III. "Eso hacen las manadas."

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El Jeep seguía a Braeden en su motocicleta a través del desierto, todos se encontraban sentados en los asientos, excepto por Maya quién se encontraba en el portaequipaje a falta de lugar. El viaje se mantuvo en silencio, hasta que Malia decidió hablar.

— De acuerdo, preguntaré— comenzó— ¿Quién es Kate Argent?

— A mí también me gustaría saberlo— la siguió Kira levantando su mano.

Las miradas de Scott y Stiles se dirigieron rápidamente al espejo retrovisor para ver la reacción de Maya, más esta seguía mirando por la ventana trasera, sin importarle la conversación.

— E-Estuvimos en su funeral, así que me gustaría saber cómo salió del ataúd, que estaba enterrado a dos metros bajo tierra— dijo Stiles tartamudeando un poco, sin sacar su mirada de Maya.

— Nunca estuvo adentro— habló Scott comprendiéndolo todo.

— Era la tía de Allison y...— comenzó Lydia, pero Maya la interrumpió.

— Y mi madre, si eso puede considerarse de una completa sociópata.

El Jeep volvió a llenarse de silencio, por lo que el suspiro de Kira pudo escucharse perfectamente, mientras agarraba la mano de Maya detrás de ella.

— No tienen que hablar de eso si no quieren.

— Sí, tienen que hacerlo— ordenó Malia, provocando que Maya se enderezara de su posición para mirarla enojada.

— ¿Acaso podrías tener un tan solo grado de empatía?

— Ella está aprendiendo— la defendió Stiles rápidamente.

— Entonces enséñale más rápido.

Scott se giró en su asiento para mirar a la Alfa fijamente, sabiendo que debían contarles. Sobre todo, si se enfrentarían a ella en un futuro próximo.

— Kate fue quien inició el incendio que mató a casi toda la familia de Derek— comenzó Stiles—. Algunos sobrevivieron como Cora y Peter.

— Un muy enojado Peter— aclaró Lydia.

— Sí, él fue quien me mordió y me convirtió— siguió Scott—. Y el que finalmente atrapó a Kate y la mató.

Justo enfrente de mí— el murmuro de Maya apenas pudo escucharse.

— Los Calaveras se enteraron de que Kate había sido asesinada por las garras de un Alfa, querían asegurarse de que estuviera realmente muerta— continuó Scott—. Su cuerpo se estaba curando, más y más, mientras se acercaba la luna llena. Estaba regresando, así que cambiaron los cuerpos. Se la llevaron.

— ¿Por qué? — preguntó Malia.

— Si un cazador es mordido, tiene que quitarse la vida antes de convertirse— explicó Maya aun mirando hacia la ventana—. Los Calaveras tratan el código como si fuera la ley, ellos se encargan de hacer que se cumpla.

— ¿Entonces por qué sigues viva?

Maya dirigió su vista a ella.

— Mi padre es un hombre lobo, el gen corre por mis venas. A diferencia de mi madre.

— Yo tampoco me suicidaría.

— ¿Matarías a media docena de personas para salir?

Por qué le pregunto si sé que la respuesta será un sí, pensó Maya.

— ¿Kate es una mujer lobo ahora? — preguntó Kira.

— No lo sé— respondió Scott—. Hay un dicho de que a veces tomas la forma que refleja la persona que eres.

— ¿Qué clase de forma es una perra sociópata? — pregunta Lydia, antes de girarse rápidamente a Maya—. Sin ofender.

— No, no. Estoy contigo— le respondió la castaña, antes de que un gran golpe moviera el Jeep, provocando que éste frenara.

Todos comenzaron a salir del vehículo asustados por lo ocurrido.

— ¿Qué pasó? — preguntó Braeden cuando frenó su motocicleta.

— No lo sé, es como si hubiéramos golpeado algo— contestó Stiles comenzando a revisar el Jeep.

— Scott, tenemos que llegar para la noche, sino será demasiado peligroso.

— Ve— le ordena Maya al ver la duda del muchacho.

— No sin ti— responde rápidamente.

— Alguien tiene que encontrar a Derek.

— Ya pensaremos en algo, siempre lo hacemos— se acercó Stiles, formando así el equipo original de mejores amigos.

Scott asiente dispuesto a irse, más es detenido por Kira con quien habla en privado, antes de irse junto a Braeden.

Maya comenzó a revisar las ruedas del Jeep, hasta que algo blanco y filoso llamó su atención.

— Stiles— lo llamó—. No creo que hayamos golpeado algo.

Por costumbre, Stiles corrió a su lado al escuchar su voz llamándolo, para luego caer en la cuenta de la velocidad que ejerció, volviendo sus mejillas rojas.

Frente a sus ojos, en las manos de Maya, se encontraba un gran y filoso hueso.

» Creo que algo nos golpeó a nosotros. «

Ambos se miraron preocupados, Stiles debía arreglar el Jeep lo antes posible.


— Tal vez deberíamos caminar— sugirió Lydia cuando el sol estaba a minutos de ocultarse.

— Nunca abandonaré a este Jeep— contestó Stiles aún sobre el capó—. ¿Me has entendido? ¡Nunca!

Las miradas de todos fueron dirigidas a Maya cuando ésta se subió arriba del techo del vehículo, mirando alrededor con suma atención y tratando de captar algún aroma, sobre la extraña presencia que sentía.

» ¡Ey, chica mono! ¡Bájate de mi auto! «

¡Shh! — lo cayó provocando que el muchacho boqueara indignado, para después dirigirse a Malia—. ¿Lo percibes?

La coyote prestó atención a sus alrededores para después mirar a la Alfa.

— Sí...

— Trabaja más rápido, Stiles— le ordenó preocupada.

— ¡Primero que todo, bájate de ahí! — se quejó.

— No le haría nada a Roscoe— bufó Maya ante las palabras del castaño, mientras caía a tierra—. Ahora, trabaja.

— ¿Por qué?

— Hay algo ahí afuera con nosotros.





[...]

La noche había caído y el nerviosismo de Maya por proteger a sus amigos era cada vez más grande. Especialmente con las quejas de Stiles, los comentarios de Malia y el temblor de Lydia.

— Lydia, ¿podrías mantener la linterna quieta por un momento?— le preguntó el humano exasperado—. Es muy difícil ver algo si la sigues sacudiendo así.

— La sacudo así porque estamos en medio de la nada con tu Jeep averiado y estamos siendo atacados, además, por otros monstruos con garras— contestó la pelirroja sin respirar—. Y estoy aterrada.

— Bueno, atérrate un poco menos.

Maya bufó antes de agarrar la linterna de las manos de Lydia, quien agradeció para irse junto a Kira y Malia.

La acción de iluminar mientras Stiles trabajaba, le trajo recuerdos de cuando encontraron el cuerpo de Laura Hale. Eran unos niños jugando a ser héroes, aún lo eran. Y pensar que en ese momento ella y Stiles se odiaban a muerte, luego se amaron profundamente, y ahora...

Ya no sabía lo que eran ahora.

— ¿Estás bien?— le preguntó Stiles—. A penas dijiste una palabra en todo este tiempo.

Al parecer hacía tiempo que llevaba perdida en sus pensamientos.

— Nada, sólo tengo mucho en mi cabeza— respondió evasiva esperando que el muchacho no insistiera.

— ¿Vieron eso?— la pregunta de Kira provocó que todos prestaran atención.

Maya no dudó en cambiar sus ojos a los de Alfa, a la vez que sacaba uno de sus cuchillos, sorprendiendo a las chicas que no la habían visto en la celda. 

Al ver movimiento tanto Maya como Malia salieron disparadas impulsivamente a perseguir a la extraña figura. Lo último que la castaña escuchó fue su nombre siendo gritado por Stiles, antes de perderse en la oscuridad.

La figura era rápida, pero finalmente pudo alcanzarla con un gran esfuerzo, saltando sobre ella. A la vez Malia llegó segundos más tarde copiando su acción de atacar. La bestia producía sonidos extraños, que Maya nunca había escuchado, a pesar de haber enfrentado varios seres sobrenaturales en su corta existencia. La castaña fue tirada lejos, golpeando su cabeza contra una piedra, mientras Malia seguía intentando derrotar al espécimen.

Todo comenzó a ir en cámara lenta cuando las grandes garras del monstruo se elevaron, dispuestas a atravesar la piel de la coyote. Algo en el interior de Maya hizo que se levantara a una velocidad increíble, y corriendo hacia la pelea, para salvar a Malia de que su estómago fuera partido en dos. Pero a pesar de esto, Malia salió solamente con un pequeño rasguño, a diferencia de ella que recibió el ataque con más ferocidad, terminando con un gran zarpazo en todo su costado izquierdo.

Maya se giró dispuesta a no dejarse vencer, pero la bestia ya había desaparecido.

— ¿Estás bien? — le preguntó Malia, después de mirar su pequeño rasguño, comparándolo con el de la Alfa que era mucho más grande y prominente. Pensando que, de no ser por ella, estaría muerta.

— ¿Estás preocupada por mí? — se sorprendió burlonamente, mientras sostenía su costado con muecas de dolor— ¿No era que solo te preocupabas por ti?

— Bueno, en el bosque debía preocuparme solo por mí— intentó ayudarla, agarrando su brazo derecho y pasándolo por sus hombros—. Pero tú me salvaste.

— Eso hacen las manadas— contestó aceptando la ayuda—. Se cuidan entre ellos.

— ¿Entonces por qué te fuiste a Francia? — preguntó inocente—. Dejaste a tu manada aquí.

Maya elevó la vista hacia ella, sorprendida de que le preguntara sobre eso.

Aclaró su garganta antes de hablar.

— A veces uno debe pensar en sí mismo, para así poder ayudar a los demás— le explicó—. ¿Cómo puedes ayudar a tus amigos, cuando ni tú misma puedes mantenerte en pie?

— Tiene sentido.

Bueno, díselo a Stiles— susurró por lo bajo.

Malia no entendió, por lo que no contestó.

Una espada apareció frente a ellas, asustándolas y provocando que Maya sintiera más dolor por el brusco movimiento.

— ¡Somos nosotras! — exclamó Malia al ver que se trataba de Kira.

— ¿Qué pasó? ¿Qué anda por ahí? — preguntó rápidamente.

— No lo sé, pero es grande, veloz y con olor a muerte.

— Y corta profundo— agregó Maya aun quejándose.

Kira al notar sus heridas, las ayudó rápidamente a volver al Jeep, dónde Stiles finalmente pudo arreglarlo. Éste al verlas llegar se sintió aliviado, más cuando vio la cantidad de sangre que contenía la remera de Maya, enloqueció.

— ¡Estoy bien! ¡Estoy bien! — exclamó tratando de sacarse todas aquellas manos de encima—. ¡Lo siento curarse!

— ¿Estás segura de eso? — preguntó Lydia mientras todos subían al Jeep.

Maya la ignoró dirigiéndose a la parte delantera como siempre había hecho, pero al abrir la puerta, se encontró con la mirada extrañada de Malia.

— P-Perdón...— se disculpó volviendo a cerrar la puerta, dirigiéndose a la parte trasera.

Como si no tuviera ya suficiente humillación, pensó.

Stiles la vio subir detrás con lástima, sabiendo que la acción de la castaña había sido un auto reflejo por todos aquellos años, pero igual dolía.

— ¡Por favor, no hagas eso nunca más! — exclamó Stiles cuando ya estaban en marcha.

— ¿Hacer qué? — preguntó Malia—. ¿Seguir a Maya?

— ¡Sí!

— Ella es la Alfa, debemos seguirla.

— Entiendo tu punto, pero Maya puede defenderse sola.

— ¿Contra esa cosa de ahí? — le preguntó—. No, no lo creo. Nadie podría.

Stiles suspiró profundamente antes de seguir.

— Pensé que estabas corriendo lejos.

— Estaba corriendo.

— No, creí que te estabas escapando.

— Nunca me iría sin ti.

— ¿Pueden parar? — les pidió Maya mirando la escena con disgusto—. Siento que voy a vomitar.

— A ellas las dejaría— siguió Malia, ignorando su comentario.

— ¡Ey! ¡Te salvé la vida, malagradecida! — le respondió molesta.

— No me refería a ti— le explicó, antes de señalar a Lydia y Kira—. Hablaba de ellas.

— Es un avance— justificó Stiles igual de rápido que la vez anterior.

Finalmente, gracias al olfato de Maya y Malia, consiguieron llegar a dónde se encontraba Scott. Justo a tiempo para verlo salir del lugar junto a Braeden, ambos cargando un cuerpo. Todos bajaron rápidamente para reencontrarse, Maya más rápida que el resto, ganándose quejar de sus amigos por su estado.

— ¡Pap...! — la palabra se cortó de su boca al ver al Derek frente a ella.

— ¿Es él? ¿Es Derek? — preguntó Malia.

— Algo así— dijo Stiles.


Derek era un puto adolescente.






Nuevo capítulo de Benefactor y esta vez con casi 2000 palabras, más vale que me amen (ahre).

Bien los sentimientos Staya aún están presentes, lo que se nota que genera malos entendidos y traerán bastantes problemas hasta que puedan superarse, o tal vez nunca lo hagan.

Por otro lado, Maya y Malia comienzan a acercarse mucho más, sin Stiles en el medio. ¿Qué creen que saldrá de esta relación?





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