Capítulo 5

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Dejando casi caer la gran caja sellada llena de libros en el suelo, el lobo omega se sentó frente a esta y rasgó la cinta adhesiva con más fuerza de la necesaria, para luego abrirla refunfuñando por lo bajo.

Se sentía horrible.

No solo había dormido poco producto al horrible suceso en el despacho del alfa líder, sino que su tonta y estúpidamente lo había atormentado en cada oportunidad rememorando el momento en que Rayan, el idiota traidor, lo protegió de la grotesca vista sosteniéndole contra su cuerpo.

Uno, que estaba maravillosamente tonificado por lo que pudo sentir a través de la ropa.

Y como si eso no fuera suficiente, a propósito o no, su lobo le había mostrado más visiones en el transcurso de la noche, cada una de ellas sobre el estúpido traidor y él estando juntos.

No sabía si su lobo lo había hecho con intensión, buscando algo que demostrara que Rayan no era realmente el traidor que se había presentado ante sus ojos, pero al final...

No sabía quién había terminado más amargado al respecto, si su lobo o él, porque cada vez que tuvo una visión de ellos juntos, inevitablemente recordó a su vez, que Rayan estúpido estaba casado con otra mujer, por lo que la búsqueda de su animal terminó en nada.

—Mierda —se quejó, sacando algunos libros de la caja para dejarlos a su costado en el suelo con resentimiento que no pudo ocultar.

Es que sinceramente no lograba comprender cómo se suponía que ellos terminarían juntos en algún momento cuando el imbécil estaba casado con otra.

¿A caso pensaba tenerlo oculto como un sucio secreto? ¿Lo engatusaría para llevárselo a la cama y quitarse la picazón para luego dejarlo?

Era posible, estúpidamente lo era.

Sus visiones no le decían exactamente en qué momento del futuro ocurrirían, y de todo lo que había visto con ese alfa, fácilmente podría hasta ser resumido a un par de semana, incluso días y él ahí, estúpidamente pensando que se trataba de toda una vida.

—Entonces... ¿Realmente solo me quiere como su segundo plato? —pensó con molestia, logrando que su lobo y él mismo se molestaran más con la idea.

Simplemente no podía creer cuán idiota había sido, desperdiciando un año entero soltero y más tras comenzar a soñar con "su alfa".

Aunque ciertamente no había estado muy interesado en salir con otros, la verdad era que había rechazado un par de invitaciones donde los alfas habían estado apuestos y de los cuales, no le habría dolido para nada concederles un poco de su tiempo para averiguar si podían ofrecerle algo.

—Que se meta sus citas y besos por el culo —gruñó, levantándose con una pila de libros para guardarlos en sus respectivos lugares.

Pobres libros, cualquier amante de estos que lo viera maltratándolos como estaba haciendo en ese momento, saltaría para buscar una pelea en la cual, Troy estaba muy dispuesto a participar hasta con golpes para sacarse algo de frustración de su sistema.

Pero con lo vacía que pasaba la biblioteca, dudaba que pudiera encontrar una pelea pronto.

—Si sabes que hace rato que te estoy escuchando refunfuñar, resoplar y gruñir por lo bajo, ¿no? —indicó Susy, apoyándose en el estante de libros que estaba arreglando.

—Es de mala educación escuchar las conversaciones de otros a escondidas —resopló el lobo omega.

—Creo que para que eso se aplique, en primer lugar deberías de estar hablando con otra persona, pero solo te estás quejando —argumentó—. Y será mejor que lo vayas soltando todo porque ya veo que en cualquier momento comienzas a explotar —ordenó.

—No estoy por explotar —negó.

—¿Con quién crees que estás hablando? —se burló—. Vamos, Troy, inténtalo mejor, o al menos intenta darme una excusa creíble —pidió.

—No hay necesidad de excusas —rechazó.

—Eso dices, pero has estado actuando raro desde ayer que te recogí de la casa del alfa líder —indicó—. ¿A caso algo ocurrió ahí? ¿El idiota de Poul te molestó? —cuestionó, con sus manos volviéndose puños de solo pensarlo.

—No, no tiene nada que ver con lo que sucedió en la casa del alfa líder o el idiota pretensioso de su hijo —resopló y guardó el último libro con fuerza antes de observarla—. Pero está relacionado con uno de los visitantes —aceptó y se alejó para volver con la caja.

—¿Los visitantes? —preguntó, cruzando los brazos mientras se daba vuelta para apoyar su espalda en el librero—. ¿Te refieres al matrimonio que llegó?

Los labios de Troy se arrugaron con evidente disgusto que no pudo ni quiso ocultar.

—Mierda, ambos entraron directamente por tu lado izquierdo, ¿no? —preguntó con sorpresa—. ¿Qué pasó? ¿Se enteraron de tu poder y te presionaron para que les dijeras su feliz futuro juntos y cuántos hijos van a tener? —expresó con una risa.

Pero lamentablemente, las palabras de la alfa solo lograron irritar más al omega y su lobo, hasta el punto de empujar las cajas lejos y luego sentarse en el suelo.

Observándole con el ceño fruncido, Susy tomó el asunto con más seriedad y fue con su amigo, sentándose a su lado.

—Vamos, será mejor que hables y saques de ti todo lo que te molesta —indicó y le empujó suavemente con su hombro—. Sabes que no soy buena preguntando sutilmente, ni mucho menos esperando, por lo que si me mantienes en la incertidumbre por más tiempo mientras tienes esa cara, me estarás obligando a utilizar mi fuerza —comentó.

—Es solo ese idiota traidor, te juro que cada vez que lo pienso... ¡Agh! —refunfuñó por lo bajo, cruzando sus brazos mientras hacía pucheros.

—¿Idiota traidor? —repitió, arqueando una ceja—. Necesito el contexto entero para apoyarte emocionalmente aquí, chico.

Lamiendo sus labios, Troy observó a su mejor y única amiga, a pesar de lo mierda que podía ser en ocasiones, generalmente con los demás más que con él.

—¿Recuerdas que hace un tiempo te comenté de un hombre que nunca había conocido comenzó a aparecer en mis visiones? —expresó.

—Lo recuerdo —asintió, pensativa—. Estabas bastante perturbado, pero nunca me dijiste exactamente qué soñabas con ese hombre y luego ya no me lo mencionaste más, por lo que pensé que se detuvo.

—Pues no, nunca lo hizo —anunció, y observó el suelo con disgusto—. Hace más de un año que estoy soñando con él, y lo peor, es que no lo veo a él solo —expresó y arrojó un profundo suspiro—. En esas visiones, yo estoy con él.

—Tú estás con él —repitió, observándole—. De acuerdo... Pero, ¿de qué tratan exactamente estas visiones de ustedes juntos? —cuestionó.

—Solo son momentos que tendría cualquier pareja enamorada, por supuesto —exclamó con una horrible felicidad falsa que colocó una mueca en los labios de la alfa.

—Espera, ¿dijiste pareja? —cuestionó y Troy asintió con el disgusto siendo expresado nuevamente en su rostro—. Oh, mierda... —exclamó alzando ambas cejas rubias con sorpresa al finalmente comprender todo.

No era muy difícil de resolver en realidad, él teniendo visiones de ellos juntos, Rayan estando casado, su mal humor de mierda...

—¿Eres el amante de ese alfa? —cuestionó con sorpresa—. Nunca creí que serías el segundo plato de nadie —comentó.

—No soy el segundo plato de nadie ni tampoco un amante —gruñó estrellando sus manos en sus rodillas.

—Bueno, claramente no lo eres en este momento, pero...

—No, no lo seré ahora ni nunca —declaró alzando su mentón orgullosamente—. Sé que me hice unas estúpidas ilusiones gracias a mis visiones, pero si hubiera sabido desde un principio que ese bastardo estaba casado... —chasqueando su lengua, Troy observó en otra dirección.

—Bueno, ciertamente puedo comprender tu humor de perras hoy —anunció Susy, observando con simpatía a su amigo omega—. Llevas soñando mucho tiempo con ese alfa para que de pronto, ¡bum! Te salga con este mal chiste.

—Lo que me da más rabia, es que de todas las visiones que tuve en todo este tiempo, nunca llegó a mí ninguna donde salía casado con otra —gruñó—. Cuando llegué a la mansión del alfa líder y los vi besándose con otra... Vi como todo se deshonoraba a mi alrededor y luego estaba demasiado molesto, estoy furioso, frustrado y sintiéndome estúpido —expresó.

—Te creo que te sientas de las otras formas, pero ¿estúpido? —negó—. Estúpido sería que a pesar de todo, quieras seguir intentándolo, entrometiéndote en ese matrimonio para convertirte en el segundo plato, para eso está tu hermano —indicó.

—Henry no es ese tipo de personas —anunció sintiendo como algo de su tensión y frustración, se desvanecía un poco.

—Por favor, ese omega es una víbora venenosa que se hace pasar por la dulce ovejita inocente —resopló Susy.

—Sé qué Henry tiene su lado malo, pero... ¿Meterse en un matrimonio? —negó—. Si yo no estoy en eso ni pienso hacerlo, estoy seguro de que él tampoco lo hará.

—Pobre iluso —negó la alfa, levantándose del suelo junto a su amigo—. Tienes una mierda de hermano, reconócelo.

—No es tan malo, solo entrometido y molesto —respondió y suspiró sonriéndole a su amiga—. Gracias por escuchar, necesitaba soltar esa mierda.

—Oh, bebé, estoy segura de que estaré escuchando más mierda considerando que esos imbéciles ahora estarán viviendo en nuestra manada —expresó dándole unas ligeras palmaditas llenas de simpatía en uno de sus hombros.

—Mientras no me los cruce y el idiota no intente acercarse a mí, todo bien —aseguró decidido.

—Bueno, siempre que intente avanzar en ti, solo dile que me tienes a mí para romper todos sus huesos y cortarle su amiguito de abajo para obligarlo a comérselo si comienza a pensar con esa cabeza —expresó con una dulce sonrisa.

—No... No lo golpearás sin razón cuando lo veas, ¿cierto? —preguntó observándole con sus ojos entrecerrados.

—Depende, si te molesta, lo haré y si no lo hace... De igual forma lo haré —sonrió malvada.

—No serías mi amiga si no fueras así —rió Troy—. Solo trata de buscar una razón, por mínima que sea, ¿bueno?

—He golpeado a otros sin siquiera tener una razón buena —resopló—. Con tu hermano solo me aguanto por ti —comentó.

—El día en que me harte, te lo diré —prometió dirigiéndose al frente de la tienda—. Ah, que bien se siente hablar mierda de la gente —expresó deteniéndose frente el mesón.

—Por eso es por lo que yo lo hago siempre —sonrió la alfa, pero su sonrisa se borró al instante en que contempló a cierta persona desagradable entrar en la tienda—. ¿Seguro de que no puedo golpearlo aunque sea una sola vez? —preguntó observando a su amigo.

—Pregúntame cuando se vuelva molesto y tal vez te responda positivo —respondió y observó a su hermano—. ¿Qué haces aquí, Henry?

—¿Viste al nuevo alfa que llegó a la manada? —cuestionó mordisqueando su labio inferior—. Dios, está tan bueno como un dios griego —exclamó echándose aire a su rostro con su mano.

—¿Oh? ¿Así que está bueno? —preguntó Susy, mientras observaba con una sonrisa presumida a Troy.

Casi como si le estuviera diciendo con ello, "mira, ves, te lo dije".

—Tiene un cuerpo de infarto, marcado totalmente en todas partes, estoy seguro de que bajo esa camiseta esconde un total six pack —describió—. Tiene un rostro totalmente atractivo que grita ser mi tipo, con esa mandíbula marcada, barba incipiente, y cabello corto, tan negro como la noche.

—Busca servilleta para limpiarte esa saliva que se te cae —indicó Susy—. ¿Qué no sabes que el nuevo alfa está tomado? El tipo está casado.

—¿Y? —preguntó, observándola.

—¿Cómo que "y"? —repitió Troy—. Ese alfa está casado, Henry.

—Pero según me enteré, está con una simple beta, por lo cual, no le puede dar su marca —anunció con una sonrisa orgullosa.

—Un alfa no necesita darle su marca a alguien para comprometerse —indicó Susy.

—No, pero todos sabemos que los alfas y omegas están destinados a estar juntos, por algo ellos pueden darla y nosotros, recibirla —expresó.

—Creo que sigues olvidando la parte de que sigue casado —comentó Troy—. Te estarías convirtiendo en su segundo plato —indicó.

—Solo en un principio, luego sería el principal —expresó seguro—. Además, por algo existen también los divorcios —sonrió satisfecho.

—Déjalo —pronunció Susy, colocando una mano sobre el hombro de su amigo mientras negaba como si fuera un caso perdido—. Sin importar lo que le digas, le entrará por un oído y le saldrá por el otro —expresó.

—Miren, ahí está —exclamó con emoción el joven omega, observando fijamente a través de los ventanales de la tienda como caminaba dicho alfa frente a esta—. Debe de ser una señal del destino —decidió y sin decir más palabras, salió en su búsqueda.

—¿Desde cuándo Henry es tan perra? —pronunció Troy con sorpresa.

—Desde siempre —respondió su amiga—. Solo que no habías querido verlo hasta ahora —expresó.

—Más que ver... No lo había comprobado con mis propios ojos —expresó con un suspiro—. Verlo a través de unas visiones, no es lo mismo que así en persona —comentó con sus labios torcidos.

—Por favor, a estas alturas ya deberías de asumir que Henry es una zorra malvada y que la mayoría de los miembros en esta manada son unos estúpidos hipócritas que, o están interesados en tu trasero, o en tu poder, o en ambos —indicó.

—Si me concentrara siempre en ello, pasaría todo el tiempo amargado, como tú —argumentó y le sacó infantilmente la lengua.

—No soy amargada, solo sincera —corrigió.

Riendo, Troy se alejó para seguir ordenando la caja que había abandonado en su casi crisis por el estúpido traidor.

Agachándose para recoger un libro, el lobo omega dejó escapar un pequeño ruidito asustado cuando el piso bajo sus pies se movió repentinamente.

Al mismo tiempo, todo su cuerpo se sacudió y luego paralizó como si recibiera una gran descarga de corriente para freír su cerebro.

Cayendo sobre sus rodillas, Troy jadeó mientras imágenes destellantes como flashes aparecían en su mente, una tras otra en forma de secuencia, a un ritmo tan rápido que prácticamente era como si estuviera viendo una película antigua sin sonido donde mostraban a su padre golpeando fríamente a un niño de unos diez años, y luego, cambió mostrando a su papá golpeando despiadadamente a su madre.

—¿Troy? —llamó Susy, con tono confundido.

Enderezándose, el lobo omega observó con ojos aturdidos a su amiga.

—¿Estás bien? —preguntó, preocupada por la repentina palidez que cubrió el rostro del omega.

—Yo... —pronunció Troy, y luego fue interrumpido por una arcada profunda.

Escuchando los gritos alterados de su amiga mientras arrojaba fuera de su cuerpo una extraña sustancia negra desconocida, Troy cayó sobre su costado en el suelo, y parpadeó observando a Susy, quien parecía estar preguntándole cosas.

Y el cambiaformas omega quiso responderle, o al menos, lo intentó antes de que una gruesa neblina cubriera toda su mente y entonces, todo se volvió absolutamente negro.

Lo último en la mente de Troy antes de caer inconsciente, fue lo que había visto.

Su padre, él... ¿Golpeaba a su madre?

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