Capítulo 13

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Jisoo.

Recostada en la camilla del consultorio, sigo las instrucciones que la joven enfermera me indicó.
Alcé mi playera hasta el pecho y me relajé. Yeji estaba a un lado de mi, mandándole mensajes a Ningnin, maldita castaña anaranjada, aún no la
olvidaba.

El doctor unta el líquido especial en mi estomago para poder dar inicio al ultrasonido.

Yeji guarda el celular en su bolsillo cuando el doctor empieza a hablar.

—Miren, chicas, estos son los bebés, se ven bien a pesar de estas en un lugar pequeño, estás muy delgada, Jisoo —el doctor me miró seriamente. Hace un mes me había dicho lo mismo—. ¿Seguiste la dieta que te di?

Asentí, claro que lo había hecho.

—Claro, de hecho, en las colaciones buscábamos algo con un poco más de calorías para subir más, no sé por qué no funcionó.

El celular de Yeji sonó varias veces, seguida y ruidosamente, indicando que tenía un par de mensajes nuevos. Seguro eran de Ningning.

—Muy bien, entonces creo que veremos otra dieta y algunas cuantas vitaminas —el doc movió el aparato un poco, vi una mancha algo borrosa, aún así se lograba ver la forma del bebé—. Éste es su bebé número uno, se ve bastante bien, cuenta con toda las extremidades... Hagamos un acercamiento —tecleó algo en la pequeña computadora—. Ésta es su carita, vean, está molesto —los tres reímos. Y creo que era verdad, pude notar la carita de mi bebé arrugadita.

Él siguió moviendo eso, como si estuviera buscando algo, hizo algo que me dolió y gemí, se disculpó y sonrió victoriosamente.

—Muy bien, mamás, lo tenemos, espero que estén listas para saber que será el primer bebé.

Yeji y yo asentimos efusivamente, estaba nerviosa, sea lo que sea nosotras lo o la íbamos a cuidar mucho. Aunque... Estaría bien una nenita.

El teléfono de Yeji sonó nuevamente, reconocí el tono de llamada.

—Esperen... Esperen.... —el doc decía entrecerrando los ojos, viendo en la pantalla—. ¡Es un niño! ¡Felicidades!

Sonreí, me gustaba la idea de tener a un pequeño niño corriendo por mi casa.

Escuché a alguien esnifar y volteé, Yeji tenía los ojos y la nariz roja. Reí bajito, ella se siguió. Estiró un poco la espalda y besó mis labios cortamente, regalándole un "te amo" susurrado.

—El otro es más difícil, ¡no te escondas! —murmuró el doctor, hablando con él bebé. Parecía un niño pequeño jugando a los vídeo-juegos.

—¿Usted que cree que sea? —preguntó mi novia, con voz gangosa.

—No tenemos muchas opciones —dijo—, pero la mayoría de veces los dos son del mismo sexo.

Ella asintió, entendiendo perfectamente lo que dijo el doctor.

Su celular sonó unas cuantas veces más, tonos de mensajes y algunas llamadas. ¿Quién carajos insistía tanto? ¿Acaso alguien se estaba muriendo? ¿Acaso no podían jodidamente esperar?

—Es otro niño, las felicito de nueva cuenta, mamás —el doctor tendió su mano a Yeji en modo de felicitación y a mi también.

¡Dos lindos niños!

Doc le dio unas indicaciones a la enfermera, una de ellas era ayudarme a que me pare. Le tomé la mano y me impulsé, antes de eso ella ya había limpiado mi pancita con toallitas húmedas.

El móvil de Yeji sonó, volteé a verla y le alcé una ceja, ella sólo sonrió en modo de disculpa.

Salimos de ahí, no sin antes dar las gracias por todo, Yeji pagó la cuenta y nos subimos a su auto.

—Joder, Yeji, que horrible es esto. ¡Cuando menos pon el puto celular en silencio, es jodidamente exasperante! —grité, pegando mi cabeza en la ventana, suspirando pesadamente.

—No tienes porque malditamente gritar, imbécil —murmuró, sonando grave y realmente molesta.

Volteé a verla, incrédula. ¿Me había dicho imbécil? ¿Qué estaba mal con ellla? Suspiré nuevamente, calmándome, no le iba a decir nada, no quería hacer más grande esto, era una estupidez.

Hizo lo que le pedí, puso su celular en modo para vibrar, lo que agradecí internamente.

Llegamos a casa y entré directamente a la habitación, me sentía horriblemente cansada.

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