14.1

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En la profundidad de un alma perdida, los miles de recuerdos que ha deseado borrar desde un principio se mantenían latente, impregnados en su piel, como si fuese el día de ayer. Comenzando en la pérdida de su madre, hasta el día de hoy, dónde almas que no debieron desviarse están descansando de un mundo lleno de odio.

Una tras otra transcurría sin darle previo aviso de lo que vería, y en una de esas su mirada se postró en aquel sujeto de cabellos rojizos que le hizo comprender que no todo en la vida se ha perdido. Un chico que esté más jodido de la cabeza que ella, aquel que le extendió la mano sin necesidad de mirar con asco lo que residía en ella. Pues, este hombre conoce a la perfección lo que es ser utilizado por los demás, y verse como un objeto de guerra entre las naciones.

Gemma se prometió no volver a presenciarlos, no tener que lidiar con más muertos en su consciencia, pero todo esto cambio desde que Vindan le prometió una sola cosa: la felicidad de la humanidad. Muchos pueden catalogarla como una persona insensible, alguien cuyo corazón se ha esfumado de su cuerpo. Sin embargo, no todo es como ellos pintan.

Desde que conoció la verdad de su madre, mediante su reencarnación. Y el objetivo de Vindan para con Bélkaska, todo en ella se ha acomodado de una manera impresionante. Su sed de venganza disminuyó, y empezó a comprender por qué los demás luchaban, al igual que inició a crear lazos con personas que no esperaba; después de todo, en el mundo yacían individuos que le miraban con buenos ojos, y no deseaban decapitarla.

—¿Estás al borde del llanto? —cuestionó esa alma en su interior, se encontraban en el hoyo, dónde no quedaba resto alguno de los diablos, ni del mismísimo Bélkaska. Gemma mordió su labio, no puede negarlo, ella solo conoce el llorar desde que se encuentra en dicha zona.

—No puedo ni respirar bien, Vindan...—mencionó intentando sonreír; si continuaba de aquella forma, llenaría la fosa del diablo con sus lágrimas— de tantas personas en el mundo, ¿por qué escogerme a mí? —ella mantenía su mirada centrada en la parte baja, dónde incluso las flamas de fuego se han apagado— no tiene sentido que hayas escogido a una Groover...

Tiene más sentido de lo que tú crees...—La voz de Vindan se escuchaba tan segura, calmada, y sin un ánimo de querer continuar con esta guerra. Al igual que los demás se siente asqueado— cuando te vi en mi futuro, me dije: ¿Es posible que un Groover sea tan maravilloso? —el tono ha disminuido, él sonaba como alguien que estuviese feliz de haber compartido su alma con Gemma— no mencionaré tus virtudes, porque sería como echarte flores, y tú más que nadie sabes que eres la chica con cualidades indestructibles dentro de esta sociedad.

Gemma comenzaba a cabecear, se sentía agotada de mantenerse en la misma posición. Su cuerpo sudaba frío, tenía hambre, quería ducharse, estar tranquila en casa, sin tener que lidiar con un par de demonios con tornillos sueltos.

—¿Por qué crees que André puso en ti la vida de su hijo? No pienso que haya dejado algo tan valioso en manos de cualquiera. Y menos conociendo el fraude que provocó desde que selló a Bélkaska en Aaron.

—¿Por eso no querías que me apartará de él? —preguntó Gemma tragando en seco— sé que tenías una especie de conexión extraña, y cuando me lo mostraste quería huir, yo no podría cortar la cabeza de algo que me ha costado cuidar. —Se esmeró en no sonar arrogante, Vindan reconoció que no todo Groover tiene ánimos de ver sangre, correr o liderar un país que no le corresponde—. Tus recuerdos me parecían una basura, por ello no me quería hacer responsable de lo que podría suceder. —Enunció sintiendo como su garganta pedía un poco de agua.

—No te afanes, te dije que tomaría su tiempo.

—Me siento asfixiada, Vindan. —señaló tragando una y otra vez mientras sus ojos no cesaban con dicho llanto—. Estoy tan cansada.

Confía en mí, sé que podemos hacer esto. —Gemma ha optado por que el sello se rompa. Su miedo más que nada es no contener al recibir tal poder; los deseos de Vindan se cumplirían al pie de la letra. Esto puede traer consigo consecuencias que pondrían a la humanidad en días de lamentos—. Yaám se está ocupando de su parte, aunque no estemos conectados, él luce como un chico que haría hasta lo imposible para no perderte.

—No me hables de él ahora, o me pondré a llorar de nuevo.

La risa que resonó en el interior de un mundo oscuro fue la de Vindan. Gemma abrió sus ojos una vez más, sintiendo cómo en su diestra el poder comenzaba a aparecer. La dama de cabellos rojizos habló:

—Me ha costado comprender que dependí de manera emocional de un chico. —Ejerció fuerzas de donde no tenía para tirar de las sogas, algo que fue imposible—. Un día de repente se encontraba frente a mí, con esa calma que solo sus ojos transmiten, impidiéndome que cometiera alguna locura. —Vindan de un momento a otro, recordó a quién fue su mujer, y como no logró protegerla de la oscuridad—. ¿Cómo puedo dejarlo ahí afuera solo? Es testarudo, no podrá hacerlo sin mí.

No subestimes a los miembros de Turán. —habló sintiéndose tranquila para cuando su alma comenzaba a adherirse a la chica. El semblante de Gemma no cambió, a pesar de que se mantenga debilitada, puede tomar el control a gusto de Vindan— seré tu brazo izquierdo, envainas mejor la hoz con el diestro, no quiero meterme en ese asunto. —Insinuó haciendo que una sonrisa se colgará de los labios de Gemma.

Impaciente por lo que pueda suceder. De esa forma Gemma siente que puede definir el momento que menos esperaba, dejar que Vindan sea su otra mitad, no estaba en sus planes, sin embargo, como mencionó aquel Groover, él ya le ha visto venir.

Esperó por mucho tiempo que sus almas fuesen una sola, y esto no era porque deseaba provocar o intensificar una guerra, sino más bien para darle la felicidad que aquella mujer tanto anhelaba. El cuerpo de Gemma recibía parte del poder que temía sacar a la luz, y aunque quede hecha un estorbo luego de esto, puede decir que lo ha completado, ha logrado fusionar las almas sin ayuda de nadie.

—Sé que mantenerme sin saber lo que ocurre arriba es parte de tu trabajo, pero, no sigas con esto, tengo miedo de qué mes malas noticias. —sugirió la joven haciendo que una carcajada sonora se expandiera en el hoyo de la profundidad. Relamió sus labios de nueva cuenta, esta vez sintiendo como las sogas a su costado se desprendían de dónde la sujetaba, una a una— si veo que Yaám está hasta la mierda, tú pagas las consecuencias...

Como ordene, líder...

Una sonrisa se curvó en el rostro de la chica, haciendo énfasis en lo que hoy se ha convertido, aunque no era su momento, ella no podía esperar ni un segundo más, necesitaba que demonios ocurría en la superficie. Ahora su primordial tarea era: salir sin que ninguna deidad reconozca su esencia. Esto sin sumar a lo difícil que se ha vuelto el campo de batalla en las afueras; desde que Yaám señalaba con impotencia al mencionado Bélkaska.

Gemma se mantenía entre la espada y la pared, jugándosela para no ser percibida por nadie. Si bien Vindan le mencionó que no tenía por qué preocuparse, sin embargo, cuando salga podrá notar que no ha cumplido con parte de su trato. Ella luchando por sobrevivir y estos que se dejan patear los traseros por un par de diablillos.

Gemma no ha salido, aun así, la batalla en la tierra entre diablos y humanos ha dado inicio.

—¿Cuál era el plan?, ¿provocarlo? —preguntó Gus haciendo que el gobernador dejase de observar a Bélkaska, en cuanto su dedo firmó el acta de sentencia para él, los soldados se dispersaron en busca de la batalla contra los diablos restantes del inframundo—. No debería ni preguntármelo...

Yaám miró a su costado, Will se ha escapado. El hombre corre por su vida en dirección al bosque, creyendo que podrá salvarse así de fácil. Mientras que Airén se ha tomado la libertad de actuar por cuenta propia y envainar su espada contra los diablos.

—Gus...—el nombre sonó con sutileza que hizo al hombre manso—. ¿Confías en Gemma? —preguntó el chico aun con dudas de que podría suceder si llegase a tocar a la tierra. El hombre de cabellos semi largos asintió sin necesidad de titubear—. La extraño, demasiado.

Soltó sin más, puede que los diablos le estén atacando ahora, pero el símbolo de haber manifestado su habilidad de cristal por completo le permite percibir al cien, por cierto, qué persona le atacará, por ende, no ha movido ni un músculo.

—¿Qué es esa repentina confesión? —el rostro de Yaám enrojeció.

La silueta de un diablo se aproximaba, él tenía que ocuparse de la situación. Su cuerpo se vio herido por una pequeña arma, algo como una especie de navaja poco favorable para él; Gus no se ha quedado atrás, él de cierta manera se ha distraído de la situación.

—Estaba charlando con alguien importante. —musitó el joven gobernador sin un ápice de impaciencia, haciendo que el cerebro de aquel diablo se congelará, estallando como una bola de nieve; el suelo se manchó de su sangre, ya no hay rastro de quién pueda interrumpirlo.

—¿Por qué sigues de pie sin venir hasta aquí? —preguntó esta vez en voz baja analizando la postura de Bélkaska, luego de un par de segundos, él tomó asiento.

Yaám no es de las personas que se sienten inquietos. Él incluso puede imitar su postura sin necesidad de saber lo que ocurre a su alrededor, sin embargo, no se ha percatado de cuenta con un chiquillo que le pone los pelos de punta.

Sintió como el borde su manto fue tomado por Aaron, haciendo que se alejará de la zona más peligrosa, los diablos lucían felices con el grupito que le ha tocado, a comparación de Mena y Arýx. Ellos estaban en una situación algo complicada. La mano de aquel Nazki se posó sobre el hombro de Yaám, el gobernador manifestó su espada de cristal en su diestra, a lo que con rapidez habló:

—¿Por qué tanto afán en salvarme? —cuestionó hablando con Aaron, a lo que él bufó.

—Se dice gracias. —Yaám le miró por encima del hombro, Aaron se zafó de su molestosa capa—. Y solo lo hice porque me gustaría ver a Gemma llorar —mencionó haciendo que Yaám entrará en sí—, no sé en qué diablos estés pensando, pero no te veo concentrado en el campo. Bélkaska no nos corresponde, dentro de la zona hay dos catanas que pueden detenerlo y un pilar de habilidosos humanos de extremo a extremo.

—No tienes que recodarlo. —Formuló el gobernador. Haciendo énfasis en la pelea ante los diablos, no se han detenido, ellos no hay tiempo ni de respirar—. Te recalcó algo... Él también tiene una catana...—ese pequeño incidente se le ha pasado por completo, ahora conoce por qué Yaám se mantenía con el ojo pegado a Bélkaska. Una deidad como él, no puede tocar un arma tan poderosa como esa.

—¿Alguna idea? —preguntó hacia el gobernador quién partía en dos a un par de diablos. Aaron es fanático de ver los cambios en las personas, y una que le sorprende en demasía es ver como su habilidad de un combate cercano ha sido perfeccionado.

—No me rompas las pelotas con preguntas, estoy pensando en qué hacer con la bendita catana negra. —dijo con una pequeña sonrisa en su rostro al cortar una tercera cabeza de un diablo cualquiera.

Yaám se detuvo, la zona no estaba siendo para nada un cincuenta y cincuenta, esto se ponía cada vez jodido. Analizando con profundidad la situación, Bélkaska era quien tenía la ventaja. El sonido de una catana expandiéndose en la atmosfera hizo que sus sentidos volvieran a él. Arýx era de esos Nazki que no se andaban con cuentos. El rayo celestial que chocó con la tierra daba en dirección a Bélkaska, haciendo que se levantará de golpe.

—Mendigo, sucio y detestable demonio. —Enunció el primogénito de los Nazki, teniendo cara a cara a un diablo de rango superior.

—Sigo pensando que este tipo tiene serios problemas —habló a un costado Kan, quien se ocupaba de que Aitara no fuese lastimada por ningún diablo, y esto era un chiste, ella sabe cuidarse sola, sin embargo, una ayuda extra no le vendría para nada mal.

—¡Ni se te ocurra hacer algo imprudente sin mí! —La voz de Mena resonó en medio de una catástrofe, dónde empuño su catana en el centro de la zona, haciendo que los diablos restantes que le acorralan se esfumarán como pólvora—. También tengo derecho a divertirme.

El juego de las catanas era un peligro, el giro que ambos han decidido tomar puede ser crucial para los presentes. Mena y Arýx no darían su brazo a torcer, ellos se encargarían de eliminar a una deidad que jamás debió pisar la tierra.

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