Capítulo 10

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Los molestos y radiantes rayos de sol descansaron sobre su rostro dormido, Jimin dejó salir un suave gruñido mientras se obligaba a abrir los ojos, frotándoselos con una mano de forma perezosa.

Su garganta se encontraba completamente seca, se sentía como si no hubiera bebido agua o cualquier otro líquido durante una semana entera, completamente deshidratado. La peor parte era ese dolor punzante alrededor de su cabeza, era como si alguien lo hubiese golpeado brutalmente con un martillo incontables veces hasta hacerlo desmayar.

Vaya, finalmente había conocido el significado de la palabra "resaca".

Cuando su visión finalmente se acostumbró a la luz diurna, una ráfaga de recuerdos vergonzosos llegaron a él, siendo uno el que logró sobresalir del resto: no se encontraba en su habitación, sino en el departamento de su profesor.

—¿En qué diablos estabas pensando, Park Jimin? —se maldijo en voz baja mientras se frotaba el rostro en señal de frustración. La lista de cosas vergonzosas que dijo, pensó e hizo durante la madrugada definitivamente lo perseguiría durante toda su vida.

Su plan era el siguiente: levantarse de ese colchón inflable, buscar su ropa e irse caminando hasta su casa sin hacer escándalo. Plan que fue completamente arruinado cuando escuchó el sonido de unos pasos aproximarse hacia la planta baja.

—Oh, veo que ya despertó —la voz algo ronca de su profesor le indicó que probablemente él también acababa de levantarse—. ¿Durmió bien?

Jimin quedó sin aliento al ver a su profesor vestido con una camiseta de seda y un par de pantalones de pijama; no pudo evitar notar cómo la prenda superior se ajustaba perfectamente a su cuerpo, dejando ver la silueta de un torso musculoso que no llegaba a lo exagerado, siendo simplemente... perfecto.

Se sonrojó, tragando saliva con un poco de dificultad, sintiéndose repentinamente culpable y extraño por estar observándolo de esa manera, pero no pudo evitarlo.

—Dormí bien, gracias —respondió apenas, formando una tímida sonrisa.

Min le devolvió el gesto, aproximándose cada vez más a él. Una vez que estuvieron frente a frente, el menor pudo percatarse de el vaso de agua y la caja de aspirinas que sostenía su profesor.

—Tome, probablemente su cabeza esté doliendo horrores —extendió la medicina junto al vaso lleno de agua fresca, Jimin lo tomó gustoso—. Traeré su ropa para que pueda cambiarse, y por si se lo preguntaba, son apenas las nueve de la mañana.

El rubio solo pudo murmurar un tierno "gracias" mientras que el mayor se alejaba, probablemente en busca de su ropa. Entretanto, Jimin sacó una aspirina de su empaque para tomársela rápidamente, vaciando el contenido del vaso de un solo sorbo. Cielos, el agua jamás había sido tan deliciosa.

—Aquí tiene, completamente limpia —dijo el mayor con una sonrisa mientras le entregaba la ropa al más joven.

—Gracias.

—También iré a cambiarme, una vez ambos estemos listos lo dejaré en casa.

La sonrisa de Jimin se desvaneció casi en un santiamén cuando recordó algo que hubiera preferido mantener en el olvido.

Sus malditos padres.


[...]


Luego de una media hora aproximadamente, Min finalmente los había encaminado hasta su coche. Durante el trayecto ninguno dijo alguna palabra, ambos estando completamente perdidos en sus respectivos pensamientos.

Y afortunadamente para Jimin el dolor de cabeza había disminuido gradualmente, al estar sobrio pudo percatarse de algunos detalles que anteriormente había pasado por alto, por ejemplo, que el aroma dentro del carro de su profesor era delicioso, siendo este de tipo fresco, uno que no sabría explicar correctamente con palabras.

—Póngase el cinturón —recordó Min mientras lo hacía, Jimin le imitó—. Soy malo siguiendo indicaciones, así que le sugiero ingresar su dirección en el GPS.

Suspirando, Jimin lo hizo. No pudo evitar sentirse un poco tonto al darse cuenta de que estaba temblando, sus dedos parecían querer evitar a toda costa ingresar sus datos de domicilio. Unos pensamientos para nada agradables le atormentaron en esos dos minutos que estuvo tratando de ingresar correctamente su dirección, pensamientos donde su padre completamente furioso le esperaba en la entrada principal eran los protagonistas.

Min no pasó por alto el nerviosismo del menor y sería una completa mentira si dijera que no le causaba cierta curiosidad, Park en ese momento prácticamente parecía un chihuahua, temblando notablemente como si algo le aterrara. No quería que el rubio siguiera así de ansioso, por lo que optó por hacer algo para tratar de aminorar lo que sea que le estuviera haciendo sentir así.

—¿Le parece si escuchamos algo de música? —propuso con una sonrisa, no esperando una respuesta en realidad.

Los altavoces del vehículo comenzaron a reproducir una canción que Jimin no conocía.

—Mother Mother —exclamó repentinamente el mayor, como si hubiera leído los pensamientos de Jimin—. Es una banda que me gusta mucho.

—Jamás había oído de ella —se sinceró con una tímida sonrisa—. Pero suena como... ¿rock? No sabía que usted escuchara ese tipo de género, profesor.

Min dejó salir una carcajada ante la incredulidad de su alumno.

—No creerá que solo escucho Beethoven y ese tipo de música, ¿verdad? —el que calla otorga—. Cielos, ¿tan aburrido luzco?

Ambos se miraron fijamente, estallando en risas estruendosas poco después.

—Lo admito, sí lo escucho —dijo entre risas—. Pero no es precisamente algo que haga siempre, solo cuando necesito inspiración.

—¿Inspiración? —Jimin enarcó una ceja—. ¿Por qué ust-?

—Oh, esa canción me encanta —prácticamente había ignorado olímpicamente al menor.

Jimin observó en silencio cómo los dedos de su profesor se dirigían hacia el botón del volumen, subiéndole a los altavoces pero sin llegar a ser molesto. A diferencia de la canción anterior, esta parecía tener un ritmo más tranquilo.

You and me we're not the same —el menor abrió los ojos en demasía cuando su profesor comenzó a cantar—. I am a sinner, you are a saint.

Min canturreó la última frase mientras lo observaba directamente a los ojos, Jimin se removió en su asiento, sintiéndose repentinamente intimidado. Solo un poco.

—Lo lamento, ¿tan mal sueno? No soy cantante pero-

—¿Eh? Oh, ¡no! ¡Claro que no! —respondió con nerviosismo mal disimulado—. Yo solo estaba prestándole atención a la letra, usted suena... muy bien.

Min sonrió de forma jovial ante el halago.

—Gracias, usted es el primero en tener un concierto privado, felicidades —el rubio se sonrojó ante eso—. Si gusta puede buscar su traducción después, la canción se llama "Problems", se la recomiendo.

Jimin no era una persona que se caracterizara por tener buena memoria, pero definitivamente podría recordar cualquier recomendación de su profesor así transcurrieran cien años.

De un momento a otro solo se podía escuchar la música de fondo, Jimin no era muy bueno en inglés, pero podía comprender algunas de las frases usando su nivel un tanto básico. No iba a negarlo, su profesor tenía un gusto musical muy bueno e inesperado.

—Llegamos.

Su burbuja de ensoñación se vio pinchada ante esas palabras, con el corazón acelerado miró por la ventana. Era oficial, su casa se encontraba frente a sus narices.

¿Cómo reaccionaría su padre al verlo? ¿Estaría furioso como en sus pensamientos? ¿Le gritaría como suele hacerlo, o sería peor? La sola idea le hizo querer vomitar, sin darse cuenta que había comenzado a hiperventilar.

Se sobresaltó al sentir una cálida mano envolver la suya.

—Park, todo estará bien —Min susurró de forma suave—. No está solo, déjeme acompañarlo.

¿Cómo iba a negarse si se lo pedía de esa forma?

Ambos salieron del coche, al contrario del profesor, Jimin parecía que estaba a punto de desmayarse por la presión de enfrentar a su padre y peor aún temía que este le hiciera algún desaire a Min, por lo que le sugirió que lo esperara justo detrás del carro de su padre para que este no lo viera.

Respirando profundamente, Jimin tocó el timbre. La puerta fue abierta a los pocos segundos, dejando a la vista la figura del señor Park.

—Parece que alguien finalmente recordó que tiene casa —exclamó con una neutralidad que lejos de tranquilizarlo, solo lo alarmó—. Creo haberte dicho explícitamente que regresaras antes de media noche.

Jimin tragó saliva, controlando sus impulsos de tirarse a llorar.

—Y-yo b-bueno, nos tardamos más de lo q-que hubiéramos q-querido —las excusas no salían de sus labios, sintió algunas gotas de sudor frío escurrir por su frente.

Ahogó un jadeo cuando fue elevado de forma brusca por el cuello de su camisa, su padre había tirado de esta para quedar a solo unos centímetros de distancia.

—¿Te crees que soy imbécil? —dijo, ahora sonando furioso—. ¿Con quién estabas realmente, eh? ¿De maricón con tu estúpido "amiguito"?

—¡N-no! ¡E-estaba en la escuela!

—¡Deja de mentirme en mi cara!

Jimin cerró los ojos al ver un puño elevarse hacia su dirección esperando lo peor. Pero el golpe no llegó.

—Señor Park, por favor.

No sabe en qué momento el profesor Min se interpuso entre ambos, sosteniendo con una mano el brazo de su padre, evitando así el golpe.

—¡¿Usted quién carajos es?! ¡¿Qué mierda se cree que es usted para-?!

—Soy el profesor de Cálculo de su hijo, señor Park —a diferencia del padre de Jimin, Min se mostraba completamente tranquilo, pasando por alto los insultos—. Yo traje a su hijo, me pareció-

—¿Así que ahora también te revuelcas con tus profesores? —bramó furioso, queriendo abalanzarse contra su hijo, siendo detenido por Min.

—Señor Park, tranquilícese —suspirando, Min hizo que el susodicho retrocediera—. Por favor, no nos ofenda ni a mí ni a su propio hijo, ambos seríamos incapaces de mantener una relación que no fuese estrictamente "alumno-maestro".

Sonriendo con ironía, el señor Park cruzó sus brazos.

—Entonces ¿cómo explica que alguien mayor haya traído al descarrilado de mi hijo después de una noche de no saber nada de él, eh?

—Por favor evite los adjetivos que puedan ser hirientes —frunciendo el entrecejo, continuó: —. Su hijo y la señorita Shin Ryujin estaban en el Instituto trabajando en un proyecto de mi materia y les llevó más tiempo de lo esperado, tanto, que terminaron durmiéndose en una de las salas de estudio.

A pesar de no estar cien por ciento convencido, el señor Park guardó silencio, dejando que el supuesto profesor de su hijo terminara de contar su historia.

—Hoy tuve que ir al Instituto por un asunto que me encargó el director, ahí me encontré con ambos jóvenes quienes me comentaron la situación y no pude evitar sentirme un poco responsable —Jimin parecía estar en shock, ¿cuándo tuvo tiempo de inventarse tremenda historia?—. Por lo que decidí, como compensación, llevar a cada uno a sus respectivas casas. Justo venimos de dejar a la señorita Shin en la suya.

—¿Eso es cierto, Jimin? —dijo mientras entrecerraba los ojos, observando cautelosamente a su hijo.

—S-sí, lo es.

El señor Park alternó la mirada entre el supuesto profesor y su hijo, en ambos buscando el atisbo de algo que le pudiera indicar que estaban mintiendo, pero ambos lucían descaradamente tranquilos, así que decidió que lo dejaría pasar. Solo esta vez.

—Entra, ahora —el menor acató la orden casi de forma instantánea, no sin antes despedirse de forma rápida pero educada de su profesor—. Gracias por traerlo.

—No fue problema.


[...]


La mañana del lunes llegó de forma espontánea, Jimin se sentía particularmente ansioso y extraño, más extraño de lo normal.

Cuando entró a su respectivo salón se sorprendió de ver a Taehyung esperándolo con una expresión de pocos amigos mientras que Ryujin lucía preocupada.

—Tú —señaló de forma acusadora el castaño, acercándose con pasos pesados hacia Jimin—. Tú maldito hijo de-

El rubio jadeó cuando fue envuelto en un cálido abrazo, Taehyung lo apretaba con fuerza contra su cuerpo, escondiendo su rostro entre los rizos de su amigo.

—¡En tu vida vuelvas a hacerme eso! ¿Oíste? —berreó, sosteniendo con más firmeza el cuerpo contrario—. No sabes el infierno que pasé, ¡eres un idiota, Park Jimin!

—Perdóname Tae —solo pudo disculparse, sintiéndose completamente culpable—. Ocurrieron muchas cosas y yo solo...

—Por Dios, cállate —le interrumpió, deshaciendo lentamente su abrazo—. Estoy tan feliz de que estés bien, pero necesito una explicación. Ahora.

—No la hay, simplemente me sentí mal y le llamé a —se interrumpió a sí mismo, no podía decirle a Taehyung que prefirió pedirle ayuda a su profesor antes que a él.

—¿A quién?

—A mi... madre.

—¿Tu madre? —enarcó una ceja, claramente confundido—. Pero a ella tampoco-

—Llegamos a un acuerdo —si existía el récord Guinness de la mayor cantidad de mentiras malas, Jimin lo tenía—. Solo puedo decirte eso, olvidemos el tema, ¿sí?

Taehyung decidió no entrometerse más, si Jimin no quería contarle será por algo. Lo importante era que estaba bien.

Ambos tomaron asiento en sus respectivos lugares, Jimin se disculpó con Ryujin por haberla usado de excusa a lo que ella solamente respondió con un: "no pasa nada, pero me debes un ramen".

Las clases siguieron su curso natural, pero Jimin solo tenía una en mente: la clase del profesor Min, sintiéndose cada vez más ansioso, cruzando la línea de desesperación solo para volverlo a ver.

No a él, sino a su clase.

¿O sí a él?

Como si sus plegarias hubieran sido escuchadas, la puerta fue abierta y los chillidos de felicidad de sus compañeros solo pudieron comprobarle que finalmente había llegado su (ahora) hora clase favorita.

—Hoy lucen muy animados —sí, esa era la voz que había deseado escuchar—. Lamento tener que romper sus ilusiones, saquen sus libretas, hoy haremos una actividad.

Si hubiera sido cualquier otro profesor quien hubiese recitado esas palabras, Jimin apostaba que todos harían expresiones de insatisfacción. Sin embargo, al tratarse de Min, todos obedecieron sin rechistar.

El profesor comenzó a anotar los problemas que la clase debía resolver, afortunadamente para Jimin, no parecían ser tan complicados.

Aún así, no todo estaba bien. Jimin no supo en qué momento toda esa felicidad que sintió al verlo se convirtió en una molestia. Quizás porque desde que Min llegó, no lo había volteado a ver ni una sola vez. Ni siquiera al decir "presente" cuando tomó lista.

En cambio, toda su atención parecía estar concentrada en una sola persona.

Kim Jennie.

La chica ya había terminado con la actividad desde hace un rato, sin embargo, su profesor parecía pensar que verla de soslayo era más entretenido que revisar las actividades acumuladas sobre su escritorio.

No sabía qué era sensación, pero algo dentro de sí lo hizo sentirse algo...

—¿Minnie? ¿Estás bien? —susurró Taehyung, quien se había percatado de cómo el rubio partió en dos su lápiz.

Suspiró al ver a Min reírse de algo que un estudiante había dicho.

—Perfectamente bien.

***

¿Pueden creer que este capítulo en borradores fue tan largo que lo tuve que dividir en dos partes?

Gracias por seguir leyendo. 🫶🏻

—Cherry. 🍒

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