thirteen ──── first classes

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─────────── CHAPTER THIRTEEN,

FIRST CLASSES ───────────



Sahily fue la primera en bajar de la camioneta, arreglando su cabello con un solo movimiento delicado. Las miradas cayeron en ella, su aura atrayente se hizo presente y resplandeció a todos.

Desde la distancia, los ojos grises de la áurea inspeccionaron a los estudiantes que estaban preguntando quienes eran. Parecía que los humanos no podían disimular su asombro y la curiosidad.

Por inercia, Sahily se acercó a Ithiel, manteniendo su mirada puesta en los áureos en vez de los humanos. La mano de Ithiel tomó la suya, apretándola una sola vez para transmitirle tranquilidad.

──── Aquí estamos ──── habló Ezer, arreglando la chaqueta oscura ──── Desde este momento, hay que estar enfocado en la misión. Las amistades no son necesarias, sólo si implica un punto importante en la misión.

──── Será sencillo ──── Nirelle musitó, observando a los humanos más cerca que se movieron ante su penetrante mirada azulada.

──── Nada de intimidarlos ──── regañó el áureo, subiendo sus cejas ──── No hay que mostrar ningún tipo de superioridad.

Nirelle le dio una sonrisa sin nada de diversión ──── Por mí no hay problema. Sé cómo empatizar.

──── ¿En serio? ──── preguntó Ava, bufando ──── Es una forma muy... única de hacerlo.

La áurea rodó sus ojos, irritada por la intervención de Nirelle. Entre todos, ella era la que menos problemas tendría ya que se crio en el pueblo, sin beneficios y peleando por lo que quiso.

A excepción de los gemelos que solo lo obtuvieron por haber nacido en la familia del líder.

Los áureos llamaban la atención con cada paso que daban hacia la entrada. No era de una forma normal como los cabellos teñidos de un color llameante o la forma de vestir.

No, ellos lo hacían por la forma de caminar, tan ligero que parecía que estaban flotando. Su piel de diferentes tonos, parecía tan lisa y traslúcida que solo podían pensar que no eran reales.

Lo más llamativo de ellos eran sus ojos. Los gemelos, tan iguales, tenían esos grandes ojos grisáceos que hacían que bajaras la mirada al instante.

Ellos no eran los típicos estudiantes o nueva familia que llegaba a Kartalago. No, ellos definitivamente tenían una segunda intención que despertó la curiosidad de muchos humanos que intentaran acercarse.

Los áureos fueron interceptados por una mujer baja y delgada, quién tuvo que alzar su mirada para poder observar a los nuevos estudiantes que eran más altos que el resto.

Sus ojos curiosos pasaron por sus rostros, quedando fascinadas por los buenos genes de esa familia. Sus mejillas se sonrojaron al darse cuenta que los miró descaradamente.

Oyó una risa delicada que provino de Ava, tan baja que sonó igual a un cascabel. La mujer acomodo su cabello, carraspeando.

──── Hola, bienvenidos a la universidad de Kartalago. Espero que su residencia aquí sea de su agrado ──── habló, sonriendo ──── Soy Anabeth, la secretaria general. Estoy a su disposición si necesitan de mi ayuda.

──── Gracias ──── Ezer asintió, acercándose a la mujer ──── Veo que éramos esperados.

──── Fueron los únicos nuevos estudiantes este año. Con todo lo sucedido en Kartalago, nuestro prestigio bajo ──── informó, apretando sus labios con lástima ──── No importa. El mapa de la universidad se encuentra justo aquí, pueden orientarse y llegar a sus carreras sin problemas ──── señaló la pared a su izquierda.

──── Oh, esto es curioso ──── Ava murmuró, leyendo todas las carreras ──── Mi carrera queda lejos de la tuya, Sahily.

La nombrada se acercó, cruzándose de brazos ──── No te preocupes. Quedaremos en el mismo comedor ──── dijo, sonriéndole.

──── ¿Puedo saber de dónde vienen? ──── preguntó la secretaría ──── La información de sus carpetas sigue inconclusa.

──── Si, pasaré a rellenarla después. No tenemos una residencia establecida, nuestros padres son inversionistas.

──── Entonces, ¿tú estás a cargo? ──── interrogó, sorprendida ──── Pero te miras muy joven. ¿Estás seguro de poder controlar a todos esos adolescentes?

Ezer sonrió, asintiendo ──── Puedo hacerlo. Estoy acostumbrado a hacerme cargo de la familia ──── comentó, acomodando un mechón de cabello ──── Nuestros padres vendrán en unos meses.

──── Sí que eres impresionante. Mi hija tiene la misma edad y no puedo controlarla ──── bromeó, sintiéndose más tranquila ──── Bueno, aquí tienen sus horarios. Hay clases compartidas así que estoy segura que van a encontrarse en más de una ──── aseguró, extendiendo los papeles.

──── Gracias. Este es mi número por si algunos de mis hermanos o primos dan un problema ──── habló, entregándole una tarjeta.

La mujer les dio un último asentimiento antes de irse, dejando a los nuevos estudiantes con su hermano mayor que se lucía demasiado joven para ser el encargado.

Realmente estaba impresionada de que los padres los habían dejado solos. Ella no podría hacerlo con su hija sabiendo que haría un desastre aun teniendo pocos amigos.

──── Bien, seré la primera en irme ──── Nirelle mencionó, cruzando sus brazos ──── Supongo que nos veremos dentro de unas horas.

──── Iré contigo ──── mencionó Ithiel, comparando los horarios junto al de Sahily ──── Creo que vamos al mismo salón.

──── Si, no tenemos clases juntos ──── musitó Sahily, apretando sus labios con disgusto ──── ¿Sobrevivirás sin mí?

Él sonrió, enfocándose en su hermana ──── ¿Tú lo harás?

Sahily le dio un ligero golpe en sus costillas, queriendo demostrarle que estará bien cuando sentía que era lo contrario. Su hermano se fue junto a Nirelle que mantuvo una distancia entre ambos.

──── Supongo que debo de hacer lo mismo ──── Ava musitó, balanceándose sobre las puntillas de sus pies ──── ¿Alguien me quiere acompañar?

──── Yo lo haré ──── Ezer aseguró ──── Todo estará bien. Confío en ti, Ava.

Los ojos oscuros de la áurea se iluminaron ante el reconocimiento. No era fácil obtener confianza en la primera misión y ella lo estaba obteniendo.

──── Lo harás bien ──── Sahily la confortó, arreglando un mechón de cabello ──── Nos veremos en el almuerzo, ¿sí?

Ambos áureos se fueron, dejándola junto a Zadkiel quién se mantuvo quieto en su lugar, esperando.

Sahily lo observó, frunciendo sus labios ──── ¿Algún consejo para socializar?

Él sonrió, tomando el horario de las manos de la áurea para compararlos. Varias de sus clases coincidían y debía de aceptar que estaba orgulloso de eso.

──── ¿Cómo puedes decirles a todos que lo harán bien, pero tú no lo crees? ──── preguntó, arqueando sus cejas.

Ella se encogió de hombros ──── Es parte de mi encanto ──── murmuró.

Zadkiel rio, negando. Le entregó el horario, marcando las clases que tenían juntos.

──── Supongo que es mi deber decir que lo harás bien ──── dijo, quedando frente a Sahily ──── Tú no arruinaras está misión, puedo asegurarlo.

Sahily alzó su mirada, enfrentando los ojos oscuros del áureo.

──── Tú tampoco lo harás ──── musitó, sonriendo ──── Tenemos clases juntos, ¿no?

Él ladeó su cabeza, asintiendo ──── Es tiempo de demostrarles lo buenos actores que somos ──── aseguró ──── Ni siquiera lo dudaran.

──── Así que estás comprometido con tu papel ──── comentó la áurea, caminando a través de los estudiantes ──── Tendrás que enseñarme en esta ocasión, no soy muy buena.

Zadkiel frunció sus labios por unos segundos, pensando ──── Solo sé tú misma con menos autocontrol ──── aseguró, sonriéndole ──── Y más relajada. Parece que en cualquier momento vas a saltar encima de los humanos.

Sahily bufó, tratando de eliminar el peso de sus hombros e imaginarse que estaba entre medio de los áureos. Ahí no necesitaba tener su guarda arriba en todo momento.

Tiró de su cabello hacia atrás, tratando de parecer tan relajada como Zadkiel. El áureo ni siquiera se esforzaba y aunque resaltaba, parecía tan humano como el resto.

──── No es sencillo ──── comentó, frunciendo sus labios rosados ──── No es mi ambiente.

──── ¿Y cuál es? ──── interrogó, divertido ante la expresión de la áurea.

──── Peleas. Yo soy una áurea de acción, no de calma ──── informó, golpeando a Zadkiel cuando se escapó de un humano ──── Demasiadas personas a mi alrededor solo me ocasiona... ansiedad.

El áureo rio, viendo como Sahily se movía para evitar chocar contra los estudiantes distraídos. Por un momento, Zadkiel se sintió valiente y agarró la mano de Sahily, entrelazando sus dedos.

La cabeza de la áurea se movió con rapidez, observando ese toque tan... extraño, pero tan relajante al mismo tiempo.

Esa cercanía con Zadkiel nunca había sido tan profunda. En Áureos solo bromeaban y en ocasiones, dejaba que arreglara los mechones sueltos de su cabello, pero jamás que la tocara tan libremente.

──── Piensa que estás en Áureos ──── habló el áureo, manteniéndose enfocado en el camino o se arrepentiría de su acción ──── O en mi casa, solo hablando sobre tus aburridas misiones.

Una sonrisa tan pequeña apareció en los labios de Sahily que se sorprendió por lo genuina e inesperada que fue.

La áurea se dejó llevar por Zadkiel, sintiéndose más tranquila que en un comienzo. Ambos eligieron carreras similares así que no fue una sorpresa que tuvieron tantas horas juntos.

Un gran regalo para el áureo que quería tener más tiempo a solas con la única que parecía a gustó con su presencia.

Entraron al salón de clases, inspeccionando desde la puerta a todas las mesas y los pocos estudiantes dentro. Al final, decidieron tomar una de las mesas en medio, junto a la ventana.

──── ¿Está bien aquí? ──── cuestionó Zadkiel, dejando su mochila en el suelo.

──── Si, puedo ver todo ──── aseguró la áurea.

Zadkiel asintió, poniéndose detrás de Sahily. Con cuidado, le ayudó a quitarle la gabardina, viendo el bonito vestido que llevaba por debajo.

Los ojos curiosos de la áurea cayeron en su gesto. Por supuesto que estaba impresionada de que un demonio como él pudiera tener buenos modales.

Dejó la gabardina en la mesa, oyendo los suspiros de satisfacción provenientes de las humanas que estaban atrás.

Sahily iba a voltear, algo irritada, pero fue detenida por la mano de Zadkiel tomando su brazo. Él negó, notando cómo mantuvo su mandíbula apretada todo ese tiempo.

──── No lo hagas ──── musitó.

Ella solo sonrió con sus labios cerrados. Tomó la silla junto a la ventana, cruzando sus piernas como solía hacerlo cuando estaba incómoda.

──── Parece que las humanas van detrás tuyo ──── contó, frunciendo ligeramente su nariz ante esa noticia ──── ¿Debería de tener miedo de perder a mi novio en el primer día de clases? ──── cuestionó, alzando una de sus cejas.

El pecho de Zadkiel se apretó ante esa palabra, tan extraña pero que le dio una sensación de euforia que fue tan raro sentirlo. Se sentó al lado de Sahily, apoyando su brazo en el respaldar de la silla.

──── Aquí no hay nadie que me interese ──── informó, recorriendo los rostros de las chicas sin disimulo ──── Estoy bien con mi novia ──── sonrió, sus ojos brillando de la emoción.

Ambos se quedaron en silencio, sintiéndose cómodos con la presencia. Para Sahily, siempre fue fácil estar junto a Zadkiel sin necesidad de palabras.

Esa era una de las razones por las que iba a su casa. Lejos de sus hermanos, sus padres, sus responsabilidades. Se apremiaba a sí misma yendo a la casa de un demonio que no tenía que ir porque sabía que en cualquier momento, algo cambiaría.

Ella miró al áureo de reojo, apretando sus labios ──── ¿Cómo se supone que debo de actuar? ──── ella interrogó en voz baja, acercándose para ser solo escuchada por el áureo ──── No he tenido una pareja desde hace años. Las misiones y el amor no se pueden combinar.

──── ¿Así que elegiste las misiones? ──── preguntó con interés.

Sahily asintió, como si fuera lo más normal ──── Elegí lo que más me gustaba.

Una carcajada brotó de los labios de Zadkiel, tan fuerte que llamó la atención del resto. Sahily intentó callarlo, poniendo su mano encima de su boca, pero fue imposible.

Simplemente el áureo ya había llamado la atención, de nuevo.

Él agarró los dedos de la áurea, quitándolos de su boca, pero sin soltarlos. No podía negar que disfrutaba de esos pequeños momentos.

──── A veces, eres muy divertida ──── comentó con una gran sonrisa en su rostro.

──── No es gracioso, Zadkiel ──── masculló, irritada del brillo divertido en sus ojos oscuros.

Él se inclinó, mirando a la áurea. Apartó un mechón rubio de su rostro, tomándose el tiempo para notar como Sahily trataba de mantenerse tranquila.

──── Solo... déjamelo a mí ──── Zadkiel le dijo, pasando su dedo por los pómulos de la áurea ──── Soy muy bueno en el ámbito de... relaciones.

La mirada de la áurea cambió, frunciendo su frente con evidente molestia.

──── ¿Qué significa eso? ──── se quejó, sin poder detener la irritación.

Él solo sonrió, sus labios curvándose al tener la reacción que esperaba. Volvió a su asiento cuando notó al profesor entrar junto a varios estudiantes y dejando a Sahily con la mente llena de preguntas que sabía que no tendría respuestas.

Un par de chicas llamó la atención de la áurea cuando corrieron a la mesa vacía delante de ellos. Una de ellas, la más pequeña, se giró e intentó darle una sonrisa que rápidamente quitó al notar la expresión de Sahily.

Se dio la vuelta, tratando de esconderse ante la mirada penetrante. En cambio, Sahily solo fijo su atención en la pizarra dónde el profesor comenzaba a escribir.

──── Sabes, los humanos devuelven las sonrisas ──── Zadkiel le aconsejó.

Ella solo le dio un codazo en su estómago que hizo que el áureo se doblara, aun manteniendo la diversión. Definitivamente molestar a Sahily era su deber en la vida, hacer que la áurea saliera de ese estado tan rígido que vivía constantemente.

Sahily tomó su papel de estudiante bastante serio. Pasó escribiendo todos los detalles sobre la clase en su cuaderno, probablemente en un futuro llegaría a utilizarlos o podría molestar a Ithiel recitando cada derecho que tenía.

Las posibilidades eran infinitas y cada una de ellas, les gustaba.

La áurea detuvo sus dedos cuando notó a Zadkiel completamente aburrido. Sus labios estaban ligeramente fruncidos y sus ojos oscuros puestos en la puerta como si deseara escapar.

La hoja de su cuaderno seguía limpia, a excepción de la fecha que después fue rayada por el mismo áureo. Ella se recostó, ladeando su cabeza para mirarlo mejor.

──── ¿Por qué elegiste derecho de negocios si no pareces estar interesado? ──── ella cuestionó, dejando que parte de su cabello rubio cayera.

Zadkiel se movió en su asiento, acomodándose ante la repentina pregunta de la áurea. Pensó que no le hablaría después de su intercambio divertido de información.

──── Bueno, no esperaba tomar historia del derecho y aburridos datos sobre su evolución ──── se quejó, tirando de su cabello hacia atrás ──── En serio, ¿por qué voy a querer saber cómo fueron creados los derechos si nunca los cumplen?

──── Nosotros lo hacemos ──── informó la áurea, apoyando sus codos sobre la mesa ──── Aunque lo llamamos justicia.

──── Eso es diferente. Los áureos tienen sus derechos y son diferentes a los de los humanos ──── comentó, cruzándose de brazos ──── Realmente nadie los utiliza ni los cumplen a menos que tengas un puesto importante y necesites salvar tu trasero egoísta.

Sahily se quedó callada, viendo la expresión enojada y tosca que adquirió el áureo. Ese gesto hizo que se diera cuenta que algo sucedió cuando estaba entre los humanos, algo que lo marcó demasiado para no poder intentar cambiar su opinión.

──── Tal vez es tu castigo por burlarte de mí ──── ella bromeó, intentando quitar el enojo de su rostro.

Sahily supo que funcionó cuando la expresión del áureo cambió. Sus ojos adquirieron diversión y esa sonrisa burlesca apareció.

──── Lo tomaré porque sé que no lo superarás, jamás ──── declaró, cerrando por completo el cuaderno ──── ¿Me prestaras tus apuntes?

Ella bufo, poniendo atención nuevamente al profesor que hablaba sobre una experiencia personal de cuándo se quebró ante el juez, sin poder salvar a su cliente.

Los minutos pasaron con rapidez para la áurea, entretenida con las historias que el humano decía. Podría aceptar que no le disgustaba tanto su forma de pensar y tenía una gran oportunidad para ser uno de los pocos humanos que le agradaba.

──── Oh, es tan lindo.

──── ¡Solo míralo!

Unos suspiros femeninos se oyeron tras ella. Aunque intentó ignorarlos tal como le dijeron que lo hiciera, no pudo. No podía creer que se lanzarán sin importarles que estuviera a un lado y que tenía una relación, aunque no fuera totalmente verdadera.

──── ¡Me muero de ternura! ──── chilló una de ellas, quebrando por completo el autocontrol de la áurea.

Giró su cabeza a Zadkiel, apretando sus dientes con fuerza y pensando si el áureo estaba disfrutando de esa atención cuando vio la razón de los suspiros.

Zadkiel dormía, su cabeza estaba hacia abajo, haciendo un esfuerzo para no caerse de lado. Sus brazos estaban cruzados y pudo notar como poco a poco estaban aflojándose.

Sahily lo miró por unos segundos, dándose cuenta lo tranquilo y relajado que se encontraba.

No había visto de esa forma a Zadkiel por tanto tiempo que no pudo pensar en despertarlo.

Sintió como varios escalofríos recorrieron su espalda al notar los labios fruncidos del chico. Él alzó su cabeza, aún dormido y fueron unos pocos segundos para que volviera a bajarla.

Simplemente no podía dejarlo así y menos a la vista de tantas humanas que querían lanzarse hacia él.

Sin pensarlo, Sahily acarició el mentón de Zadkiel, recorriéndolo con suavidad hasta en su mejilla. Él se despertó, viéndola con sus ojos adormilados.

Ella señaló su hombro, dándole una silenciosa propuesta que Zadkiel aceptó de inmediato. Apoyó su cabeza e intentó acomodar su gran cuerpo en la pequeña silla.

Oyó los suspiros detrás de ella, erizándole su cabello en la nuca por la molestia. Los dedos entrelazados de Zadkiel ayudaron a que se tranquilizara y viera los detalles de ambos.

Las manos de Sahily eran más pequeñas, pero de alguna forma, sus manos encajaban bien. Nunca lo había notado y eso le agradó, Zadkiel era importante para ella y eso solo le aseguraba que tuvo una buena razón para que apareciera en su camino.

En toda la clase, Sahily intentó enfocarse en el profesor o sus historias para evitar sentir la respiración tranquila que chocaba contra su cuello o la forma en que su piel parecía hervir al tener la mano de Zadkiel en su pierna.

Él no la puso intencionalmente pero no pudo evitar que su mirada cayera en ese detalle. Bien podría quitarla, pero algo, un sentimiento o un deseo, hizo que no lo hiciera, dejándola justamente dónde resbaló cuando Zadkiel volvió a dormirse profundamente.

En todo ese tiempo, solo pidió tener la paciencia suficiente para callar esos suspiros y los latidos enloquecidos de su corazón.




Sahily no quiere aceptarlo pero nosotros lo haremos. Ellos dos son un amor.

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