one and only

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Lisa caminaba por el campus con su típica expresión indiferente, sus ojos entrecerrados transmitían determinación y su postura imponente asustaba a más de uno. Era conocida como la chica ruda de la universidad, alguien a quien no querías provocar. Sin embargo, su corazón guardaba un secreto que solo unos pocos afortunados conocían.

Jennie, por otro lado, era la antítesis de Lisa. Su presencia era suave y acogedora, con una sonrisa siempre lista para iluminar el día de cualquiera. Era una estudiante aplicada, pero lo que más destacaba de ella era su paciencia y ternura, cualidades que contrastaban enormemente con la personalidad de Lisa.

A pesar de las apariencias, Lisa y Jennie eran inseparables. Se conocieron en su primer año de universidad, y desde entonces, su conexión se había fortalecido. Nadie entendía completamente cómo dos personas tan diferentes podían estar tan enamoradas, pero la verdad es que Lisa solo mostraba su lado rudo al mundo exterior.

Una tarde soleada, Lisa esperaba a Jennie fuera de la sala de clases. Cuando Jennie apareció, sus ojos se encontraron y una chispa especial iluminó el rostro de Lisa.

"¿Cómo fue la clase, bebé?", preguntó Lisa con suavidad, envolviendo su brazo alrededor de la cintura de Jennie.

Jennie sonrió, apoyando su cabeza en el hombro de Lisa. "Fue bien, pero estoy agotada. Necesito algunos mimos para recargarme".

Lisa soltó una risa baja. "Eres increíble, ¿sabes? Nadie más en este campus te vería como la 'chica que necesita mimos'".

Jennie alzó una ceja con picardía. "Bueno, eso es porque solo tú conoces mi lado necesitado. El resto solo ve mi sonrisa".

Ambas caminaron juntas hacia el parque cercano, encontrando un lugar tranquilo bajo un árbol. Lisa se sentó y Jennie se acurrucó en su regazo, cerrando los ojos con una expresión de pura felicidad.

"¿Recuerdas la primera vez que te vi?", preguntó Lisa, acariciando suavemente el cabello de Jennie.

"Claro que sí. Eras tan intimidante, pensé que nunca hablarías conmigo", respondió Jennie riendo.

Lisa sonrió. "Y mira ahora, no puedo dejar de mimarte".

La conversación continuó mientras compartían risas y confidencias. Lisa, la chica ruda de la universidad, revelaba su vulnerabilidad solo ante Jennie. Jennie, a su vez, mostraba su fortaleza al enfrentar el mundo exterior.

Mientras el sol se ponía, decidieron dar un paseo por el campus. Lisa, con su mano entrelazada con la de Jennie, notó algunas miradas sorprendidas a su alrededor. Era raro ver a la chica ruda mostrando su lado cariñoso.

De repente, se encontraron con un grupo de estudiantes que miraban con asombro la escena. Uno de ellos se atrevió a preguntar: "¿Lisa, eres tú? ¿La Lisa intimidante tiene una novia y muestra afecto en público?"

Lisa miró con desafío al estudiante. "Sí, ella es mi novia, y no me importa lo que piensen los demás".

Jennie, sin perder la compostura, agregó con una sonrisa: "Las apariencias pueden ser engañosas. Todos tienen un lado tierno, incluso Lisa".

Esa noche, mientras caminaban de regreso a sus dormitorios, Lisa y Jennie se dieron cuenta de que su amor desafiaba estereotipos y rompía barreras. En la intimidad de su relación, la chica ruda encontró un refugio en los brazos de su dulce novia, y la chica tierna descubrió un apoyo inquebrantable en su inusual pareja.

Así, en el universo aparentemente opuesto de la universidad, Lisa y Jennie continuaron desafiando expectativas y construyendo un amor que no conocía límites.

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