Epílogo

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3 años después.

Termino de acomodar los últimos escritos en la pila de lo pendiente y me dispongo a cerrar mis actividades del día. Cuando el editor Hyde renunció, obtuve su puesto y su pequeña oficina.

— Ya me voy — Regi golpea mi puerta — ¿Nos vemos esta noche?

— Si, no se me olvida.

Ella sonríe y sale de la oficina, así que tomo mis cosas para seguirla escaleras abajo. Miro la hora en el reloj del vestíbulo para salir a toda prisa hasta mi camioneta Suv.

Un par de cuadras más adelante, me detengo afuera del edificio con fachada de colores, la guardería.

— Soy Ana Grey — Muestro mi credencial a la chica del mostrador.

Es tarde, lo sé. Normalmente viene Christian por ella a la hora que sale de la escuela, pero hoy tiene este gran evento al cual vamos tarde.

— Aquí está, se portó bien y comió todo. Pero pasa mucho tiempo detrás de otro niño del mismo salón.

Dice la maestra de Phoebe con tono acusador. Mierda, ni cómo negar que es mi hija, ¡Pero apenas tiene un año!

— Phoebe — Digo con seriedad cuando la tomo en mis brazos — Tu padre tendrá una charla contigo esta noche.

La chica ríe y se aleja después de dejar la pañalera de mi hija en el mostrador. Salgo con ella, la aseguro a su sillita y conduzco de nuevo hasta mi próximo destino, casi en el otro extremo de la ciudad.

La última vez que estuve en el Benaroya Hall fue tan divertido y excitante que sonrío como tonta. Y lo bueno es que la chiquilla rubia se graduó hace años.

— ¿Lista, hija?

Pregunto a Phoebe cuando estaciono. Reviso mi maquillaje y mi cabello en el espejo retrovisor. Bajo de la Suv para acomodar mi vestido y luego voy por la niña.

Es una gran noche. Los nuevos chicos del grupo de música de la escuela van a tocar y han estado practicando durante semanas. Christian ha estado tan ansioso que ha comenzado a beber café en exceso.

Y desde que supo que estaba embarazada dejó completamente el cigarro.

— Por aquí nena.

Llevo a Phoebe en mis brazos por el vestíbulo y luego hacia el salón donde ya hay muchos padres y maestros de la secundaria. En el fondo, junto al escenario, mi esposo sigue dando indicaciones.

— ¡Mira Phoebe! ¡Papi! — Señalo a mi marido y mi hija comienza a balbucear.

— ¿Ana?

Escucho la voz de Grace y volteó hacia ella para saludarla. Carrick viene detrás de su esposa, con una gran sonrisa.

— ¡Ahí está mi nieta! — Grita él — Ven conmigo, pequeña.

Carrick la toma, pero Phoebe no luce muy convencida de estar en los brazos de su abuelo. Entonces Grace le besa las mejillas.

— ¡Mi niña preciosa! ¡Precioso caramelito! — Dice ella con voz chillona — ¿Vienes con abuelita?

— No.

Una voz fuerte y malhumorada se escucha por detrás de ellos. Genial, tontín acaba de llegar.

— No seas grosero, Elliot — Regaña su madre.

— Nunca me hablaste así — Se queja el pelirrojo.

— Lo hice, cuando tenías su edad — Incluso ella rueda los ojos — Deja de pelear con la pequeña Phoebe.

— Bien. Ven conmigo enana — Elliot estira los brazos para tomarla — Soy tu tío favorito, el único guapo y sexy porque tu padre es un aburrido.

Ni siquiera tengo que defender a mi marido porque mi hija, una completa mini Ana, comienza a manotearle la cara para que la suelte.

— ¡Hey! ¡Tranquila! — estira los brazos para alejarla de él — Tu bebé está defectuoso o algo así, los niños normales me aman.

Yo tomo a Phoebe en mis brazos antes de responderle al chico idiota delante de su madre.

— Querrás decir los niños que no te conocen, Phoebe es muy lista y no la engañas — Elliot frunce el ceño y luego me dice bajito.

— Sería más agradable si fuera mi hija.

Ahora yo ruedo los ojos por su idiotez. ¿De verdad está discutiendo con una niña? ¿Delante de Carrick y Grace?

— Nena.

La voz de mi esposo se escucha y todos giramos para verlo, incluso Phoebe suelta grititos de felicidad y estira sus brazos hacia él.

— Hola mi amor — La sostiene contra su pecho y besa su cabecita — Hola nena.

— Hola cielo — lo beso también — ¿Están listos?

— Si, lo más listos que pueden estar.

Dice, pero su voz tiene un ligero tono de ansiedad. Sé que si pudiera fumaría un cigarrillo, pero ya no puede hacerlo y tampoco puedo llevarlo detrás del escenario para relajarlo.

— Todo estará bien, hijo — Carrick se acerca para palmear su espalda.

Una voz se escucha por el micrófono, pidiendo a todos los asistentes que tomen asiento, así que mi marido se aleja de nuevo para ir detrás del escenario.

Tomo asiento junto a Grace, que tiene a Phoebe en su regazo, luego Carrick y Elliot. Me alegra ver que su familia se involucra, solo que no esperaba realmente verlos aquí puesto que mañana iremos a cenar a Bellevue.

El grupo de Christian es magnífico, tocan los instrumentos con impecable sincronía y antes de que termine su presentación, reciben ovaciones de pie.

— Son magníficos — Dice Grace.

— Christian es un excelente maestro — Agrega Carrick.

— Yo me voy — Dice Elliot antes de levantarse.

No solo él, sino varios alumnos y sus padres también abandonan la sala después de la presentación. Supongo que no todos quieren quedarse a escuchar a la sinfónica de Seattle.

Después de un rato, Grace y Carrick también se despiden de mi, recordándonos que nos esperan mañana para una cena en mi honor. ¡Yei! ¡Seré un año más vieja!

Phoebe comienza a ponerse inquieta, así que tomo su bolso y salgo al pasillo con ella para distraerla. Pero supongo que Christian lo nota, porque  nos alcanza tan pronto como llegamos al vestíbulo.

— ¡Ana! ¿Qué pasó?

— Lo siento, Phoebe está algo inquieta, supongo que está cansada.

— Podemos irnos ahora, los chicos ya se fueron.

Caminamos juntos hasta la Suv para dejar a Phoebe en su sillita y él regresa a su auto para seguirme. El lugar al que vamos no está muy lejos de nuestro departamento, pero no quiere perdernos de vista para ir a dejar su auto.

Me paro en el estacionamiento y bajo con Phoebe en brazos. La camioneta de Vania y el auto de Regina ya están aquí, así que espero a mi esposo antes de entrar a mi celebración anticipada.

En un Chuck'e'cheese... Por qué sí, todas tenemos niños y bebés. Oficialmente nuestros días de Lori's están acabados.

— ¡Ana! — Chilla Lindsay cuando me ve.

— Hola chicas — Me acerco a abrazarlas.

— ¡Pequeña Phoebe! — Mina se acerca a tomar a mi hija.

Después de casarse, Vania renunció a la editorial y Lindsay lo hizo después de que nació su bebé. Regi tiene un pequeño torbellino con Dexter, y Mina se lleva las cosas con calma con Ryan.

— ¿Alguien quiere tragos? — Sonríe Regi — Sin alcohol, por supuesto.

Dice y todas reímos mientras nuestros maridos se reúnen detrás de nosotras para saludarnos.

— La verdad es que... — Vania saca una botella de jugo de arándano de su bolso — Es que traje algo de contrabando, solo un poco para celebrar.

Mina pone vasos de plástico sobre la mesa y discretamente comienzan a llenarlos. El aroma dulce de la champaña se percibe perfectamente por encima del olor de las pizzas de queso.

— ¡Por Ana! ¡Porque tenga un grandioso cumpleaños!

— ¡Salud! — Decimos todos lo más bajito que podemos para no llamar la atención.

Mis amigas y sus chicos beben de los vasos, Christian también lo hace pero yo solo lo observo. Es momento de decirle.

— ¿Quieres mi vaso?

— ¿No vas a brindar tú?

No puedo.

Nuestra pequeña conversación no pasa desapercibida para nuestros acompañantes.

— ¿Por qué no puedes? ¿Te sientes mal?

— No puedo beber alcohol, Christian.

Alguien chilla con comprensión a mi lado y yo sigo mirando a mi marido, que arquea la ceja.

— ¿Estás...?

— Si. Vamos a tener otro bebé.

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