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Yeon ingreso a su habitación, la chica seguía en la misma posición, pero al parecer el sueño la venció, su respiración estaba bastante pausada, y tampoco lo sintió ingresar.

Se acerca a ella y la mueve un poco para serciorarse de que es así.

Lo que supuso fue un hecho, la chica estaba en un sueño profundo. La tomó entre sus brazos y la acostó en su cama, ella sonríe por inercia, debió estar incomoda en aquel suelo frío — se dijo así mismo.

Se sentó aun lado de su cama mirando a su gran televisor, encienden este y pone el programa de peleas que siempre ve.

El boxeo es uno de sus fuertes; también tenía gente trabajando en aquellos lugares, multiplicando más el dinero, las peleas le generaban muchas ganancias, por ende, tenía un buen negocio con su mejor amigi, en muchos estados apostando a los mejores boxeadores, a trayéndolos con un buen sueldo para sus vidas y familias.

Cada cinco minutos Yeon miraba a la castaña de medio lado, ella se movía con mucha frecuencia, algunas veces hablaba dormida, pero él no comprendía muy bien lo que decía.

Aquel castaño se había cansado ver la televisión y se acuesta a un lado de la castaña, esperando a que esta reaccione, quería saber por qué ella le tiene tanto asco a él, si toda mujer que lo ve se le quiere tirar encima.

Harto de aquel trato que le dio ella, haberlo tratado mal y tan solo por que él le había ayudado a levantarse lo había indignado.

Estaba ebria, según sus Pensamiento pero se detuvo a pensar por un instante, si estuviera ebria, tampoco reaccionaria así, se hubiera sonrojado, hubiera hablado mal, y para él ella habló muy claro y con sorna.

Su ego había caído a pique, y ella es la primera mujer que ha ocasionado aquel sentimiento.

La detestaba, aunque para sus ojos, la castaña es muy hermosa, se veía que es bastante delicada y muy sencilla, su cabello brillaba así estuviera a oscuras, su piel blanca y su figura del cuerpo estaban perfectas, no parecía operaciones como todas las que había conocido, aquella joven se veía tan  natural.

Pero para él la moneda tiene dos caras, y no sabía nada de ella. Decidió cambiar a la chica, ya olía mal y estaba en su cama, no le gusta los malos olores, tomó una de sus camisas blancas y la lleno de perfume, con una de sus navajas le daña el hermoso vestido, por lo menos el color le sentaba bien. 

Tiene buenos gustos – se dijo para sí mismo, al verla sin brasier y sus senos expuestos, su cuerpo reacciona y eso que hace media hora atrás Yunna le había dado sus gustos, aunque el siempre quedaba con sed de más.

Aquellos senos blancos y sus pezones rosas lo hacían desear tomarla así, dormida, pero se abstuvo, ya que él no se iba a costar con alguien que lo denigrara de ese nivel como lo hizo esa chica y delante de mucha gente

Se acomodo su enorme y erecto pene a un lado para que no le doliera y la levantó con suavidad metiendo su cabeza en el huevo de la camisa, esta se desliza por su pecho tapando aquellos hermosos y perfectos senos.

Se ve que tiene buen cuerpo — pensó – Debe tener unos 25 años esta chica, se conserva muy bien.

Al terminar de acomodarla se acuesta a su lado, ahora si para descansar, aquella noche dejó que todo fuera pasando, pues estaba muy cansado y aquella chica parecía una roca, no se levantaba con nada.

Así que se dejó caer por los brazos de Morfeo.

…..

—Bueno, espero que hayas aprendido la lección —ingresa Won a su habitación, todo está en silencio, el camino directo hacia la chica, pero está no se movía, se veía que temblaba del frío, apaga el aire dejando que ella controlará su temperatura corporal a uno normal

Más o menos eso pretendía el hombre.

Ella seguí sin moverse de aquel lugar, él se agacha y levanta su cara, sus ojos se veía que los estaba forzando a cerrarlos, estaba fingiendo que dormía.

Won toma un cuchillo y rasga su vestido, está pego un grito que se escucho por toda la mansión.

—¡Maldito depravado, que has hecho! – él ríe a carcajas

—No pues que estabas desmayada, que astuta – ella corre su cabello hacia delante con su boca, o lo que podia hacer con el aire que sale de su boca; Won se le quedo mirando, sus senos son muy grandes, tan grandes que su larga cabellera no le ayudó mucho.

—¡¿Porqué haces esto?! —estaba furiosa Chiara, jamás estuvo tan expuesta y humillada ante un hombre, y menos con la enorme cicatriz de su glúteo. – ¡No lo hagas! – ella comienza a llorar con rabia, lo miraba a los ojos – Desquiciado

Él la quedó mirando, pero más en verla, estaba ocupado imaginando millones de escenas con aquellos pechos que tenía la mujer. Ella mira hacia otro lado, sabía que la reacción de su cuerpo, el bulto que esconde aquellos pantalones, lo había ocasionado ella, no quería que una persona como él la tocará.

Ya se a acostado con otros hombres, algo casual, hasta le dio tips a Fernando  para tratar a su novia. Su prima es una chica maravillosamente buena en muchos sentidos.

A raíz de aquel accidente, ella decidió ser más arriesgada, contra muchas cosas, pero esto ya era otro nivel, estaba totalmente asustada.

–¿Que quiere usted? ¿Que me lo coma?, ¿que le haga esas cosas que tanto imagima el hombre? —si por ella fuera, sarcasmo sería su único apellido, Chiara ríe con amargura.

—¡Tu qué sabes de saciar aun hombre con experiencia, mocosa?. Mirate las estupideces que dices, saciar mi imaginación , esta lejos de llegar a suceder tal cosa. – Won ríe a carcajas – Eres una niña mimada, mejor quedate así.

Hae-won, ingresa a su armario y saca una camisa azul oscura, para colocársela a la chica, retira los candados de cada mano dejando que esta caiga al suelo con fuerza, sus brazos estaba totalmente dormidos, no sentía nada más que la sangre recorrer por sus venas.

Chiara gimió del dolor, cosa que para Won fue su mayor excitación, verla así tan vulnerable, lo calentó mucho, olvidó por completo sus palabras y la tomó de sus muy dormidos brazos, Chiara vuelve a gemir de dolor, los ojos de Won parecían dos oceanos caudalosos con ganas de salir de su trayectoria.

—Mujer no hagas eso, no me puedo contener, tu sufrimiento me tiene volando, mira no mas – tomo la mano de Chiara y lo puso en su entre pierna, estaba tan duro que por un instante sintió dañar su pantalón. Decidió quitarse su pantalón con rapidez, dejando ver su masculinidad a flor de piel, Chiara abre sus ojos – Lindo¿Verdad?, pero no lo sentirás, por que jamás me acostare con una estúpida como tu, pero si haré esto – se comienza a masturbar en su cara, mientras movia los brazos de Chiara quien no dejaba de quejarse del dolor, cosa que para Won era la mejor porno de su vida.

Tan así fue, que ese hombre no aguanto mas y se vino encima del cuerpo de ella, los senos de Chiara estaba llenos de su líquido  viscoso, pasando por su vientre, dejando caer por su sutil tanga de color negro.

Won descansa mirando el techo y después a ella quien estaba respirando agitadamente, como si ella lo hubiera hecho con él, este sonríe con malicia y revisa su panti, ella estaba totalmente mojada.

—Te excite, ¿Verdad?.

—¡Callate enfermo! – él ríe con fuerza,  toma un baño, Chiara jamás sintió tanta tortura como en aquel instante, tenía rabia con ella misma por haberse excitado con ese hombre

Al verlo salir de la ducha, él le lanza la toalla en la cara – Toma un baño, si deseas dormir en una cama

—¿Quién quiere dormir contigo? enfermo

—No te voy a violar, te haré algo mejor que eso, te voy a torturar con mi cuerpo, de este modo lo haré  hasta que no aguantes mas.

—Imbécil. – se dejó caer al piso, todavía su cuerpo temblaba, seguía dormido, pero reaccionó muy bien al cuerpo de aquel hombre.

En medio de maldiciones ella llega al baño y se asombra, es un hombre totalmente vanidoso, tenía  demasiados productos de belleza, para todo tipo de cosas en su cuerpo, parte de lo ordenado que es

Decidió olvidar ese momento aunque era difícil para ella, ya que no pudo botar ese orgasmo, le importo una mierda aquel hombre, se masturba ella misma, no se iba a quedar con las ganas, así que se dejó llevar por el agua y lo boto, boto todo ese estrés en su propio clímax, ella se conocía muy bien, así que no iba a dejar que su Captor ganará.

—¡Vaya mujer que me saliste!— ella se asusta al verlo parado en la entrada del baño, rechina sus dientes con rabia.

—¡Callate imbecil! No me iba a quedar así, y si ese es tu juego, vamos a ver quien aguanta mas.

Los dos se miran mal, declarando la guerra mutuamente, si él iba a jugar, ella no se iba a quedar atrás.

No iba a dejar que ese sexy hombre ganará ante su madurez y ella se lo iba a demostrar.

.........
Continuará

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