Otra noche agitada

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El silencio en el auto era casi tangible, solo roto por el suave zumbido del motor y el ocasional chirrido de las ruedas sobre el asfalto. Me encontraba en el asiento del pasajero, con la mirada perdida en el desfile de luces y sombras que la noche proyectaba a través de la ventana. Jinnie conducía con una mano en el volante, la otra descansaba casualmente entre nosotros.

El viaje a casa después de la reunión con los brujos había sido largo y tenso. A pesar de la comodidad del auto, cada bache en el camino resonaba en las heridas que no estaban en mi cuerpo, pero si en mi alma. Jin había insistido en conducir, argumentando que era lo más seguro dadas las circunstancias. No pude discutir; la verdad era que me sentía agotado. Drenado de toda energía.

—Tae— su voz rompía el silencio, suave pero cargada de algo que no podía definir. —Sobre lo que te pasó hoy...

No quería hablar de ello, no quería recordar la sensación de impotencia, la humillación. Pero algo en su tono me hizo mirarlo. Su perfil se recortaba contra la luz tenue de afuera, y sus ojos permanecían fijos en la carretera.

—No tienes que decir nada— le interrumpí, mi voz más firme de lo que me sentía—. Yo me ofrecí para dicha tortura. Es inútil que te disculpes.

Pero él continuaba, como si las palabras necesitaran ser liberadas. —No importa si no quieres darme tu sangre. Te amo por quien eres, no por lo que puedo obtener de ti. Quiero que eso quede claro.

El semáforo se puso en rojo, y el auto se detuvo suavemente. Me giré hacia él, enfrentando esos ojos palidos que, sin importar su color, siempre parecían ver a través de mí.

—Jin, no es que no quiera…— empecé, luchando con las palabras, con los deseos que se agitaban dentro de mí. —Es que no sé si pueda-...

Su mano encontraba la mía, un gesto simple pero cargado de significado. —Tae, te amo — repetía con una certeza que me hacía temblar. —No necesito que te tortures por eso. No me alimentare de Jimin, esa es un promesa que no voy a romper. Me adapto rápido —decía con una sonrisa ladina.

El semáforo cambiaba a verde, y el auto volvía a moverse. La noche se extendía ante nosotros, un camino oscuro salpicado de luces. Y en ese momento, supe que aunque mi corazón estaba lleno de temores y dudas, también estaba lleno de algo más: un amor que, aunque no pronunciado por mí, era tan real y desesperado como mis ganas de devolverle el "Te amo".

La confesión colgaba en el aire, un fantasma que no podía ser ignorado. Sentí cómo mi corazón latía con fuerza, un eco de las palabras que aún no podía pronunciar porque sino podía alimentarlo (a pesar que algo dentro de mi, moria por hacerlo) que tan real sería mi confesión si yo me rehusaba a darle algo que ambos deseábamos con desesperación, pero también me asustaba como la mierda.

— Jin— comencé, pero las palabras se atascaron en mi garganta. No estaba listo, aún no podía decirle que yo también lo amaba. Pero necesitaba que supiera que su amor no era unidireccional, que había algo dentro de mí que respondía a él con fervor, que lo valoraba más de lo que las palabras podían expresar.

Entrelazando nuestros dedos en un gesto que hablaba más que mil palabras, Jin me sonreía suavemente—. No tienes que decir nada. Cierra los ojos y descansa el resto del viaje —me ordenaba.

Y en ese momento, supe que aunque el camino por delante estaba lleno de incertidumbre, no lo recorrería solo. Jin estaría a mi lado, y eso era todo lo que necesitaba por ahora. Aunque me sintiera inquieto por querer corresponder a él y al desesperante anhelo de sentir como me consumía, todavía no estaba listo. Quizás nunca lo estaría. Era una lucha interna que se volvía desesperante.

Al llegar, Hyungsik no estaba en ningún lado, nos habían informado que debía irse y Jimin estaba en la habitación de arriba. Con una mirada cautelosa como si pidiera mi permiso, Jinnie me miraba y yo sólo asentía para verlo desaparecer en el elevador.

Minutos más tarde, había cambiado mi camiseta sudada por una nueva, realmente tener a tres personas encima de mí, revisando mi estado físico era un poco claustrofobico, exagerado y algo castrante.

— ¿Necesitas un té caliente? —se mofaba el bastardo de JK.

Levantando mi dedo medio en dirección a él, lo veía sonreír ladino. Lisa sin embargo me observaba con suma seriedad. Del tipo que dejaba en claro que estaba revisando si había algún residuo de los fuertes hechizos arcarnos que la legión sangrienta había tirado sobre mí.

— ¿Seguro te sientes bien? —preguntaba Lucas parado en otro rincón—. Una vuelta recibí una tortura Arcana de fuertes hechiceros y duele como la mierda, todo tu cuerpo y cabeza luego.

Suspirando asentí—. Sólo un dolor de cabeza que se irá pronto. Estoy bien, de verdad —dije.

Mirando hacia mi techo, lo único que deseaba era saber que sucedía entre Jinnie y Jimin. Ciertamente, el chico había sido encontrado en ese bar de sangre humana dejándose usar por algún imbécil.

— ¿Cómo encontraron Jimin? —pregunté mientras bebía agua por enésima vez.

Lucas suspiraba—. El chico estaba drogadisimo. Si alguien lo reconoció o no, no dijeron nada. Pero ya había sido usado más veces de las que debía de ser usado —negando con su cabeza continuaba—. El chico es precioso.

El silencio en la sala era cargado, y las miradas de Lisa y Jungkook estaban sobre mí. No me importaba que Lucas creyera eso, pero por alguna razón no podía transmitirlo a mi cara de rasgos enseriados y dientes apretados.

— Que poco tacto, idiota —soltaba Jungkook.

Lucas parecía caer en cuenta de lo que había dicho—. Oh, lo siento. Sólo fue una observación.

— Puedes llevártelo cuando quieras —decía mi amigo.

— Jungkook —advertía Lisa.

— Sólo digo. A Tae no le molestaría —decía, pasándome la bola a mí.

Suspirando desvíe mi mirada—. Es el donor de Jinn-... Es el donor de SeokJin.

Jungkook reía secamente logrando que una mala y furtiva mirada mía se dirigiera hacia él.

— Quedó en evidencia que Jin no tomó lo suficiente de él —mencionaba mi amigo o enemigo en ocasiones—. No es bueno para el tipo. Para ninguno.

Suspirando me puse de pie, sintiéndome un poco debil—. Yo no le dije que no bebiera de Jimin. Sólo dije que no lo hiciera aquí —y no sabía porque necesitaba explicarme.

O quizás sí. Porque en realidad, en el fondo yo no deseaba que Jin-...

— Tú no quieres que él se alimente del chico en absoluto —decía Lisa con una voz comprensiva—. Es entendible, pero será un problema si SeokJin no logra que el muchacho se quede quieto en un lugar. Traerá problemas eventualmente. Y si algo sucediera, Jin también estaría débil.

Suspirando frote mi rostro, esta conversación no ayudaba al dolor de cabeza que tenía.

— No quiero que por culpa de Jimin el V'okkultizme o mi hermano lo encuentren —susurré.

A la distancia, Lucas aclaraba su garganta—. El V'okkultizme está muy cerca de encontrarlo —su voz malditamente relajada.

La ira brotando instantáneamente de mí, que no pensaba dos veces cuando terminaba cerca de Lucas, con mi mano en su cuello y levantándolo por encima del suelo.

— ¿Finalmente estás traicionandome? —dije entre dientes.

Lucas forcejeaba un buen tiempo, hasta que lo notaba violáceo rápidamente. Sus manos apretando mi antebrazo.

— No, imb-bécil... J-jamás te traici-o agh.

— Tae suéltalo —la voz de SeokJin llamaba de inmediato mi atención, logrando que dejara caer a Lucas sin un atisbo de elegancia o cuidado.

La tos de mi amigo era el único sonido en el silencio de la sala.

— Gracias, carajo —decía cuando recuperaba fuerza en sus cuerdas vocales.

Jinnie lo miraba sin inflexión alguna en su rostro.

— ¿Cómo está Jimin? —preguntaba Lisa.

Jinnie suspiraba—. Aún está volando alto, pero le ordené que descansará. Prometió no volver a hacerlo, no estoy tan seguro —decía pasando por mi lado y extendiendo una mano a Lucas para ayudarlo a levantarlo.

— Gracias, hombre —exclamaba Lucas, pero inmediatamente lo miraba con irritación otra vez—. Yo no te delate —me repetía—. Vine a advertirles. Si finalmente podemos tener la charla de por qué carajos estoy aquí.

Apretando mis dientes, largaba el aire por mis fosas nasales y asentía. En el centro de la sala, dos vampiros, una hechicera y dos dhampirs se sentaban a sospechar uno del otro. O al menos así se sentía, era sofocante la tensión.

— Ya dejen de verme como si fuera el enemigo. No lo soy, nunca lo fui. No voy a comenzar ahora —decía Lucas acariciando su cuello—. Se habla a gritos de SeokJin y Jaejoong en los pasillos de la sede. Los ancianos quieren verte, conocerte.

— Querrás decir cazarlo —exclamé mentiéndome en su relato.

— Quizás, realmente no me han dicho mucho. Sólo los más importantes por encima de mi posición están encargados de encontrar a SeokJin —exclamaba Lucas—. Ellos realmente no saben que la criatura que cuidé una vez de ser cazado por Jae, es SeokJin. Y si lo supiera, dado los eventos actuales, sólo se darían cuenta que falle protegiendo al niño —decía señalando a SeokJin.

— De todos modos, a quien deben cazar es a Jae —decía JK—. Porque el peligroso y al que hay que matar es a Jaejoong, no a SeokJin —aclaraba.

— Estoy seguro que no ven la diferencia —mencionaba Jinnie con desgano—. Hice cosas terrible al inicio. Mi propia mala fama. Aunque me detuve luego, hice un desastre como neofito.

Lucas lo miraba y ambos cruzaban una mirada que decía demasiado y guardaba secretos que no me estaban siendo revelados.

— Estoy harto de esto. Lo que sea que saben, merezco y debo saberlo —exclamé llamando la atención de ambos.

Lisa suspiraba—. Estoy a favor de Tae, lo que sea que sepan, hay que compartirlo. Tenemos que estar en la misma página —sorprendentemente estaba de mi lado.

El suspiro de Jin resonaba en la sala—. Estamos todos en la misma página. Eliminar a Jaejoong. Tu hermano realmente quiere gobernar el mundo de las tinieblas, nunca me lo negó, y ustedes lo saben hace más tiempo que yo. El problema que al ser una criatura diurna, puede estar en cualquier lugar.

— Exacto —añadía Lucas—. El V'okkultizme no logra dar con él, sólo con pequeñas huellas que va dejando, pero nada de él. Son como una burla para ellos dichas huellas que aseguran que estuvo ahí, pero nuevamente se les escapó. Se sienten amenazados y por eso irán por SeokJin.

Suspirando con fuerza comienzo a negar con la cabeza.

— No voy a dejar que lleguen a él. Jinnie no es el problema.

— Eventualmente me encontrarán. Ellos o tu hermano —decía SeokJin a mi lado, mirándome con esos ojos pálidos—. Si tengo que el elegir, preferiría al V'okkultizme.

— ¿Por qué? —cuestioné entre dientes—. ¿Qué no me estás diciendo?

— Te dije que todo en su momento. Y al fin de cuentas, se dice que hay diurnos entre los ancianos del V'okkultizme ¿no? —preguntaba Jin a Lucas y a mí.

— Honestamente, nunca los he visto. Las personas que se han reunido con ellos, no pueden confirmar que hayan visto diurnos entre los ancianos del V'okkultizme —respondía Lucas con sinceridad.

— Eso es debido a grandes brujos que tienen con ellos. Se dice que podrían haber diurnos, pero los que llegan a la corte de los ancianos siempre salen con algún conjuro que les prohíbe hablar ciertas cosas o incluso recordar algunas otras de la reunión —afirmaba Lisa.

Apretando mis dientes mire directamente a Jinnie—. No son de fiar. Por algo no he ido con ellos jamás en todos estos años.

Jin suspiraba a mi lado poniéndose de pie, su figura imponente llenando la habitación con una presencia tangible.

— Eventualmente van a encontrarme —exclamaba viéndome fijamente—. Y tu hermano está demasiado silencioso. Jaejoong debe estar planeando la manera de acercarse a mí.

Frunciendo mi ceño, me puse de pie frente a él—. ¿Por qué te querría ahora? Ya obtuvo lo que quería de ti cuando eras solo un dhampir. Ahora es un diurno, un vampiro poderoso. El más poderoso actualmente ¿Para que te querría, Jin? —pregunté desafiandolo a decirme lo que ocultaba.

Aunque sabría que no lo haría.

Apretando los dientes, él sacudía su cabeza—. Soy un cabo suelto, Tae —susurraba—. Su principal deseo era ser el vampiro más poderoso, conmigo en el mapa, eso no lo vuelve el único. Y sabe que tarde o temprano iré por él porque he atacado a seguidores suyos. Tú lo conoces mejor que yo.

— Lo hago, lo conozco. Sé lo enfermo y demente que puede ser, pero hay algo más que me estoy perdiendo aquí y tú no quieres decírmelo —dije acercándome a él.

Su cercanía era lo peor en este momento, porque parte de mí no quería un enfrentamiento, quería fundirme con él y quedarme allí donde pudiéramos estar simplemente el uno con el otro, a solas, respirarnos y más, no tramando planes para ver cómo mierda destruir al enfermo de mi hermano.

— No ahora —Jinnie me respondía—, Pero eventualmente te diré todo, primero que nada, necesitamos llegar al V'okkultizme, por eso Lucas está aquí —respondía Jinnie.

Jungkook, Lisa y yo mirábamos en dirección a Lucas.

— Tu visita no es casual —susurré.

Lucas sacudía su cabeza, pero Jinnie respondía por él—. Jimin envió un mensaje encriptado para él de parte mía. Yo lo llamé para que me lleve con los vampiros ancianos del V'okkultizme.

Lucas finalmente levantaba la vista, sus ojos revelando una tormenta de emociones que luchaban por salir. —Es más que eso, Tae— dijo con voz ronca. —. Hay un ritual... uno que podría cambiar las reglas del juego para todos nosotros.

La tensión en la habitación se hizo palpable, como si una tormenta eléctrica estuviera a punto de estallar. Jungkook se movía inquieto, y Lisa se mordía el labio, claramente preocupada.

—¿Un ritual? —repetí, sintiendo cómo mi corazón empezaba a latir más rápido. —¿Qué tipo de ritual?

SeokJin intercambiaba una mirada con Lucas, una que hablaba de secretos oscuros y decisiones peligrosas. —No es solo un ritual— comenzaba a explicar Jinnie, su voz apenas un susurro. —Es algo que llaman La Convocación de Sangre. Un antiguo hechizo que se dice que puede otorgar poderes inimaginables a un vampiro... o destruirlo por completo.

Jungkook daba un paso adelante, su expresión era una mezcla de fascinación y miedo. —¿Y crees que Jaejoong intentará realizarlo?

—No solo lo intentará— respondía Lucas, finalmente encontrando su voz. —Ya ha comenzado la recolección de los componentes necesarios. Son las pequeñas pistas que deja, pero no podemos encontrarlo. Siempre llegamos tarde. Si lo logra... bueno, ni siquiera quiero pensar en las consecuencias. No es simplemente gobernar tal y como está, es volverse indestructible.

Lisa se cruzaba de brazos, su mirada fija en el suelo mientras procesaba la información. —Entonces, ¿qué hacemos? —preguntaba, levantando la vista hacia nosotros.

—Lo detenemos. Lo eliminamos, no voy a titubear esta vez —dije, sintiendo una determinación férrea apoderarse de mí. —No importa lo que cueste, no podemos dejar que Jaejoong complete La Convocación de Sangre. No solo por nosotros, sino por el equilibrio del mundo entero.

Los cuatro nos quedamos en silencio, cada uno perdido en sus pensamientos sobre la batalla que se avecinaba. Era claro que el camino por delante estaría lleno de peligros, pero también sabíamos que no había vuelta atrás. La lucha por el futuro de los vampiros y humanos acababa de comenzar. Pero aún así, había algo que Jinnie me ocultaba lo podía sentir en mis huesos. Lo veía en sus ojos pálidos.

La noche había caído sobre la ciudad, y la tensión en el aire era casi palpable. Nos habíamos reunido en la sala de estar, discutiendo nuestro próximo movimiento, cuando un ruido sordo proveniente del piso superior cortó nuestras conversaciones. Era como si algo pesado hubiera caído, o más inquietante aún, como si alguien hubiera sido derribado.

—¿Qué fue eso? —preguntaba Lucas, su voz apenas un susurro.

Nos quedamos en silencio, escuchando. No hubo más ruidos, solo el silencio y la respiración contenida. Jungkook era el primero en moverse, señalando hacia él elevador con un gesto decidido.

— Voy a ver —exclamaba con firmeza.

Intercambiamos una mirada preocupada con TaeHyung, antes de dejarlo avanzar me encargaba de ser yo quien subiera primero, pero Tae y Jk venían conmigo, dejando a Lisa y Lucas vigilando la entrada. Al llegar al piso superior, lo que veiamos nos dejaba helados. La habitación estaba en desorden, ropa esparcida por el suelo, la cama de Jimin volcada. Pero lo más alarmante era la ausencia de Jimin. No había ni rastro de él.

—Jimin— susurré sin aliento.

Acercándome a la ventana abierta, notaba en el alféizar una mancha roja de sangre, como si hubieran arrastrado a Jimin por allí. Pasé mi dedo por la mancha y al olerla, supe que era de él.

—Ha sido secuestrado— dije, mi voz cargada de una furia contenida. —Debemos encontrarlo.

Descendimos inmediatamente a la habitación de seguridad, la gravedad de la situación pesaba sobre nosotros mientras revisábamos las cintas de seguridad.

—Los hechizos alrededor de mi casa son contra vampiros y otras criaturas, pero no contra licántropos. Nunca he tenido problemas con ellos— mencionaba TaeHyung.

—¿Por qué un par de licántropos querrían al protegido de Jin?— cuestionaba Jk. —El chico está prácticamente obsesionado con nuestra especie, no con los lobos.

Lisa, con los brazos cruzados detrás de nosotros, intervenía: —Algunos licántropos trabajan con su exdominante. Tal vez eso tenga algo que ver. Quizás visitar aquel restaurante de sangre lo puso en el radar de Matthew Kim de nuevo.

Inhalando profundamente y me frotaba el rostro; esto no era lo que necesitábamos hacer. Era un maldito contratiempo, pero no podía dejar a Jimin en manos de alguien con malas intenciones hacia él. Estábamos en una carrera contra el tiempo, y cada segundo era crucial si Matthew Kim tenía la intención de acabar con la vida de Jimin solo porque así lo deseaba.

—Ya tengo memorizado el aroma de Jimin— decía Jungkook con una mueca. —Si partimos ahora, me será más fácil rastrearlo.

—Bien, vámonos— dije, tomando la iniciativa.

Con determinación y un miedo que no quería reconocer, partimos en busca de Jimin. Tae había dejado a sus hombres de confianza y a Lisa reforzando los hechizos alrededor de la casa, mientras que él, Lucas, Jungkook y yo seguíamos el rastro dejado por los secuestradores.

Después de todo esto, intentaría asegurar que Jimin tuviera una vida más tranquila. Aunque lo había salvado en el pasado de un final trágico a manos de sí mismo, no esperaba involucrarlo en mi mundo, que estaba tan corrompido o incluso más que el de su anterior amo. Jimin podía ser venenoso y celoso, pero no merecía seguir siendo torturado. Aún no tenía idea de cómo lograría que dejara su adicción a mi raza, pero haría lo posible por mantenerlo seguro. A pesar de ser un contratiempo, necesitaba ir por él.

— Jk, ven conmigo. Iremos adelante, ustedes sigan mi auto— ordenaba Lucas.

Inmediatamente, volvimos a subir al auto de TaeHyung, quien sin dudarlo, tomaba el asiento del conductor.

— Puedo conducir—me decía TaeHyung al entrar.

— No has descansado nada— le respondí.

—Lisa me dio un té mágico— mencionaba con un suspiro—. Me siento mejor.

—Deberías haberte quedado— le dije, secándome el sudor de la frente, mientras que él arrancaba.

¿Estaba sudando? ¿Y temblando?

—¿Jinnie?— la voz de TaeHyung era cautelosa a mi lado.

Sacudí la cabeza, intentando disipar la niebla de preocupación que nublaba mi mente.

— Estoy bien— mentí, aunque el temblor en mis manos revelaba la verdad. —Solo… preocupado por Jimin. No podría lidiar con eso si algo le pasa por mi culpa.

TaeHyung me miraba con sospecha, sus ojos analizando mi rostro pálido y mis labios ligeramente azulados.

—No es tu culpa —se apresuraba a responder.

Oh, sí. Jodidamente lo era, Jimin no hubiera escapado en primer lugar si yo hubiera bebido lo suficiente de él.

— Jin, ¿Cuánto tomaste la última vez que te alimentaste?— preguntaba con un tono que no admitía evasivas.

Mirando hacia adelante, estaba tan concentrado en la búsqueda de Jimin que había descuidado mis propias necesidades.

— Ha sido… solo un poco — admití con voz débil—. No pasa nada, aún puedo dar pelea.

TaeHyung tenía el ceño fruncido mientras me miraba  con cautela si decuidar el camino adelante, su expresión era una mezcla de preocupación y decisión.

— No podemos permitir que te debilites más. Si te desmayas, serás una carga y eso no podemos permitirlo— decía con firmeza, aunque podía ver qué él también estaba temblando.

Antes de que pudiera protestar, TaeHyung mordía su muñeca, haciendo brotar su propia sangre. La vista de la sangre fresca hacía que mi ansiedad y hambre aumentaran con fuerza, una sed abrumadora se apoderaba de mí.

—Bebe— ordenaba, extendiendo su brazo hacia mí.

— No, no es necesario —me negué, empujando su brazo y evitando olfatear lo dulce de su sangre.

Esto iba en contra de sus deseos.

— Jin, bebe. Sólo un poco. Estás temblando —insistía.

— Y tú también lo estás —dije con una sonrisa apagada—. Puedo aguantar, quizás ni siquiera necesitemos pelear.

TaeHyung apretaba sus dientes, su mandíbula afilada.

— Bebe, maldita sea. Siempre hay una pelea y no estarás más débil que el resto por mi culpa. Hazlo —ordenaba con voz grave—. Confío en ti.

Nuevamente empujaba su brazo—. No sé si podré contenerme, no lo haré. Olvídalo —dije decido.

Pero TaeHyung volvía a ofrecer su muñeca y la sangre ya estaba a punto de derramarse fuera de ella. No podía pensar en que eso sucediera.

La sangre de TaeHyung goteaba lentamente, una invitación silenciosa que desafiaba mi autocontrol. La proximidad de su herida y el aroma dulce y metálico de su sangre llenaban el aire, una prueba tortuosa para mis sentidos.

— Jin, esto es necesario— insistía TaeHyung, su voz un susurro ronco que resonaba con una urgencia que no podía ignorar.

Miré su muñeca, la sangre brillando bajo la luz tenue, y luego sus ojos. Había una súplica en ellos, un entendimiento tácito de la gravedad de nuestra situación.

— No quiero lastimarte— confesé, mi voz apenas audible sobre el sonido exterior.

— No lo harás— afirmaba él, con una confianza que me desconcertaba.

Con un suspiro resignado, acepté. Esto era algo que TaeHyung no deseaba pero debía hacer. Tomando su muñeca, mis labios rozaron su piel, y el primer contacto fue como una chispa que encendió un fuego dentro de mí. Bebía con cuidado de no dañarlo, cada sorbo era un pacto silencioso entre nosotros.

TaeHyung se debatía entre ver el camino y observarme, mientras que yo me perdía en el sabor metálico y dulce de su sangre. En la sutil y suave carne donde mis colmillos se hundían cada vez más. Y cuando un gemido se alzaba en mi garganta, otro provenía de TaeHyung. Al observarlo, nuestras miradas se conectaban y me sentía caliente en todas partes.

Sus ojos amielados estaban oscuros, sus párpados pesados. Sus labios, entreabiertos, y cuando un auto pasaba dando un fuerte bocinazo, me daba cuenta de que había tomado suficiente y me apartaba; la herida en su muñeca comenzaba a sanar lentamente, sellando poco a poco su carne. TaeHyung me observaba, su expresión una mezcla de alivio y algo más profundo, insondable.

—Lo siento y gracias— dije, sintiendo una oleada de gratitud y una conexión inquebrantable que nos unía más allá de la necesidad física.

Él tragaba saliva y relamía sus labios mientras intentaba controlar su respiración y asentía con su cabeza. —Ahora, vamos a encontrar a Jimin— decía con voz ronca y una determinación renovada.

Con la fuerza de TaeHyung corriendo por mi cuerpo, me sentía listo para enfrentar cualquier desafío. Ambos unidos por un lazo que iba más allá de todo, forjado en la urgencia de nuestra misión y en la intimidad del momento compartido.

No debería desear hacerlo de nuevo, pero lo deseaba. Lo deseaba con fervor.


Ptm Jimin ¿A donde te llevaron? 🥹 Pasarán cosas en el siguiente cap, muchas UwU☝🏻🥹

Con amor niñita Nanykoo 💜

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