¿Solo un sueño?

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Disclaimer: los personajes no me pertenecen, yo solo juego con ellos ^^

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* ¿Sólo un sueño? *

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Las campanadas del inmenso reloj del colegio sonaban cada vez más fuertes. Retumbaban en cada espacio libre del recinto, llamando a sus estudiantes con una premura que resultaba injustificada. Parecía que sonaban más que de costumbre, como si quisiera dejar un mensaje tácito a aquellos que aun no se sometían a las enseñanzas y políticas del lugar. Para otros, significaba escapar de familias aristócratas y superficiales que solo pensaban que la vida se basaba en el dinero o en el escándalo.

Steve y Archie habían pasado una tarde relativamente molesta, tuvieron que aceptar las sandeces de Neil y las frases malintencionadas que Elisa soltaba cada vez que, al parecer, se acordaba de Candy. Los hermanos habían planeado dejar a la tía abuela en el hotel donde se hospedaba y regresar cuanto antes al colegio. Estaban muy preocupados por el momento que debía estar pasando Candy sola, pero la cabeza de los Ardley no permitió que nadie se moviera de su lado hasta que no tomasen el té de las seis de la tarde.

Tuvieron que compartir carruaje con los Leagan, cada día más insoportables.

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Candy corrió hacia su cuarto. Una rubia de ojos verdes no era fácil de ignorar muy a pesar de lo que Candy pensaba.

En realidad, la hermana Margaret no se había dado cuenta si Candy había entrado con el resto del grupo al colegio o si regresaba de su colina favorita o se volvía de las cocinas donde podría haber pasado el día con Mark y su madre. Algo usual en la chica, sólo que está vez mostraba una sonrisa peculiar. Muy pocas veces vista en la niña, comparada quizá con la que mostró aquella tarde cuando celebraron el Festival de Mayo.

Candy llegó a los pabellones con unas gotas de sudor en su frente, se mostraba contenta, pero agotada y preocupada, porque las posibilidades de que Elisa o alguna otra chica la haya visto con Terry por lo alrededores eran bastantes. De lejos vio la silueta de la madre superiora parada en la puerta del piso donde se hallaba su cuarto. No podía exhibirse de esa manera, ya que la Superiora era tan meticulosa y observadora que se daría cuenta de enseguida que ella había pasado la tarde fuera del colegio, sin permiso alguno.

Sus sospechas de que haya sido visto con Terry cobraron más fuerza.

Tenía que tomar la vía rápida.

—¡Candy! —gritó una chica de anteojos al escuchar una voz desde las afueras de su habitación.

—¡Calla, Patty! No quiero que me vean... ¡tira las sábanas!

—Espera. —La castaña trataba de amarrar las sabanas al balaustre, pero su nerviosismo pudo más. Tardó un poco, pero logró hacerlo.

—¡Arriba! —exclamó Candy.

Por la rapidez y el temor, escaló hasta el balcón en menos de un minuto.

—¡Candy! ¿te pasó algo?

—¡Ay, Patty! No seas tan nerviosa —trató de disuadirla—. Estoy bien... ¡y no grites tan fuerte!

—Candyyyy... discúlpame por dejarte sola toda la tarde, pero ya te imaginas mi abu...

—Ya sé, Patty, ¿en dónde esta Annie?

—Debe seguir con Archie —dijo de inmediato—. No sé muy bien, tuve que salir antes que ella. Creo que la invitaron a tomar el té.

—Bueno —suspiró—, quería contarles algo... pero te lo diré a ti primero: ¡Hoy estuve con Terry!

—¡¿Qué?! —gritó—. ¿Cooonnn Terry?

—¡Que no grites! —reclamó Candy llevándose un dedo a la boca indicando silencio—. La pase de maravilla, fuimos a un lindo restaurante italiano, paseamos...

—¡Pppeeeroo, Candy! ¿Qué pasa si te descubren!? ¿Elisa, Neil o Luisa?

—No lo harán —dijo con una seguridad envidiable. Había una cierta posibilidad que haya sido descubierta por la Madres del colegio, pero también existía lo contrario, y lo mejor era estar positiva para evitar cualquier desgracia futura.

La castaña la miró asustadísima, podía jurar que vio cómo unas lágrimas rodaban por su mejilla. Le regaló una sonrisa reconfortante.

—¡Y eso es lo divertido, Patty! En la tarde estaban tan ocupadas con la Tía Abuela, que ni siquiera les intereso en donde estaba yo.

—Por Dios, Candy, ¡cuándo se entere Annie!

La aludida solo sonrió con picardía. Verdaderamente le interesaba muy poco lo que pensara la tía abuela, Elisa o Neil. Quizá, podría sentirse avergonzada si es que el tío abuelo se enteraba de sus andanzas con un chico, pero confiaba en que habían pasado un día secretamente maravilloso.

—Bueno, Patty, es hora de ir a dormir —dijo, acercándose a la puerta y levantando sus brazos como si se estuviera estirando.

Cuando Candy regresó a su habitación, encontró la ventana ligeramente abierta. Las cortinas se movían suavemente por la fuerza de la brisa. Se acercó y notó que las habitaciones del frente estaban con luz encendida. Sonrió y sintió una punzada en el corazón.

Se volvió hacia su cama para descansar y encontró una nota en su almohada. Lo primero que se le vino a la mente fue Terry, «¡¿cómo se atrevió a entrar a mi cuarto?!», pero su enojo se disipó al empezar a leer:

Tarzán Pecosa:

Cada día, cada noche que te veía llegar a su cuarto, mi alma se desgarraba y sentía celos...

¿acaso algún día podrías aterrizar en el mío?

Tomó la nota y se recostó en su cama, admiraba su pulcra caligrafía, el estilo que mostraba al escribir y tildar las palabras, la forma en que le pedía volver a verla. En verdad sentía latir su corazón mucho mas fuerte, ¿estaba enamorada de Terry? ¿Aquel chico, rebelde sin causa e incluso, en ocasiones insoportable?

Suspiró. Llevó la nota a su pecho y volvió a cerrar los ojos...

Solo el frío pudo cortar sus pensamientos.

—Cerraré las ventanas para que Terry no entre. Solo espero que Klin no decida pasar la noche aquí.

Una nueva brisa la hizo temblar.

—Él tiene muchos dulces, no te preocupes, Pecosa.

—¡Terry! ¿Qué haces en mi cuarto sin permiso? —Sus ojos esmeraldas se abrieron de par en par. Frente a ella, estaba el chico de sus pesadillas.

—No grites tan fuerte, Monapecas, o nos descubrirán —murmuró.

—Debes irte, ¡tengo que ponerme el pijama!

—No te preocupes, no tengo intención mínima de mirarte —le dijo con una mirada cómplice, aparentando indiferencia, solo como él podía hacerlo.

—¡Odioso! ¿Para qué has venido? —Se inquietó ante su mirada azul profundo. En la penumbra, su rostro era aún más hermoso.

—Me debes algo.

—No lo creo —respondió la rubia con sinceridad. Ella no se había quedado con nada que perteneciera al castaño.

—Claro que si. ¡Y lo quiero ahora!

—Terry eres tan...

—¿Encantador? —Sonrió.

—¡No! ¡Odioso!

—Déjame ver tus ojos. Son hermosos, ¿sabes?

La forma en que Terry habló fue tan seductora, sin hacer caso a lo que Candy había dicho antes. La ojiverde no tuvo otra opción que bajar la guardia y dejó que su corazón le respondiera. No se movió, Terry se acercó más y ella se vio presa nuevamente de sus brazos y en sus hermosos ojos azules...

Era tan..

—¡Candy! —La voz que interrumpió provenía del otro lado de la puerta. El susto fue grande que no sintió cuando Terry la soltó—. ¿Estas ahí, Candy?

—¡Hermana Margaret! ¡Si ya voy! —Volteó y de inmediato se dirigió a la puerta. Tampoco se percató si traía puesto el camisón de pijama o el vestido de la tarde. Lo único que quería era atestiguar que no se había movido ni un minuto del día.

—Oh, Candy pensé que no estabas... —hizo una pausa, al verla tan agitada, agregó—. ¿No has salido en todo el día verdad, Candy?

—No hermana. —Cruzó los dedos—. Perdóneme por quedarme dormida...

La aludida le sonrió de vuelta. No era raro levantarse agitada después de un sueño tan profundo. Además, los ojos de la rubia se mostraban cansados.

—Adiós, Candy, sigue durmiendo.

—Lo intentaré —respondió con tristeza. La vio voltear la esquina y cerró la puerta. Se recostó en la puerta y cerró los ojos—. Ha sido un sueño muy... Real.

Suspiró lentamente. La nota estaba sobre su cama y la ventana seguía abierta, incluso un poco más que antes.

¿Realmente estuvo soñando? ¿O Terry estuvo verdaderamente ahí? Candy estaba segura que solo había sido un sueño... un sueño tan vívido que sintió la calidez de sus labios rozar los suyos. Muy en el fondo, quería que Terry la bese nuevamente, casi podía sentir el llamado de ellos desde la habitación del frente.

Miró nuevamente la nota y sonrió. Ahora sí estaba segura de una cosa: ¡estaba enamorada de Terry!

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**FIN**

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Notas de la Autora:

*Muchas gracias por los favoritos y comentarios que siguieron dando a esta historia! Revisé e hice unos arreglitos de sintáxis y ortografía para que se lea mejor. Cuando escribí esta historia, estaba mucho más chica. Un fuerte abrazo.

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