Seúl, Corea del Sur.
Actualidad.

Yeji.

—!¿Un bebé?!

Lia tenía que estar jodidamente loca. No, jodidamente loca no. ¡Demente! sí, eso es lo que era. ¿De dónde había sacado esa idea tan estúpida?

Yo lo sabía. Lo supe desde la noche que la conocí en la comisaría, Jisoo estaba mal de la cabeza, y hoy lo estaba confirmando. En los años de amistad que llevamos ha dicho y hecho cosas estúpidas, pero no a tal grado de decir que quería un hijo.

Tenía que ser broma, y una de muy mal gusto.

—Sí, ¿por qué te sorprende tanto? Tú más que nadie sabe cuánto amo a los niños, me conoces mejor que nadie, Yeji. ¡Hasta me dedico a ellos! —entonces iba enserio.

—Jisu, no, una cosa es trabajar con niños, tenerlos sólo seis horas contigo, darles un pequeño desayuno y almuerzo para qué después de esas seis horas sus padres vayan por ellos. ¿Sabes cuánto trabajo y responsabilidad requiere la crianza de un hijo?—cuestiono—. Ya no sólo lo vas a tener unas seis horas, serán veinticuatro. ¡Y por toda tu vida!

—Yeji, yo sé lo que quiero. Tengo 24, ya estoy bastante grande para saber qué es lo que esta bien o mal para mi, y esto, es un ejemplo de las cosas de que, estoy segura, son muy buenas —no Jisoo, no. Esa cara por favor no. Su labio rosado inferior sobresalía, tenía la mirada cristaliza y me veía fijamente, ella sabía que conseguía lo que quisiera con esa maldita cara. Pero no, esta vez era la excepción.

—Ni lo intentes, Choi. Esta vez no —no era no—. Por lo mismo que tienes 24 deberías pensar mejor las cosas, todavía tienes más tiempo de espera.

¿De dónde pensaba sacar a ese bebé que tanto quería? Hace unas dos semanas que no hablábamos por el trabajo y falta de tiempo, hasta donde recuerdo, Jisu no tenía pareja, o tan siquiera salía con alguien. ¿Adoptaría?

Cuando me llamó para venir aquí, me dijo que tenía algo que decirme y necesitaba mi opinión. Se supone que me diría algo como: "Yeji, compraré nuevos sillones. ¿Qué dices?, tal vez negros para que combinen con la mesita de centro", después de eso ver unos cuantos capítulos de Skins en Netflix, comer un poco de pizza y beber algo de refresco hasta que sea demasiado tarde y llegue la hora de irme.

—¿Al menos ya has pensado como se supone qué lo tendrás? Tu sabes... Los "medios" —hice comillas con mis dedos. Ojalá no me salga con otra estupidez.

—Primero pensé en adoptar, pero no, tal vez suene egoísta pero no es lo mismo, quiero que el bebé sea mío, que esté dentro de mi —Dios, si que se veía ilusionada. Me gustaba la alegría que le causaba el hablar de este tema, su sonrisa era diferente al igual que el brillo de sus ojos—. Hice una lista de opciones... Ten.

Sacó una hoja doblada y escrita del bolsillo trasero de sus vaqueros (que no es por nada, pero se veían increíble en ellos). Deshice los varios dobleces mal hechos que tenía y, oh, en verdad había hecho una lista. Ocho años de conocerla y aún me seguía sorprendiendo.

Seguidamente leí el contenido. El banco de esperma era algo aceptable al igual que la adopción, que era la segunda opción pero arriba de la palabra estaban unas líneas indicando que aquella estaba descartada. La tercera opción excedía los límites, era absurda, ¿un polvo? No, eso era muy riesgoso, podría contraer cualquier enfermedad por medio de ese método, además de que, en estos tiempos nadie tenía un polvo con protección. Por el amor de Dios, estamos en el siglo XXI.

Ahora me encontraba riendo de su dichosa lista de opciones. Ella tenía el control remoto de la televisión en la mano y jugaba con los botones de éste. Conocía todos sus movimientos. Estaba nerviosa, yo estaba causando esos nervios y no de la manera buena. Sé que estoy mal en reírme, sé que no lo debería estar haciendo, pero es inevitable.

—Eres mi mejor amiga, se supone que deberías a-apoyarme —su voz sonaba un grado más rasposa, como si la garganta se le hubiera secado y tartamudeó. Se sorbió la nariz y... Estaba llorando.

—No, vamos, no llores, sabes que odio verte llorar. Tienes razón en eso, soy tu mejor amiga y debería de apoyarte. En realidad —me cambié de sillón para ahora, estar a su lado—. Te apoyo, pero que te apoye no quiere decir que no crea que esto es una locura, por que querida amiga, lo es.

Dejó el control de la pantalla plana a un lado y me miró. Su carita estaba sonrojada y húmeda por las lágrimas anteriormente descargadas. La nariz se le fruncía levemente al impedir que los mocos se le salieran. Parecía una bebé. Una linda y tierna bebé.

Rayos, Jisoo, me gustas más de lo que deberías...

—Perdón por esto —se pasó las palmas de las manos por los pómulos para eliminar cualquier rastro de humedad, siguiente a eso, soltó una risita nerviosa—, le he dicho a todas, a mamá, Chaeryeong, Ryujin y hasta le llamé a Yuna. Todas dijeron que estaban felices por mi y que contaba con ellas, por favor Yeji, no me dejes sola.

Se abrazó de mi con más fuerza de la necesaria. Y yo, obviamente hice lo mismo. Me gustaba tanto tenerla así, tan cerca, sentir por un momento que era mía. Olerla, sostenerla cuando más lo necesitaba. No podía dejarla sola, no ahora.

Desde que tuvo su primer novio a los 18 (cosa que cabe aclarar, me rompió el corazón), me dijo que quería formar una familia, tener una casa con piscina, terraza grande con un pequeño jardín de un lado, un pórtico con sillas y mesita de centro para pasar una tarde tranquila leyendo una novela trágica en compañía su amado esposo o esposa y como no, un trabajo seguro. Ella tenía todo menos la familia que tanto deseaba desde la preparatoria.

—Bebé, yo entiendo todo esto... Lo único que no me agrada es tu lista esa, Jisu no puedes y tener un polvo rápido para quedar embarazada, no. Es muy peligroso, además de quedar cargada de un extraño, podrías contraer alguna horrible infección.

—Mmm... Infecciones, lo tengo. Polvo, eliminado.

Tomó la pequeña hoja de mis manos y se estiró un poco hasta llegar al lapicero de tinta rosa que descansaba en la mesita. Rayó la tercera opción dándola por eliminada, gracias al cielo.

—Si quieres yo podría ayudarte con más opciones, tranquila, esto no es el fin del mundo, tenemos bastante tiempo para ayudarte. Mañana podríamos hablarlo mejor con las chicas, seguro ellas tienen ideas.

Me miró entrecerrando los ojos y luego sonrió. Tiró sus brazos al aire para terminar su viaje alrededor de mi cuello, estaba chillando de alegría.

—¡Gracias, gracias, gracias! —gritaba cerca de mi oído—. Ahora que te parece si pedimos un poco de pizza y vemos unos capítulos de Skins... Aún tengo la duda sobre si el imbécil Tony se queda con Michelle, o que pasa con el bebé de Jal —sugirió mi amiga mientras se apartaba de mi y se encaminada en busca del teléfono para ordenar la tan deseada pizza.

—Me parece perfecto.

...

—Nos vemos otra día, Jisu, quizá mañana. Me avisas para cuando quieras seguir hablando hmm... El bebé.

Me despedí de ella mientras tomaba mi chamarra de algodón que estaba en el respaldo de la silla del comedor. Eran cerca de las 12:00 am. y mañana tenía que ir a trabajar al igual que Jisoo, y creo que ninguna de las dos quería estar de mal humor mañana por la mañana.

—Claro, Yeye. Gracias por venir y escucharme —agitó la mano en señal de despedida al mismo tiempo que yo salía por la puerta principal de su casa.

Al llegar a casa me encontré con el perro de Yuna dormido en mi sillón, me había olvidado por completo del can. Se suponía que tenia que haberle dado de comer hace horas. Lentamente lo fui despertando con pequeños mimos no tan suaves. Abrió los ojos y me lamió la mejilla, diría que fue asqueroso, pero no, era en verdad un perrito muy tierno.

—¿Tienes hambre, amigo? Yo sé que sí, ahora ven, te daré algo de comer y un poco de agua, ¿qué dices?

El perro de Yuna (el cual, ahora no recordaba su nombre) me siguió a la cocina y se posicionó a un lado de la puerta que daba a mi patio, justo ahí se encontraban sus platos, uno para agua y el otro para comida. Los llené con croquetas para cachorros y un poco de agua fresca.

Mientras lo veía comer me quede pensado en como podía ayudar a Lia. No tenía varias opciones, la única que me sonaba más confiable era la del donador de esperma, aunque, por lo que sé, eso tomaba mucho tiempo.

Mi madre que contó que todos los días iban hombres y mujeres a pedir información sobre eso, personas que no tenían parejas, o que sí las tenían pero uno de ellos era estéril.

Según mi mamá, que trabajaba en el hospital, dijo que no todos corrían con la misma suerte, a algunos se les concedía la donación de esperma, a otros no, mayormente se las daban a las mujeres o hombres que sus esposos eran estériles.

A las parejas homosexuales digamos que... No mucho, a menos que estén casados. Porque, aunque nosotros también pudiéramos quedar embarazados o embarazadas, éramos vistos como "errores del señor". Decían que nacíamos con un pequeño-gran defecto.

Eso era mucha hipocresía, Dios, los mismos padres en la iglesia se llamaban a ellos mismos fenómenos. Idiotas.

En los hospitales la inseminación artificial era difícil de conseguir, a veces era más difícil y tardío que encontrar un donante de riñón. Había mucha gente en la lista de espera. Si Jisoo iba clara que la pondrían en la dichosa lista, pero antes de ella habrían otras cincuenta personas más esperando por lo mismo. Y una desventaja de mi amiga era que, no estaba casada y tampoco tenía pareja.

Me encontraba acostada en mi cama con un pants y una playera de pijamas de manga larga, era marzo y aún se sentía un poco de frío, aveces tres mantas no eran suficientes para mantener el calor. La única luz que había era la de la luna que se colaba por las cortinas y la lámpara de noche.

Tal vez, sólo tal vez yo podría ayudarla, ¿no? Digo, soy su mejor amiga y sabemos todo de nosotras, nos tenemos mucha confianza, sabemos lo que nos gusta y lo que no, nuestros sueños más grandes y nuestros peores momentos los hemos superado juntas, claro que aveces estaban las chicas, Chaeryeong, Ryujin y Yuna. Pero la mayoría de veces éramos solo nosotras dos.

Y, ¿qué mejor que saber todo sobre la madre de tu hijo y tenerle la mayor confianza?

Espero que acepte...

Apagué la lámpara y me dispuse a dormir, mañana sería otro día y podría pensar con más claridad.