forty one ──── angel torture

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─────────── CHAPTER FORTY ONE,

ANGEL TORTURE ───────────



Zadkiel no supo cuándo fue el momento que se durmió hasta que abrió sus ojos y se encontró con la mirada tranquila de Sahily.

Estiró sus brazos, mirando que su alrededor siguiera normal.

──── ¿Cómo dormiste? ──── él cuestionó.

──── Bien ──── susurró la áurea, quitando el cabello rubio de su rostro ──── Estabas cansado.

──── Solo un poco ──── musitó. Pasó sus dedos por la mejilla blanquecina, sintiendo el frío ──── Vamos a salir de aquí.

Los ojos de la áurea cambiaron, preocupados por tener que dejar ese lugar.

──── ¿A dónde? No tenemos un hogar ──── dijo en voz baja ──── Áureos está lleno de demonios y los humanos, no sé cómo están viviendo sin nosotros.

──── Tengo una casa. Estaremos bien, nadie nos molestará ──── comentó, dándole una sonrisa.

Sahily no la devolvió, incapaz de sentir esa calma. Su mente solo pensaba en las posibilidades de que los demonios los atacarán, no tenía un buen historial y no quería que les hicieran algún daño.

──── ¿Es seguro? ──── cuestionó.

Una ola de molestia creció en el interior de Zadkiel al verla en ese estado tan frágil. Sahily no sentía miedo, ahora estaba tan llena que incluso en sus ojos podía verse.

──── Sahily, estaremos bien ──── habló, intentando convencerla ──── Confia en mí.

La áurea solo pudo asentir una vez, incapaz de prometerlo. Zadkiel hizo que se levantara al mismo tiempo que Shain entró, entregándole una bolsa con prendas de ropa.

Sahily fue a bañarse mientras él solo se cambió la camisa. Tiró toda la ropa manchada a la basura, sin querer recordar lo mal que se encontraba.

Ella salió unos minutos después, acomodando la camiseta. Era demasiado grande que llegaba por encima de sus rodillas, pero prefería eso antes que el simple vestido.

──── Tengo que ponerle vendas ──── musitó la áurea, limpiando la sangre de sus manos.

──── ¿Llega a detenerse? ──── cuestionó, subiendo la camisa para observar las grandes aberturas.

Sahily se encogió de hombros, creando una mueca de dolor al sentir los dedos del áureo.

──── A veces ──── susurró, respirando hondo ──── No sangran tan seguido como las primeras veces.

──── Bien, buscaré cómo ayudarte ──── prometió, mirándola directo a sus ojos ──── El flequillo ha crecido, ¿quieres que te lo corte?

──── Puedes hacerlo cuando salgamos de aquí ──── le dijo, sonriéndole levemente.

Él asintió, arreglando su cabello rubio. A pesar de todo, Sahily mantenía su belleza igual que los ángeles, tan delicada y sotisficada que era imposible ignorarla.

La áurea agarró la mano del áureo al salir de la habitación, necesitando acostumbrarse. Shain sonrió al verlos y extendió las llaves a su hijo, sin perder la diversión.

──── Espero volver a verlos ──── dijo el hombre, acercándose. Miró a Sahily, agarrando un mechón de su cabello ──── Especialmente a ti. Fue divertido, ¿no?

Zadkiel alejó la mano de su padre, frunciendo sus cejas ──── No lo harás. Está visita no se repetirá dos veces.

Shain rio, dando un paso atrás ──── No te confies. Sahily es muy atractiva para los demonios y más para los que ella encarceló.

──── Estoy seguro que lo pensara dos veces cuándo los asesine ──── replicó, caminando a la puerta ──── Podrías darle el consejo.

──── Se los haré saber ──── asintió el hombre, sonriendo.

Ambos salieron, quedando en el pasillo a oscuras. Zadkiel respiró profundamente, sabiendo que ya faltaba poco para salir de ese lugar.

──── Voy a ponerte una venda ──── él le dijo, sacando una tela suave de su bolsillo, destinada para ella ──── No quiero que veas lo que hay afuera.

Sahily asintió, dejando que cubriera sus ojos. Zadkiel la guio, teniendo cuidado e ignoró a todos los demonios, solo mirándolos con aburrimiento.

Llegaron a la escalera, el áureo quitó la venda, dejando que pudiera acostumbrarse. Sahily observó la escalera, sintiendo su corazón latir con fuerza ante la expectativa de ver el mundo nuevamente.

No sabía a qué se iban a enfrentar y no estaba preparada.

Ambos subieron los escalones con suavidad, tomando su tiempo hasta salir por completo. La sorpresa no se ocultó en el rostro de Sahily, viendo que todo seguía igual, como si nada hubiera sucedido.

──── ¿Realmente pasó lo de Áureos? ──── preguntó en voz baja, frunciendo sus cejas.

──── Sí, sucedió ──── asintió, viendo la lucha interna dentro de la áurea sobre aceptar su alrededor ──── Vamos, hablaremos cuando lleguemos a casa.

La mano de Zadkiel agarró su brazo, llevándola al auto estacionado afuera. Abrió la puerta del copiloto, dejando que ella se acomodara.

En todo el camino, Sahily miró su alrededor, sin creer que todo seguía igual. Observó el cielo, esperando tener una respuesta, una señal, pero no obtuvo nada.

Los humanos seguían viviendo con normalidad, riendo y hablando sin darse cuenta de lo que sucedió en el cielo, en su ciudad donde ahora estaba llena de tanta maldad.

No pudo evitar la molestia en su pecho, pensando en cómo los áureos pelearon para protegerlos todo el tiempo, sanándolos y cuidando cada paso, pero no le ponían importancia, como sí no existieran.

Sus mejillas se sonrojaron ante la idea de que los humanos podrían vivir tranquilos sin los áureos a su alrededor.

──── Ya llegamos ──── musitó el áureo, sacándola de sus pensamientos.

Sahily observó la pequeña casa de color azul, sin resaltar como el resto, lo suficiente buena para ocultarse. Ella bajó, sintiendo sus piernas flaquear al recordar la misión donde toda su pesadilla inició.

Zadkiel agarró su mano, ayudándola a seguir adelante. Dejó que ella pasará, cerrando la puerta detrás con seguro.

──── ¿Quieres comer? ──── él cuestionó.

Sahily miró a su alrededor, mirando las ventanas donde los vecinos estaban observándolos, señalando sin importarles que podría notarlos.

El áureo se acercó, cerrando las cortinas al notarla distraída. Sahily no se movió, en cambio, frunció sus labios.

──── Oye, ¿quieres pollo? ──── preguntó de nuevo, poniéndose enfrente de ella──── También puedo hacer pizza ──── ofreció con una media sonrisa.

Los ojos grises de ella se alzaron, posándose en la mirada oscura. Zadkiel aparentaba que todo estaba bien, como los humanos y un pensamiento se filtro en su mente acerca de que también debería.

Solo Zadkiel fue por ella al infierno, sacándola de su pesadilla.

──── Las dos se oyen bien ──── dijo, intentando sonreír ──── ¿Tienes jugo? Me siento sedienta.

──── Ven, hay jugo de naranja ──── ofreció, regresándole la sonrisa.

Sahily se sentó en la silla del comedor, observando como el áureo cocinaba con tanta facilidad. Quedaron sumergidos en el silencio, sintiendo la incomodidad y cómo la áurea iba perdiéndose en sus pensamientos nuevamente.

──── ¿Ya hablaremos sobre Áureos? ──── ella cuestionó, bajando su mirada a sus manos ──── Necesito... saber qué sucedió.

──── Primero comeremos ──── comentó Zadkiel, poniendo un plato en medio de la mesa con pollo recién hecho ──── Necesitas recuperar tu energía.

Sahily se esforzó en poder comer, sintiendo la explosión de sabor dentro de su boca. Llevaba semanas sin probar un bocado, solo la mantenían con lo mínimo y en ocasiones, lo tiraba a los demonios, perdiendo la diminuta ración de comida.

──── Áureos fue tomado por los demonios, pensamos que todo se había calmado y bajamos la guardia, solo era una emboscada ──── explicó Zadkiel, limpiando su boca ──── Ordene a los de Monte Fosco retirarse, estábamos perdiendo y la mayoría de áureos habían sido capturados o asesinados.

──── ¿Qué sucedió con los áureos atrapados?

──── Los demonios los tienen en cárceles. Algunos fueron más fáciles de sacar, otros son demasiados complicados ──── musitó, recordando esos meses llenos de pérdidas y batallas ──── Intentamos regresar a Áureos cinco meses después, pero seguíamos siendo pocos. Necesitábamos a los áureos veteranos, pero... la mayoría fallecieron.

──── ¿Hace cuánto sucedió lo de Áureos? ──── cuestionó Sahily, sin poder hacer cuenta del tiempo que pasó ──── Sé que estuve meses ahí abajo.

Zadkiel apretó sus labios, bajando la mirada a la mesa ──── Casi dos años ──── susurró ──── Yo... te estuve buscando por casi un año cuando me di cuenta que no estabas muerta ──── le dijo, mirándola con dolor ──── Por eso me dilaté tanto en encontrarte.

Dos años eran demasiado para Sahily. Los humanos habían podido vivir tranquilos sin ellos a su alrededor, los demonios no habían llenado de oscuridad sus almas y ella estuvo abajo, encerrada en ese infierno por tanto tiempo.

Sahily cerró sus ojos, intentando creer en las palabras del áureo. Demasiado tiempo y no habían podido obtener a Áureos de nuevo, ¿qué estaba sucediendo con ellos?

──── ¿Dónde está Raisa, Ezer, Ithiel? ──── demandó, mirándolo fijamente ──── ¿Siguen vivos?

──── Están atrapados. Los dones de Raisa se congelaron tal como supuse ──── informó, recostándose en la silla ──── Los demonios están cansados de ella.

──── ¿Y Nirelle? ¿Fue la única que escapó? ──── interrogó, apretando sus dientes.

──── Sí, sé que está recolectando áureos y atacando bases para liberar a los áureos, pero no la ayudaremos ──── dijo con firmeza, alzando su mentón ──── Primero tienes que recomponerte.

Los ojos grises de la áurea se llenaron de enojo, cruzando sus brazos.

──── Por supuesto que no lo haremos ──── aclaró en voz baja, la molestia filtrándose en su tono duro ──── Ella fue la razón por la que perdí todo.

Zadkiel frunció sus cejas, confundido ──── ¿De qué hablas?

──── Los demonios no son buenos para mantener sus bocas cerrados. Dijeron que Nirelle fue el punto de quiebre en la profecía ──── musitó, apretando sus puños sobre la mesa ──── Ithiel la puso como prioridad cuándo yo lo necesite. Por eso merece estar encarcelado, los demonios deben de hacer que pague por lo que me hizo.

El áureo contuvo su sorpresa al oír esas palabras. Sahily nunca había sido de los seres que se dejaba llevar por el enojo, en cambio, tenía paciencia y bastante calma.

La áurea que él conocía no era la misma que estaba sentada, con las llamas del enojo en sus ojos grises.

──── Quiero ir a mi habitación, no me siento bien ──── Sahily comentó, levantándose de la mesa.

Zadkiel hizo lo mismo, interponiéndose en su camino. Agarró el mentón de Sahily, haciendo que lo observara.

──── Sé que lo que pasaste no fue agradable, pero debes de recordar que eres una áurea ──── susurró, ladeando su rostro ──── No puedes dejar que los pensamientos intrusivos te hagan daño o te dominen.

Ella rio, careciendo de toda diversión ──── No soy una áurea, no tengo alas y mis pensamientos están tan llenos de enojo que me asusta ──── confesó, apretando sus labios ──── No sabes cómo se siente.

──── No, no lo sé, pero si te puedo decir que dejarse dominar por los sentimientos nunca termina bien ──── replicó, acariciando la mejilla de la áurea ──── Sé que tu hermano te traiciono, tu mejor amiga murió y todo lo que conocías desapareció, pero eso no significa que tienes que darte por vencida.

──── Para ──── le susurró, cerrando sus ojos ──── Solo cállate por unos minutos.

Zadkiel omitió su petición, tomando sus brazos ──── Tienes que volver a creer en ti, Sahily. Sigues siendo una áurea y enfrentar lo que sucedió, no puedes vivir sumergida en esa oscuridad.

──── ¡Cállate! ──── ella gritó, retrocediendo.

Su espalda chocó contra la pared, haciendo que siseara del dolor al sentir sus aberturas.

Los ojos oscuros del áureo se alarmaron, pero se detuvo a sí mismo de dar un paso adelante, dejando que tomara su tiempo para procesar la información.

──── Sahily, todo estará bien ──── musitó, extendiéndola una mano con tranquilidad ──── No te preocupes.

──── No puedo ──── murmuró, bajando la mirada a sus manos temblorosas ──── Quiero estar sola, por favor.

El áureo asintió, dándole su espacio. No la detuvo, no en ese momento donde supo que tenía que estar a solas.



La puerta de la habitación de Sahily fue abierta una hora después por Zadkiel. El áureo la encontró en su cama, su mirada estaba perdida en el vacío, incluso cuando entró por completo al lugar.

──── Saldremos ──── él dijo, acercándose lentamente a la áurea ──── Necesitas ver como se encuentra el mundo.

──── No puedo moverme ──── susurró, cerrando sus ojos ──── Todo mi cuerpo está entumido.

Zadkiel se agachó, agarrando la mano de Sahily entre las suyas. Su áurea estaba tan herida por dentro que le era difícil poder reconocerla.

──── No te des por vencida ──── le pidió, temeroso de lo que podía suceder ──── Hicimos todo lo que pudimos. Puede ser que perdimos, pero aún nos tenemos. Muchos áureos murieron y nosotros pudimos sobrevivir, disfrutemos de esa oportunidad que nos dieron.

Sahily soltó una profunda respiración, dejándose llenar de esas palabras. Ella estaba enojada por lo que sucedió, su ciudad fue atrapada por los oscuros mientras los humanos vivían tranquilamente.

¿Cómo era eso posible?

Los áureos habían sido protectores de los humanos por tantos años que nunca se puso a pensar en la posibilidad de que estarían bien pero tampoco podía dejar que sus familiares estuvieran atrapados por los oscuros.

Algo dentro de ella se agitó, pidiéndole que se levantara mientras la otra la mantuvo en esa cama. No quería decepcionar al único áureo que la ayudó así que decidió tomar la primera opción y levantarse.

Ella se levantó, sintiendo como su cabeza se volvió pesada después de estar tanto tiempo en esa posición.

──── ¿Debo de cambiarme? ──── cuestionó, tirando todo su cabello rubio hacia atrás.

──── Solo si tú lo deseas. Te ves realmente bien con todo ──── él halagó con una media sonrisa.

Sahily solo rio, sintiendo la felicidad expandirse por todo su pecho. Había olvidado lo bien que se sentía estar con Zadkiel, incluso en esos momentos donde todo parecía estar en un constante alerta.

Al final, la áurea decidió cambiarse por un vestido, poniéndose las cómodas sandalias que Zadkiel consiguió para ella. Él le dio una de sus chaquetas, ayudándola a arreglar el cuello tal como ella lo hizo en un principio.

Ambos salieron, agarrándose las manos por instintos. El sol estaba escondiéndose por lo que el aire refresco a los dos áureos.

No dijeron ni una palabra en todo el camino, disfrutando de esa sensación tranquila que solo juntos podían obtener.

──── ¿A dónde estamos? ──── Sahily cuestionó después de llegar al parque que en ese momento estaba vacío.

──── No tengo idea ──── respondió con una media sonrisa ──── No he preguntado. Los vecinos suelen ser demasiados curiosos y es lo último que necesito en este momento.

──── Así que estamos en un lugar desconocido ──── murmuró, entrecerrando sus ojos con dudas.

──── No tan desconocido. Hay una gran probabilidad que estemos cerca de Kartalago ──── comentó, encogiéndose de hombros ──── Miré a uno de los idiotas que estaban con nosotros en la universidad.

La áurea asintió, volviendo a mirar a las pocas personas que estaban en ese lugar. Después de todo, no estaban tan separados del pueblo donde se mantuvo la criatura que iban a rescatar.

──── ¿Cómo puedes vivir aquí sin saber nada? ──── ella preguntó, frunciendo sus cejas.

Zadkiel ladeó su rostro, relamiendo sus labios ──── Realmente no me importa el lugar. Tengo una casa, comida y ropa, me parece que estoy en una buena ciudad.

──── ¿Y solo eso? ──── indagó, sin poder creer que el áureo fuera tan simple ──── ¿Qué pasa con...?

──── No me importa nada más que estar contigo ──── él la detuvo antes que Sahily pensará más de lo debido ──── Vamos, hay un mirador por aquí.

Zadkiel empujó suavemente a la áurea, queriendo distraerla de todas esas preguntas que estaban molestándola.

El banco que tomaron estaba alejado del resto por lo que ambos se sintieron más cómodos. Zadkiel pasó su brazo por los delgados hombros de Sahily, atrayéndola a su cuerpo.

Depositó un suave beso en su frente, calmando a su corazón. Después de tantas angustias, finalmente pudo tenerla de vuelta.

──── Hay algo mal conmigo ──── Sahily susurró, apoyando su cabeza en el brazo del áureo ──── No me siento bien.

──── Tranquila ──── él murmuró, acariciando su brazo ──── Averiguaré qué está sucediendo. Por ahora, solo quiero mantenerte a mi lado.

Ella alzó su mirada, dándole una sonrisa que iluminó sus ojos grises. Hace mucho tiempo no sentía esa felicidad y solo esperaba que no se la quitaran tan rápido.

──── Zadkiel ──── ella llamó con suavidad ──── ¿Tú estás bien?

Una sonrisa apareció en los labios del áureo, gustándole la forma en que ella siempre estaba cuidándolo, incluso cuando no debía ser así.

Asintió una sola vez, dejándose embriagar por la sensación de felicidad que apareció. Con suavidad, él se inclinó, juntando sus labios después de tanto tiempo.

Aún seguían siendo suave, tan dulces como recordaba y también, cómo podían hacer que su corazón enloqueciera con solo ese toque.

Los labios del áureo se movieron, necesitando más de ese contacto. Su mano fue directo a la cabeza de Sahily, sosteniéndola como si fuera a quebrarse en cualquier momento.

El cuerpo de Sahily se movió involuntariamente, acercándose a él. Sus manos recorrieron el pecho de Zadkiel hasta llegar a sus mejillas, sintiendo esa necesidad de convertirse en una solo con ese áureo.

Un escalofrío recorrió la espalda de Sahily, haciéndola reaccionar. Se separó de Zadkiel, respirando agitadamente y recordándose que no estaban en el mejor lugar.

Zadkiel solo rio roncamente, estirando sus brazos como si se tratara de una victoria.

──── Fue bueno, ¿no? ──── él comentó sin perder la sonrisa en su rostro.

Ella lo golpeó, intentando evitar la sonrojes que estaban apareciendo en sus pálidas mejillas.

──── No digas ni una palabra más ──── sentenció, tratando de calmarse a sí misma.

El áureo se inclinó, arreglando su cabello rubio ──── Nada de hablar, solo besos. Me gusta ──── confirmó sin pena.

──── ¿Podemos hacer algo más aquí? ──── ella preguntó, queriendo alejarse de la mirada devoradora de su acompañante ──── Creo que... creo que tengo hambre.

Zadkiel rio, tirando su cabeza hacia atrás por lo tímida que se puso. Sahily siempre le había gustado tener su privacidad así que le sorprendió que hubiera respondido ese beso.

Ambos sintieron la necesidad de ser uno, tal como lo eran antes de lo sucedido en Áureos.

──── Vamos, te llevaré a comer el mejor pollo frito de este mundo ──── le propuso, levantándose con alegría ──── Pero a cambio debes de darme un beso más.

Sahily rio, fijando su mirada ──── Lo haré solo si la comida me satisface ──── replicó, cruzando sus brazos ──── Es un buen intercambio, ¿no?

Zadkiel aceptó, entrelazando sus dedos con los de la áurea. En todo el camino le dio una extensa descripción de cómo lo preparaban, esperando que su estómago se abriera con solo imaginarlo.

Ambos llegaron al lugar, agarrando la mesa más alejada como usualmente lo hacían. Zadkiel le cedió el asiento que la escondía para hacerla sentir mejor.

El áureo se encargó de pedir la comida, sacando su billetera para pagar por los dos platillos. Sahily no pudo ignorar la cantidad de billetes que tenía, haciéndola fruncir sus cejas con confusión.

──── ¿Dónde sacaste dinero? ──── ella cuestionó al ver que el áureo se sentó con tranquilidad──── ¿Cómo lo conseguiste?

Él apoyó sus codos en la mesa, soltando un suspiro ──── No lo obtuve de forma limpia, lo robé, pero voy a pagarlo.

──── ¿En serio? ──── preguntó, arqueando una de sus delgadas cejas ──── Es difícil de creerte.

Zadkiel rio, apoyando su codo en la mesa ──── Lo haré, a su debido tiempo ──── murmuró con una media sonrisa.

La interrupción del camarero hizo que ambos rompieran la burbuja en que se habían sumergido. Comenzaron a comer en silencio, en ocasiones, Zadkiel hablaba sobre los ingredientes y cómo podría conseguir la receta de una forma en que no sería tan buena.

Al terminar, Sahily observó su alrededor, aún recelosa de que el mundo siguiera igual a cómo lo recordaba. No podía aceptar que no fueran tan importantes como pensó.

──── No lo hagas ──── Zadkiel negó, tirando la servilleta sucia en la bandeja.

Ella frunció sus cejas ──── No iba a preguntar nada ──── replicó, girando sus ojos con molestia.

──── Si lo ibas a hacer. Tu expresión te delata, es más fácil leerte ──── murmuró, poniéndose serio ──── Ya no eres un libro cerrado, ¿sabes?

──── No iba a preguntar nada, pero ya que insistes. ¿Cómo llegaste a este lugar y obtuviste una casa de la nada? ──── cuestionó, inclinándose hacia adelante.

Zadkiel rio, solo observándola ──── Voy a fingir que te creo. Llegué aquí por pura casualidad, la entrada del infierno está cerca así que tuve que buscar una coartada ──── comentó, ladeando su rostro ──── Fue muy fácil. Alquile la casa solo necesitando mi encantadora sonrisa y personalidad.

Por alguna razón, Sahily bufo, sabiendo que no lo hizo de esa manera. Conocía a Zadkiel, lo suficiente para darse cuenta que no tenía la misma paciencia para poder tratar con los humanos incluso cuando ya estuvo viviendo en ese mundo.

──── Espero que hayan disfrutado de la comida ──── interrumpió el mesero, recogiendo todos los platos. Sus ojos se posaron en la áurea, frunciendo su ceño ──── ¿Te he visto antes? Me pareces muy familiar.

La áurea alzó su mirada, enfocándose en el muchacho. Poco a poco pudo recordar de quién se trataba, aún seguía manteniendo esa chispa en sus ojos oscuros.

Lo conoció en una de sus misiones cuando bajó. Sintió la necesidad de sanarlo cuándo era un niño que estaba a punto de fallecer así que lo hizo, devolviéndole la esperanza a su familia al oírlo suspirar.

Ahora estaba enfrente de ella, recordándola como sí lo sucedido fue reciente.

──── Probablemente me confundas ──── murmuró la áurea, manteniendo una expresión suave.

──── ¿Segura? Siento que nos hemos visto antes, tal vez tú me ayudaste de alguna forma ──── él insistió, frunciendo sus cejas.

Sahily no tuvo más opción que darle una mirada a Zadkiel para que la ayudará. El áureo lo entiendo, carraspeando para obtener su atención.

──── Mi chica tiene una gran belleza, seguro la has visto en revistas ──── excusó Zadkiel, sonriéndole.

El muchacho asintió, agarrándole el resto de platos de la mesa.

──── Sí, eso creo ──── asintió, intimidado por la forma en que Zadkiel lo observó ──── Espero que hayan disfrutado de su comida.

──── ¿Niño en estado terminal que sanaste durante una de tus misiones? ──── cuestionó el áureo, apoyando sus codos en la mesa ──── Parece que no pudo olvidarte.

Ella bufó, cruzándose de brazos ──── No puedo modificarles sus memorias, solo esperar que olviden el recuerdo durante su crecimiento ──── contó, observándolo ──── Creo que lo has asustado lo suficiente para que lo haga.

Una sonrisa de orgullo apareció en su rostro, satisfecho de no perder su influencia en los humanos.

──── Lo hice muy bien, ¿no? ──── musitó.

Sahily rio, contagiándose de la felicidad del áureo ──── Sí, fue increíble ──── asintió.

──── ¿Quieres ir a caminar otra vez? ──── preguntó Zadkiel, observando la ventana ──── Parece que va a nevar. Es la mejor época del año.

La áurea también dirigió su mirada, pudiendo ver los copos de nieve.

──── Estoy bien aquí ──── le dijo, arreglando su cabello rubio ──── ¿Puedo preguntarte algo?

Zadkiel asintió, sentándose rectamente ──── Por supuesto. Siempre puedes decirme lo que necesitas.

La mirada de Sahily bajó a sus manos, sintiéndose tímida de repente. Su mente era un lío de preguntas aun cuándo quería ignorarlo.

──── ¿Así será nuestra vida? ──── ella cuestionó en voz baja. Alzó su mirada, observando esos ojos oscuros ──── ¿No habrá nada de... misiones o peleas?

──── Solo si tú lo deseas, Sahily ──── respondió con calma ──── No debes de preocuparte de estar aquí. Estamos juntos, es tiempo que te cuide como tú lo hiciste por varios años.

Ella asintió, mordisqueando el interior de su mejilla ──── ¿Merece la pena está vida? ──── preguntó, aún con la mirada fija ──── ¿Crees que deberíamos olvidar todo y estar aquí?

Zadkiel solo necesito unos segundos para poder darle la respuesta más honesta.

──── Sí, lo merece.




uno de los miedos de Sahily era convertirse en el ser que menos le agrada así que aquí lo tienen.

¿cuál es su mayor miedo?

las mías son las alturas, simplemente no puedo subir ni una escalera sin pensar en que me caeré :c



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