Strawberries & Caramel

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"Soy Park Sunghoon, su hijo".

Cinco palabras que fueron el detonante que originó una enorme avalancha en su vida. Todo cambió y no fue solo por el ajuste en sus documentos oficiales que hizo a escondidas de sus padres, sino también por el hecho de que cortó su larga melena y la tiñó a un lindo castaño que lo hacía ver aún más pálido de lo que ya era. Oh, no olvidemos el punto más importante y el que más le duele: se quedó sin hogar tras admitirlo en voz alta, por confesar que nunca se sintió a gusto con su propia piel rozando a la disforia de género. Muchas veces despertó deseando haber nacido con el género opuesto y pasó horas mirándose al espejo y estando disgustado con lo que veía.

Se sintió asustado y muchas veces creyó que había algo malo en su interior. Su familia era altamente intolerante. En más de una ocasión había tenido que escuchar comentarios de odio y sobre todo, lidiar con las ganas de responder a muchos de éstos, lo cual se volvió sumamente difícil en cuanto su mejor amigo de toda la vida salió del clóset como bisexual a sus quince años.

Sim Jake, a quien conocía desde los ocho admitió libremente que era bisexual, siendo inmediatamente respaldado por su madre y por su hermanito menor. Varias veces Sunghoon envidió un poco a su mejor amigo, pues este poseía una valentía inigualable junto a una personalidad extrovertida que hacía que todo mundo lo adorara y además, no temía en enfrentarse a aquellos que eran de mente cerrada, además, su familia estaba repleta de amor y comprensión.

Joohyun era madre soltera, divorciada y con dos hijos; Sim Jake, el mayor y Sim Maki, el menor. A su familia no le agradaba mucho ese hecho, constantemente criticaban a la mujer y justo después de la salida del clóset de Jake, quisieron obligarlo a dejar de frecuentarlo. Ahí fue el instante en el que explotó, confrontó a sus padres y les dijo que para él la sexualidad de su mejor amigo no lo cambiaba en nada, él seguía queriendo a Jake de la misma manera pues continuaba siendo el mismo chico con actitud de cachorrito y bondadoso con los demás.

Obviamente eso no le gustó a sus padres. Lo castigaron por una semana y le quitaron su celular, pero se sintió bien el hacer notar su voz. No quería discutir con sus padres, pero tampoco iba a permitir que ofendieran a su mejor amigo en su presencia y menos a decir cosas que iban en contra de sus propios ideales.

Más, cuando todas esas cosas que soltaban lo afectaban secretamente a él. No solo defendía a Jake, sino también a sí mismo.

Terminó haciendo su propia salida del clóset cuando tenía dieciséis. Llegó a su casa con un puñado de documentos en sus manos. Se sentía feliz pues su esfuerzo había rendido frutos, después de pelear mucho y estando apoyado por la familia Sim consiguió que sus papeles reflejaran su verdadero nombre: "Park Sunghoon". Para cuando sus padres volvieron del trabajo él temblaba, la taza repleta de té entre sus manos se sacudía junto a su cuerpo. La carpeta con su identidad real estaba sobre la encimera de la cocina. Recuerda que su madre lo saludó y le preguntó cómo le había ido para después ir a dejar su maletín a su oficina. Ella era abogada mientras que su padre trabajaba en un museo como restaurador de obras.

A diferencia de su progenitora, su padre pareció notar el nerviosismo en sus movimientos así que sin tapujos se lo preguntó: «¿Todo en orden?». Le había dicho el hombre. Él asintió aunque luego titubeó.

«Tengo qué decirles algo» pronunció.

Ellos le dieron el pase, así que relamió sus labios y apretó sus puños y aunque se había preparado para el desastre, nunca pensó que fuese tan catastrófico.

«Soy Park Sunghoon, su hijo» soltó.

Un silencio abismal se asentó en la habitación. Tímidamente alzó su vista, encontrándose con la mirada sorprendida de su padre y una seria de su madre. No dijo nada, seguro estaban procesándolo y él lo comprendía, lo que definitivamente no esperó fue la palma de su madre estampándose rudamente contra su mejilla. La mujer le había dado una bofetada.

«Déjate de tonterías Sunhye. ¿Qué dirán los vecinos si te escuchan diciendo esas cosas?».

Él protestó. Intentó explicarle. No necesitaba que lo aceptara, solo que lo comprendiera. Entendía que podría ser difícil para sus padres aceptarlo pues de todas maneras, se trataba de otra generación que creció con ideales completamente distintos, pero aquello pareció enfurecer aún más a la mujer y para cuando fue consciente, ésta ya lo estaba echando con todo y sus cosas de la casa.

«Yo no tengo un hijo. Si vas a seguir con esas cosas, entonces estás muerta para mí, Sunhye» le gritó en medio de la calle para después, aventarle en la cara sus documentos hechos trizas. Agradecía que se trataran de una copia y que los originales estuviesen resguardados en la casa de los Sim.

Su padre no le dijo nada. Ni siquiera lo miraba y eso acabó haciendo que rompiera en llanto.

«Jake vendrá por ti» fue la última vez que escuchó la voz del hombre, pues después se quedó solo en medio de la calle, recogiendo sus pertenencias del suelo y vaciándolas en una mochila que al menos habían tenido la decencia de arrojarle. Después, se sentó al borde de la acera mientras abrazaba su mochila azulada con parches de colores y se soltó a llorar a moco tendido. Su mejilla dolía y su cabeza punzaba pues la mujer lo había jalado del cabello para sacarlo a rastras sin importarle el espectáculo que armó con todos los vecinos, aun así, nadie hizo nada ante el mal trato que le estaban dando a un chico de solo dieciséis años, simplemente hicieron la vista gorda y eso lo puso furioso.

Pero después, una dulce mano se posó sobre su cabecita adolorida y dejó las caricias más amorosas que pudo recibir. Sunghoon lo recuerda perfectamente, la sonrisa que el Jake de dieciséis años le regaló hizo sentir cálido a su corazón y los brazos protectores que lo apretaron a su cuerpo le dieron el alivio que más necesitaba en ese instante. No estaba solo, Jake siempre había estado ahí junto a la madre de este y el entusiasta Maki, con quien siempre el Sim mayor se disputaba su atención. A pesar de que le dolía que su propia familia le diera la espalda, sabía que con los Sim siempre tendría un espacio seguro.

El mayor le limpió las lágrimas. Él restregó un poco su rostro en las manos del moreno sacándole una sonrisa y después, un tímido beso fue dejado en su frente seguido de otro abrazo más. Ninguno dijo nada y Sunghoon permitió que Jake lo arrastrara hasta una heladería por insistencia de este. Era pleno invierno pero Sim tenía la fiel creencia de que el helado «siempre mejoraba todo».

Claramente este se olvidó por completo de sus bajas defensas y terminó pescando un resfriado al día siguiente. Su novio era un idiota, pero uno muy lindo.

Lo confirmó en el momento en el que este se apareció dos días después con el cabello teñido de rosa y cuando le preguntó la razón de su drástico cambio, éste simplemente contestó: fresas.

Había adivinado el porqué de su cabello castaño. Cajeta. Jake amaba el helado de cajeta y Sunghoon el de fresas y esos mismos sabores habían sido los que siempre comían juntos desde que se conocían. En su primera cita fue fresas y cajeta, después de su salida del clóset para animarlo también, incluso después de su primera vez Jake lo sorprendió con dos tarros de estos y su película favorita. Siempre fue algo especial entre ambos y lo seguiría siendo.

Algo como un simple sabor de helado se volvía mejor cuando se trataba de Jake.

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