Capítulo 36

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Lexa salió más temprano de lo habitual. No esperaba tener ese encuentro tan pronto. En una cafetería, muy considerado al concertar la cita cerca de la empresa. Antes de entrar suspiró y lo buscó con la mirada. Al final del local estaba, le daría vergüenza que le vieran con ella, después de todo, le quitó a la mujer. Bellamy permaneció serio en todo momento. Hasta que Lexa se sentó enfrente. Ambos se miraron. Extrañados. Buscando parecidos:

— ¿qué quieres Bellamy?

Al final fue Lexa quien rompió el silencio:

— Sin querer escuché a mis padres discutiendo— comenzó a decir mientras hacia una seña al camarero— se van a divorciar y todo por la hija secreta de mi padre. Ahora entiendo por qué siempre se empeñaba en que nos lleváramos bien.

Lexa esbozó una sonrisa nerviosa, esperó a que el camarero tomara nota y prosiguió hablando:

— Vaya, resulta que soy yo la culpable de que tus padres se divorcien. Pues entérate, yo no he movido un dedo para acercarme a Marcus.

— Se te da bien romper parejas— dijo hablando entre dientes— sobre todo a los de tu propia sangre.

Lexa comenzó a reír por lo bajo. Se apoyó en la mesa y le hizo señas con el dedo índice para que se acercara:

— Escúchame anormal de carrito, crecí pensando que soy hija única, ¿piensas que me considero una Blake? En tus putos sueños— Bellamy rechinó los dientes— ¿piensas que alguna vez Clarke te quiso? — Le enseñó el dedo corazón— con este dedito vas le das a la única neurona que tienes. Cualquiera se daría cuenta, incluso desde pequeños de los dos quien estaba antes era yo.

— Contigo es imposible tener una conversación, eres una puñetera salvaje.

Se acercó la taza de café y le dio un sorbo:

— ¿Conversación? Has sido tú el primero en tirar la primera piedra así que no escondas la puta mano Bellamy— se apoyó en el respaldo— ni si quiera se porque he venido

— por la misma razón que he venido yo, curiosidad— miró su taza— ¿desde hace cuánto que lo sabes? ¿de siempre?

Lexa hizo un mohín:

— No, lo supe hace dos meses— le miró entre amenazante y precavida— escúchame mono de feria, nadie puede enterarse que Marcus es mi padre y— volvió hacer otro gesto— tu mi medio hermano. Gustus es peligroso y muy vengativo— alzó las manos— sabes ¿qué? No sé para qué narices te digo eso, ni tú vas a reconocer que tenemos lazos sanguíneos ni yo tampoco.

— Pero si mi padre— sonaba distante— él si te ve como una hija.

Lexa rompió a reír irónica:

— Ya claro, como que papaíto ha estado para mí. A mis ojos ese es un hombre casado que se folló a mi madre y después de dejarla en estado siguió con su supuesta familia perfecta. Siempre será el señor Blake. Que deje de soñar si piensa que le voy a llamar papá.

Suspiró y miró a un lado. Bellamy frunció el ceño. Lo cierto es que la morena esperaba más reproches por haberse casado con su ex prometida. Pero lo que le dijo fue mucho más hiriente:

— ¿Entonces nunca reclamarías lo que es tuyo? Acciones, herencia...

— ¿Si te preocupa tu cochino dinero, tu empresa y la jodida herencia? Puedes dormir tranquilo, no me interesa.

— Industrial Medical Woods está en la ruina— intentó defenderse— tu estilo de vida no será tan ostentosa, pero a Clarke si le gusta vivir cómodamente y no creo que le guste mantenerte si el día de mañana todo— Ladeo la cabeza— ¿Cómo lo llamaste? Ah sí, si todo tu imperio se va al traste.

Lexa cansada se levantó. Le había llamado interesada y para colmo mantenida. ¿pero de qué iba? ¿estaba buscando otra paliza? Ahí no estaba Clarke para separarles:

— Si el día de mañana todo mi "imperio" se va la mierda ni buscare la fortuna de los Blake— dibujo media sonrisa— ni mucho menos el dinero de mi mujer. Se trabajar y valerme por mi misma. Ha sido mala idea esto de vernos. Tenías miedo que usurpe tu lugar y dejes de ser el hijo único. Tranquilo prefiero seguir la salvaje que no necesita de papá y mamá para vivir— se dispuso a irse, no sin ante susurrar— capullo

Salió de la cafetería airada, pero al menos ya sabía por dónde irían los tiros con Bellamy. Demasiados reproches, sobre todo, Clarke sería uno de los temas de discusión.

Los técnicos de escucha ya habían traspasado las conversaciones en papel. Niylah, estaba en una pequeña sala dedicada para tomar cafés y para los empleados pudieran comer. En sus manos estaba revisando frase a frase, conversación tras conversación. Cuando Ontari entró con muy malas pulgas y dejó las carpetas sobre la mesa. Se iba a ir, pero de nuevo miró a Niylah, que arqueo una ceja esperando a que dijera algo:

— esta tarde quiero la revancha

Ontari siempre había sido la mejor, quería seguir siendo la mejor y Niylah no hacía más que desacreditarla con sus faltas de respeto y su altanería. Que, por cierto, rompió a reír y bajó la vista de nuevo a las hojas que tenía en las manos:

— El lunes te doy todas las revanchas que quieras— paso la hoja— pero mañana vamos a infiltrarnos y quiero esa carita libre de moretones.

— ¿Quién dice que seré yo la que se lleve los golpes?

Niylah cerró la carpeta que tenía en sus manos, cerró los ojos y suspiró:

— Me estás viendo como a un enemigo— dejo la carpeta encima de la mesa— cuando el verdadero enemigo está ahí fuera, Ontari ¿quieres demostrarme que buena profesional eres? Cierra tu sexy boquita y siéntate a trabajar.

Y Ontari escuchó en su cabeza la voz de Sheldon Cooper diciendo "Zas en toda la boca" ¿pero es que siempre tenía que ser siempre la que tuviera la última palabra? Protegida de Allie, eso es lo que era. Ceñuda se acabó sentando y agarró una carpeta:

— Aun así, el lunes quiero esa revancha

Niylah volvió a abrir una de las carpetas y sin dejar de mirar los documentos, dibujó una sonrisa pícara:

— Por supuesto que sí ¿Quieres testigos como la otra vez? ¿La señora Woods por ejemplo? — rio por lo bajo— debe de joder que te humillen delante de la tía que te gustaría follarte— Ontari rechinó los dientes— Por cierto ¿ya has hablado con Lexa sobre el sábado?

Ontari dejó la carpeta sobre la mesa pegando un golpe:

— ¿Por qué tienes que meterla en la investigación? Ponerla en peligro es una locura, es una civil, que no sabe cómo actuar si la situación se complica— Niylah la ignoraba, siguiendo con sus quehaceres, Ontari pegó un golpe en la mesa— MIRAME, la quieres meter en una cueva llena de lobos.

Niylah cansada de escuchar sus quejas constantes apiló las carpetas y se levantó, se acercó hasta a Ontari, apoyó una mano en su respaldo y la otra en la mesa, encarándola a escasos centímetros. Ambas se miraban fulminantes y ninguna hacía por achantarse:

— si empleases la mitad de las energías que usas en llevarme la contraria, avanzaríamos más rápido— se incorporó y agarró la pila de carpetas— si no estás de acuerdo con mi forma de trabajar lo tienes fácil, pide que te cambien de caso, pero si quieres estar en el será mejor que cambies el chip de toca pelotas, agente Fish.

Y se encaminó hasta la puerta para irse. Ontari la vio marchar con la mandíbula tensa. Aunque inconscientemente durante unos segundos se le fue a la dirección de su culo.

Después de verse con Bellamy fue directa a la reunión que había en la sala de juntas. Todo el mundo ya había llegado y la estaban esperando. Bueno su primera reunión con el equipo nuevo escogido por los de recursos humanos. Ya se había cruzado con algunos con anterioridad, pero ni conocía sus nombres. En plan comander fue hasta su silla presidencial y se sentó:

— Buenos días, señoritas y caballeros— hizo señas para que todos se sentaran— creo que mi socia y la vicepresidenta ya os abran puesto al día de la situación crítica por la que está pasando industrial Medical Woods por eso os hemos escogido, porque aún podemos levantar esta empresa.

— Señora Woods— comenzó la chica que ascendió al que fue el puesto de Jaha — haciendo cuentas— no iba a dar buenas noticias— la empresa se irá a pique si no se hacen recortes.

Lexa se cruzó de piernas, ese día cataría las decisiones que se debe de tomar en un cargo como aquel:

— ¿Qué propones?

— Las principales empresas se están viendo afectadas en Europa— carraspeo— tendremos que empezar a despedir gente.

La morena se llevó las manos a la cara. Joder, iba a ser la responsable de que mucha gente se quedara sin trabajo:

— ¿No se puede recortar por otros lados? ¿material de empresa? ¿coches de empresa? ¿bombillas de ahorro? Cualquier cosa, antes de tener esa idea como primera opción.

— eso solo conseguiría reducir la cantidad de despidos.

— Tenemos que comenzar a hacer publicidad para que la gente vuelva a confiar en nosotros— habló el de comercio y marketing, pero también andamos limitados con el presupuesto. Puede seguir siendo la imagen de la empresa en vez de buscar modelos, eso suele gustar a la gente, que interactúe con ellos.

— En eso le doy la razón— dijo Harper— ha creado buena imagen que la presidenta diera la cara.

Lo que faltaba con lo reservada que era con su vida privada y ahora le estaban proponiendo que se convirtiera en un personaje público. Pregunto a los otros jefes de departamento, un tanto de lo mismo. Ya estresada, se restregó la cara nerviosa:

— ¿alguien tiene buenas noticias? O ¿solo habéis subido a producirme ulceras?

— Lex...

Susurró Octavia. Lexa le hizo un gesto con la mano y luego con los ojos cerrados se llevó el dedo índice y dedo gordo al tabique nasal:

— La semana que viene quiero otra reunión— señaló a la de departamento de economía— y espero que hayas reducido esa lista de despidos. Mándame un informe con todo el dinero perdido. Ahora a trabajar.

Todo el mundo se fue, menos Octavia, que a pesar de estar enfadada seguía preocupándose por Lexa. Que tenía cara enterrada en sus manos:

— Octavia nos estamos engañando Gustus Woods fue el iceberg que chocó contra la empresa y ahora se hunde— miró a su amiga— mucha de esa gente necesita el trabajo ¿Y tengo que tomar esa decisión? No sé, puedo vender el Yet privado, eso gasta mucho dinero— suspiró— debo de ir pensando en las formas de ahorrar.

— O puedes vender la empresa— dijo con cierta precaución— no te lo he comentado, pero hay un alemán que se ha interesado y ha propuesto una buena suma de dinero.

Lexa le miró ceñuda:

— ¿Me estás diciendo que abandone? — Se levantó y cerró la puerta para que no se le escuchara gritar— ¿qué le digo a toda esa gente? — señaló a la cristalera que daba con el pasillo y mesas de trabajadores— lo siento chicos y chicas, abandono vendo la empresa para salvar mi culo rico ¿están asegurados sus puestos de trabajo?

— ¿No estabas en el puesto para joder a Gustus?

— Sí, pero tampoco soy tan hija de puta como para ignorar a todos mis empleados. Ni puedo dejar que tú o Harper os hagáis cargo de todo. ¿qué pensaría Clarke si a la mínima que se complica algo abandono? Que se ha casado con una cobarde o de lo contrario quedarme arruinada y estar casada con una don nadie.

— Vamos— dijo poniéndose a su lado y apoyando una mano en su hombro— eres Lexa, casi toda tu vida has sido independiente, hasta económicamente, tu familia se quedaría arruinada no tú— dibujó media sonrisa— conozco todos tus alijos repletos de dinero ¿recuerdas?

— ¿sería suficiente?

— Lexa, Clarke no se casó con tu dinero, se casó contigo, ella te quiere.

Octavia habló con Raven, así como pidió Lexa, aunque lo hizo de mala gana, puesto que, aunque ignoraba las razones, sabía que no eran nada buenas. Obvio que Raven no sabía nada, y como si de una cadena se tratara, la amiga de Clarke fue a hacerla una visita. Aunque la rubia no aceptó tan fácilmente:

— Vamos Clarke hace tiempo que no hay fiesta de pijamas— dijo tumbada en la cama mientras que su amiga se vestía— ¿No propusiste dedicar un día a la semana a pasarla separadas?

— No me apetece, seguro que habrá alcohol.

— Como los viejos tiempos— siguió suplicante— hasta Octavia ha decidido salir de fiesta para dejarnos solas.

— Está bien, sábado de chicas.

Se dio por vencida, Raven podía ser muy pesada e insistente. No le dejaría en paz hasta que le dijera que sí. Y como Lexa estaba en plan, que le desbordaba el trabajo. Seguro que haría como Bellamy cuando trabajaba hasta tan tarde, y como para quedarse sola tampoco:

— Por cierto— dijo sacando una revista de su bolso— tu mujer está buenísima— se la entregó— cuando la vi, no pude evitar comprarla, encima sale en la portada.

Clarke ya había terminado de acicalarse, miró la revista y se le dibujó una sonrisa bobalicona. Raven se levantó de la cama, se miró en el espejo y se arregló el pelo:

— Venga— dijo animada Raven— vayamos a visitar a nuestras mujeres, apuesto a que te late la pepitilla después de haber visto esa foto.

Clarke puso los ojos en blanco. Fue hasta su cajón y sacó un borrador de su libro. Quería que Lexa se lo leyera antes. Sabía que le haría ilusión ser la primera en hacerlo. Viajar con Henry a Raven le hacía gracia. Sin embargo, Clarke se sentía vigilada, Lexa sabría qué haría y donde iría en cada momento.

Como había solicitado le llevaron los documentos en el que venían reflejado las estadísticas de pérdidas. Para que los pediría, aquello se estaba convirtiendo en una autentico agujero negro que no paraba de tragar materia absorbiéndolo todo. Se llevó las manos a la nuca y se apoyó en el respaldo, miró al techo intentando no pensar. Hacía cuatro meses tan solo se dedicaba a pegar papelitos al techo, sin preocuparse por nada, sin deberle explicaciones a nadie y viviendo una vida llena de locura. Unos golpecitos tímidos a la puerta la devolvieron en sí, dibujando una sonrisa cuando vio que se trataba de un hermoso ángel rubio y de ojos azules. Que cerró la puerta tras de sí con pestillo:

— ¿Ya has visto como sales en las revistas y periódicos?

Le mostró la revista que le dio Raven. Lexa alzó una ceja:

— Sí, me follaría sin parar de lo buena que estoy

Clarke fue hasta ella para sentarse sobre sus muslos:

— Quiero atribuirme ese derecho de follarte, comandante

Lexa se perdió en su mirada azulada. Hacía cuatro meses no sentía amaba como lo hacía en ese momento, ni tenía a Clarke entre sus brazos como en ese instante. Con suavidad se acercó hasta saborear sus labios. Los rozó y acarició, primero con sus labios y después con su lengua, se separó durante unos segundos para coger aire y mover la cabeza hacia el otro lado, acariciando la punta de la nariz en el proceso. Hacía cuatro meses no besaba de aquella forma.

Se levantó, y abrazando fuertemente a Clarke, la sentó sobre su escritorio, colándose entre sus piernas. Aunque sus manos permanecieron aferradas en su rostro. Se separó unos centímetros para mirarla con adoración:

— ¿Me quieres?

Clarke rodeo su cintura con las piernas para pegarla más a ella y la miró con intensidad:

— Te amo, Lexa

— Si la empresa se va a pique y me quedo sin nada ¿me seguirías queriendo igual?

— Lexa— le acarició intentando transmitir con tacto y palabras seguridad— me importa una mierda el dinero. Te quiero a ti, a mi cavernícola, ordinaria y borde.

Lexa volvió a chocar sus labios, con la misma ternura, llena de necesidad, la pegó mucho más a ella aferrándola fuertemente con los brazos:

— ¿está la puerta cerrada? — preguntó con respiración entrecortada— quiero hacerte el amor ahora mismo.

— Si— respondió entre besos— la cerré... con pestillo... Lexa— se separó un poco, abrió su bolso y sacó un juguete— estabas tan sexy en esa revista, que me entraron ganas de que me follaras con este juguetito.

Lexa curvó la comisura de sus labios, dibujando media sonrisa. Se desabrochó el pantalón dejó que la prenda cayera sola, se descalzó, se bajó la ropa interior y por último se abrió de piernas. Clarke la miró de forma lujuriosa:

— Pues pónmelo— dijo aun sonriente— No hace más que sorprenderme señorita Griffin.

La bellísima señora Woods, nos recibió amablemente en la empresa que ahora dirige para concedernos una entrevista. Del cual fue capaz de contestar a todas las preguntas sin ningún problema.

Gustus estaba en el despacho leyendo la prensa como hacía a diario, a diferencia de que le llevaron una revista de glamour. En un principio eso le pareció molesto, hasta que vio a la chica de la portada. A cada pregunta que contestaba le hervía la sangre. Esa era su empresa. Ese era su apellido, no el de esa bastarda. Lexa debía estar muerta, sin embargo, ahí estaba. Siendo la nueva imagen de industrial medical Woods. Pidiendo que se entregase. Ya faltaba poco para verse de nuevo las caras. De no ser por su empleado el que le aconsejaba, ya habría intentado meter una bala entre ceja y ceja de aquellos ojos verdes. Y a la puta de su madre también:

— ¿te puedes creer Romero? — dijo tirando la revista en el cubo de la basura— dice que es su nuevo imperio que el mío ha acabado— gruñó— el mío solo acaba de empezar.

— Aguante señor— dijo Romero sin inmutarse— ya le queda poco. Debe de pensar en frio cuando eso ocurra.

— siempre lo hago, pero mis empleados los inútiles siempre la cagaban. Así acabaron, muertos.

— me refiero que debe saber dar donde más duele— Romero rio cruelmente— me sé de un jueguecito, que haga lo que haga, le hará sufrir muchísimo antes de darle boleto.

— Me gusta como piensas Romero— dijo riendo— por eso eres mi ojito derecho.

Sí que daba mucho juego el juguetito. En lo que Gustus y Romero, barajaban formas de hacerle de sufrir a Lexa, aún seguía dando caña a su mujer, cambiando hasta tres veces de posición, hasta que quedó sentada en la silla con Clarke encima, aunque era Lexa quien la movía agarrándole de las caderas o de los glúteos, gimiéndose en sus bocas:

— Lex— dijo ya agotada, dejándose guiar por la morena— me voy a correr y no sé si podré con un tercer orgasmo.

— Si cariño— gemido— juntas mi amor

— si, si, aaahhh

Desplomadas en la silla, sudorosas y reventadas. El sexo en todos los sentidos era bueno, ya fuera con cierta rudeza como la noche anterior o con la dulzura de aquel momento. Pero lo que más amaba Clarke, era el post coito, no solo la sensación maravillosa, sino por la forma en que la miraba Lexa, como le sonreía, abrazaba o acariciaba:

— Me encanta cuando me miras así

— ¿Cómo?

— Sin miedo a mostrar tus sentimientos— le besó en la punta de la nariz, se quitó de encima, suspirando ya que el juguete había seguido dentro de ella— tengo algo para ti, bueno es prestado— sacó del bolso el borrador y esperó a que Lexa se quitara también el juguete— quiero que lo leas tu primero.

— Gracias— curvó la comisura de sus labios— me encanta el detalle— le atrajo hasta que quedó sentada de nuevo— te quiero

Sesión de películas, palomitas, a petición de Raven y Anya mojitos para la fiesta de pijamas. Como Octavia había decidido salir de fiesta, Clarke estaba segura que convencería a Lexa para salir juntas, como si lo estuviera viendo. No desconfiaba de su mujer, ya le estaba demostrando cuanto estaba cambiando, últimamente se estaba aplicando mucho en el trabajo e incluso la vio estresada por el hecho de buscar otras vías para no despedir a mucha gente. En el fondo le venía bien distraerse. Como Anya le comentó que estaba de vacaciones, le propuso ir a la noche de chicas. Conocerse un poco más:

— Una mezcla de películas para que no sean todas muy ñoñas.

Dijo Anya sacando un par de DVD. Raven carcajeó reacción contraria por parte de Clarke, que se ruborizó. ¿Qué se podía esperar de una dominatriz con tendencia a dar tutoriales BDSM? Que llevara películas con esa temática:

— Marqués de Sade y Átame— hizo un gesto de desacuerdo— y para colmo la segunda está en Español hay que leer subtítulos

— No me desagrada la idea— dijo Raven arrebatándole los DVD— Octavia es dominante aunque reticente a los jueguecitos— guiñó un ojo a Anya— ¿Algún consejito?

— Vamos a darle a los mojitos— sentadas en el sofá y con las copas en la mano— me estás diciendo que es muy vainillita Octavia.

— No digo que busque lo mismo que esa y su mujer— dijo señalando a Clarke— pero si un poco más de salseo.

— Esa tiene nombre y tú que sabrás de mi vida sexual

Muy típico de Raven y hace tiempo también descubrió de Anya, las encanta hablar de sexo:

— Clarke— dijo en plan obviedad— que te has casado con Heda, ¿piensas que ha dejado de serlo? Seguro que te tiene más tiempo atada que otra cosa.

— Por cierto— entró Anya en la conversación picarona— ¿Qué tal Wanheda?

A Clarke le fue imposible esconder su sonrisa pícara. Wanheda fue el mejor invento que podía tener. Era excitante encarnar otro papel y menuda noche. Lexa era maravillosa, le sorprendía, ya podía ser con algún juego o alguna postura, pero Heda era otro mundo. Y porque le había bajado la regla, pero estaba segura que Heda y Wanheda volverían a salir. Anya sonrió orgullosa:

— No me lo digas, tú cara me lo dice todo.

— ¿Me he perdido algo?

Puso atención Raven toda curiosita:

— Ya que Heda se había convertido en una dominatriz monógama, había que darle a una sumisa monógama. Lexa y Clarke ¿puedo decir Clexa?— pregunto efusivamente— ay que os shippeo sois tan monas.

Clarke puso los ojos en blanco:

— Para navidades quiero que lleves un jersey de lana que ponga Clexa

Al final acabó haciendo la bromita Clarke. Raven se inclinó a Anya y le susurró:

— Me hizo llevar uno que ponía Bellarke— rompió a reír— la lana me creo urticaria y lo quemé

— Nunca tragaste a Bellamy

— No pegabais ni con cola— se defendió Raven— yo también Shippeo Clexa, orgullosa iré con el jersey de lana.

Anya ladeo la cabeza pensativa, después de servirse otro mojito:

— Octaven, venga yo shippeo a las dos— dio una palmada animada— bien pequeñas mías, mi propósito antes de que acabe el año— señaló a Raven— que a tu novia no le de miedo tocar unas esposas— miró desafiante a Clarke— y que tu consigas lo que yo nunca conseguí.

— ¿Y es?

Preguntó curiosa la rubia:

— Que acabes sometiendo a Lexa

Clarke alzó una ceja y rompió a reír, ya iba a servirse su segunda copa:

— Pues ya te digo que ese propósito es imposible, ¿Lexa someterse? Ni de coña, ya lo he intentado, preguntando y luego pillándola desprevenida, pero ni con esas.

— Ay cariño— añadió Raven a la vez que cogía unas palomitas— no te habrás dado cuenta, pero ya haces con Lexa lo que te da la gana.

— La morena tiene razón— dijo Anya— la tienes comiendo de tu mano, ahora mismo le llamas y le pides que te traiga el cielo te aseguro que busca las formas de hacerlo.

— Sois unas exageradas

Anya suspiró se acercó más a Clarke y le rodeó con un brazo por los hombros:

— Ahí como la ves, rubia...

— Clarke...

— Eres rubia cojones no sé por qué te molesta que te llamen así— negó con la cabeza— a lo que iba— Clarke la miró ceñuda— Lexa no solo era borde y cavernícola, era una amargada toca pelotas de mucho cuidado. Apenas sonreía, se la pasaba gruñendo todo el día y despotricando a todas horas. Así que sí, la tienes más dominada que otra cosa, tan solo tienes que pillar el truco para hacerlo en la cama también.

— Según tú ¿Cómo hago eso?

— Ya lo veremos querida— miró a Raven— ahora voy a seguir de gurú sexual y te voy ayudar con Octavia.

Octavia había dicho a todo el mundo que se iba de fiesta. Pero ni se le acercaba a lo que estaba haciendo realmente. Lexa no quiso decirle que narices haría esa noche, aun así no se dio por vencida. Aparcó enfrente de su edificio y esperó. Hasta que llegada la entrada de la madrugada vio estacionar un coche. Que sorpresa, la conductora era Ontari. La cabecita de Octavia comenzó a maquinar posibilidades. Lexa se la estaba pegando a Clarke que no lo creía o de nuevo se había vuelto a involucrar en el caso de Gustus. ¿Es qué no podía vivir su vida feliz con Clarke? Pensó rabiosa. Lo único que conseguiría era ponerse en peligro de nuevo. ¿Y Ontari? ¿No aprendió la última vez?

Lexa no tardó en salir. Su vestimenta era muy diferente a la que había acostumbrado a ver últimamente. En los últimos días solo había coincidido en la oficina, pues siempre iba con sus trajes. Pero esa noche iba con sus pantalones y chupa de cuero, pelo recogido en una coleta alta, y sus botas militares negras. Muy a lo Lexa macarra. Fue cuando se fijó que Ontari iba más o menos igual. ¿A dónde demonios irían?

Nada más montar en el coche Ontari se puso en marcha. Aún seguía mostrando su desacuerdo con la colaboración de Lexa. Pero o acoquinaba con esa absurda idea o se iba a otro caso y no le iba a dar el gusto a Niylah:

— esta noche solo es reconocimiento— comenzó a decir muy seriamente— nada de intervenir y mucho menos de tu parte— miró solicita a Lexa— haces lo que te digamos.

Fueron hasta unas fábricas abandonadas, pero la calle estaba plagado de coches, muchos de ellos de marca y de gente adinerada. Octavia las siguió a una distancia prudente, para que no se dieran cuenta.

No entraron a ninguno de los edificios, más bien hasta una furgoneta negra estacionada. Ontari abrió la parte trasera y guala. Lexa quedó alucinada. Parecía el típico vehículo de espionaje que suele salir en las películas. Todo era un alucine hasta que Finn y Lexa cruzaron miradas, el encanto se perdió en ese instante:

— Esto es una locura

Es lo único que dijo Finn. Ontari entró primero seguidamente de Lexa. El espacio era reducido, entre pantallas, micros y los otros dos, llegaba a dar hasta claustrofobia:

— Niylah ya está dentro— dijo señalando una de las pantallas— tiene un micro y una cámara incorporada.

— Parece ser que nuestro amigo no ha venido solito hoy— puntualizó Niylah que había escuchado la llegada de Ontari, apuntó la cámara hasta donde estaban uno de los jefazos— esa es Nia Chan.

Nia era una mujer madura, rasgos asiáticos, tenía un parche en el ojo, vista de lejos de cuerpo no estaba nada mal. Hasta que se la vio sonreír. Esos dientes no estaban podridos, lo siguiente:

— Me voy a acercar a ver si podemos grabar algo— Niylah estaba infiltrada de camarera— ¿Desean tomar algo los señores?

Aprovechó para intentar apuntar a la cara de los dos jefazos. Fue cuando Lexa reparó en que cada uno llevaba un tatuaje muy conocido por Heda:

— No queremos nada, guapa

Dijo el hombre calvo, aunque Nia pareció dedicarla una mirada lujuriosa. Niylah para no levantar sospechas se volvió a alejar. Apuntó al centro de la sala. Había dos chicas dándose una buena tunda:

— Mirad— intentaba no mover mucho los labios para no cantear— esas serán vuestras contrincantes.

— ¿Vuestras?

Preguntó Lexa pegando un brinco en la silla:

— ¿Qué pasa tienes miedo?

Preguntó Finn jocoso:

— No tengo miedo— dijo convincente— pero si voy con marcas, primero Clarke se entera de mis actividades extracurriculares y segundo, me mata.

— Es lo que tiene infiltrarse, ojitos tiernos— respondió Niylah— necesitamos llegar hasta ellos para tener acceso a sus ordenadores, si conseguís llamar su atención y que os inviten...

— Un momento— intervino de nuevo Lexa— ¿Todo esto es para que nos lleven a la cama y llegar hasta sus ordenadores?

— Que lista

Puntualizó Finn con ironía:

— No haríamos nada, empleamos cierta droga para dormirlos antes de...

— Tengo una idea mejor— volvió a interrumpir Lexa— esos tatuajes, como luchadoras podemos tardar tiempo en llamar su atención e incluso está la posibilidad que ni se fijen.

— Estáis buenas— volvió a decir Niylah— ¿Por qué no funcionaría?

— A esos dos le va el vicio ¿te has fijado en sus tatuajes?— apuntó a la pantalla— practican BDSM— dibujó media sonrisa y miró a los agentes que están a su lado— ¿Qué tal se os da hacer de sumisos? ¿Quién monta estas peleas clandestinas?

Niylah se movió por el lugar hasta que consiguió apuntar con la cámara al organizador de las peleas. Ordenes de Ontari desobedecidas en ese instante. Lexa salió como una exhalación de la furgoneta. La agente Fish, fue detrás de ella discutiéndola, pero Woods ya estaba decidida. No sería la primera vez que iba hacer una cosa así. Niylah las miró fulminante desde el otro lado del local.

Lexa fue hasta el organizador a zancadas, para evitar que Niylah le impidiese acercarse, o que Ontari le agarrara antes de tiempo. El organizador era bajito, rechoncho y pelo engominado, todo lleno de collares y anillos de oros:

— Que buena pelea— Dijo Lexa con voz ruda— ¿Las apuestas están cerradas?

El organizador las recorrió con la mirada lasciva, curvó la comisura de sus labios:

— Por ti preciosa, puedo hacer una excepción.

Lexa sacó un billete y apostó por la rubia:

— ¿Sois luchadoras? — preguntó el hombre— tenéis toda la pinta. ¿Os gustaría participar?

La ojiverde puso un pie en una silla vacía, con expresión divertida:

— Lo cierto es que yo doy otro tipo de espectáculos— le guiño un ojo y puso su voz sensual— Uno que implica, cuero, látigos, esposas y todo lo que tú quieras muñeco— miró a Ontari antes de volver a dirigirse al organizador que empezó a babear— me gustaría conseguir clientela y me preguntaba si a la siguiente fiesta me das permiso para hacer una demostración, por su puesto todo gratis. A lo mejor te acaba gustando y todo.

Ontari se acercó hasta Lexa y le susurró:

— ¿Qué estás haciendo?

— Mi nombre artístico es Heda— ignoró a Ontari— puedes buscar reseñas en el rincón del castigo, te dirán que damos muy buenos espectáculos— el organizador parecía aun dubitativo— vamos la gente disfruta de un espectáculo totalmente gratis y yo consigo clientela. Me parece un trato justo.

El organizador curvó la comisura de sus labios:

— Un espectáculo gratis

— Totalmente gratis— se inclinó, no había dejado de ser seductora en ningún momento— te aseguro que no te arrepentirás y que vas a querer repetir la experiencia de tenernos.

— está bien— al final acabó accediendo el organizador— por cierto, la rubia a pedido.

Las dos chicas miraron al suelo ensangrentado, la rubia estaba completamente inconsciente y la retiraban a rastras:

— Una lástima— siguió sonriendo Lexa— bueno unas veces se pierde— le guiñó un ojo— y otras veces se gana.

— Tú número de teléfono, para mandarte la dirección del lugar dos horas antes.

— Mi sumisa te lo dará

Ontari la miró fulminante, la había llamado sumisa. ¿Ella? Ni de coña se iba a dejar que la azotasen y humillasen antes se lía de hostias con el armatoste que acababa de salir a la pista de peleas. Apretó los labios y le dio el número de teléfono, uno de los muchos que usaban para infiltrarse:

— Nos vemos

Se despidió, antes de volver a salir, no sin antes recibir una reprimenda por parte de Niylah, que se acercó con una bandeja:

— ¿Pero qué coño te crees que estás haciendo?

Dijo entre dientes. Lexa dio la espalda a todos los sospechosos:

— Practican BDSM— dijo convencida— llegaremos antes hasta ellos si les damos un buen espectáculo dominatriz-sumisa— hizo una señal con la cabeza— nos avisaran cuando es la siguiente pelea para hacer una demostración.

— Sin necesidad de pelear— Sonrió satisfecha— que observadora— se acercó aún más— esta semana ve al gimnasio todas las tardes, nos vas a dar unas clases.

En ese momento Ontari intervino:

— Un momento— comenzó a negar con la cabeza— ni de coña me voy hacer pasar por una esclava sexual.

Niylah alzó las cejas:

— Claro que lo harás y Finn también— ladeó la cabeza, parece ser que Collins estaba rechistando— no repliques Collins es una orden— intercambió una mirada divertida con Lexa— y que sepas que serás el sumiso de Lexa— cerró un ojo, justo el lado donde tenía el pinganillo, debió de haberla gritado— bien por tu parte Woods, podéis iros, por ahora solo será observar y no pintas nada aquí ya— miró a una Ontari totalmente airada— Tu también descansa, tienes una revancha pendiente.

Ontari esperó a que Niylah se girase para enseñarle el dedo corazón de la mano. Lexa apretó los labios para no reír. Ya fuera, de camino al coche se la escuchaba balbucear y maldiciendo. Ella no era así, siempre se había controlado, sido aplicada en su trabajo, llega esa sabelotodo y lo único que hacer era dar órdenes, pero lo que mejor se le daba era tocar los cojones y a dos manos:

— ¿Soy yo? ¿O entre Niylah y tú hay cierta tensión sexual?

Ontari la miró fulminante:

— Oh sí, tensión hay, me muero por retorcerla el pescuezo— arrancó el motor— pero ¿tensión sexual? Pretende dominarme, ni en sus putos sueños.

Chistó con la lengua. Lexa comenzó a carcajear:

— Os veo tomando esa revancha en la cama

— ¿Pero tu donde le ves que a mi esa zorra me pueda gustar?

— En que te picas con facilidad y lo que exageras con tu supuesto "odio"

Dijo levantando las manos y dibujando las comillas con los dedos:

— Se me olvidaba que hablo con la diosa de la seducción y del amor.

— Así empezamos Clarke y yo— dijo curvó una comisura de sus labios— y no había pasado un mes cuando ya nos habíamos casado.

Ontari hizo un mohín:

— Muy a lo historia de Wattpad. Te odio, te odio, te odio un quiqui, ¡oh dios mío cuanto te amo!

Lexa frunció el ceño sin entender una mierda:

— ¿Watt qué?

— Nada una aplicación que uso para leer— se fueron acercando hasta la calle donde vivía Lexa— de no ser porque estas casada, te diría quien tiene un buen polvo eres tú.

— Lo siento cariño— dijo riendo Lexa— conozco a una mujer dominante cuando la veo, ya eres territorio de Niylah.

Ontari paró el coche y achicando los ojos la miró con odio:

— Has perdido todo tu sexapil Woods.

Lexa abrió la puerta del coche entre carcajadas, se asomó a la ventana:

— Que lastima— dijo con mofa— ahora me iré a mi piso llorando.

— Aj, piérdete

Dicho esto, subió la ventanilla de su coche y se puso en marcha. Lexa esperó a que el coche doblara la esquina. Cuando por la espalda alguien le dio un fuerte empujón.

Menuda se estaba cogiendo Clarke. Si Lexa supiera. No paraban de reír, Anya era súper divertidísima y junto a Raven, dos putos desastres. Pero a lo tonto, estaba sembrando su semillita del mal en la cabecita de Clarke, para que se propusiera dominar a Lexa. Clexa se había convertido en su experimento social:

— Jugamos mucho con la seducción rubia— decía esbozando una risita— imagina que Raven es Lexa, sedúcela.

Clarke carcajeó, se puso enfrente de Raven y se bajó un poco la camiseta de tirantes mostrando un poco más de escote. Raven, se apoyó en el respaldo mientras que reía sin parar. Anya boquiabierta:

— ¿Ya? ¿Eso es lo que haces para seducirla?

— Lessa— le resbalaba un poco la lengua— es así de simple, un poco de teta y ya está cachonda— alzó el dedo índice mientras intentaba fijar la mirada— y en mis días del mes que es cuando más hinchadas están, es cuando más me las soba.

— Dios, no puedo— decía Raven con los brazos en la tripa, carcajeando sin cesar— solo le falta el pene.

Clarke se terminó el poquito mojito que le quedaba:

— Pero luego es más mona— se apoyó en el respaldo del sillón risueña— ni Bell me había mirado así— puso un puchero— La echo de menos y sus manos de pulpo gigante.

— Uy que mona— dijo Anya le agarró de la mano y la levantó e hizo lo mismo con Raven— a seducir niñas y que mejor con un bailecito. De aquí a un mes seréis mi orgullo, pequeñas.

Lexa se giró levantando el puño, pero quien le había empujado ni más ni menos que Octavia, no tenía buena cara. Es más, si las miradas mataran, ya estaría fulminada en el suelo:

— ¿Estás volviendo a jugar a las espías?

Lexa rio con ironía:

— ¿Y tú que acabas de hacer?

No espero que contestase, fue hasta su portal y se dispuso a subir al piso. Octavia la seguía con decisión:

— La última vez no acabaste bien ¿Por qué te empeñas con esta locura?

Subieron al ascensor y la morena apretó el botón que las elevaría hasta el cuarto piso:

— Porque Gustus aún sigue suelto y no voy a parar hasta que esté entre rejas.

— O hasta que tú estés bajo tierra.

Fueron hasta el piso, donde directa fue a por un par de cervezas. Se le hacía extraño no tener a Clarke ahí. No quería discutir con Octavia pero siempre con sus discursos y sermones. La irritaba:

— No puedo parar O. — dijo abriendo la cerveza— ni puedo olvidar, la mierda de vida que he llevado por ese hombre, ni puedo olvidar el dolor, la ira, el rencor, no puedo — Suspiró— dices que puedo acabar muerta— pegó un buen trago a su cerveza— ya estuve muerta, estaba muerta hasta hace poco, atormentada por los fantasmas de mi pasado. Deberías saberlo mejor que nadie porque tú también los tienes, Clarke me revivió.

Octavia abrió su cerveza y se sentó al lado de Lexa:

— Pues aférrate a Clarke y deja esta locura.

— Ya estoy metida en esta locura.

— Esto no puede acabar bien

— Si no dejas de ser tan negativa. Es el FBI Octavia, ¿Acaso cometerán el mismo error?

No contestó, más bien quedaron en silencio. Desplomadas en el sofá, mirando la pantalla de la televisión apagada. Después de esa cerveza, cayó otra y después de esa, otra. Desde que llegó estaba nerviosita pérdida. No por el subidón de adrenalina por el tener que interactuar con un desarmado, ni por su relación con el FBI. Miró a Octavia:

— ¿Qué crees que estarán haciendo?— bajo la vista— desde que nos fuimos de viaje no hemos pasado una noche separadas.

—eres una adicta a Clarke

— ¿Clarkeninfomana?

— AdictaClarke.

— Clarkenomana.

Termino Lexa riendo con sus juegos de palabras:

— BoobieClarke

— Eh— dijo señalándola con el dedo índice de la mano que sostenía el botellín— solo yo puedo mirar las boobies de mi mujer.

— Como que no se te han ido los ojos con Raven y no te he dicho nada.

— Hablando de adicción— se terminó el botellín— sé que Clarke es muy sexual, pero no se últimamente la veo demasiado atenta. Todo eso desde que le saqué el tema de los hijos.

En ese momento Octavia por casi se atraganta, pues le había pillado bebiendo y encima un buen trago. Se había puesto roja y todo de lo mal que le había sentado que se fuera por el otro lado:

— ¿Qué hiciste?

— No sé— se encogió de hombros— me pilló ñoña después de una sesión de sexo— sonrió picarona— y le propuse absurdamente una casa más grande, animales y niños. Si ese tipo de cosas que se suele proponer cuando uno quiere tener una familia al estilo Disney.

— ¿Qué tiene esa mujer en el coño? Te la tiras una vez ya no puedes vivir sin ella, dos veces te la llevas de viaje, tres veces la dices que la quieres, cuatro ale te casas y a la quinta, todo pack incluido.

Lexa fue a la cocina a por otro par de cervezas. Se volvió a sentar:

— me dijo que no al pack y créeme que al día siguiente me sentí aliviada que dijera que no— soltó una risita nerviosa— pero desde entonces, está muy cariñosa y muy cachonda, ¿crees que se ha arrepentido y ahora quiere? Porque lo cierto es que estamos muy bien así y no sabría decirla que no.

— Cuidado Heda, que te dominan.

— ¿Crees que estará pensando en mí?

— Oh por Dios que enchochada estás— dijo tapándose la cara— pero que ha sido de Lexa la dura.

— Pues que Clarke la tiquismiquis me ha cazado ¿si la llamo?— negó con la cabeza— no, no, yo no hago eso, yo no llamo— intentaba convencerse— me llaman a mí.

Octavia puso los pies encima de la mesita de centro, plagada de botellines vacíos y algún que otro cigarro en el cenicero:

— ¿crees que es muy tarde para contratar una serenata? No se quiero regalarla algo bonito.

O. comenzó a carcajear. Parece ser que a estas dos también se le estaban subiendo el alcohol a la cabeza:

— Y ya de paso te pones debajo de su ventana Montesco y le recitas un poema no te jode, deja de beber Lexa.

Al final Octavia se había quedado sobada en el sofá. Lexa fue hasta la habitación y se tiró en la cama. Joder había perdido aguante bebiendo. Y lo dice quien entre Octavia y Lexa se habrían bebido 40 botellines. Clarke la mataría en cuanto viera esa mesa llena de los cascos de cervezas. Si sobreviviría a la resaca.

No sería la única. Clarke llegó al día siguiente pareciendo que había visto un fantasma. Pasó de largo ignorando a una Octavia totalmente en coma, para caer sobre la cama. Lexa estaba tumbada boca abajo, semi desnuda. Se acercó y la abrazó. La cama le daba vueltas. Dichosos mojitos y dichosa Anya. La hizo bailar hasta la bamba. Que energías. Lexa emitió un quejido:

— ¿Estás viva?

Preguntó a una rubia igual de quejumbrosa:

— No ¿Tú?

— intento sobrevivir al apocalypsis de la resaca.

— Busquemos cura en dormir un poco más

Ambas tenían las voces roncas:

— Sí, creo que vamos hacer eso, pero quiero que sepas que te estoy abrazando mentalmente, físicamente no puedo.

— Duerme borrachuza, al menos yo he sido capaz de venir desde casa de Raven— esbozó una sonrisa aunque sus ojos estaban cerrados— y tu ni girarte puedes.

— Ahora me has enfadado— dijo quejumbrosa mientras rodaba, con los ojos cerrados también, y la rodeo con el brazo cuando ésta se apoyó en su hombro— te echado de menos marmotilla.

— Y yo a ti puchita mía.

— puchita dice

Dijo susurrando mientras daba a entender que eso no le gustaba:

— Pues deja de llamarme marmotilla.

— Si, vamos a dormir, marmotilla.

Los siguientes días se volvieron algo rutinarias. Madrugar y a la empresa, solo para conseguir reducir un diez por ciento la lista de despidos. De los cuales muy a su pesar dio luz verde a los que estaban a punto de jubilarse. Solo para que diese tiempo a reducir aún más esa lista. De la empresa al gimnasio y lo suficientemente cansada como para juegos excesivos o salir de casa. Pero era el cumpleaños de Anya habían quedado que iría directamente al restaurante asiático.

Ahí estaba, en una de las salas del gimnasio los tres agentes aprendiendo de Heda. Tanto a Niylah enseñarla manejar el látigo largo, como a los rebeldes Ontari y Finn ser los perfectos sumisos. Que en el fondo lo disfrutaba. Disfrutaba tener a Collins arrodillado y amordazado. Cada día que pasaba la miraba con mucho más odio:

— Que bien usas el látigo— elogio a la agente al mando— serías una dominatriz perfecta.

Aquello hizo que se ganara una mirada fulminante de Ontari, que estaba amarrada en una silla con el culo en pompa:

— Sii— dijo sonriente Niylah, incluso sacó la lengua en plan viciosilla— estoy cogiéndolo el gusto, sobre todo que excitante.

Se le escuchó quejarse a Finn, pero no se le entendía nada ya que le había puesto una mordaza de plástico, dudó si ponerle un Ball Gag, pero quería sus labios libres para humillarlo aún más:

— Calla— dijo con voz autoritaria, para darle más credibilidad llevaba puestas sus botas de tacón alto, puso el pie en su hombro clavándole el tacón levemente, Finn se inclinó un poco, aunque el muy vicioso se le fue los ojos a las piernas largas y preciosas de Lexa. Que miró divertida a Niylah— ¿quieres ver algo divertido?— se le borró la sonrisa y miró a Finn— adora

Finn achicó los ojos, miró la bota y luego a Lexa para terminar negando con la cabeza en plan, ni de coña voy a besar tu bota. Lexa que prefería los látigos cortos y de fibras anchas, mayormente porque hacía más ruido que daño, hizo un movimiento de muñeca y zas, latigazo en el pezón. Collins emitió un gruñido:

— Obedece

Volvió a ordenar. Orden que al final acabó acatando besándole la punta de la bota:

— Vamos no finjas— dijo Lexa divertida— la excitación de una mujer es difícil de notar, pero la de un hombre por favor.

Dicho ese comentario los ojos de Niylah se le fueron a los pantalones del agente, poniéndolos como platos:

— Ya es suficiente— le quitó la pierna del hombro y miró a Niylah— lo cierto es que Finn es el perfecto sumiso para mi gusto, estos días he hecho que venga solo por reírme un poquillo— le señaló con el dedo— eso te pasa por poner tus ojitos en quien no debes.

Niylah le quitó la mordaza y no tardó en quejarse:

— Voy a cambiar de caso esto es un puto abuso por tu parte Niylah.

Ontari comenzó a asentir con la cabeza airadamente. Tenía la vena del cuello hinchada. Lexa entre risas comenzó a guardar sus cosas. Tenía que salir si quería llegar a tiempo al cumpleaños:

— Te los dejo— dijo entre risas— todos tuyos, agente— agarró su bolsa y se acercó hasta Niylah, dedicó una fugaz mirada a Ontari y soltó una risita antes de susurrarle, para que ninguno le escuchara— azótala con la pala, le excita más— mirada cómplice con Niylah— el truquito de contar hasta diez y todo puede ser que te viole.

— Atenta al móvil Lexa— dijo curvando la comisura de sus labios— la pelea puede ser mañana o pasado mañana.

— Nos vemos jefa— dijo antes de salir de la sala— se buena con ellos.

Niylah terminó de soltar a Finn, que no paraba de renegar, algo encorvado fingiendo que era por los latigazos. Pero el niño estaba sobreexcitado. ¿Quién no? Tendría entre ceja y ceja a Lexa, porque consiguió de Clarke lo que él nunca pudo, pero es que estaba muy buena la jabata, encima Niylah y Ontari. Era algo normal que se pusiera malo:

— Vete a lloriquear al bar de la esquina Finn— dijo con los brazos cruzados— no sabes hacer otra cosa. "Uy me ha dado un azote mua, mua", afróntalo como un hombre.

Finn terminó de abrocharse la camisa y se dirigió a la puerta:

— Da gracias a dios que no pego a mujeres— dijo entre dientes— ya te habría partido tu linda carita— miró a Ontari, pobrecita con el culito en pompa— corre el rumor de que el lunes es vuestra pelea— curvó la comisura de sus labios— he apostado por ti Ontari, espero que le pegues buena somanta de palos.

Ontari con la vena aún más hinchada, totalmente roja miró fulminante a Niylah y asintió efusivamente. Collins salió de aquella sala. Lo reconocía, ambas agentes parecían dos gatas salvajes dispuestas a lanzarse para agarrarse de los pelos. Demasiado orgullosas para agarrarse de otra forma.

Niylah le quitó la mordaza a Ontari, cogió aire y desafiante:

— Suéltame de una puta vez Niylah, se acabó tu jueguecito zorra perturbada.

Niylah ladeo la cabeza y carcajeo:

— Esto es lo que yo entiendo, estas inmovilizada, de manos y pies— se fue a por una pala, tal y como le dijo Lexa, pura diversión— y lo único que haces es faltarme el respeto, zorra engreída— se dio con la pala en la mano— zorra perturbada, vamos a ensayar, quiero que cuentes cada azote que te dé

— NO PIENSO

Zasca, Ontari gruñó:

— Serás pu...

Zasca, se agarró a la silla:

— Maldita hija de...

Zasca, Niylah carcajeo:

— Uno, me las vas a pa...

Zasca:

— DOS, te voy a par...

Zasca, apretó los dientes:

— TRES, ríete ahora pe...

Zasca:

— CUATRO, maldita Lexa...

Zasca, Niylah paró entre risas, dejó la pala en su sitio. Si señor era un juego muy divertido. Agarró la pomada que le dio Lexa para las zonas fustigadas. Le retiró unos mechoncitos de la oreja para inclinarse y susurrarla:

— espero esa paliza el lunes— comenzó a desatarla, aunque no separó sus labios de su oreja— por ahora no has hecho nada más que ladrarme y ya es la segunda vez que te voy a dejar lamiéndote las heridas.

Cuando tuvo las manos libres, Ontari se lanzó para arrearla un guantazo. Niylah la esquivó y dando unos pasos atrás, ya que la morena seguía atada por las piernas:

— Toma— le tiró la pomada— ni pienses que te lo voy a untar por tú— ladeo la cabeza mirando su culo— precioso culito

Carcajeo y se marchó, como dijo dejando a Ontari por segunda vez con el orgullo herido.

Lexa suspiró antes de entrar en el restaurante, maldiciendo las nuevas modas del pescado crudo. Eso era un peligro para el atún que corría peligro en convertirse en una especie en extinción. Pero claro, eso a nadie le interesaba, así iba el mundo. Buscó con la mirada a las chicas, que ya estaban sentadas. Vaya, esa imagen nunca se la hubiera imaginado. Octavia, Anya, Raven y Clarke. No pudo evitar sonreír, se sentía como una autentica familia:

— Ahí tenemos a una de las empresarias más importantes— dijo Anya cuando Lexa se acercó— tengo entendido que te han pedido que hagas una entrevista en la televisión.

— Imagen público que asco— se sentó al lado de Clarke y le dio un besito casto— me encanta la privacidad— miró a Octavia— eres mi socia de vez en cuando puedes salir tú a dar la cara.

— Pero tú eres la presidenta— alzó las manos— acoquina maja.

— Bueno, vamos a pedir que tengo hambre— abrió la carta y puso los ojos en blanco— el 80 por ciento de los platos es pescado.

— Lo deja a huevo para un chiste fácil

Dijo Anya a la que llamaba a una camarera. Lexa puso voz pija:

— Uy si, una lesbiana que no le gusta el pescado— metió mano exageradamente a la entre pierna de Clarke— pero bien que le come la almejita todas las noches a su mujer.

— Lexa— Pegó un brinco Clarke y le quitó la mano— las zarpas donde se puedan ver.

La ojiverde entre risas le lanzó un beso sin moverse. Todo el mundo pidiendo sushi y ella la única en pedir pasta. Hablaron un poco de todo, desde hacer planes para un fin de semana e incluso ya lo que se podía hacer para navidades. Eso recordó la conversación que tuvo con Luna aquella misma mañana.

Lexa estaba mirando formas de conseguir dinero para tapar agujeros cuando fue interrumpida por Luna. Que curiosa entró en aquella oficina, hacía años que no se acercaba a la empresa, lo cierto es que había conseguido cambia mucho el decorado, hasta cambió los muebles:

— ¿A qué se debe el honor?

Preguntó mientras se apoyaba en el respaldo y se cruzaba de piernas:

— As cambiado mucho el decorado.

Se acercó hasta el escritorio. Solo había una foto, la primera que se atrevió a poner en mucho tiempo, ya que era reticente a hacer esas cosas. Era una de las que se hizo con Clarke en Yellowstone. Ya que no había muchas juntas, desde que la enmarcó se propuso en cambiar eso. Luna agachó la cabeza y sacó la revista:

— Me parece bien que quieras sacar la empresa adelante— puso expresión de preocupación— ¿pero esto? Es una provocación a Gustus.

Lexa alzó durante unos segundos las cejas y tomó aire:

— Has vivido todos estos años con un asesino— sonrió nerviosamente— me tuviste viviendo con un asesino y ahora te preocupa que me haga daño.

— Gustus está loco si intentaba abandonarlo y le provocaba la única que lo pagaría eras tú.

Lexa saltó de su silla como si le hubieran pinchado en el culo, apoyó las manos en la mesa:

— YA LO ACABÉ PAGANDO IGUALMENTE— se le agitó la respiración— quería a una madre, no a una cobarde— retuvo las lágrimas— mensaje recibido, ahora vete a esconder la cabeza, eso se te da muy bien.

— Lexa sé que no he tomado buenas decisiones en la vida— dijo arrepentida— pero por favor, no provoques a Gustus. Te quiero— Lexa cerró los ojos, sentía que esas dos palabras llegaban demasiado tarde— y tu padre.

— Ahora es mi padre y no el señor Blake— rechinó los dientes— fuera de mi vista

— Lexa...

— No— le cortó casi sin poder mirarla— necesitaba escucharte decir que me querías— mierda una lágrima traicionera— pero cuando me despertaba sola, gritando y llorando. Necesitaba escucharlo sintiendo un abrazo tuyo, no ahora Luna, demasiado tarde. Al igual que Marcus, que no busque redención en mí.

Luna se secó las lágrimas, arrepentida y avergonzada:

— En cuanto supo que eras su hija en el secuestro movió tierra y cielo para encontrarte— se levantó— él siempre quiso estar en contacto contigo, pero yo se lo impedía— tragó saliva— otra mala decisión, por querer protegerlo.

— Por querer proteger la verdadera identidad de mi padre otro buen hombre pagó con su vida. Los padres de mi mujer. Tienes razón Luna, no has hecho nada más que tomar malas decisiones y ahora lo pagaras con la soledad.

Luna puso expresión afligida y con ojos vidriosos se dirigió hasta la puerta, pero antes de salir se volvió a girar:

— No serás su hija biológica, pero eres igual que rencorosa que él.

— No me compares— pegó un puñetazo en la mesa— yo no voy haciendo daño a los que quiero.

— A ¿No? Tu rencor hace que le des la espalda a tu madre, intenté hacerlo mejor posible, mis pecados fue intentando protegerte, si Lexa, haces daño y si sigues por el mismo camino declarando la guerra a Gustus, serás igual que él, ante poniendo tu odio— alzó la cabeza— demasiado egoísta, compadezco a Clarke.

— Largo, fuera de mi vista.

Gustus no tenía lo que ella estaba teniendo. El apoyo de grandes amistades como Anya y Octavia, muchas veces eran las collejas para hacer las cosas adecuadamente. Raven se había convertido en el pilar de Octavia, como lo era Clarke para Lexa, prácticamente, Clarke era el corazón de Lexa. Que por cierto le estaba irritando, intentaba que probase un Maki de salmón:

— ¿Cómo sabes que no te gusta si no lo has probado?

— Pescado no me gusta— dijo poniendo los ojos en blanco, Clarke estaba apoyada en su hombro poniendo pucheritos y ojitos, la maldita perdición de Lexa, acercaba un Maki a su boca— Clarke, no

Anya contemplaba la escena curiosa y divertida:

— Por fis— pestañeo varias veces seguidas y se acercó aún más— solo uno

Lexa se perdió durante unos segundos mirando sus labios, sexys y adorables labios, dándose por vencida, alzó la mano y le señaló con el dedo índice:

— Uno y luego no insistas

Clarke esbozó una sonrisa triunfante y le metió el Maki en la boca. Lexa comenzó a masticar asintiendo con la cabeza. Clarke alzó las cejas esperanzada:

— ¿Y?

— Es un asco— dijo con la bola en la boca— pero buen intento.

Clarke carcajeó y le dio un beso en la mejilla, antes de disculparse e ir al baño. Anya miró picarona a Lexa que agarraba una servilleta y se sacaba la bola de arroz de la boca y lo dejaba al lado del plato:

— ¿Qué te hace gracia? Desembucha.

Anya alzo la mano e hizo un movimiento de muñeca haciendo el sonido del látigo con la boca:

— Pero que controladita te tiene— dijo con mofa— yo pensando que para someterte había que atarte y resulta que solo hay que hacerte un puchero— hizo el mismo gesto que Clarke— "Lexa, ¿Cómo sabes que no te gustan mis azotes si no me dejas dártelos?"

— si en su día me hubieras dado los orgasmos que me da mi mujer, a lo mejor me lo hubiera pensado

— Uuu— añadió Raven sonriente— eso quiere decir que te lo pensarías con Clarke ¿no?

Anya alzó de nuevo la mano con el móvil e hizo el gesto de muñeca, solo que esta vez el sonido del látigo lo generaba una aplicación:

— Ni de coña

En ese instante todas comenzaron a reírse y a mofarse imitándolas, comenzando por Octavia imitando a Clarke:

— Ay, la puerta de la calle cuando se abre me da corriente

— Tranquila cariño— dijo Raven imitando a Lexa— cámbiame el sitio ¿Así está bien o te doy mi chaqueta?

Lexa las miró fulminantes, Anya fue la siguiente en hablar:

— Ay este vaso tiene una raja

— No puede ser— terminó por decir Octavia volviendo a imitar a Lexa— voy a quejarme, ya de paso te doy mis ovarios cariñito.

Todas rompieron a carcajear, Lexa carraspeó y señaló a la espalda de Octavia y Raven. Ahí estaba Clarke, con cara de pocos amigos y con los brazos cruzados. Las tres quedaron en silencio y rápidamente se pusieron a comer poca comida que quedaba:

— Lo dicho, Clarke impone más que tú— argumentó valientemente Anya— te ha dejado eunuco Heda.

Las tres volvieron a reír:

— Clarke vayámonos ¿sí?

Dijo ya Lexa toda irritada:

— Uuuu— comenzó a susurrar Raven— ahora le pide permiso.

— Tú ni caso cariño— dijo Clarke— eres maravillosa.

— Maravillosa— volvió a añadir Octavia— pero se nota quien lleva los pantalones.

— ¿Sabéis qué?— preguntó Lexa rodeando con un brazo los hombros de Clarke— me importa una mierda lo que penséis. Mientras que seas feliz— dijo mirando a Clarke— me da igual todo lo demás ¿eres feliz marmotilla?

Clarke apretó los labios, le agarró del mentón y con fingida alegría:

— Si puchita mía— le movió la cabeza de un lado para el otro— tanto que si me vuelves a llamar marmotilla te pido el divorcio.

— En vez de llevarte el desayuno a la cama— hablaban asquerosamente melosas y haciendo el beso del esquimal, aunque en el fondo se picaban— tendrás el divorcio preparado si me llamas puchita otra vez.

— Uy que monas— dijo Anya fingiendo emoción— como para no shippear a la puchita y a la marmotilla.

Clarke y Lexa rieron con ironía, la rubia pisó el pie a Lexa a la vez que susurraba:

— ¿has visto lo que has conseguido?

Lexa contratacó pellizcándola el costado:

— Y ¿tú? Ahora no van a dejar la coña de la puchita.

— Bien merecido lo tienes.

Ambas se miraron desafiantes, con su discusión entre susurros mientras las otras tres estaban a lo suyo:

— Remilgada

— Ordinaria

Clarke sonrió y se mordió el labio, provocando a Lexa, que esta vez fue más sutil a la hora de apoyar su mano en el muslo de Clarke:

— Cavernícola.

Lexa rio entre dientes, se pegó a un más a su oído para decir con un pequeño gruñido antes de recorrer el contorno de la oreja con la lengua:

— Mi querer follaaar a Clarke ahora— se levantó y miró a las demás chicas— si me disculpáis voy al baño.

Clarke de forma lasciva la vio marchar, mordiéndose el labio sin dejar de sonreír:

— Tú y yo tenemos una conversación— dijo Anya señalándola— ya sé cómo puedes arrodillar ante ti a la gran Lexa.

— Eso me interesa, luego me lo dices— se levantó— si me disculpáis voy al baño

— ¿Otra vez?

Preguntó ceñuda Raven:

— sí, es el vino que me dan muchas ganas de orinar.

Cinco minutos después Raven, cayó en la cuenta. Puso los ojos en blanco. Pero como les iba la marcha a esas dos:

— ya veo que están disfrutando del postre

Anya y Octavia rompieron a reír:

— a la puchita le gusta mucho hacerlo en sitios públicos— dijo Octavia carcajeando— no sabía que a la marmotilla le iba también ese rollo.

— Estás muerta si las llamas así estando ellas presentes— dijo Raven advirtiéndola— ¿lo sabes no?

— lo sé, por eso aprovecho ahora para decirlo

Diez minutos después. Anya miró su reloj:

— La puchita y la marmotilla no harán un sinpa con la excusa del polvete ¿no?

— ¿Un sinpa?

Preguntó Raven:

— Un sin pagar

Respondió Octavia. Quince minutos después:

— Joder— Raven miró dirección a los baños— la última vez no tardaron tanto.

— recuerda que Bellamy el corta rollos estaba en la cena.

Volvió a responder Octavia:

— ¿No es la primera vez que lo hacen?

Quedó anonadada Anya:

— No, pero al menos ya no salen discutiendo después del orgasmo.

Veinte minutos después del aquí te pillo y aquí te mato, puchita y marmotilla estaban en uno de los cubículos del baño abrazadas sin dejar de reír, si esa risita tonta que le entra a una cuando llega al orgasmo, pues igual y sin importarles una mierda que estuvieran en un sitio público. Clarke comenzó a abrochar la camisa a Lexa mientras comentaba:

— me siento como una protagonista The L World

— ¿Ves The L World? Viciosilla— esbozó una pequeña risotada— ¿con quién te identificarías?

— No me di cuenta que me atraen las mujeres hasta que volviste a mi vida— terminó de abrocharle la blusa y le abrazó por la cintura— prometida, escritora, creo que Jenny, solo que me parece un poco loca.

Lexa alzó una ceja:

— ¿Te atraen las mujeres o una mujer? Porque si ahora te da por mirar chicas...

Clarke la interrumpió besándola:

— ¿Celosa?

— Puede— los fluorescentes hacía que el color de sus ojos verdes brillasen más, como dos auténticas esmeraldas— solo te quiero para mi— le acarició dulcemente— ¿Y con quien me identificas?

Clarke puso los ojos en blanco:

— Por favor, das morbo, estas buena, rehuías del amor, te has tirado a medio mundo femenino y follas como los demonios— Lexa rompió a reír— eres Shane.

— Bueno llevas razón en una cosita— agarró sus manos para entrelazar los dedos— ya no rehuyó del amor, desde que despierto hasta que me duermo en plan kamikaze corro hacía el, porque sé que tú eres mi amor.

Ambas se miraron sonrientes, iban a besarse cuando, dos golpes a la puerta las sobresaltaron, detrás de ella se escuchó la voz de Raven:

— Ehh cuchis chuchis, las conversaciones post coitales en la cama, que me va dar diabetes con tanto azúcar. ¿Algún día tenéis pensado salir?

Nia Chan estaba en uno de los clubes acompañando a Isaiah. Dos de los grandes que hicieron prosperar los negocios en Europa. Ambos contemplaban con una chica, no pasaría los dieciocho años bailaba para ellos. En ese momento apareció Romero sentándose en la misma mesa:

— El señor Woods agradece vuestra presencia y apoyo— Le dio a cada uno unos CD'S que contenían información privilegiada para aumentar sus negocios— y también les gustaría compensar por seguir confiando en él.

— Las peleas ilegales son un chollo en EEUU— dijo Isaiah con acento inglés— sobre todo los femeninos. Se mueve mucho dinero, el señor Woods no se arrepentirá de tenerme como su socio.

— Dejo mis clubes en buenas manos en Europa— dijo con acento asiático— no se preocupe sigo las cuentas y ganancias desde aquí, el señor Woods es muy amable llenando mis locales de chicas preciosas.

— En un par de semanas quiere, reunirse con todos ustedes— añadió Romero— mientras tanto disfruten de América

— Por américa

Dijo alzando una copa Isaiah, Nia y Romero alzaron las copas para brindar.

Clarke fue la primera en abrir los ojos, curvó la comisura de sus labios al tener a Lexa abrazada a ella, notando su cálido aliento en su nuca. Con gesto pícaro agarró su mano y la guio por debajo de su camiseta y comenzó a masajear su seno con ella. Enseguida no hizo falta seguir guiándola, porque la propia Lexa la movía, estimulando sus pezones. Clarke suspiró sonoramente, Lexa la movió posicionándola bocarriba, mirándose sonrientes, colocó un muslo en su entrepierna y agarrándola de las muñecas las mantuvo por encima de su cabeza. Comenzó a besarla por el cuello:

— Lexa

Lo dijo esbozando otro suspiro, para seguir animándola a que siguiera, pero se dejó caer para luego mirarla ceñuda:

— Clarke, sé que soy pesada con la pregunta ¿Pero pasa algo?

— ¿Por qué tiene que pasar algo?

— No sé desde que te saqué el tema de los niños, no haces más que matarme a polvos ¿Pasa algo?

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