Capítulo 27

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

TW: Leve knife play.

« Pero arruinaste mi vida.
Supongo que estamos a mano. »

•••

El gimnasio parecía ser un lugar con mucho eco.

O al menos esa era la impresión que le dio a Jimin mientras observaba a esas nueve chicas ensayar su número para "el festival de las luces", el cual se encontraba a solo unas cuantas semanas de lejanía.

Las chicas bailaban sincronizadas, haciendo que el sonido provocado por la suela de sus zapatos al impactarse contra el piso fuese muy placentero.

—Bailan muy bien —exclamó Ryujin mientras tomaba un sorbo de su botella de agua—. Ya quiero saber qué piensan cantar para el festival.

Taehyung formó un pequeño puchero.

—Nayeon no quiso decirme nada, prefirió guardar el secreto para que fuese una sorpresa.

Los ojos de Jimin se enfocaron en aquella chica de cabellos negruzcos. Ahora ella parecía liderar la rutina, quedando en el centro mientras las demás seguían sus pasos, cada una de ellas destacando a su manera.

—Lástima que no podremos participar en el próximo festival —exclamó Taehyung, recargando su mejilla contra el dorso de su mano—. Detesto no haberme animado antes, ¿por qué tenemos que graduarnos el próximo semestre?

Jimin soltó una risita.

—Alguna vez te dije que participaras...

—No ibas a estar ahí para verme, ¿qué caso tendría? —respondió con ironía—. Pero este año debemos asistir, al menos como espectadores. Y no es pregunta, Park.

Jimin suspiró, mirando con ojos suplicantes a Ryujin en busca de ayuda.

—Nos diste tu palabra de que esta vez asistirías —exclamó la mujer entre risas—. No puedes echarte para atrás.

—A veces me pregunto por qué no pienso antes de hablar —el rubio frunció el ceño, luciendo extremadamente adorable. Justo como un pequeño gatito disgustado.

Taehyung contuvo una carcajada.

—Mira el lado bueno, podremos celebrar tu cumpleaños —alzó repetidas veces ambas cejas—. Este año creo haber ahorrado lo suficiente, puedes pedirme lo que quieras.

Las mejillas de Jimin se tiñeron levemente de rojo mientras sacudía su cabeza.

—Sabes que no es necesario...

—Jimin, respeto tu derecho a la libre expresión, pero si vuelves a decirme que "no" juro que cometeré un crimen de odio.

Ryujin volteó a mirar a Taehyung con una extraña expresión dibujada en el rostro.

—Ignorando esa amenaza de muerte —dijo, acercándose a Jimin—. ¿Cuántos años se supone que cumples, eh?

El rubio se tomó un momento para responder.

—Dieciocho...

Los ojos de su amiga se abrieron de par en par y una mueca de incredulidad se dibujó en su rostro. Ryujin podría jurar que se miraba incluso más joven que ella.

—¡Oh por Dios! ¡Ya eres todo un abuelo! —exclamó entre risas y muy sorprendida.

Taehyung frunció el entrecejo.

—¿Y qué se supone que soy yo, si entrando el próximo año cumpliré diecinueve?

—Usted ya está con un pie dentro del ataúd.

El castaño gruñó, completamente ofendido mientras las carcajadas de su mocosa amiga se mofaban de él.

—Eres una escuincle, por eso no sabes nada de la vida —Taehyung se cruzó de brazos.

Jimin observaba divertido aquella escena tan peculiar.

—Pero en serio, si hay algo que quieras, puedes pedírmelo —exclamó Taehyung mientras le sonreía a su mejor amigo—. Prometo que te cumpliré cualquier capricho.

Jimin simplemente suspiró con resignación, pero no agregó nada más.


[...]


Desde aquel incidente en la oficina de Min, ambos habían evitado cualquier tipo de contacto con el otro, indirectamente.

Para Jimin, pasar casi cuatro días seguidos sin noticias del mayor se había convertido en una tortura. A pesar de cruzarse en clases y fuera de ellas, no habían intercambiado palabras en una conversación directa.

En varias ocasiones, Jimin se encontró abriendo el chat de su profesor con la intención de redactarle algún mensaje, cualquier cosa que pudiera capturar su interés.

Por supuesto, no lo hizo.

Y justo cuando pensó que su relación con Min había terminado, su celular vibró a mitad de la noche.

"Necesito verte" decía aquel mensaje.

Por eso, no se negó cuando el mayor le pidió que se vieran en su departamento (como siempre). No dudó en tocar aquel timbre mientras esperaba a que abriera, no se opuso cuando unos brazos le envolvieron apenas la puerta fue abierta y por supuesto que fue el más dichoso cuando ambos se encontraron en medio del sofá, uno a encima del otro.

—Lo extrañé... —Jimin murmuró, bajito, casi inaudible—. Yo... realmente pensé que se había hartado de mí.

Yoongi sonrió, aunque el menor no pudo notarlo.

—Lo siento, he estado ocupado últimamente —dijo, enroscando sus brazos al rededor de aquella cintura tan familiar—. El director nos ha estado molestando con la calendarización para la semana de exámenes.

Jimin dejó escapar un suave tarareo, permitiendo que el mayor lo acariciara. Se sentía maravillosamente cómodo en su regazo mientras era envuelto por el exquisito aroma que emanaba de él.

A pesar de la situación tan agradable, Jimin sentía que era necesario abordar un tema pendiente. Aunque no estaba seguro de por dónde empezar.

—Solo dilo, ángel.

El más joven se estremeció; había olvidado por completo la sensación que experimentaba cuando Min le susurraba al oído con aquella voz tan seductora que siempre le había definido. Hizo un esfuerzo por concentrarse, mientras percibía cómo la nariz del profesor rozaba delicadamente su mejilla y parte de su cuello, escapándosele un suspiro. Finalmente, reunió el coraje necesario y se atrevió a hablar.

—¿Por qué parece que el profesor Jeon le cae tan mal?

Las caricias se interrumpieron. Sintió cómo el pecho de Min se elevaba y descendía de manera monótona, como si hubiera soltado un suspiro silencioso.

—Usted parecía... furioso, nunca lo había visto de esa forma —continuó explicándole, sintiendo la tensión acumularse—. Incluso le llamó "imbécil".

Al no obtener respuesta, Jimin decidió observarlo por encima de su hombro, encontrándose con aquella mirada perdida y carente de brillo.

—Solo quiero entender —se mordió el labio inferior, ¿había tocado algún nervio?—. Casi no se nada sobre usted y quizá esta no fue la mejor pregunta para comenzar pero-

—Jeon y yo fuimos algo así como amigos.

Jimin quedó boquiabierto, mirando al mayor con incredulidad mientras este le devolvía la mirada.

—Nos conocemos desde hace mucho tiempo —continuó explicando, mientras apartaba un rizo errante en la frente del menor—. Él siempre fue el mismo: un poco petulante, entrometido, con alguna especie de síndrome del salvador.

—Eso...

—¿Quieres saber la verdad, ángel? No tolero a Jeon. De hecho, jamás había conocido a alguien tan hipócrita como él —la voz de Yoongi se volvió más profunda, hostil—. ¿Que por qué estaba tan furioso? Porque no soporto la idea de que alguien como él tenga sus manos sobre ti.

Jimin dejó escapar un jadeo, sintiendo cómo el agarre de Min en su cintura se intensificaba, adoptando un matiz posesivo.

—No confío en él. Tú tampoco deberías hacerlo.

Un latido pasó, Jimin se halló a sí mismo atrapado entre el apoyabrazos del sofá y el cuerpo de Min.

—Hay mucho que desconoces sobre mí, eso es cierto —exclamó con voz melosa mientras se inclinaba hacia el menor, deteniéndose hasta que sus narices se encontraron—. Mi pasado no debería importarte, ángel. Confía en mí cuando te digo eso.

—Aún así... quisiera saber todo sobre usted, n-no me importa que tan malo o bueno sea.

Min sonrió de forma irónica.

—Pequeño codicioso, ¿realmente deseas saber? ¿O solamente amas llevarme la contraria?

Jimin formó una mueca de descontento total.

—¡Quiero saber! ¡Quiero saberlo todo! Y-yo nunca había tenido esta necesidad de q-querer conocer todo acerca de una persona, p-pero usted...

—Realmente eres un malcriado —dijo mientras acariciaba con sus nudillos la suave piel de las mejillas de Jimin. No había nada de mofa en su voz—. Está bien, te daré la oportunidad de preguntarme lo que quieras. Por supuesto, me darás algo a cambio. ¿Te parece bien, ángel?

—Está bien...

¿Qué podía pedirle a cambio?


[...]


El corazón de Jimin golpeteaba con una fuerza arrolladora, sus latidos retumbaban en sus oídos como el eco constante de un tambor mientras aquella oración dicha por el mayor hacía eco en su cabeza.

«Por cada pregunta que hagas, me dejarás hacerte un corte en la piel» fueron las palabras de Min, quien parecía estar complacido cuando Jimin accedió sin rechistar.

Aunque ahora el menor se arrepintiera un poco.

Había olvidado (más o menos) lo que sintió aquella vez que Yoongi trazó aquella "M" sobre su piel. Sabe que era un ardor indescriptible, uno que eventualmente disfrutaría por más extraño que pareciera.

Por eso, no se resistió cuando Yoongi comenzó a desvestirlo, dejándole únicamente con su ropa interior; tampoco se opuso cuando comenzó a esposarlo a la cabecera de aquella cama. Simplemente le permitió manejarlo como a un muñeco.

Y de algún modo, la sensación de pertenencia que surgía al ser comparado como "su" muñeco no parecía tan desagradable.

La fluidez de sus pensamientos se quebró abruptamente ante las suaves caricias que se deslizaban a lo largo de sus piernas, enviando escalofríos a su piel. Las manos de Min, tan grandes y cálidas, ejercían un tacto engañosamente suave en contraste con sus verdaderas intenciones. Solo vivió unos días sin ese contacto, pero lo extrañó como nunca.

Su atención se desvió hacia aquel objeto que tintineó contra la luz, no pudo evitar sentirse algo ansioso por ello.

—¿Listo? —Min preguntó, recibiendo un asentimiento por respuesta.

Pese a tener la decencia de preguntar, los ojos del mayor delataban que no se detendría por nada del mundo.

Un descarado...

—Haz tu primera pregunta.

Jimin meditó en silencio.

¿Qué podía preguntar? ¿Acaso había algún tipo de restricción? ¿Y si la respuesta era demasiado para él?

«Un poco tarde para pensar en ello, ¿no crees?» se regañó, mentalmente.

—Esa noche... ¿c-cuál fue el motivo de su pesadilla?

Yoongi se mantuvo en silencio, meditando su respuesta.

—Creo que no eres muy inteligente, ángel —exclamó con mofa.

Jimin enarcó una ceja, justo cuando iba a protestar, sintió el frío filo de la cuchilla deslizarse sobre su vientre, lentamente y de forma tortuosa.

—Te lo dije esa noche, soñaba con mi pasado.

—S-sí, p-pero-

Sus réplicas murieron en sus labios al sentir una presión en la zona de su vientre, una que eventualmente ardería un poco.

—Ah... —gimió, removiéndose incómodo mientras aquel filo continuaba con el corte superficial.

—Si quieres obtener respuestas concretas, formula bien tus preguntas —le aconsejó el mayor, observando fascinado aquella línea que comenzaba a pintarse de rojo—. Continúa.

Jimin dejó salir un jadeo entrecortado.

—¿P-por qué se puso tan furioso aquella vez que lo besé? Si no le gustan los besos... ¿por qué me besó de repente?

—Nu-uh, solo una pregunta a la vez —sonrió con malicia—. Responderé la primera: simplemente los detesto. Odio la sensación de cercanía que pueden provocar. Los besos son... tan repulsivos. El que me besaras solo confirmó lo impulsivo que puedes llegar a ser, resultando algo molesto para mí.

Se inclinó, acercándose lentamente al oído del menor para susurrar: —Y para responder tu otra pregunta: no lo sé. Simplemente sentí deseos de hacerlo. Tú lo provocaste.

Antes de que Jimin pudiera disfrutar de esa respuesta, sintió otro corte, esta vez en el muslo que no había sido marcado. La cuchilla se enterró con facilidad en la carne y el ardor comenzó a darse a notar.

Dolía, pero era soportable.

—Podemos parar si lo deseas.

—N-no, todavía puedo...

—Bien, continúa entonces.

—¿Q-qué pasó en su p-pasado para que lo considere como t-tormentoso? —logró decir con dificultad.

Yoongi ladeó la cabeza, probablemente no se esperaba una pregunta tan concreta.

—Es una... pregunta con múltiples respuestas —dijo, mirándolo fijamente a los ojos—. ¿Qué puedo decir? Presencié muchas veces los abusos de mi padre hacia mi madre, alguien se quitó la vida frente a mí, traicioné y fui traicionado. ¿Qué historia debería contarte?

Jimin se quedó estático.

—Prof-

—Me gusta romper a las personas, darles una falsa seguridad y aprovecharme de ellas. Son acciones de mi pasado que me han traído consecuencias y que, hasta ahora, no lamento.

El menor se removió, provocando un chasquido metálico. La sonrisa cruel de Min se ensanchó, parecía disfrutar de aquella reacción.

—¿Te asusté, ángel? ¿Me tienes miedo? —Jimin no respondió, observando en silencio cómo Yoongi se posicionaba a horcajadas sobre él—. Es bueno tener miedo, probablemente deberías sentirlo. Me preocuparía si no lo hicieras.

—¡A-ah!

La cuchilla volvió a encajarse en aquella cortada superficial de su vientre, provocando una herida más profunda. No pudo contener las lágrimas que escurrieron por sus mejillas a la par que la sangre brotaba de la herida.

Despegó la espalda del colchón, provocando que su entrepierna rozara contra la de Min.

—La curiosidad tiene un precio caro, ángel. Ya deberías saberlo —dijo, deslizándose hacia atrás para poder acercar su rostro a las heridas sangrantes.

Jimin chilló, sintiendo la lengua de Yoongi delinear las cortadas, encargándose de limpiar el rastro de sangre en ellas. Ardía como el infierno, los dedos de sus pies se enroscaron con tanta fuerza que incluso dolía. Intentó mover sus brazos, deteniéndose cuando las esposas comenzaron a lastimar sus muñecas.

Entonces, gimió.

Gimió al escuchar los sonidos acuosos que provocaban los labios de Yoongi sobre él. Los chasquidos en conjunto con las succiones que llenaban la habitación eran una melodía agradable a sus oídos, logrando distraerlo, embaucarlo, drogarlo...

—Vamos, amor, haz tu última pregunta —Min retó, hundiendo sus pulgares en una de las cortadas para provocarle más sangrado.

—¡O-oh! —Jimin aulló de dolor, respirando entrecortado y desesperado. No podía pensar, solo quería más.

—Hazlo.

—¿P-podría tomarme? Lo necesito, m-mucho...

Yoongi simplemente sonrió.

***

No estaba muerta, andaba de parranda.

Infinitas gracias por los 10k. ㅠㅠ 💕

— Cherry. 🍒

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro