Tres

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Mingi

Me encanta un reto, saber que alguien se me pueda resistir no hace mas que mi espíritu de lucha nazca, saber que me puedo divertir con ello, me emociona aun mas.

Al entrar a la Universidad, el nombre de mi familia ya estaba presentándome ante todos, me fue sencillo obtener todo y hacer “amigos”, en una de las clases un par de chicas llamaron mi atención, una de ellas  parecía una muñeca, es de las chicas tímidas que no te atreverías a utilizar. Es hermosa no se puede negar, pero la otra es algo peculiar.

Tiene el cabello tan negro como la noche, sus ojos son de un verde oscuro que le da profundidad junto con sus pestañas tupidas y negras, nunca lleva nada de maquillaje encima, asi que se le ven ligeras pecas en los pómulos, usa ropa holgada la mayor parte del tiempo por lo que da un aspecto andrógino a su belleza. Pero jamás me mira, al menos como lo hacen las otras chicas, parece encontrarme repugnante y me causa curiosidad.

Se que a la amiga le gusto, se nota por su nerviosismo al hablarme, además de que siempre agacha la mirada cuando me ve, es adorable debo admitir, pero no causa alguna emoción en mi.

Todo el primer año Ainhoa me ignoraba olímpicamente, no es como si me quitara el sueño, pero seguía molestándome ese hecho, trate de pasarlo por alto, pero al ver que San se acercaba a ellas y se volvía su amigo, el sentimiento de la envidia renació.

Me dijeron que ella era lesbiana que por eso no se despegaba de la chica bonita, por lo que me rendí. Hasta el dia que se burlo en mi cara por mi comentario. Invitar a su amiga a la fiesta fue un gancho para que ella también asistiera, lo cual cumplió su objetivo.

Tuve que contener mi polla dentro de los pantalones cuando la vi, ese vestido negro parecía un maldito guante, sabia que tenia un cuerpo de infarto pero verlo es otro asunto, pero de nuevo me ignoro, estaba mas concentrada en el alcohol, asi como en mirar a su alrededor, su amiga empezó a conversar conmigo, pero yo solo seguía con la mirada a Ainhoa, mas de cuatro sujetos la abordaron rápidamente, pero ese idiota de Tucker la acaparo, sus lindos labios rojos se movían de manera lenta mientras conversaba con él. Estaba ardiendo en celos, ese imbécil habia podido hablar con ella en menos de media hora, lo que a mi me habia tomado mas de un año que me dijera mas de dos palabras.

Mire a mi lado a su amiga, supongo que ella es otro obstáculo, si le gusta a una debo de estar prohibido para la otra, es mi ego hablando, pero estoy desesperado por esa mujer.

Llego un momento de la noche que su amiga me aburrió, es que es demasiado buena persona para mi, las de ultimo grado me mantuvieron entretenido del espectáculo que daba Tucker con ella, no sabría que hacer con su polla con esa mujer, maldito idiota.

Sus ojos se posaron en mi en un segundo para después mirar a mi lado donde estaba su amiga, se separo de aquel sujeto, estaba dando en el clavo, su amiga seria mi pase para acercarme a ella.

—Mingi —la chica de mi lado contrario llamo mi atención —¿No quieres subir un rato?

Al menos podría obtener algo de liberación. Al menos eso creía.

—¡Sandy! ¡Mi dulce bomboncito! —Ainhoa se tropezó casi cayendo encima mío —vamos a bailar —se escuchaba ebria.

—Noa, estas muy mal —su amiga se veía apenada y algo preocupada.

—Estoy perfectamente —arrastraba las palabras, termino acostándose en mis piernas con su cabeza encima de mi entrepierna—¡Pero miren nada más, si es el alma de la fiesta!

En realidad parecía muy ebria, pero hace nada la vi totalmente normal con ese idiota por lo que algo estaba pasando aquí.

—Perdona, ya nos vamos, que pena —Sandy ayudo a levantar a Ainhoa, pero el equilibrio de ambas fallo y se fueron de lado, aproveche para ayudarlas—Noa.

—¿Les pido un Uber?

—NO —dijo y salió a toda velocidad entre la multitud —yo traigo mi auto.

La seguimos de cercas.

—Nunca se pone asi, disculpa en verdad nunca es tan necia.

—Me estoy divirtiendo mucho, tranquila.

Tuve que correr cuando casi cae por las escaleras de la entrada, su pequeña cintura estaba tan moldeada para mi brazo, tuve que alzarla para que no sintiera lo que tocarla me estaba provocando.

—Sera mejor que yo las lleve a su casa —seré el salvador de ambas.

—Bájame idiota —como lo supuse no estaba ebria, podía sentir como se tensaba con mi tacto—puedo caminar sola.

—No, que pena, pediremos el Uber y nos iremos, podre que Noa tranquilo, un anfitrión no puede dejar su fiesta.

—Descuida ellos ni se darán cuenta, creo que están aun mas ebrios que tu amiga aquí, vamos mi camioneta esta aquí cerca.

Ainhoa fingía dormir en la parte trasera de mi camioneta, mientras su amiga iba haciéndome conversación, en verdad es adorable, pero no es mi tipo, yo venia mas concentro mirando a el bocadillo por el espejo retrovisor. Me di el lujo de bajarla en brazos y llevarla hasta su habitacion.

Me dejaron solo con ella, por lo que era mi oportunidad perfecta, metí mi mano entre sus muslos y fui subiendo la mano hasta que ella apretó las piernas.

Ambos iban charlando de lo más natural, podía dormir un rato en lo que llegábamos a casa, verla feliz me alivia el alma, la vergüenza Valia la pena. Llegamos a nuestro departamento y escuche como le preguntaba, de si vivíamos juntas.

—Sabia que solo estabas fingiendo —una sonrisa amplia se dibujo en mi rostro —no tenias que hacer todo esto para llamar mi atención —pude sentir su aliento cálido y molesto —ya la tenías.

La tome de la nuca y las bese, pude sentir como se resistía al principio pero pronto su lengua ya estaba baja mi dominio, podría correrme simplemente con besarla de esta manera, pero no era el momento, menos con su amiga regresando. Nos separamos y ella volvió a su papel de ebria.

—Mil gracias por todo Mingi, no sé cómo agradecerte.

—No es necesario hacerlo, su seguridad ha sido mi pago.

Todo el resto del fin de semana ese beso me persiguió.

A primera hora del lunes corrí a buscarla, tenía algo que le iba a interesar, así que por fuerza tenía que hablar conmigo. Pero como siempre venía con la amiga.

—Chicas buenos días —sonreí de manera natural.

—Buen día Mingi.

—Si buen día —su expresión de seriedad cambio, cuando miro de tras mío —¡San! —agito su mano —¡Vamos por un café!

Corrió hacia él y le salto encima, el tipo la cargo sin dificultad, se que no pesa pero el hecho que la cargue me hace hervir la sangre.

—¿Mingi? —la chica frente mío me pedía atención —¿Quieres ir por un café también?

—Si, vamos —ella sonrió y se ruborizo —ellos dos ¿están saliendo?

—No, se llevan muy bien, pero dice Noa que lo ve como un hermano, San es muy lindo con nosotras por eso es inevitable no quererlo.

—¿Entonces no está saliendo con nadie?

–No —su voz de quebró —¿te interesa Noa?

—Si —no iba a mentirle —pero yo no le agrado.

—Si, no puedo hacer mucho al respecto —suspiró —mejor iré con ellos por el café.

Me dejo en el pasillo, cuando se acerco a ellos ambos la miraron y su cara de preocupación se hizo presente Ainhoa me miro de manera asesina. Creo que arruine una oportunidad de acercarme a ella.

Todo el día cada que nuestras miradas se cruzaban el desprecio que sentía por mi era notorio, aproveche una de esas miradas para mostrarle las llaves de su coche, el cual seguía en mi casa, no habían ido por el, y yo no les recordé pues me servía de excusa para verla.

Me abordo en el estacionamiento.

—Dame las llaves.

—Primero contéstame algo.

—No tengo la obligación de hacerlo, solo dame mis llaves.

Me desespere ante su actitud, la tome de la muñeca y la puse contra mi auto.

—No entiendo tu actitud hacia mi, no te he hecho nada —me sostenía la mirada —Dime ¿Qué hice?

—Le rompiste el corazón a Sandy.

—Yo no hice eso, si ella gusta de mi es su asunto, jamás le di motivos para que ella pensara lo contrario.

—Ella te dijo lo que sentía y tu le dijiste que no era tu tipo.

—¿Espera que? —la solté, ella me miró extrañará —en la mañana ella me pregunto, si me gustabas, yo le dije que si.

Su amiga no era tan tierna después de todo. Su cara de sorpresa me molesto un poco, ella tiene un concepto totalmente diferente de esa niña.

—Ella no me Mentiría.

—¿Yo por que lo haría? Pero el que seas directa quito los malos entendidos ahora si me permites.

La alce para besarla contra el auto, primero se resistió y después sus piernas se enredaron en mi cintura, pero reacciono empujándome después

—No me gustas de esa manera, admito que eres atractivo pero por respeto a Sandy nunca saldría contigo.

—No salgas conmigo —jugaré su juego —solo acuéstate conmigo.

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