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Narra Bella

Después de la cita, Carlos me llevó a mi habitación y me dio un beso de buenas noches. Aquella cita era muy esperada y fue muy mágica. Recuerdo que me caí en la cama y soñé con mi vida junto a él. Carlos es mi mundo entero. Lo que hizo fue absolutamente impresionante, y pedirme salir como si no hubiéramos estado juntos durante los últimos seis meses fue bastante reconfortante. ¡Ugh! Es tan romántico. Hace que se me derrita el corazón.

Pero hoy no se trata de eso. Hoy es un gran día para Carlos y Mal. Hoy es el día del cotillón. Todo el mundo está corriendo de un lado para otro haciendo cosas de última hora, incluyéndome a mí. Han sido unas horas de locos y Jane ha estado corriendo tanto como yo.

—¡Jane! —sonreí mientras veía como corría hacia mí.

—La vidriera está terminada, ¡mira qué preciosa es! —comentó Jane entusiasmada.

Jane me enseñó el proyecto terminado en su tablet y me llevé una mano al corazón. Mi hermano era un genio. Cuando Mal vea esto, sabrá exactamente de quién se enamoró mi hermano. 

—¿Y mi regalo? —pregunté—. Si no lo llevas contigo lo entiendo. Fue súper de última hora.

Jane negó con la cabeza y me dio un trozo de papel.

—Está todo aquí para ti, con dirección y todo. Es un regalo fantástico para Carlos. ¡Le va a encantar! Y tus regalos para Jay y Evie también son súper detallistas —Jane sonrió—, todos son afortunados de que te preocupes por ellos.

Miré a Jane y busqué en mi mochila, entregándole una pequeña caja azul real.

—No creas que tu trabajo ha pasado desapercibido —esbocé una sonrisa.

Jane jadeó mientras tomaba la caja.

—¡Bella, no hacía falta! —soltó con una sonrisa dibujándose en su cara.

Jane abrió la caja y sonrió radiantemente. Sacó el collar de la caja y se lo puso.

—¡Oh, Bella, no hacía falta! ¡Es tan precioso! —comentó Jane, con suma felicidad.

El collar tenía un pequeño lazo rosa seguido de su nombre escrito en oro. Su último collar se había roto cuando estaba bajando todo, así que pensé que podría regalarle uno nuevo. Jane me dio un gran abrazo y yo dejé escapar unas carcajadas.

—De nada —sonreí—, cualquier cosa por mi mejor amiga que ha sido tan increíble en ayudarme.

Jane se alejó rápido con alegría, pero antes de que pudiera moverme, me detuvo mi hermano, mirándome con cierta preocupación.

—Hola Ben —saludé.

—¿Deberíamos cancelarlo? —me preguntó— El Cotillón, quiero decir.

Sacudí la cabeza de inmediato después de su pregunta.

—En absoluto. Hemos hecho trabajar muy duro a mucha gente. No vamos a cancelar nada ahora. Entiendo que Mal y tú habéis pasado por un mal momento, pero ¡vamos, Ben! Os seguís amando. Ve a prepararte para el Cotillón y verás que todo va a salir a la perfección —sonreí.

Ben asintió y me dio un abrazo.

—Gracias, hermanita, la verdad es que necesitaba oír eso —me besó en la frente y salió corriendo.

Sacudí la cabeza y me reí. Mi risa cesó en cuanto me di cuenta que Mal estaba teniendo otro episodio. Me dirigí rápidamente hacia ella y la obligué a mirarme.

—Mal, cariño... respira. Mírame —pedí.

Mal me miró con sus ojos verdes brillantes y tomó aire. Dejó de perder el control e Evie se acercó corriendo. Esto me hizo preguntarme si su episodio tenía que ver con lo que había pasado en la limusina de vuelta a casa.

 ▎ › . . . ❛ FLASHBACK  ｡

Nos sentamos todos en la limusina, yo quedando entre Evie y Carlos. Todos tratábamos de recuperar el aliento y, una vez que recuperé el mío, observé cómo Ben miraba a Mal. Ella dejó de mirar por la ventanilla y se encontró con sus ojos; Ben parecía muy decepcionado. Pero no estaba decepcionado de ella, sino de él mismo.

—Siento mucho que las cosas no hayan salido como tú querías —se disculpó él, mirándola a los ojos.

Mal volvió a mirar a Ben y asintió ligeramente con la cabeza.

—Bueno, mientras... estés a salvo... todo —empezó Mal, pero se detuvo. Aún se preocupaba por él, lo sabía, pero seguía molesta.

—Al menos Bella y yo hemos conocido la isla. También son nuestro pueblo —dijo Ben, parándose un poco antes de continuar—. Uma me ha ayudado a entenderlo.

Asentí con la cabeza, de acuerdo con él. Creo que Uma en realidad lo ayudó, más que lo contrario. Ser rey hizo que Ben olvidara lo que significaba serlo. Ella lo ayudó a darse cuenta del panorama general. Algo que debería haber sabido todo este tiempo.

—Ben, Uma te capturó —exhaló Mal.

—Uma es sólo una chica furiosa con un mal plan —intervine.

Uma me cae bien, en realidad no es mala. Sólo está furiosa por cómo la trató, y la trata, Mal. Sólo está furiosa.

—Tú no eras muy diferente cuando llegaste a Áuradon, Mal —dijo Ben.

Miré atónita a mi hermano, no acababa de decir eso. Me tapé la boca con la mano y negué con la cabeza. Miré a Carlos y tenía la misma expresión que Evie... puro estupor. Vi como Mal miraba a Ben con la boca abierta por la estupefacción. En lugar de decir algo, miró otra vez por la ventanilla.

—Toma corte —soltó Colega alargando la "e", rompiendo el silencio.

Evie y yo jadeamos.

—¡Colega!

—Sé que puedes hablar pero eso no significa que debas hacerlo siempre —le dijo Carlos, bajando la mirada hacia él.

Evie y yo nos recostamos en el asiento y tratamos de alejarnos de esta situación tan incómoda.

 ▎ › . . . ❛ DE VUELTA AL PRESENTE ｡

—Tenemos que hablar —nos dijo Evie.

Mal se abrazó a sí misma y asintió. Evie nos agarró de los brazos a Mal y a mí y nos apartó.

—No —habló Carlos.

—¿No? —preguntó Evie, alzando las cejas.

—Siempre estáis juntas cuchicheando, sobre cosas de chicas o... lo que sea. Y Jay y yo estamos hartos.

Sonreí a Carlos. Sabía que esto le fastidiaba. Me lo cuenta todo y estoy muy orgullosa de que haya decidido hablar.

—Yo no —dijo Jay, levantando la mano. Carlos le miró con el ceño fruncido y él se encogió de hombros.

Negué con la cabeza y dejé escapar una pequeña risa.

—Somos de la familia. Hemos pasado mucho. Juntos. Incluso con Bella. No vamos a dejarlo ahora. ¿Vale? —dijo Carlos, muy en serio—. Sentaos todos.

Carlos se sentó en la hierba con las piernas cruzadas y yo me uní a él. Los demás se miraron unos a otros.

—Venga —demandó Carlos, haciendo que los tres se sentaran.

Todos lo miramos con atención.

—No sé hablar de cosas de chicas —reconoció él, mirándonos a nosotras para luego mirar a Jay.

Esbozo una sonrisa mientras Jay se encoge de hombros.

—¿Qué tal? —soltó él, con su mirada en nosotras.

Evie y yo nos reímos y le di un ligero empujón a Mal.

—Vamos, diles cómo te sientes —la animé.

—Em, pues... estoy fatal. Estoy fatal —confesó ella, unas lágrimas empezaron a deslizarse por sus mejillas—. Yo... hace seis meses estaba... robando chuches a los niños, y ahora todos quieren que me comporte como una dama de la corte y no tengo ni idea de cómo seguir con el númerito.

—No sigas —declaró Carlos—. Quiero decir, entiendo que las chicas son más juzgadas y presionadas que los chicos, pero podrías haber hablado conmigo de esto. Esta noche me convertiré en duque y comprendo la presión que eso supone. Por suerte para mí, no tengo que manejar mucho estrés de otras personas.

—¿Ves? Era una chorrada —dijo Jay, levantándose.

—A lo mejor no —contestó Evie, haciendo que se sentara de nuevo.

Evie agarró la mano de Mal y sonrió ligeramente.

—Siempre vamos a ser chicos de la Isla. He intentado olvidarlo, de verdad lo he intentado, pero son nuestras raíces. Hicimos lo que tuvimos que hacer para sobrevivir —dijo Evie.

—Pero eso os convirtió en quienes sois —hablé—. Nunca seréis como la gente de por aquí, y está bien.

Evie me cogió de la mano y esbozó una sonrisa.

—Está bien —repitió, asintiendo.

—No podemos fingir —agregó Carlos.

—No —dijo Evie sacudiendo la cabeza.

—Sí. Sobre todo sin mi libro de hechizos —dijo Mal.

—Si a Ben no le gusta tu verdadero yo... no es para ti —le dijo Carlos.

—Y créeme, Mal, a Ben le encanta tu verdadero yo. Habla de ello todo el tiempo. Es bastante irritante —sonreí.

—Me gusta eso —Evie sonrió.

—Dale una oportunidad —continuó Carlos, mirando a Mal.

Sonreí a los cuatro. Su vínculo es tan extraordinario que era algo maravilloso de ver; soy muy afortunada de haberles conocido.

—Voy a hacerle unos cambios a tu vestido. Y si te apetece, sólo si te apetece, te espero, ¿vale? —le dijo Evie a Mal, aún sujetando su mano.

Mal asintió con la cabeza y Jay, Evie y yo nos pusimos de pie, (después de que Evie y yo le diéramos un abrazo) preparándonos para darle algo de espacio. Necesitaba pensar en lo que quería. Colega empezó a refunfuñar y Carlos bajó la mirada hacia él.

—Vamos, chaval —dijo mientras él también se levantaba de la hierba.

Puse mi mano en el hombro de Mal y le sonreí.

—No te estreses, ese es mi trabajo, no el tuyo —bromeé haciéndola sonreír un poco.

Alcancé a Evie y entrelacé mi brazo con el suyo.

—Tu vestido está listo para ser recogido, aunque te lo puedo llevar, si quieres —Evie sonrió contenta.

—Como te sea más cómodo, E, pero corre el rumor de que te superaste con mi "Vestido de Belle" —me reí.

—¿Te lo ha dicho Doug? —preguntó ella sonriendo.

—Por supuesto, cualquier cosa para que él presuma de ti —me reí—. Nos vemos esta noche, E.

Le di un rápido abrazo y alcancé a ver a Carlos, que paseaba con Colega.

—¡Carlos! —lo llamé.

Él se dio la vuelta y me sonrió.

—¿Cosas de chicas? Lo has clavado —dijo Colega, haciéndonos reír.

—¿Tú crees? —preguntó Carlos.

—¡Absolutamente! Quería decirte lo orgullosa que estoy de ti por haberte enfrentado a las chicas y por lo que le dijiste a Mal. Es bueno saber lo que sientes con respecto a lo de esta noche —le dije.

Carlos me rodeó la cintura con su brazo y me atrajo hacia él.

—Sólo estoy preocupado por Mal, es mucha atención para ella.

—Lo sé, me gustaría poder quitarle algo de atención, pero es difícil cuando Ben es el rey y yo soy... bueno, sólo yo —confesé, con la mirada perdida.

Carlos me miró, y puso una mano sobre mi hombro para girarme hacia él y acunar mi cara con sus manos.

—¿Cuántas veces tengo que decírtelo, Bella? Eres absolutamente increíble, no deberías estar tan deprimida por la falta de atención. Tendrás tu momento esta noche cuando estés tan hermosa como siempre con tu vestido. Sin ti, este reino no sería capaz de sobrevivir. Sin ti, Ben no sería capaz de manejarlo todo. Sin ti, yo no sería nada. Significas mucho para mí, cariño. Eres todo mi mundo.

Miré a Carlos a los ojos y la cantidad de amor en sus ojos hizo que se me derritiera el corazón. Me incliné hacia él y lo besé apasionadamente. Carlos era mi mundo. Sabía perfectamente qué decir para hacerme sentir mejor.

—Ew, buscaos una habitación —nos ladró Colega.

Los dos nos separamos y rompimos a reír ante el perro parlante. Me agaché y le acaricié detrás de las orejas.

—Lo siento, Colega —me disculpé.

Me incorporé y me sacudí el polvo de los pantalones antes de darle un beso fugaz en los labios a Carlos.

—Ahora id a prepararos para el cotillón, nos veremos esta noche —esbocé una sonrisa.

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Narra Carlos

Deposité un beso en la nariz de Bella y seguí mi camino para prepararme para esta noche. Una vez que llegué a mi cuarto, me di cuenta de que que mi puerta estaba abierta... eso sólo significaba una cosa. Entré y vi a Chad en el suelo gritándole a su móvil. Tienes que estar de broma.

—¡Chad! —ladré— Este es mi cuarto, Chad. ¿Qué...?

—¡Shhh! —me mandó a callar, señalándome con el dedo.

Aceptó la llamada y se lo llevó a la oreja.

—¿Audrey? —preguntó— Sí. ¡¿Sí?! ¡Sí! ¡Maravillosa noticia!

Se alejó el móvil y se puso de rodillas, girando la cabeza para mirarme.

—Se le ha pinchado una rueda en el bosque de Sherwood y quiere que vaya a ayudarla —me contó.

—Está a seis horas de aquí —señalé.

—¿En serio? ¿Sólo seis? —me preguntó antes de volver a su teléfono—. Iré lo más deprisa que pueda.

Chad besó la pantalla de su móvil y puse los ojos en blanco. Se levantó del suelo y trató de salir de mi cuarto, pero lo detuve.

—Eh-eh —dije, haciéndole retroceder—. Mi impresora, mi corona.

Le quité la corona de la cabeza y así volvió a la realidad.

—Oh. Sí, yo estaba... —se quedó a medias, señalando mi impresora 3D, antes de reírse a carcajadas—. Claro.

Y sin más, salió corriendo de mi cuarto gritando de forma chillona "¡Ya voy, Audrey!".

—Vaya.

Cerré mi puerta y comencé a buscar entre mi ropa. Vale, esta noche es súper especial y tengo que asegurarme de estar lo mejor posible. Ahora, la verdadera pregunta es... ¿dónde está el traje que me hizo Evie?

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