Capítulo 56

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MADISON


Puede que ahora ya tenga veintiún años, pero sigo teniendo las mismas dudas que hace tres días atrás cuando aún tenía veinte.

Sé que ahora por mi embarazo no podré ir a mis clases en la Academia y llamé por teléfono para explicar mi situación, pero aun no tengo claro lo que haré después. Porque aparecer en la serie era mi opción, pero no creo que quiera trabajar ahí sí sé que mi padre intervino para que me quisieran ahí. 

Obtuve ese papel por mi padre, no porque en verdad tuviera talento, a pesar de que el director me dijo que si aun así lo quería, podría participar de todos modos.

-Buenas tardes, ¿quiere que le traiga un menú o ya sabe lo que pedirá? –Me pregunta amablemente la chica que me atiende en la cafetería.

-Hola, ¿puede traerme dos menús? Por favor, el otro es para mi hermana. Está en el baño.

-Muy bien, los traeré enseguida.

Vine aquí con Savannah, ya que ella no quería conversar en el departamento con papá por ahí deambulando, así que le dije que viniéramos a comer algo. Lo cierto es que no creí que aceptaría mi invitación. Estoy bastante sorprendida.

Una vez que la chica trae los menús, yo me pongo a leer los nombres de los postres y se me antoja más de uno. También anoto algunos nombres para aprender a cocinarlos yo misma.

A medida que pasan unos los minutos me preocupo por Savannah, aun no sale del baño y debe de llevar cerca de veinte minutos encerrada ahí.

Así que me levanto de la mesa y me dirijo hacia el baño, a lo mejor no se siente bien o algo le cayó mal.

-Savannah, ¿estás ahí? –Pregunto

Al no obtener ninguna respuesta por su parte, vuelvo a tocar la puerta con más fuerza.

-¿Savannah? ¿Está todo bien ahí dentro?

-¿Ocurre algo? –Me pregunta un chico que al parecer trabaja aquí

-Sí, mi hermana se encerró en el baño y no abre la puerta. ¿Puede ayudarme a abrirla?

El chico saca una llave de uno de sus bolsillos y abre la puerta. Quedo realmente sorprendida cuando veo que ahí no hay nadie.

Savannah ha vuelto a escaparse.


(...)


-¿Cómo es posible que no sepas donde pueda estar? –Me pregunta papá molesto

-No lo sé, ella me dijo que quería hablar conmigo y pensé que sería cierto. –Digo sintiéndome como una verdadera idiota.

Su madre falleció hace unas semanas, ¿por qué estaría interesada en conocernos? Somos unas extrañas para ella. Me reprendo. 

-Madison...

-Suficiente papá, Madie no tiene la culpa. –Dice Elena defendiéndome. –La encontraremos.

-No puedo creer que se haya vuelto a escapar... –Dice papá frustrado.

-Lo siento, yo no sabía que ella planeaba algo así. De verdad, lo siento mucho.

-No es tu culpa, ya la encontramos una vez y lo haremos ahora, ¿sí? –Bella me da una sonrisa tranquilizadora y vamos camino al club en el que la encontramos aquella vez que se perdió.

También le envío un mensaje a Kyle, tal vez los chicos conozcan más lugares a los que pueda haber ido. 


SAVANNAH

No tengo ni idea de cuánto he caminado desde aquella cafetería a la que fui con Madison, pero ya tomé mi decisión y no hay marcha atrás. Una vida sin mi madre no vale la pena, da lo mismo lo que digan los demás.

Yo no quiero vivir junto a un padre que no me quiera y que me haya escondido. No me interesa conocer a mis medias hermanas y no quiero ir a un Instituto en donde se burlen de mí. Estoy agotada, estoy triste. Sólo quiero paz y encontrar a mamá.

Una vez que llego a la playa, camino un poco más y entonces la veo.

Está ahí, esperándome con una bella sonrisa. Mi mamá, la única persona que en verdad me quiere.

Doy un paso más en la arena acercándome al mar y le hablo:

-Mamá, ¿eres tú? –Pregunto temiendo estar en un sueño. Su rostro es tan bello como lo recordaba, cuanto la había echado de menos. 

-Sí, soy yo Savannah. Soy yo cariño. –Dice con una sonrisa triste.

-¿Por qué me dejaste sola? –Pregunto sintiendo temblar mi voz.

-No fue mi intención, lo siento.

-Me dijiste que siempre estaríamos juntas, que jamás me abandonarías. Y lo hiciste, me dejaste... Y te extraño tanto, no hay día que no piense en ti . –Digo sintiendo como caen las primeras lágrimas. Me duele.

-Pensé que hacia lo mejor para ti, no quiero que estés triste.

-¿Sabes? Conocí a mi padre, al verdadero. Y lo odio, él no me quiere. Me ha estado ocultando todo este tiempo, lo odio. No quiero vivir con él, te quiero a ti. –Digo dando un paso más adelante, mojando mis zapatillas.

-Savannah...

-¿Acaso no me quieres? –Pregunto atemorizada por la idea.

-Te amo hija y lo sabes. Siempre fuimos sólo las dos, pero...

-¿Pero qué...? No lo entiendo.

-Aun no puedes venir conmigo. No es tu momento.

-Claro que puedo, estás tan cerca justo ahora...

-Cariño, no lo hagas. Yo estoy bien aquí...

-Pero yo no estoy bien. Te necesito a ti. Te extraño mamá, no quiero vivir sino estás aquí. Teníamos tanto planes, tantas cosas que hacer juntas y ya...

De repente ya no está, estaba justo frente a mí y ya no hay nadie. Desapareció otra vez.

¿A dónde se fue? Me pregunto

No me importa, ya nada puede importarme. Camino hasta que el agua llega por la altura de mi ombligo. Debería de tener frío, pero no siento nada.

-Savannah... –Escucho una voz y me volteo. Creo que puede ser algún ángel que me guiara hacia mamá.

-¿Me ayudarás a llegar a ella? Mi mamá te envío, ¿verdad? Gracias a Dios, sabía que ella me quería de vuelta. Está ahí esperándome. –Digo señalando el lugar en donde estaba ella hace unos segundos.

El supuesto ángel me observa sin decir nada y de repente me extiende su mano y yo la tomo un poco desconfiada. Jamás había visto un ángel en persona.

-Iremos despacio, ¿sí? –Me habla con sumo cuidado y siento como su agarre en mi mano cobra más fuerza.

Así que yo camino hacia adelante, pero él no se mueve. Se mantiene quieto en su posición y enseguida mis alarmas se disparan. 

-Mi mamá está ahí, ¿por qué no te mueves?

-Aun no es tu momento Savannah, no puedo dejar que hagas esto.

-¿A qué te refieres? Ella está ahí, si no me vas a ayudar, suéltame. Puedo hacerlo sola.-Digo molesta.

-Savannah, por favor. Quiero ayudarte, ¿no lo ves?

-Suéltame ahora mismo. Jamás he golpeado a un ángel, pero si no me vas a ayudar, serás al primero que golpearé. 

-¿Un ángel? ¿Crees que soy un ángel? –Pregunta sorprendido. 

-Sí, pero los ángeles son buenos y me ayudarían. Así que supongo que tú no eres uno. Me da igual lo que seas, suéltame. –Exijo molesta. Entonces al ver que no lo hace, lo golpeo en la mejilla y eso me da unos segundos para huir de su lado.

Ángel o no, no me iba a ayudar. Me interno más en el agua y busco a mamá. Estaba ahí hace unos segundos, sé que puedo encontrarla.

-¡Mamá! ¿Dónde estás? –Pregunto alarmada al no verla

Cuando veo que la persona viene corriendo hacia mí, me asusto y corro lo más rápido que puedo. El agua llega casi a mi cuello.

-¡Mamá! Ven a buscarme, te necesito. -Pido en un sollozo desesperado. 

La persona me alcanza y me toma del brazo. Y luego intenta llevarme a la orilla. Yo vuelvo a golpearlo con la fuerza que reuno, pero no me suelta y eso me frustra.

-¡Suéltame ahora mismo! –Digo molesta.

A pesar de que no camino y trato de quedarme quieta, la persona me intenta cargar y yo vuelvo a golpearlo. No quiero que me toque. No quiero hacer nada. No quiero seguir viva sin mamá.

-¡Te odio ángel! -Grito frustrada y con lágrimas a punto de salir de mis ojos una vez más. 

Voltea a observarme y me da una sonrisa triste, entonces hace algo que me sorprende. Me abraza.

-Lo siento mucho Savannah. –Dice mientras me abraza con fuerza y yo no logro hacer otra cosa que llorar.

Abrazada a un completo desconocido me siento más reconfortada que con el hombre que se hacía llamar mi padre. A quien bien poco le interesaba saber de mí. 

-La extraño, la extraño mucho. –Digo sin poder evitarlo.

-Lo sé, te entiendo mejor que nadie. Pero no puedo dejar que hagas esto. Tú mereces vivir. 

-¿Y acaso ella también no lo merecía? Además, seamos sinceros, a nadie le interesa si vivo o muero. Mi padre no me quiere. Sólo la tenía a ella y ahora... No tengo nada. Estoy completamente sola. –Digo aun con lágrimas en los ojos.

-A mí me importas Savannah, me preocupo por ti. –Dice el desconocido. 

-¿Entonces sí eres un ángel? Eres mi ángel de la guarda, ¿verdad? ¿Por eso evitas que haga esto? –Pregunto sin entender

-Si quieres verlo de esa forma, sí... Soy tu ángel.

-¿Qué harás? No quiero ir contigo, no quiero ir a ninguna parte. –Digo aun molesta por su interrupción. 

-Como tu ángel, es mi deber cuidarte y protegerte. Lo entiendes, ¿cierto?

-La ves, ¿verdad? A mi mamá, ella me vino a ver. Pero tampoco quiere que la acompañe, dijo que aún no era mi momento. –Digo sintiendo algo de cansancio. 

-Entonces debes hacerle caso, es mi deber ponerte a salvo. Tu mamá también lo quiere así. Hazlo por ella, ¿sí?

-¿Te volveré a ver? No sé quién eres, no sé cómo viniste a mí, pero por favor no me dejes sola. –Le ruego a la persona que me reconforta de algún modo.

-Te lo prometo, me volverás a ver... Pero por favor, debemos irnos de aquí cuanto antes.

Termino aceptando de malas ganas y en cuanto se da la vuelta confiado en que lo seguiré, yo intento huir una última vez, pero me alcanza a atrapar y no me queda de otra que echarme a llorar.

Todo esto es tan injusto... Lo golpeo, lo insulto, intento patearlo sin éxito, pero no recibo ningún reclamo de la persona.

-Lo siento mamá, te fallé. Soy débil, no puedo estar sin ti. Te extraño mucho. Ojalá pudiera verte una última vez. –Digo a la nada.

Entonces dejo de intentar zafarme y me resigno. Lloro, balbuceo, le pido perdón a mamá una y otra vez y en algún momento me quedo dormida.


(...)


Cuando abro los ojos de a poco, no esperaba ver esto. Así no es como debería de ser el cielo o el lugar al que uno se va luego de morir.

Las paredes son blancas y escucho el ruido de una máquina.

Estoy en un maldito hospital. Y eso debería de ser suficiente para sorprenderme, pero son las personas que están ahí las que me sorprenden más.

Reconozco a Aiden, porque ¿cómo no iba a hacerlo cuando es parte de la banda The Warriors? 

Banda de la que soy fan o lo era hasta hace poco. ¿Qué hace él aquí? Ni hablar del hecho de que lo besé con el objetivo de enfurecer a Joseph, porque no lo diré papá, ya me ha dejado en claro que no le importo en lo más mínimo. 

Luego reparo en Madison, quien me observa fijamente y no parece muy feliz de verme. Entonces recuerdo que me escapé cuando ambas salimos porque le dije que quería conocerla, porque eso hacen las hermanas, pero el asunto aquí es que no me interesa en lo absoluto conocerla. Ni a ella ni a las demás.

Mi vida se hizo pedazos en cuanto supe que mamá estaba enferma y una parte de mí murió junto con ella.

No sé qué pretenden al tenerme aquí, pero no se los pondré fácil. 


MADISON

No puedo explicar lo aliviada que estaba en cuanto supimos que alguien había encontrado a Savannah. Aiden suele salir a correr cerca de la playa y nos dijo que vio a una chica hablando sola. Eso le llamó la atención y se detuvo, en cuanto la reconoció le envío un mensaje a Kyle y en cuestión de minutos estábamos ahí.

Y ahora que está despierta luego de que los medicamentos que había tomado dejaron de hacerle efecto, me siento mucho más tranquila.

Está viva, mi hermana está viva.

-Hola. –Digo rompiendo el silencio que hay en la habitación del hospital. 

Ella nos observa y se mantiene en silencio. Creímos que sería mejor que nos viera primero a nosotros, porque papá no está con buen humor, así que Aiden y yo nos ofrecimos a acompañarla.

Porque debo decir que Aiden tampoco quiso salir de aquí, dijo que él le hizo una promesa y que pretendía cumplirla. 

-No quiero estar aquí. –Responde Savannah molesta

-Es por tu bien. –Digo con voz suave

-Tú no lo entiendes, tú tienes a tu familia unida. Tienes a tus padres, tienes a tus hermanas y yo no tengo a nadie. Estoy sola. –Dice con molestia y tristeza.

-Aunque no lo quieras aceptar, me tienes a mí, a Elena, Liv y Bella. Somos tus hermanas. Y nosotras siempre permanecemos unidas. 

-No lo son. Yo no tengo hermanas. Siempre he estado sola.

-Sé que no podemos cambiar eso, pero si nos dieras la oportunidad... podrías confiar en nosotras. –Digo con tristeza, puede que no la conozca tanto, pero igual me duele que haya intentado quitarse la vida. 

Porque si Aiden no la hubiera encontrado a tiempo, habría muerto. 

-¿Nos podrías dar unos minutos? Por favor. –Pide Aiden con amabilidad. 

Yo asiento con la cabeza y los dejo solos. Sé que no me quiere tener ahí. 

-Iré a avisarle al doctor que ya despertó. –Anuncio marchándome del lugar.

-¿Cómo está? –Pregunta Elena apenas me ve.

-Acaba de despertarse. Dice que no quiere estar aquí. –Digo

-¿Y la dejaste sola con ese chico? –Pregunta papá molesto. 

-Ese chico fue capaz de contenerla y convencerla de que no haga lo que estuvo a punto de hacer. Y su nombre es Aiden. –Dice Kyle observando a papá. –Él jamás le haría daño a Savannah ni a nadie. 

-No me vuelvas a hablar en ese tono. Tengo todo el derecho del mundo a estar preocupado. Es mi hija de quien hablamos.

-¿Ahora es tu hija? –Pregunta Elena con ironía

-Por favor, cálmense. Lo importante es que ahora está bien y despierta. Está claro que si nos escucha discutir no la estamos ayudando. –Dice Bella haciendo de intermediaria. –Veremos que nos dice el doctor y luego pensamos en cómo ayudarla.

-¿Estás bien? –Pregunta Kyle acercándose a mí.

-Todo lo bien que puedo estar luego de lo sucedido, sino hubiera sido tan estúpida la habría visto intentando escapar, pero estaba absorta en el menú.

-No tenías forma de saber que lo haría, no es tu culpa.

-Aun así... en parte sí lo es. ¿Y si esto es una prueba del destino para decirme que no seré una buena madre? Si no pude con Savannah, ¿cómo podré hacerlo con un bebé?

-Eso no fue ninguna prueba Madie. Sólo fue la señal para avisarnos de que tu hermana no está bien. No tiene relación alguna con nuestro hijo. No le pasará nada.

-¿Cómo puedes estar tan seguro? Yo jamás he cuidado ningún bebé antes.

-Yo tampoco, por eso practico con bebé Kadison. ¿Te lo presto unos días? –Pregunta divertido.

-No creo que me sirva el bebé de juguete. No sé qué haré con Savannah, no sé cómo cuidar de un bebé y me siento tan cansada... Siento que no podré con esto Kyle, tengo miedo.

-Con el asunto de Savannah hay que recibir las indicaciones del doctor, con el asunto de nuestro hijo yo tampoco sé cómo se hace, pero aprenderemos juntos. Tengo muchas ideas al respecto que conversaremos a su debido tiempo. –Dice observándome. –Y con lo de tu cansancio, podemos ir a tu casa si quieres descansar un poco, ¿te parece? Podemos volver luego acá.

Lo pienso unos instantes y asiento con la cabeza. Estoy tan cansada que creo que me dormiré apenas me suba al auto.

-Gracias Kyle, enserio. ¿Qué haría sin tus asombrosas ideas?

-No debes agradecerme nada. Me encanta poder ayudar a mi novia a que se sienta mejor. –Dice sonriéndome y por acto reflejo yo también le sonrío.

Les aviso a mis hermanas y a papá que iré a descansar un poco y me aseguran que por cualquier cosa me avisaran. Así que Kyle y yo vamos camino a mi casa, sé que a Savannah le queda un largo camino que recorrer en su recuperación, porque sé que lo hará y le guste o no nos tiene a nosotras.

Y yo estoy completamente aliviada de que mi hijo tenga un padre como Kyle, porque no hace otra cosa que subir mis ánimos y hacerme sentir afortunada por tenerlo en mi vida.

Sin duda mi hijo y yo somos muy afortunados. Pienso antes de quedarme dormida en el asiento del copiloto. 

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