🦋Capitulo 38.🦋

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Arabela

—Espero que no lo hayan golpeado, eso me corresponde a mí. —digo con algo de molestia mientras camino adentrándome a la casa. —Porque si le llegaron a tocar, aunque sea una hebra de su cabello rubio, los mato. —me detengo a mirarlo fríamente.

—No, claro que no, hicimos lo que nos pidió, no tiene ni un rasguño, de eso puede tener seguridad. —dice uno de mis hombres viéndome con temor.

—Espero que así sea, saben que no tolero los errores y esos errores los cobros bien caro. —sigo viéndolo fijamente con molestia. A veces estos hombres no parecen hombres, el pobre está nervioso, trato de no reírme, porque la verdad me causa gracia.

—Como le dijimos, no tiene ningún rasguño, lo dejamos como no los pidió. —me habla otro, a ese no se le nota lo nervioso, es uno de mis hombres más fuerte y despiadado que tengo.

—Bien, ¿aún no despierta? — digo volviendo a caminar.

—Todavía, pero si gusta lo podemos despertar.

—No, yo lo hago, ¿aún tiene la capucha? — asiente que sí y sonrió, perfecto.

Mis pasos van directo a esa habitación, mis tacones resuenan en todo el pasillo y reconozco que tengo algo de nervios, pero por fin llego este momento que tanto esperaba. Entro y al verlo se me dibuja una sonrisa perversa, se ve tan ardiente así sin ropa, solo en boxe, que me provoca quitarme la ropa y follármelo en este momento, pero todo con calma.

Camino hasta quedar frente a él, tiene la cabeza agachada, le retiro la capucha y hay esta, tan guapo como siempre, me quedo observándolo detalladamente a ver si no tiene algún rasguño, de tenerlo ellos sabrán lo que le esperan. Mientras lo observo siento rabia, no sé cómo puedo seguir enamorada de este idiota que me rompió el corazón, pero ya no importa, mi venganza ya se va a terminar pronto.

Le agarro del mentón y paso mi lengua por sus labios y lo empiezo a besar con ímpetu, obvio él no me corresponde aun duerme, creo que no debí mandarle a inyectar eso tan fuerte, espero que despierte pronto. Al sentir sus labios con lo mío, remueve todo dentro de mí, recuerdo nuestra primera vez, las folladas que nos hemos dados desde que nos volvimos a ver, aunque le he gritado muchas veces que no siento nada, pero es algo que no puedo negar, pero estos estúpidos sentimientos no evitaran que logre mi venganza.

Mientras lo beso le empiezo a acariciar su miembro que esta dormido, pero mientras lo toco se va endureciendo. Yo sigo besándolo, mordiéndole el labio y el aun no despierta, pero un leve gemido se le escapa, ni dormido deja de ser tan ardiente y que me excite tanto. Dejo de besarlo y lo miro, sus labios están algo hinchado, sonrió con satisfacción.

Me acerco a su boca otra vez y le muerdo el labio inferior pero esta vez con mucha fuerza hasta sentir la sangre mezclada con mi saliva, él se mueve en su lugar y se espanta apartando su cara, me observa sorprendido y desorientado, mira a su alrededor hasta volver a posar su mirada en mí, que ahora me mira molesto, y yo le sonrió con malicia.

—Al fin despiertas muñeco. —digo con una sonrisa.

El me mira con más confusión, se remueve en la silla y cuando se percata que está atado y desnudo, me mira con mucha rabia.

—¿Que estás haciendo Arabela?, ¿te volviste loca? — me grita, su rostro esta colorado.

—Así no, no me alces la voz, que no estas en condiciones, mírate, estas a mi merced y puedo acabar con tu vida en cualquier momento. —le aseguro sonriendo, alejándome de él y dejando mi arma en una pequeña mesa, el observa con cuidado lo que hago.

—Estas mal, ¿sabes que al hacer esto estas provocando una guerra entre mafias? y no creo que te convenga, ya todos me deben de estar buscando, ¡así que suéltame! —grita forcejeando para soltarse.

—¿Crees que hare algo así?, no te voy a soltar querido y me importa un demonio hacer una guerra, y en caso de que llegara a ocurrir, sabemos quién ganaría, ósea yo. — rio con malicia.

—Esto no me parece gracioso, joder por lo menos ¿no podías dejarme con ropa?, ya tengo frio y para el colmo estoy duro, Arabela suéltame. —me dice molesto, niego, el forcejea intentando soltarse, pero eso será un caso imposible. —¡Maldita sea! —grita viéndome furioso y maldice en ruso.

—Ya te dije que no me grites, además, no debería de darte frio, los rusos no sienten frio o mejor dicho no sienten nada, son personas sin sentimientos, con el corazón congelado y respecto a tu pene solo lo toque un poquito, tu pene es hermoso

Con una sonrisa perversa, me acerco a él y me subo en sus piernas, colocando las mía a los laterales, mierda, sentir su miembro ha hecho que mi vagina palpite de excitación.

Envuelvo mis brazos en su cuello, su rostro esta desencajado, empiezo a pasar mi lengua por toda su cara, el no ríe, pero no se queja por lo que estoy haciendo, sé que le gusta, pero en la condición que esta tal vez no es agradable, pero me importa poco lo que le guste o no.

No puedo negar todo lo que siento por él, este hombre me derrite, tenerlo así mi corazón se estremece, al igual que mi vagina al sentir su miembro que aún esta tan duro, su tamaño es, uff, me llena completa, pero es algo que no puede saber.

—¿Qué?, ¿no te gusta?, porque no hace unos días te comias todo, incluyendo mi vagina, lo devorabas con desesperación y decías que era solo tuyo —digo con una sonrisa he intento besarlo, pero aparta su cara, reconozco que me dolió su rechazo, pero no lo demostrare.

Vuelve a verme, su rostro esta tenso y mi cara esta super secar de la suya, roso mis labios con lo de él, estas ganas que siento ahora mismo no me están dejando pensar mucho, solo quiero sentirlo por una última vez. Sigo rozando nuestros labios y su rostro se empieza a relajar, el siempre cae a mis encantos, a pesar de que no está en la mejor situación.

—Me gusta todo, pero así no Arabela, porque mejor no me sueltas y así te demuestro lo que más me gusta hacerte y que me hagas. —me dice mientras saca su lengua y lo pasa por mis labios. —Te follare ese agujerito que tanto me gusta, que te vuelve loca y es mi lugar favorito, a parte de tu rico coño —su voz sale ronca y excita.

Y no niego que me a excitado y me humedezco más de lo que ya estoy. Él tiene razón en todo, pero tengo un objetivo y no puedo flaquear. Aun con nuestros labios pegados, pero sin besarnos, sonrió.

—Es posible que follemos, pero lamentablemente será la última vez, no creo que hoy salgas vivo. —Le sonrió con malicia.

Este idiota... Dice que le gusta todo de mí, pero me ha destrozado el corazón, doblemente. A veces, me pregunto si tiene algún problema mental o de memoria, porque solo así podría entender su comportamiento. Aunque estoy sumamente confundida, su actitud desde que nos volvimos a encontrar indica que quiere hablar, pero ¿hablar que?, no entiendo.

Reconozco que me he vuelto adicta a él, pero el plan sigue avanzando. Lo he seducido, lo he vuelto loco, y, para colmo, lo tengo ahora bajo mi merced. Podré cobrarle todo el daño que me ha causado.

—Suéltame y hablemos. —me dice con rabia.

—Lo dices para escaparte, eso no sucederá, no te dejaré ir. —me levanto y camino hacia la puerta para hablar con mis hombres. —No quiero que nadie interrumpa a menos que sea algo de mucha urgencia, entendido. —les digo.

—Sí, mi señora, como lo ordene.

Vuelvo y entro, le pongo el seguro a la puerta y lo miro con determinación.

—Arabela, he querido hablar contigo desde que nos volvimos a ver, pero te has empeñado en que no. ¿Por qué no hablamos ahora? —su tono suena más molesto. Yo niego con firmeza. —No lo puedo creer, eres terca. Me has secuestrado para matarme y me acusas de cosas que no entiendo y que no quieres hablar. Además, usaste a Viktor para esta estupidez.

—Tú y yo no tenemos nada de qué hablar. —digo mientras tomo un pañuelo de una mesita. Él me mira confundido.

—¿Qué harás con eso? —me pregunta en un tono serio. Yo sonrío.

—Te taparé esa boquita para que no sigas hablando. Será una lástima, porque haces una mamada maravilloso. —él se ríe.

—Al menos reconoces algo. —me dice con una sonrisa coqueta. Esa sonrisa que tanto me enloquece.

Me acerco a él, me subo a sus piernas y muevo mis caderas suavemente, provocando que su cuerpo se tense y su miembro se endurezca aún más. Sin pensarlo mucho, lo beso con pasión y desesperación. Él no tarda en responder y su boca me enloquece. Hago una pequeña mordida en su labio antes de detenerme.

Pegamos nuestra frente para tomar aire. Siento su respiración agitada junto a la mía.

—Arabela, detén esta locura. Déjame tocarte, quiero sentir tu piel. Estoy tan duro solo por ti. Siento que voy a reventar. Déjame hundirme en tu interior, déjame hacerte mía, y sientas todo lo que siento por ti. —dice mientras rosa nuestros labios.

—¿Que sientes por mí? —pregunto viéndolo a los ojos. Mi corazón late fuertemente.

—Yo te amo. Arabela. Siempre te he amado.

Sus palabras me sorprenden, y me hace tener muchas preguntas, pero el recuerdo de verlo con otra me nubla la mente. Sin responderle, le coloco el pañuelo en la boca, apretándolo con fuerza. Él no hace nada, no protesta, solo me mira con deseo en sus ojos. Ese mismo deseo que yo estoy sintiendo.

—¿Sabes? Si me amaras como dices, no te hubieras follado a esa puta en mis narices y a pesar de eso que me hiciste, te deseo más que a nadie. Pero, ese deseo se puede convertir en odio debido a todo eso. Otra vez rompiste mi corazón. —le digo con calma.

Y mi corazón late frenéticamente, y no sé porque no me creo eso de que lo odio. Esa confesión no lo senti nada verdadero. Él me mira confundido, como si no entendiera a qué me refiero. ¿Porque se hace el que no sabe? Cada vez estoy tan confundida. El me confunde.

—Bien, hablemos.




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