Capítulo 8

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Maleon irradiaba felicidad y malevolencia, Gavriel casi podía imaginársela sentada en su trono rodeada de un aura de fuego mientras reía con una carcajada diabólica sacada de la Reina Malvada de Blanca Nieves. Luego de la extraña reunión, había entendido lo único que le concernía de la conversación: existían posibilidades de salvar a Hailey.

Eso le inundó el pecho de emoción, la traerían de vuelta.

—¿Estarías dispuesta a declarar... —La reina dejó de sonreír y frunció el ceño, miró a Ivy en busca de ayuda. La muchacha de pelo rosa se apresuró a susurrar en su oído—¿Estarías dispuesta a declarar ante el Consejo, Darcy? Agradeceríamos que pudieras corroborar frente a ellos lo que Zelos hizo, no debes preocuparte por las consecuencias. Tendrás mi eterna protección por tu acto.

—La de todos los aquí presentes —añadió Daraan con convicción y nadie se negó a ese compromiso.

Gavriel tenía a Darcy contra su pecho, sentía los estremecimientos de su cuerpo y el recelo que le producía estar rodeada de esas personas. Él no pudo soslayar el desasosiego que le produjeron las palabras de Maleon, si su amiga se exponía y declaraba en contra de ese hombre o mejor definido monstruo, contra un ser antinatural que estaba familiarizado no solo con reyes sino con vengativos asesinos a sangre fría; su vida estaría perpetuamente en peligro.

Estos hombres y mujeres juraban mantenerla a salvo, pero seguía fastidiándole la idea.

¿Tendría que arriesgarla por Hailey? ¿Eso era justo después de todo lo que ella había hecho por él?

La apartó lo suficiente como para verla a la cara, el magullado rostro femenino avivó su rabia, apretó ligeramente sus hombros y no le interesó quienes lo miraban.

—Darcy, tienes que pensar bien esto y no tomar una decisión sin considerar las consecuencias, lo más importante es que tú estés bien.

Cassian volvió a acercarse a ellos con sutileza y miel endulzando su voz, colocó una mano en la espalda de la mujer. A Gavriel no le gustó que el tipo la tocara tan confianzudamente, sospechaba que había algo escondido en el tono con el que hablaba, tomó la muñeca del hombre y la quitó con la lentitud suficiente como para enviarle un mensaje de advertencia.

—Señorita Darcy, por favor no dude que daré mi vida por usted sea cual sea su decisión. Una persona como usted... no merece nada menos después de su valentía para con los pequeños —juró el elfo.

Ella le sonrió y susurró un agradecimiento, luego se volvió hacia los otros seres que parecían mucho menos amigables.

—Yo quiero hacer lo que pueda para que Luke y Lily tengan de vuelta a su mamá, así que acepto su ofrecimiento.

No fue por la persuasión, ni por la manipulación de la voz bonita de Cassian, ni siquiera por el miedo. Darcy habría contestado lo mismo sin pensar porque era la clase de persona que era. Además, estaba habituada a la idea de poder morir, salvo que ahora se sumaba una pisca de mitología, peligro y magia incluidas.

La sonrisa de Maleon regresó aún más grande.

—Perfecto, entonces esta todo solucionado. Organizaremos la fiesta y le alegraremos la vida a la rata de Hera con mucho gusto por todo lo que nos ha hecho —anunció luminosa. Entones se dirigió a Aislinn—¿Cuándo sería mejor para las ninfas celebrar semejante espectáculo?

La rubia reprimió sus opiniones y prefirió no ir en contra de la desquiciada bárbara que la miraba fijamente.

—El novilunio se dará en una semana y dos días, es mejor augurio para una celebración.

—Una semana y dos días... —repitió pensativa—. Bueno, ya esperamos casi un año... nueve días no son nada. Confió en que Hera mantendrá a salvo a Hailey hasta poder utilizarla en mi contra y como aún no ha dado señales, esa maldita aún está planeando cual es la mejor forma de hacerlo —Nadie replicó la disposición de la reina. Ella le enseñó los dientes a sus Vigilantes—. Una última cosa, dada la relativa alarma en la que estaremos este lapso de tiempo, quiero que declinen de sus obligaciones habituales y se enfoquen únicamente en custodiarlos. Saraf y Try ustedes se encargarán de los niños; Daraan y Ragnar ustedes de Gavriel y Darcy respectivamente. Alternen sus turnos, nunca deben quedarse solos.

—¿Y yo qué? —cuestionó Tanith y todas sus serpientes se enredaron en sus brazos en un abrazo asfixiante.

La reina se estiró, sentía que su cuerpo se hallaba en una perpetua contractura.

—Tú te quedaras conmigo.

El descontento y la cólera afloraron en el rostro de la medusa, sus hijas sisearon con la boca abierta como si quisieran morder. Desde su lugar, Gavriel apartó a Luke del cachorro de león para alejarlo de la mujer reptil que se veía enfadada.

—¡Déjeme reemplazar a Try, a él no le gustan los niños y yo puedo...

—Mi palabra es absoluta Tanith, es una orden.

La medusa agachó la cabeza.

—Mi reina, no se vaya a ofender. A mí me encantaría hacer cualquier mierda menos encargarme de unos quisquillosos mocosos humanos —exclamó Try con molestia—. Su especie no me gusta.

Gavriel detestó que hablara así de sus sobrinos e iba a maldecir al desgraciado de pies a cabeza, pero Lily se le adelantó y le dio al hombre una patada en la pierna. La impresión en aquel enorme saco de testosterona fue histórica y dejó a todo mundo mudo. Él tardó en reaccionar al arrebato de su sobrina, en dos zancadas ya estaba detrás de ella.

—¡Lily!

—¡No digas palabras feas frente a mi hermano, enorme señor grosero! —bramó la niña con el tono justo y el ceño fruncido—¡Y tampoco me juzgues por ser una humana, yo no me asusté porque tú eres diferente! ¡No somos malos!

Saraf se carcajeó y su mellizo se agachó hacia la chiquilla mientras su tío la retiraba lentamente.

—Tampoco puedes hablar de lo que no sabes, niña obstinada. Yo tengo mi historia con tu especie y sé de lo que hablo.

La infante iba a seguir discutiendo, pero la voz de Maleon la silenció.

—Las reinas deben aprender cuando ser fuego y cuando oyentes, Lily.

Sus palabras le quitaron la respiración a los Vigilantes, ondearon en la inmensidad de la afonía en la habitación. La pequeña pensó en la oración de la reina y miró al gigante hombre calvo con expresión austera, apretó los dientes para tragarse el orgullo. Se zafó del agarre de su tío para plantarse delante de él.

—¿Por qué odias a los humanos?

—¿Segura que quieres saberlo?

Ella asintió, Try se cruzó de brazos y su hermana estrelló su palma en su frente irritada.

—Oh, ya empezamos —se quejó Ragnar.

La mirada del hombre serpiente se oscureció aún más, Gavriel se alarmó y trató de coger a Lily de nuevo, pero se detuvo en cuanto el tipo dijo:

—Los humanos se robaron a mi cabra.

—¿Qué? —exclamaron la niña y los dos adultos que la acompañaban.

Maleon aplaudió conforme y dio por acabada la conversación, próximamente se llevó las manos a los labios para silbar. Un escándalo de ladridos y gruñidos emergió del exterior, como si una jauría se aproximara a toda velocidad.

—Ya que tienen una historia de cabras que contar y mi decisión no va a ser debatida, doy por terminada esta reunión. Si Gavriel, la hembra humana o los niños desean algo... ustedes moverán cielo y tierra para dárselo. Si aunque sea un solo de sus cabellos se despeina o una de sus uñas se rompe, los haré estrictamente responsables y el castigo lo ejecutaré yo misma. Dicho esto, adiós.

Mientras todos salían la reina no miró a ninguno, se forzó a no poner sus ojos en Gavriel y los oyó quejarse cuando sus leales caninos entraron como un pelotón de emoción que le saltó encima. Ella amaba a sus mascotas y adoraba la forma en que esos animales la querían como su único amor.

Se desplazó al sofá mientras sus perros se turnaban para que les rascada tras las orejas, la silenciosa presencia de Ragnar a su lado no la inquietó.

—No estoy de acuerdo en realizar la famosa fiesta, pero mantener a Tanith lejos de los niños fue una buena decisión, no hubiera sido bueno para ella —dijo el hombre.

—Es una criatura sensible y si la dejara acostumbrarse a esos pequeños... se le rompería el corazón cuando llegara el momento de partir. Todos sabemos lo malo puede ser eso para alguien que pasó por lo que ella lo hizo.

Él asintió.

—¿Me dirá por qué dijo lo que dijo a la niña humana?

Maleon sonrió y besó a Congo, su dálmata.

—Ooohhhh, que bien se siente el sol en mi piel. Creo que le daré un baño a mis cachorros y no, no necesito ayuda para ello.

Ragnar captó la indirecta y supo que su reina no diría nada. La vio salir de la habitación con toda la manada de canes detrás de ella, Simba era arrastrado mientras mordisqueaba el largo vestido de la hembra.

—¿Qué será lo que tienes en mente con esa pobre niña?

Aislinn no logró alegrarse.

A pesar de la práctica que tenía en fingir y encubrir sus verdaderas intenciones, aparentar estar en control cuando sentía que agonizaba. Lo había hecho toda su vida, pero en este instante no lo conseguía y eso la importunaba. Observó a la humana enferma desplazarse escaleras abajo de la mano de la niña, Gavriel iba junto a ella con el otro infante. Los mellizos y Daraan ya los esperaban al final de los escalones mientras discutían entre ellos sobre los turnos que tomarían o tal vez del clima, no lo sabía con exactitud.

Ella había sido criada para ser una reina, proclamada enemiga publica tras ser inculpada de intentar usurpar el trono y sentenciada a una ejecución; la cual había sido interrumpida por un bestial león con la esencia de un fénix.

¿Ella se lo había pedido?

No.

¿Estaba agradecida?

Para nada.

¿Odiaba a la Maleon por arruinar su muerte?

No, odiaba que la mantuviera viva sin propósito porque para ella eso no tenía valor ni sentido.

Sin embargo, que de alguna manera le debiera la vida, no quería decir que se empederniera en seguirla fanáticamente en todos sus temerarios e insensatos fines. Habían vivido diferentes historias, creían en cosas distintas, esa hembra era una reina y una asesina a la que no le temblaba el pulso cuando tenía que abrir una garganta; al contrario, Aislinn aún daba fe de que la violencia no era una salida en ninguna situación. Una ninfa nunca se manchaba las manos con sangre, ese era un principio fundamental. Así que naturalmente, las dos siempre acababan por tener muy fuertes desacuerdos y discusiones que normalmente perdía porque su opinión no tenía valía en esa casa. Aunque nada le impediría formar parte de este plan, no confiaba en su totalidad en los Vigilantes, por lo menos no interactuando con humanos. Allí la reacción de Try esa mañana. Ella misma sabía lo que se sentía estar asustada, perseguida y rodeada por gente desagradable; se aseguraría de que estuvieran a salvo y para ello necesitaba que Gavriel supiera exactamente quien era la reina de los híbridos. Así le temería como debía y se alejaría antes de que cualquier tragedia ocurriese.

Por la Vestal, tenía que advertirle para que protegiera a su sobrina... solo deidades sabrían qué deseaba Maleon con esa criatura indefensa.

—Cassian, quiero que cuides de cerca a la humana. Es muy vulnerable y el estrés de esta situación no la ayudará, dale lo que necesite y lo que sea beneficioso para que su estadía sea lo más cómoda posible.

—Por supuesto, lo haré encantado y no se alarme, tampoco abandonaré mis obligaciones con usted —contestó el elfo con las manos detrás de su espalda. Afortunadamente, su oreja ya no sangraba y había comenzado a cicatrizar.

La ninfa negó y descendió por las escaleras escoltada por su sirviente.

—No, ocúpate de ella. Trátala y consiéntela como lo harías conmigo.

—Lady Aislinn, eso es...

Se giró hacia él y tomó sus manos para depositarlas en su propio pecho, de manera que sintiera los latidos de su corazón; el elfo se quedó sin aliento.

—Cassian, esto no es una orden sino una súplica. Por favor, yo estaré bien. Cuida de ella. —Su voz bajó una pulgada—. Hazla sentirse querida y apreciada en esta casa, es lo menos que podemos hacer. Sabemos que no hay ser más adecuado para eso que tú.

Él cerró los ojos y suspiró, la ninfa sonrió agradecida.

—Lo haré por usted Lady Aislinn, yo daría mi vida por usted.

Ella se sintió mal por aquella devoción, apartó sus manos con delicadeza y dio un paso atrás. Hizo una ademán para indicarle que la acompañara, alcanzaron al otro grupo antes de entrar a la cocina.

—Joven Gavriel, espere por favor —llamó y ellos se detuvieron. Arregló su vestido en cuanto estuvo a su lado y habló al humano con suma suavidad; las ninfas podían sosegar las malas emociones de cualquiera con el tono de voz adecuado. Aunque sus habilidades no eran tan fuertes como las de los elfos—¿Le gustaría que tomáramos nuestro almuerzo juntos? Hay cosas que me gustaría conversar con usted y sus sobrinos están más que invitados a acompañarnos.

Gavriel dudó a su pedido y ella insistió un poco más, endulzando su voz para transmitir confianza. Los astutos ojos de los dos Vigilantes y el rey la atravesaban con difidencia, casi podía sentir la ardida mirada de Ragnar en la cima del balcón estudiándolo todo.

—Bien, pero Darcy también vendrá.

—Por supuesto —intervino Cassian. Luego se dirigió a Darcy y rozó ligeramente su brazo con la punta de los dedos—. Lo lamento, no quisiera parecer inoportuno, pero me gustaría ofrecerle un atuendo más cómodo que usar.

La mujer humana se quedó helada, estudió su aspecto avergonzada.

—No quiero causar problemas, pero me gustaría tener la oportunidad de ir a mi apartamento para buscar lo necesario... algo ha tenido que sobrevivir al incendio.

Cassian se mostró afligido frente al dolor y la vergüenza de la fémina delante de sus ojos. La sensación de perderlo todo, que habitual sentimiento que constantemente le molestaba. Buscó las palabras justas para explicarle que eso no sería posible sin herirla.

—Oh, señorita...

—Eso es imposible. Lo siento, cariño. De aquí a una semana y tal vez más, estaremos encerrados en esta enorme jaula de oro. Así que deberás conformarte con la ropa que podamos darte, sino te gusta puedes quedarte con el camisón mugriento; no voy a obligarte a preocuparte por ti misma —dijo Daraan con impaciencia.

—Majestad, la ofenderá y es una invitada —sentenció el elfo con severidad por la hostilidad que expresó hacia la mujer.

Su comentario tampoco pareció gustarle ni a Gavriel ni a los mellizos que lo observaron con agudeza.

—Eres un jodido imbécil. No vuelvas a hablarle así otra vez o te juro que te arrepentirás.

Lily se aferró al brazo de su tío, nunca lo vio golpear a nadie y no quería que lo hiciera ahora. Su mamá le había dicho que él había golpeado a su papá una vez, tras abandonarla cuando el embarazo de Luke se puso difícil y por eso los oficiales se lo llevaron lejos... ella no quería que se lo llevaran de nuevo. Además, no sonaba como una buena idea hacer enojar a un dragón.

—¿Qué? Solo estoy diciendo la verdad. No voy a decorar la situación con flores y arcoíris.

Darcy lo encaró con una expresión distante y obstinada.

—Bien, yo tampoco "decorare" la situación entonces. Tengo cáncer y no puedo dejar de lado mi tratamiento por tiempo indefinido —Daraan recibió el golpe directo en la moral. Lo había olvidado—, pero entiendo tu punto de vista "realista". —Se volvió a Cassian con falsa seguridad—. Me gustaría aceptar la ropa que puedan darme, muchas gracias.

Darcy la dio un apretón en la mano a Gavriel y se fue con el elfo, para su mala o buena suerte, Saraf los siguió y cuando subieron las escaleras, Ragnar se sumó a ellos tres. En el vestíbulo, el ambiente se había tornado acido alrededor del dragón y el humano. Por primera vez desde que se conocieron, tanto Aislinn como Try se vieron obligados trabajar en equipo para despejar la tensión que rodeaba al par de hombres; aunque Try fue mucho menos discreto con sus palabras.

—Si alguno le patea el culo al otro, luego yo lo mato a puñetazos.

Los cinco se encaminaron al segundo piso de la casa, allí ya no había la ilusión de atardeceres; en cambio se extendía un pavimento de mármol blanco y las relucientes paredes estaban tapizadas con elementos florales de un profundo azul oscuro. Algunos cuadros de bailarinas con orejas alargadas y variados colores de piel que imitaban los obtenidos de un arcoíris, estos embellecían aún más la esencia elegante de las paredes. Todos almorzarían en la habitación de Aislinn y aguardarían a que presuntamente las demás ninfas de la casa sirvieran la comida. En cuanto llegaron a la puerta del cuarto, el eco de pisadas en una acelerada carrera que se aproximaba detrás de ellos les llamó la atención y se detuvieron en el umbral de la puerta.

Desde el otro extremo del pasillo, Tanith se acercaba con un oso de peluche y su nerviosismo se revelaba en lo inquietas que se movían las serpientes en su cabeza.

—Ustedes entren, tengo que hablar con ella —avisó Try.

Gavriel frunció el ceño mientras Daraan lo incitaba a entrar, pero entonces se le cayó la boca al piso, aunque debería de estar acostumbrado a la excentricidad de estos seres. La habitación de Aislinn era la materialización de la de una princesa de cuento de hadas, era una mancha de verde y crema, un delicado patrón floral salpicado con rosa decoraba la colcha y las fundas de las almohadas de la inmensa cama con postes decorados con tules transparentes. El piso de madera estaba cubierto por un tapete de color vino y estaba amueblado con unos gabinetes, muebles y armarios antiguos, pesados y oscuros. A Aislinn aparentemente le gustaba el señorío Ingles como para ir por una arquitectura al estilo georgiano.

Una mesa redonda con vajilla de plata sobre un mantel blanco e impecable se disponía delante de una ventana que casi tocaba el techo y que gozaba de un balcón al exterior. Gavriel automáticamente corrió hacía ella para ver afuera, se le secó la boca al ver un extenso bosque irguiéndose a la redonda y cumbres montañosas a unos kilómetros. No había más. Solo árboles, montañas y el cielo despejado del mediodía. Claro, además del desconcertante sentimiento de no saber dónde estaba.

—¿Qué demonios? —exclamó impresionado.

—Es el Parque Nacional de las Secuoyas, en California —aclaró Daraan.

Gavriel se ahogó con su propia saliva.

—¡Espera, yo estaba en Nueva York!

—Bien, espero que hayas disfrutado de Aerolíneas Dragón Antiguo.

Los habían llevado volando hasta allí, se hubiera muerto de miedo de haber estado consiente.

—¿Por qué viven en un Parque Nacional? —preguntó sin habla al rey.

—Hemos estado aquí desde mucho antes que se nombrara Parque Nacional, el mundo se movió y nosotros nos quedamos. Este es un santuario para nuestra gente, unos viejos hechiceros nos otorgaron una poderosa barrera que impide a cualquiera llegar aquí. Solo nosotros podemos encontrar el camino, de lo contrario un intruso caminaría en círculos hasta hartarse y finalmente marcharse.

—¿Qué tan viejos son ustedes?

Aislinn guió a Gavriel con amabilidad a la mesa y lo alejó de la ventana.

—Muy viejos, pero eso no es algo importante ahora —contestó la ninfa.

Ella invitó a sentarse a los niños, Luke se subió al regazo de su tío y Lily ocupó la silla que era para Aislinn, pero la rubia no se molestó y en su lugar arrastró las silla de su tocador hacía la mesa. Tomó asiento e instantáneamente después tocaron a la puerta.

—Adelante —dijo la mujer mientras colocaba una servilleta en su regazo.

Daraan se recostó en la pared, viendo como un par de ninfas entraban con un par de charolas de plata y las disponían sobre la mesa. Había cuatro platos para ellos, lo que claramente indicaba que Aislinn había planeado de antemano invitar a los niños. Las sonrientes y coloridas mujeres quitaron las tapas de las charolas y diversos platillos se iluminaron ante ellos: crema caliente de foie, vieiras, langostinos y bogavante, tournedó́ Rossini, ensalada de burrata y raviolis de trufa con vieira.

—Muchas gracias, por favor sean tan amables de traernos un plato más a la mesa —comentó Aislinn sonriente—. Nuestra invitada se está alistando y tardará un poco.

Gavriel notó que ella mencionó a Darcy, pero no a Daraan. Sin embargo, el dragón no se inmutó y continuó observando por la ventana.

—Tío —susurró Lily, tirando de su manga y obligándolo a agacharse—, tiene flores.

Parpadeó confuso y sí, literalmente el platillo de la niña tenía pétalos de flores. Los apartó con tenedor y los dejó en una servilleta.

—Entonces, joven Gavriel. ¿Qué es lo que piensa al respecto de la reunión de esta mañana? Espero que la insubordinación no le haya dado una mala impresión, en esta casa hay seres que le aseguro son maravillosos.

Él alzó la mirada y se dio cuenta de que las ninfas se habían ido.

—Fue "interesante" por decirlo menos, se ve que son personas muy unidas y se conocen bastante.

Daraan rió desde su lugar mostrando su aprobación acerca de la suposición.

—Ese hombre gigante fue muy grosero —murmuró Lily llevándose comida la boca. Aislinn asintió conforme con la respuesta de la niña—, pero me gustaría entender por qué, él dijo que los humanos le quitaron su cabra y eso es robar, yo también me enfadaría si me robarán algo importante para mí.

—Es lindo de tu parte, mi dulce pequeña, pero ese macho es alguien peligroso y sería mejor que te mantuvieras alejada de él... de su hermana también.

Gavriel no tuvo deseos de comer, cortó un trozo de la ensalada y se lo dio a Luke. Se centró en las palabras de la rubia y la alarma en ellas.

—¿Son los personajes desagradables y peligrosos que mencionaste?

—Exactamente. —Ella bebió un tragó de agua de una copa de cristal—. Son seres temperamentales y arcaicos en terrenos de civilización social. El hombre de la desaliñada barba se llama Ragnar, tampoco es de fiar y, si fuera tú, no permitiría que ninguna hembra se le acercara, mis ninfas tienes estrictamente prohibido entrar en una habitación cuando él está presente. Es violento cuando se encuentra solo con un individuo femenino, sus instintos animales despiertan y no tiene reparo en ocultarlo. Imagino que estas al tanto del salvajismo incontrolable de la reina producido por su enfermedad, pues me temo que no es algo nuevo en su personalidad. Ella siempre ha sido de esa forma tan... visceral. Tras eso, la medusa e Ivy son criaturas tranquilas con un agraciado humor, pequeños diamantes en bruto que son desperdiciados si me lo preguntas. A ellas les encantaría pasar tiempo con ustedes y serían buena compañía.

—Maldición, no lo hubiera imaginado. Digo, por lo menos del tipo con barba, se veía agradable.

Eso se oía espantoso, no quería a sus sobrinos con esas personas. Rayos, Darcy se había ido con...

—¿Y qué le vas a decir de ti, Aislinn? —escupió Daraan visiblemente enfadado. Caminó con una calma inhumana alrededor de la habitación—¿Qué esos "personajes desagradables" te salvaron la vida y los tratas como gusanos? ¿Qué tal si le dices sobre tus constantes intentos de desprestigiar a la reina o tus indignantes reproches aun cuando se está muriendo? No olvides recalcar que eres una hipócrita malagradecida, por favor se sentiría ofendido si no se lo dices.

Ella no se inmutó, Gavriel supo que era alguien acostumbrada a los ataques verbales y sabía bien como retrucarlos.

—Cada una de las cosas que dijiste son ciertas, pero me desanima que pienses en mis advertencias y sugerencias como reproches. Sin embargo, no puedes negarte a mi verdad tampoco... tus Vigilantes son unos asesinos despiadados.

—Son guerreros.

—Un asesino es un asesino si no tiene una causa noble y ellos han matado cuando no fue necesario.

—¿No fue necesario para quién? ¿Para los híbridos o para los vejestorios del Consejo? —El dragón estaba que escupía fuego—. Vestal santa, no puedo creer que estés diciendo esas mierdas sobre ellos.

—Es la verdad.

—Que tú lo consideres verdad, no hace que lo sea. Try y Saraf están locos, pero no le harían daño a alguien inocente. Ragnar tiene instintos animales y tiene un problema con las hembras, pero tú sabes la razón. Además, no es violento y tu decisión con respecto a tus ninfas fue por pura paranoia. Tampoco vuelvas a ensuciar el nombre de Maleon, es una lunática de mal carácter y aun así no lo merece.

Aislinn se enfadó y lo miró.

—Su fidelidad los deja ciegos, no entiendo por qué no comprenden. Más aún con lo mal que se encuentra mentalmente, atacó a uno de nosotros ayer mismo y aun con eso no abren los ojos. Sus actos son cada vez más aberrantes e inapropiados, de la misma manera los tuyos. ¿Una reina pagando para cometer adulterio con un humano y un rey que se ahoga en docenas de amantes por semana? ¿Qué clase de impresión dan sobre su matrimonio?

Gavriel se atragantó cuando lo mencionaron, él no tenía idea de que todos estuvieran al tanto de los detalles de su relación con Maleon. Al parecer cada uno de ellos sabía que se acostaba con mujeres por dinero y para colmo lo estaban gritando frente a sus sobrinos. Eso lo hizo rabiar.

—¡Ja! ¡Me duele el estómago de la risa! ¿Crees que nos importa un bledo la impresión sobre nuestro matrimonio?

—Eres una vergüenza para tu gente.

—No me jodas con eso, ninfa. Yo hice y hago todo lo que está a mi alcance por mi gente.

—¡Ya cállense! ¡Nada de esto me importa! ¡Si van a pasársela tirándose basura entre ustedes... nos vamos! ¡Mis sobrinos se comportan mejor! —gritó Gavriel molestó, incitó a Lily a levantarse de la mesa y salió disparado hacia la puerta con Luke en brazos.

—Joven Gavriel, espere...

Aislinn quiso alcanzarlo.

—No, estoy cansado de esto. Yo no soy parte de su maldita vida, arreglen sus problemas solos y déjennos en paz.

Ella entró en pánico, había algo que quería decirle y su maldito orgullo la había hecho desviarse de ello.

—Escúcheme, Joven Gavriel, tiene que proteger y alejar a su sobrina de la reina. Ella planea utilizarla y solo está jugando con usted.

—Maldita seas, Aislinn —susurró Daraan tomándola de la muñeca para que dejara de hablar de cosas que no entendía.

—¿Qué dijiste?

Gavriel se detuvo a medio camino de la salida, no podía creerlo. La puerta se abrió, Cassian y Darcy —ella con un vaporoso vestido de tul blanco—, entraron sonriendo para luego congelarse ante la escena delante de ellos.

—Aislinn —advirtió el dragón apretando el agarre a su muñeca, pero ella no se amedrentó.

Cassian fue veloz y apartó al hombre que apresaba a su ama, le dio un puñetazo en la nariz que lo aturdió el tiempo suficiente para que la mujer se zafara y avanzara hasta Gavriel.

Ella lo tomó por los hombros.

—Debes saber que esa mujer nunca miente ni habla innecesariamente, ella llamó a tu niña "reina" delante de todos sus guerreros de confianza. Se está muriendo y está buscando a quién entregarle el peso de un peligroso reino. Te usó y te seguirá usando para apropiarse de Lily, incluso cuando encuentren a tu hermana no la dejará ir. Va a obligarla a ocupar su lugar. Tu sobrina corre riesgo cerca de esa mujer y tienes que alejarla de ella.

Gavriel miró a Daraan y a su pesar vio en sus furiosos ojos que era verdad. Él se encolerizó, antes de saber lo que hacía le entregó a Luke a Darcy y salió a zancadas de la habitación. Una ninfa venía por el pasillo con el plato extra que le habían pedido y la confrontó.

—¡Hey, tú! ¡Dime donde diablos esta la reina!

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