vez.

   Sabía que aquel hombre era el DeVoe que buscaban, pero a ojos de su equipo, de sus amigos, de quienes eran su familia, simplemente parecía un loco encaprichado. Por lo menos corría la suerte de que la opinión de la persona que más le importaba era a su favor. Porque Adds confiaba en él.

   Y justo en aquel momento como sí de tan solo pensar en su rubia le hubiera invocado, sintió como las pequeñas manos de su prometida pasaban por su abdomen, y como su menudo cuerpo se apegaba a su espalda dejando un beso en su omóplato derecho por sobre la tela de la camisa que vestía.

—Creo que realmente necesitas un tiempo fuera, Amor —murmuró Adds.

   Barry suspiró.

—¿Crees que estoy yendo muy lejos? —cuestionó.

—No, no lo sé... no me preguntes a mí porque hubiera hecho lo mismo que tú, me conoces —murmuró.

   Barry rió levemente. Claro que lo hacía y estaba seguro de que si se tratara de Adds en su lugar, su prometida probablemente hubiera sido más extremista.

—Solo estoy molesta porque decidiste irrumpir en la casa de DeVoe por ti solo.

—¿Hubieras preferido que te dijera?

—Creo haberte dicho una vez que amaba hacer cosas ilegales contigo —repitió—. Esto no era la excepción, Amor.

   Barry sonrió pensando en lo mucho que amaba a esa mujer.

—Además independiente, tal vez pudiste haberlo hecho solo pero con mí ayuda. ¿No has aprendido nada de mí? —cuestionó, moviéndose hasta quedar frente a él—. Estás apunto de casarte con una ex miembro de una de las Ligas más peligrosas del mundo y no pudiste esconderte de un par de cámaras siendo velocista, cuando yo lo hacía sin siquiera usar mis poderes.

—¿Lo siento? —cuestionó inseguro respecto a que decir.

   Adds rió suavemente, rodeando nuevamente el torso de Barry con sus brazos. No tardó en sentir como él la tomaba por la cintura.

—Para la próxima habla conmigo, Barry. Sabes que estoy contigo en esto.

—¿Aún así todos crean que estamos equivocados y perdiendo la cabeza?

—Aún así todos crean que estamos equivocados y perdiendo la cabeza —aseguró—. ¿Sabes por qué?

   Él negó.

—Porque te conozco desde toda la vida, Barry. Y porque desde que volviste de la speed force, a pesar de los pequeños problemas que hemos tenido y todo lo demás que pueda estar ocurriendo, estás aquí, y que estés aquí me hace feliz... verte cada día cuando despierto, verte sonreírme, ver la familia que estamos formando junto a Adara me hace feliz y me hace pensar en como todo esto es mejor de lo que alguna vez soñé —hizo saber con una sonrisa.

   Barry le observó con un gesto suave, y encantado. Él se sentía exactamente igual.

—Tú, Adeline Singh, eres lo mejor que me ha pasado en la vida —aseguró Barry, bajando su rostro hasta la altura del de ella.

—Y tú lo mejor que le ha pasado a la mía y por eso, aunque estemos mal, perdamos la cabeza, yo te seguiré hasta el final de la línea de tiempo —prometió con una sonrisa.



ϟ



—HAY ALGO QUE DEBEMOS DECIRLES —COMENTÓ BARRY LLAMANDO LA ATENCIÓN DE TODO EL EQUIPO.

—¿Adds está embarazada? —cuestionó Iris emocionada.

—¿Qué? No —negó Barry, desconcertado.

—¿Por qué en el último tiempo a todos les ha dado por pensar que estoy embarazada? —inquirió entre quejas Adds.

—Bueno... —comenzaron a murmurar—. Ya saben...

Ambos suspiraron. Que hicieran referencia a la activa vida sexual que llevaban no era necesariamente el tema favorito de conversación de ninguno de los dos. De nadie presente de hecho.

—Volviendo a lo inicial —remarcó Adds.

—Enfrenté a DeVoe otra vez —hizo saber Barry.

Todos soltaron ruidos de lamento y quejas.

—¿Cómo es posible que sigas apoyándolo en esto? —cuestionó Harry.

—Porque él quería que Barry fuera —se pronunció Ethan.

—¿Cómo lo sabes? —cuestionó Caitlin.

—Porque ellos fueron y esperé afuera...

—Sabe que soy Flash.

—Sabe que yo soy Torch Girl.

—Y también sabe que soy Blue Hood, al igual que sabe quienes son cada uno de ustedes.

Todos permanecieron en silencio procesando todo lo dicho por Barry, Adds e Ethan.

—Así que tuvieron razón todo este tiempo —murmuró Caitlin.

Barry asintió.

—No les creímos —comentó Cisco.

—Lo siento —se disculpó Joe.

—No, no lo hagan —negó Adds.

—DeVoe nos engañó a todos.

—¿Cómo? —cuestionó Harry incrédulo.

—Son sus poderes —explicó Barry—. Tiene una inteligencia más allá de lo que podemos imaginar.

—Él orquestó todo lo que ha ocurrido desde que Barry salió de la speed force —hizo saber Adds.

Todos parecían desconcertados al respecto.

—Nos utilizó como piezas de ajedrez en un juego que ni siquiera sabíamos que jugábamos.

—¿Cómo detendremos a alguien con súperinteligencia? —cuestionó Iris.

—Somos bastante listos —murmuró Cisco.

—Tal vez no lo suficiente —contradijo Harry.

Cisco se acercó hasta la pizarra transparente que solían utilizar con frecuencia, y tomando el marcador blanco comenzó a escribir en la parte alta del pizarrón.

"The thinker"

—Es bueno —asintió Harry concediéndole—. Un buen sentido de amenaza. Acertó.

—Tomará un tiempo detenerlo —murmuró Joe.

—Suena a que les vendría bien un poco de ayuda —comentó una conocida voz.

Al voltear a la entrada del cortex todos pudieron ver a Wally, quien les observaba con una sonrisa.

Todos se acercaron a saludarle, siendo los primeros Joe y Iris, Barry y por siguiente Adds, quien con su típica y extraña emoción se colgó del cuello del moreno.

—Estoy tan feliz de que estés de vuelta —aseguró.

—Estoy feliz de estar de vuelta.

Nuevamente algo captó la atención de todos, esta vez se trataba de unas rápidas y suaves pisadas, resonando cada vez más cerca. En segundos Adara apareció en la entrada con un extraño peinado en su cabeza y con la boca pintada por fuera la línea de sus labios de un color rosa.

—¡Tío Wally! —chilló con emoción.

—Sí es mí sobrina favorita —apremió el velocista cargándola en sus brazos.

—Te extrañé mucho. ¿Ya podrás jugar conmigo? —inquirió.

—Claro que sí, todo lo que quieras —aseguró.

—No entiendo porque todos siempre le dicen a Ada que es su sobrina favorita cuando es la única que tienen —negó Adds, tomando una servilleta en sus manos.

Barry se acercó a cargar a su casi hija en brazos, y Adds tomó la oportunidad para comenzar a limpiar los restos de pintura en el rostro de Adara.

—Parece que encontraron al tipo tras los meta-humanos del autobús —señaló Wally, observando la pantalla en donde se mostraba la imagen de Clifford Devoe.

—Sí.

—¿Quieres ponerte el traje y derribarlo? —cuestionó hacia Barry.

—No, ahora le toca hacer su jugada —comentó Barry, rodeando la cintura de Adds con su brazo restante—. Pero nos tomaremos un tiempo para formular un plan.

—¿Y ahora qué, jefes? —cuestionó Joe, observando a la pareja.

—¿Ahora? —repitió Adds, intercambiando una mirada con su prometido—. Ahora nos preparamos para nuestra boda.

Barry asintió sonriendo.

—Oye, Barry... —llamó Ethan.

—¿Sí?

—Aún estás a tiempo de huir —le aseguró con persuasión—. Tengo unos contactos que te aseguro serán de ayuda... Adds nunca te encontrará.

La rubia frunció su ceño, observando con molestia a su mejor amigo, mientras que el resto de los presentes observaba todo con diversión.

—Lo tendré en cuenta —comentó Barry, asintiendo, buscando molestar a su prometida.

—¡Oye! —reclamó Adds, golpeándole un brazo.

Barry finalmente rió, viendo como ella le maldecía en todas las formas posibles. Tiró de su cuerpo más cerca de él, aún sosteniendo a Adara a uno de sus costados, bajó su rostro, atrapando los labios de Adds en un cortó beso.

—No es gracioso —reclamó a los segundos, con un puchero en sus labios.

—No lo decía en serio, lo sabes —murmuró—. Además tu siempre me haces bromas como esas.

—No sé de que hablas —negó desviando la mirada a su muñeca—. ¿Ya viste la hora? Vámonos a casa, Ada.

   Adds tomó a la pequeñas en sus brazos y arrancó fuera del cortex. Barry negó con una sonrisa viendo como ella escapaba, sin embargo no tardó en seguirles.












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CASI UN MES
sin publicar, perdón estuve rindiendo
mis últimos exámenes

díganme que les pareció este capítulo, ya en la siguiente actualización comenzamos con el crossover!!

RECUERDEN VOTAR Y COMENTAR🥺



publicado: 16/10/2022
editado:



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