Capitulo IX

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Las montañas eran enormes y empinadas, se perdían entre las nubes donde la vista se perdía; para sus catorce años eso era nuevo para Morry, quien quedo sin palabras al ver que su hogar se hallaba allí, sobre ese largo pasaje que abarcaba toda la estructura natural. Tomo un poco de saliva ante los nervios mientras cargaba sus maletas y las de Vergil, quien iba al frente con Rei y su nuevo maestro, Kenshiro.

— ¿Exactamente que vendremos a aprender? ¿Artes marciales? —Vergil se mostraba algo escéptico por la decisión de la madre de ambos.

—Digamos que, tu familia tiene esa costumbre — contesto Rei, quien ayudaba a su padre a caminar por las escaleras —me gustaría decirles las razones, pero creo que eso es todo a decir verdad.

El chico de piel oliva dejo pasar al de cabello blanco por delante, solo para mirar como Morry estaba cubierto de los objetos de todos, se sintió algo mal, cosa que lo llevo a agarrar una de las mochilas mas pequeñas de todas, y aun así el norhiano agradeció con honestidad.

—Siempre quise conocer el mundo oriental, su existencia me intriga, aun después de la segunda gran guerra sabemos muy poco de ustedes.

—Mi nación ha estado en crisis desde hace años, para nuestra suerte el cambio del anterior emperador a su hijo nos permitió abrirnos un poco al mundo — tras decir eso continuo el paso, el viaje fue aún más ligero que el anterior, las hermosas vistas que empezó a generar la tierra que los rodeaba maravillo a ambos norhianos, quienes observaron desde lejos como el sol brillaba con intensidad, iluminando en colores el valle que se estaba tornando de un hermoso tono dorado.

Las aves se movían, las grullas gruñían, y las personas se preparaban para un largo dia. La sencillez de las casas hechas de bambu y paja. Este escenario fue desvaneciéndose paulatinamente a medida que subían por el cerro, no fue sino hasta en medio de la tarde que el grupo arrimo a una estructura enorme, adornada de dragones y figuras extrañas, la puerta, de casi tres hombres adultos se abrió con lentitud, revelando un campo de piedra y tierra, donde diferentes chicos practicaban formas marciales, se golpeaban con palos en combates de entrenamiento, otros se hallaban en ejercicios aeróbicos o de fuerza intensa utilizando rocas, y los más fuertes usaban enormes piedras para moverse y meditar.

— ¡Santo cielo! ¡Esto es fantástico! — Morry trato de sonar algo positivo, Vergil parecía no estar muy contento y eso lo había notado, quería que esto fuera mas ameno para su hermano.

—Creo que puedo tolerarlo... —la voz baja del chico de aspecto andrógino pudo calmar algo las ansias de su hermano, quien fue el primero en avanzar antes de caer tras una jugarreta de uno de los chicos.

— ¡Jajaja! ¡Que patético es el occidental! —se burló el niño, quien rápidamente fue doblegado por el anciano, Kenshiro de un movimiento había colocado al joven de rodillas frente a sus amigos.

—Esa no es forma de tratar a tus compañeros, Chang, asi que discúlpate ahora mismo — con su pie aplastando el rostro del chico, este se forzó a si mismo a mirar a Morry antes de que los que estaban cerca rieran. Después fue nalgueado fuertemente para salir corriendo como castigo —, ojala puedas perdonar la acción tan baja de mi estudiante, joven Morry, espero que sepa perdonar.

—Tranquilícese señor Kenshiro —Morry como era común mantuvo su sonrisa animada, calmando al que a partir de entonces seria su maestro.

—Si el te molesta le dare un buen escarmiento — agrego Rei mientras levantaba su pulgar, eso hizo poner un poco mas en confianza al chico de cabello negro, pero no era el mismo caso de su hermano, quien estaba todavía dudando sobre la estancia de ambos.

El entrenamiento fue difícil en muchos niveles, aun si eran chicos energéticos, jamas habían vivido en condiciones tan humiles, muchas veces las camas no daban el calor necesario o la comida era justa, haciendo que quedaran con sus estómagos algo vacios. Pero lo mas difícil fueron los primeros entrenamientos, los mas avanzados destruían totalmente a ambos, dejándolos por los suelos la mayoría del tiempo, sentir como varas finas de madera golpeaban sus tibias, o los abdominales en mitad de una parte elevada siempre acababa con uno de los dos vomitando o llorando.

Una noche, Morry se tiro boca abajo sobre su pequeña cama, y allí, empezó a lagrimear en silencio; el no podía molestar a los chicos más adultos, ni mucho menos a Vergil.

— ¿Te encuentras bien, Morry? — su hermano llego, lo primero que había notado era como su amigo estaba temblando de la tristeza que sentía, jamas lo había visto asi, pues normalmente era él quien se asustaba primero.

—No me gusta este lugar, Vergil, extraño a mamá, a mis hermanos, mi cama... —no pudo acabar su enumeración, pues la desesperación y los recuerdos lo hicieron jadear antes de estallar en tristeza, se sentía débil, expuesto, jamas había tenido ese miedo antes. Qué extraña palabra era para él eso, "miedo", una sensación con la que había vivido desde hace tiempo.

Pero en lugar de una acción mal intencionada de Vergil, sintió como su hermano lo abrazaba firmemente, un abrazo con el mismo calor que le daban sus otros hermanos, e incluso uno más antiguo encerrado en su mente; la de su padre. Los brazos firmes y algo femeninos hicieron que se tranquilizara con lentitud, se sentía bien, y estaba agradecido por ello, correspondió tras mantenerlo unos minutos.

—A mi tampoco me gusta esto, Morry — Vergil se separo, limpiando los ojos de su hermano mientras ahora trataba de sonreír —, pero tenemos que ser fuertes, estaremos mucho tiempo, y debemos prepararnos para lo que viene.

—Gracias, Vergil... — aun cabizbajo, esbozo una pequeña risa.

—Seré fuerte, pero quiero que tu también lo seas, prométemelo — el chico de cabello blanco extendió su mano, recibiendo un buen apretón por parte de quien consideraba ahora su hermano.

El tiempo paso, los meses se habían vuelto mas fáciles de sobrellevar, ambos chicos ahora eran mucho mas rapidos, mas fuertes y sobre todo, ahora podían aguantar las condiciones a las que eran puestos. Ejercicios donde eran sometidos a golpear arena por horas ahora eran fáciles para ambos, correr kilómetros de montaña era fácil, y sobre todo, en los combates de entrenamiento ambos destacaban; Morry poseía un poder bruto tremendo, su fuerza y velocidad eran letales incluso ante experimentados, mientras que Vergil poseía una técnica tan prodigiosa que sus puños se volvían invisibles por su velocidad. Una tarde particularmente, los dos estaban meditando a espaldas del otro, hasta ser visitados por el maestro.

—Jeje, si que se han adaptado a esto... —Kenshiro hizo sonar su espalda mientras se mostraba contento por como ambos habían avanzado.

—Señor Kenshiro, me alegro de verlo —Morry interrumpio su meditación, mirando a su maestro.

—Ire al grano, chicos, su avance me sorprende bastante, tanto que es momento de pasar al siguiente nivel — con eso, se hizo a un lado, dejando pasar a Rei, quien salto mientras giraba sobre si mismo. Mientras caía, estiro su pierna, dando una patada que fue rodeada por una sucesión de extraños rayos de color dorado que destruyo una de las estatuas hasta destrozarla totalmente.

—¡Wow! —Morry y Vergil se maravillaron ante semejante acción, habían visto a otros estudiantes liberar aquella misteriosa energía antes, pero nunca de tan cerca.

—Eso fue... "Sendo" o como dicen algunos occidentales "onda", es un pulso de energía provenido del poder de la respiración —Kenshiro se agarró la cabeza.

— ¿Quiere decir que aprenderemos a manejar eso? —Morry parecía como un niño pequeño, ansioso de descubrir que era, Vergil se mantenía algo escéptico ante semejante "truco de magia".

—No se, parece algo sacado de una feria — con esas palabras Kenshiro agarro dos espadas, las cuales lanzo hacia ambos chicos, como si fueran wendigos o algún tipo de demonio, ambos interceptaron la espada con los dedos como si estos fueran pedazos de carton sin valor, antes de percatarse de lo que lograron.

—Nunca subestimes el estilo del puño ermitaño, niño — exclamo vitoreándose el arrugado mientras presumía de su musculoso brazo. Mientras tanto ambos chicos lucían felices, una figura oia todo con rabia, era Cheng, quien destruyo del coraje una armadura antigua.

. . .

"¡DAME TU CALOR! ¡DAME TU CALOR!"

Una fuerte canción despertó al hombre Norhiano, levanto su cabeza para notar que se había dormido un poco mas temprano de lo normal. Se levanto con mareo mientras la musica sonaba a máxima potencia en el fondo, camino por el pasillo con lentitud para ver como el grupo cantaba en un karaoke; entonces recordó que Mina lo había encontrado entre vieja chatarra de Reimu. Lo había reconstruido y como Kaine quería celebrar por su victoria, habían decidido hacer una pequeña fiesta. Kaine era el cantante, mientas que como era habitual, Ikki tomaba, Reimu ya estaba roja por el vino y Mina esperaba su turno.

No quiso interrumpir, así que siguió su paso hacia afuera, la luna estaba rebosante ese dia, tan brillosa y enorme, le trajo recuerdos.

— ¡Señor Morry! —el hombre levanto la cabeza, observando a Alex montado sobre una cuerda, en sus brazos llevaba dos enormes rocas que lanzo lejos antes de bajar —¿Qué es lo que hace aquí tan tarde?

—Vaya, Alex, no esperaba que estuvieras despierto —Morry puso ambas manos sobre sus mejillas mientras se dejaba maraviilar por la luna —,nuestos amigos no me dejaban reconciliar el sueño, asi que decidi salir afuera un rato a buscar aire.

—Yo, yo estoy algo asustado por la siguiente misión que viene —Alex jugueteaba con sus dedos nerviosamente, hasta ahora que Morry se daba cuenta, jamas le había preguntado a su amigo como es que estaba.

— ¿Por qué no mejor tratas de distraer tu mente? Es bueno distraerse y no sobre entrenarse.

—Es que no lo entiendes, en toda mi vida jamás pude no estar nervioso, una vez me mee en medio de una obra de la escuela solo por los nervios y yo era un extra —confeso con bochorno mientras se llevaba las manos a la cabeza. Morry no pudo evitar reír antes de verbalizar algo.

—Yo solia ponerme como tu en ocasiones — esto hizo que el rostro del chico mostrara una sorpresa evidente; pues Morry era la persona mas valiente que había conocido hasta ahora — así que aprendí algo que me ayudo: respirar.

— ¿Respirar?

—Si, respirar.

—Ya sabe, como, tomar aire con la nariz y sacarla por la boca.

—Si, eso, respira tranquilamente, en silencio y sin pensarlo — eso dejo solo mas pensativo al pequeño, quien cruzo las piernas, mirando cada tanto a Morry para ver su aprobación.

—Bien...Cierra los ojos, inhala y exhala — al decir eso, Alex trato de imitarlo — vacía tu mente, deja todo en blanco.

—...No entiendo, ¿Cómo puedo tener la mente vacia si me voy a concentrar en no pensar nada?

—Alex, vamos, no seas tan ansioso — trato de protestar Morry, viendo como Alex trataba de mantenerse callado, aunque resultaba imposible ante sus ojos por la idea de no pensar.

—Pero es que, ¿Cómo sabré que no estoy pensando en algo? La gente piensa todo el tiempo, no puedes venir a decirme que simplemente vacié todo lo que pase.

—Es porque el objetivo es ese, sé que estas atosigado por todo lo que ha pasado últimamente, yo también estuve asi por un tiempo, pero me parece que es necesario disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, ¿no crees? —Morry logro formular.

—Creo que entiendo, a lo mejor es que sigo nervioso por lo del anterior combate.

— ¿Sientes algo en particular? —El norhiano noto como el brakiano ahora lucia incomodo y cabizbajo.

—Yo...¿Yo mate a ese hombre? No pude haberlo matado, no creo —con esas palabras se dio la vuelta, no quería que Morry mirara el rostro de un asesino.

—Alex, tal vez no te conozca de tanto — el hombre puso su palma en la cabeza de su amigo —, pero veo en ti, un alma caritativa una que no cometería injusticias o mataría, lo que haya hecho el guerrero de tinta, creeme que fue por su propia decisión.

Aunque no estaba tan convencido de lo que Joey dijo, Alex sabia que su compañero tenia razón, giro la cabeza y asintió, se levanto y acomodo su ropa antes de golpear su palma contra su nudillo.

—Volveré adentro, mañana estaremos de nuevo —ante la afirmativa, Morry asintió. Una vez quedo solo se centró en volver a ver la luna llena y entonces recordó de nuevo su pasado.

. . .

El sol ardía con una potencia tremenda, los rayos bañaban de vida todo el valle mismo donde dos figuras se hallaban trabajando en mitad del calor; Joey y su hermano Vergil estaban recolectando coles por pedido de una de las ancianas que daba suministros al templo. Ya después de su primer año las cosas habían cambiado notablemente, ambos eran hombres altos y fornidos, aunque Vergil no tuviera espalda ancha se había mantenido en perfecta forma, desarrollando unas caderas algo femeninas con piernas bien tonificadas. Morry limpio el sudor de su frente quitándose el gorro que traía puesto, volteo la mirada antes de hablar con su hermano.

— ¡Llevo ya treinta y tres! ¡Voy a ganarte!

— ¡Ojala pudieras superarme! —Vergil tomo una bocanada de aire su cuerpo fue rodeado por rayos de un intenso azul, con movimientos finos paso entre la tierra, desprendiendo todas las verduras, Morry contesto con otro movimiento; giro sobre sí mismo como un tornado, haciendo que las coles se levantaran violentamente del suelo antes de chocar con la carreta, cuando acabaron el anochecer había llegado. Morry llevaba la carreta mientras Vergil bostezaba.

— ¿Vamos a tomar algo en el centro? —Vergil se puso una mascarilla que solo asentaba más sus rasgos femeninos. Morry afirmo con la cabeza, cuando llegaron la gente se hallaba feliz por la llegada del verano, las bebidas estaban bien frías y era algo de lo que ambos gozaban, Morry se sentó al lado de su hermano, quien puso su cabeza sobre la barra del cansancio.

—No puedo creer que ya pasaron tres años desde que llegamos, siento que apenas fue ayer —Morry lucia nostálgico, mientras el mesero dejaba las bebidas Vergil parecía hasta avergonzado.

— ¿Aun planeas ir a la universidad de Miskatonic? —el peliblanco desvió la mirada con rubor y tristeza.

—Si, me gane una beca allí, es un gran paso para nosotros, ¿no crees? —Morry estaba feliz, bebia con tranquilidad — ¿sucede algo con ello, Vergil?

—Es solo que pase tanto tiempo contigo que te echaré de menos, ¿sabes? — sus orbes chocaron con los de su hermano, la mirada fija de ambos era intensa, pero fueron interrumpidos ante el abrazo de alguien por la espalda de Morry, era una chica de cabello rosado y de sonrisa imperturbable.

— ¡Chicos! ¡De haber sabido que vendrían atendia yo misma! —la mujer era joven, no muy alta pero de cuerpo voluptuoso, llevaba una prenda común de esas zonas que denotaban un buen nivel económico, normal considerando que era la hija del dueño de aquel bar. Morry abrazo a la mujer mientras Vergil observaba con algo de desdén a su hermano y a la mujer.

—Jia, no esperaba verte hoy, pensé que estabas en la ciudad —Morry sostuvo de la mano a la chica, cuyo cabello era de un hermoso rosado que se unia a sus inusuales ojos de mismo color, la mirada de ambos era apasionada.

—Quería volver lo mas rápido, después de todo, en unos días cumplen los cuatro años desde que llegaron aquí —la chica rio, pero al sentir como era juzgada por Vergil tomo algo de saliva, sin perder su tono amigable guiño a Morry y se dio media vuelta — ¿no hay problema si te lo pido prestado un rato, Vergil?

Antes de protestar, Morry fue llevado por la oriental hacia afuera, Vergil se dio media vuelta con frustración, pensaba cosas tontas como que podía tener aquella ramera que el no, el enojo se unio a tristeza; la idea de saber que jamás seria amado por Morry. Sabía que seria asi, lo sabia desde que se conocieron, solo seria su hermano.

—Querida Jia —Morry sostenía entre sus brazos a su amante, ambos compartían un calido beso — ¿entonces aceptas mi invitación de venir a occidente conmigo?

La mujer de rubor estaba perdida en el amor que ambos sentían, pero algo la tiraba hacia atrás, una picazón que le daba incomodidad, aun con sus dedos posados en la cabeza de su amante tuvo que confesarle la verdad:

—Morry, perdóname, pero no podre estar contigo...

— ¿Qué? Espera, Jia, piénsalo bien.

—Morry, por mas que me duela, yo y tu no podemos estar juntos, me duele muchísimo, porque de verdad, todos estos momentos que compartimos juntos para mi significan mi todo.

— ¿Y si es asi, por que no rompes tu promesa?

—Una buena persona no rompe sus promesas... —Esas palabras hicieron que los ojos del chico se hundieran, pequeñas lagrimas brotaran de sus ojos y que mirara hacia la luna, en un intento desesperado por no llorar.

—Entonces ambos sabemos que no podre hacerte cambiar de parecer — mientras trataba de mantenerse sereno, un grito ahogado del bar llamo la atención de ambos, era una mujer pidiendo ayuda, Morry se adelanto, dejando atrás a Jia.

— ¡¿Dónde esta Morry?! —Una voz gutural estaba dándole una paliza sin precedentes a Vergil, cada golpe parecía estremecer toda la estructura, entonces fue que apareció a quien llamaba. El Norhiano llego salvando a su hermano de una poderosa patada en el cuello del sujeto que lo envió por los aires.

—Podía yo solo — verbalizo con la voz débil el hombre antes de que Morry lo levantara para hacer que sacara a todos allí, Vergil apenas pudo lograr su objetivo mientras aquella misteriosa figura volvia en una acometida por su hermano, el combate era fugaz y mortal, ambos desaparecían y reaparecían de un lado a otro sin que nadie pudiera ver algo, las ondas que generaban destruían las paredes y pilares de la estructura.

— ¡Dime tu identidad, mal viviente! —Morry desvio con sus palmas varios ataques rapidos del atacante, esquivando una patada que venia en combinación, Morry salto quedando suspendido en el aire unos instantes antes de lanzar una patada al rostro del hombre, destruyendo su mascara y revelando a un viejo conocido detrás de ella — ¡Tu...Eres Chang!

— ¡Asi es, Morry! ¡He estado planeando mi venganza por años, estaba cansado de vivir a tu sombra, ahora me encargare de matarte aquí mismo — el hombre chasqueo los dedos, haciendo que de las sombras brotaran hombres de pieles absurdamente palidas que el artista marcial reconoció como vampiros, quienes atacaron con su sangre como navajas, Morry se movio con velocidad gatuna, pasando entre los ataques de los demonios.

Los golpes del chico, imbuidos ahora por el sendo que había aprendido a través de los años era capaz de imitar los rayos del sol, sus ataques eran firmes y mortales, con simples toques de su mano derretía la piel de las bestias hasta hacer que se incendiaran o explotaran en cenizas. Dando un golpe con el reverso de su mano le dio a uno de estos que se acercaba por detrás, destruyendo su rostro antes de que su cráneo se hinchara anormalmente y estallara, otro salto por encima, pero con un giro y un movimiento de sus piernas partio a la mitad a aquel sujeto fácilmente.

— ¡Eres desgraciado! ¡Traicionas al templo de esa forma y te atreves a dañar a Vergil! — Morry giro la cabeza hacia el líder de los vampiros, que había acabado solo en medio de la sala de estar.

—¡Cobrare mi venganza aho... —No pudo acabar sus palabras, pues Morry ya se hallaba sobre el, con ambas piernas dando una doble patada al mismo tiempo, el golpe habría sido fácil de aguantar para el sujeto, pero no para lo que vino; una y otra patada se le agregaron, como si Morry estuviera sobre una bicicleta, cada ataque elevo por los aires la ultima patada lo mando hacia barriles de la parte trasera, que cayeron sobre su cuerpo mientras Morry caminaba con cautela hacia el individuo.

—Ya no soy un joven débil, Chang — en ese instante, sin que Chang pudiera verlo Morry fue invadido por una sensación, haber liberado sendo le permitió acceder a su "condición" — ¡Toma esto! ¡Danza escarlata de la cucaracha! — el corrió hacia Cheng, su pie ejercio tanto poder que genero un inmenso cráter en el suelo antes de taclear al oriental atraves de varias paredes, la potencia fue tal que el aire a su alrededor se dilato, creando un vacio perfecto en la atmosfera mientras Joey usaba el cuerpo de su adversario como una esponja de daño. Ambos cayeron entre escombros sobre una plataforma de madera.

—Esa habilidad... ¿Estas utilizando aura? — cuestiono con pesar el desertor mientras se quitaba algunas maderas que se habían incrustado en su piel, observando como su rival se había levantado dando pequeños saltos en el lugar, haciendo sonar sus hombros y cuello.

—Habiendo tantos estilos de sendo dividido en las tres principales fuentes; escarlata, dorada y turquesa decidi crear un sistema sencillo para acceder a cada tipo de técnica —Morry se puso en guardia de nuevo, con una mano estirada —, le llamo la ruleta, de seis lugares, cinco mentalmente contienen una bonificación que puedo usar y una no hace nada. Puedo acceder a una de estas por cada técnica de sendo que utilizo.

Chang se sintió victorioso, sabiendo eso tendría mas oportunidad, hasta mentalmente se burlaba de Morry por confesarle aquello como si nada; ¡habia revelado como funcionaban sus poderes! ¡asi que seria fácil derrotarlo! O eso fue en un inicio, antes de dar un paso, sus piernas se paralizaron, bajo la mirada para notar como rayos de sendo recorrían sus piernas, algo que había aprendido era que aquella energía era capaz de controlar nervios de sus rivales al punto de que estos perdían el uso de partes del cuerpo. Antes de que pudiera procesar algo, en pequeñas milésimas Morry se desplazo hacia el, conectando una derecha con el dorsal de su mano en la mandibula que fue bloqueada exitosamente por el oriental, quien atrapo el brazo del joven para cabecear su cabeza al punto de ocasionarle una herida en la frente. Morry retrocedio, solo para ser recibido por un golpe de palma que logro eludir con dificultad, aquel golpe había arrancado parte de su camisa, además de dejar un profundo corte en el abdomen.

—Estilo del puño del pez: ¡palma del tigre! — Chang no era alguien con el cual se debía jugar, era un usuario de sendo temido, con un estilo tan agresivo como sucio, moviendo de forma criptica sus brazos parecía una especie de dios antiguo, causando imágenes residuales —, ¿estas asustado? Tu semblante ha cambiado notablemente.

—...No me decepciones — con una expresión de pasmo, el ex estudiante fue recibido por un golpe de puro poder físico del norhiano, mismo que lo tiro unos metros atrás. Cuando vio hacia adelante, Morry se aproximaba, dándole un rodillazo en el vientre que lo dejo sin aire.

— ¡Maldito extranjero! — atrapando la pierna del héroe, Chang giro sobre si sin soltarla, conectando un codazo en el rostro desprotegido del moreno, quien solo mantuvo una mirada estoica, por unos segundos una sensación de miedo casi primal invadio el cuerpo del desertor, una sensación que lo hizo soltar a Morry mientras sus dedos temblaban. Cuando levanto los ojos pudo observar al chico ser rodeado por lo que parecía ser una presencia espectral, creada como una ilusión por el sendo del muchacho, una imagen horrida algo incomprensible.

—Ahora mismo la ruleta cayo en una bonificación, use una de miedo —el chico agito la mano, haciendo que esta se desvaneciera antes de ponerse en una postura diferente, con la guardia un poco mas abajo, pero con la consecuencia de que su apariencia era traslucida, como la de un fantasma.

Con ahora un tremenda cólera invadiendo a Chang, este no dudo ni un instante en abalanzarse mientras gritaba hacia su rival, lanzando sin fin de golpes con sus palmas, cortando todo alrededor, piedras, madera, metal... Pero nada conectaba en Morry. Cada ataque solo lo travesaba mientras el aire se enturbiaba, de nuevo la habilidad del chico actuó en su ayuda, la ruleta giro de forma aleatoria, cayendo de nuevo en una "bonificación".

—"respiración del dios dragon" — el chico de ojos azules atrapo el brazo del amarillo en pleno movimiento, uno que habría matado a cualquiera, ahora los ojos de Morry brillaban en un intenso rojo como los ojos de una bestia. El oriental sabia lo que era eso, y no podía creer que Morry lo tuviera, al menos no asi.

— ¿El anciano te enseño eso? —su tono era de absoluto pavor —, es imposible, esa respiración se supone que es exclusiva para unos cuantos, ¡ningún ser vivo debería ser capaz de aguantar el cien porciento de sus músculos a toda potencia!

Otra vez Morry no tuvo piedad, solo con ejercer algo de fuerza el brazo de Chang exploto en un torrente de sangre y piel, la carne viva cubrió donde se hallaba el antebrazo del hombre, solo conectado por un par de musculos que palpitaban repulsivamente maximizando la agonía del traidor quien grito mientras su cara se deformaba por la sensación pulsante de sus venas reventando y sus huesos a nada de estallar. El norhiano abrió su palma mientras las lágrimas de desesperación caian del sujeto, su brazo estaba totalmente inutilizado, y Morry solo se quedo observando con una mirada sombria que representaba cierta pena y un poco de rabia.

—No quería llegar a esto, Chang, pero no me dejaste otra alternativa, retírate antes de que tome tu vida — advirtió.

— ¡Esto no se acaba hasta que mueras! — a pesar del estado critico de su rival, Chang levanto la mano que tenia libre, lanzándole un extraño humo que cayo en los ojos de Morry, cegándolo mientras su rostro quemaba.

El mas alto gruño levantando los brazos, solo pare ser recibido por numerosos cortes que dieron desde sus piernas hasta su rostro, punzadas profundas que atravesaban su carne y ocasionaban que el sendo lentamente disminuyera su potencia al perder el traslado de su oxigeno adecuado. Cada parte quemaba como el diablo, el peor sin duda fue cuando el oriental hizo a Morry caer de rodillas tras finos cortes en su abdomen que casi lo había abierto de lado a lado.
Rendido en el suelo y con un sus intestinos a nada de salir de un mal movimiento, un grito femenino hizo que levantara la cabeza, aun cegado por el humo.

— ¡Morry! — la mujer oriental había llegado, directamente a salvar a su amado junto a Vergil.

— ¡Jia! ¡No vengas! — el chico levanto su brazo, buscando evitar que ella se acercara, lo que siguió fue un ruido de forcejeos, gruñidos, y finalmente, el sonido de la carne cortándose.

El tono femenino de Vergil dejo ir un alarido, Morry asustado se levanto con sus ultimas fuerzas, concentrando sendo en su mano derecha, sin la vista dependía de sus otros sentidos mismos que le permitieron sentir el cuerpo delgado de Chang de espaldas. Con una furia asesina, esquivo un tajo rápido del individuo, conectando un derechazo que siguió a un horrido sonido de huesos rompiéndose. Lentamente el chico e cabello negro recupero la mirada, observando con algo de terror lo que había ocasionado, frente a el se hallaba Chang, con la parte derecha de su cráneo totalmente hundido, con restos de su propio cráneo sobresaliendo de una parte arrancada, su derecho estaba fuera de su cuenca, solo conectada por el nervio mientras grandes cantidades de liquido rojo caían por los costados.

—Chang... —Morry giro la cabeza, Vergil estaba tirado, con heridas abiertas y al lado de Jia, entonces entendió, ella había caído delante de el, defendiéndolo de un ataque a traición del asesino, el cual estaba convulsionando en el suelo. El norhiano camino hacia ambos antes de estallar en lágrimas junto a su amada, que solo dejo escapar un ultimo suspiro antes de morir.

. . .

— ¡Morry, rápido! ¡No es momento de palpar moscas! — el recuerdo se desvanecio como el polvo en el aire, el chico de cabello negro se volteo a ver como Reimu, Alex y Kaine alistaban sus cosas.

—Es Cashr, amenazo con destruir la ciudad — las palabras dejaron helado al hombre, quien asintió tomando su pulsera con cierta duda, Alex y Kaine se posicionaron antes de que Reimu utilizara de los sellos que le había prestado Shigeta, un destello empezó a dejar salir pequeñas partículas mientras se elevaba, rodeándolos a ambos hasta hacerlos desaparecer. No había momento de recuerdos, al menos no ahora. 

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