Shibari, entre el dolor y el placer

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Estaba en la biblioteca de la universidad leyendo un libro de Mercadeo en Redes Sociales para un trabajo de investigación, cuando la piel se me erizó, lo cual me llevo al recuerdo de mi reciente experiencia.

...

Es un viernes por la noche, el bar está a reventar, las personas en la barra no han dejado de pedir bebidas, sólo llevo dos horas de trabajo y mis músculos están tensos. Mi mirada va a un reservado al fondo del salón, la silueta de alguien mirando en mi dirección llama mi atención por unos segundos, hasta que el hombre frente a mi golpea la superficie de madera y vuelve mi atención hacia él.

- ¡HEY! Chico otro trago -

Asiento hacia él y vuelvo mi atención al reservado, la persona sigue ahí como espectador o espectadora no sé si será una mujer o un hombre, la luz sólo me deja apreciar su mentón. Me sorprende al brindarme una sonrisa, al ver sus labios puedo confirmar que es una mujer, inmediatamente aparto mi vista de ella puesto que sé que me ha capturado mirándola o eso creo. Me regaño a mi mismo, creo que es mi imaginación la que esta trabajando en mi contra, desde que Mariam me ha dejado paso muy ansioso.

La noche transcurre como todos los viernes, mi piel se eriza al sentirme observado, vuelvo mi mirada al reservado, pero ella ya no esta ese lugar. En mi descanso a mitad de la noche estoy en la parte trasera del edificio donde la música es atenuada por las paredes estoy sólo es así como me gusta estar en los descansos. Minutos después de haberme comido mi cena alguien se posa a mi lado.

-Siempre solo. ¿Te gusta la soledad? -

Vuelvo la mirada hacia donde vino la voz femenina, es una voz suave aterciopelada que provoca que los bellos de mi piel se ericen.

-No debería estar aquí-

-Estoy buscando a alguien- Dijo ella con determinación.

-¡Así! ¿A quién?- Pregunte con curiosidad y un poco de temor por partes iguales. Ella me ha estado observando desde que abrimos y no sé cuáles son sus intenciones.

-A ti-

-¿Qué quiere?- Le digo mirándola de reojo.

-Quiero que seas mi estudiante-

-Yo ya estoy en la universidad-

-Ya lo sé, sé que eres un buen estudiante y deportista-

-¿Cómo lo sabe?-

-Un buen profesor conoce muy bien a sus estudiantes-

-Usted no es mi profesora-

-No, no lo soy. Pero quiero serlo-

-¿Clase de qué da usted?-

-¿Has escuchado del Shibari?-

-No- Conteste tajante.

-El Shibari es el arte de atar con cuerdas, la restricción del cuerpo hace que las sensaciones y emociones se multipliquen-

-Eso es como el Sado-

-No, el bondage utiliza otros medios de restricción, el shibari sólo utiliza cuerdas. Puede haber sexo si tu lo quieres, no habrá golpes, si le temes a eso-

Eso llama mucho mi atención tener sexo con una desconocida es excitante.

-Puedo brindarte información para que sepas de que va esto-

-Esta usted decidida-

-Eres el estudiante perfecto-

-¡Ah, si!-

-Si, toma esta tarjeta, esta mi número y una dirección web para que te informes-

Tomé la tarjeta que me brindaba, la leí y cuando le iba a preguntar a partir de cuando empezaríamos, ella se había ido. El resto de la noche la pasé como cualquier otra noche, ella no regresó al reservado.

El lunes mientras asistía a clases no pude concentrarme pensando en lo que había descubierto del shibari, me causaba un poco de temor, no obstante me excitaba también a partes iguales, pero no me atrevía a llamar aquella extraña mujer. El martes por la tarde mientras entrenaba con el equipo de rugby me sentía observado, como si un león estuviera estudiando a su presa, era la misma sensación que me provocó la llegada de aquella mujer, sin embargo miré a mi alrededor sin encontrar el objeto causantes de mis inquietudes.

Por la noche no lo soporte más, tomando valor la llamé, me puse de acuerdo con ella para citarnos, estaría libre de clases y trabajo el miércoles y el jueves; me dio la dirección de un complejo de apartamentos de lujo, no me dio su nombre me dijo que le presentara nada más la tarjeta que me había dado al portero y él me dejaría entrar al edificio.

Mientras subía en el elevador al decimo pisos, los nervios me atenazaron, sentía como si en mi estomago estuviera llenos de hormigas todas moviéndose dentro de mí. Cuando el elevador paro y las puertas metálicas se abrieron una música de flauta inundo el lugar.

Ella me invito a pasar, ofreciéndome una bebida que me quemó la garganta, sin embargo era agradable, me dijo que era saque; por ser deportista no era común que bebiera algún tipo de bebida alcohólica pese que trabajo medio tiempo en una disco.

-¿Alguna pregunta?- Inquirió ella.

-Si. ¿Por qué yo?-

-Bueno eso es fácil de responder. Te he observado en diferentes ambientes, eres diciplinado, no consumes drogas y lo más importante eres honesto. Eso me agrada-

-¿Así de simple?-

-Si. ¿Alguna pregunta más?-

-En realidad ¿quiero saber si vamos a tener sexo?-

- Bueno eso depende de que tan buen alumno eres. Sin embargo puede que no lo haya- Me lo dice mirando a otro lado, eso quiere decir que se muere por verme en mi gloria.

Con un movimiento de cabeza me indica que la siga, caminamos por la sala, luego a un pasillo que muestra varias puertas, luego nos dirigimos a una que tiene unas letras en kanji. Abre la puerta dejando a la vista una habitación donde se ubican varios tubos que van de suelo a techo y estantes con diferentes tipos de poleas cuerdas de diferentes materiales, es todo como las imágenes que encontré en la web.

-Puedes desnudarte aquí mismo o en el vestidor que esta en la esquina- Señala una puerta cerca de los estantes.

-La puerta de al lado es el cuarto de baño. Vuelvo en unos minutos- Sale de la habitación dejándome completamente sólo. Decidí ir al vestidor para desvestirme ahí y dejar la ropa. Regresé al salón, mientras ella regresaba, miré, palpé y aprecié los distintos tipos de cuerdas, unas mas suaves que otras.

-¿Algo que te guste para usar?-

-No... pues si. Me gustaría usar las cuerdas suaves. No quiero marcas-

-Tranquilo no sucederá. Por ahora no habrá suspensión mientras te acostumbras-

-¿Me enseñará a hacer esos tejidos?-

-Si, ahora de rodillas frente a mí- Me pide y yo gustoso lo hago.

-Eres perfecto. Tu cuerpo, duro como el acero, enciende mi cuerpo, cual hoguera y tienes un miembro hermoso- Acaricia mis brazos desde los hombros hasta las manos poniéndose de rodillas frente a mi. Sube a mi pecho acariciando mis pectorales, baja a mi vientre y cuando llega a mi miembro lo acaricia de arriba hacia abajo, provocándome un gemido.

-Por hoy no jugaré contigo- Le habla a mi masculinidad como si esta le fuese a responder, se levanta para dirigirse al vestidor.

-Tendré que tapar a esa belleza, de lo contrario me distraerá- A los minutos regresa con una pañoleta negra, la cual pasa por pelvis del lado derecho para anudarla en costado izquierdo de mi cadera, así tapa a mi amigo que desea jugar con su intimidad.

Por los siguientes minutos me explica lo que el shibari representa para ella, lo cual pretende transmitirme esas experiencias y que disfrute de las sensaciones de la restricción de la movilidad y hará de mi un modelo.

-Voy a hacer la primera sesión para que tu cuerpo se acostumbre a las restricciones y vayas percibiendo las sensaciones que la experiencia te brinda, con el tiempo tu cuerpo se acostumbrará. Te enseñaré a hacer lo mismo que yo te haré a ti-

Ella me ata las manos con una serie de cuatro nudos sucesivos que van de mis muñecas a mis codos, luego de mis tobillos a mis rodillas seis nudos sucesivos. Sus manos recorriendo mis extremidades provocan que me excite, pero no puedo controlar a mi entrepierna, ella esta lista para la acción. Sin dejar de ser consciente que eso no pasara hoy.

-Te voy a tapar los ojos para que las sensaciones sean mas intensas- A cada momento me explica lo que va a hacer. Sin embargo en un momento se calla, escuchando solamente sus pasos, luego el tintineo de un cristal, escucho los pasos acercarse.

-Inclínate hacia atrás- Me ordena y así lo hago. Mi piel se encoge y los vellos de mi piel se erizan como agujas a la hora de sentir el frio, es hielo. Recorre mi tórax con el cubo de hielo, las gotas escurren hasta llegar a la base de mi miembro, que se endurece por el frio, mis pezones así lo hacen también. Al deshacerse el hielo en mi piel ella recorre los caminos de agua que dejó el hielo al derretirse con su lengua, lo cual me excita aún mas de lo que imaginaba. Si continúa haciendo eso me provocará un orgasmo.

-¿Te duele algo?- Pregunta curiosa.

-Las cuerdas están un poco apretadas, me causan algo de incomodidad sin embargo puedo soportarlo- Le respondo con sinceridad.

-Bien porque subiremos un nivel más. Esta vez ataré tus brazos a tu pecho- Asiento con la cabeza, sigo con los ojos vendados, la escucho desplazarse como el viento en la habitación, el sonido de sus pasos inunda el espacio. La siento arrodillarse nuevamente, esta vez a mi costado derecho.

Toma mis brazos pegándolos a pecho, comienza a pasar cuerdas por mi cuello, la gira luego las pasa por mis axilas, va realizando la técnica mientras sus roses me excitan cada vez más, mi respiración se entre corta, un escalofrío recorre mi espina dorsal, un cosquilleo brece en la parte baja de mi vientre, mi amigo se empieza a erguir, un gemido sale de mis labios.

-Tranquilo trata de concentrarte, si terminas no habrá recompensa- Me informa. Trato de concentrarme en temas que no me agradan y con ello baja mi nivel de excitación.

Ella baja algo del que esta sujeto del techo de la habitación, mi cuerpo se tensa, ¿Qué hará conmigo?. Ella parece sentir mi preocupación cuando habla.

-Tranquilo no te haré daño, solamente voy a suspenderte de las cuerdas alrededor de tu pecho, sentirás un poco de presión en tus pulmones y se te dificultará un poco la respiración; respira lento, no te exaltes. Cuando te acostumbras se hace placentero-

Ella sigue rosando mis brazos y mi pecho eso enciende mi cuerpo como una hoguera. Espero que de verdad me recompense de lo contrario regresaré a mi casa de muy mal humor, desde la ruptura con Meylin no he tenido sexo y estos roses que no creo sean tan inocentes me están encendiendo.

Ella me deja colgado por un rato como dijo mi cuerpo comienza a luchar por aire pero me relajo, cuando lo he hecho el suave rose las cuerdas es como una caricia; estas cuerdas son de un material suave. Ella a logrado equilibrar mi peso para que ninguna parte de este esté mas cargada, esa sensación de placer con cada roce crese; a ella la siento caminar por mi alrededor, sin embargo siento que me suelta la tela con la que había tapado mi miembro, ello lo acaricia rítmicamente; trato de pensar en otra cosa para no terminar, parece funcionar pero todo se va al carajo cuando ella se lo mete a la boca. Es húmeda y cálida a partes iguales. Mientras se lo mete por completo ella me masajea mis testículos de una manera rítmica con sus lamidas; nunca imagine que estando en estas posturas todo fuese tan intenso.

-¡Que buena eres!- Digo sin poderlo evitar, trato de mover las caderas pero no puedo, la forma en que me ha sujetado me lo dificulta; ese hecho hace que las sensaciones sean más intensas, mi orgasmo en pieza a construirse ya que siento un hormigueo en mi vientre para luego explotar en un gran clímax. Mi respiración es trabajosa.

-¿Cómo te sientes?-

-Ese el orgasmo más intenso que he tenido- Le digo con sinceridad.

-Bueno imagínate tener sexo, será mucho más intenso. Has sido un buen estudiante por lo que te recompensaré, pero no ahora- Mi estomago cae esperaba que hubiese más sexo ya que mi sangre sigue hirviendo, tendré que conformarme con esta felación que ha sido la mejor que he recibido. Ella me desata, masajea mis extremidades y por último mi pecho.

-Al final del pasillo esta la habitación de invitados, ahí encontrarás lo necesario para asearte, te espero en el comedor en una hora para cenar- Con esas últimas palabras se marcha.

Las semanas han pasado para ser exactos seis semanas, las vacaciones de la universidad me cayeron como anillo al dedo, resulte un estudiante extraordinario, no sabía que era tan bueno haciendo nudos, hasta que toco la parte dónde yo tenía que hacer la técnica, claro que en más de una ocasión me aproveche de ese hecho y tuve sexo con mi maestra y en ninguna ocasión tuve alguna queja de su parte. Hoy es el último día con ella; me ha informado que hoy será mi graduación por lo que nos llevará dos día en ello, más yo creo que no me quiere dejar ir.

Al entrar miro a la pared y me encuentro con un tejido parecido a una tela de araña luego miro la rejilla que tiene muchas poleas colgando, solo espero tenerla a ella en una de esas posiciones donde la tengo a mi merced.

Minutos después estoy denudo y siendo atado a la tela de araña, ella me ha sujetado la cabeza impidiéndome verla, cuando termina su tarea de atarme, con el rabillo del ojo miro como se inca, toma mi miembro empezando a jugar con él y mis testículo, sabe que esa acción me calienta. Minutos después ella logra acomodarse en la posición exacta, se ha atado un tobillo y con una polea ha subido en su totalidad una pierna dejando su sexo rosando el mío, ella logra atar bien su pierna con las manos ubica mi miembro en su entrada y de un solo movimiento me enfundo en su totalidad en ella, se mueve de manera lenta y ruda a partes iguales hasta que estallamos en un clímax maravilloso.

Este es mi ultimo día en este lugar hoy me toca a mi atarla a ella, la acomodo de manera que queda boca abajo, cada pierna doblada hasta pegar sus talones con sus glúteos, las piernas abiertas al máximo dejando ver su intimidad en su gloria, esta reluciente como un diamante, está tan mojada que al penetrarla entro con tal facilidad que considero no duraré mucho, penetro de manera cruda y ruda una y otra hasta que el éxtasis nos alcanza, sin embargo no la dejo descansar la vuelvo a penetrar hasta que no puedo más. Estoy exhausto y ella también, tiene los ojos cerrados y una gran sonrisa.

*****

Tras el recuerdo como estudiante ahora soy yo el acosador y tengo a la candidata perfecta.

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