Bienvenidos a esta nueva parte de la historia, está vez soy yo, Archie.
Escapar de aquel loco me llevó aproximadamente 3 semanas, empecé a contar desde que desperté en aquella habitación de la cual escapé, cuando caí en la trampa de oso, justo en alguna de esas paredes había un almanaque, y cada vez que iba al comedor o me escabullía, miraba el día en que estaba y los que transcurrían.

Había sido más fácil si no hubiera estado atado gran parte durante mi curación, mientras el loco de la galera me cambiaba las vendas de la herida de mi pierna. En esos momentos únicamente se mostraba afable y divertido, por no agregar más. Experimenté un efecto de contrariedad y también el de ser dopado por un hongo, esa fue la peor parte. No podía moverme mucho ni pensar con claridad.

Pero aquí estoy, luego de haber sufrido las leves torturas de aquel sujeto, que llama mucho la atención su cabello desteñido por un lado y negro por el otro. Es mitad negro y blanco. Con respecto a mi pierna, le quedarán unas cuantas cicatrices en forma de diente.

Lo que no me importa mucho ni suelo pensar. Me eh topado con una tienda de disfraces y eh decidido en ese momento cambiar mi apariencia o algo de ella, porque siempre eh querido hacerlo y como al parecer estoy siendo perseguido, es el momento más oportuno.

No sé que demonios es lo que quiere, y ese deseo inmoral de tener un amigo porque llevas mucho tiempo solo es absurdo. Estoy como un tonto viéndome en el escaparate de la tienda, la cual es casi toda colorida y dando vibras positivas.

Estoy vistiendo un traje bastante apuesto, a eso me refiero con un esmoquin, zapatos de vestir, camisa y corbata. Y por último, me falta darle un toque a mi cabello. Podría añadirle un tinte rojo o naranja. Haría cualquier cosa con dejar atrás a esa persona débil e inocente come-pasteles, el Archie de ahora será menos amable y más defensivo.

Tengo el solo hace bastante tiempo, ya no se me hace nada divertido. Fue una decoloración natural por parte de mucho estrés. Me acomodo el bolso con algunas cosas que metí cuando llegué a casa para irme para siempre y cambiar de rumbo. Cómo comida y alguna que otra ropa. Mi identidad quisiera que pasase desapercibida, pero quién soy yo para hacer eso, ¿quién sino soy yo?.

Apenas tengo 17 años, no sé nada del mundo, vivo aislado en una pequeña burbuja, soy ingenuo y fácil de manipular. No sé pelear, ni defenderme y todavía no sé ni como sigo vivo aquí y aquel tipo no acabo conmigo, si es que ese era su objetivo. Sigo aquí,de pie, frente a una tienda de disfraces cualquiera, planeo abandonar el pueblo e ir rumbo a New Hill's dónde reside mi familia, sino me equivoco.

Al lugar donde me desterraron. Camino calle abajo hacia la estación de tren. Desde aquella escapatoria logré dormir unas 4 horas, estoy con toda la energía a pesar de ese poco tiempo en los cimientos del sueño. Un par de ojeras me surcan los ojos pero, una señora estilista en la tienda se ofreció a retocarme la cara y resultó ser buena idea.

Al llegar a la estación, las innumerables personas me atraviesan y pasan a mi lado como si fuera invisible, y mi objetivo está cumpliendo su fin. Hay extranjeros, trabajadores, lavanderas y obreros.

Me subo al primer tren que atraviesa el pueblo hasta mi destino. Suspiro al sentarme en el tercer compartimento, en un asiento totalmente vacío. El alivio me recorre el una oleada, y siento que me deparan cosas nuevas y la incomodidad de lo ajeno me carcome. Saco la hogaza de pan del bolso y le doy un mordisco mientras el pueblo se vuelve borroso por la velocidad que toma el transporte.