El Instituto de Yonsei era uno de las más prestigiosos de todo el país. No solo contaban con la más reciente tecnología, sino con docentes perfectamente capacitados para impartir sus conocimientos de la forma más recta y ética posible.

A su vez, la escuela contaba con ser de los pocos planteles educativos que exigían a sus candidatos a trabajar en la institución a realizar un examen psicométrico, mismo que les permitiría hacer una evaluación más a fondo de los posibles seleccionados. Para algunos, este requisito podría ser un tanto... exagerado, sin embargo, era una herramienta que les había sido de ayuda, pues gracias a ella contaban con el mejor equipo de trabajo posible.

Y a pesar que los resultados de dicha evaluación eran muy buenos, no fue hasta un verano que, por primera vez, se registró un "puntaje perfecto", superando por mucho la media a la que habían estado acostumbrados, dicho puntaje provenía de un hombre llamado Min Yoongi.

Min era egresado de la universidad más prestigiosa de Corea; su currículum era impecable, perfecto, parecía incluso ser inventado.

Después de una pequeña entrevista con las autoridades correspondientes, el profesor Min comenzó su trayectoria profesional en el Instituto de Yonsei, convirtiéndose casi de forma automática en el docente favorito de todos, pues a pesar de ser poseedor de un aura imponente, la realidad es que Min era una persona amable y comprensiva, que, a comparación de sus colegas, este no ponía demasiada carga en sus alumnos, ayudándoles cuándo y cómo podía, negándose a ridiculizarlos por la más mínima pregunta que los demás podrían considerar como "tonta".

Todos los días, ya fuese en los pasillos o en la misma sala de maestros se podía escuchar, por lo menos, una conversación sobre el profesor Min. Desde alumnas hablando sobre lo guapo y caballeroso que era hasta de alumnos discutiendo sobre cómo podrían a llegar ser como él. Y por supuesto, no faltaban los comentarios negativos. Después de todo, nadie es un doblón de oro.

Las cosas que se rumoreaban sobre el profesor Min eran muchas, desde historias absurdas hasta otras muy fantasiosas para ser verdad. Pero eso no le impidió a un alumno, Park Jimin, espiar una conversación entre su compañera de clases, Kim Jennie, junto a otra chica mientras estaban en la biblioteca.

«El profesor Min realmente ha sido un estímulo positivo para mí, sin él, no hubiera salido adelante. En verdad le debo mi vida» fueron las palabras de Jennie, su rostro iluminado y bañado en una expresión de felicidad plena.

Jimin deseaba sentir esa misma satisfacción.

No lo juzguen, sabía perfectamente que escuchar conversaciones ajenas no estaba bien, que acosar a su profesor entre clases era algo incorrecto y penado por cualquiera que tuviera sentido común... sin embargo, haber sido testigo de cómo la delegada de su clase había recurrido a su perfecto profesor para resolver lo que sea que le estuviese molestando fue el pequeño empujón que necesitaba.

Se encontró a sí mismo en el pasillo, esperando pacientemente a que la última clase de el profesor Min terminara. No fue difícil conseguir su horario, Park era (extrañamente) un buen acosador. Pensó por un momento que aquello que estaba a punto de hacer era lo más estúpido y arriesgado que se le había ocurrido hacer, incluso sus pies se movieron un poco con la finalidad de huir de aquel lugar. Huir mientras podía.

Entonces, se recordó a sí mismo el porqué estaba ahí.

Él deseaba encontrar la paz en su vida.

La puerta del aula fue abierta, una horda de alumnos salían con sonrisas en sus rostros, ¿y cómo no? Si acababan de tener clase con un excelente maestro.

Inhalando profundamente y una vez no quedó nadie adentro salvo su profesor, Jimin entró, llamando la atención del mayor.

Necesitaba un escape.

—Profesor Min, ¿podemos hablar?

Anhelaba poder sentir algo.

***

Esta historia NO trata de un romance entre un alumno y su profesor.

Si bien hay momentos que pueden ser considerados como "románticos" e incluso "cómicos", la historia no es sobre eso.

Manipulación, obsesión y abuso.

Solamente eso.

Tengan la mente abierta, si bien podría no ser la historia más profunda u oscura que existe, es importante leerla con objetividad  y no dejarse llevar por la narración. Porque sin importar cómo se cuente, el problema es el mismo.

Espero se haya comprendido mi mensaje.

Y por último, pueden encontrar esta historia en Inkspired, solo por si a esta plataforma se le ocurre borrarla.

—Cherry. 🍒