Capítulo 12

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La habitación se encontraba envuelta en la oscuridad total, las manos de Jimin sudaban al mismo tiempo que sus piernas parecían temblar cada vez más. No recuerda cuándo fue la última vez que estuvo así de ansioso, pero justo ahora estaba a punto de sufrir una especie de paro cardiaco.

Estaba en un lugar desconocido, su cerebro fallaba al intentar hacer memoria de cómo demonios había llegado hasta ahí. Recordaba haber ido a casa y, después de eso, cayó inconsciente. Lamentaba no contar con mayor información que esa.

Y mientras trataba de hacer memoria, el sonido de unas pisadas detrás de él le hicieron estremecerse, sus sentidos se agudizaron, podía sentir al extraño aproximarse hacia su persona cada vez más.

Jimin dio un pequeño brinco cuando unas manos se posicionaron sobre sus hombros, el extraño los acariciaba con parsimonia, haciéndole una especie de masaje. Inconscientemente cerró los ojos, dejándose llevar por el tacto ajeno, sus labios se entreabrieron para dejar salir un jadeo gustoso.

De pronto, las caricias se detuvieron.

A Jimin le costó unos segundos sobreponerse a la falta de tacto y cuando abrió los ojos estos se sorprendieron del panorama mostrado:

El profesor Min estaba sentado frente a él, juzgándole con esa mirada grisácea que era tan profunda como el mar.

¿Cómo llegó ahí? ¿Por qué estaba él ahí? No lo sabía, tampoco le importaba, no mientras pudiera seguir cautivándose con el brillo de esos ojos.

Un escalofrío recorrió su espina dorsal cuando observó a Min levantarse lentamente de su lugar para acercarse a él. Lo vio inclinarse, sus rostros quedando a la par.

—¿Confía en mí? —le preguntó, acariciando la mejilla del más joven con suavidad.

—Lo hago... —respondió como pudo, encontrándose un tanto anonadado por las caricias en sus mejillas.

—Quizás no debería.

La pálida mano de su profesor descendió de sus mejillas sonrojadas hasta su cuello, envolviéndolo con cautela sin dejar de ser firme.

—Usted, ciertamente, no debería.

Ahogó un grito al sentir cómo el agarre de su profesor se cerraba con fuerza sobre su cuello.

Estaba asfixiándolo.

Tembloroso, dirigió sus manos hacia el agarre del mayor pero sin hacer mucho esfuerzo para apartarlo. En cambio, envolvió sus dedos sobre el férreo agarre.

Y mientras sus pulmones ardían por la falta de oxígeno, las comisuras de los labios del profesor Min se curvearon en una extraña sonrisa...

Jimin despertó exaltado, su corazón latía acelerado por el sueño que acababa de tener. La mezcla de emociones era indescriptible, jamás había tenido un sueño que fuera así de realista.

Su piel se encontraba cubierta por una capa fina de sudor, así mismo, su cuerpo se encontraba temblando. Las sensaciones habían sido demasiado realistas, aún podía sentir los dedos de Min asfixiándole mientras sonreía de forma casi macabra, siendo esa última imagen la más nítida.

Respiró profundamente, dejando salir el alivio de haber despertado en su habitación. Por supuesto que solo había sido una pesadilla, un producto de lo que había vivido durante el día. Debió saberlo desde el momento en el que Min le dijo que "no debía confiar en él".

Sí, definitivamente solo había sido una broma de mal gusto por parte de su subconsciente.

Suspirando, Jimin se levantó de la cama para dirigirse hacia la ventana, necesitaba que el aire fresco le calmaran los nervios.

Con cautela, se sentó sobre el alféizar y contempló la luna llena, probablemente era poco más de la media noche. Dio un respingo cuando el celular comenzó a vibrar sobre su mesita de noche, desde la lejanía pudo alcanzar a vislumbrar la notificación de un mensaje. Supuso que probablemente sería de Taehyung, pues su amigo solía desvelarse seguido.

Después de casi veinte minutos contemplando la vida nocturna, Jimin se dirigió hacia su cama para tratar de conciliar el sueño, no sin antes tomar el celular para ver el mensaje de Taehyung.

Vaya sorpresa fue el descubrir que el remitente no era su mejor amigo.

Profesor Min:

Lamento escribirle tan tarde.

Probablemente esté durmiendo, ¿no es así?
Quería decirle que, si para usted no es problema,
mañana después de clases nos viéramos.
Necesitamos hablar, supongo que lo sabe.
Puede ser donde quiera, por eso no se preocupe.

Lo importante es que usted se sienta cómodo.


[...]


No sabe en qué estaba pensando cuando sugirió que se vieran en el departamento del mayor.

Aunque lo más extraño para Jimin fue que Min aceptara con toda la tranquilidad del mundo, como si aquella propuesta fuese más común de lo que debería ser.

Y es que, a pesar de que el profesor le dijo claramente que podían hablar donde el menor quisiera, era un poco raro que aceptara la idea de hacerlo en su espacio íntimo; quizás lo tomó con naturalidad porque no era la primera vez que Jimin iría a su vivienda, no lo sabe.

Pero ya que no se podía hacer nada para cancelarlo (debido a que Jimin ya se encontraba tocando el timbre de la puerta), debía tratar de no meter la pata y de no decir o hacer cualquier cosa que pudiese provocar que terminara echado a patadas del departamento.

Escuchó algunos movimientos detrás de la puerta para posteriormente ser abierta, dejando a la vista la silueta de su profesor, el cual ya lo estaba esperando con una sonrisa.

—B-buenas tardes, profesor —se golpeó en la frente mentalmente, odiaba tartamudear frente al mayor.

—Buenas tardes, Park —respondió con ese tono de voz tan cortés que lo caracterizaba—. Adelante, pase, ya sabe dónde se encuentra la sala.

El profesor se hizo a un lado, brindándole el espacio suficiente para pasar. Jimin dio un vistazo rápido al lugar, este seguía exactamente igual a como lo recordaba.

—Tome asiento, por favor —escuchó al profesor hablar a sus espaldas después de cerrar la puerta—. ¿Gusta algo de tomar?

—N-no, estoy bien... gracias —con cautela, tomó asiento en el acolchando sillón, poco después su profesor hizo lo mismo, quedando ambos frente a frente.

—Quisiera disculparme nuevamente con usted por haberle enviado mensaje tan tarde, espero no haberlo molestado.

—Eso... no se preocupe, ya estaba despierto cuando lo leí.

Después de haber dicho eso, se mordió la lengua.

—¿Qué hacía despierto tan tarde? —Min enarcó una ceja—. ¿Sufre de insomnio?

Sus mejillas se sonrojaron, no podía confesarle la verdadera razón.

—Sí —dijo con nerviosismo, tratando de disimularlo con una tímida sonrisa—. A veces es difícil conciliar el sueño y cuando me doy cuenta, ya amaneció. 

Min asintió a sus palabras.

—Comprendo, me ha pasado, mucho más de lo que quisiera —dijo con una sonrisa—. Cuando eso sucede, simplemente trato de pasar el tiempo adelantando parte de mi trabajo o haciendo otras cosas.

—Ya veo.

Min no respondió, Jimin trataba de aliviar su nerviosismo jugueteando con sus dedos, pero la tarea era difícil cuando se encontraba bajo la atenta mirada del mayor, quien parecía estar completamente entretenido al simplemente observarlo.

—Park... —el aludido dio un pequeño brinco en su lugar, la voz de su profesor se había escuchado de forma tan repentina que logró sobresaltarlo un poco—. La razón por haberlo citado es porque he estado pensando, desde aquella vez que usted vino a mí para hablar conmigo, no hemos mencionado nada al respecto.

¿Aquella vez? Oh, cuando lo estuvo siguiendo durante todo el día para finalmente "pedirle ayuda".

—Supongo que lo recuerda.

—Sí, lo hago —confesó con un ligero sonrojo—. Fui con usted para... pedirle ayuda.

—Así es, sin embargo, usted no me ha dicho exactamente en qué —se inclinó hacia adelante, recargando sus codos sobre los muslos—. Tengo algunas sospechas, pero solamente son eso. Una puede ser la difícil situación familiar que vive, la otra, lo pésimo que va en algunas asignaturas.

Un momento, él jamás había confesado tener malas calificaciones.

—¿Usted cómo-?

—Investigué con sus demás profesores acerca de su rendimiento escolar, no fue la gran cosa —alzó los hombros, restándole importancia—. Sin embargo, lo que hizo ponerme en alerta fue lo que sucedió con el joven Choi Jae.

Ese estúpido nombre lograba provocarle pesadillas.

Apretando los puños, Jimin desvío la mirada.

—¿Qué tiene que ver él?

—Vamos Park, no creerá que soy ignorante —recargándose nuevamente contra el respaldo del sillón, continuó: —. Es obvio que Choi lo ha estado molestando, me atrevería a decir que desde hace un tiempo.

Jimin no lo negó, su silencio prácticamente le dio la razón a Min.

—Puedo entender los motivos que usted tuvo para callar, no voy a juzgarlo por ellos —ladeó suavemente la cabeza—. Como le dije, el joven Choi será expulsado. Por eso necesito saber... ¿era él el motivo por cual usted pidió mi ayuda?

Jimin meditó aquella cuestión en silencio.

Si lo pensaba detenidamente, cuando decidió hablar con Min no tenía un objetivo claro más que el de dejar de sentirse como un problema en la vida de todos. Más allá de los abusos de Jae, sus padres o de él mismo, ninguno lo había impulsado tanto en buscar ayuda como la necesidad de sentirse bien.

Justo como se sintió Jennie al hablar con Chaeyoung sobre cómo Min la había ayudado, importándole poco que sus situaciones probablemente eran diferentes.

Quizás había sido una decisión tomada por el impulso y la necesidad.

—Usted me pidió que me llevara su tristeza —Jimin mordió su mejilla por dentro—. ¿Qué quiso decir exactamente con eso?

—Durante toda mi vida he sentido que soy una carga —suspiró, finalmente diría lo que ha estado reprimiendo—. Cuando conocí a Jae éramos casi unos niños, sus padres eran nuestros vecinos así que no pasó mucho tiempo para que nos conociéramos. Al principio pensé que siempre seríamos amigos, pero pronto comenzó a tener ciertas actitudes que... no me gustaban.

—Continúe.

—Seguimos siendo unidos hasta primer año de secundaria, fue ahí donde ambos conocimos a Taehyung —Min asintió, completamente interesado en su historia—. Poco a poco comencé a alejarme de Jae pues él hacía cosas que no estaban bien. Taehyung se volvió mi mejor amigo y después de darme cuenta de cómo era Jae en realidad, caí en cuenta de que él jamás había sido mi amigo.

—¿Cómo era en realidad?

—Una persona a la cual le encantaba hacer sentir mal a los demás, incluso antes de volverse un matón conmigo cuando supuestamente éramos "amigos" solía molestarme con apodos... crueles —tomó un respiro—. Para no hacerle el cuento largo, Jae se sintió traicionado debido a que según él lo "cambié" por Taehyung.

—Entonces se volvió su matón —Jimin asintió con tristeza.

—La razón por la cual jamás había dicho algo en su contra fue para proteger a Taehyung. Un día descubrí por palabras de Jae que la madre de mi mejor amigo trabajaba para su padre, de yo haber dicho algo en ese entonces, Taehyung probablemente hoy estaría durmiendo en la calle.

—Comprendo —Min suspiró, un poco conmovido—. Sería ridículo preguntarle el por qué decidió no contarle nada a sus padres sabiendo la situación en la que vive.

—En cuanto a ellos... realmente creo que sabe todo. Simplemente me odian, sobre todo mi padre.

Min asintió, mirando hacia el techo.

—Sabe, creo que usted es alguien valiente.

Jimin casi se ahogó con su saliva.

—¿Por qué?

—Porque no cualquiera haría un sacrificio de esa magnitud por un amigo —volvió la mirada al joven rubio, brindándole una cálida sonrisa—. Créame, sé de historias que terminaron mal cuando la parte afectada se dio cuenta de que ayudaba a un mal agradecido.

—¿A usted le ha pasado algo así? —preguntó mientras enarcaba una ceja.

—Mejor dicho a alguien que fue cercano a mí.

El menor simplemente asintió sin estar completamente seguro de a qué se refería, tampoco quiso preguntar de más pues supuso que quizá era un tema delicado para él.

—Se me ocurre qué podemos hacer para animarnos un poco —dijo el mayor, levantándose de su asiento—. Sígame.

El rubio simplemente lo siguió hasta que llegaron a la habitación que tenía un hermoso piano de cola color blanco que recordaba haber visto aquella noche que pasó ahí.

—Cuando estoy algo decaído suelo tocar el piano —confesó el profesor Min, quien ya se encontraba tomando asiento—. Sé que mi melodía no va a bastar para sanarlo, pero espero que pueda olvidar la agonía que lo carcome aunque sea por un momento.

El corazón de Jimin comenzó a latir desbocado.

¿Su profesor en serio iba a tocar para él?

—Acérquese si gusta.

Sin pensarlo demasiado, el menor se sentó al lado de Min.

Min tenía sus dedos sobre las teclas blancas y negras, tomándose un momento para comprimir sus pensamientos mientras se preparaba para tocar. Comenzó a teclear suavemente una melodía suave y melancólica. La melodía comenzó con una introducción suave, con la izquierda actuando como un contrapunto a la nota clave tocada por la derecha.

Mientras tanto Jimin escuchaba atentamente, la melodía de Min era hipnótica, llena de emoción y nostalgia. La armonía se volvía cada vez más profunda a medida que los dedos de Min se movían sobre las teclas.

Quedó absorto en el sonido de la música que el profesor tocaba, Jimin observaba con fascinación las facciones del mayor que se deformaban con elegancia cada vez que una nota era tocada.

Estaba atrapado en el momento, envuelto en una bruma repleta de paz. Se sentía pleno, como nunca antes.

Dejándose llevar por lo que sentía y una vez que el mayor terminó con su majestuosa presentación, Jimin lo encaró, completamente rendido a sus instintos.

No logró escuchar algo más que no fuera su corazón. Ni siquiera los llamados de su profesor que le exigían una respuesta.

Cuando finalmente fue consciente de algo, sus labios ya se encontraban sobre los de su profesor.

Las manos de Jimin se movían suavemente por los hombros y la espalda de Min, abrazándolo con fuerza. El beso fue aumentando de intensidad, Park se sintió abrazado por una pasión inextinguible.

Sus lenguas se enredaron, bailando con deseo y lasciva, como si no hubiera nada más importante que conocer el interior bucal del otro. Las manos del profesor recorrieron el cuerpo del menor, deteniéndose en sus hombros mientras que sus dientes se aferraban al belfo inferior del rubio, mordiéndolo con rudeza, provocándole una herida.

Jimin no se apartó aún con el preocupante sabor metálico que se mezclaba entre sus salivas, en cambio, el verdadero motivo que lo frenó fue cuando su cuerpo cayó lejos del piano.

Min lo había empujado con asco.

Y mientras trataba de regular su respiración, el rostro completamente enfurecido del mayor nubló sus sentidos.

***

Volví. Ya somos 3k no lo puedo creer, eso claramente ameritaba una actualización. ❤️‍🩹

Se les acabó el profe chido tsk tsk.

Gracias por seguir leyendo, cuídense y nos leemos la próxima actualización.

Fun fact: la canción que tocó Min en el piano fue "I Need U".

—Cherry. 🍒

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