Yeonjun me echó de su casa una mañana y me dijo que me llamaría pronto. Por supuesto nada de esto fue hecho con rudeza, él me abrazó y utilizó su dulce voz arrulladora. Tranquilizó mi cabeza con su sonrisa, jurando que antes de que el sol cayera al día siguiente yo recibiría un mensaje de su parte.

Así fue.

Decía: Ven aquí, ya sabes dónde.

Desconfíe del mensaje por ser demasiado pronto, demasiado bueno. Eso no impidió que me vistiera y casi corriera a la estación de metro con la esperanza de que fuera cierto. Que las cosas volvieran a la normalidad.

Me bajé del vagón con un tropezón. Un minuto después el tren se despidió haciendo sonar los rieles ruidosamente. Luego, el característico silencio de la noche cayendo, y un segundo después, una canción.

—I'm like the wather when you shefrul in the nigth...

En esa banca especifica Yeonjun estaba recostado, tarareando melodioso. Al acercarme él extendió su mano y cantó.

—The more that you say, the less I know, wharever you stray I follow, I'm begging for you to take my hand, wreck my plans, thats my man~

"¿Lo soy?"

Repitió el coro. Casi podía sentir mi corazón latiendo al ritmo de la percusión del folk, las cuerdas suaves junto con su voz.

—Wait for the signal, and ill meet you after dark, show me the places where the others gave you scars...

"¿Cuáles cicatrices?"

Terminó abruptamente antes de llegar al puente. Nuestras manos se entrelazaron fuertes. Extendí mi mano libre y saqué el audífono escondido en su oreja.

—Me atrapaste —dijo en un murmullo— la repetí cinco veces esperando a que llegaras.

Mi sonrisa tembló antes de formarse por completo. Revolotearon mariposas en mi estómago. No encontraba otra manera de explicarme a mi mismo lo que sentía por el detalle.

Yeonjun me cogió de las caderas y me sentó en sus piernas sin prisa, acariciando mi muslo como si fuera un cachorro.

—Soobin colocó esta canción el otro día cuando dejó de nevar, pensé en ti —explicó con su tono bajito. Parecía inseguro a la vez que contento—. Pienso en ti con la mayoría de canciones que escucho, pero es diferente ¿no lo crees?

"Lo creo"

Acaricié su oreja con aretes. Habían vuelto, al igual que el inconfundible tinte azul.

—Nosotros no podemos ser como esas parejas que se levantan a bailar su canciones en una fiesta —dijo medio en serio, medio en broma, muy él—. No tenemos una canción, tenemos muchas.

En sus párpados había un poco de sombra oscura, como el día que nos conocimos. Su mirada era más profunda con el maquillaje, me atrapó cuando sus ojos me encontraron.

—Hay dos cosas que he querido decirte desde hace mucho tiempo Gyu —susurró— pero me las estoy guardando porque cuando las diga no me quedaran más cartas para jugar, tendrás todas.

Asentí lentamente con una mirada perezosa. De vuelta en mi lugar favorito, con el Yeonjun de siempre, me sentía en las nubes.

—Cuando tu me digas lo que sientes, entonces yo te diré esas dos cosas.

"Astuto" pensé entretenido.

—Espero que no estés pensando algo como —carraspeo—: "Entonces nunca me lo dirás" ¡eso es molesto Gyu! y dramático. Yo soy el dramático, no tu.

Curiosamente, y a pesar de mi poca seguridad en mi mismo, tuve la premonición de que me lo diría pronto, con todo lo que eso implicaba.

—Rompes mis planes Beomgyu, eres mi hombre —declaró en un murmullo  besando mi mejilla.

Yo no pregunté, pero me sentí tan satisfecho y cálido que quise responderle.

Coloqué mi dedo índice en su pecho, viéndolo director a los ojos, luego lo puse en mi corazón.

"Tu eres el mío"

Una risita que no salió de su boca me dio un arranque de valentía.

"Te lo diré pronto, lo prometo" me mentalicé.

Esas dos cosas que tenía para decirme las ansiaba más que nada.