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Alessia

Anabela me envió un mensaje diciéndome que el vuelo era en 2 horas, le respondo que haré la maleta y que cuando termine la buscaré en su habitación.

Me miro en el espejo, observo mis cristalizados ojos y suspiro apoyándome en la mesita. Me siento tan...

Tonta

Estúpida

Idiota

Pero sobre todo, me siento una maldita zorra.

Deberían incluirme en los récord Guines de este año, en la categoría a "la más idiota". Primero me dejan plantada en el altar y luego...me veo envuelta en una mentira como esta.

Sabía que el destino no podía ser tan perfecto. Por un momento pensé que Axel sería esa persona que reconstruye a los corazones rotos.

Menudo libro cursi y película romántica me estaba montando en mi estúpido cerebro.

Abro la maleta y comienzo a meter mi ropa sin doblarla, simplemente las lanzo hacia esta. Tomo mi pasaporte, mi identificación y mis documentos restantes con lo que tuve que presentarme al viaje.

Siento la puerta de la habitación abrirse y mi corazón se detiene por unos segundos. 

—¿Alessia?—duda su voz a mis espaldas.

Esa voz...llena de mentiras.

Cierro mis ojos por unos segundos y suspiro, tomando fuerzas porque ni siquiera se por donde empezar.

—¿Por qué estás haciendo la maleta?—pregunta y siento su presencia mucho más cerca.

—Anabela me necesita, nos iremos un poco antes—le digo la verdad, porque esa es la principal razón.

—¿Es algo...

—Julia llamó—lo corto y espero su respuesta pero no pasa, aprieto la ropa que tengo en la manos—Tu...hija preguntaba por ti.

Lucho para que las lágrimas no caigan, estoy muy decepcionada, pero no de él, sino de mí.

—Déjame explicarte.

La vieja y confiable.

—No tienes que hacerlo—digo tajante—A fin de cuenta yo solo me acostaba contigo.

—Sabes que no es así.

Giro sobre mis talones y no lo miro, meto la ropa en la maleta y cierro la misma con mis manos temblorosas.

—¿Ah no?—dudo y lo miro, mi corazón se acelera, por mucho que veo en su rostro arrepentimiento y culpa prefiero no creerle lo que vaya a decir—¿Qué mentira más tengo que creerte, Axel? ¿Vas a decirme que en tres semanas te enamoraste de mí?.

—Solo hablemos ¿si? Déjame explicarte—repite.

—Eso ya no importa—tomo la maleta—Ni siquiera tengo el derecho de reclamarte lo puta que me siento.

Intento pasar por su lado pero se me atraviesa, me coje la cara con las manos y obliga a que mire el avellana de sus ojos. No le aparto la mirada y lucho aún para no llorar de la rabia que siento.

—No eres la otra ¿de acuerdo? Ni mucho menos fue mi intención hacerte sentir así, simplemente actué como un maldito cobarde que no pudo decirte la verdad desde el principio. Me estoy divorciando, Alessia, no se que carajos te haya dicho Julia pero hace más de un año que no somos un matrimonio—explica, no se que espero para apartarlo—Mira mi dedo, no llevo anillo, nada me ata a esa mujer que no sea mi hija y un papel que por otras razones no he podido firmar. Razones que si me das la oportunidad te contaré, te diré todo desde el principio.

—No me interesa saber nada.

Me armo de valor y lo empujo, no voy a ser la débil que siempre soy, ahora no y aunque tengo miles de dudas en mi cabeza no pienso buscarle respuestas.

—Alessia...

—Vete al diablo, Axel—escupo con molestia y salgo de ahí.

Permito romper en llanto de nueva cuenta al salir de la habitación, camino hacia la habitación de Anabela mientras limpio mis lágrimas.

—¿Alessia?.

Me topo con Fred quien me mira preocupado. Su vista va hacia la maleta y luego hacia mí de nueva cuenta.

—¿Estás...

—¿Sabías que Axel estaba casado?—ni siquiera se por qué sale la pregunta. Es obvio que Matthew y él lo sabían—No me hagas caso, no tengo que agarrarla contigo.

Fred suspira.

—Siento mucho no habértelo dicho pero...

—No era tu deber—niego rápidamente—De todos modos eso ya no tiene importancia.

Le paso por un lado yendo a la habitación de Anabela, toco y mi prima al mirarme se sorprende.

—¿Cugina?

Dejo la maleta al lado y la abrazo mientras lloro.

—Vámonos, Ana, vámonos de aquí.

Sin pedirme explicaciones, Ana toma sus cosas y salimos de ese hotel, de ese país, dejando atrás a los hombres que acaban de hacernos daño.

Axel

Pateo la silla que tengo delante liberando la rabia que tengo en estos momentos y repitiéndome que soy cobarde.

Debí contarle.

Debí decirle desde el primer momento y las cosas tal vez hubiesen sido distintas.

Me sentí tan mierda cuando la vi, sus ojos estaban cristalizados, es obvio que lloró.

La dañé.

Abrí la herida que yo mismo intenté cicatrizar queriendo ir más allá, queriendo conocerla, queriendo más que cama, porque Alessia no es una mujer para pasar el rato, ella merece más, mucho más.

Tocan la puerta y siento que la abren.

—¿Puedo pasar?—duda Fred desde el umbral de la puerta.

Asiento levemente.

—Acabo de ver a Alessia—dice levemente—Estaba...bueno...creo que ya sabes como estaba.

Bufo.

—Soy un tremendo imbécil, Fred. Debí seguir tu consejo y nada de esto hubiese pasado.

—No eres perfecto, hijo—se acerca y palmea mi hombro—De los errores aprendemos.

—Me di cuenta al llegar a Auckland que no llevaba el celular conmigo—comienzo a explicar y él me mira atentamente—Alessia no dio muchas explicaciones solo que Julia llamó parece que contestó y no se que carajos le haya dicho esa mujer...—tomo aire—Es obvio que insinuó que estábamos casados y habló de mi hija no se por qué...

Soy interrumpido por el sonido de la puerta mientras se abre nuevamente de manera abrupta. Un Matthew sudoroso nos mira preocupado.

—¿Dónde estabas?—le pregunta Fred—Llevo desde la mañana buscándote por todo el hotel y...

—Voy a ser papá—suelta de repente.

¡¿Qué?!

(...)

Fred mira a su hijo con ganas de matarlo y este solo termina de explicar, con la cabeza gacha, la bomba que ha soltado hace minutos.

Definitivamente hoy ha sido un día terrible.

—La busqué en la habitación y no está—dice lamentándose—El clóset está vacío, es obvio que se fue de aquí.

—¿Qué querías?—duda su padre con enojo—¿Qué se sentara a esperar a que tú volvieras y le pidieras disculpas?

—¿Podrías una vez en tu vida dejar de reclamarme?—se levanta—Estoy aquí buscando el apoyo de mi padre, porque yo no tengo a nadie más en el mundo, pero tú solo me gritas, me criticas y cuestionas mis defectos—Fred se queda callado.

—Matthew...—trato de intervenir pero me interrumpe.

—Déjalo, Axel. Estoy muy cansado de aguantar.—mira de nuevo a su padre—No hace falta que me digas que hubiese sido mejor que no naciera porque mamá decidió tenerme pese a la circunstancias del embarazo de riesgo, veo eso en tus ojos todos los días—deja escapar una lágrima—Tienes razón papá, soy un imbécil, traté como mierda a la madre de mi hijo pero voy a reparar ese error porque yo sí voy a querer a mi bebé.

Sale de la habitación a toda prisa dejando a su padre atónito, con la mirada perdida en el suelo.

—Nada de lo que dijo es cierto—me apresuro en decir.

—Tiene todo el derecho de sentirse así, no he sido un buen padre, Axel, pero nunca he culpado a Matthew de la muerte de Mizuki.

—Lo sé.—asiento con la cabeza y me levanto para ir a hablar con mi mejor amigo.

Me pregunto si este día puede ir peor.

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