Capítulo 11

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Ha pasado tiempo desde que Yonji y yo lo hicimos por primera vez, y a raíz de eso nos hemos vuelto más cercanos que nunca. Puedo sentir que hemos avanzado como personas y como pareja, al menos ya dormimos juntos. 

Y curiosamente, dejé de tener pesadillas en el momento en el que él durmió conmigo. 

El día de su cumpleaños me levanto antes que él, y me permito observarlo dormir durante unos minutos antes de vestirme rápidamente y salir volando por la puerta en dirección a la cocina. 

Allí me encuentro con Sanji, que a pesar de las peleas con su padre ya está encendiendo los fogones y buscando los ingredientes necesarios para el desayuno. 

Me acerco a él y me coloco a su lado mientras trato de alcanzar un delantal. Sanji me mira y con una sonrisa se estira y me lo da. 

-Gracias, SanjI -le digo feliz y comienzo a seguir los pasos de la receta que me pasó Pudding ayer. No es algo muy sofisticado, pero lo hago con todo mi cariño y tengo la certeza que le gustará. 

Cuando estoy sacando el huevo de la sartén, giro mal el mango y se me cae en el brazo izquierdo todo el aceite caliente. 

Dejo escapar un quejido de dolor y me caigo, causando que Sanji se gire hacia mí alarmado y corra hacia mí. 

-¡Vamos a la enfermería! -me agarra del brazo derecho y echa a correr. 

Llegamos a la enfermería y noto que Sanji se va de mi lado para buscar en un armarito cercano. Me miro el brazo, que está en carne viva, y miro al frente mientras dejo que Sanji se acerque a mi y me cure la herida. Me mira preocupado cuando me venda el brazo y no hago ninguna mueca. 

-¿Estás bien? -me pregunta, y yo asiento mientras le sonrío. 

-Sí. Volvamos a la cocina, se despertarán pronto -salimos de la enfermería y volvemos a cocinar. 

De repente escucho la puerta abrirse y me doy la vuelta justo cuando vuelve a cerrarse. Me encojo de hombros y sigo cocinando, con Sanji haciéndome soltar una carcajada de vez en cuando. 

-¿Pero cómo va a haber alguien que se pierda en un camino recto? -le pregunto con lágrimas de risa. 

-Eso mismo me pregunto yo -me responde de la misma manera. 

En mitad de las carcajadas la puerta se vuelve a abrir y a Sanji se le cambia la cara al ver quién acaba de entrar. Me doy la vuelta y veo al patriarca de la familia Vinsmoke avanzar hacia nosotros con Ichiji detrás suya. 

La tensión que se ha formado en el ambiente da miedo. 

-¿Ya te has olvidado de tu infancia, Sanji? -le pregunta Judge. 

-No -le responde él casi al instante con extrema seriedad. 

-¿Entonces por qué la has arrastrado a ella también? -le pregunta Ichiji con falsa pena-. Das asco, Sanji. 

-Yukia, sal de aquí -me ordena Judge, y yo sólo lo miro con desafío. 

-¿Por qué debería hacerlo? -le espeto sin más y tomo la bandeja en mis manos mientras coloco el desayuno en ella. 

-Porque cocinar es para los sirvientes, y no sé si has olvidado que eres la esposa de uno de los príncipes de este reino -vuelve a decirme Judge. Sonrío y alzo la mirada hacia él. 

-Si sigues teniendo ese pensamiento de mierda, dudo que nos terminemos llevando bien alguna vez, Vinsmoke. 

-¡Muestra un poco de respeto hacia tu suegro! -me grita Ichiji. Sanji observa la escena sin decir nada-. Ya veo que Yonji no ha conseguido domarte. 

-Si no me callé con mi padre, no pienso hacerlo contigo -le escupo al pelirrojo, que me mira enfadado-. Además, ¿has venido para echarnos mierda a tu hermano y a mí? Conmigo no te funciona esa táctica, querido. 

Termino de colocar las cosas en la bandeja, y cuando paso a su lado hace un movimiento rápido y lo tira todo al suelo. 

-¡Desgraciado! -le grita Sanji-. ¡Yukia-chan lo había preparado para su marido!

Miro toda la comida esparcida por el suelo. Levanto la vista hacia Ichiji, que sonríe satisfecho. Siento que la furia me nace desde la boca del estómago y dirijo mi puño a su cara. 

Lo para y me devuelve el golpe justo en todo el centro del estómago, haciéndome escupir sangre y dejándome en el suelo. 

¿Desde cuándo me siento tan débil que ni siquiera puedo levantarme? 

Antes de poder pensar algo más, mi cerebro desconecta y caigo en la inconsciencia. 

******************

Yonji no hacía más que dar vueltas como un desgraciado por toda la salita. Reiju, que lo observaba sentada en una de las sillas, suspiraba y mantenía los ojos cerrados. 

Ambos levantaron la mirada al escuchar unos pasos correr por el pasillo. Vieron aparecer a Sanji, que llegaba corriendo seguido de Pudding. 

-¿Se sabe algo? -le preguntó el rubio a su hermana, que negó y volvió a suspirar. 

Sanji se acercó a su hermano y le puso una mano en el hombro. Yonji lo miró y sintió que comenzaba a desmoronarse. 

-¿Cómo estás? -le preguntó el rubio, y él negó. 

-No quiero hablar de eso ahora -le respondió a la vez que giraba la cabeza para que no no viera cómo una lágrima corría desde su ojo y se colaba en el cuello de su camisa. 

Sanji asintió y de repente se abrió la puerta, dejando ver a un hombre de edad avanzada vestido con una bata blanca. Casi todos lo miraron casi al instante. 

-¿Cómo está-? -preguntó Yonji, pero el doctor le cortó rápido. 

-Ella está bien, pero lamento mucho su pérdida, señor. 

Yonji lo miró sin entender qué era lo que le estaba diciendo. Sanji, en cambió, comprendió las palabras del médico al instante, y abrió los ojos como platos. 

-Venga conmigo, por favor -le pidió el médico a Yonji. Este asintió y le siguió. Al entrar en la consulta, cerró la puerta. 

El médico le hizo una seña para que se acercase. Yonji dio varias zancadas para llegar al lado de la camilla en la que dormía Yukia, aparentemente tranquila. 

Se puso a su lado y alargó la mano para acariciarle el pelo, que caía suelto esparcido por la camilla. 

-Explíqueme, por favor -le pidió el chico. 

El doctor suspiró y encendió una pantalla que había a su lado. Yonji frunció el ceño, porque sólo veía cosas negras y blancas. 

-Quizá ni ella misma lo sabía -murmuró el médico.  

-Por favor, ¿puede explicarme qué le pasa? -le dijo Yonji en un tono de casi súplica. 

-Usted iba a ser padre. Ella estaba embarazada de poco más de un mes, pero debido al golpe recibido, lamento comunicarle que ha fallecido. 

Yonji lo miró congelado, sin saber cómo reaccionar. Su esposa había estado embarazada, y por culpa del desgraciado de su hermano ya no lo estaba. Había matado a su hijo. 

Yonji sintió que la sangre le hervía, pero también notó unas ganas enormes de llorar. Se miró las manos y se asustó al ver que estaba temblando. 

Escuchó que el doctor salía, pero no le importó en lo más mínimo. Cerró los ojos y comenzó a llorar de la impotencia que sentía. 

Podía haber sido padre. Podía haber sentido las patadas en la barriga de Yukia. Podía haberle sostenido la mano en el parto. Y podía haber sido el primero que viera a su bebé. 

¿Cómo le daría la noticia a su mujer? ¿Cómo mierda la ayudaría? 

-¿Yonji? -escuchó la voz de Yukia y levantó la cabeza rápidamente-. ¿Qué te pasa? 

-Mi amor -susurró él, y la tomó de la nuca para besarla como si fuera lo único que le hiciera falta para seguir viviendo. 

Ella le acarició el rostro y soltó una risita al notar su impulsividad. 

-¿Qué te pasa? -le volvió a preguntar, esta vez haciendo más énfasis en la pregunta. 

Yonji la miró, y por primera vez, sintió miedo de decirle la verdad. 

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