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Las horas en el hospital central de hospital Franciscan Health  eran eternas; los doctores corrían de un lado a otro, tratando de salvar a tres bellas mujeres.

La mayor sale de sus cirugía para recuperarse, mientras llegan sus familiares. Por fin habían ubicado a uno de ellos.

Alexandre  llega bastante asustada y pregunta por su hermana, hija y sobrina. El susto, su corazón, su pulso acelerado la invadió de miedo, sabía que alguien no podía salir ilesa después de ver aquella noticia que habían pasado por la televisión. Llena de miedo se acerca a la recepción del hospital.

—Disculpa, señorita —su voz tiembla, sus lágrimas no la dejaban ver con claridad, pasa copias de los documentos de las tres mujeres —Me llamaron y yo... ¡Ayúdame, por favor! —no podía hablar más de ahí, las enfermeras se miraban unas a otras, y después la miran a ella.

—Sí señora Melvis...

—Williams, por favor. —la mira con rabia sin ella comprender por qué ese cambio de personalidad, Alexandra detestaba qué la gente se refiriera a ella por el apellido de su ex esposo

—Sí señora Williams, las tres mujeres sufrieron un grave accidente, la mayor ya está en una habitación, si gusta la hacemos pasar, las otras dos continúan en cirugía, demoran... 4 horas una y 5 horas más la otra.

Alexandra suelta un sollozo, afirma ir donde estaba su hermana, hasta que pasarán las horas de aquella cirugía donde  su sobrina e hija luchan por sobrevivir  e  ir a verlas en un estado que no  imaginaban qué sería el cambio de toda su familia.

Se dijo así misma, que la persona que les hizo eso, la iba a pagar sea como sea, se lo iba a pagar. Porque le tocó a las personas que más ama en su miserable  vida.

Su hermana, su hija y sobrina.

.....

Los días pasaron, y aquel trago amargo no lo podían olvidar, no todavía, no aún, quien sabe cuando y más...

Pará la niña Arianna...

Aquella castaña se encontraba sentada, con una venda alrededor de sus ojos y cabeza, con dolor en toda su cara, con frío de aquella habitación.

Suspiro una y otra vez, su tía Alexandra  hace unos minutos la había dejado sola, tenía que repartirse entre su madre, Chiara y ella. Le había contado que estaban bien, pero ninguna podía pararse de las camas, ya que sus fracturas fueron un poco fuertes, Chiara tenía en una de sus piernas en unas barras metálicas, que la harían  odiar su pierna.

Su madre le había puesto una placa en la cabeza, el golpe le generó un hueco en su cráneo, debían proteger su cerebro de algún modo.

Sus dolores de cabeza iban a ser una molestia de ahora en adelante y más en momentos de mucho frío.

La castaña estaba tranquila, pues al menos su prima y madre estaban con vida. Las tres estaban con vida, no supo en qué momento pasó todo, sólo recordó la cara de miedo que le daba su madre a ella, ya que los frenos no le daban y aquel camión no quería ceder a parar tampoco, Arianna en aquel momento cerró sus ojos con fuerza, esperando  el impacto. Olvidando por completo todo lo que le rodeaba.

Trata de abrir sus ojos estando así vendada, pero no le daba, no la dejaba, apenas se estaba recuperando, llevaba dos semanas durmiendo, y justo apenas que se levanta, se encuentra así en ese estado totalmente vendada, al despertar se sentó y la enfermera corre acostarla de nuevo, le cambió el vendaje y ahora así podía estar sentada tranquilamente.

De vez en cuando sentía náuseas, pero era por todo lo que le habían hecho. Aunque todavía no sabía toda la historia, o el por qué la tenían así.

—Hija, ya volví, aquí estoy con tu doctor —Arianna afirma con su cabeza, no dice nada.

Desde que había despertado, no había preguntado nada. Tampoco había dicho algo, solo a su tía Alexandra, ella ha raíz de tanto problema con su madre, se había vuelto desconfiada, no creía en nadie, solo en su familia y con la que tenía más confianza es con Chiara hasta en las prácticas de porrismo, Chiara la acompañaba

—Arianna, amor, el doctor y yo debemos hablar contigo. — si sobrina afirma con su cabeza, desde lo más profundo de su corazón sentía que algo no andaba bien, tenia mucho miedo, no quería que nada en ella estuviera mal, ya de por si, su corazón estaba muy dolido con tantas situaciones que han pasado en su familia.

—Señorita Okelly, lo siento pero me temo que has perdido el 70 % de su visión y es probable que la continúe perdiendo, trataremos de mirar qué podemos hacer para que al menos no la pierdas con rapidez, someterte a una cirugía o tal vez varias, pero.. —Arianna movía sus labios, pero no podía hablar no le salía palabra alguna, ella estaba perdiendo su vista, no podría volver a ver esos hermosos colores que le regala la vida, su vida ya no sería igual — Pero no te prometo nada, pueda que no la recuperes y la pierdas por completo.

—T-Tía —Alexandra corre rápido y toma la mano de su sobrina, la abraza para tratar de calmarla — Yo no...

—Tranquila, tranquila, estamos aquí, no te has ido, que es lo importante... —el corazón de Arianna se comprime, ella respira una y otra vez, negó sin entender por qué le estaba pasando todo eso a ella, justamente ella que siempre fue buena y servicial con todos, justamente ella que no se mete con nadie, que ayuda al que lo necesita, que siempre está alegre por sus amigos, ella que le brinda esa fuerza a su madre y hermano.

¿Por qué? — pensó una y otra vez Arianna

—La decisión la debes tomar tú, Ari. —su tía  termina de hablar .

—No quiero, no quiero, no quiero, no quiero, no quier.... —Arianna repetía una y otra vez, se tomó de su cabeza repitiendo esas palabras, los enfermeros corren a sedarla, ya que ella se estaba haciendo daño, la venda se estaba manchando de sangre.

La oscuridad profunda de sus ojos, apenas comenzaba.

.............
Continuará

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