Mis galletas

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(Dos días después)

Martes, estoy en mi trabajo pensando en que hoy no tengo clases y puedo ir a mi casa y descansar temprano, podré relajarme, y eso haré, lo necesito.

Las horas pasaban y poco a poco sentía como mis ojos pesaban, quería irme, me dolía mucho el trasero. Luego de un rato fue la salida, no pude estar más feliz, eran las ocho y hoy parecía que no llevaría algún pendiente, al menos no ahora. Mientras me dirigía a casa pensaba en qué comería hoy, me gustaría comer unos ricos panqueques. Antes de seguir mi camino me fui a esa tienda de dulces, compré algunas galletas.

¡Hoseok! — escuché una voz atrás mío

Al voltear lo vi, era Jimin, mi ex compañero de clases. Recuerdo cuendo llegué a esta ciudad, no conocía a nadie, y entonces lo conocí, con solo días de conocernos empezamos a ser amigos. Pero por todas las clases además de que él dejó la carrera nos distanciamos, hace dos años no sabía nada de él.

Que bueno verte — dijo pasando su mano por su cabello, llevándolo hacía atrás

Siempre tan arreglado, era algo que a él le gustaba hacer mucho, recuerdo que cuando saliamos a pasear siempre se retocaba el maquillaje, es algo presumido, pero buena persona.

Que bueno verte Jimin — dije sonriendo

Me alegra mucho poder verte de nuevo — dijo acercándose a mí — ¿A dónde vas?, ¿Estás ocupado? — preguntó agarrándome del brazo, él siempre tan cariñoso

Voy a mi casa — dije viendo como él sonrío

Bueno... ¿No te gustaría mejor ir a tomar un café conmigo?, hay una buena cafetería cerca de aquí

No puedo — dije alejándolo suavemente de mí — tengo que ir a casa, tengo a alguien de quien cuidar — dije viendo como borró su sonrisa

¿A-alguien?

Sí, lamento esto, pero tal vez en otro momento podamos los dos ir a tomar ese caf...

¡No!, ¡Puede ser ahora mismo! — exclamó acercándose de nuevo a mí — puede ser en tu casa, me gustaría conocer a ese quién que tienes que cuidar

No lo sé... — dije dudoso

¿Tienes galletas?, ¡Son mis favoritas! — exclamó quitándome la bolsa — muchas gracias, ahora sí, vamos a tu casa

Iba a negarme, pero al final si fuimos, mientras caminábamos estuvimos hablando, Jimin era una persona muy alegre, me gusta su forma de ser, es muy extrovertido, muy social. Siempre saca un tema de conversación.

Entonces ahora estudias diseño — dije sonriendo al ver como asintió con energía mientras se comía esas galletas — me alegra mucho, aunque al principio fue raro creo que el que te fueras fue bueno, ahora estudias lo que a tí te gusta realmente

Sí, lo malo fue que ya no estamos juntos, tú eras tan buen compañero, por eso estuve en dudas muchas veces, no quería dejar de verte — dijo agarrándome del brazo

Esta es mi casa — dije señalándola — espero te guste

Me encanta — dijo sonriendo

Al entrar todo estaba oscuro, como de costumbre, casi siempre cuando volvía encontraba a Yoongi durmiendo en el cuarto, yo llegaba y cocinaba algo para comer juntos. Ahora mismo también lo haré, tenía todo lo necesario para tres personas en la alacena y la refrigeradora.

Pero qué linda casa — dijo Jimin viendo todo a su alrededor

¡Mis galletas! — escuché la voz de Yoongi desde arriba, solo me llamaba para eso, sus amadas galletas con chispas de chocolate

Lo siento Yoongi — dije cuando lo vi bajar, de inmediato vi como dejó de sonreír

¿Un híbrido? — escuché la voz de Jimin

Mañana te compraré tus galletas Yoongi, hoy no pude, pero hay leche en la cocina, te voy a servir un poco — dije para dirigirme a la cocina a servirle a Yoongi su leche y a Jimin algo de té

Mientras estaba en la cocina me puse a pensar en que debería comprarle un cascabel a Yoongi, se vería tierno con uno, también otra ropa, que lo vean en solo un polo debe de ser raro. Fui a llevarle primero su leche a Yoongi, estaba feliz por tener visitas, pero toda mi felicidad se fue cuando vi a Yoongi gruñendo al frente de Jimin, su cola estaba erizada y mostraba sus pequeños colmillos con furia.

Yoongi... tu leche — dije acercándome a él

No me gusta que esté aquí — dijo en voz baja, sin dejar de ver a Jimin quien solo estaba sentado en el mueble

No temas Yoongi, es solo un amigo — dije acercándome un poco, no mucho, a él no le gustaba que esté cerca

Él se comió mis galletas — dijo Yoongi aceptando su vaso

Oh, ¿Eran tuyas? — preguntó Jimin poniéndose de pie, acercándose a nosotros — cuanto lo siento lindo gatit... ¡AHH!

Quedé estático al ver como Yoongi le lanzaba en la cara el vaso de leche caliente, viendo como Jimin también quedó estático, pero no por mucho.

¡MALDITO GATO PULGOSO!, ¡ES UN POLO EDICIÓN LIMITADA! — gritó rojo de furia

Jimin... — dije acercándome a él rápidamente

¡Me voy!, lo siento Hoseok, ¡Pero mira mi polo! — exclamó para salir corriendo de la casa

Maldito come galletas — escuché la voz de Yoongi

Rápidamente volteé, estaba enojado, Yoongi no podía hacer eso, era mi amigo, Jimin no le había hecho nada.

¡Eso no es hace Yoongi! — exclamé viendo como retrocedió y de encorvó — ¡A tu cuarto!

¡No me grites!, ¡Él es comió mis galletas! — exclamó yéndose a su cuarto

(Tres días después)

Y aquí estábamos, le había llevado a Yoongi una gran bolsa de galletas para que me perdone.

Tomalas, espero que sean suficientes — dije poniendo la bolsa en frente de él, vi como él me ignoró y siguió tomando su leche — también te traje unas gomitas de fresa — dije viendo como me miró de reojo — y un peluche de ratón

Gra-gracias — dijo agarrando las bolsas para irse corriendo

No le gustaba estar cerca mío por mucho tiempo, pero al menos las tomó, además logré ver una ligera sonrisa.

Pero que tierno — dije riéndome

Me fui a comer mis fideos picantes y luego subí a mi cuarto, escuchando a Yoongi reír sin parar, me detuve por curiosidad y me acerqué a una esquina de la puerta, viendo como Yoongi no dejaba de reír mientras masticaba sus galletas.

¡Todas las galletas del mundo son mías!, ¡Soy el rey del mundo!

¿Qué? — me pregunté pensando en qué clase de programas había visto en la televisión, o si eso era algo propio de él

¡Mi precioso!

Definitivamente es la televisión — dije viendo como comía de lo más feliz en la cama, dejando todo lleno de pequeños pedazos de galletas en la cama

Ay, eres una ternura — dije riéndome ligeramente mientras me iba a mi cuarto

Sin duda me había acostumbrado a su presencia, no importa si no estamos muy cerca, ya me acostumbré a él y a sus cosas raras, y también a su actitud agresiva.

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