Capitulo quince

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Flotaba, o volaba. No estaba seguro, no había diferencia, pero una vez más veía a SeokJin en el lago. Su cabello más largo, su figura desnuda y sus ojos cerrados. Las alas de TaeHyung le daban la brisa que revoloteaba su oscuro cabello y este sonreía. Sonreía tan dulcemente, como solo él sabía. Cómo sólo él recordaba.

Entonces el ángel se arrimaba, cerca del bonito mundano. Sus alas lo mantenía a flote... SeokJin sonreía, abría sus orbes verdes y preguntaba:

"¿Crees en el amor?"

TaeHyung alzaba su mano para que las yemas de sus dedos rozaran aquellos rojos labios carnosos... Pero antes, nuevamente SeokJin preguntaba:

"¿Qué es el amor?"

El cuerpo del mundano desaparecía en aquel lago maldito. La escena se disolvia y sus ojos celestes y perezosos intentaban concentrarse en aquella habitación oscura. Resoplaba cuando su confusión se había esfumado y reconocía de inmediato su paradero. Siempre solía quedar algo desconcertado luego de tener el mismo sueño repetitivo desde hacía millones de años y su espalda comenzaba a dolerle. El viejo SeokJin en el lago listo para tomar un baño, el SeokJin original hablándole al aire o a él y cuando se arriesgaba a querer tocarlo, se despertaba. SeokJin se desvanecia con el sueño, y todo en él comenzaba a doler.

—Mierda, TaeHyung ¿qué haces? —susurraba para si mismo. Era extraño haberlo soñado después de tanto tiempo, por eso evitaba la forma mundana, su cuerpo llegaba a un cierto límite y si no volvía a su forma demoníaca caía dormido y solo un sueño se repetía una y otra y otra vez.

Al ex ser de luz le había costado comportarse como un simple ser humano hacía rato,  y se suponía que saldría de casa de SeokJin. Podría hacerlo con tal facilidad, pero ahí estaba recostado como un simple mundano en aquella cama, dentro de aquella habitación. Ambos bajo el mismo techo. Las paredes eran bastante gruesas para su gusto por lo que no estaba seguro si había oído a Jin en algún punto de aquella madrugada.

Todo era tan confuso y él estaba tan hundido en aquello. No podía alejarse aunque lo quisiera y mucho menos después de que Jin comenzará a ceder—o al menos eso parecía—él deseaba ir a verlo, pero dudaba. Giraba sobre la cama para dejar de apoyar los omóplatos sentidos sobre la superficie blanda y la figura de Agalariept yacía agachada frente a él.

— ¿Qué mierda crees que estás...? —susurraba amenzante—. ¡¿...haciendo aquí?! —gritaba al final.

El cuerpo de carne y hueso de TaeHyung volaba de la cama y se estrellaba contra la pared, cayendo desplomado contra el piso. Estaba seguro que se había roto algún hueso o quizás solo era la consecuencia de su capricho estúpido de permanecer como humano tanto tiempo.

—Hijo de perra... —soltaba como podía, aún seguía sobre el suelo. Había estrellado con tal fuerza que había confirmado el grosor de las paredes de la casa de Jin—. ¿Q-qué mierda haces aquí?

—Eso debería preguntar yo —mencionaba el general—. Es increíble que sigas comportandote como un maldito novato

—Vete al infierno... Literal —susurraba y maldecía en voz baja porque no podía recuperar las fuerzas.

—Ni siquiera atravesé el concreto con tu cuerpo y mírate... No puedes recuperarte —Agalariept se ponía en cuclillas otra vez. Con ese traje perfecto de color azul esta vez—. ¿Qué hacés aquí?

—No te importa —respondía.

— ¿Quieres que te encierren de nuevo? No puedo interferir de nuevo con Luci por ti... —sonaba de nuevo amenzante.

—Dile a Luci que puede besarme el culo de ángel... —apretaba sus dientes e intentaba levantarse nuevamente, pero no podía, así que hacía uso de su mirada amenazante que le advertía a Agalariept que patearia su rostro en cuanto pudiera.

—No me mires así, no eres un ángel queridísimo TaeHyung... Eres un asqueroso demonio, fuiste desterrado por imbécil, no seas imbécil por dos de nuevo y por el mismo mundano ¿Quieres?

— ¿Y si no quiero? —susurraba burlón.

— ¿Qué se supone que no quieres? —soltaba una tercera voz.

TaeHyung giraba y veía a Jin parado en la puerta, mientras lo observaba con rostro indescifrable desde el suelo, volvía a girar y el demonio no estaba.

— ¿Qué haces sobre mi piso? —preguntaba.

— ¿Qué hacés despierto? —cuestionaba TaeHyung, notando la facha del castaño.

—Tengo sueño ligero, o creo que le dicen pesadillas —respondía seriamente—. ¿Qué haces en mi piso? —repetía.

—Pesadillas —replicaba TaeHyung.

Jin sacaba el pañuelo de su bolsillo trasero y limpiaba sus manos para estenderle una a TaeHyung, quien impresionado, se lo comía con los ojos de pies a cabeza. Jean negro, musculosa blanca y sucia, tenía sus brazos largos con los justos músculos al aire y estaba sucio y sudado. Tenía grasa en su ropa en sus antebrazos y en su frente, también en su manos ya que no había salido del todo por el simple frote del pañuelo.

TaeHyung pasaba saliva y estiraba la mano para que lo pusiera de pie. Sentía la corriente desperderse de Jin y pasar por todo su cuerpo cuando era jalado hacia arriba y tomado—solo por una fracción de segundos—de su cintura y su piel desnuda había sentido la mano del castaño otra vez, luego de horas. Éste lo empujaba suavemente para alejarlo y lo examinaba, TaeHyung llevaba un pantalón de chandal que Jin había reconocido.

—No recuerdo haberte prestado eso —mencionaba. Seguía sudoroso y sucio, jodidamente sensual para TaeHyung.

—Lo tome de ese pequeño placard. Era esto o me hubieras visto desnudo... —alzaba sus cejas.

—Ya te ví desnudo —soltaba ronco el castaño y apretaba su mandíbula por aquello—. ¿Qué te pasó?

—Te dije, pesadillas —replicaba mientras se estiraba por el jodido dolor en su espalda.

—Me refiero aquí —insitía Jin, girandolo para tocar sus omóplatos.

Dos cortadas que él no podía ver, pero si sentir, no muy profundo, pero bastante fuerte para hacerlo sangrar.

»Maldito Agalariept... Pensaba, tensando su mandíbula.

Si no lo hubiera lanzado con tal fuerza las cicatrices de lo que fue, no habrían aparecido tan de repente. Aunque estaba muy débil y la cercanía de Jin no lo hacía sentir mejor.

—Es... Algo que me sucedió días atrás —mentía. Jin alzaba sus cejas con incredulidad—. Lo digo en serio

—Pareciera que te clavaron con dos dagas  —mencionaba el castaño.

— ¿Pareciera, no? —fingía estar de acuerdo—. Fue un accidente en el gimnasio.

Jin entrecerraba sus ojos, aún mirándolo sin reacción alguna. Miraba su cama y miraba el cuerpo de TaeHyung.

—Vamos a curarte eso —mencionaba con seriedad y se giraba—. Voy a matarte si manchas mis sábanas con tu sangre.

TaeHyung alzaba las cejas sorprendido y se disponía a seguirlo. Maldecía al demonio y se maldecía a él mismo. El bastardo lo había ocasionado, tanto la pesadilla como la abertura de sus heridas y él estaba jodidamente débil.

»Malditos trucos demoníacos.

Jin lo guiaba a su habitación y se metía en el baño. La cama estaba hecha y el lugar le traía malos recuerdos de aquel maldito trío en el que había terminado, otra vez, por culpa de su estúpido recuerdo de amor perfecto que aún guardaba en lo más recóndito de su cabeza... Y corazón.

— ¿Manchaste la sábana? —preguntaba el castaño. Volviendo del baño con un botiquín.

—No. Lo juro —soltaba—. Fue cuando me cai de la cama

— ¿Qué tipo de pesadilla te deja a casi seis pies de la cama? —cuestionaba Jin, mientras le pedía a TaeHyung que tomara asiento en la punta de la suya.

Una herida en cada omóplato, recordándole lo que había perdido. Su Anatema. Las cicatrices que le recordaban que era momento de dejar de jugar al ser humano. La misma zona por dónde desplegaba alas negras y rotas, en la actualidad. Pero esa imagen cruda y peculiar hacía todo una combinación que a este nuevo Jin parecía gustarle mirar.

—Enderezate —tomaba al azabache de los hombros y se inclinaba hacia a él—. Si se te llega a poner dura por mi tacto voy a golpearte —buscaba los ojos de TaeHyung y tenía una mirada jodidamente sería.

—Ya. ¿Por quién me tomas? no tengo dieciséis —exclamaba.

»Tengo muchos más.

—Te tomo por alguien que tiene una extraña fijación conmigo, a pesar de haber sido cruel desde un inicio —respondía, tomando alcohol y gasas.

—No soy el único con una fijación aquí —replicaba. Intentando que su voz sonará firme, pero... Casi lo lograba.

Veía desde el espejo frente a él, el bonito rostro de Jin y una sonrisa tiraba de sus carnosos labios mientras echaba alcohol sobre la gasa. Luego volvía a mirarlo, pero está vez por el reflejo de dicho espejo y la diversión de sus ojos se desvanecía de inmediato.

—Espero y no vayas a ser una pequeña perra que comienza a quejarse del ardor —soltaba con voz ronca, mirando fijamente a TaeHyung, con la gasa a mitad de camino.

—Tranquilo —respondía éste serio—. He pasado por dolores y torturas más grandes que solo un poco de ardor. Tengo resistencia.

El castaño se inclinaba nuevamente, pegando sus labios a la oreja de TaeHyung—. Oh, lo sé —murmuraba, aún viéndolo. TaeHyung sentía el calor recorrerle.

—Dijiste que no querías que se me ponga dura. No me hables de esa forma o es exactamente lo que conseguirás —su voz áspera, dejándole en claro a Jin el poder que tenía sobre él y su cuerpo. Aunque quisiera no podía evitar responder a él y su firme agarre en su hombro, del lado izquierdo.

El castaño reía de nuevo y ponía la gasa sobre una de las horribles heridas. TaeHyung apretaba la mandíbula y agachaba la cabeza mientras soltaba fuertemente el aire por sus fosas nasales. Maldito cuerpo mundano y su poco aguante. Cuando se relajaba notaba que el toque de Jin era jodidamente delicado sobre la herida.

Y TaeHyung no creía que la palabra "delicado" y "Jin" entraban en la misma jodida frase. Así que volvía a levantar la vista y lo veía muy concentrado.

—Cuando hablas de "dolores y torturas peores" ¿te refieres a tu corazón roto? —cuestionaba con seriedad.

La burla no se hallaba en su tono, como en otra ocasión que habían hablado más o menos de este tema.

— ¿Por qué estás todo sucio? —preguntaba TaeHyung a cambio.

—Adelanto trabajo cuando no puedo dormir —respondía con honestidad.

— ¿Trabajo? —repetía TaeHyung, sonando sorprendido.

SeokJin tiraba la vieja gasa y tomaba otra para la segunda herida, luego más gasa y  cinta para finalmente cubrirlas, pero ambas seguían sangrando.

—Si, tengo un taller en mi patio trasero —alzaba la vista—. No vivo del aire.

TaeHyung reía suavemente y siseaba por la nueva gasa con alcohol. Minutos después terminaba de desinfectar y comenzaba a cubrirlas.

—Bien, ya te hablé de mi —soltaba secamente el castaño y poniendo los retazos de cinta—. Esto no deja de sangrar pero ya las cubrí. Hablame de ti —se ponía de pie frente a TaeHyung. Intimidante y poderoso—. Me toca a mi saber de ti y del hecho peculiar que no tenías esto cuando te desnudaste horas atrás.

TaeHyung abría sus ojos y recordaba lo ataques de frustración que había tenido antes de que Jin le ofreciera quedarse. Se ponía de pie y Jin se alejaba un poco.

—No me creerías si te lo digo —susurraba.

— ¿Sueles hacerte daño a ti mismo o algo por estilo? —preguntaba Jin con ceño fruncido.

—Ya estaba ahí —mentía TaeHyung—. Solo no te diste cuenta y caerme de la cama me hizo peor. Sería complicado lastimarme una zona que ni siquiera puedo ver con comodidad

—Mariposita... —soltaba seriamente. No había burla en aquel sobre nombre, aunque seguía ofendiendo al demonio, extrañamente Jin se corregía—. TaeHyung, te ví completo y no tenías un maldito rasguño en tu cuerpo —susurraba entre dientes—. Solo tenías las marcas de mi mano sobre tu cuello ¿qué hiciste?

TaeHyung lo miraba fijamente, finalmente un poco de "algo" había en esos ojos verdes. Estaban más intensos y furiosos.

—Juro que fue un accidente, en el gimnasio —susurraba de forma dócil—, no sabría explicarte cómo no lo viste antes...

— ¿Quién eres? —cuestionaba—. ¿Y por qué estabas en mi puerta?

—Por tí —susurraba. Pestañeaba intentando no sonar tan imbécil, pero solo se estresaba más de nuevo—. No es es eso bastante obvio. ¡Vamos!... —gritaba frente al castaño—. Búrlate de nuevo de mí.

Jin seguía serio y con rostro ilegible.

— ¿Por qué siquiera harías eso sí solo te trato como la mierda? Estoy seguro que podrías encontrar cualquier otro tipo que estaría muy satisfecho contigo y no te limitaría

— ¿Por qué mierda estás tan tranquilo? —soltaba TaeHyung de forma hostil.

Jin suspiraba—. Creo que se debe a qué... Descanse un poco más

—Amigo, estás sucio, sudado y trabajando en plena jodida madrugada ¿Dijiste en serio que tenías pesadillas o solo eres un enfermo del trabajo o el dinero? —cuestionaba brusco.

De repente recordaba la palabras de Agalariept, aquello que había dicho sobre que Jin no dormía muy bien. Haciéndose el completo desconocido, como si él no fuera uno de los tantos a cargo de ocasionar pesadillas a los mundanos.

—Un poco de todo —soltaba Jin sin expandirse más, comenzaba a acortar la distancia entre él y TaeHyung. Escasos centímetros los separaban, el castaño notaba como las orbes celestes de TaeHyung se oscurecian al verlo y su respiración se volvía pesada—. ¿Qué mierda tienes conmigo?

—Te pareces mucho al amor de mi vida —respondía Taehyung.

Jin alzaba sus cejas y reía de forma seductora y sonora—. Dios. ¿Lo ves? eres una maldita mariposita —reía negando sin ganas.

—No. Fue. Un. Maldito. Halago —exclamaba TaeHyung con suma honestidad y jodida seriedad—. Te pareces a alguien a quien ame más que a mi propia vida. Por eso me gustas, por eso estoy aquí. Y por eso te dejaría hacerme todo lo que se te viniera en ganas...

Jin lo miraba con sus ojos más oscuros, debido a la dilatación de sus pupilas, inspeccionaba su rostro con sumo cuidado y:

—Eso no me dice quien eres —Jin suspiraba, como si no hubiese creído una sola palabra—, tienes que dejar de jugar al misterioso conmigo

—No lo hago, pero ¿de qué te sirve? ambos estamos un poco enfermos, pero no corres peligro conmigo —susurraba, acortando más la distancia—. ¿Por qué Solar?

La pregunta de TaeHyung lo tomaba desprevenido. Demasiado. Alejaba su rostro y lo miraba con ceño fruncido. Jin no era imbécil, TaeHyung volvía a cambiar.

—Me gusta —setenciaba.

Como le dolían esas palabras al demonio.

— ¿Mucho?

—No tanto —replicaba con tono relajado. Había notado la forma relajada en responder que tenía este Jin—. Vuelves a cambiar el tema. De acuerdo, te dije que era paciente...

— ¿Por qué vuelves con ella si no es tan fanática de tu fetiche? Es delicada como muchas mujeres ¿Por qué Solar? —cuestionaba, ignorando que el chico no era estúpido sobre su cambio de conversación.

Jin reía secamente y lo miraba—. Aguanta más que el resto y me gusta que ella no vuelva por mi —replicaba—. Siempre dejo a las mujeres y vuelven por más, pero Solar no lo ha hecho una sola vez

—Pero vuelve cuando se lo pides

—A veces si, a veces no —respondía—. Me gusta por las mismas razones que te gusta a tí. Es determinada

—Nos gusta de formas diferentes —exclamaba TaeHyung, mirándolo fijo.

Jin se acercaba y lo inspeccionaba de cerca—. ¿De que tratan tus pesadillas? —preguntaba.

— ¿De que tratan las tuyas?

—De acuerdo, estás siendo un perra ¿eres consciente de eso?

—Puedo irme —TaeHyung se animaba a desafiarlo.

—Puedes, pero ¿quieres hacerlo? —el castaño cerraba todo jodido espacio y lo miraba de cerca.

TaeHyung podía sentir su aroma y un poco del olor a grasa de auto que tenía por su rostro, ropa y brazos, mezclado con algo de sudor que a TaeHyung volvía loco de deseo. Notaba como cautelosamente tocaba su espalda, debido a que estaba tan débil. Esto ocasionaba que Jin casi pareciera que estaba abrazándolo, luego notaba unas quemaduras en los hombros del mundano. Lo tomaba con seguridad y preguntaba:

—Tú tampoco tenías estás marcas horas atrás.

Jin reía, sin rastros de burla alguna.

—Mi trabajo, a veces pasa —respondía, mirándolo a los ojos. Se alejaba y añadía—. Debo terminarlo y volveré a la cama luego —tomaba el mentón de TaeHyung y apenas había manchado este con la grasa de su pulgar—. Puedes esperarme aquí, de hecho... —recorría todo el cuerpo de TaeHyung cuesta abajo y volvía a subir—. Te ordeno que me esperes aquí.

TaeHyung pasaba saliva, excitado a su máximo nivel y su cuerpo ni siquiera podía ocultarlo. Jin se acercaba un poco más y besaba—apenas de forma perceptible—la comisura de sus labios. Lo veía suspirar, pero quedarse quieto en su lugar.

—Entendiste lo que dije de no ser tan toqueton conmigo —susurraba cerca de sus belfos—. Eres extrañamente peculiar, mariposita.

Se alejaba mordiendo su labio inferior de forma jodidamente sensual, miraba la gran erección que le había provocado al azabache y reía conforme, saliendo sin nada más que decir y rozando todo el cuerpo de TaeHyung en el proceso.

Volví!!!!!👀👀👀👀👀👀👀
Tremendo cap, misterio no es mi segundo nombre 😅

Con amor Niñita Nany 💜

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