Capítulo 20

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—Oye, no digo que querer ir de picnic luego de que trataran de matarte varias veces en dos días este mal. Pero no has dormido bien y lo necesitas, Jefa —comentó Gavriel subiendo a Luke a sus hombros. Lily lo sujetó del dobles de la camiseta que traía mientras saltaba feliz de salir a pasear fuera.

Su sobrino extendía sus manitas para tocar las ramas bajas de los árboles, el parque estatal Fort Ebey era un maravilloso páramo verde con hierbas y árboles altos que limpiaban el aire como un pulmón individual del mundo, contaba con múltiples senderos que te introducían en la vegetación y atravesaban extensos tramos desde donde podías admirar en su esplendor el Estrecho de Juan Fuca. Había una agradable brisa cálida que presagiaba un aún más satisfactorio día que en su ironía presumía ser normal.

La reina avanzaba con una cesta con comida colgada en un brazo y su simpático cachorro de león en el otro, se la adivinaba bastante emocionada por ver a su gente; todos los Vigilantes habían venido con ellos enfundados en cuero. Incluso Cassian y Darcy se unieron a su reunión, Try tenía razón con respecto a los constantes coqueteos de tono excesivamente poético de la pareja.

Por su lado, Aislinn admiraba el paisaje en su vestido de verano sacado de la Francia de 1812, acompañada con un lindo sombrero y unos guantes cortos.

Daraan se había quedado con Ivy y Zachary en la casa, el dragón se comparaba a un volcán a punto de explotar esa mañana. Gavriel no quería pensar en la relación que había entre el celo, la vinculación y Darcy; tal vez mas tarde charlaría con el rey sobre ello.

—Estoy bien y necesito que ellos sepan que lo estoy —susurró la leona sin mirarlo.

No, no estaba bien. La reina había actuado muy distante tras despertar y lo esquivaba, Gavriel sospechaba que se trataba por lo ocurrido en la noche cuando le confesó su doliente pasado.

—Maleon —llamó.

Sin embargo, ella apresuró el paso cuando llegaron a una zona de recreación con mesas para picnic y donde alrededor de cien personas se aglomeraban en algo similar a una alegre reunión familiar. Apenas notaron la presencia de la reina, todos se acercaron para tener la oportunidad de saludarla y un par de niños rogaron que los cargara; los Vigilantes se colocaron alrededor de su monarca para asegurarse de que no corría ningún riesgo.

Gavriel se sintió intimidado, cada vez que Maleon demostraba lo que realmente era, él se quedaba atónito delante de su figura inhumana y eminente.

Por momentos verdaderamente caía en cuenta de que la mujer que amaba era una persona que había marcado su camino y el de muchos otros con fiereza.

No supo exactamente como al cabo de media hora después, se encontraba sentado en una manta naranja comiendo un sándwich de pollo con Ragnar, una incómoda Aislinn que supuestamente quería acompañarlo en presencia del "peligroso" grifo y una mujer desconocida que le contaba sobre su origen: siendo un híbrida entre humano y esfinge. La sobrenatural mujer estaba fascinada por su naturaleza humana, aprovechando su ignorancia le contó medio siglo de guerras y batallas sacadas de una película de fantasía.

También le enseñó la ubicación de la Colonia con su móvil por si alguna vez necesitaba ayuda.

Sorprendido, se enteró de que Maleon era como una leyenda, protagonista de muchísimas batallas que le dieron títulos como: La Demente, La Ignota, La Leona de la Guerra, La Devota de la Sangre, La Mata Reyes y varios más que ya no recordaba. También que todas estas personas eran solo un grupo de una decena de colonias donde se refugiaban híbridos.

Trató de concentrarse en otra cosa, miró como sus sobrinos jugaban animados con los únicos cinco niños sobrenaturales, Darcy caminaba con el elfo por la costa y tanto los mellizos como la medusa correteaban de un lado a otro detrás de la falda de la visceral leona que se movía de familia en familia, sentándose a platicar o intercambiar bocadillos.

Viéndola no sospechabas que estaba enferma. Su sonrisa jovial y la iridiscente vida en sus ojos desentonaba con el recuerdo de su rostro húmedo por las lágrimas que hacía unas horas atrás había derramado.

—¿Está bien, joven Gavriel? —indagó Aislinn tocándole el hombro.

La híbrida mitad esfinge con la que conversaba se levantó porque su hija la llamaba.

—Eh, sí. Solo estoy distraído —contestó él evitando mirarla, la ninfa le producía sensaciones extrañas. Era muy manipuladora y a cada cosa que dijera debía cogerla con pinzas. Por qué Maleon no la había matado hace mucho, era un misterio universal.

—¿Te preocupa la reina? —intervino el grifo tranquilamente.

Los iris grises del Vigilante lo bombardearon, Z tenía razón al decir que el tipo parecía un asesino a sueldo, pero eso se debía a la potente intensidad en su mirada, te electrocutaba la piel hasta que se te erizaba por completo y te hacía sudar porque daba la impresión de que podía leer todos tus sucios secretos sin parpadear. La expresión indescifrable en el rostro de ese viejo pirata barbudo lo hizo temblar, sentía que no podía mentirle.

—Puedes ser sincero, no soy un bocazas y me gusta escuchar a la gente —agregó Ragnar.

Gavriel dudó antes de articular:

—Ella es asombrosa... es simplemente grande. Creo que, aunque pasara mi vida oyéndola contarme todas sus hazañas, no me bastaría ni para conocer la mitad.

—¿Te sientes inferior a ella?

—Es imposible no sentirme así... como si no pudiera hacer nada por ella... soy incapaz de defenderla o cuidarla, soy vulnerable en comparación y no puedo cambiarlo —admitió, pero entonces se aclaró la garganta—. Lo siento, estoy diciendo idioteces que no vienen al caso.

Ragnar subió ambos hombros.

—Todos nos sentimos así al emparejarnos, no eres un caso aislado.

—¿Qué quieres decir?

La ninfa se quitó su sombrero y le sonrió.

—Los seres mitológicos son muy dependientes, Joven Gavriel. La Vestal del Novilunio nos envió al mundo con dones y con esta particular bendición, una hecha para que, contrarios a ella que sufrió una martirizante soledad, pudiéramos encontrar a nuestro eterno compañero al sentir su esencia —intervino Aislinn con armonía—. Cuando se pacta un compromiso, nos convertimos en animales desesperados y posesivos. El sentimiento de inferioridad y desespero es común. El bienestar de nuestras parejas pasa a ser la primera prioridad. Aunque algunos individuos son más salvajes que otros, como en el caso de aquellos que sufren transformaciones animales. —Arrugó la frente—. Su majestad, es una hembra interesante, no puedo imaginar...

El grifo la interrumpió cortésmente.

—No visualizo a la reina como una hembra del tipo romántico. Quiero decir que me acaba de mandar a cuidarte cuando podría disfrutar de tu compañía y todo. Incluso sé que nos mira ansiosa cada que nos distraemos, pero creo que está intentando ser más "humana" para ti y no asustarte por dejarse llevar por sus instintos. Incluso ha rechazado marcarte y mierda...

La voz del tipo se desvaneció mientras lo miraba, de seguro su cara demostraba la contradicción en su pecho. Marcar. Sonaba peligroso y terrorífico. Ragnar le ofreció una botella de jugo. A Gavriel el estómago le dio otra sacudida inexplicable y negó con la cabeza. Alarmado y confundido, dobló la servilleta en lo que susurró:

—Necesito a alguien que me ayude con esto.

La áspera voz del grifo se volvió suave.

—¿Qué soy yo, un atún o una sardina? Daraan me contó que le quemaste las pelotas a Zelos. Todo eso nos hace muy amigos, tú considérame uno.

Gavriel abandonó su sándwich.

—No pude herirlo, aun cuando hirió a Maleon. Solo fue estúpido piquete.

—Si tuvieras una pizca de maldad en tu cuerpo o fueras un cobarde, no te sentirías como un imbécil por ello —le dijo Ragnar—. Ahora Daraan está obsesionado en recorrer la ciudad en busca de un picanas eléctricas para que las llevemos ocultas. Quiere que todos tengan la oportunidad de joder a su hermano. ¿Crees que vamos a vernos tan geniales como mi rey dijo que te viste al hacerlo?

El chico alzó una ceja.

—Ni una posibilidad —dijo él, sonriendo mientras lo miraba de reojo.

Los fijos ojos tormentosos de Ragnar le devolvieron la sonrisa.

—Eso es lo que yo le dije también.

Aislinn volvió a opinar.

—¿Picanas eléctricas? Eso es correcto, me resultan más seguras que un arma. Aunque el asunto de electrocutar regiones intimas es poco profesional —reprochó.

Ellos dos se echaron a reír por el comentario de la ninfa. Un silencio de camaradería descendió entre ambos hombres. La mujer los miró extrañada, Gavriel jugó con una hoja de césped mientras el pirata extendía las piernas y bebía una lata de cerveza.

—Así que —dijo el grifo —, cuéntale al abuelo R todo. ¿La reina hirió tus sentimientos o algo así? ¿Por qué se siente tan raro el ambiente entre los dos?

—Wow, eso es simple —contestó—. Me contó su pasado y ni siquiera sé si estaba en sus cinco sentidos. Dijo que podría estar emparejándose seriamente conmigo, pero que no quiere joderme la vida al marcarme sea lo que eso sea. Quiere dejarme ir.

—Oh, por todas las doncellas del agua —exclamó la ninfa ruborizada—¿Han hecho el... eh, "eso"?

—¿A qué te refieres con "eso"?

La rubia se tapó los labios avergonzada y el otro hombre respondió:

—Habla de si la reina te marcó.

—No, no lo hicimos. —Las palabras comenzaron a salir sin tapujos—. Nos conocemos desde hace ocho meses, y ha tirado a la basura el poco control de mi vida. Mi cerebro exige que confíe en ella, quiero que me acepte, pero ni siquiera soy importante y eso me está volviendo loco. Además, soy un humano. Estar con ella la matará y me aterra tanto como deseo estar a su lado.

—Entonces ¿Hablaron sobre esto y se alejó? —dijo Ragnar—. Eso está mal.

—Bueno, sí. Daraan me dijo que tenía que decidir rápido acerca de lo que quería y Maleon dijo que necesitaba tiempo para dejarme ir. Luego empezó a actuar como si no me conociera. Por otra parte, está el asunto de mi hermana y de la loca de Hera del que ocuparse, y esto es todo una mierda muy extraña. —Agitó una mano en un gesto de exasperación—. Además, apenas conozco a nadie aquí, y parece que ya he creado divisiones entre ustedes también. Esto es una locura.

Ragnar y Aislinn se tensaron, el grifo habló primero:

—Vamos a dejarnos de idioteces por un minuto y aclarar las cosas. Hay que ocuparse de Hera y tu hermana, es una misión en este momento, pero no es parte del verdadero problema del que hablamos aquí, ¿verdad?

Después de un momento, Gavriel negó con la cabeza. La ninfa prosiguió:

—Muy bien. Ahora, joven ¿Causado divisiones? Nuestro modo de interactuar ha sido así desde el comienzo. Usted es sin duda un paradigma en nuestra vida normal que nos tomó por sorpresa. Pero nos adaptaremos, aunque no me agrade la decisión. Los cambios ocurren.

Ragnar tomó voz nuevamente.

—Eso no quiere decir que no habrá otros con los que tendrás problemas si te emparejas con la reina. Su majestad es muy poderosa, económica, política y mágicamente, y no voy a mentirte. Jamás estarás a su altura. Nunca podrás ser socialmente presentado como su compañero porque a los ojos del Consejo y de las demás especies está casada con el dragón nieto de Hera. Los híbridos podrían aceptarte, pero no el resto. No podrás casarte con ella oficialmente. Además de que tener hijos está descartado por su condición. —El humano entrecerró los ojos sobre él, recordando bien sus palabras—. Esto puede parecer una basura complicada, pero todo es simple porque se reduce a una cosa. ¿Quieres a Maleon o no? ¿La quieres lo suficiente para superar su pasado, para aguantar toda la mierda que tiene en sus hombros y tratar con lo que depare el futuro? ¿O quieres salir corriendo y dejar todo esto atrás? Eso es todo lo que debe preocuparte, tus problemas se resolverán con el tiempo porque traeremos a tu hermana y protegeremos eternamente a tu familia.

Trató de imaginarse huyendo y empezando de nuevo cuando todo acabara. Podía regresar al viejo campo que su abuelo les había dejado. Estarían solos allí. Sin embargo, sabía sin haberlo discutido que, si le decía adiós a Maleon, no habría una segunda oportunidad porque la próxima bien podría estar muerta.

—Yo tengo miedo, pero sé lo que quiero. Solo no sé cómo convencerla de que es cierto.

—A menudo, el vínculo de emparejamiento en nuestra especie es tan intenso como caótico. Conozco veces cuando ha sucedido al momento en que dos indefensos desconocidos ponían los ojos el uno en el otro —relató la ninfa—. Sus emociones son naturales, joven Gavriel.

—Sobre este vínculo de emparejamiento ¿Alguna vez ocurrió que le suceda a una persona y no a la otra?

El grifo soltó un aliento.

—Eso es complicado de explicar, haber... por ejemplo. Yo no soy híbrido, soy un sangre pura y es mucho más difícil si uno de nosotros se vincula con un humano, ya que los que no son como nosotros no pasan por la misma experiencia. Recuerdo una vez hace medio siglo, vinculación o simplemente sexo, no lo sé. El macho se quitó la vida cuando la hembra humana lo repudió.

A Gavriel se le secó la garganta.

—Eso es horrible.

Aislinn frunció el ceño.

—No era necesario recurrir a memorias tan traumáticas.

—Pero... ¿Qué pasa con mi humanidad? Voy a morir con suerte a los 80 o 90 años, eso es un suspiro para alguien como Maleon considerando que la salvemos —exclamó el humano.

Ragnar se encogió de hombros.

—Yo no huiría de eso y creo que en su corazón la reina tampoco... dime tú ¿Te negarás una compañera y la posibilidad de la felicidad solo porque vas a morir algún día?

—Es que, yo voy a morir de un modo u otro, pero me parece terrible pensar que Maleon moriría por mí.

El hombre barbudo se encogió de hombros otra vez y miró sus manos mientras giraba la lata vacía de cerveza en círculos.

—Escúchame bien, el hecho de que algunos de nosotros nos denominemos "inmortales" no significa que no podamos morir. Mira cual fue la razón de por qué terminamos conociéndonos, mi reina se muere. —Suspiró—. Cualquiera moriría por aceptar la oportunidad de tener una compañera: humana, duende o unicornio, lo que sea. La mayoría de nosotros lo haríamos, ¿sabes?

—Vaya, es complejo.

—Sí, aunque admito que en ninguna galaxia existente, ni yo y tampoco ninguno de los Vigilantes consideramos que, bajo las circunstancias, su majestad encontraría a su compañero y todos pensamos que es una bruja con mucha suerte. Si tomas tu decisión, solo te resta convencerla y sabes muy bien el tipo de entrega que puedes ofrecerle.

—¡Hey! ¿Tienen jugo? ¡Los niños tienen sed!

Tanith les gritó mientras se acercaba para investigar, sus serpientes habían pasado a ocultarse debajo de un pañuelo floreado que le cubría toda la cabeza para no traumatizar a otros humanos del parque.

—Gracias, Ragnar. A ti también Aislinn por la explicación.

El grifo sonrió y la ninfa le tomó la mano. Gavriel se puso de pie, saludó a la medusa y se fue a jugar con sus sobrinos.

Se alejó lo más que pudo de la gente hasta ocultarse detrás de un viejo árbol, una sensación abrazadora le castigó los pulmones. Un dolor intenso le imprimió los huesos. Tenía que eliminarlo. Valiéndose de todas sus fuerzas se puso de rodillas mientras el vómito ascendía por su esófago y las arcadas la hicieron convulsionar; el ácido líquido le quemó antes de salir. Maleon contempló aquel repugnante espectáculo y volvió a vomitar deseando eliminar de su organismo el veneno que lo contaminaba, se dio cuenta entonces que alguien le sostenía el cabello.

Olió el perfume a flores y gruñó.

—¿Qué quieres Aislinn?

—Dile a tu gente que estas indispuesta y regresa a la casa.

La reina se limpió de un manotazo la barbilla con los residuos del repulsivo liquido de su estómago, después inhaló con necedad para levantarse y encarar a la ninfa. No se había escabullido de su gente y de los Vigilantes para que ella la encontrara, no tardarían mucho en notar su desaparición. Enseñó lo dientes molesta, hastiada y mareada. Le quedaba poca energía, gastarla en esta hembra sería un desperdicio.

—Soy una loca testaruda así que me quedaré, pero gracias por el consejo —contestó como una amenaza.

Iba a dejarla allí e ignorarla, salvo que Aislinn volvió a hablar.

—Has empezado a oler a enfermedad.

La paralizó.

—¿Desde cuándo?

—Sentí el aroma esta mañana. Sin embargo, pensé que se trataba de la señorita Darcy, pero se ha ido intensificando y estando aquí junto a ti... no me quedan dudas. Me temo que si regresas con los demás lo notaran de inmediato y creo que no es lo que necesitamos ahora.

La leona se llevó las manos a la cara, cubriéndose el rostro mientras lo subía para mirar el cielo, de todos los momentos su maldito cuerpo siempre la traicionaba en los mejores y la dejaba noqueada sin poder pensar con claridad. Estaba agotada hasta el infinito. Tendría que marcharse, abandonar la idea de despedirse y ocultarse en su pequeño cuarto que funcionaba como una jaula de oro para un ave enferma. Se sentía atada por todos lados, recluida y prisionera de su propia piel, el león encarcelado lloraba desconsolado por un último rugido que ella no podía permitir porque le dolían hasta las cuerdas vocales.

Daraan lo había dicho "Todo está yendo más rápido, cariño" y era cierto. La caída finalmente había empezado e iba muy de prisa.

¿Cuánto faltaría para convertirse en un cuerpo vivo, pero muerto de mente? ¿Cuánto le quedaría después de eso? ¿Un día? ¿Unas horas? ¿Qué se sentiría perder absolutamente la consciencia que tanto se parecía al alma?

—Diablos... es muy malo... eso está muy mal, es tan malo que no tienes ni idea —murmuró luchando por no tartamudear.

Se le llenaron los ojos de lágrimas por mucho que se negó a ellas, la humillación le enrojeció las mejillas y un jadeo se le escapó víctima del pánico.

—Quiero realizar una fiesta —dijo Aislinn seriamente.

Eso la sorprendió.

—¿Qué? ¿Vas a celebrar mi muerte? Vaya sádica eres.

La rubia se escandalizó.

—¡Por la luna y las estrellas! ¿Qué estás diciendo? —La ninfa se cruzó brazos indignada y alzó la barbilla—. Aunque no me sorprende, no esperaba algo menos arcaico de tu persona.

—Estoy diciendo lo que escucho, quieres hacer una fiesta que antes aberrabas y justo el día anterior a la reunión del Consejo de imbéciles. No puedes acusarme de sacar conclusiones apresuradas cuando me detestas.

Aislinn se pellizcó el labio inferior con los dedos, cosa que hacía cuando estaba irritable y preocupada.

—Quiero hacer una fiesta para ti. Podemos invitar a tu gente a celebrar también si así lo quisieras.

Maleon se carcajeó para no enfadarse.

—¿Para mí? Me tienes lástima y no me gusta, suena hipócrita después de todo lo que me has hecho, Lindura del Bosque.

—No te dirijas a mí con calificativos tan ridículos —advirtió determinante la hembra de ojos tormentosos—. Mentir sería tonto de mi parte, pues sí es verdad que siento lástima por ti. Aun con eso deseo que lo consideres porque podría ser la última vez que compartas un momento agradable con "todos" tus seres queridos. Las dos sabemos que el fin esta contado con horas desconocidas.

—No trates de manipularme porque te arrancaré la lengua de una maldita vez.

—¡No estoy manipulándote! —farfulló la ninfa entre dientes—¡No entiendo porque todos ustedes asumen eso de mí!

—Es todo lo que me has demostrado con tus acciones, Lindura del Bosque.

La leona sonrió con cinismo, amaba enfurecer a Aislinn porque era en los momentos límites que la hembra abandonaba las palabras complicadas y se expresaba con la limitación de sus sentimientos, durante estos cortos minutos que el autocontrol explotaba ella se veía como un individuo real y no una condescendiente farsa con vestidos caros. Una reina no conversaba con mentirosos, si los descubría, seguiría a cierta icónica figura de "Alicia en el país de las maravillas" y decretaría a todo pulmón: ¡Que corten su cabeza!

A Maleon le encanta la Reina Roja y no le importaba presionar a Aislinn para que se despojara de su máscara de apariencias.

—Tú... tú... grandísima perra del infierno, cierra la maldita boca y escúchame —gritó la ninfa ruborizada como el hada Campanita—¡Yo soy hija de Nale y Ríona, fui criada desde mi nacimiento con el destino de salvar a mi pueblo de vivir siendo muñecas estúpidas para todos los machos poderosos! ¡Iba a ser reina y me destruyeron por completo, me acusaron de un intento de homicidio y me sentenciaron a la muerte más digna que podría tener! ¡Tú me quitaste la posibilidad de morir con honor, arrastrándome a tu maldita casa de salvajes y obligándome a vivir una vida sin sentido siendo tu condenada muñeca estúpida! ¡Todo este tiempo he tratado de hacer lo mejor por los demás!

Sí, esa ninfa era una fiera maquillada de princesa.

—Nadie pidió que los salvaras —contestó a sabiendas de que la haría enfurruñar.

—No, pero es lo que una líder hace. Traté de miles de formas de salvar a ese vulnerable ser con quien estas obsesionada que sea un mantícora, pero es solo un animal indefenso que debe estar en su habitad natural. Intenté advertir al joven Gavriel de lo que querías con su sobrina y desde el comienzo he luchado por hacer entender a los Vigilantes que debías tener un cuidado especial porque eres peligrosa para los demás. Ninguno de ustedes me tiene en cuenta... están convencidos de que soy una calamidad en la casa y no entiendo qué más hacer, yo no creo en el camino de la guerra que ustedes eligieron...

—Son guerreros, si hubieras sido reina habrías debido tenerlos para proteger a tu pueblo y a ti.

La rubia negó testaruda.

—Mi especie cree en la paz y habría utilizado acuerdos para evitar la violencia. Tú no lo entenderías Maleon, no es parte de ti.

Se sorprendió de nuevo, era la primera vez que la llamaba por su nombre.

—Piensa en eso cuando juzgues a mis Vigilantes, recuerda el "no lo entenderías" porque créeme que tú tampoco lo haces. Fuiste criada para ser reina, conoces la historia y aun así no ves con claridad. Yo soy una asesina para que mi gente no lo sea, les di la libertad con la que debieron nacer. Los defiendo de la única forma que tu "raza" y todas las otras me enseñaron. Los tuyos me odian mientras destruyo el infierno que construyeron unos contra otros. Ni siquiera respetan su estúpido principio de linaje puro y sus juegos cínicos conspiraron para traer a los híbridos a la vida. Mira a mis Vigilantes, ellos son sangre pura y a dos de ellos los saqué de Criaderos, los salvé, me juraron lealtad y me aman tanto que quieren estar a mi lado al morir. —Sus palabras la impactaron, pudo ver la impresión en sus ojos. La leona se abrazó a sí misma y peleó con la angustia. Necesitaba cambiar de tema—¿Qué pensarían tus ninfas? ¿No deben esperar al famoso novilunio para sus fiestas?

—¡Me importa un comino el novilunio! ¡Es una fiesta, deja de ser dramática!

Maleon rió antes de ver como Saraf y Try se le acercaban con paso sincronizado hacia ellas. Empezó a alejarse del sitio donde dejó parte del contenido de su estómago, pero volteó hacia Aislinn con un ronroneo de satisfacción.

—Has tu fiesta si quieres.

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