Capítulo 16

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Aún sigo molesta con Christian. Es absurdo, lo sé, sobre todo porque lo extraño mucho. Pero no puedo perdonarlo asi de fácil, no hasta que se disculpe.

Y creo que lo hace, pero me tomó un tiempo entender sus mensajes. ¡Solo él podría enviarme letras de canciones para disculparse!

La primera no la entendí, porque era de Elton John y no soy una gran fan.

*What I do to make you want me?
What I got to do to be heard?
What do I say when it's all over?
Sorry seems to be the hardest word*

Hasta que recibí la segunda lo comprendí... Una de John Lennon.

*I was dreaming of the past,
And my heart was beating fast.
I began to lose control,
I began to lose control.
I didn't mean to hurt you.
I'm sorry that I made you cry.
Oh no, I didn't mean to hurt you.
I'm just a jealous guy.*

La mejor fue la tercera canción, una que busqué para escucharla completa.

*Tell me what I have to do tonight
'Cause I'd do anything to make it right
Let's be us again
I'm sorry for the way I lost my head
I don't know why I said the things I said
Let's be us again*

No he contestado ninguno de esos mensajes, aún espero que se presente y se disculpe de frente. Y espero que eso sea pronto.

Salgo de la editorial para ir con las chicas a Lori's, ellas deben estar esperándome porque salí más tarde organizando un escrito que será publicado pronto.

Casi voy llegando al bar cuando mi teléfono suena con una notificación. Otro mensaje de Christian con la letra de otra canción:

*Is it too late now to say sorry?
'Cause I'm missing more than just your body
Oh, is it too late now to say sorry?
Yeah, I know that I let you down
Is it too late to say I'm sorry now?*

— ¿Es una broma? – me río.

No puedo contenerme, tengo que responder su mensaje.

*¿De verdad? ¿Justin Bieber?*

Contesta de inmediato.

*Claro, tengo que agotar todas mis opciones*

*🙄🙄*

* ¿En dónde estás? ¿Podemos vernos? *

Lo pienso un segundo, solo un segundo para teclear una respuesta afirmativa para el chico de ojos grises. Cuento en mi mente hasta 20 antes de presionar la tecla enviar.

*Estoy en Lori's con mis amigas*

*Te veo ahí*

Para cuando empujo la puerta del bar, una gran y boba sonrisa se extiende en mis labios.

— ¿Qué pasó? ¿Te subieron el sueldo? – Lindsay se ríe.

— No, ¡Mucho mejor! Voy a ver a Christian.

— ¿Ya hablaste con él? – pregunta Regi a mi lado.

— Aún no, espero que podamos arreglar las cosas.

— Verás que si – ella me abraza y me entrega una bebida.

Esta vez estamos tomando cervezas sentadas en la barra, mientras Vania nos cuenta su último enredo con un chico policía. Su vista se fija en la puerta, pero antes de que pueda hablar, Mina la interrumpe.

— No lo puedo creer... Adivinen quién viene ahí.

Ella señala y vuelvo a sonreír como idiota, solo que no es mi chico al que veo cuando giro, sino a Elliot. Mierda. ¿Qué hace aquí?

— ¡Hola! – nos saluda.

Su vista recorre a todas las chicas junto a mi, y sonríe nervioso. A todas nos toma por sorpresa, ninguna reacciona o devuelve el saludo.

— Hola – digo seria – ¿Qué haces aquí?

— Vine por una cerveza – hace una seña hacia el cantinero – Y esperaba hablar contigo.

— ¿De qué?

Elliot me mira con los ojos entrecerrados mientras espero una respuesta. Justo cuando va a abrir la boca, Christian entra al bar.

— ¡Hola! – lo saludo.

— Hey – dice, pero su vista está fija en Elliot – ¿Qué haces aquí?

— ¿Qué haces tú aquí? – se gira para susurrarle, no lo suficiente bajo porque escucho – ¿Podemos hablar afuera?

Christian asiente y señala la puerta lateral del bar, la que da al callejón. Elliot hace una seña con la cabeza hacia nosotras antes de alejarse.

— ¿Christian? – lo detengo de la manga de su saco – ¿Qué pasa?

— Nada, nena, no te preocupes. Hablaré con Elliot.

Besa mi mejilla y sigue caminando detrás de su mejor amigo. Ambos desaparecen por la puerta y yo, curiosa como siempre, quiero saber qué ocurre.

— Voy al baño – le digo a mis amigas.

Camino hasta el baño de mujeres y apago la luz. Cierro la puerta con cuidado de no hacer ruido para ir a la pequeña ventana y abrirla. Puedo escucharlos, pero quiero verlos, así que me subo a la tapa del inodoro para alcanzar a ver.

— ¿Qué hago aquí? ¡¿Qué haces tú aquí?! – gruñe Elliot.

— Vine a ver a Ana.

— ¿A mi chica? ¿Por qué?

— Estamos saliendo, y no es tu chica.

— ¡Yo la vi primero, Christian! Es mía.

— Esto no es la secundaria Elliot – Christian dice exasperado – ¡Y no es tu chica! Si lo fuera, nunca te habrías acostado con sus amigas.

— Bueno, ella no debió llevarlas al departamento.

— ¡Eres un imbécil!

— No más que tú, amigo.

Elliot apoya las manos en su cadera tratando de calmarse. Christian, por su parte, camina de un lado al otro con un cigarrillo en los labios.

— ¿Por qué hacemos esto? Tú y yo hemos sido amigos por años ¡Años! Y jamás habíamos peleado por una chica.

— No es solo una chica – dice Christian – Ana es diferente.

— ¿Crees que no lo sé?

— ¿Y esperas que crea que la quieres de verdad?

— Si, porque es cierto. De verdad me gusta aunque al principio dije que no.

— Si la quisieras no habrías dormido con sus amigas, es así de fácil.

— No lo entiendo – El pelirrojo niega con la cabeza – ¿Qué nos pasó? Tú eres como un hermano para mí. Siempre me defendiste cuando me molestaban por ser el hijo enfermizo de la doctora. Yo te admiraba por tu seguridad, tu convicción, tu lealtad.

Veo que Christian apura el cigarrillo y lo usa para encender uno más. Esta muy ansioso, igual que yo.

— Quiero tener una oportunidad, ¡pero ella siempre está contigo! Te he visto, ella te gusta. ¿Vas a arruinar nuestra amistad por una chica?

— ¡Te acostaste con sus amigas! – Christian le grita de nuevo.

— ¡Dejemos que ella decida! – Elliot agita sus manos en el aire – Pero te advierto una cosa, amigo, esta amistad terminó.

— Que así sea, entonces.

Mierda. Se paran el uno frente al otro en actitud retadora. ¡No! No quiero que peleen, no quiero estar aquí.

Salgo del baño deprisa para ir a la barra con mis amigas, quienes beben otra cerveza. No quiero hablar de esto ahora, necesito aire, necesito salir de aquí.

— Tengo que irme – tomo mi bolso – las llamo mañana.

— ¿Ana? – pregunta Regina – ¿Estás bien?

— No está bien, está pálida – dice Mina.

— Tengo que irme.

Salgo del bar antes de que Elliot y Christian puedan verme, no quiero ni pensar que aún están discutiendo.

— ¡Ana! – escucho la voz de Regina y me detengo – Voy a casa, sube al auto.

Cruzo la calle hasta el auto de mi amiga y entro al asiento trasero. Ni siquiera sé por qué estoy llorando, pero Regi no pregunta mientras se incorpora al tráfico.

— No quiero ir a mi departamento.

— Eso pensé. No te preocupes, vamos al mío.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro