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Kim Wonho, su hijo Taehyung y su beneficiario Park Jimin, esperaban de forma ansiosa a sus invitados, aunque finalmente sólo había llegado uno de ellos. Habían mandado a preparar una deliciosa cena a base de hongos y carne de tejón; todo estaba perfectamente ordenado en el comedor para agradar al alfa prometido.

Por fin Park Jimin conocería a su futuro esposo, por lo que sus pequeñas manos temblaban sutilmente. Las cosas iban demasiado rápidas para su gusto; y es que el omega era un soñador, aunque no lo admitía, deseaba encontrar a su pareja destinada. Sin embargo al crecer, se había hecho la idea de que, las parejas destinadas no existían y que se casaría con Taehyung, como lo conocía desde que tiene memoria, pensó que serían felices, aunque dudará el resto de sus días, acerca de si era su destino o no.

De todos modos, aún con sus sentimientos en conflicto, él quería a Taehyung, el alfa siempre le pareció atractivo, sobre todo por su rostro, Kim tenía facciones finas poco frecuentes en un alfa, pero no debían subestimarlo: era demasiado fuerte y Jimin sabía que sería un digno sucesor de su padre. No había conocido lobo más fuerte que él, ni siquiera Kibum y pensó nunca conocerlo.

—Buenas noches —el alfa invitado entro a la cocina y se presentó frente a ellos en el comedor—, soy Jung Hoseok.

Jimin suspiró languidamente y sonrió de forma amable. No sintió las "cosquillas" en el estómago al verlo, no sintió nada más que decepción y no por la apariencia de su prometido, era guapo, pero no hubo esa chispa de amor a primera vista. De nuevo se hizo a la idea de que las parejas destinadas no existen.

Admiro al alfa con atención; alto, delgado, pelirrojo, con un perfil perfecto, ligeramente bronceado, una sonrisa encantadora, pero no había, la magia que estaba esperando.

Pronto sintió un fuerte escalofrió y el ambiente pesado. Había estado concentrado en su propio mundo y sus propias expectativas que no se había dado cuenta que Taehyung y Hoseok tenían la vista clavada el uno sobre el otro; sus miradas eran retadoras y de alguna u otra forma eso le asusto. Parecía que ambos alfas querían tragarse vivos.

Miró al alfa mayor, esperando que su líder interviniera; sin embargo, Wonho no lo hizo, se quedó con los brazos cruzados, viendo a los dos alfas menores matarse con la mirada como si esperaba que algo pasara. Taehyung ya le había comentado que se había encontrado con el alfa de las montañas del este, esa tarde y que al parecer se había burlado de su hijo, que había presumido que las tierras del norte pronto serían también suyas, para después marcharse sólo diciendo: Me llamo Jung Hoseok.

Ambos habían empezado con el pie izquierdo, Jung sólo había aumentado el odio que Taehyung ya le tenía. Su hijo  gruñó y apartó la vista primero chasqueando la boca. Jung sonrío victorioso y se dirigió al alfa mayor.

—Usted debe ser Kim Wonho, el líder.

—Sí, ese soy yo —sonrío el alfa mayor dándole la bienvenida y un abrazo cálido, por protocolo no debía desairar al prometido—. Bienvenido a la familia Hoseok.

—Gracias por el recibimiento —dijo y miró al único Omega dentro de la habitación—, y tú debes ser Park Jimin.

Jung Hoseok quedó sorprendido por la belleza de su prometido, pero desilusionado al mismo tiempo, tampoco había sentido esa magia.

¿Qué estaba esperando?, ¿Qué hubieran chispas como lo decía la leyenda de las parejas destinadas? Esos sólo eran cuentos de niños. No existían.

—Eres muy guapo Jimin, será un placer tomarte como mi esposo —beso la mano del pequeño omega de forma coqueta.

Claramente escucho el gruñido del alfa al que se había encontrado en el bosque y eso sólo le causo una risa que disimulo bien. Había algo en el alfa que lo hacía sentir irritado y al mismo tiempo había un sentimiento que no podía describir.

—Y tú debes ser Taehyung —dijo finalmente dirigiéndose al alfa que lo estaba asesinando  con la mirada—, al parecer un pequeño gruñón; mi madre me hablo mucho de ti, ella te conoció cuando vino a hacer la visita por los términos de la boda, dijo que eras un alfa muy especial.

—No hay nada de especial en mí, más que el hecho de que seré el futuro líder de esta manada. Y no soy nada pequeño; de eso ya te diste cuenta —escupió con sorna y se paró cerca de Hoseok, recalcando, que le llevaba unos centímetros de altura.

—Supongo que ser el futuro líder ya que hace especial para mí madre, en todo caso ella ha dicho que eres muy fuerte, además de atractivo, lo último es algo que puedo ver —Hoseok lo miró de arriba abajo y siguió hablando—. Parecía encantada contigo y es algo extraño viniendo de ella; me hace sentir un poco de envidia, nunca se ha expresado tan bien de mí.

Lo último lo dijo de forma irritada, está vez Wonho intervino: —Sí, mi Taehyung es muy fuerte —dijo el alfa con orgullo uniéndose a la plática.

—Me gustaría comprobarlo alguna vez —sonrió Hoseok.

—Puedes comprobarlo cuando quieras —reto Taehyung, pero no encontró respuesta porque fue interrumpido.

—Mi señor, ¿empiezo a servir la comida? —preguntó una chica desde la puerta del comedor

—Sí por favor Eunha —el alfa mayor se dirigió a la chica y de nuevo, regreso su atención a Hoseok—. Mañana haremos una fiesta para festejar tu llegada, conocerás a todos los integrantes de la manada. Desgraciadamente no es muy grande porque los cazadores nos están acorralando, pero aún somos fuertes y cuando tu manada se una a nosotros será más grande y poderosa.

—Eso espero y mi familia también. Hemos recibido amenazas de otras manadas que quieren quitarnos nuestras tierras, además del asunto de los cazadores,  esta unión nos hará fuerte a ambos.

—Eres bastante maduro Hoseok, Taehyung debería ser un poca más como tú en ese sentido —alago el líder con aprecio—. Las tierras seguras cada vez son más escasas, entre le guerra con los humanos y otros cambiaformas no sabemos porque pelear, pero es claro objetivo, sobrevivir.

—Son tiempos duros —admitió Hoseok de forma madura, y esa era la razón por la que había aceptado ser parte de un matrimonio sin amor.

*

De nuevo, Jimin miraba el paisaje por el balcón de su habitación apreciándolo, a veces le gustaría ser una montaña, sólo estando tranquilo en un solo lugar. Se sentía demasiado presionado por lo de la boda, además de Taehyung hostigándolo para que no se casara era otro problema con el que no quería lidiar.

—¡HEY! —escucho un pequeño grito y busco de donde venía lo voz—, aquí arriba.

Alzó la mirada al techo y sonrió al ver a su prometido.

—¿Cómo llegaste ahí? —preguntó devolviendo la sonrisa.

—Tengo mis trucos, ven sube.

Jimin lo pensó y miró por los alrededores para ver si nadie lo veía, luego volvió a mirar a Hoseok.

—Pero tendrás que ayudarme.

—¿Qué clase de hombre sería si no ayudara a mi prometido?

—El peor de los hombres —le respondió el omega.

Hoseok brincó para llegar hasta Jimin y se agacho mientras palmeaba su espalda: —sube bebé, te llevare al cielo.

—Hasta el techo, querrás decir —corrigió Jimin aun sonriendo, su prometido no le desagradaba nada.

—No, definitivamente será hasta el cielo, pero eso será una vez que estemos casados —le guiño el ojo con confianza al omega que no pudo evitar sonrojarse.

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