❥10

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Jungkook se despertó a las siete de la mañana de ese mismo día y se sorprendió por un momento al ver a Yoongi durmiendo al otro lado de la cama, con las mantas a sus pies.

Se levantó de la cama y consiguió salir rápidamente de la habitación para volver a la suya, para que Dahyun no se despertara y encontrara su lugar en la cama vacío.

Todo lo sucedido hace unas horas con Yoongi seguía pasando por su mente mientras se tumbaba en la cama y esperaba a que Dahyun se despertara.

Jungkook se dio cuenta entonces de que en realidad era su cumpleaños y que mañana era Navidad. Eso le hizo sentirse mejor sobre toda esta situación.

Dahyun se despertó alrededor de las nueve, y todo el mundo tenía que salir al mediodía. Cuando vio a Yoongi en la recepción, el chico mayor le envió un guiño descarado y lo único que pudo hacer Jungkook fue girar la cabeza.

Había sido la mejor noche que había pasado, sin duda, y las imágenes de la misma aún le rondaban la cabeza.

Cenaron en Nochebuena como de costumbre, y sus hermanos se fueron a la cama emocionados por el día siguiente. Jungkook sabía que probablemente recibiría mucho dinero por Navidad, puesto que ya tenía el coche.

Había acertado, porque a la mañana siguiente encontró un sobre con su nombre bajo el árbol, junto a otra bolsa llena de dulces belgas. No le sorprendió ver en él una nueva tarjeta de crédito. También había un pequeño papel impreso con el número PIN y otros detalles.

Dio las gracias a sus padres y su padre le hizo saber que le darían treinta mil dólares al mes, para que pudiera ahorrar para el futuro. De todos modos, Jungkook lo tenía todo planeado: se compraría una casa en Londres y luego una casa en la playa de la isla de Canvey, donde conseguiría el yate con el que siempre había soñado.

BABY HEAVEN’S IN YOUR EYES

Esa misma tarde empezó a nevar y no dejó de hacerlo dos días después, cuando Hoseok le llamó para avisarle de que iban a salir a comer.

Jungkook se excusó ante sus padres diciéndoles que iba a ir a casa de Dahyun un rato. Se vistió con una camiseta de un tono azul suave, unos vaqueros negros y su chaqueta de cuero de Burberry.

Habían quedado en un restaurante chino del centro comercial y normalmente Jungkook habría detestado ese lugar, pero se había acostumbrado a probar cosas nuevas cuando se juntaba con los chicos.

Todos estaban allí, y Lisa se unió también, con Jisoo, así que pasaron de seis personas a ocho, y Jungkook no tuvo ningún problema con eso porque las dos chicas eran divertidas y estaban enamoradas. Debería haber echado de menos a Dahyun, realmente debería haberlo hecho, pero no lo hizo.

—Entonces, ¿Qué estamos haciendo para año nuevo?—  preguntó NamJoon después de haber pedido su almuerzo.

Jungkook estaba sentado entre NamJoon y Taehyung, justo enfrente de Yoongi, y era la primera vez que probaba la comida china.

—¿Fiesta en tu casa, verdad?—  preguntó Jimin y NamJoon se encogió de hombros.

—Si eso les parece bien, chicos.

—Lo hacemos todos los años, NamJoon.— Yoongi habló y todos parecieron estar de acuerdo con la idea de hacer su fiesta de año nuevo en casa de NamJoon.

Jungkook solía ir a Times Square con su familia en su jet privado para poder ver la caída de la bola. Así que por mucho que prefiriera pasar el último día del año en casa de NamJoon (¿De dónde ha salido eso?), sabía que no había manera de librarse de ir.

—¿Necesitas que traiga algo de hierba?— preguntó Yoongi mientras la camarera le servía agua en su vaso. Ella le hizo una mueca, pero Yoongi no pareció darse cuenta.

—Si puedes, sí. Pero les diremos que cada uno traiga lo suyo.— NamJoon contestó y dio un sorbo a su coca-cola.

—¿Vas a venir Jungkook?—  preguntó Hoseok cuando llegaron y todos empezaron a atiborrarse de comida.

Jungkook levantó la vista de su comida y se encontró debatiendo la respuesta.

—Eh... no. Quiero decir, normalmente me voy con mi familia.

—¿A dónde?— preguntó Jimin y Jungkook supo que Yoongi se burlaría de él en cuanto contestara.

—Eh, a Times Square.

Yoongi resopló. —¿Con qué? ¿Con tu jet privado?— se burló.

—En realidad, sí.

—¿Lo dices en serio?

—¡Deja de reírte!— protestó Jungkook y Yoongi negó con la cabeza, volviendo a su comida.

—Sin embargo, creo que puedo salir de esto.— se encontró añadiendo unos minutos después, y ahora todos le miraban fijamente. —Si me dejan quedarme en casa para el año nuevo puedo hacer la fiesta en mi casa.

De acuerdo ¿Qué?

—¿En serio?— preguntó NamJoon, emocionado.

Jungkook se encogió de hombros y asintió, sabiendo que las posibilidades de que eso ocurriera eran casi nulas.

—Sin embargo, no puedo prometer nada.

—¡Eso sería genial porque tu casa es enorme!— NamJoon continuó con la boca llena. —Y podríamos explotar a todo volumen sin que nadie se moleste.

Jungkook se sintió orgulloso de su ofrecimiento sentía que empezaba a encajar en su nuevo grupo de amigos. Lo cual era al mismo tiempo confuso y emocionante.

Cuando terminaron de comer y dejaron el dinero en la mesa, NamJoon les propuso ir al parque que había junto a su escuela para terminar los dos porros que le quedaban.

A Jungkook le parecía un poco raro que casi siempre que se reunían estuvieran bebiendo, fumando o drogándose. No le molestaba en sí, pero era un cambio drástico pasar de escuchar música clásica y comer migas de pan de salmón a beber alcohol y fumar marihuana.

No estaba seguro de si le gustaba el cambio o no.

Jungkook estaba sentado en uno de los columpios mientras el resto se sentaba en el suelo cubierto de nieve o en el banco junto a los columpios. Jisoo se unió a él en el otro columpio mientras los demás encendían los porros.

—Lo único que hacen es fumar y beber.— dijo Jungkook y Yoongi le lanzó una mirada.

—Es mejor que hacer los deberes y escuchar a Sebastian Mozart.— respondió Yoongi mientras dejaba salir el humo por su boca.

—Primero, no lo es, y segundo, es Sebastian Bach.

—Por supuesto.

Yoongi puso los ojos en blanco y Jungkook quiso quitarle esa mirada de inmediato.

—Deja de mirarme como un idiota.— Jungkook espetó cuando Yoongi no dejó de mirarle con ojos vidriosos.

—No lo hago.

Jungkook acabó guardando silencio durante el resto de su estancia en el parque. Se fueron a las cinco, cuando empezaba a oscurecer y se acercaba la ventisca.

Todo el mundo, excepto Yoongi y él (oh, qué suerte), se dirigía en dirección contraria, así que acabó caminando por la calle con Yoongi a su izquierda.

—¿Ya te vas a casa?— le preguntó Yoongi cuando doblaron la esquina. Jungkook no podía creer que estuviera caminando por la nieve con sus zapatos mientras estaba casi oscuro afuera.

—Supongo que sí. Aunque quizá tenga que coger un taxi, no conozco el camino a casa desde aquí.

Yoongi puso los ojos en blanco.

—Si sigues poniendo los ojos en blanco, te vas a quedar así.

Yoongi volvió a ponerlos en blanco para que Jungkook se enfadara más. Se rió cuando vio al chico más joven resoplar molesto.

—Tengo hambre.— anunció y se detuvo justo delante de un restaurante que tenía un cartel que decía PIZZA en luces naranjas.

—¿Ya?

Jungkook se detuvo también, enterrando sus manos en los bolsillos y Yoongi señaló el cartel.

—Voy a conseguir pizza. Puedes acompañarme si quieres, ya que nunca la has probado.

—Huele raro aquí.— le dijo Jungkook una vez que entraron en la pizzería.

—Huele bien. ¿O es que tus ricas fosas nasales no toleran los olores campesinos?

—Eres tan molesto.

—Eso no es lo que decías cuando tenía tu polla en mi boca.— Yoongi contestó y Jungkook se puso rojo, mirando rápidamente a su alrededor para ver si alguien le había oído. Había una pareja de ancianos en un rincón compartiendo una pizza y un hombre mal vestido justo enfrente de ellos sorbiendo de lo que probablemente era chocolate caliente. Había otro grupo de adultos justo en el centro y dos chicas en el puesto de detrás.

Se sentaron uno frente al otro en un puesto que Yoongi había elegido y Jungkook se preguntó si la comida sería realmente buena, a juzgar por los clientes y los precios.

—Es un poco barato, ¿No?— preguntó mientras ojeaba el menú.

—Ese es el punto.

—No creo que me queden billetes pequeños.— Jungkook habló y Yoongi negó con la cabeza.

—Puedo pagar.

—Como si tuvieras dinero.

—No soy tan pobre como crees, Jungkook.

—Entonces, ¿Qué es bueno aquí?

—Normalmente pido la pizza de pepperoni.— Yoongi contestó y Jungkook miró el nombre del menú.

Antes de pedir, sacó su iPhone del bolsillo y buscó el número de calorías de una pizza de pepperoni entera.

—¿Qué estás haciendo?—  preguntó Yoongi.

—¿Hay ciento ochenta y una calorías en una porción de pizza? ¿Cuántas porciones hay?— preguntó Jungkook sorprendido.

—Ocho... ¿Y a quién le importa?

—Um, ¿A mí? Eso es... casi mil seiscientas calorías.

—No tienes como un desorden alimenticio, ¿Verdad?—  preguntó Yoongi y Jungkook frunció el ceño.

—¿Qué? No.

—Porque pareces muy obsesionado con la comida y crees que estás gordo.

—Yoongi, no tengo ningún trastorno alimenticio.

—Entonces, ¿Por qué te preocupas por estas cosas?

—Por costumbre.— Jungkook respondió y bloqueo su teléfono. —No necesito que mi culo crezca aún más.

Colocó su teléfono sobre la mesa. Los ojos de Yoongi se posaron en él.

—Probablemente lo robaré cuando no estés mirando.— Yoongi dijo con una sonrisa y Jungkook lo habría tomado en serio si no hubiera visto su cara.

El camarero acabó llegando y tomó su orden, (Jungkook pidió exactamente lo mismo que Yoongi), y no pudo evitar fijarse en la forma en que Yoongi miraba fijamente al tipo mientras se alejaba.

—¿Te gusta?— preguntó directamente.

—¿Quién? ¿Ese tipo? Nah. Quiero decir, probablemente me lo follaría si algún día me aburro.

—Oh, ¿Y qué haces para no aburrirte ahora?— preguntó Jungkook burlonamente y Yoongi se inclinó apoyando los codos en la mesa.

—Tú.

Le sorprendió la respuesta de Yoongi. —¿Yo?

Yoongi se encogió de hombros. —Eres interesante.

Jungkook no sabía cómo sentirse al respecto. Nunca le habían llamado interesante y en cierto modo le gustaba.

—Pensaba que era aburrido y rico.— respondió, levantando una ceja.

—Eso era antes de ver tu polla.

—No tienes vergüenza, ¿Verdad?

Yoongi negó con la cabeza y sonrió, apoyándose en el asiento.

—¿Así que sigues con la idea de que el sexo sólo debe practicarse después del matrimonio?

Jungkook asintió.

—Entre un hombre y su mujer, como dice la Biblia.

—¿Dice la biblia algo sobre dejar que el tipo que supuestamente odias te chupe la polla?

—No.— Jungkook habló, sonrojándose y mirando a la mesa.

—Entonces me estás diciendo que nunca has hecho nada más que besarte con tu novia.— Yoongi afirmó.

—¿Estás tratando de hacerme sentir como un perdedor a propósito?

—Sólo estoy preguntando, no es gran cosa.

—Sí, nunca hemos hecho nada más.

—¿Y no quieres más? ¿Nunca sientes la necesidad de hacer más con ella?

—Con ella no.— Jungkook respondió y Yoongi sonrió.

—¿Entonces estás diciendo que harías más conmigo?

—No estoy diciendo nada. Deja de poner palabras en mi boca.

—Prefiero poner algo más en tu boca.— Yoongi contestó y Jungkook sintió que un escalofrío le recorría la espalda porque wow. Él realmente entendió la referencia, felicitaciones para él.

—¡Deja de hacer que todo suene sucio!— le dijo a Yoongi.

—Me refería la pizza, pervertido.— Yoongi sonrió y señaló las pizzas que traía el camarero.

—No, no lo hacias.

—Tienes razón.

Jungkook empezó a mirar la cosa gigante y redonda que tenía delante.

—Vamos, no muerde.— Yoongi le dijo.

—Es grasoso y huele raro.

—Huele bien.

Jungkook observó cómo Yoongi tomaba una rebanada triangular en su mano y luego mordía la punta de la misma.

—¿Entonces comes esto con las manos? ¿Igual que las hamburguesas?— preguntó Jungkook, colocando una servilleta en su regazo para no manchar sus vaqueros.

—Las cosas que se pueden comer con las manos son las mejores.— Yoongi respondió. —Incluyendo la polla.

Jungkook le habría dicho que se dejara de insinuaciones, pero en realidad se rió de ello.

—Vamos, pruébalo.

Jungkook abrió la boca y dio un mordisco a la rebanada.

—La verdad es que está bueno.— admitió.

Acabó comiéndoselo todo en veinte minutos y se sintió un poco avergonzado después de que Yoongi le hubiera presenciado hacerlo.

—Estoy muy lleno.— dijo y se acarició la barriga que ahora se notaba a través del polo. —No pensarás ahora que soy una especie de cerdo gordo, ¿verdad?

—¿Desde cuándo te importa lo que pienso de ti?— preguntó Yoongi mientras se bebía el resto de su coca-cola.

Jungkook no le contestó, sino que se aflojó el cinturón y suspiró satisfecho. Sin duda era una de las mejores cosas que había comido, aunque no se lo admitiera a Yoongi.

Pagaron la comida y, tras recuperar el cambio, volvieron a salir para ver que fuera estaba completamente oscuro y nevaba con fuerza. Jungkook podía ver la nieve cayendo a la luz de las farolas y estaba realmente hipnotizado por ella.

Yoongi se había puesto la chaqueta naranja que llevaba encima y Jungkook se quejaba de que se le congelaban las orejas.

Se detuvieron en una tienda de ropa que parecía barata, pero decidido callar porque necesitaba algo con lo que cubrirse las orejas.

Vió una especie de orejeras y un gorro que Yoongi llamó "beanie". Jungkook optó por el gorro, ya que le cubría todo el pelo.

—Parezco un vagabundo.— dijo Jungkook cuando se lo puso en el espejo.

—No es así, tengo como cinco de estos.

—Ese es exactamente mi punto.

Pagaron y salieron, giraron a la izquierda de la tienda y Jungkook reconoció la calle de pequeñas casas como la de Yoongi.

—Debería llamar a un taxi ahora.— dijo cuando Yoongi se detuvo finalmente frente a su casa. Era de ladrillo y Jungkook pudo ver una ventana en el piso de arriba y otra en el de abajo. Parecía pequeña y estrecha.

—Puedes pasar, si quieres.

—¿No está tu madre en casa?

Yoongi negó con la cabeza. —Tiene un turno de noche.

—Sólo son las siete.

—Ella no está aquí, Jungkook.

—No me violaras ni nada por el estilo si entro en tu casa, ¿verdad?— preguntó mientras Yoongi abría la puerta principal.

—Ese es exactamente mi plan.— Yoongi dijo sarcásticamente y abrió la puerta, entrando.

Jungkook cerró la puerta tras de sí y miró a su alrededor. Había dos puertas en la planta baja, una que daba a una pequeña sala de estar y otra que llevaba a una cocina más pequeña. Había unas escaleras justo al lado de la puerta, que probablemente llevaban a los dormitorios.

—Voy a cambiarme.— Yoongi le dijo y Jungkook le siguió arriba, sin pedir realmente permiso.

Había un baño justo al lado de las escaleras y un dormitorio con una cama doble al lado. Yoongi entró en la otra habitación de enfrente.

—Tienes una casa pequeña— afirmó Jungkook.

—Lo sé.

La habitación de Yoongi era definitivamente más pequeña que la de Jungkook. Tenía una cama sencilla de tamaño queen en la esquina junto a la ventana, un escritorio con un antiguo ordenador justo enfrente y un armario de madera en la esquina junto a la puerta. La habitación estaba desordenada; había ropa por todas partes. En la cama, en el escritorio, en la silla y en el suelo. Olía extrañamente a colonia y a Yoongi, lo cual, teniendo en cuenta su aspecto, era realmente bueno.

—¿Es ese el cesto de la ropa sucia?— preguntó Jungkook y señaló el cesto de plástico blanco que había junto al armario.

—Sí.

Así que mientras Yoongi buscaba algo de ropa para ponerse, Jungkook se encontró recogiendo cada prenda que no estaba en su sitio y tirándola al cesto.

—¿De verdad estás limpiando mi habitación?— preguntó Yoongi y se quitó los vaqueros.

—No soporto el desorden.— contestó Jungkook.

Yoongi se vistió con un pantalón de chándal y una camiseta blanca.

—¿Quieres hacer mi cama también? ¿O no estás familiarizado con eso ya que tus criadas lo hacen por ti?—  preguntó Yoongi.

—Eh... puedo hacerlo.

Yoongi resopló, sin creerle realmente.

—¿Puedo poner mi chaqueta en tu silla?— Jungkook preguntó y se quitó el gorro y la chaqueta

—Claro.

Yoongi se estaba riendo de él, lo sabía.

—No hay razón para reírse de alguien que intenta ser educado.— Jungkook le dijo y dio los dos pasos necesarios desde el escritorio hasta la cama.

Acomodó bien las sábanas hasta que quedaron lisas y sin arrugas, antes de inclinarse sobre la cama para ajustar la manta. Estaba a punto de volver a ponerse en pie correctamente cuando sintió que Yoongi presionaba su entrepierna contra la parte baja de su espalda.

Respiró hondo y finalmente se puso de pie. Era difícil mantener una postura indiferente cuando Yoongi respiraba en su cuello y sus enormes manos se aferraban a sus caderas.

—Me encantaría inclinarte sobre el escritorio y follarte.— Yoongi le dijo y le dio la vuelta. —Pero prefiero tenerte de rodillas ahora mismo.

Jungkook se quedó con la boca abierta y sus mejillas se calentaron. Odiaba el hecho de que Yoongi siempre le hiciera sonrojar.

—Pero no sé cómo... hacerlo.

—Yo te voy a enseñar.— Yoongi le aseguró y se apoyó en el escritorio.

Jungkook respiró hondo y se dejó caer de rodillas justo delante del chico mayor, mirándole.

—Quítame los pantalones.— Yoongi le ordenó y Jungkook lo hizo, antes de hacer exactamente lo mismo con los calzoncillos. Se mordió el labio cuando la grande polla de Yoongi casi le golpeó en la cara.

—¿Te gusta eso? ¿Te gusta mi gran polla tan dura para ti?—  preguntó Yoongi y Jungkook sintió que se le encogía el estómago ante las sucias palabras que salían de su boca.

Colocó su mano izquierda en el muslo de Yoongi y utilizó la otra para envolver su polla.

Una de las manos de Yoongi bajó sobre Jungkook y guió lentamente sus manos hacia arriba y hacia abajo, mostrando a Jungkook cómo hacerlo.

—Llévame a tu boca y cubre el resto con tu mano.

Jungkook obedeció y se sorprendió de lo suave que se sentía la polla de Yoongi contra sus labios y luego dentro de su boca.

—Joder.— Yoongi exhaló y miró al techo por un momento.

Jungkook cerró los ojos y pronto encontró un ritmo parejo entre su boca y su mano. Yoongi era pesado y grueso en su boca, y Jungkook se aseguró de chupar la punta roja, igual que Yoongi había hecho con él.

La mano de Yoongi se enredó en el suave cabello de Jungkook y comenzó a guiarlo. Luego sostuvo la cabeza de Jungkook mientras se levantaba bien y empezaba a follarle la boca.

—Mírame mientras me chupas.

La voz de Yoongi era ronca y él no podía hacer otra cosa que escucharle. Miró a Yoongi con los ojos vidriosos mientras seguía chupando.

—Mierda, tómame lo más profundo que puedas.

Jungkook abrió la boca todo lo que pudo y tomó la polla de Yoongi hasta que sintió que la punta rozaba su reflejo nauseoso.

—Buen chico.— Yoongi lo elogió y Jungkook se inclinó hacia su toque, orgulloso de sí mismo por haber complacido a Yoongi.

Ahuecó sus bolas y dejó que el chico mayor le follara la boca hasta que se atragantó literalmente.

—¿Estas bien?— preguntó Yoongi y levantó la barbilla de Jungkook para mirarlo fijamente. Jungkook asintió y volvió a rodear con los dedos el pene de Yoongi, decidido a hacer que se corriera.

—Voy a... tienes que parar.

—No quiero.— Jungkook respondió y miró a Yoongi mientras lo masturbaba.

—No creo que quieras que me corra en tu boca.

—¿Por qué no?

—Porque no serás capaz de tragarlo todo y deberías investigar un poco sobre el número de calorías.

Jungkook se lamió los labios y asintió, preguntando a Yoongi si podía correrse en su cara. Yoongi se sorprendió ante la proposición, pero lo hizo de todos modos. Se corrió en toda la cara de Jungkook, en sus mejillas, en su frente, en todas partes.

Cuando Yoongi le quitó el semen de los ojos, éste los abrió, parpadeando hacia Yoongi.

Yoongi maldijo, porque la visión de Jungkook con semen por toda la cara y los labios rojos y carnosos era absolutamente increíble.

—¿Estuvo bien?

—Sí.— Yoongi dijo y, en cuanto Jungkook se levantó, deslizó su mano derecha dentro de los pantalones de Jungkook.

Lo masturbó rápidamente e hizo que Jungkook se corriera en un par de minutos.

—Parece que rezar no es lo único que haces de rodillas.—  observó Yoongi mientras se limpiaba la mano con un pañuelo, y Jungkook se mordió el labio.

—Probablemente deberías llamar a un taxi.— dijo Yoongi después de un rato.

Jungkook asintió y buscó el número en su lista de contactos. Llamó a la empresa y se puso rápidamente la chaqueta después de colgar.

Yoongi le acompañó hasta la puerta principal para cerrarla después de que Jungkook saliera, y le recordó que debía preguntar a sus padres por la fiesta de año nuevo.

Jungkook llegó a casa a las nueve y les dijo a sus padres que no se había quedado a dormir en casa de Dahyun porque había olvidado sus cosas. Ellos lo creyeron, por supuesto.

Les habló de la fiesta al día siguiente, cuando estaban en la mesa del desayuno y su padre había abierto la discusión para comunicarles que se irían al día siguiente.

—Eh, ¿Puedo preguntarle algo padre?— preguntó Jungkook mientras cogía su magdalena.

—Claro, ¿Qué es?

—Um... me preguntaba si podría quedarme en casa este año para el año nuevo. Escúchame, por favor. Tengo que hacer un trabajo extra de álgebra y Taehyung está organizando una fiesta para el año nuevo. Y me ha ido bien en la escuela, sin mencionar que ya tengo dieciocho años.

Su padre lo miró y Jungkook contuvo la respiración para conocer el veredicto. No estaba seguro de cómo reaccionaría su familia.

—¿Qué piensas de esto, cariño?— su padre le preguntó a su madre.

—Creo que tiene razón. Quiero decir, le ha ido bien en la escuela y ya es un adulto, puede cuidar de sí mismo y de sus amigos.

—Está bien. Puedes quedarte en casa, pero si veo algún cambio en tu comportamiento o en la escuela, te confisco el coche.— su padre se despidió y Jungkook sonrió.

Jungkook sonrió aliviado y terminó su desayuno rápidamente para poder subir corriendo a su teléfono.

Abrió WhatsApp (NamJoon se lo instaló para que pudieran hacer un grupo) y escribió en él un mensaje para los otros siete miembros.

Puedo hacer la fiesta
en mi casa el miércoles :)

👤Jimin: ¡FUCK YEAH!

👤Hobi: ¿Cómo es eso?

Les dije que iba
a ir a casa de Taehyung

👤Taehyung: :))

👤Nam: ¿A quién puedo invitar?

A todos los que hubieran
venido a tu casa.

👤Nam: ¿Nadie de tu escuela?

Jungkook se mordió el labio y decidió que no quería que nadie lo delatara.

Solo Taehyung, Hoseok,
Jisoo y Lisa.

👤Lisa: <3

👤Jisoo: ¡¡¡yay!!! :D

👤Nam: ¡Entonces les enviaré un mensaje a todos! Gracias amigo.

NamJoon puso una emoji de beso y Jungkook se rió, antes de mirar su teléfono y acercarse al escritorio. Tenía que hacer un trabajo extra.

Mientras resolvía ecuaciones no pudo evitar sonreír ante la idea de que estaba organizando una fiesta. Por fin se sentía como un adolescente normal que se divertía y tenía amigos a los que realmente les gustaba por lo que era y no por su dinero.

Le encantaba.

10/10

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro