CAPÍTULO 1: CORAZÓN DE PIEDRA

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GEMMA CONTRA LOS DIABLOS.

Génova.

Ese nombre resonó antes de lo esperado en su memoria, inquietando sus noches de sueño. Gényus espero por ella el tiempo necesario, nada hubo complicado en su regreso y de cierta forma su llegada ocasionó que su mundo cambiará.

Se volvió la mujer más fuerte dentro de Turán, e incluso de Kamphra conocida entre la oscuridad como: La Bruja Roja. Muchos mencionan que su existencia es bienestar para la humanidad otros catalogan que es la destrucción del mundo.

Muchos de los presentes no creían que una diosa como ella había pisado zonas infectadas, en el sentido de que la humanidad se había convertido en el virus. Fue entonces cuando su nueva vida comenzó, lo que había estado invadiendo su cabeza con sucesos pocos claros fueron omitidos a toda costa, formó una familia junto a Gényus y dio a luz a dos de sus mayores tesoros, solo que, en esta ocasión, no tenía previsto que entre ellas habría un problema.

Gemma, fue el nombre otorgado por la dama, y Galder para el varón que la protegería de todo mal. Sin embargo, al momento de morir sintió como su alma destrozada cubría la humanidad con un resplandor, la misma que daba inició a una nueva secuela en su vida, dónde trabajaría de la mano de sus hijos.

Los años pasaron y las evidencias eran notorias. Gényus quién vivió la peor parte de la historia guardó este secreto consigo, tal y como Génova lo había pedido antes de morir; hacer que Gemma no se perdiese y se volviese la mujer en la que todos confíen, y que Galder con su eficiencia y habilidades pudiese lograr mucho más que ellos dos en la vida. Convirtiéndose así en el pilar que su hermana menor necesitaría para tiempos de angustias, aun así, cuando permaneció dormida.

¿Por qué sintió que nada de lo que había visto se ha cumplido? ¿Cuál era la verdadera razón de que su existencia se haya esfumado sin haber completado el esquema que se le había otorgado? Incluso Génova en las alturas, no logra comprender, su alma se había esfumado y no tenía una opción para redimirse por lo que vendría.

A ciencia cierta mentía, mentía una y otra vez si decía que no estaba nerviosa, que no sentía miedo, que aquello era algo de su imaginación, que las cosas que están sucediendo solo es el inicio de una buena vida. Pero, tras haber despertado de aquel trance en la que se vio sumergida, ¿cómo puede asegurar que tendría un buen final?

Ante ella estaba la esencia de un diablo completamente distinto, incluso su aspecto era poco común entre los que había conocido. En su mayoría lucían como humanos, mantenían costumbres distintas para filtrarse en ellos, pero, este no guarda ni una pizca de ellos, se muestra a sus ojos como lo que realmente es.

Su cuerpo no reacciona, solo puede escuchar el pequeño sonido de la voz de Yaám llamándole desde lejos. Quizás por la falta de fuerza no logra formular sus palabras correctas y simplemente escucha un "No lo hagas" de su parte, más que una orden, era una súplica.

Esto ya se había escapado de sus manos.

—¿Por qué me miras de esa forma, niñita?

Los ojos de aquel sujeto eran de oscuridad, la duda se plasmó en ella de continuar con esto o no. Itō quién había sido bajada de un tiro por Gemma se encontraba a metros de ella por la intensidad que ahora emanaba su energía. Sentía como parte de su cuerpo tenía ese aspecto de evaporarse por la cantidad de brío que cubría su cuerpo.

—Señor...—Itō retrocedió. El charco de sangre se esfumó junto al sello que mantenía a Leviatán en cautiverio, la bestia no tardó en reaccionar—. Señor este debe ser...

El diablo carcajeo, deleitándose por completo en lo que presencia ante la función que Gemma le otorgaba. La fusión de ambas sangres se vio envuelta en una habilidad completamente distinta, el cuerpo de Gemma lucía igual, a comparación de las venas oscuras que sobresalían de su cuerpo debido a la forma maldita en la que se encontraba. Por inercia la joven golpeó su ojo inclinándose sin tocar con las rodillas el suelo.

No era el momento adecuado para que esto sucediese.

—¡Gemma! —El tono débil de una voz prestigiosa se entonó en su sentido. La cruz dónde se ubicaba vaciló. Al caer, intentó acercarse dónde se situaba, sin embargo, Gemma no lo permitió. No deseaba que se involucrará más—. Mierda...—maldijo el de cabellos oscuros.

Las figuras con estilo de flechas luminosas se extendieron en los cielos, la forma cristalizada daba un mejor corte y con ello otorgó que desde las alturas lloviesen desfiles de cruces; esto más que para distracción, le daría la oportunidad de apartar a Gemma del sitio.

—No me jodas Gemma, no ahora...

Sabía que Vindan estaba pidiendo a gritos salir, pero, si aquello sucediese él estaba completamente perdido. Extendió las ramas de árboles cercanos al cuerpo de la chica, los cuales sostuvieron el mismo sin necesidad alguna de ejercer fuerza, sabía que la fase no se había completado por la Gemma impedía que aquello sucediera.

—Vindan...Vindan...no fastidies ahora. —La voz apagada de Gemma suplicaba. Su garganta estaba seca.

Gemma comprendió por que la insistencia del diablo ante ella. De seguro Yaám era la carnada perfecta para provocar la ira en su interior que dejase a Vindan a flor de loto. Y él, podría robarlo sin más. Yaám logró lo pensando. Alejó a la joven del campo de batalla cubriéndolos en un cubo perfecto; palancana cuyo poder podía sanarle en un santiamén.

—Lo siento, lo siento...—siseó sin fuerzas clavando sus uñas en los brazos de Yaám.

La barrera floral puede abstenerse de cualquier golpe, no obstante, el diablo ante ellos no era cualquier cosa. Su función es sencilla: obtener que el ojo de Gemma volviese a su naturalidad. De ser así, las flores del cubo se pudren, y ella estaría mejor, pero aquello estaba tardando y preocupaba al gobernador.

—Siento que...—ella intentó articular sin tropezar sus palabras— siento que es el diablo que he perseguido toda mi vida. —Yaám no podía mirarle directamente a sus ojos, de ser así podría incluso perder lo que le resta de energía; la habilidad ocular de Gemma era más intensa que la de Sonne. A esto se refería claramente cuando dijo que estaría en problemas—. Dentro de él podría estar...

—No lo menciones. —Yaám le cortó de inmediato teniendo por entendido a quién se refería.

Su cabeza estaba a nada de estallar, la intensidad de los pensamientos de Gemma no se podía esfumar con sencillez de él. Puesto que ahora no podía controlar nada, debe soportar lo necesario hasta que la chica logré calmarse.

—Si te hace sentir mejor, has presión. —Hizo referencia a la presión de sus uñas en sus brazos. Las flores se habían marchitado—. Solo no vayas a cerrar tus ojos, no otra vez.

Era imposible escucharlo con claridad. Gemma podía sentir la respiración del chico siendo más débil que nunca. El parpadeo los hizo dudar. Gemma estaba sumergida en él, tanto que no se percató de la esencia que se presentó para cuando las flores se disiparon de sus alrededores.

—Joven Gobernador, ¿podría darme a la señorita? —pronunció con burla el de voz siniestra. Yaám reaccionó tomando, aferrando el cuerpo de la chica al propio. Admite que no está en condiciones, pero lo que restaba de él debía usarlo hasta que logren escapar.

—Me has herido con tus cristales de juguetes, niño —indicó relamiendo sus labios.

Yaám ha quedado inmóvil, por primera vez puede afirmar que la situación está de la gran mierda. Gemma con voz quebrada le susurró:

—Podemos hacerlo...

—Gemma.

—No debemos contenernos, Yaám.

Y por más que deseará ser una broma, estaba seguro de que necesitaría al pilar que le hace combatir con locura extrema. Sostuvo con cuidado el cuerpo de la chica hasta bajarlo, ella tocando al fin el pasto sonrió por encima de su hombro sacando de nueva cuenta su arma.

Yaám no estaba convencido de su condición, puesto que el ojo seguía con esa tonalidad macabra.

—No te preocupes, parece que alguien desea cooperar conmigo —afirmó la chica sin presión alguna. Yaám no podía confiar ahora ni en su sombra.

—Espero que no sea un traidor, o me veré en líos —aludió.

Yaám se tomó la molestia de fermentar la tierra con parte de su brío, y a pesar de que cualquiera puede detectarlo no comprendió como es que el diablo ante él no ha hecho nada por frenarlo.

—Que energía traen, ¿no se cansan? —murmuró la deidad. Gemma presionó la guadaña sintiendo como la esencia de ella aumentó en un breve tacto.

El diablo no estaba con rodeos, ni para perder más el tiempo con aquellos mocosos. Yaám abandonó la zona, puesto que Itō seguía siendo un dolor de cabeza y si llega a entrometerse tendrán que comenzar a rezarle al gran creador.

No cabe duda de que debió confinarla mucho antes, quizás, solo quizás, nada de lo que está sucediendo ahora se hubiese dado. Reducir el combate estaba en su plan, puesto que si dejase a Gemma por más tiempo sola podría volver a enloquecer a tal punto que no se reconocería.

—Tania sabe cómo criar a sus escuincles —mencionó Itō provocando que Yaám colocará los ojos en blanco. Detestaba en lo absoluto que las deidades infernales la mencionarán, ninguno de ellos era digno de hacerlo—. ¿Qué cosa...?

Itō abrió sus ojos de par en par al ver que la tierra tembló alzándole por los aires, hasta tal punto en que un breve pestañar la hizo chocar con suelo, y no satisfecho por ello el cuerpo fue impulsado hacia atrás provocando que derrumbará más de tres árboles. Yaám poco podía soportar tales comentarios.

—Gemma Groover...—El tono insoportable del diablo se encontraba muy cerca. No obstante, con tal rapidez era imposible que evadiera cualquiera de sus ataques, Gemma rozó el tercer filo de su guadaña en el provocando que parte de su cuerpo se disipara a lo lejos cayendo al sueño.

El hombre no se movió. Ella no reaccionó.

Debería estar funcionando, pero veo que estas siendo un gran problema...—confesó internamente.

Matar a Yaám en la cruz era todo lo que necesitaba para volver a Gemma en su sueño. Deshacerse de Leviatán para entrar al santuario y su vida estaría hecha, pero nada de lo que imaginó estaba funcionando al pie de la letra.

—¿Soy una broma para ti? —A pesar de estar nerviosa no podía evitar burlarse de aquel hombre tirado en el suelo, es como si contemplará de momento el cielo y esto no estaba siendo para nada gracioso—. Es como si dieras la espalda...

No era intención de él, incluso teniendo una fuerza sobrehumana, aquel inquilino dentro no le permitía continuar; Gemma notó que el mango de un arma se mostraba por debajo de aquella capa, al caer sintió como parte de sus células se congelaban. Ella no debería bajar la guardia. Él estaba forjando para levantarse y su mano para tomar de la catana negra, sin embargo, no parecía obtener respuesta alguna sobre ello.

—Me estas poniendo en una situación crítica —confesó con arrogancia colocándose sobre sus pies—, y para ello tengo la solución perfecta.

Gemma estuvo tan al pendiente de su acción que notó cuando disipó de su cuerpo la capa que le cubría. Un cuerpo bien tonificado se postró ante ella sin apartar la mirada de la jovencita. Sintió su cuerpo agitarse al ver como la mano de aquel hombre subía hasta su pecho en dirección al corazón. Gemma trastabilló señalando con su guadaña al hombre.

Pero él, tenía claro lo que quería. Su mano penetró, hasta que sacó su corazón. La tensión entre él y Gemma aumentó, puesto que en su interior no solo habitaba aquel asqueroso diablo, sino que Aaron también se encontraba ahí.

—¡Te voy a matar maldito cerdo infernal! —exclamó con su tono arisco provocando que el diablo estallará en risas. No fue una advertencia, sino más bien la verdadera aclaración.

El choque entre titanes podía sentirse lejos de aquella zona de combate, la forma en que las energías sobresalían en los aires era la manera perfecta de decir que Gemma no podía guardar por completo control de sí, había lastimado a Yaám e incluso Aaron, contenerse no era una opción.

—Sí. Estoy seguro de que puedes lograr eso, y no quiero arriesgarme.

Por segunda vez, el agujero negro en medio de ella y Yaám se manifestó, provocando que cayeran en el vacío sin fin. Tanto ella como el gobernador chocaron de inmediato con un océano que los rodeo, la joven entro en pánico, puesto que la esencia de los infernales se ha disipado, para mostrar ante ellos algo mucho peor.


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