En mi hemisferio,
el sol no quiere desaparecer.

En el Norte,
hay nieve en Diciembre.

En mi hemisferio,
los villancicos apenas se conocen.

En el Norte,
cantarlos es costumbre.

En mi hemisferio,
esperamos la Navidad desde Diciembre.

En el Norte,
desde Noviembre.

En mi hemisferio,
al Gordo de Navidad lo llamamos Papá Noel.

En el Norte,
Santa Claus suele ser.

En mi hemisferio,
decorar un pino es opcional.

En el Norte,
cada año decoran uno diferente
al mejor estilo invernal.

En mi hemisferio,
comemos comida de invierno.

En el Norte,
el alimento, apto para el clima, es.

En mi hemisferio,
los regalos (si es que hay)
se abren a la medianoche.

En el Norte,
al día siguiente.

En mi hemisferio,
creemos en la ilusión
que para esta ocasión
todos celebramos
al mismo tiempo.

En el Norte,
villancicos por doquier,
negocios abiertos hasta tarde,
 hasta que el acontecimiento comience.

Sin embargo, en ambos hemisferios,
los hogares decorados de verde, blanco y rojo,
anuncian la llegada de algo nuevo.
Los shoppings se adelantan ante todo.

En ambos hemisferios
hay desfasaje de tiempos.
Oriente en festejar es pionero
hasta que a Occidente sea primero.

En ambos hemisferios,
se repiten el rojo y el verde
pero, ¿mantendrán el mismo significado?

En ambos hemisferios,
nadie está serio.
Despedimos Noche Buena
al igual que cualquier pena.

En ambos hemisferios,
damos la bienvenida 
a esta festividad
que conocemos como Navidad.

Y sin importar cómo hablemos,
estemos donde estemos,
los problemas olvidemos
para disfrutar de un rato...
mientras bailamos.

Al compás de las campanas,
la música sonará hasta mañana.