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— ¡Con un demonio, JiMin! — Logró escuchar a duras penas — ¡Despierta, maldita sea! — El joven sintió como su cuerpo era sacudido sin piedad — ¡Este no es momento para que estés tomando una siesta! — un nuevo disparo volvió a cruzar el ambiente — Insisto en que no me pagan tanto para esto — Volvió a mover sus hombros cual muñeca de trapo, buscando la forma en que el omega volviera a la realidad— En cuanto no abras tus malditos ojos, voy a cogerme a tu alf—

SeokJin no pudo terminar de esbozar su amenaza cuando el menor volvió en sí, ¡Gracias a todos los dioses de la toxicidad!

Con la mera mención de llevarse a YoonGi de su lado, el omega había despertado y su mirada brillaba con un verde incandescente, señal de que su pantera se encontraba al borde.

— ¡Ni se te ocurra, bastardo traidor! — Prácticamente escupió.

— ¡Pff! —Respondió sin prestarle atención a sus provocaciones, para luego tenderle la mano— ¿Puedes levantarte?

— ¡¿Con quién crees que estás hablando?! — Inquirió de manera desafiante mientras rechazaba su ayuda.

—¿Qué demonios te sucede Park? — Se quejó —¿Dónde quedó tu amabilidad?

—Te haría la misma pregunta, ¿Qué sucedió con SeokJin-hyung al que había creído conocer? — el omega le sacó la lengua— Y mis modales están reservados para personas que no me mienten durante meses.

El mayor soltó una carcajada para luego negar— Y volvería a hacerlo, que no te quede la menor duda, siempre ten presente que el bien de la manada está por encima de todas las cosas...— Jin volvió a levantar su arma al escuchar unos pasos a la distancia— Ahora continúa por ese sendero— Ordenó— Sí sigues por ese pasillo, encontrarás ayuda— Le señaló un pasaje escondido entre la vegetación— Luego de que sobrevivas, podemos hablar de tus celos o rencores—Tiró del menor hasta colocarlo a sus espaldas—Ahora vete antes de que me arrepienta—Mintió, para luego revisar el estado de sus armas, palpar sus bolsillos y contar mentalmente las municiones disponibles.

El ruido de pisadas comenzó a hacerse cada vez más cercano, acompañado de aves que surcaban el cielo. Quienquiera que estuviera cazándoles, estaba lo suficientemente cerca como para hacer peligrar todos sus sentidos.

El sonido de disparos cruzando el aire fue el mayor incentivo para acelerar su paso, procurando que sus pies no se enredaran ni caer con alguna de las ramas de la vegetación.

Park estuvo a punto de replicar, pero solo una mirada hacia el Kim y entendió que no era el momento ni el lugar de sacar sus berrinches a la luz.

Apenas y era un civil, mientras que SeokJin era un soldado entrenado para ir a la guerra.

Lo único que haría sería estorbar y distraer al mayor.

Un instante en que el contrario estuviera al pendiente suyo sería suficiente como para hacer que sus vidas acabaran, y ¡Lo sentía mucho por Jin! Pero JiMin no tenía ni media intención de morir, menos cuando no sólo estaba su vida en juego, sino la de su pequeño principalmente.

No perdió ni medio segundo en salir corriendo por el frondoso bosque, ordenando a su cuerpo seguir sin mirar atrás, rezando por el bienestar de su protector.

Sin más, el espacio a su alrededor comenzaba a achicarse, haciendo que tuviera que reducir su paso lo suficiente como para ir a gatas sobre el barro.

<Sigue adelante, dentro de poco llegarás a un cruce en pocos metros. > La voz llegó a su mente como una caricia.

Gimió ante la sensación de cercanía del Min.

Luego de tantos meses alejado de su presencia, no se había permitido pensar en cuanto le había extrañado.

Su piel, su roce, el calor de su cuerpo envolviéndole.

Ahora teniendo presente su pasado, su parte animal de manera consciente alrededor de su mente, sabía que sería algo imposible volver a separarse de YoonGi.

Por fin había comprendido el alcance de su unión y lo entrelazadas que sus almas estaban.

Su pecho dolió ante el recuerdo de sus padres, el infinito amor que había sentido en su conexión y agradecía a su parte animal el haber resguardado esa memoria.

Ahora que escuchaba con más atención a sus sentidos, su pantera siempre había estado a su lado, cuidándole mientras estuviera lo suficientemente preparado como para volver a salir a flote.

Sus instintos afloraban de manera natural, ayudándole a sobrevivir una y otra vez.

Hoy no sería distinto.

El peli naranja detuvo su paso justo en donde el pasaje se bifurcaba, lo cual hizo que dudara por dónde ir.

<Dobla a la derecha>, indicó su ronca voz.

JiMin continuó su camino, siguiendo las indicaciones de su alfa, sin dudar ni un momento de sus palabras.

<Sigue derecho, pronto llegarás a un prado>

< ¿Estarás allí para encontrarme?> le respondió en su mente.

Durante un instante sus pensamientos se quedaron en silencio durante un instante, sin embargo todavía sentía su presencia rondando en lo profundo de su ser.

< ¿No estabas ansioso por alejarte de mi presencia?>

El joven de cabellos naranjas no pudo evitar que una mueca se formara en su rostro.

Aceptaba que se merecía los reclamos del mayor, pero eso no quitaba que su pecho doliera en respuesta. Se merecía que el alfa estuviera distante consigo, pero aun así no se acostumbraba a ello. Más bien se negaba profundamente a recibir su indiferencia.

<Eso era antes...> indicó mientras visualizaba la luz al final del túnel, agradecido al cielo de que pronto dejaría de estar arrastrado en el frio suelo.

< ¿Qué cambió ahora?> JiMin percibió el interés real del Min en saberlo. El omega saboreó sus labios teniendo la imagen del pelinegro en su mente, rezando por volver a verle pronto.

<Tu...>

El fuerte rugido de una pantera fue lo último que escuchó antes de salir. Sin perder más tiempo, se puso de pie y volvió a correr siguiendo a sus instintos.

Su omega rasgaba su mente, indicándole el camino.

Las fosas nasales del joven se inundaron con una exquisita y oscura fragancia.

Sin pensarlo dos veces, comenzó a correr hacía donde sus instintos le indicaban, donde su alma era llamada con un frenesí que nunca había sentido con anterioridad.

Su pecho palpitaba como sí su corazón estuviera a punto de salirse de su pecho, sus pantorrillas tiraban en reproche del esfuerzo físico al que se había desacostumbrado desde que se había enterado de su estado actual, su cuerpo estaba cubierto de barro y otras sustancias que prefería ignorar, su vida y la de su bebé corrían peligro, y aun así, nunca se había sentido más libre que en este momento.

Continuó corriendo hasta que su animal le pidió que se detuviera en la pradera.

Sus sentidos se encontraban alerta, el aire le indicaba que la esencia que venía persiguiendo se intensificaba cada vez más.

Miró hacía los alrededores sin poder encontrar el lugar exacto de dónde provenía...

Su piel se erizó al ser consciente de que estaba siendo observado.

En vez de sentirse atemorizado, se encontraba expectante de lo sucedería.
—Sé que estas allí...— Dio otro paso hacia delante, sintiendo como las hojas secas y ramas se quebraban bajo su paso— Sal— ordenó.

<No creo que estés en posición de ordenarme, gatito...> Sus palabras fueron acompañadas de un ronroneo que caló en su interior.

—Soy tu compañero, YoonGi— Habló con seguridad— ¡Claro que puedo hacerlo! —Señaló.

Durante unos instantes no obtuvo respuesta alguna, haciendo que quisiera chillar de rabia, sin embargo el alfa al fin contestó.

<Eso no te impidió marcharte y llevarte a mi hijo contigo>

La acusación del contrario le dolió, pero era totalmente consciente de que se merecía ese tipo de reprimendas.

Ni siquiera se excusó ante sus actos, ni tampoco se esforzó en querer ocultar una verdad cierta como sus vínculos.

—Tienes razón— Admitió— Antes no lograba comprenderlo—Tragó—Lo siento... — Se disculpó—Sé que solo mis palabras no bastarán para enmendar mis acciones pero-

El silencio de la naturaleza fue cortado de forma abrupta. JiMin notó como una mancha negra se movía a una magnifica velocidad, para luego desacelerar y posarse a pocos centímetros de su persona.

A pocos centímetros de distancia se encontraba el animal más increíble del universo.

Tiempo atrás, habría corrido en la dirección completamente opuesta, rezando por su vida.

Hoy se aferraba a esa imagen como sí toda su existencia dependiera de ella.

Detrás de esa felina mirada se encontraba el hombre que tanto ansiaba y por el que su cuerpo suspiraba.

Sin miedo alguno se lanzó hacia el espécimen, rodeando su cabeza con sus brazos, sintiendo como la fragancia a robles, almendras y un especial deje a cúrcuma hacían que su alma vibrara en perfecta sincronía.

—No creas que puedes ocultarte detrás de tu animal, alfa— habló el omega— Tu pantera se siente tan atraída hacia mi como yo de ti — El joven solo obtuvo un ronroneo cómo respuesta.

JiMin volvió a impregnarse con el ansiado aroma que tanto lograba completarle, sintiendo el calor del cuerpo contrario — Simplemente espero que algún día puedas perdonarme...— Susurró contra su pelaje.

<Depende...> Habló en su mente.

Park se mordió sus labios antes de contestar — ¿De qué? — Murmuró, teniendo las represalias del contrario.

Contra todo pronóstico, el alfa dejó su forma animal para darle lugar a su parte humana.

El pelaje donde momentos antes se había refugiado, cambió a un amplio pecho en donde fue aferrado con grandes manos acomodándose en su cintura.

El joven de cabellos naranjas gimió ante la sorpresa del gran ejemplar masculino que se encontraba a milímetros de sí.

Su alfa se encontraba con aparente calma y serenidad, bajo una falsa fachada de impasibilidad que escondía una tormenta debajo de su mirada.

A pesar de que sus instintos gritaran por frotarse contra el cuerpo contrario, hubo algo que hizo que sus nervios se crisparan, Min YoonGi se encontraba envuelto en tierra, vegetación y-

Su vista se nubló de rojo durante unos instantes, mientras sentía como sus colmillos se extendían hacía clavarse en sus labios.

Sí alguien había tenido el atrevimiento de lastimar a su hombre, él-

—Respira, omega— Demandó, mientras sostenía su rostro con la dureza necesaria como para que le prestara atención, pero con la suavidad justa para no dañarle. JiMin respondió con un gruñido, sin lograr controlar su parte animal que estaba comenzando a realizar sus primeras apariciones— Presta atención, esta sangre no es mía— susurró sobre sus labios, tratando de que el menor pudiera recuperar el control sobre su cuerpo, sin embargo, el peli naranja parecía fuera de su alcance. — Deja a tu pantera sentir nuestra conexión— Un nuevo rugir se hizo presente— Siente nuestros aromas combinados, y concéntrate en ellos...

La voz del alfa sonaba de manera hipnótica para sus sentidos, haciéndole sentirse inmerso en un mar donde era completamente rodeado por una fragancia de roble, almendras y cúrcuma, combinadas en perfecta armonía con manzanilla, pomelo y un leve deje de sándalo. automáticamente, sus músculos se relajaron, sus colmillos se retrotrajeron y su mirada volvió a la normalidad.

—Yoon...— JiMin saboreó su nombre entre sus labios, incapaz de pronunciar toda la vorágine de ideas que atravesaban su mente. Todas se encontraban tan desordenadas entre sus deseos de no volver a alejarse de su lado, cuanto le había echado de menos y la necesidad de disculparse por haberse marchado como un niño asustado.

—Descuida...— Murmuró dejando un tibio beso sobre su coronilla—Lo sé...

—¿L-lo sabes? — El mayor asintió.

—No existe un lugar de ti que no este marcado por mi... — El omega se llevó una de sus manos hacía la marca que latía sobre su cuello, descubriendo que no había engaño alguno sobre las palabras del alfa, y que contra todo pronostico anterior, compartir su existencia en totalidad, tener un sitio al que pertenecer, era lo que siempre había deseado.

—YoonGi... —Tragó con dificultad. — Lo siento tanto...

El alfa le acarició como sí fuera el tesoro más preciado que había sobre todo el universo con sus falanges delineó con suavidad sus finos rasgos, sin importarle los restos de mugre que portaba, tales detalles no harían diferencia en su belleza y la importancia para el líder. 

No.

Para Min YoonGi era la más sublime bendición en la que sus ojos pudieran haberse posado alguna vez, tan etéreo e inalcanzable, y a la vez tan suyo.

—JiMin— Su voz hizo que abriera sus ojos para cruzar miradas— No lo sientas— El mayor desbordaba seguridad ante sus dichos— Sí lograste irte de mi lado, fue porque así lo permití.

—¡¿No vas a darme algo de crédito, oh, gran hombre de las cavernas?! — Bromeó, sólo con la intención de molestarle, a lo que el alfa negó sin darle mayor importancia a sus berrinches. — ¿No crees que sea capaz de alejarme nuevamente? — JiMin se mordió los labios ante la desgarradora idea de volver a separarse, sin embargo, necesitaba saber qué haría YoonGi sin él. ¿Se cansaría de sus idas y vueltas, dejándole por siempre o correría tras de sí? — ¿Qué sí deseo una nueva vida?

Los orbes del Min llamearon ante la idea de una inminente separación— Sí, puedes intentar empezar de nuevo— Llevó su pulgar hacía los belfos del contrario—Puedes correr libre, —Apretó su agarre sobre el menor— Puedes encontrar otros peces en el mar— Mintió. Mataría a cualquier individuo que intentara acercarse a su propiedad pero no preocuparía al joven con esas nimiedades en ese momento —Pero no puedes alejarte de mí.

—¿Y qué hay de la manada? — Preguntó, tratando de averiguar cual era su lugar en la vida del contrario. —¿Los dejarías para buscarme?

— Te lo repetiré una última vez, omega, no hay un solo lugar en toda esta maldita tierra en donde no pueda encontrarte... —Aseveró— Sí ellos desean, pueden unirse a la búsqueda de mi omega.

—¿Y sí no?

—Entonces pueden buscarse alguien más para liderar la manada. — Sentenció.

Park apreció la veracidad de su declaración, la sinceridad que bramaba a través de su voz.

Min YoonGi era un hombre capaz de incendiar ciudades enteras con tal de tenerle a su lado, así como también, inventaría un nuevo color en el arcoíris con tal de hacerle feliz.

Su rebeldía innata fue eclipsada con la devoción y el amor que su pareja le tenía, todos estos sentimientos desbordaban su alma gracias al vinculo que compartían al estar enlazados.

Por fin tenía a alguien quien le importaba lo suficiente como para arriesgar toda su vida por una persona como él.

Park JiMin podía ser solo un sujeto para el resto del mundo, pero era el universo mismo para Min YoonGi, y mataría a cualquiera que intentara arrebatárselo.

Antes de que el omega pudiera esbozar alguna palabra, el ruido de hojas secas y un disparo cruzando el aire, les distrajo.

—Pero mira nada más... — Un individuo salió de entre el medio del frondoso bosque. — ¿Qué sucede? ¿El gato te comió la boca, JiMin-ssi? — Preguntó de manera irónica.

—Tu...— Esbozó en un suspiro, mientras notaba como el alfa se colocaba en frente de manera protectora. — ¿Qué haces aquí SiWoon? — el recién llegado levantó su arma hacía su dirección. — ¡¿Cómo me encontraste?!

—¿Creíste que el hecho de que destruyeras nuestro imperio quedaría en la nada, malnacido? — Sonrió de manera macabra— Tuve que hacer cosas muy malas, JiMinnie... — Negó de forma burlona.

<Sigue hablándole, la manada está cerca>, susurró el alfa en su mente.

— Nada que no hayas hecho anteriormente— Respondió a secas, tratando de acatar el pedido del Min.

— Y en el camino de buscarte, me crucé con gente que también te estaba buscando...— Chasqueó sus labios ante la molestia del sujeto que estaba delante de su presa — Alguien se tomó la molestia de desbaratar la mayoría de mis puntos secretos y de enviarme las cabezas de mis secuaces, ¿Tienes idea de quien podría estar detrás?

— Absolutamente no, Choi. — Mintió. Park estaba completamente seguro de que YoonGi tenía demasiado que ver con aquello, y en lugar de asustarse, se lo agradecía profundamente. ¿Cómo podría culparle por querer hacer del mundo un lugar en donde pudieran vivir tranquilos sin ningún tipo de amenaza? — Pero podríamos ayudarte a encontrar a los culpables.

Si, tranquilidad ganada en base al derramamiento de sangre, pero no era tan hipócrita de creer que las cosas podrían haberse resuelto de una manera distinta.

En el mundo animal, era comer o ser comido.

JiMin había descubierto que los humanos no estaban tan alejados de aquello, y quien se jactara de lo contrario, seguramente estaría mintiendo.

— ¡Que gran ofrecimiento! —Bramó— Lo tomaría, sí no fuera que tienes la culpa de todas mis miserias, Park— Escupió su nombre. —Ahora pagarás con tu sangre.

< ¡Corre! > Demandó el mayor, antes de transformarse en pantera y correr hacía la amenaza. El ruido de un nuevo disparo hizo que la piel se le helara, el aroma metálico de la sangre y el rugido del animal fue todo lo que pudo procesar en milésimas de segundos cuando todo amenazaba por volverse negro nuevamente.


¿List@s para el final?👀

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