Unidos

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Detesto esta noche, quiero respirar.
Detesto mis sueños, quiero despertar.
Estoy atrapado dentro de mí, me puedo asfixiar.
No quiero estar solo
Solo quiero ser tuyo

Los dedos que cualquier pianista envidiaría se mueven con soltura y cuidado entre las costuras. Una aguja de forma extraña era controlada por un ser que distaba de ser humano, su belleza superior a las propias sirenas le brindaban el encanto apropiado para atraer como fuego al pirómano. Sus labios mullidos, con suavidad superior a las plumas de cualquier cisne, estaban apretados en gesto de completa concentración. Y luego estaban sus ojos, con la galaxia atrapada en ellos. Jungkook podría jurar que el hermoso hechicero robó con su magia las estrellas del cielo y las contuvo en sus ojos negros. Una vez dichas estrellas se alinearon de tal forma que destellaron en la oscuridad con un brillo rojo aterrador, Jeon, presa de esa mirada no pudo hacer más que retroceder.

Un ser fuera de la comprensión de cualquier genio humano, con una magia poderosa, destructiva. El príncipe del infierno y jinete del apocalipsis. Y este, en aquel instante estaba haciendo uso de todo su poder, incluso robando lo que ni siquiera él tiene permitido: La vida de los muertos.

- N... No lo hagas... Tae... - Su baja súplica estuvo cerca de desconcentrar a un desesperado ladrón que tenía entre manos el mayor delito visto por la propia historia del universo - Te amo.

No malentiendan, el azabache esperaba que eso sonara como una despedida, pero a oídos de su amante no fue más que un incentivo.

Su aguja viajó entre puntadas de polvo dorado y oscuro, más negro que el vacío mismo. Y, de fondo, el cántico de los muertos que rogaban por paz.

¿Por qué es tan oscuro estar sin ti?
Es peligroso cuán destruido estoy.
Sálvame ya porque no puedo controlarme, no puedo.

La voz del brujo hacía al muñeco entre sus manos dar sacudidas, las puntadas en forma de X como ojos destellando con luz casi propia, porque lo que le daría vida a ese muñeco es la paz de los muertos. A su lado Jungkook yacía perdiendo sangre en abundancia, su piel ya se tornaba gris y sus ojos no se podían mantener abiertos, solo un ligero movimiento de su pecho mostraba su presencia en el mundo de los vivos.

- Solo un poco más...

Escucha los latidos de mi corazón.
Tu nombre está llamando por propia voluntad.
En esta oscuridad, estás brillando tanto.

Dejó la aguja a un lado y el hilo que colgaba del centro del cuello del muñeco ya cocido esperaba inerte a cumplir lo suyo; Taehyung caminó dentro de la compleja estrella dibujada con su sangre violeta en el suelo, brillando como polvo de brujas. Se acercó al cuerpo de su amado tendido en el suelo y se puso de rodillas, ató el hilo alrededor del cuello de Jungkook, tomando sangre con sus dedos y regándola por la extensión.

Y lo último que le quedaba por hacer lo llevó a cabo con el miedo calando sus huesos.

Dame tu mano ahora y sálvame.
Necesito tu amor antes de caer.

Dame tu mano ahora y sálvame.
Necesito tu amor antes de caer.

Hundió los dientes perfectos como perlas en el cuello del muñeco que recién acababa de crear, la acción con cuidado de no dañar el hilo. Mordió fuerte, su veneno salió como serpiente violeta y viajó entre el tejido, haciendo una marca permanente en el muñeco. El grito de los muertos le ensordeció los oídos, un clamor agónico que culminó en unas gélidas manos rindiéndose alrededor de su cuello y desapareciendo.

Le devolvió la vida a su amado ultrajando la vida eterna de los muertos. Ahora el príncipe viviría con los demonios atormentándole en las noches, pero eso no importaba mientras el dueño de su corazón lo acompañara en el día.

•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•

Dos años después

Taehyung los miraba a ambos, sus espaldas rectas y los brazos cruzados encima del pecho. Presionó sus dedos pulgar e índice en el puente de su nariz, rogando por un poco de descanso. Algo que no había recibido desde aquel fatídico día.

- Kookie ¿Puedes decirle a Jungkook que no esté molesto? No me quiere escuchar.

Sabía que nada sería como antes, los resultados eran dudosos puesto que meterse con los habitantes del Inframundo era un tabú fuerte. Pero tras atar el alma de su amado a un muñeco creado por sus propias manos con tal de salvarle la vida; la actitud de Jungkook para con él había cambiado radicalmente.

El muñeco se dió la vuelta y posó los ojos en cruces sobre el pelirrojo alicaído. Pensativo analizó a Jungkook y a Taehyung, sopesando las opciones. Finalmente recorrió el camino hasta las piernas de Tae trabajosamente, haciendo equilibrio entre sus cortos brazos y pies de tela.

- Gracias... Jungkook ¿Ya te dignarás a hablarme?

El azabache dejó salir un suspiro rendido, la marioneta de los muertos siendo su titiritero.

- No lo vuelvas a hacer...

- Prometido.

Todo por no haber cumplido uno de los caprichos del muñeco. El alma de Jungkook estaba atada a la de Kookie, pero dicho ser vivía gracias a las almas de los muertos que se encuentran encerradas en la mordida de su cuello. Con el pasar de los años los demonios que atormentan a Taehyung regresarían... Y Tae tendría que escoger nuevamente.

•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°

Cien años después

No tenía donde esconderse ni salida por la que correr. Sentado a las puertas abiertas del clóset estaba un sonriente muñeco, quien tarareaba su canción de cuna favorita.

Hoy la luna brilla más en el espacio vacío de mi memoria.
Estoy sintiéndome lunático, por favor
Sálvame esta noche.

Soy como un niño travieso y eres tú quien me salvará.

Taehyung se dio la vuelta desesperado solo para encontrar en la puerta la tétrica presencia del dueño de su corazón.

- Yo sabía que tu salvación es parte de mi vida y la única que abrazará mi dolor. Juguemos, TaeTae.

Con manos temblorosas niega con la cabeza repetidas veces, las ondas ahora doradas (otro de los caprichos a cumplir de Kookie) baten con fuerza y delicadeza.

- Ya... Ya no quiero jugar más, por favor... No más.

Estaba al borde de las lágrimas, su piel todavía no se había sanado desde que fue quemada cruelmente por las llamas del infierno en uno de los juegos de Kookie. Las marcas eran preciosas, como todo en Taehyung. Pero grandemente dolorosas.

- ¿No quieres jugar? - El azabache de ojos casi irreconocibles para Taehyung inclinó la cabeza a la derecha en gesto de duda - ¿No te divertiste antes, Tae?

- Jun... Jungkook por favor.

El cuerpo de lo que antes era un alma pura y hermosa, dueña de sí misma se acercó al cuerpo esbelto y sollozante en el centro de la habitación. La mano de venas antes verdes ahora negras dejó una caricia congelada en el cuello de Taehyung.

- Tae... Es la hora.

- ¿La hora?

- La hora de pagar tus pecados - Terminó la voz chillona a sus espaldas, el muñeco sonriendo hasta descocerse a sí mismo los labios - Gracias por dejarme ser quien soy.

Las manos de Jungkook se encerraron en su cintura.

- Por dejarme volar; por darme alas - Susurró la voz cantarina del cadáver de su amado en su oído - Por despertarme cuando me estaba ahogando.

Ya no era su voz, Taehyung solo ansiaba escuchar ese canto de ángeles con el que su Jungkook le despertaba por las mañanas. Cuando hizo lo que hizo, solo pedía el tacto cálido de aquellos dedos en su cuerpo, de la hermosa danza entre sus lenguas.

Pero nunca sucedió, la piel de Jungkook era como mármol frío, la contención de un cadáver movido por un muñeco.

Jungkook no estaba vivo... No estaba ahí para hacer feliz a Tae como una vez prometió.

Pero Taehyung, superior a todo ser humano no podía acabar con Jeon ni con Kookie. No podía arrancarle el cuello, sería tan fácil...

Tae sintió un hilo rodearle el cuello, la caricia ardiente por congelada haciendo mella en su pura piel.

Cerró los ojos para no verlo más, porque no soportaba esa sonrisa de conejito que era solo una cruel copia de la que consiguió enamorarlo.

- Ahora también formarás parte de mí, Tae. Ahora también serás de Kookie.

- Te equivocas - Y por la presión del hilo en la garganta que se expandía al hablar. Luego de su última frase, cortó su cuello - Seré siempre de mi Jeon Jungkook.

Los muertos ansiaban la vida de Taehyung... Pero no la tendrían, justo como sucedió con Jungkook solo tendrían su cuerpo.

Porque Tae no comprendió hasta el momento en que lo vivió en carne propia, que como mismo sus cuerpos estaban unidos al Muñeco controlado por los muertos; las almas de Jeon Jungkook y Kim Taehyung estuvieron unidas por algo más que un ritual.

Por despertarme de un sueño que era todo lo que estaba viviendo.
Cuando te pienso, sale el sol
Entonces tiro mi tristeza
Gracias por dejarnos ser nosotros

Dame tu mano ahora y sálvame
Nececito tu amor antes de caer.

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Letras en cursiva: Traducción al español de Save Me, BTS.

Obra dedicada a: NataeStyles

Te doy lo poco que tengo, preciosa, espero te haya gustado.

A ti y a mis queridos lectores <3

Feliz cumple (^^)

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