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Ambos caballeros caminaron en silencio desdé que salieron de aquella habitación

—¿Por qué estabas comiendo con ella?.

—¡No soy tu! Al menos era comida de verdad… — ambos se miran mal, continúan caminando por el largo pasillo hasta bajar unas escaleras en forma de caracol, ambos hombres se ponen unas mascaras que sus subordinados le tenían ya listo, sus hombres ya sabían muy bien, que a los que menos debían conocer es a sus jefes.

Ambos se ponen sus mascaras y salen directo a la fiesta, había un problema, se escuchaba mucho ruido, al llegar, ven a un hombre gritar a todo el mundo, hasta a una de sus amantes. Kajo-ni tenía lágrimas en sus ojos, había demostrado debilidad ante aquellos hombres, para Won ella ya no le servía, no le gustaba las mujeres débiles

Le gustaban temerarias y que se enfrenten a su adversario, como aquella chica de ojos cristalino.

Sonrió con picardía Yeon al ver aquella escena, empuño su puño, y tomó suficiente fuerza para darle fuerte puñetazo en su cara, tumbando más de cinco dientes del susodicho.

—No me gustan la bulla y mucho menos en mi casa —su voz fria paralizo a más de uno—¿Para esto me llamen? Pará estas estupideces, entendido.

La sala se queda en silencio, todos toman asiento, y esperan el llamado de Yunna, Yeon mira a Kajo-ni.

—¡Deja de llorar! Y no me llamen para esto, pídele ayuda a los matones que tenemos aquí, ellos tienen orden de matar a todo aquel que se pase de la raya, ¡entendido! – su mirada amenazante hizo que todos los que estaban en aquel lugar tragaran grueso, ambos hombres salen de la sala y se adentran a la mansión, que se encontraba en total oscuridad, para que así, nadie sepa dónde está ubicada la casa principal de aquel maravilloso lugar al que habían llegado todas esas personas.

….

Arianna seguía en la misma posición, ya no habían platos en la mesa, alguien había venido a retirarlos, Yeon había dado la orden de que todo lo que había sobre la mesa fuera recogido.

Arianna emite un sonido con las uñas sobre la mesa, solo pensaba en que estaría pasando en su casa, pero eso no era una pregunta ya que, sabía lo que estaría sucediendo, su madre caída en depresión, su hermano tratando de imaginar miles de maneras de matar a quien me rapto,  mi tía buscando por cielo y tierra, pagando cuanto dinero sea necesario y sin alguna pista, por que así son estos tipos de hombres.

Se esconde bajo la sombra y nadie se da cuenta de ello.

—¡Sigues ahí! – Arianna bufa con fastidio.

—¿Y adonde más iría? Si no te diste cuenta, ¡no puedo es salir! – Yeon ríe

—Eso también sería ilógico, y que nadie puede escapar de mi mano y si lo hacen, te matan y yo ni por enterado, sino después. Son las ordenes.

—¡Hazlo que quieras! al fin y al cabo me importa una mierda lo que pase o deje de pasar. —Arianna enfurece

—Tranquila, no se por que estas así, no te he tratado mal o ¿si? Hasta te cocine, siente afortunada– Yeon se sienta a su lado, ella no dice nada – Y dime Arianna...

—No digas mi nombre, jamás te lo dije y tampoco te permito que lo menciones – Yeon ladea sus labios a un lado, le daba igual lo que aquella mujer dijese.

—Y tampoco me interesa, dime Arianna – ella en su mente pone sus ojos en blanco, tratar con personas como él era  irracional. – ¿Cómo hacías para moverte en casa?.

—Mi perro me ayudaba mucho, pero…

—¡Mmm buena idea! – Yeon toma el su celular, escucha y envía un par de mensajes y lo deja un lado – ¡Ya  está! Es solo cuestión de esperar.

—¿Que has hecho? – Yeon se encoge de hombros.

—Hacer lo que se me pegue la regalada gana, así que, te traerán un perro, domado para que te guíe y no te deje ir.

—¿Y por que haces eso?– Arianna le da un fuerte golpe a la mesa –, eso no te debe importar, eres un ase…— Arianna no termina la palabra, ya que Yeon esta vez la tenía del cabello, solo emite un quejido

—Arianna, te diré algo, si vuelves a decir algo feo de tus lindos labios, no te lo perdonaré, por que no deseo escuchar eso y menos de tu boca, entiendes, así que pórtate bien como yo lo estoy haciendo contigo, ¿entendido?

El silencio inunda la habitación, tanto que Yeon y Arianna escuchaban unos fuertes gemidos

—¡Otra vez! – se queja Yeon, Arianna se sonroja, ella siente un calor en sus mejillas.

—Esa es… —le tiembla un poco la mano, se había avergonzado. Yeon ladeo su labio formando una sonrisa llena de sorna.

—Si, ¡en efecto!.

—¿Que le hacen, viola…. – Yeon se lo había advertido, le da una fuerte bofetada a Arianna, esta tapa su boca para ahogar un quejido, y llora en silencio, jamás se sintió tan humillada como en esos instantes – Quiero, que sepas… — suelta un sollozo, le importa a una mierda ser débil.—Que lo detesto, que se puede ir al infierno y que me importa a una maldita mierda si te duelen mis palabras, maldito imbécil.

Yeon suspira, echa su cabeza para atrás, tomó aire y lo boto, mira a la chica quien no dejaba de lagrimear, y la tomó de las mejillas con fuerza para apoderarse de sus labios, esa chica lo estaba colmando e iba a jugar un poco con ella, para que así ella dejase de insultar como una pordiosera

Se supone que debía ser vanidosa, una mujer decenté – se preguntó él. Pero Arianna era lo contrario, y todo eso se lo fue creando Chiara, ya que ella es así, tal cual.

—¡Me iré a duchar! – dijo sin más Yeon, Arianna chasquea su lengua – Piensa lo que quieras de mi, niñita

—No se de que hablas, y tampoco  quiero saberlo, así que toma tu ducha helada. – se burla Arianna

Ella trata de pararse pero Yeon la tomó de la cintura y la tira a la cama con fuerza.

—Ya estás colmando mi paciencia, chiquilla.

—Mira el adulto – ella contra ataca, algunas veces ella no se quedaba callada, pero de que aquel hombre insiste  que ella refute sus palabras, ella lo continuará haciendo,  le importaba poco que él le pagase. – Pégame todo lo que quiera, es lo único que sabes hacer, machito a medias, ¡muy hombre!.

—¡Cállate!

—Dale, hombre con huevos, pégame, es lo que te gusta, tortúrame, haz algo ya, no pues muy verraco pegándole a una mujer, y dices tener madre, entonces ella que… —nuevamente el la golpea.

—No metas a mi madre en tus niña das, Arianna. —aquel hombre se enfurece.

—Tu deja de llamarme por mi nombre. Imbécil, lo ensucias.

Yeon se levanta de mala gana de la cama y se retira a su baño, cerrando la puerta con fuerza. Aquella joven lo hacía salir de sus casilla con mucha facilidad.

—¡Todo me da igual! —ambos susurraron para si mismos y al mismo tiempo con una sonrisa llena de tristeza.

…………….
Continuará

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