Capítulo 05.

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Aunque se niega constantemente a aceptarlo, Doyoung sabe que, en noches como estas, se vuelve vulnerable. La máscara que lleva a diario se esfuma cuando la luna se apodera del cielo sobre él, las estrellas se vuelven borrosas y él, en silencio, culpa a sus lágrimas.

No tiene idea de la hora que indica el reloj, pero sabe que es suficientemente tarde como para dormir un par de horas y despertar con ojeras, ojos hinchados, y deshidratado. Y en este instante no le importa, honestamente, hoy se atreve a no preocuparse por la apariencia que tendrá cuando el sol vuelva a salir, él está cansado de ser fuerte y merece dejar que su corazón se desinfle al menos una vez.

A estas alturas ni siquiera se molesta en limpiar el desastre de lágrimas y mucosidad en su nariz y mejillas. Luce patético, lo sabe, sus labios están agrietados y el borde de sus ojos pican por todas las lágrimas que han tatuado su piel durante esta noche, y quizá su vida entera.

Cuando sus ojos se cierran, él puede sentir todo su alrededor encogerse, como si se encontrase en una caja que reduce su tamaño cada pocos segundos, siente el aire reducirse y su cuerpo ser apretado, el nudo en su garganta parece perforarle, y es esa sensación tan familiar que hace un par de semanas no volvía a él. Con el pasar de las horas, no nota diferencia cuando sus ojos permanecen abiertos.

Aunque pasa la mayor parte de la noche batallando, termina durmiéndose cuando el reloj está a minutos de marcar las cinco de la mañana, con sus ojo irritados y rojos. Cuando despierta, lo hace solo porque Donghyuck ha entrado a su habitación y le llama por su nombre más veces de las que sabe.

-Se hace tarde -dice el omega cuando Doyoung finalmente abre sus ojos tanto como la hinchazón le permite-, Kenai está casi listo, tenemos que desayunar, apresúrate.

Doyoung tarda unos segundos en reaccionar, ni siquiera recuerda exactamente cuál es la razón por la que debe despertarse, pero cae en cuenta cuando escucha la risa de Kenai en algún lugar del departamento. Suspira cerrando los ojos y no quiere, de verdad no tiene un poco de fuerza para levantarse de la cama, pero lo termina haciendo por pura fuerza de voluntad y talla uno de sus ojos mientras camina hacia el baño.

Cuando ve su reflejo en el espejo, le resulta inevitable no hacer una mueca porque, cielos, él en serio tiene los ojos y su nariz hinchada, las mejillas rosas y unas ojeras espantosas debajo de sus ojos. Le desagrada lo que ve, por supuesto, se arrepiente de haber llorado por tanto tiempo y no haber dormido lo suficiente, pero está bien, supone que fue demasiado necesario.

-¡Mami, es tarde! -Escucha chillar a Kenai mientras golpea la puerta dos veces. Doyoung suspira y abre la llave del lavabo para humedecer su rostro.

-Ya voy -termina diciendo antes de despojarse de todas las prendas.

En la ducha, no se molesta por regular la temperatura del agua, así que ahoga un gemido cuando las gotas heladas caen sobre su espalda provocándole escalofrío. Cuando termina de asearse, su cuerpo tiembla y se siente tan pesado como si el plomo hubiese reemplazado sus huesos en algún momento durante el baño, y le cuesta más de lo que debería salir de allí para secar su cuerpo e ir hasta su habitación. Después de lograrlo, toma de su armario prendas al azar, sin siquiera preocuparse por eliminar las arrugas de las prendas, Doyoung entra en la cocina con el cansancio dejando su cuerpo con demasiada lentitud.

-Es muy tarde, mami -Se alarma el cachorro. Doyoung lo ve beber demasiado rápido el jugo en su vaso para luego dejarlo en la mesa y correr hasta el baño para, supone, lavar sus dientes.

Todo pasa tan rápido que Doyoung ni siquiera se da cuenta de lo enorme que luce su cachorro con el uniforme escolar.

-No tengo hambre -Le dice a Donghyuck antes de que comience a preparar su sándwich-. Comeré luego.


-Pórtate como un buen cachorro allí, ¿sí?

Kenai asiente con la sonrisa en su rostro intacta, luce tan encantador que Doyoung no puede creer que ese sea realmente el cachorro que él tuvo. Los ojos azules del niño se iluminan cuando Donghyuck también se hinca frente a él, junto a Doyoung, inclina su cabeza y encuentra graciosas las expresiones de los omegas.

-¿Vas a llorar, tío Donghyuck? -Al ver los ojos avellana del omega volverse cristalinos, el cachorro no tiene otra opción que acercarse y abrazarlo por el cuello, intentando consolarlo-. No llores, yo volveré a casa todos los días, no me iré, lo prrometo.

Ante sus palabras, Donghyuck no puede evitar terminar riendo teniendo al cachorro a su alrededor, puede escuchar a Doyoung también, riendo un poco más bajo mientras sorbe su nariz. Durante su abrazo, Kenai escucha como una mujer llama al grupo de cachorros de primer año de jardín.

-¡Tengo que irme! -comenta separándose del pálido, la expresión de su rostro muestra pura preocupación, sus cejas delgadas alzadas como si estuviese perdiendo una carrera-. Adiós, adiós.

Deja un beso en la mejilla de ambos, y antes de que alguno pueda decir algo más, el niño corre hasta la fila de cachorros de primer año de jardín. Doyoung y Donghyuck lo ven saludar a la niña frente a él, y de alguna manera Kenai hace una amiga nueva, y ni siquiera tiene cinco minutos en la fila.

-Realmente creí que lloraría como los demás niños -comenta Doyoung con su mirada puesta en su cachorro, sus ojos están cargados de lágrimas y amor que quieren salir, pero se esfuerza por no permitirlo.

-Terminamos llorando nosotros -Donghyuck responde mientras limpia sus mejillas con el dorso de su mano. -No creí que sería tan difícil verlo ir al jardín.

Ambos asienten, seguros de que el corazón de ambos va a un ritmo demasiado acelerado y que lo que sienten en sus estómagos son mariposas, culpa del sentimiento de nostalgia que se aloja en sus pechos al ver a su cachorro crecer, realmente crecer.

Después de unos minutos, la mujer que lidera la fila les indica a todos que tomen la mano del cachorro que tengan detrás. Los niños obedecen de inmediato, algunos ni siquiera entienden lo que dice su ahora maestra, pero solo se limitan a imitar a los demás niños. Cuando la mujer comienza a caminar, Kenai, quien se encuentra a mitad de la fila, gira su cabeza y lanza un beso en dirección a los omegas, y segundos después desaparece detrás de la puerta de entrada junto a los demás.

Doyoung escucha a Donghyuck sollozar a su lado, y termina envolviéndolo en un abrazo de consuelo.

-No tendré cachorros nunca -dice entre moqueos-, no creo poder soportar algo como esto otra vez.

La risa de Doyoung es baja cuando mueve su palma en círculos sobre la espalda del moreno. Él también quiere llorar, pero lo ha hecho lo suficiente durante toda la noche, y es como si no tuviese más lágrimas que derramar. Antes de que Donghyuck se aparte, Doyoung puede ver cerca de él a un grupo de mujeres mirándoles a ambos, comentando cosas que él realmente no puede escuchar, pero puede adivinar que son palabras despectivas porque es demasiado evidente que él y la persona a la que abraza son omegas.

No se molesta siquiera en apartar su mirada de ellas. Está tan acostumbrado a que las personas comenten y lancen miradas indiscretas hacia ellos porque creen que son una pareja que, además, tienen un cachorro. A Doyoung siempre le ha parecido demasiado ridículo porque, si fuesen una pareja, ¿qué tendría de malo o extraño?

-Tenemos que irnos -dice el omega cuando se da cuenta que Donghyuck no tiene intención de apartarse aún-. Llegaremos tarde.

El pálido limpia las últimas lágrimas de su rostro antes de apartarse por completo, y ambos ríen porque saben perfectamente que son unos ridículos sentimentales, y apenas Kenai está iniciando su jardín, ninguno puede imaginar cuántas lágrimas demarrarán cuando el cachorro ya no sea pequeño e inicie la preparatoria.

Doyoung suspira, aún faltan muchos años para eso, tiene tiempo para prepararse.

Cuando están fuera del edificio, solo se dedican a caminar por la acera esperando tomar algún taxi que pudiese llevarlos hasta su destino. Donghyuck no habla demasiado durante su caminata, tan solo se limita a tener sus manos en los bolsillos de su chaqueta y dar respuestas cortas a las cosas que Doyoung comenta cada tanto. Él no lo presiona porque sabe lo difícil que está siendo esto para Donghyuck. A ninguno de los dos les agrada demasiado hurgar en el pasado, ni siquiera hablan sobre eso en casa, ambos tienen un límite que el otro respeta, y está bien, ellos funcionan de esa manera.

Un par de veces Doyoung ha escuchado a Donghyuck llorar en sus sueños, él adivina que, en su mente, el omega revive algunos de los momentos más difíciles para él durante los meses que estuvo encerrado en el lugar que, para Doyoung, era una casa.

-Oye -llama Doyoung cuando se da cuenta que el taxi que tomaron comienza a disminuir la velocidad.

-¿Uhm? -Es todo lo que responde Donghyuck, viendo sus piernas con mucha atención.

Doyoung toma una bocanada de aire que termina quemando sus pulmones, deja una mano en el muslo de Donghyuck y deja un apretón allí antes de hablar.

-No tienes que hablar demasiado si no quieres -comienza capturando la atención del moreno, quien le mira de frente, escuchándolo-. Pero sé honesto con todas tus respuestas, y ayuda lo más que puedas.

Al principio se siente aterrado por haber escogido esas palabras, pero la pequeña sonrisa y el asentimiento firme de Donghyuck le devuelve la paz a Doyoung. Cuando el auto se detiene por completo, es Donghyuck quien le paga al conductor y le agradece por el viaje antes de que ambos bajen del vehículo y se encuentren con el edificio donde fueron citados.

Ambos terminan presentando sus documentos de identidad en la recepción del lugar después de deletrear sus nombres y apellidos al beta que les atiende con amabilidad, y un minuto más tarde solo les avisa que vendrán por ellos. Después de esperar un par de minutos llenos de silencio y gargantas en llamas, se acercan a ellos dos hombres que Doyoung puede identificar fácilmente como omegas, y solo por eso no duda cuando uno de ellos le pide que le siga, dejando a Donghyuck partir con el otro hombre.

Cuando pierde por completo de vista al pálido, Doyoung no puede evitar que las palmas de sus manos se humedezcan mientras el ruido de sus pasos llenan el pasillo por el que ambos caminan. Él solo puede ver la espalda del omega, que luce demasiado grande y corpulento, y se dedica a seguirle el paso mientras desvía la mirada hacia las puertas abiertas que se encuentra cada tanto de cada lado del pasillo.

Poco antes de llegar al final del largo pasillo, el omega se detiene frente a una puerta, idéntica a las demás, y la abre cuando Doyoung llega a su lado, tan solo para revelar a otra persona adentro. Sentado en la mesa en todo el centro de la habitación, hay otro omega que luce un poco más joven, con tez demasiado clara, y parece ignorar la llegada del pelinegro.

-Él tomará tu declaración -dice el primer omega antes de cerrar la puerta detrás de Doyoung, dejándolos a ambos solos en la habitación.

Pasando saliva, Doyoung se acerca a la mesa y toma asiento frente al hombre, quien sigue sin prestarle atención.

-Kim Doyoung -El hombre le mira después de leer su nombre, el omega asiente, mirándole a los ojos-. Mi nombre es Moon Taeil, soy el jefe de la división de investigación en Seúl, y me han asignado esta mañana para tomar tu declaración. Nuestra conversación está siendo grabada como evidencia -Doyoung asiente una vez más, y el hombre parece satisfecho con eso. -¿Sabes por qué te hemos citado aquí hoy?

La mente de Doyoung divaga en el decuerdo del hombre que apareció en la puerta de su departamento tres semanas atrás, enseñando una placa policial y presentándose a él mismo como detective.

-Por la investigación a los delitos de Lee Jungsu y Kim Dohyun -responde, con un sabor amargo instalándose en su cavidad cuando pronuncia los nombres que hace mucho tiempo no se atrevía a decir en voz alta.

El hombre asiente y deja sobre la mesa la carpeta amarilla que tenía en sus manos segundos atrás. Doyoung se da cuenta que es su propio historial, su nombre escrito en la esquina y una fotografía de cuando aún era menor de edad, le provocan escalofrío.

-¿Conoces a esas personas? -Cuando Doyoung asiente, el hombre frente a él lo hace también, y toma un sorbo de la taza de café en sus dedos antes de continuar- ¿Qué relación tenías con ellos?

Doyoung piensa en ello por al menos cinco segundos, los latidos de su corazón desembocan en su garganta y le irrita tan solo porque estuvo preparándose por días para no actuar nervioso en este momento.

-Kim Dohyun es mi madre, y Lee Jungsu su pareja, al menos lo fue hace años. Ambos fueron mis proxenetas por más de cinco años.

El detective asiente, Doyoung sigue mirándole como si intentase leer lo que no dice en voz alta, pero no hay nada, el omega frente a él mantiene una expresión neutra y sus ojos no dicen nada más, y eso solo provoca que Doyoung sienta envidia de su naturalidad.

-¿Cómo es que Dohyun y Jungsu terminaron prostituyéndote?

La pregunta termina tocando el pecho de Doyoung como bala disparada de un arma brillante y lista para asesinar. Él ha ensayado un montón de veces esta misma respuesta, y todas las que pudo adivinar que podrían hacerle. Sin embargo, siente que camina sobre una cuerda floja a mil metros de altura sobre tierra firme, y que en cualquier instante llegaría la pregunta que lo haría tropezar y caer al vacío.

-Solo... -niega con la cabeza-. Él mantenía una relación con Jungsu, se emparejaron, y meses después terminé viviendo con un montón de omegas en un prostíbulo que Jungsu manejaba, y Dohyun le ayudaba.

El omega asiente una vez más. Toma la carpeta una vez más y pasa la hoja con la fotografía de Doyoung, lee lo que está escrito allí, y las manos de Doyoung comienzan a traspirar.

-¿Qué edad tenías cuando todo esto empezó?

-Llegué a la casa con once. -No duda con su respuesta porque nunca ha olvidado ningún detalle. Es algo en lo que piensa demasiado con más frecuencia de la que debería.

Doyoung necesita saber cuánto tiempo ha pasado desde que se separó de Donghyuck, y cómo está él.

-Y escapaste, ¿no es así?

El pelinegro termina bajando su mirada a la mesa, rompe el contacto visual y parpadea un centenar de veces intentando sacudir muy lejos las lágrimas que siente venir. Asiente al instante en el que comienza a jugar con sus dedos.

-¿Nunca te buscaron, entonces?

-Supongo que no -responde con rapidez-. Nunca nos encontraron, ni mantuvieron contacto después de que escapamos -Al alzar la mirada y encontrarse con la duda plantada en el rostro del omega frente a él, Doyoung aclara: -Mi compañero y yo.

Taeil frunce el ceño.

-¿El omega que vino contigo hoy? -Doyoung asiente, el omega lee otra vez algo en la carpeta, y sin apartar la mirada, vuelve a hablar. -Y desde que cumpliste diecinueve eres su tutor legal, ¿no es así? -El omega de ojos verdes le da una respuesta afirmativa-. También tienes un cachorro de tres años.

-Cuatro -le corrige-, tiene cuatro años.

El omega detective suelta un suspiro con una media sonrisa adueñándose de su rostro. Doyoung piensa que luce bonito, como los omegas de las revistas y anuncios publicitarios que inundan la ciudad. Además, tiene un aroma fuerte que termina siendo intimidante si Doyoung le presta demasiada atención.

-Demasiada responsabilidad desde tan corta edad, ¿no crees?

Doyoung sonríe, su pecho se desinfla y se siente seguro.

-No me molesta -dice con seguridad-, son mi familia.

La sonrisa de Taeil solo le da tranquilidad al alma inquieta de Doyoung, y ni siquiera el montón de preguntas incómodas que vienen un segundo después, le arrebatan la seguridad.

Doyoung no tiene idea de cuánto tiempo ha pasado, pero ha sido el suficiente como para que entrara una mujer a dejarle una botella de agua a cada uno, y demasiado para haber perdido la cuenta de la cantidad de preguntas que Taeil ha hecho y cuántas lágrimas había dejado caer entre respuestas. Cuando el reloj en su teléfono marca las once de la mañana, es cuando finalmente Taeil dice que las preguntas han culminado, y Doyoung realmente cree que nunca tendría que volver a ese lugar, pero sus ojos caen desilusionados cuando el omega lo cita para el próximo mes, una vez más.

Él no sabe si realmente puede soportar pasar por esto una vez más, pero supone que es necesario y, después de pensarlo por un minuto, se da cuenta de que es muy vital dar toda la información que tiene en sus recuerdos.

Para cuando Doyoung y Donghyuck se encuentran en la entrada del edificio, ninguno de los dos está listo para comenzar una conversación. Doyoung aún puede ver las huellas que las lágrimas han dejado en la mejilla de su compañero, no dice nada al respecto, y solo se recuesta en su hombro cuando suben a un nuevo taxi que los dejaría en el jardín de Kenai.

Ellos estarán bien, lo saben, pero pagarían una fortuna por saber cuándo.

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