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La noche ya había pasado y a pesar de que a Taehyung le había costado mucho poder conciliar el sueño se despertó realmente temprano cuando el sol apenas y se asomaba, con su carita hinchada por el llanto nocturno salió de la cama y se dirigió a la puerta de la habitación, sin embargo al escuchar pasos en la sala prefirió regresar a la cama y tratar de encontrar fuerzas para afrontar su nueva realidad. Pero para cuando encontró en alguna parte de su ser la valentía de abandonar la habitación y encontrarse con el alfa, Jungkook ya se había ido de la cabaña.

No sabía que hacer. ¿Debía preparar el desayuno para ambos? ¿Pero y sí el alfa no volvía para el desayuno? ¿Y si preparaba algo que no fuera del gusto del alfa? Definitivamente no sabía que debía hacer, así que se puso a arreglar la cama y el sillón tratando de hacer tiempo. Su mamá le había enseñado que mantener una casa ordenada era primordial para despejar la mente y además, era algo que un omega debía de hacer.

Mientras acomodaba al sofá, no pudo evitar aspirar el aroma del alfa cuando terminó de doblar la cobija que había usado el susodicho, olía a tierra mojada y el olor le reconfortaba, el aroma lo trasladó a un viejo recuerdo de su infancia. Aquella vez cuando se había transformado por primera vez en un lobo y su padre le había llevado durante el atardecer a pasear por los alrededores de la manada, el precioso paisaje y la alegría del momento habían convertido en aquel día uno de sus días favoritos, el solo recordar le hizo sentir cálido y triste, deseaba tanto que su padre estuviera ahí con él en ese momento.

Unos toques en la puerta le obligaron a salir de sus pensamientos, rápidamente dejó la cobija doblada sobre el sillón y fué a abrir la puerta encontrando a un chico de cabellos rubios sosteniendo una tarta que tapaba un poco su evidente vientre hinchado.

—¡Hola! — Saludó alegremente. — Soy Park Jimin, el omega de Min Yoongi quien es el mejor amigo de Jungkook. — Habló un poco apresurado sin dejar de sonreír.

—Oh, hola, soy Kim Taehyung, el omega d-de Jungkook. — Dijo con un poco de incomodidad, era la primera vez que se auto denominaba como el omega de alguien y no de cualquier alguien, si no del alfa del cual apenas conocía su nombre.

—Mucho gusto, no podía esperar por conocerte. — Soltó una suave risa. — He traído esta tarta de manzana que hornee para darte la bienvenida. — Estiró un poco sus brazos tratando de hacer más evidente la tarta.

—Oh, pasa. — Taehyung se movió de lugar permitiendo al rubio entrar.

Jimin entró a la casa y directamente fue a la cocina para cortar un par de trozos de la tarta.

—Perdón por meterme a tu cocina y partir la tarta sin tu permiso, pero es que mi cachorrito no se podía aguantar más. — Habló mientras comía de la tarta y acariciaba su prominente vientre.

—No te preocupes. — Susurró suavemente tomando el pedazo de tarta sobrante y comiendo un poco de está. Sabía a manzana y canela, realmente deliciosa.

—¡Estoy tan emocionado! Yoonie me encargó que te lleve de paseo por la manada para que conozcas la zona y a las personas. Ya verás que te enamorarás de nuestra manada, no es por nada pero somos muy acogedores con todos. — El pelirubio hablaba mientras Taehyung pensaba en que ahora viviría por el resto de su vida en esa cabaña, en esa manada y con ese alfa que no conocía, definitivamente jamás planeó que su vida fuera así.

Siempre se había imaginado al lado de un alfa con el cual tuviera una preciosa historia de amor, con dos lindos cachorritos y una cabaña pintada de tonos suaves, que él y su pareja se amarían desde el primer instante en que sus ojos se cruzaran, pero hasta el momento nada de eso parecia si quiera una posibilidad. Hacía menos de un mes en que sus padres le dieron la noticia de que se uniria a Jeon Jungkook, que dejaría su manada y todo lo que ello conllebaba; aun sentía la melancolía del momento y recordaba el llanto de su madre mientras le decia que era por el bien de todos.

En aquel momento llegó a pensar que era injusto y egoista que lo usaran para cerrar un trato entre manadas, que no pensaban en él y lo que queria; pero despues comprendió que el egoista sería él al no aceptar ir ya que era por el bien de la manada y que incluso a sus padres les dolia tener que aceptar la idea de que dejaría la manada y se uniría a un alfa a su corta edad.

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